CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO |
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01-12 |
Y el primer día de la
semana fueron muy de mañana al sepulcro, llevando los aromas que
habían preparado. Y hallaron revuelta la losa del sepulcro. Y
entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Y aconteció, que
estando consternadas por esto, he aquí dos varones que se pararon
junto a ellas con vestiduras resplandecientes. Y como estuviesen
medrosas y bajasen el rostro a la tierra, las dijeron: "¿Por qué
buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí: mas ha
resucitado; acordaos de lo que os habló, estando aún en Galilea,
diciendo: es menester que el Hijo del hombre sea entregado en manos de
hombres pecadores, y que sea crucificado y resucite al tercer día".
Entonces se acordaron de las palabras de El. Y salieron del sepulcro,
y fueron a contar todo esto a los once y a todos los demás. Y las que
refirieron a los Apóstoles estas cosas, eran María Magdalena y Juana,
y María, madre de Santiago, y las demás que estaban con ellas. Mas
ellos tuvieron por un delirio estas palabras, y no las creyeron. Mas
levantándose Pedro, corrió hacia el sepulcro, y bajándose, vio sólo
los lienzos que estaban allí echados, y se fue admirando dentro de sí
lo que había sucedido. (vv. 1-12)
Beda
Aquellas piadosas mujeres, no sólo en el
día de la parasceve, sino una vez concluido el sábado (esto es, cuando
se puso el sol) cuando hubo permiso para trabajar, compraron aromas
para ungir el cuerpo de Jesús. Así lo dice San Marcos: pero como en
seguida se vino la noche, no pudieron ir al sepulcro, por ello dice el
evangelista: "Y el primer día de la semana fueron muy de mañana al
sepulcro", etc. El primer día del sábado -o sea el primer día que se
encuentra después del sábado- es el que le sigue inmediatamente, al
que quienes somos cristianos llamamos día de domingo por la
resurrección del Señor. Si vinieron muy de mañana las mujeres al
sepulcro, fue porque habían de enseñar a buscarlo y encontrarlo con el
fervor de la caridad.
San Ambrosio
De aquí nace una duda para muchos. San
Lucas dice que vinieron muy de mañana, y San Mateo que vinieron las
mujeres al sepulcro en la tarde del día sábado. Se puede pensar que
los evangelistas, al hablar de distintos tiempos, se referían a
distintas mujeres y a distintas visiones. Pero cuando se ve escrito(
Mt 28,1) que "en la tarde del sábado, al
amanecer el primer día de la semana" el Señor resucitó, debe
entenderse así: que ni era la mañana del domingo -que es la primera
después del sábado-, ni se puede admitir que la resurrección se
verificó en el sábado, porque ¿cómo se completarían los tres días? Por
lo tanto, no resucitó después de tres días, sino al terminar la noche
1.
Finalmente el texto griego explica la palabra tarde:
la tarde, dice, es la hora en que concluye el día y toda cosa que se
hace tarde, como cuando se dice: tarde se me ha ayudado. Por
tarde también se entiende lo más profundo de
la noche, por esto las mujeres tenían la posibilidad de acceder al
sepulcro por el sueño de los guardias. Y para que se vea que era muy
de noche, otras mujeres no lo supieron: lo saben las que velan de día
y de noche, pero no lo saben las que se retiraron. San Juan dice que
una María Magdalena no lo supo; y dado que esta lo sabía no pudo
ignorarlo después, por lo tanto, si hubieron varias Marías, quizás
hubieron varias Magdalenas, puesto que el segundo nombre sólo se toma
del lugar.
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 24
San Mateo quiso dar a entender que ya era
de noche cuando habla de la primera parte de la noche, a lo que se
llama tarde. Al final de esta noche es cuando
vinieron al sepulcro, pues ya habían preparado los aromas y les era
lícito llevarlos porque ya había pasado el sábado.
San Eusebio
El cuerpo del Divino Verbo descansaba
muerto, una gran piedra cerraba el sepulcro, como si la muerte le
tuviese cautivo. Pero apenas había llegado el tercer día -cuando ya
pudo haber convicción de que había muerto realmente- se devolvió la
vida. Por esto sigue: "Y encontraron revuelta la losa", etc.
Teofilacto
Un ángel la había movido, como atestigua
San Mateo.
Orígenes
La piedra fue quitada después de la
resurrección para que las mujeres creyesen que el Señor había
resucitado, cuando viesen que el sepulcro estaba vacío. Por ello
sigue: "Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús".
San Cirilo
No habiendo encontrado el cuerpo de Jesús
porque había resucitado, eran agitadas por diversas ideas. Como amaban
tanto al Señor, y como se hallaban tan apenadas por su desaparición,
merecieron la presencia de un ángel. Prosigue: "Y aconteció, que
estando consternadas por esto, he aquí dos varones que se pararon
junto a ellas, con vestiduras resplandecientes".
San Eusebio
Los indicios de gozo y de alegría se ven
brillar por medio de las refulgentes vestiduras de quien anuncia la
imponente resurrección del Señor. Moisés vio un ángel en la llama de
fuego, cuando preparaba las plagas de Egipto, pero las mujeres que
fueron al sepulcro no los vieron así, sino humildes y contentos, como
deben verse en el reino y en la gloria de Dios. Y así como en la
pasión se eclipsó el sol, produciendo tristeza y temor a los que
habían crucificado al Hijo de Dios, así ahora los ángeles que anuncian
su vida y su resurrección, manifestaban su regocijo con sus vestidos,
propios de la alegría que anunciaban.
San Ambrosio
Pero ¿cómo es que San Marcos habla de un
joven sentado, cubierto de vestidos blancos, y San Mateo también habla
solamente de uno solo, mientras que San Juan y San Lucas hacen mención
de que se vieron dos ángeles vestidos de blanco?
San Agustín De conc.
evang. ut supra
Puesto que San Marcos y San Mateo hablan
de que las mujeres vieron un solo ángel, podemos entender que sucedió
así cuando entraron en el lugar de la sepultura, es decir, en algún
sitio rodeado de un muro que se encontraba delante del sepulcro de
piedra. Allí vieron al ángel sentado al lado derecho, como dice San
Marcos, y luego dentro del mismo sepulcro, cuando inspeccionaban el
lugar en que había estado el cuerpo del Señor, vieron a otros dos
ángeles en pie, como dice San Lucas, quienes les hablaron para
animarlas y robustecer su fe. Por lo que sigue: "Y como estuviesen
medrosas", etc.
Beda
No se dice que cayeran estas santas
mujeres postradas en tierra cuando vieron a los ángeles, sino que
inclinaron la cabeza. Tampoco leemos que alguno de los santos que
vieron al Señor o a los ángeles después de la resurrección los
adorasen postrados en tierra. Por esto sucede que el sacerdote
católico, cuando hace mención de la resurrección gloriosa del Señor o
cuando conmemora en los domingos la esperanza como en todo el tiempo
de quincuagésima, no oremos arrodillados, sino con la cabeza inclinada
hacia el suelo. No debía buscarse en el sepulcro -que es lugar donde
habitan los muertos- Aquel que había resucitado a la vida. Por esto
añade: "Les dijeron", esto es, los ángeles a las mujeres: "¿Por qué
buscáis entre los muertos al que vive? no está aquí: mas ha
resucitado". Como había dicho a las mujeres, y antes a sus discípulos
varones, celebró el triunfo de su resurrección al tercer día. Por lo
que sigue: "Acordaos de lo que os habló: es menester que el Hijo del
hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, que sea
crucificado y resucite al tercer día", etc. Por lo tanto, entregó su
espíritu en la hora nona de la Parasceve, fue sepultado en la tarde
del mismo día y resucitó al amanecer del primer día después del
sábado.
San Atanasio,
lib. De Incanat. Filii Dei
Podía haber resucitado su cuerpo
inmediatamente, pero hubiese quedado la duda de si había muerto en
realidad, o si la muerte no se habría apoderado de El en absoluto. Y
si la resurrección se hubiera dilatado, hubiese quedado oculto el
honor de la incorruptibilidad de su cuerpo. Quiso pasar un día en el
sepulcro para probar que su cuerpo había muerto verdaderamente y al
tercero probó la incorruptibilidad de su cuerpo.
