CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO |
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38-43 - 44-46 - 47-49 - 50-56 | |
01-05 |
Y se levantó toda aquella
multitud, y lo llevaron a Pilatos. Y comenzaron a acusarle, diciendo:
"A éste hemos hallado pervirtiendo a nuestra nación, y vedando dar
tributo al César, y diciendo que El es el Cristo Rey". Y Pilatos le
preguntó, y dijo: "¿Eres tú el Rey de los judíos?" Y El le respondió,
diciendo: "Tú lo dices". Dijo Pilatos a los príncipes de los
sacerdotes y al pueblo: "Ningún delito hallo en este hombre". Mas
ellos insistían, diciendo: "Tiene alborotado al pueblo con la doctrina
que esparce por toda Judea, comenzando desde la Galilea hasta aquí". (vv.
1-5)
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 7
Cuando acabó San Lucas de referir la
negación de San Pedro, recopiló todo lo que sucedió con el Señor al
amanecer, refiriendo algo que los demás Evangelistas habían callado.
Por esto organizó su narración, ordenándolo todo de un modo parecido a
los demás, diciendo: "Y se levantó toda aquella multitud, y lo
llevaron a Pilato", etc.
Beda
Así se cumplía aquel vaticinio referente a
Jesús que predecía su muerte ( Lc 18,32):
"Será entregado a los gentiles", esto es, a los romanos. Porque Pilato
era romano, y los romanos lo habían enviado a Judea para que la
rigiese.
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 8
Después cuenta lo que sucedió en la casa
de Pilato: "Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado
pervirtiendo nuestra gente", etc. San Mateo y San Marcos no refieren
esto, sino únicamente que lo acusaban, pero Lucas dice hasta los
crímenes de que se le acusa falsamente.
Teófil
Contradicen a la verdad, de una manera
evidente. El Señor no había prohibido pagar el tributo al César, más
bien había mandado que se le diera. ¿Cómo podía insurreccionar a la
gente? ¿Acaso pretendería el trono? Pero esto nadie lo cree. Antes al
contrario, el día en que quisieron proclamarlo rey, se escondió.
Beda
Querían entregar al Señor por dos razones,
a saber: porque decían que prohibía dar el tributo al César, y porque
se llamaba a sí mismo Cristo. Pudo suceder que llegasen a oídos de
Pilato aquellas palabras del Señor: ( Lc
20,25) "Dad al César lo que es del César". Y por eso ahora menosprecia
la mentira de los judíos, y sólo le pregunta acerca de si se proponía
reinar. Prosigue: "Y Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los
judíos?", etc.
Teófil
Me parece que preguntó esto al Señor como
mofándose de la injuria o de la calumnia, como diciendo: Tú que eres
pobre, humilde, que andas casi desnudo, que no tienes séquito, ¿eres
acusado de ambicionar el reino, para lo que se necesita mucha gente y
mucho dinero?
Beda
El Señor respondió al gobernador con las
mismas palabras con las que había contestado a los príncipes de los
sacerdotes, para que él se condenara por la propia sentencia.
Prosigue: "Y El le respondió, diciendo: Tú lo dices".
Teófil
Como no les había dado buen resultado la
calumnia, acuden al recurso del griterío. Prosigue: "Mas ellos
insistían, diciendo: Tiene alborotado al pueblo con la doctrina que
esparce por toda la Judea, comenzando desde la Galilea hasta aquí".
Como si dijeran: Pervierte al pueblo, y no en un solo lugar, sino que
empieza en Galilea, y llega hasta aquí, extendiéndose por toda Judea.
Parece que no citaron Galilea sin fundamento, puesto que se proponían
fomentar el temor de Pilato. Los galileos eran revoltosos, y siempre
estaban probando fortuna. Judas fue galileo, como se dice en los
Hechos de los Apóstoles.
Beda
En estas palabras no acusan precisamente
al Señor sino que se acusan a sí mismos. Pues haber instruido al
pueblo, y haberlo alejado de la necedad del tiempo antiguo, y haber
recorrido así toda la tierra de promisión, no es un crimen, sino una
señal de virtud.