Beda
Estuvo un día y dos noches en el sepulcro
porque unió el brillo de su muerte sencilla a las tinieblas de nuestra
muerte duplicada.
San Cirilo
Una vez instruidas las mujeres por lo que
les habían dicho los ángeles, volvieron a toda prisa a referirlo a los
discípulos. Por esto sigue: "Entonces se acordaron de las palabras de
El y salieron del sepulcro y fueron a contar todo esto a los once, y a
todos los demás". Como la mujer había sido en otro tiempo la causa de
la muerte de la humanidad, ahora es la primera elegida para anunciar a
todos el gran misterio de la resurrección. Se prefirió el sexo
femenino para anunciar el perdón del pecado y la desaparición de la
iniquidad.
San Ambrosio
No se permite a las mujeres que enseñen en
la Iglesia, pero sí que exhorten a sus maridos en la casa. La mujer es
la enviada a los que le son de su casa. Manifiesta quiénes son estas
mujeres, diciendo: "Eran estas María Magdalena".
Beda
la hermana de Lázaro, "y Juana" (la mujer
de Chus, procurador de Herodes) "y María, madre de Santiago" (esto es,
la madre de Santiago el menor y de José). De las demás se habla en
general, diciendo: "Y las demás que estaban con ellas", referían a los
apóstoles todo esto. Para que la mujer no continuase sufriendo el
castigo de su culpa sometida al dominio del hombre, la que le había
trasmitido la desgracia, le trasmitió también la gracia.
Teofilacto
Para los mortales el milagro de la
resurrección es increíble por naturaleza. Por ello sigue: "Y ellos
tuvieron por un desvarío estas palabras y no les creyeron". Esto
ocurrió no tanto por su ignorancia como para nuestra no-ignorancia -si
así puede decirse-. La resurrección se dio a conocer a aquéllos, por
medio de pruebas incontestables, porque dudaban de ella. Pero cuando
nosotros leemos todo esto, lo creemos con más firmeza, basados en la
duda de aquéllos.
Teófil
Pedro en cuanto oyó esto, dejando la
pereza, va al sepulcro como el fuego que apoderado de la materia no se
detiene. Por esto sigue: "Mas levantándose Pedro, corrió al sepulcro".
San Eusebio
Unicamente él creyó a las mujeres que
decían haber visto a los ángeles y como amaba más que los otros, se
encontraba más deseoso de verle, creyendo que le veía por todas
partes. Prosigue: "Y bajándose, vio sólo los lienzos que estaban allí
dejados".
Teófil
Habiendo ido al sepulcro, consiguió
primeramente admirar aquello de lo que él mismo y los otros se habían
reído. Prosigue: "Y se fue, admirando entre sí lo que había sucedido",
esto es, admirándose dentro de sí de lo ocurrido: cómo habían quedado
únicamente las sábanas, cuando el cuerpo había sido ungido con mirra,
y cuánta astucia habría tenido quien le hubiere robado, dejando allí
las sábanas con que estaba envuelto y llevándose el cuerpo, a pesar de
estar rodeado de soldados.
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 15
Se cree que San Lucas puso esto
seleccionando acerca de San Pedro. Este corrió al sepulcro a la vez
que Juan, en cuanto las mujeres les anunciaron -especialmente María
Magdalena- que el cuerpo del Señor había sido quitado; después se
trató de la presencia de los ángeles. San Lucas sólo hace mención de
San Pedro, porque él fue el primero a quien María habló. Además debe
advertirse que San Pedro no entró sino que únicamente se asomó, y en
cuanto vio las sábanas, se marchó admirado. Pero San Juan dice que vio
las sábanas en el sepulcro y que él entró después que San Pedro. Debe
comprenderse que primero San Pedro vio inclinándose -San Lucas dice lo
que San Juan calla- y que después entró, antes que San Juan.
Beda
En sentido místico puede decirse que las
mujeres vinieron muy temprano al sepulcro, dándonos un ejemplo, para
que vengamos a recibir el cuerpo del Señor tan pronto como
desaparezcan las tinieblas de los pecados. Porque aquel sepulcro es
figura del altar del Señor, en que los misterios del Cuerpo de Cristo
deben consagrarse no en seda ni en paño teñido, sino en hilo puro,
imagen de la sábana con la que José lo envolvió; porque el lienzo puro
debe consagrarse. Y así como El ofreció a la muerte todo lo que tenía
de humano, por testimonio de gratitud debemos ofrecerle sobre su
altar, lo más puro de cuanto produce la tierra, lo más inocente y
mortificado por medio de la penitencia, así ofreceremos el lino sobre
el altar. Los aromas que llevaron las mujeres significan el olor que
deben producir nuestras virtudes y la suavidad de nuestra oración, con
las que debemos aproximarnos al altar. La separación de la losa
representa la resiembra de los misterios que estaban encubiertos con
el velo de la letra de la Ley, escrita en piedra. Pero una vez quitada
la piedra que cubría el cuerpo del Señor no se le encuentra muerto
sino que se le anuncia vivo, porque aun cuando hemos visto vivir a
Jesús en carne mortal, ahora ya no lo vemos. "Si conocimos a Cristo
según la carne, mas ahora ya no le conocemos" ( 2
Cor 5,16). Como vemos que los ángeles se encuentran rodeando el
cuerpo del Señor en el sepulcro, así debemos creer que también se
encuentran tributándole homenaje en la consagración. Por lo tanto
nosotros, a imitación de las santas mujeres, cuantas veces nos
acerquemos a los Sagrados Misterios, debemos inclinar nuestra frente
al suelo por respeto a los ángeles y reverencia a la Santa Ofrenda,
recordando que somos tierra y ceniza.
Notas
1.
Cuando afirmamos que "resucitó al tercer día", hay que tener en cuenta
que según los judíos el día terminaba al anochecer, en las "vísperas".
Entonces empezaba un nuevo día, que duraba hasta el siguiente
anochecer. El que el Señor resucitara al tercer día
se entiende si se cuenta así: el primer día es el viernes, cuando
murió; el segundo día es el sábado, cuando descansó en el sepulcro; el
tercer día empieza en lo que para los judíos era la víspera del
sábado, el atardecer.
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13-24 |
Y dos de ellos, aquel
mismo día, iban a una aldea llamada Emaús, que distaba de Jerusalén
sesenta estadios. Y ellos iban conversando entre sí de todas estas
cosas, que habían acaecido. Y como fuesen hablando y conferenciando el
uno con el otro, se llegó a ellos el mismo Jesús, y caminaba en su
compañía. Mas los ojos de ellos estaban detenidos, para que no le
conociesen, y les dijo: "¿Qué pláticas son ésas que tratáis entre
vosotros caminando, y por qué estáis tristes?" Y respondiendo uno de
ellos, llamado Cleofás, le dijo: "¿Tú sólo eres forastero en
Jerusalén, y no sabes lo que allí ha pasado estos días?" El les dice:
"¿Qué cosa?" Y respondieron: "De Jesús Nazareno, que fue un varón
profeta, poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el
pueblo. Y cómo le entregaron los sumos sacerdotes y nuestros príncipes
a condenación de muerte, y le crucificaron; mas nosotros esperábamos
que El era el que había de redimir a Israel; ahora sobre todo esto ya
hoy es el tercer día, que han acontecido estas cosas. Aunque también
unas mujeres de las nuestras nos han espantado, las cuales, antes de
amanecer, fueron al sepulcro, y no habiendo hallado su cuerpo,
volvieron, diciendo que habían visto allí visión de ángeles, los
cuales dicen que El vive. Y algunos de los nuestros fueron al
sepulcro, y lo hallaron así como las mujeres lo habían referido, mas a
El no lo hallaron". (vv. 13-24)
Glosa
Después de la manifestación de la
resurrección de Jesucristo a las mujeres por medio de los ángeles se
da a conocer la resurrección por medio del mismo Cristo. Por ello
dice: "Y dos de ellos, en aquel mismo día, iban", etc.
Teófil
Algunos dicen que uno de éstos era San
Lucas y que por ello ocultó su nombre.
San Ambrosio
El Señor también se había manifestado a
dos de sus discípulos, aparte, en la misma tarde: a Amaón y a Cleofás.
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 25
No tomemos como un absurdo la palabra
ciudadela, puede llamarse una villa como la titula San Marcos. Después
la describe diciendo: "Que distaba de Jerusalén sesenta estadios, y se
llamaba Emaús".