San Ambrosio
Es acusado el Señor, y calla, porque no
necesita de defensa. Desean ser defendidos los que tienen porqué
temer. Y no confirma la acusación porque calla, sino que la desprecia
no contestándola. ¿Qué podría temer quien no se apega a la vida? La
salvación de todos exige su muerte, para que de ella brote la vida de
todos.
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06-12 |
Pilatos, que oyó decir
Galilea, preguntó si era de Galilea, y cuando entendió que era de la
jurisdicción de Herodes, se lo remitió; a la sazón se encontraba en
Jerusalén. Y Herodes cuando vio a Jesús se holgó mucho; porque de
largo tiempo había deseado verle, por haber oído decir de El muchas
cosas, y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo, pues, muchas
preguntas; mas El nada le respondió. Y estaban los príncipes de los
sacerdotes y los escribas, acusándole con grande instancia. Y Herodes,
con sus soldados, le despreció, y escarneciéndole le hizo vestir de
una ropa blanca, y le volvió a enviar a Pilatos. Y aquel día quedaron
amigos Herodes y Pilatos, porque antes eran enemigos entre sí. (vv.
6-12)
Beda
Pilato consideró que no debía interrogar
al Señor acerca de la acusación previa, y deseaba devolverlo,
juzgándolo libre, aprovechando está repentina gran ocasión. Por ello
dice: "Pilato, que oyó decir Galilea, preguntó si era de Galilea". Y
para no verse obligado a sentenciarle, puesto que estaba convencido de
su inocencia, y de que sólo lo habían aprehendido por envidia, lo
envió para que Herodes lo oyese. Porque como Herodes era el tetrarca
de aquel país, podía absolverlo o condenarlo. Prosigue: "Y cuando
entendió que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió".
Teófil
En esto cumplía con la ley de los romanos,
que ordenaba fuese sentenciado cada cual por el jefe de su
jurisdicción.
San Gregorio moralium
10, 30
Herodes quiso comprobar la fama de
Jesucristo, cuando quiso conocer sus milagros. Prosigue: "Y Herodes,
cuando vio a Jesús, se holgó", etc.
Teófil
No porque esperase alguna utilidad de su
visita, sino porque deseaba ver cosas no conocidas. Creía ver un
hombre extraordinario, de quien había oído que era sabio y admirable.
Prosigue: "Por haber oído de El muchas cosas", etc. Quería ver lo que
diría, por lo tanto, le pregunta como burlándose y como haciendo mofa.
Prosigue: "Le hizo, pues muchas preguntas". Mas Jesús, que todo lo
hacía con un fin racional, y que, según David, ordenaba sus palabras
con toda rectitud, creyó oportuno guardar silencio en tales
circunstancias. Se reservó la palabra, porque a quien no aprovecha le
sirve más bien de condenación. Por esto sigue: "Pues El a nada
respondía".
San Ambrosio
Calló y no hizo nada, porque su modo de
creer no merecía ver nada, y el Señor condena la arrogancia. Y acaso
veía representado en Herodes a todos los incrédulos, que no habiendo
querido creer en la Ley ni en los Profetas, menos podían creer en las
obras prodigiosas de Jesús, publicadas en el Santo Evangelio.
San Gregorio moralium
22, 16
Cuando oyamos esto, debemos obrar igual.
Cuando los que nos oyen quieran conocer nuestras obras, alabándonos,
sin cambiar ellos su modo de obrar, debemos guardar silencio, no sea
que mientras hacemos ostentación de la palabra divina, no favorezca
ésta a los que son culpables, y sirva para perjuicio nuestro. Hay
muchas causas que fomentan la curiosidad del que oye, especialmente si
los que nos oyen alaban siempre lo que oyen, y nunca obran según lo
que oyen.
San Gregorio moralium
10, 30
Preguntado repetidas veces el Salvador,
calló, despreciando así a aquellos que deseaban ver sus milagros. Y
conteniendo interiormente su gran poder, reprende con el silencio a
aquellos que sólo desean ver las cosas exteriores, dejándolos fuera
por ingratos y prefiriendo ser despreciado por los soberbios a ser
alabado con palabras huecas por los que no le creen. Por esto sigue:
"Y estaban los príncipes de los sacerdotes y los escribas, acusándole
con grande instancia, y Herodes, con sus soldados, le despreció, y le
hizo vestir de una túnica blanca", etc.
San Ambrosio
No en vano fue vestido por Herodes con una
túnica blanca. Así demostraba su inocencia para ser digno de sufrir la
Pasión, siendo así que el Cordero de Dios había tomado a su cargo
todos los pecados del mundo, cuando en sí no cabía la menor mancha.
Teófil
Pero tú considera cómo el diablo se
combate a sí mismo: había condensado los oprobios y las burlas en
contra de Jesucristo, pero de ellas se desprendía que Jesús no era
sedicioso, porque no se habría burlado de El la plebe, que tanto se
gozaba en aquellas acciones nuevas. Cuando Jesús fue remitido por
Pilato a Herodes, dio principio la amistad entre ambos, demostrando
Pilato que no quería usurpar derechos ajenos juzgando súbditos de la
jurisdicción de Herodes. Por lo que sigue: "Y aquel día quedaron
amigos", etc. Véase como el diablo reúne por doquiera lo que está
separado, con el fin de facilitar la muerte del Salvador.
Avergoncémonos nosotros, si por causa de nuestra felicidad no
conservamos a nuestros amigos en nuestra amistad.
San Ambrosio
En la figura de Herodes y Pilato, que eran
enemigos y luego se hicieron amigos por Jesucristo, están
representados el pueblo judío y el gentil, que vinieron a una unión
íntima por la muerte del Salvador. De tal modo que primeramente el
pueblo de las naciones recoge la palabra divina, y trasmite al pueblo
judío el testimonio de su fe, para que por la gloria de su majestad
vistan el cuerpo de Jesucristo, que antes habían despreciado.
Beda
Esta amistad de Pilato y Herodes también
significa que los judíos y los gentiles, estando muy distantes entre
sí por razón de su religión, de su origen y modo de pensar, se unirían
en el tiempo de las persecuciones.
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13-25 |
Pilatos, pues, llamó a los
príncipes de los sacerdotes, y a los magistrados, y al pueblo. Y les
dijo: "Me habéis presentado a este hombre como pervertidor del pueblo,
y ved que preguntándole yo delante de vosotros, no hallé en este
hombre culpa alguna de aquéllas de que le acusáis. Ni Herodes tampoco;
porque os remití a él, y he aquí que nada se ha probado que merezca
muerte. Y así le soltaré después de haberle castigado". Y debía
soltarles uno en el día de la fiesta. Y todo el pueblo dio voces a
una, diciendo: "Haz morir a éste y suéltanos a Barrabás": éste había
sido puesto en la cárcel por cierta sedición acaecida en la ciudad, y
por un homicidio. Y Pilatos les habló de nuevo, queriendo soltar a
Jesús. Mas ellos volvían a dar voces, diciendo: "Crucifícale,
crucifícale". Y él, tercera vez, les dijo: "¿Pues qué mal ha hecho
Este? Yo no hallo en El ninguna causa de muerte: le castigaré, pues, y
le soltaré". Mas ellos insistían a grandes voces, pidiendo que fuese
crucificado; y crecían más sus voces. Y Pilatos juzgó que se hiciera
lo que ellos pedían, y les soltó al que por sedición y homicidio había
sido puesto en la cárcel, al cual habían pedido, y entregó a Jesús a
la voluntad de ellos. (vv. 13-25)
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 8
Volviendo San Lucas a las acusaciones
elevadas al gobernador, luego de que narraron lo ocurrido en la casa
de Herodes, dice: "Pilato, pues, llamó a los príncipes de los
sacerdotes", etc. Aquí entendemos que Lucas omitió mencionar cómo
Pilatos preguntó al Señor.