Beda
Esta es Nicópolis, ciudad distinguida de
la Palestina que después de la guerra de la Judea fue restaurada por
el príncipe Marco Aurelio Antonino, habiéndole cambiado la forma y el
nombre. Un estadio -como dicen los griegos-, es un espacio de camino
determinado
1, como
había dispuesto Hércules, y es la octava parte de una milla, por lo
tanto, sesenta estadios representan un espacio de siete mil cincuenta
pasos,esto es siete millas y media. Este fue el espacio de camino que
recorrieron aquellos que, estando seguros de la muerte y sepultura del
Salvador, aún dudaban acerca de su resurrección. Porque nadie dudará
que la resurrección -que se verificó después del séptimo día llamado
sábado- está representada en el número ocho. Los discípulos que
marchaban hablando del Señor habían completado seis millas del camino
emprendido, porque se dolían de que El, habiendo vivido sin ofensa,
hubiera llegado a la muerte que sufrió en el sexto día de la semana.
Habían completado también la séptima milla porque no dudaban que
hubiese descansado en el sepulcro. Pero no habían recorrido más que la
mitad de la octava milla, porque no creían de un modo perfecto en la
gloria de la resurrección que ya se había verificado.
Teófil
Los citados discípulos hablaban entre
ellos de lo sucedido, no como creyendo en ello, sino como admirados
por cosas tan extrañas. Por ello sigue: "Y ellos iban conversando
entre sí de todas estas cosas que habían sucedido".
Beda
Cuando hablaban de El, Jesús se aproximó y
los acompañaba, para inculcar en ellos la fe de la resurrección y para
cumplir lo que había ofrecido, de que "cuando estén congregados en mi
nombre dos o tres, allí estoy yo en medio de ellos" (
Mt 18,20). Por esto sigue: "Y como fuesen
hablando y deliberando el uno con el otro, se llegó a ellos el mismo
Jesús".
Teófil
Una vez asumido el cuerpo glorioso, no
había dificultad en las distancias porque ya podía encontrarse donde
le pareciese, pues las leyes naturales no regían ya a su cuerpo, sino
las espirituales y sobrenaturales. Por esto -como dice San Marcos-
ellos le veían con otra forma, en la que no podían reconocerle.
Prosigue: "Mas los ojos de ellos estaban detenidos para que no le
conociesen", esto es, para que no penetrasen todos sus propósitos y
descubriendo la herida, encuentren la medicina. Y no se presentaba de
modo que pudiese ser visible para todos, sino únicamente para aquéllos
que El quisiese que le viesen, para que comprendiesen que aquel cuerpo
que había padecido, era el mismo que había resucitado. Y para que no
duden acerca del silencio que guarda al vulgo sobre esto, da a
entender que su trato después de la resurrección no debe ser digno de
todos los hombres, sino más bien divino, lo cual es una figura de la
futura resurrección, en la que conversaremos como ángeles e hijos de
Dios.
San Gregorio in Evang.
hom. 23
No se les manifiesta de modo que puedan
conocerle y en ello obra con suma prudencia, haciéndolo así respecto
de los ojos del cuerpo, a la vez que les abría los ojos interiores del
corazón, a pesar de que ellos le amaban interiormente, pero dudaban.
Presentándose entre ellos les dio a conocer que hablaban de El mismo
pero como aún dudaban sobre si conocerle, les ocultó su aspecto. Pero
les dirigió palabras interesantes, porque sigue: "Y les dijo: ¿Qué
pláticas son ésas que tratáis?", etc.
San Gregorio
Conversaban entre sí como si ya
desconfiasen de que el Salvador podría vivir, lamentándose de su
muerte. Por ello sigue: "Y respondiendo uno de ellos, cuyo nombre era
Cleofás, le dijo: "Tú sólo", etc.
Teófil
Como diciendo: ¿Tú sólo eres peregrino, y
como habitas fuera del término de Jerusalén, desconoces por ello lo
que aquí ha sucedido?
Beda
Dice esto porque lo creían un peregrino,
cuya cara no conocían. Y en verdad que para ellos era un peregrino,
porque una vez realizada la gloria de la resurrección estaba muy
distante de ellos, por lo que aparecía como peregrino para ellos,
puesto que no creían aún en su resurrección. Pero el Señor pregunta:
"Y El les dijo: ¿Qué cosa?". Y se pone a continuación la respuesta,
cuando dicen: "De Jesús Nazareno que fue un varón profeta". Le
confiesan profeta y se callan que sea Hijo de Dios porque como aún no
creían con verdadera fe, y andaban con recelos de caer en manos de los
judíos que los perseguían, como no sabían quién era, ocultaban lo que
en realidad creían. A cuya recomendación añadieron: "Poderoso en obras
y en palabras".
Teófil
Primero se debe obrar y después se debe
hablar. Nadie es atendido si antes no demuestra que practica lo que
dice. La acción precede a la vista, porque si no limpias el espejo del
entendimiento por medio de las acciones, no puede decirse que brilla
la hermosura deseada. Por esto sigue todavía: "Delante de Dios y
delante de los hombres". Primero se debe agradar a Dios, y después, en
cuanto sea posible, se debe cuidar de la inocencia ante los hombres,
para que precediendo el honor de Dios, podamos vivir de modo que no se
escandalicen los demás.
Griego
A continuación expresan la causa de su
tristeza: la entrega y la pasión del Salvador, cuando sigue: "Y cómo
le entregaron". En seguida aparece el lamento de los que desesperan:
"Mas nosotros esperábamos que había de redimir a Israel". Dijo
esperábamos, no esperamos, como si la muerte del Salvador se pareciese
en algo a la de los demás.
Teófil
Esperaban que Jesucristo salvaría y
redimiría a Israel de todos los males que le asediaban, especialmente
del dominio de los romanos. Creían también que sería un rey terreno
que podría librarse de la sentencia de muerte lanzada contra El.
Beda
Con razón, pues, andaban tristes, y se
reprendían a sí mismos por haber llegado a esperar que los redimiría
Aquel que ya estaba muerto y en cuya resurrección no creían. Pero lo
que más sentían era que había sido muerto sin motivo alguno, cuando lo
creían inocente.
Teófil
No parece que fuesen del todo incrédulos
aquellos hombres, por lo que ahora sigue: "Y ahora sobre todo esto,
hoy es el tercer día que han acontecido estas cosas". En lo que parece
que recordaban que Jesús les había ofrecido resucitar al tercer día.
Griego
También hacen mención de lo que habían
oído a las mujeres acerca de la resurrección, cuando dicen: "Aunque
también unas mujeres de las nuestras, nos han espantado", etc. En
verdad dicen esto como no creyendo, porque dicen que fueron asustados,
es decir, que estaban desconcertados. Pues no consideraban como
verdadero el relato o lo referido a la presencia del ángel, sino que
su estupor y turbación nacían de ello. No admitían, sin embargo, lo
que San Pedro les había dicho sobre el particular, porque no decía que
había visto al Señor, sino que deducía su resurrección porque su
cuerpo no estaba en el sepulcro. Por esto sigue: "Y algunos de los
nuestros", etc.
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 25
Cuando San Lucas dice que San Pedro corrió
al sepulcro, a la vez que afirma que Cleofás dijo que fueron algunos
de los discípulos, parece corroborar a San Juan que dice que dos
fueron al sepulcro, pero antes mencionó sólo a San Pedro porque María
le había anunciado primero este acontecimiento.
Notas
1.
Unos 180 metros.