San Ambrosio
He aquí que Pilato absuelve a Jesucristo
por su juicio y le condena por debilidad: lo envía a Herodes, y le es
devuelto. Prosigue: "Ni Herodes tampoco; porque os remití a él, y he
aquí que nada se ha probado", etc. Pero aunque ni uno ni otro lo
juzgan digno de muerte, sin embargo, por miedo, Pilato condesciende
con los deseos de la ajena crueldad.
Teófil
Jesús aparece inocente, según el
testimonio de estos dos hombres. Los judíos que lo acusaban, no
presentan testigos a quienes pueda darse crédito. Véase, pues, cómo
triunfa la verdad. Jesús calla, y sus enemigos hablan por El. Los
judíos gritan, y ninguno de ellos da razón de su clamoreo.
Beda
Desaparezcan, pues, los escritos, que
después de tanto tiempo se han publicado contra Jesucristo, sin
pruebas que fuese acusado ante Pilato por delito de magia; sino que
han sido compuestos por los malvados en contra de Jesucristo, dando a
entender que deben ser acusados de perfidia y mala fe.
Teófil
Acobardado, pues, y flojo Pilato, y no muy
rígido en la defensa de la verdad, porque temía a las acusaciones,
añadió: "Y así le soltaré después de castigado".
Beda
Como diciendo: Yo lo martirizaré con los
azotes y las penas que queráis imponerle, con tal que no deseéis su
sangre inocente. Prosigue: "Y debía soltarles uno en el día de la
fiesta", etc. Tenía necesidad de ello, no porque así lo permitiese la
legislación romana, sino obligado por la costumbre anual, con la que
deseaba condescender.
Teófil
Los romanos habían concedido a los judíos
que conservasen sus propias leyes y costumbres. Se acostumbraba pedir
indulto al príncipe para los condenados a muerte, como en otro tiempo
pidieron a Saúl la vida de Jonatán. Ahora se dice acerca de esta
petición: ( 1Sam 14,45). "Y todo el pueblo
dio voces a una, diciendo: Haz morir a Este, y suéltanos a Barrabás",
etc.
San Ambrosio
No piden en vano la absolución del
homicida, los que proyectaban la muerte del justo. La iniquidad tiene
esas leyes, que mientras aborrece la inocencia, ama la criminalidad.
En ello la interpretación del nombre da a conocer lo que este hombre
representa. Barrabás quiere decir en castellano hijo
de tal padre. Así, pues, aquéllos a quienes se dijo (
Jn 8,44): Vosotros sois hijos del diablo, se
dio a entender que habían de preferir al hijo del anticristo al Hijo
verdadero de Dios.
Beda
La petición de los judíos pesa sobre ellos
hasta hoy, porque prefirieron un ladrón a Jesús, y un asesino al
Salvador. Con razón, pues, han perdido la salvación y la vida, y se
han dedicado a toda clase de latrocinios y sediciones, desde que
perdieron su patria y su reino.
Teófil
Así, pues, una gente que en otro tiempo
fue santa, ahora rabia por hacer daño, mientras que Pilato, a pesar de
ser gentil, se opone a la muerte injusta. Prosigue: "Y Pilato les
habló de nuevo, queriendo soltar a Jesús. Mas ellos volvían a dar
voces, diciendo: Crucifícale", etc.
Beda
Desean acabar con el inocente, deseando
matarlo con tal clase de muerte, esto es, crucificándolo. Los
crucificados, que pendían de un leño, eran sujetados al madero con
clavos, que traspasaban sus pies y sus manos, y así eran muertos, para
que durase su dolor. Pero el Señor había escogido muerte de cruz,
porque así, vencido el diablo, habría de ser colocada ésta, como
trofeo, en la frente de los fieles.
Teófil
Pilato absolvió por tercera vez a Jesús.
Prosigue: "Y él, por tercera vez, les dijo: ¿Pues qué mal ha hecho? lo
castigaré, pues, y lo soltaré".
Beda
Pilato se proponía satisfacer al pueblo,
exponerlo a la burla y presentarlo azotado para que no insistiese
obligándolo a crucificar al Salvador, como San Juan atestigua. Pero
como ellos veían que toda su acusación contra el Señor quedó
desvirtuada por el cuidadoso interrogatorio de Pilatos, terminan por
pedir solamente que fuese crucificado.
Teófil
Gritan por tercera vez contra el Salvador,
y así desmuestran que consiguen la muerte de Jesús por la fuerza de
esta tercera repetición de su griterío. Prosigue: "Y Pilato juzgó que
se hiciera lo que ellos pedían; y les soltó al que por sedición y
homicidio había sido puesto en la cárcel, al cual habían pedido; y
entregó a Jesús a la voluntad de ellos".
Crisóstomo
Creían que así podían conseguir hacer que
apareciese Jesús como de peor condición que un ladrón, y por lo tanto
perjudicial, y que por ello no debía dejársele en libertad, ni por
piedad, ni por el indulto de la Pascua.
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26-32 |
Y cuando le llevaron,
tomaron un hombre de Cirene, llamado Simón, que venía de una granja, y
le cargaron la cruz, para que la llevase en pos del Salvador. Y le
seguía una grande multitud de pueblo y de mujeres, las que le plañían
y lloraban: mas Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: "Hijas de
Jerusalén, no lloréis sobre mí: antes llorad sobre vosotras mismas y
sobre vuestros hijos. Porque vendrán días, en que dirán:
Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y
los pechos que no dieron de mamar. Entonces empezarán a decir a los
montes: caed sobre nosotros; y a los collados, cubridnos; porque si en
el árbol verde hacen esto, ¿en el seco qué se harán?" Y llevaban con
El también otros dos, que eran malhechores, para hacerles morir. (vv.
26-32)
Glosa
Luego de decidir la muerte del Salvador,
es conducido hacia su crucifixión. Entonces se dice: "Y cuando lo
llevaron, tomaron un hombre de Cirene, llamado Simón, que venía de una
granja, y le cargaron con la cruz, para que la llevase en pos del
Salvador".
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 10
San Juan cuenta que Jesús llevaba su cruz
sobre sí, de donde se entiende que era El mismo quien llevaba su cruz,
cuando era conducido a aquel lugar que llaman Gólgota. A Simón se le
encontró en el camino, donde se le hizo llevar la cruz hasta el sitio
designado.
Teófil
Ninguno de los otros aceptaba cargar la
cruz, porque ésta se consideraba como ignominiosa, y por ello
obligaron a Simón Cireneo, como afrentándolo, a que llevase la cruz
que los demás no querían llevar. Aquí se cumplen las palabras de
(Isaías 9,6): "Cuyo dominio llevaba sobre sus hombros ". El dominio
del Salvador era la cruz, por medio de la que se ensalzó, como dice el
Apóstol (Ad Flp 8). Y así como otros llevan
como signo de autoridad la faja o la mitra, Jesús lleva la cruz. Y si
se examina bien se verá que Jesús no reina de otro modo sobre nosotros
que por medio de las penalidades, por lo que sucede que los que viven
entre delicias sean enemigos de la Cruz de Cristo.
San Ambrosio
Jesucristo llevando su cruz, ya lleva su
trofeo como vencedor. Se le impone la cruz sobre los hombros, porque,
ya sea que la lleve El, ya sea que la lleve Simón, Jesucristo la llevó
en el hombre y el hombre en Jesucristo. No están desacordes los
Evangelistas, cuando concuerdan en el misterio. El buen orden de
nuestra marcha consiste en que primero llevase El el trofeo de su
Pasión, para que después lo entregase a los mártires a fin de que
ellos lo levantasen. Como no es judío el que lleva la cruz, sino
forastero o peregrino, no va delante sino detrás. Acerca de esto se ha
escrito: ( Mt 16 y Lc
9,23) "Tome su cruz, y sígame".