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25-35 |
Y Jesús les dijo: "¡Oh
necios y tardos de corazón, para creer todo lo que los profetas han
dicho! ¿Pues qué, no fue menester que el Cristo padeciese estas cosas,
y que así entrase en su gloria?" Y comenzando desde Moisés, y de todos
los profetas, se lo declaraba en todas las Escrituras, que hablan de
El. Y se acercaron al castillo a donde iban; y El dio muestras de ir
más lejos. Mas lo detuvieron por la fuerza, diciendo: "Quédate con
nosotros, porque se hace tarde, y está ya inclinado el día". Y entró
con ellos. Y estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo
bendijo, y habiéndolo partido se lo daba. Y fueron abiertos los ojos
de ellos, y lo conocieron; y El entonces se desapareció de su
presencia. Y dijeron uno a otro: "¿Por ventura no ardía nuestro
corazón dentro de nosotros cuando en el camino nos hablaba y nos
explicaba las Escrituras?" Y levantándose en seguida, volvieron a
Jerusalén; y hallaron congregados a los once, y a los que estaban con
ellos, que decían: "Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha
aparecido a Simón". Y ellos contaban lo que les había sucedido en el
camino, y cómo le habían conocido al partir el pan. (vv. 25-35)
Teófil
Como los antedichos discípulos estaban
sumidos en la mayor duda, el Señor los reprendió. Por esto dice: "Y
Jesús les dijo: ¡Oh necios...!"; casi lo mismo habían dicho los que
presenciaron la crucifixión ( Mt 27,42): a
otros salvó y no ha podido salvarse a sí mismo. "...y tardos de
corazón para creer en todo lo que los Profetas han dicho!" Sucedió que
creían algo de lo sucedido, pero no todo. Creen lo que dicen los
Profetas sobre la crucifixión del Salvador, como aquello del Salmo (
Sal 21,17): "Taladraron mis pies y mis
manos"; pero no creían lo que se decía de la resurrección, como
aquella otra cita del salmo ( Sal 15,10): "No
permitirás a tu santo experimentar la corrupción". Conviene, por lo
tanto, dar fe a lo que dicen los profetas tanto de los tormentos, como
de las glorias del Señor, ya que los tormentos abren el paso a las
glorias. Por esto sigue: "¿Pues qué, no fue menester que el Cristo
padeciese estas cosas, y que así entrase en su gloria?", esto es,
según la humanidad.
San Isidoro
Aun cuando convenía que el Cristo
padeciese, los que le crucificaron merecían castigo porque no se
proponían realizar lo que Dios tenía dispuesto, por ello su acción fue
impía. Pero Dios convirtió su iniquidad en remedio general de los
hombres, como se emplea la carne de las víboras en curar a los
envenenados.
Crisóstomo
El Señor probó a continuación que todo
esto no sucedió de un modo eventual, sino como realización de lo que
ya tenía planificado. Por esto sigue: "Y comenzando desde Moisés y de
todos los profetas, se lo declaraba en todas las Escrituras que
hablaban de El", como diciendo: a pesar de que sois tardos, yo os
volveré prontos explicándoos los misterios de las Sagradas Escrituras.
Porque el sacrificio de Abraham, cuando sacrificó el cordero -después
de dejar a Isaac- prefiguró todo esto, pero también en las demás
Escrituras proféticas se encuentran distribuidos los misterios de la
pasión y resurrección del Señor.
Beda
Y si Moisés y los profetas han hablado de
Jesucristo y han predicho que entraría en la gloria por medio de la
pasión, ¿cómo puede gloriarse de llevar el nombre de cristiano quien
no se ocupa de investigar de qué modo las Escrituras se refieren a
Cristo? En este concepto no aspira a la gloria que desea tener con
Cristo por medio de la pasión.
Griego
Como dijo el evangelista: "Los ojos de
ellos estaban detenidos, para que no le conociesen". El Señor tuvo
sujetos sus sentidos en su misma presencia hasta el momento en que
iluminase sus corazones por medio de la fe. Por esto sigue: "Y se
acercaron a la aldea a donde iban, y El dio muestras de ir más lejos".
San Agustín De quaest
evang. 2, 51
Ello no pertenece a la mentira, porque no
todo lo que fingimos es mentira, sino que, cuando fingimos lo que nada
significa, entonces es cuando mentimos. Pero cuando nuestra ficción
tiene algún objeto no es mentira, sino que lleva un viso de verdad, de
otro modo todo lo que han dicho los sabios y los santos varones, y aun
el mismo Dios, en sentido figurado, lo consideraríamos como mentira,
porque según se cree generalmente, la verdad no consiste en tales
expresiones. Como las palabras, también las obras se figuran sin
mentira, para significar alguna cosa.
San Gregorio in evang.
hom. 22
Como todavía era peregrino en sus
corazones por la fe, fingió que iba más lejos. Fingir decimos que es
componer, por esto a los que hacen obras de barro los llamamos
alfareros
1. La
verdad sencilla nada hace con doblez, sino que se les presentó como
cuerpo como lo tenían en la inteligencia. Pero no podía ser extraños a
la caridad estos que marchaban con la caridad, así que lo invitan a su
hospedería. Por esto sigue: "Mas lo detuvieron por fuerza". De lo que
deducimos que no sólo debemos ofrecer hospitalidad a los peregrinos,
sino que debemos obligarles.
Glosa
Y no sólo le obligan con obras, sino
también con palabras. Sigue, pues: "Diciéndole: 'Quédate con nosotros,
porque es tarde, y está ya inclinado el día'", esto es, al ocaso.
San Gregorio ut supra
Aquí se ve cómo Jesucristo es recibido por
los suyos, y cómo honra por sí mismo a los que le invitan. Prosigue:
"Y entró con ellos". Le ponen la mesa, le ofrecen alimentos y conocen
en el modo de partir el pan al que no habían conocido por la
explicación de las Escrituras. Prosigue: "Y estando sentado con ellos
a la mesa, tomó el pan, y lo bendijo, y habiéndolo partido, se lo dio.
Y fueron abiertos los ojos de ellos, y lo conocieron".
Crisóstomo. vel anonimus
un Cat. graec. Patr
Esto se dice, no de los ojos materiales,
sino de los del espíritu.
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 25
No estaban, sin embargo, tan ciegos, que
no vieran algo, pero había algún obstáculo que les impedía conocer lo
que veían (lo que suele llamarse niebla, o algún otro obstáculo). No
porque Dios no podía transformar su carne y aparecer diferente de como
lo habían visto en otras ocasiones, ya que también se transformó en el
Tabor antes de su pasión, de tal modo que su rostro brillaba como el
sol. Pero ahora no sucede así, pues no recibimos este impedimento
inconvenientemente, sino que el que Satanás haya impedido a sus ojos
el reconocer a Jesús, también ha sido permitido por Cristo. Hasta que
llegó al misterio del Pan, dando a conocer que cuando se participa de
su Cuerpo desaparece el obstáculo que opone el enemigo para que no se
pueda conocer a Jesucristo.
Teofilacto
También dio a entender otra cosa, a saber:
que se abren los ojos a quienes comen de este Pan para que puedan
conocer al Señor. En verdad es grande el poder de la Carne de Jesús.
San Agustín De quaest.
2, 51
Que el Señor haya hecho ademán de ir más
lejos cuando acompañaba a sus discípulos, explicando las Sagradas
Escrituras a quienes ignoraban que fuese El mismo, significa que ha
inculcado a los hombres el poder acercarse a su conocimiento a través
de la hospitalidad; para que cuando El mismo se haya alejado de los
hombres -al cielo- sin embargo, se quede con aquellos que se muestran
como sus servidores. Aquel que una vez instruido en la doctrina
participa de todos los bienes con el que lo catequiza, detiene a Jesús
para que no vaya más lejos. He aquí, por qué estos fueron catequizados
por la palabra, cuando Jesucristo les expuso las Escrituras. Y como
honraron con la hospitalidad a Aquel que no conocieron en la
exposición de las Escrituras, lo conocieron en el modo de partir el
Pan. No son buenos delante de Dios los que oyen su palabra, sino los
que obran según ella ( Rom 2,13).
San Gregorio in evang.
hom. 3
Todo el que quiere entender lo que oye,
apresúrese a practicar lo que ya puede comprender. El Señor no fue
conocido mientras habló, pero se dejó conocer cuando fue alimentado.
Prosigue: "Y El entonces, se desapareció de su vista".
Teofilacto
No tenía el cuerpo de tal modo que debiese
permanecer con ellos por mucho tiempo para acrecentar así su afecto.
Por esto sigue: "Y se dijeron uno a otro: ¿por ventura no ardía
nuestro corazón dentro de nosotros, cuando nos hablaba en el camino, y
nos explicaba las Escrituras?".
Orígenes
En esto dan a conocer que los sermones
pronunciados por el Salvador, encienden los corazones de los que los
oyen en el fuego del amor divino.
San Gregorio in homil.
pentec
El alma se enardece al oír la palabra
divina, desaparece el hielo de la pereza y el espíritu se eleva al
deseo y a la ansiedad de las cosas del cielo. Conviene, pues, oír las
divinas enseñanzas, y lo que es enseñado por medio de la ley, como si
se inflamase por una porción de antorchas.
Teofilacto
Ardía, pues, el corazón de aquéllos o por
el fuego de las palabras del Salvador, por las que se sostenían tantas
verdades, o bien porque mientras El explicaba las Escrituras, tocaba
interiormente el corazón de los que le escuchaban, haciéndoles
comprender que era el Señor quien hablaba. Se alegraron tanto que se
volvieron a Jerusalén sin detenerse ni un momento. Prosigue: "Y
levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén". Se levantaron al
momento y anduvieron once kilómetros por espacio de muchas horas.
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 25
Ya corría la voz de que Jesús había
resucitado, y era proclamado por las mujeres y Pedro, a quien se había
aparecido. Por lo tanto, estos dos encontraron a los de Jerusalén
hablando de lo mismo cuando vinieron a comunicarles sus experiencias.
Sigue pues: "Y encontraron congregados a los once, y a los que estaban
con ellos, diciendo que había resucitado el Señor verdaderamente, y se
había aparecido a Simón".
Beda
Parece muy natural que el primero de los
hombres a quien Jesús debía aparecerse era a Pedro, como atestiguan
los cuatro evangelistas y San Pablo.
Crisóstomo
No se aparecía a todos del mismo modo
cuando sembraba la semilla de la fe, porque el primero que lo vio y se
cercioró, lo refería a los demás; después, continuando con el uso de
la palabra, disponía el ánimo de quien le oía para que viese. Por esto
se apareció primero al más digno y fiel de todos. Convenía, pues, que
el alma fiel que lo había visto primero, no se turbase con aquella
visión inesperada, por esto lo vio Pedro antes que los demás porque el
primero que le había confesado como el Cristo era el primero que había
merecido verle después de la resurrección. Del mismo modo, porque le
había negado quiso aparecérsele primero para que no desesperase.
Después de San Pedro se apareció a los demás, unas veces a muchos,
otras veces a pocos, como dicen los dos discípulos. Prosigue: "Y ellos
contaban lo que les había sucedido en el camino, y cómo le habían
conocido al partir el pan".
San Agustín ut supra
San Marcos dice: "Lo anunciaron a los
demás, aunque no les creyeron" ( Mc 16,13),
cuando San Lucas dice que ya estaban diciendo que verdaderamente había
resucitado el Señor, no indica otra cosa sino que había allí algunos
que no querían creer.
Notas
|
36-40 |
Y estando hablando estas
cosas, se puso Jesús en medio de ellos, y les dijo: "Paz a vosotros;
yo soy; no temáis". Mas ellos, turbados y espantados, creían que veían
algún espíritu; y les dijo: "¿Por qué estáis turbados, y suben
pensamientos a vuestros corazones? Ved mis manos y mis pies, que yo
mismo soy: palpad y ved, que el espíritu no tiene carne ni huesos,
como veis que yo tengo": y dicho esto, les mostró las manos y los
pies. (vv. 36-40)
San Cirilo
Como la noticia de que Jesucristo había
resucitado ya se extendía por todas partes y como el afecto de sus
discípulos se había encendido en el deseo de verle, vino el deseado y
se dio a conocer a los que le deseaban y buscaban. Y se presenta a
ellos, no de una manera dudosa, sino con toda evidencia. Por esto
dice: "Y estando hablando de estas cosas, se puso Jesús en medio de
ellos".
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 25
San Juan también hace mención de esta
aparición del Salvador, después de su resurrección gloriosa, pero
añade que Santo Tomás no estaba con ellos porque, según San Lucas, era
uno de los dos que volvieron a Jerusalén, encontrando reunidos a los
once. Esto da a entender que Santo Tomás había salido antes que el
Salvador apareciese. San Lucas da ocasión a creer que esto es así,
porque mientras hablaban de este modo, salió Santo Tomás y a
continuación entró el Salvador. Algunos dicen que no eran aquellos
once que ya se llamaban apóstoles, sino que eran otros once del número
de los discípulos que se encontraban allí. Pero como añade San Lucas:
"Y a los que estaban con ellos", dio a entender de una manera evidente
que aquellos once a los que él se refiere eran los apóstoles, con
quienes se encontraban los demás.
Pero veamos en virtud de qué misterio
había mandado decir el Salvador cuando resucitó, según refieren San
Mateoy San Marcos: "Iré delante de vosotros a Galilea; allí me veréis"
( Mt 28,10; Mc
16,7). Lo cual si bien se cumplió, sucedió después de muchos otros
acontecimientos, porque como esto se había anunciado así, parece que
debía haber sucedido antes que lo demás, o ser lo único que sucediese.
San Ambrosio
Creo que fue muy conveniente que Jesús
anunciase a sus discípulos que le verían en Galilea pero se presentó
antes, cuando estaban reunidos, porque tenían miedo.
Griego
Y esto no representa la transgresión de
una promesa, sino más bien el cumplimiento adelantado y la
manifestación de su bondad, ya que quería animar la pusilanimidad de
sus discípulos.
San Ambrosio
Después que hubo fortalecido sus
corazones, se dice que aquellos once marcharon a Galilea. Y nada se
opone a que pueda decirse que había unos pocos reunidos, y muchos en
el monte.
San Eusebio
Dos Evangelistas, esto es, San Lucas y San
Juan, dicen que se apareció sólo a los once en Jerusalén, y los otros
dos relatan que el ángel y el Salvador ordenaron no sólo a los once,
sino también a todos los discípulos y hermanos, que se apresuraran a
ir a Galilea, de los cuales hace mención también San Pablo cuando
dice: Después se apareció a la vez a más de quinientos hermanos" (
1Cor 15,6). Pero es más probable la primera
solución, de que se apareció primero en Jerusalén a los discípulos
acobardados, consolándolos, y que en Galilea se apareció no a la
pequeña asamblea, ni una ni dos veces, sino que hizo ostentación de su
gran poder presentándose vivo a ellos después de su pasión, y en
muchas oportunidades, como dice San Lucas en los Hechos de los
Apóstoles.
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 25
Lo que dijo el ángel -esto es, el Señor-
debe entenderse en sentido profético. Pues el Señor se le aparece en
Galilea conforme a la significación de esta palabra que quiere decir
transmigración, porque ellos habían de transmigrar del pueblo de
Israel a los gentiles, quienes no hubiesen creído en la predicación de
los apóstoles, si Jesucristo no les hubiese preparado el camino en el
corazón de los hombres. En este concepto se entiende: "Irá delante de
vosotros a Galilea" ( Mt 28,7). En cuanto que
Galilea quiere decir revelación
1, da a
entender que el Señor se manifiesta ya no en forma de siervo, sino en
la que es igual al Padre, y que es la que ha ofrecido a sus escogidos.
Cuando le veamos en la verdadera Galilea se nos presentará tal y como
es (ver 1Jn 3,2). Ella será la mejor marcha
de este mundo a la eternidad, en donde ya no se separará de nosotros
cuando venga y habiéndonos precedido, no nos abandonará.
Teofilacto
Cuando el Salvador se encontraba en medio
de sus discípulos, disipaba su temor con las palabras de su saludo:
"La paz sea con vosotros", dando a entender que El era igualmente su
maestro cuando les saludaba con estas palabras que cuando los
fortalecía para que fuesen a predicar. Por esto sigue: "Y les dijo:
Paz a vosotros; yo soy, no temáis".
San Cirilo
Avergüéncenos el prescindir del saludo de
la paz que el Señor nos dejó cuando iba a salir del mundo. La paz es
un don y una cosa dulce, que sabemos proviene de Dios, según lo que el
Apóstol dice a los Filipenses: "La paz de Dios" (
Flp 4,7), y aquéllo de: "Dios de la Paz" (
2Cor 13,11) y Dios mismo es la Paz, según aquéllo de: "El es
nuestra paz" ( Ef 2,14). La paz es un bien
recomendado a todos, pero observado por pocos. ¿Cuál es la causa de
ello? Acaso el deseo del dominio, o la ambición, o la envidia, o el
aborrecimiento del prójimo, o el desprecio, o alguna otra cosa que
vemos a cada paso en los que desconocen al Señor. La paz procede de
Dios, que es quien todo lo une, cuyo ser es unidad de su naturaleza y
de su estado pacífico. La transmite a los ángeles y a las potestades
del cielo, que están en constante paz con el Señor y consigo mismos.