Beda
Simón quiere decir
obediente, y Cirene, heredero, en
cuyos nombres se designa al pueblo gentil, que en otro tiempo era sólo
peregrino y forastero de los testamentos, pero ahora se ha convertido
en heredero de Dios por su obediencia. Cuando Simón vuelve de la
granja, lleva la cruz siguiendo a Jesucristo, porque abandonado el
culto idólatra, abraza con gusto la cruz de la Pasión de Cristo:
granja, en griego, quiere decir pago, de cuyo
nombre procede el de pagano.
Teófil
Toma la cruz del Salvador el que viene de
la granja, esto es, el que abandona el mundo y sus pompas,
dirigiéndose a Jerusalén, esto es, a la felicidad eterna. Recibe de
ello un buen testimonio, porque quien es maestro a la semejanza de
Jesucristo, debe tomar primero su cruz y crucificar su carne para
agradar a Dios, y así ofrecerla a sus servidores y a los que le
obedecen.
Sigue a Jesús una multitud del pueblo y de
mujeres, porque añade: "Y le seguía una grande muchedumbre del
pueblo", etc.
Beda
Seguía a Jesús mucha gente, pero no lo
seguían todos con el mismo fin. Porque el pueblo que había pedido su
muerte, lo seguía para tener el gusto de verlo morir, y las mujeres
para llorar al que estaba sentenciado. No lo seguía sólo el cortejo de
mujeres llorando, sino que también lo seguía un buen número de hombres
profundamente afligidos por su Pasión, pero como el sexo femenino
podía manifestar su sentimiento con libertad, por ser menos estimado,
lo hacía llorando.
San Cirilo
Además, el sexo femenino es siempre más
inclinado al llanto, y tiene el espíritu más dispuesto a la piedad.
Teófil
Esto daba a entender, que una buena parte
de los judíos habría de ir detrás de la cruz, creyendo en Jesucristo.
Pero la debilidad espiritual, que se figuraba por medio de las
mujeres, si llora por medio de la contrición y hace penitencia, sigue
a Jesús, afligido por nuestra salvación. Lloraban también las mujeres
por compasión. El que ha de padecer para triunfar, no debe ser
llorado, sino más bien aplaudido. Por esto les prohibe que lloren.
Prosigue, pues: "Mas Jesús, volviéndose hacia las mujeres, les dijo:
Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí".
Beda
Esto es, cuya pronta resurrección puede
destruir la muerte, cuya muerte ha de acabar con toda muerte, y aún
con el mismo autor de la muerte. Debe advertirse, que cuando las llama
hijas de Jerusalén, no sólo se refiere a las que lo habían seguido
desde Galilea, sino a las que vivían en la ciudad de Jerusalén y se
unieron a las otras.
Teófil
Manda a las que le lloraban que se fijen
en los males que habrán de sobrevenir, y que lloren por ellos. Sigue:
"Antes, llorad sobre vosotras mismas", etc.
San Cirilo
Dando a conocer que las mujeres se
quedarían sin hijos; porque al estallar la guerra, morirían todos los
judíos, tanto los grandes como los pequeños. Por esto sigue: "Porque
vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles", etc.
Teófil
Sin duda, cuando las madres asesinen
cruelmente a sus hijos, y lo que hubiese producido su vientre,
volverán nuevamente a engendrarlo con llanto.
Beda
Cita el tiempo en que tendría lugar el
sitio y la desolación que ocasionarían los romanos, del cual más
arriba se había dicho: ( Mt 24,19) "¡Ay de
las en cinta y que críen en aquellos días!". Es natural, que cuando
amenaza un cautiverio enemigo, se busquen los lugares altos y
secretos, donde los hombres puedan esconderse. Por esto sigue:
"Entonces comenzarán a decir a los montes: caed sobre nosotros, y a
los collados: cubridnos". Refiere Josefo, que como resistiesen los
judíos, los romanos registraron las cavernas de los montes y las
cuevas de los collados buscando a los judíos. Cuando dice que deben
llamarse bienaventuradas las estériles, se refiere, sin duda, a
aquéllos de uno y otro sexo que se hicieron estériles por el reino de
los cielos. Y cuando se dice a los montes y a los collados, caed sobre
nosotros y cubridnos, que cuando se cae en una tentación por efecto de
debilidad espiritual, se debe buscar el remedio en los ejemplos, en
los consejos y en las oraciones de los fieles más elevados y
espirituales.