También se extiende por todas las creaturas que desean la paz. En
nosotros subsiste, según el espíritu de cada cual, por medio de la
búsqueda y ejercicio de las virtudes, y según el cuerpo, en el
equilibrio de los miembros y los elementos de que se forma. Lo primero
se llama belleza, lo segundo salud.
Beda
Los discípulos sabían que el Salvador era
verdadero hombre, puesto que habían tratado con El por espacio de
mucho tiempo. Pero después que fue muerto, no creen que pudiera
resucitar del sepulcro en verdadera carne. Por lo tanto, creen que ven
el espíritu que salió de El en el momento de expirar. Por esto sigue:
"Mas ellos, turbados y espantados, pensaban que veían un espíritu".
Aquel terror de los discípulos dio lugar a la secta de los Maniqueos.
San Ambrosio
Pero guiados por los ejemplos de sus
virtudes, no creemos que Juan y Pedro pudiesen dudar. ¿Por qué dice
San Lucas que estaban espantados? En primer lugar, porque el parecer
de unos pocos es absorbido por el parecer de muchos; en segundo lugar,
porque aun cuando San Pedro creía en la resurrección, pudo turbarse;
sin embargo, pudo asustarse porque de un momento a otro el Señor se
presentaba corporalmente, cuando todo estaba cerrado.
Teofilacto
Porque como por medio de la palabra
paz no se tranquilizó la turbación en los
corazones de los discípulos, por otra parte les indica que El era el
Hijo de Dios que conocía los misterios del corazón; por lo que dice:
"Y les dijo: '¿Por qué estáis conturbados y suben pensamientos a
vuestros corazones?'".
Beda
¿Qué pensamientos, sino los falsos y
recelosos? Jesucristo hubiese perdido todo el fruto de su pasión si no
hubiese resucitado verdaderamente. Como si el buen labrador dijese: Lo
que allí he plantado lo encontraré, esto es, la fe que baja sobre el
corazón porque viene de lo alto. Pero estos pensamientos de los
discípulos no bajaban de lo alto, sino que subían a sus corazones del
abismo, como brota la mala hierba de la tierra.
San Cirilo vel anonimus
in Cat. Graec
Esto fue una señal evidente de que quien
ahora veían no era otro que Aquel que vieron muerto en la cruz y
colocado en el sepulcro, el que no se ocultaba como hombre a ninguno
de los que estaban.
San Ambrosio
Veamos en virtud de qué gracia, según San
Juan, vieron y se alegraron los discípulos, pues según San Lucas
aparecen como incrédulos. Pero me parece que San Juan -como Apóstol-
tiene un conocimiento más alto y sublime cuando expone lo que ha de
suceder a la humanidad. Aquél expone en sentido histórico, éste en
compendio, pero no puede dudarse de él porque da testimonio de lo que
presenció. Por lo tanto consideramos como cierto lo uno y lo otro,
teniendo en cuenta que si bien es verdad que San Lucas dice primero
que no creyeron, asegura después que sí.
San Cirilo
El Señor queriendo probar que la muerte ha
sido vencida y que su naturaleza humana ya había dejado la corrupción,
les enseña en primer lugar las manos y los pies y los agujeros de los
clavos. Prosigue: "Ved mis manos y mis pies, que yo mismo soy".
Teofilacto
Dijo además que le tocasen las manos y los
pies cuando añade: "Palpad y ved; el espíritu no tiene carne ni
huesos, como veis que yo tengo". Como diciendo: Vosotros creéis que
soy espíritu -esto es, fantasma- como suele suceder acerca de muchos
muertos alrededor de sus sepulcros, pero entended que el espíritu no
tiene ni carne ni huesos, y yo tengo una y otra cosa.
San Ambrosio
El Señor dijo esto para indicarnos la
forma en que tendrá lugar la resurrección, porque lo que se toca es
cuerpo, y en cuerpo habremos de resucitar. Pero aquél será más sutil,
mientras éste es más rudo por estar sujeto todavía a las caídas de la
carne. Jesucristo, por lo tanto, no entró en el recinto cerrado porque
su naturaleza fuese incorpórea, sino porque su naturaleza humana tenía
ya las cualidades de un cuerpo glorioso.
San Gregorio moralyum
13, 51
Nuestro cuerpo no será impalpable en el
día de la resurrección general, ni más sutil que el aire -como dijo
Eutiques-, sino sutil, por la identificación del poder espiritual, y
palpable por la virtud de la naturaleza.
Prosigue: "Y dicho esto, les mostró las
manos y los pies".
Beda
En los que se vieron claramente las marcas
de los clavos. Pero según San Juan, también les enseñó el costado que
había sido abierto con la lanza, para que, viendo las cicatrices de
las heridas, pudiesen curar las heridas de sus dudas. Los gentiles
suelen juzgar diciendo que el Señor no pudo curar sus heridas. A éstos
debe responderse que no hubiera dejado de hacer lo menor quien hizo lo
mayor. Pero por sus fines especiales, el que había destruido la muerte
no quiso borrar las señales de ella. En primer lugar, para confirmar
la fe de la resurrección en sus discípulos; en segundo lugar, para
poderlas presentar a su Padre cuando intercediese por nosotros,
manifestándole la clase de muerte que había sufrido por nosotros; en
tercer lugar, para demostrar siempre a los redimidos con su muerte la
gran caridad que con ellos empleó, presentándoles las señales de su
pasión; y finalmente, para probar la justicia con que serán condenados
los impíos el día del juicio.
Notas
|
41-44 |
Mas como aún no lo
acabasen de creer, y estuviesen maravillados de gozo, les dijo:
"¿Tenéis aquí algo de comer?" Y ellos le presentaron parte de un pez
asado, y un panal de miel. Y habiendo comido delante de ellos, tomó
las sobras y se las dio diciéndoles: "Estas son las palabras que os
hablé, estando aún con vosotros: Que era necesario que se cumpliese lo
que está escrito de mí, en la ley de Moisés, y en los profetas y en
los salmos". (vv. 41-44)
San Cirilo vel anonymus
in cat. Graec
El Salvador había enseñado a sus
discípulos sus manos y sus pies, para demostrarles que aquel cuerpo
que había sido crucificado era el mismo que había resucitado. Y para
probarles esto mejor, les pide algo para comer. Por esto dice el
evangelista: "Mas como aún no lo acabaran de creer", etc.
San Gregorio Niceno Orat.
1 De resurrect. prope finem
En virtud de lo mandado por la Ley, la
Pascua se celebraba con hierbas amargas porque continuaba aún la
amargura, pero después de la resurrección, ésta se dulcificaba
comiendo panal de miel. Por esto sigue: "Mas ellos le presentaron",
etc.
Beda
Para demostrarles la veracidad de su
resurrección, no sólo quiso que le tocasen sus discípulos, sino que se
dignó comer con ellos para que viesen que había aparecido de una
manera real y no de un modo fantasmal. Por esto sigue: "Y habiendo
comido delante de ellos, tomó las sobras y se las dio". Comió para
manifestar que podía, y no por necesidad. La tierra sedienta absorbe
el agua de un modo distinto a como la absorbe el sol ardiente: La
primera por necesidad, el segundo por potencia.
Griego
Pero alguno dirá: Si admitimos que el
Señor comió verdaderamente, podemos esperar que comeremos también
nosotros después de la resurrección general. Pero lo que hace el Señor
en virtud de un poder especial, no constituye una regla o norma de
naturaleza. Nuestros cuerpos resucitarán, no mutilados, sino perfectos
e incorruptibles, a pesar de que conservó las heridas que en el suyo
habían abierto los clavos y la lanza, para demostrarnos que la
naturaleza corpórea permanece después de la resurrección y no se
transforma en otra sustancia.
Beda
No comió después de su resurrección porque
necesitase comer, ni para decirnos que necesitaremos comer después de
la resurrección que esperamos, sino para enseñarnos la forma en que
resucitará nuestra naturaleza corporal.
En sentido místico, el pez asado que comió
el Salvador representa a Jesucristo que ha padecido, porque El se
dignó estar oculto en las aguas de la humanidad, quiso ser cogido en
el lazo de nuestra muerte, y ser asado en el fuego de la tribulación
durante el tiempo de su pasión, pero nos ofreció el panal de miel en
su resurrección. Demostró la doble naturaleza de su única persona en
el panal de miel: el panal consta de cera mezclada con miel, y miel
mezclada con cera, como la divinidad está en la humanidad.
Teofilacto super
obtulerunt ei partem piscis
Parece que este acto de comer representa
otro misterio. Cuando comió parte de un pez asado, dio a entender que
nuestra naturaleza está nadando en el mar de esta vida, y que el
Señor, asándola en el fuego de su divinidad, y secando la humedad que
había contraído mientras vivía en lo profundo de los abismos, hizo de
ella una comida divina. Y así, por medio de ella preparó a Dios una
comida suave, a pesar de que antes era tan detestable, y esto es lo
que representa el panal de miel. También significa por medio del pez
asado la vida activa, que consume nuestra humedad en las brasas de los
trabajos, además por medio del panal de miel significa la
contemplación de la dulzura de la palabra divina.
Beda
Después que el Señor fue visto y tocado, y
después que comió para que no pareciese que había engañado a alguno de
los sentidos humanos, empezó a ocuparse de las Escrituras. Por esto
sigue: "Y les dijo: éstas son las palabras que os hablé, estando aún
con vosotros", esto es, cuando aún vivía en carne mortal, como vivís
vosotros. Entonces había resucitado en la misma carne, pero que ya no
estaba en la misma mortalidad, y añade: "Que era necesario que se
cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés", etc.
San Agustín De conc.
evang. lib. 1, cap. 11
Entiendan que desvarían los que dicen que
Jesucristo pudo hacer tanto prodigio en virtud del arte mágico, y que
en virtud del mismo arte pudo dar a conocer su nombre a los pueblos
para que se convirtiesen a El. Y si acaso esto es así, ¿no puede
decirse que en virtud de arte mágico cumplió lo que de El habían dicho
las profecías, inspiradas por el Espíritu Santo antes que naciese en
la tierra? Pero si en virtud de arte mágico consiguió ser adorado
estando muerto, habría que decir que había sido mago antes de nacer,
ya que para vaticinar su nacimiento había sido designada una nación.
|
45-49 |
Entonces les abrió el
sentido para que entendiesen las Escrituras, y les dijo: "Así está
escrito, y así era menester que el Cristo padeciese y resucitase al
tercer día de entre los muertos, y que se predicase en su nombre
penitencia y remisión de pecados a todas las naciones, comenzando
desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas, y yo envío
al Prometido de mi Padre sobre vosotros; mas vosotros permaneced aquí
en la ciudad, hasta que seáis vestidos de la virtud de lo alto". (vv.
45-49)
Beda
Después que el Señor se dejó ver y tocar,
les recordó lo que decían las Escrituras, y a continuación les abrió
el entendimiento para que entendiesen lo que leían. Por esto sigue:
"Entonces les abrió el sentido para que entendiesen las Escrituras".
Teofilacto
De otro modo ¿cómo hubiesen podido sus
almas turbadas y vacilantes estudiar los misterios de Jesucristo? Pero
les enseñó también con palabras; prosigue, pues: "Y les dijo: así está
escrito, y así era menester que el Cristo padeciese", esto es, por
medio de la cruz.
Beda
Jesucristo hubiese perdido el fruto de su
pasión si su resurrección no hubiese sido verdadera. Por ello dice: "Y
resucitase de entre los muertos", etc. Después de probar la realidad
de su cuerpo, recomienda la unidad de su Iglesia, añadiendo: "Y que se
predicase en su nombre penitencia y remisión de los pecados a todas
las naciones".
San Eusebio
Se había dicho: "Pídeme y te daré todas
las gentes en herencia" ( Sal 2,8). Convenía,
por lo tanto, que los convertidos de entre los gentiles fuesen
purificados por medio de la virtud divina de todo contagio y mancha,
por haber estado contaminados con la malicia de la idolatría del
demonio, y como recién convertidos de aquella vida detestable e
inmoral. Por lo tanto, dice que primero se debe predicar penitencia, y
después conceder el perdón de los pecados a todas las gentes.
Concedió, pues, el perdón de sus pecados por medio de su gracia, a
todos los que hicieron antes penitencia de sus pecados, y por quienes
había sufrido la muerte de la cruz.
Teófil
Cuando dice penitencia y remisión de
pecados hace mención también del bautismo, en el que, por la
deposición de las culpas pasadas, sigue el perdón de los pecados. Pero
¿cuál es la razón por la que se entenderá que el bautismo se confiere
sólo en el nombre de Cristo, cuando en otro lugar dice que debe
bautizarse en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo? En
primer lugar decimos que no se entiende que el bautismo se administre
sólo en el nombre de Cristo, sino que alguien sea bautizado con el
bautismo de Cristo, es decir, espiritualmente. No según los judíos, ni
como San Juan, que bautizaba invitando sólo a penitencia, sino para
participar del Espíritu divino como cuando Jesucristo se bautizó en el
Jordán, cuando apareció el Espíritu Santo en forma de paloma. Por lo
tanto, entiéndase esto del bautismo administrado en nombre de Cristo
(esto es, por la muerte de Jesucristo). Así como el Señor resucitó al
tercer día después de muerto, así nosotros somos tres veces sumergidos
en las aguas y somos sacados de ellas, recibiendo como prenda de
incorruptibilidad la gracia del Espíritu Santo. También esto contiene
en sí el nombre de Cristo: el Padre como el que unge, el Espíritu
Santo como unción y el Hijo como ungido (esto es, según la naturaleza
humana). No era conveniente que siguiese dividido el género humano en
judíos y gentiles, por lo tanto, para unirlos a todos en un solo
pueblo, mandó que se empezase a predicar desde Jerusalén para culminar
en los gentiles. Por ello sigue: "Comenzando desde Jerusalén".
Beda
No sólo porque a los de Jerusalén venía
confiada la revelación divina y tenían la gloria de haber sido
adoptados como hijos, sino porque como se habían contaminado con
algunos de los errores de los gentiles, debían ser los primeros
llamados a tener la esperanza de alcanzar la piedad divina, en virtud
de la que podían obtener el perdón aun aquéllos mismos que habían
crucificado al Hijo de Dios.
Crisóstomo homil. in
acta
Además, para que no dijesen algunos, que
abandonando a los suyos había ido a manifestarse -y aún con cierta
ostentación, a alardearse- a los extraños, ordenó que se diesen a
conocer las pruebas de su resurrección primeramente a los mismos que
habían matado a Jesús en la ciudad en la que se cometió el temerario
atentado; porque si los que habían crucificado al Señor mostraban que
creían, se tendría una gran prueba de la resurrección.
San Eusebio
Pero si todo lo que Jesús había predicho
ya debía producir efecto, y ya su palabra, viva y eficaz, empezaba a
verse por todo el mundo por medio de la fe, era llegado el momento en
que no hubiese incrédulos respecto de Aquel que había producido esta
fe. Conviene, pues, que lleve una vida muy santa aquél cuyas obras
vivas deben estar conformes con sus palabras. Todo esto se cumplió por
el ministerio de los apóstoles. Por esto añade: "Y vosotros, testigos
sois de estas cosas", etc.. Esto es, de la muerte y de la resurrección
del Señor.
Teófil
Por lo tanto, para que no se turbasen
pensando: ¿de qué modo nosotros, hombres ignorantes, daremos
testimonio de esto a los gentiles y a los judíos que te han
crucificado?, añade: "Y yo envío al Prometido de mi Padre", etc. Esto
lo había prometido por medio de Joel, diciendo: "Derramaré mi Espíritu
sobre toda carne", etc ( Jl 2,28).
Crisóstomo hom. 1 in act
Así como cuando un ejército se dispone a
atacar al enemigo, el general no permite salir a nadie hasta que todos
estén armados, así Jesús no permite que sus Apóstoles salgan a pelear,
hasta que sean armados con la venida del Espíritu Santo. Por esto
añade: "Mas vosotros permaneced aquí, en la ciudad, hasta que seáis
vestidos de la virtud de lo alto".
Teofilacto
Esto es, de un poder no humano, sino
divino. No dijo recibáis, sino seáis revestidos, indicando así toda la
protección de la gracia divina.