Prosigue: "Porque si en el árbol verde
hacen esto, en el seco, ¿qué se hará?"
San Gregorio moralium
12, 4
Se llamó a sí mismo árbol verde y a
nosotros árbol seco, porque El tenía la fuerza de la divinidad, pero
como nosotros somos puros hombres, se nos llama árbol seco.
Teófil
Como si dijese a los judíos: Si, pues, en
mí, que soy un árbol que doy fruto saludable y estoy floreciente, de
tal modo obran los romanos, ¿qué no harán con vosotros? El pueblo
digo, que es semejante a un árbol seco, privado de toda virtud
vivificante, y que no da fruto alguno.
Beda
Como si dijese a todos: Si yo, que no he
cometido culpa alguna y me llamo árbol de vida, no salgo de este mundo
sin ser víctima del fuego de las pasiones humanas, ¿qué clase de
tormentos creéis que sobrevendrán a los que carecen de fruto?
Teófil
Queriendo el diablo hacer germinar una
falsa idea respecto del Señor, procuró que unos ladrones fuesen
crucificados a la vez que El, por lo que sigue: "Y llevaban con El
otros dos, que eran malhechores, para hacerles morir".
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33 |
Y cuando llegaron al lugar
que se llama de la Calavera, le crucificaron allí; y a los ladrones,
uno a la diestra y otro a la siniestra. (v. 33)
San Atanasio in Cat.
Graec. Patr
En el mismo sitio donde pereció el género
humano, allí ofreció Jesús su propio cuerpo. Porque donde se sembró la
corrupción debió nacer la incorrupción; por esto fue crucificado en el
Calvario. Dice, pues: "Y cuando llegaron al lugar que llaman de la
Calavera, le crucificaron allí". Los doctores de los judíos
aseguraban, que allí se encontraba el sepulcro de Adán.
Beda
Había varios sitios fuera de la ciudad en
donde se decapitaba a los condenados a muerte, y tenían el nombre de
Calavera, esto es, de los
degollados; y así fue crucificado por la salud de todos, como
culpable, entre los culpables; para que allí donde abundó el pecado,
sobreabundara la gracia. ( Rom 5,20)
San Cirilo
El Hijo Unigénito de Dios no padeció
aquellas cosas que son propias del cuerpo en su naturaleza divina,
según la cual es Dios sino más bien en su naturaleza humana. Pero se
puede decir a la vez, que el mismo Hijo, padeció de uno y otro modo;
esto es, que no padeció en cuanto a la divinidad, sino que padeció en
cuanto a la humanidad.
San Eusebio in Cat.
Graec. Patr
Si, obrando de otro modo, después de haber
vivido con los hombres, se hubiese vuelto al cielo de pronto, huyendo
a la muerte, los hombres le hubiesen creído un fantasma. Y del mismo
modo como cuando uno nos quiere mostrar que un vaso es incombustible y
que puede resistir a la acción del fuego, lo expone a las llamas y
luego lo vemos salir ileso una vez sometido a su acción, así el divino
Verbo, queriendo dar a conocer que el medio de que se había valido
para la salvación de los hombres podía vencer a la muerte, lo sometió
a prueba, sometiendo lo que era mortal a la muerte; pero después de
poco, lo libró de la muerte con la ayuda del poder divino. Este es el
primer fin que Jesucristo se propuso al morir. En segundo lugar, se
propuso dar a conocer el poder divino, encerrado en el cuerpo de
Jesucristo. Como antiguamente se acostumbraba a deificar a los hombres
que morían rodeados de gloria, y los llamaban héroes o dioses, enseñó
que sólo hay que confesar como verdadero Dios a aquel que muerto, ha
sido engalanado con los trofeos de la victoria al haber vencido El a
la muerte. En tercer lugar, quiso ofrecerse como víctima que había de
ser inmolada por la salvación de todo el género humano, con la cual,
una vez ofrecida, queda destruido todo el poder del infierno, y todo
error disipado. Reconoce, además, otra causa la muerte del Salvador:
que, en la Resurrección que habría de tener lugar después de su
muerte, sus discípulos viesen confirmada su fe oculta, esa fe que
tanto cuidó de enseñarles, para que, menospreciando la muerte,
sufriesen con gusto toda clase de tormentos en contra del error.