Beda
Acerca de este poder, es decir, del
Espíritu Santo, el ángel dijo también a María: "Y la virtud del
Altísimo te cubrirá" ( Lc 1,35). Y el mismo
Señor en otro lugar: "Porque he conocido que ha salido de un poder de
mí " ( Lc 8,46).
Teofilacto
¿Por qué no vino el Espíritu Santo cuando
Jesús estaba presente, o apenas se marchó? Convenía que lo deseasen, y
que recibiesen la gracia para ello. Nos aproximamos a Dios tanto más,
cuanto la necesidad más lo exige. Convenía también que nuestra
naturaleza se presentase en el cielo y que se realizasen las alianzas,
y que después viniera el Espíritu Santo y se celebrasen los eternos
gozos. Obsérvese también, con qué fuerza les impuso la necesidad de
permanecer en Jerusalén, pues les había ofrecido que allí les
concedería el Espíritu Santo. Y para que no volviesen a separarse
después de su ascensión, los detuvo con esta expectación, como ligados
allí con un vínculo especial. Dice pues: "Hasta que seáis vestidos de
la virtud de lo alto". Y no les dijo cuándo, para que estuviesen
siempre velando. ¿Por qué te admiras si no nos dice cuál será este día
próximo, cuando no quiso que se supiese?
San Gregorio Reg. pastor
part. 3, cap. 26
Amonéstese a aquellos a quienes su
precipitación les empuja a predicar, cuando sus malas dotes o sus
muchos años los excusan de esta obligación. No sea que, mientras ponen
sobre sí esta carga, dejen de lograr la enmienda de las costumbres. La
Verdad divina, después de haber instruido suficientemente a sus
discípulos acerca del valor de la predicación, les mandó que
permaneciesen en la ciudad hasta el momento en que fuesen investidos
del poder divino. Al preparar de este modo a los que quería que
predicasen, ha dado ejemplo a los demás para evitar que predicasen sin
preparación. Permanecemos en la ciudad, cuando nos recogemos
interiormente para no disiparnos hablando exteriormente, pero cuando
somos investidos del poder divino, debemos como salir de nosotros
mismos, instruyendo a los demás.
San Ambrosio
Consideremos cómo, según San Juan,
recibieron el Espíritu Santo. Aquí, sin embargo, se les manda que
permanezcan en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo
alto. Pero ya sea que insufló el Espíritu Santo a aquellos once -como
a los más perfectos- y los envía a repartirlo después al resto, o ya
sea que allí insufló sobre los mismos lo que aquí prometió, no parece
que haya en esto contradicción, habiendo reparticiones de gracias.
Luego, allí insufló un tipo de gracia, aquí ofrece otra, pues allí se
dio la gracia de perdonar los pecados, lo cual parece más augusto y,
por esto, es dado por Cristo para que creas que es el Espíritu de
Cristo y que el Espíritu procede de Dios, puesto que sólo Dios perdona
los pecados. San Lucas, en cambio, describe el modo como se les
infundió el don de lenguas.
Crióstomo
Dijo el Salvador a sus discípulos:
"Recibid el Espíritu Santo"( Jn 20,22); para
hacerlos así idóneos, como era necesario, les indicó al presente lo
que después se proponía concederles.
San Agustín De Trinit.
15, 26
El Señor concedió su Espíritu Santo dos
veces después de su resurrección. Una vez, estando aún sobre la
tierra, en señal de su amor al prójimo; y otra desde el cielo, como
testimonio de amor divino.
|
50-53 |
Y los sacó fuera hasta
Betania, y alzando sus manos les bendijo; y aconteció, que mientras
los bendecía, se apartó de ellos, y era llevado al cielo. Y ellos,
después de haberle adorado, se volvieron a Jerusalén con grande gozo.
Y estaban siempre en el templo, loando y bendiciendo a Dios. Amén. (vv.
50-53)
Beda
Omitiendo todo lo que el Señor había hecho
con sus discípulos en el espacio de cuarenta días, el evangelista pasa
del primer día de su resurrección al último día en que subió a los
cielos, diciendo: "Los sacó fuera, hasta Betania". Ante todo, por lo
que dice el nombre de la ciudad -que quiere decir
casa de obediencia - entendemos que el que había bajado del
cielo por la desobediencia de los malos, subió por la obediencia de
los convertidos. Además, por el lugar que ocupaba la ciudad (que según
se dice estaba a la falda del monte de los Olivos), porque la casa de
la Iglesia obediente debía estar a la falda del monte mismo (esto es,
de Cristo), en donde ha colocado los fundamentos de la fe, de la
esperanza y de la caridad. Bendijo a quienes había mandado enseñar.
Por ello sigue: "Y alzando las manos los bendijo".
Teófil
Les infundió la fuerza que conserva hasta
la venida del Espíritu Santo. Nos enseñó que cuantas veces nos
separamos, encomendemos a nuestros súbditos a Dios por medio de las
bendiciones.
Orígenes
El acto de levantar las manos y
bendecirlos, significa que el que bendice debe estar adornado de
buenas y heroicas obras, para bien de los demás; por esto levantó las
manos al cielo.
Crisóstomo
Obsérvese que el Señor nos hace ver sus
promesas. Había ofrecido que resucitarían los cuerpos; resucitó El de
entre los muertos, y confirmó a sus discípulos en esta fe por espacio
de cuarenta días. Ofreció también que seremos arrebatados al cielo, y
probó esto también por medio de las obras. Prosigue: "Y aconteció, que
mientras los bendecía", etc.
Teófil
Elías también parecía ser llevado al
cielo, pero el Salvador mismo ascendió al cielo como precursor de
todos para presentarse en su cuerpo sacratísimo como primicia ante el
Padre. En este concepto, ya fue honrada nuestra naturaleza con todas
las virtudes de los ángeles.
Crisóstomo
Pero dirás: ¿a mí en qué me interesa? Pues
tú serás igualmente llevado a los cielos, porque tu cuerpo es de la
misma naturaleza que el cuerpo de Jesucristo. Tu cuerpo, pues, será
tan ágil, que podrá atravesar los espacios; porque así como la cabeza,
es el cuerpo; como el principio, así el fin. Véase cómo fuimos
honrados por este principio. El hombre era la clase más ínfima de las
creaturas racionales, pero los pies se hicieron semejantes a la
cabeza, fueron encumbrados en una torre real por virtud de Jesucristo,
su cabeza.
Beda
Habiendo subido el Señor a los cielos y
habiendo adorado sus discípulos el último lugar que pisaron sus pies,
volvieron apresuradamente a Jerusalén, en donde se les había mandado
esperar la promesa del Padre. Prosigue: "Y ellos, después de haberle
adorado, se volvieron", etc. Estaban embargados de una grande alegría,
porque después del triunfo de la resurrección, habían visto a su Dios
y Señor penetrar en los cielos.
Griego
Y velaban, ayunaban y oraban, porque no
descansando en sus propias casas, sino esperando constantemente la
gracia de lo alto, estaban siempre en el templo, aprendiendo en él,
entre otras virtudes, la piedad y la honestidad. Prosigue: "Y estaban
siempre en el templo".
Teofilacto
Todavía no había venido el Espíritu Santo
y ya hablaban espiritualmente. Al principio estaban encerrados, pero
ahora ya no tenían inconveniente en presentarse delante de los
príncipes de los sacerdotes, sin preocuparse de las cosas del mundo,
antes bien, alababan todos a Dios, desestimando todo esto. Prosigue:
"Loando y bendiciendo a Dios. Amén".
Beda
Obsérvese que San Lucas se distingue por
el toro, entre los cuatro animales del cielo, porque el toro se
ofrecía como víctima por los sacerdotes, y en atención a que se ocupó
del sacerdocio más que los otros evangelistas. Además empezó su
Evangelio por el ministerio sacerdotal de Zacarías en el templo, y lo
concluyó con la reunión de los apóstoles en el templo, no ofreciendo
sacrificios cruentos, sino como ministros del nuevo sacerdocio,
alabando y bendiciendo a Dios, para prepararse así a recibir
dignamente la venida del Espíritu Santo.
Teófil
Prosigamos imitándolos siempre en una vida
santa, alabando y bendiciendo a Dios, de quien es la gloria, la dicha
y el poder por los siglos. Amén.
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