Crisóstomo
El Salvador había venido, no a destruir su
propia muerte, la que no tenía, porque era la Vida, sino la de los
hombres. Por esto no se reservó su cuerpo de la muerte, sino que
permitió que le fuese impuesta por los hombres. Y si hubiese enfermado
su cuerpo, y se hubiese disuelto en presencia de todos, no habría
dejado de producir mal efecto, puesto que mientras había curado las
enfermedades de los demás, tenía su cuerpo sometido a las mismas. Y si
hubiese abandonado el cuerpo en alguna ocasión, sin enfermedad alguna,
y después se hubiese vuelto a presentar, no se habría creído que
hubiera resucitado: la muerte debe preceder a la resurrección. ¿Cómo
habría podido hacer creer en su resurrección, si no hubiese probado
antes que había muerto? Y si todo esto hubiera sucedido en secreto,
¿cuántas mentiras no habrían inventado los hombres incrédulos? ¿Cómo
podría conocerse la victoria del Salvador en su muerte, si no la
hubiese sufrido en presencia de todos, y hubiese probado que la había
vencido por la incorruptibilidad de su carne? De este modo se dirá:
hubiera sido conveniente que hubiese elegido otra muerte mejor,
evitando así la ignominia de la cruz, pero aun cuando así lo hubiera
hecho, habría dado lugar a la sospecha, haciendo ver que carecía del
valor suficiente para arrostrar cualquier muerte. De este modo se
presenta como luchador, venciendo a aquel que su enemigo le ofrece,
apareciendo más fuerte que todos. Por ello aceptó, para salvación de
todos, la muerte más ignominiosa que sus enemigos le ofrecieron, y que
ellos mismos consideraban como dura e infame, para que destruida ésta,
quedase destruido en absoluto el dominio de la muerte. Por esto no se
le corta la cabeza como al Bautista, ni fue descuartizado como Isaías,
porque debía conservar el cuerpo íntegro después de su muerte, no
fuera que algunos tomasen ocasión de ello para dividir su Iglesia.
Quiso llevar también sobre sí la maldición en que nosotros habíamos
incurrido pecando, recibiendo una muerte maldita, como lo es la de
cruz, según aquellas palabras: ( Dt 21)
"Maldito el hombre que pende de un madero". Muere en una cruz, y con
los brazos abiertos, para atraer hacia sí, con una mano, al pueblo
antiguo, y con la otra, al pueblo gentil, uniéndolos entre sí y
consigo mismo. Muriendo en lo alto de una cruz, purifica la atmósfera
de los demonios que la inundan, facilitándonos así la subida al cielo.
Teófil
Como la muerte había entrado por un árbol,
se hacía preciso destruirla por medio de otro árbol, para que
sufriendo invenciblemente el Señor los dolores de la crucifixión,
venciese la complacencia que había producido el árbol primero.
San Gregorio Niceno Orat
1, De resurect. Christ
La forma de la cruz, teniendo cuatro
brazos que arrancan de un mismo centro, da a conocer la virtud y la
providencia de Aquel que de ella pende, extendidas por todas partes.
San Agustín de Gratia
Nobis et veteris testamenti
No eligió sin misterio esta clase de
muerte, porque quiso enseñarnos la latitud, la longitud, la altura y
la profundidad de que habla el Apóstol. Porque la latitud del madero
transversal indica las buenas obras, pues en él se extienden las
manos; la longitud en todo lo que se ve del madero que descansa sobre
la tierra, esto es, que persiste y persevera, significa la
longanimidad. La altura se encuentra en aquella parte del madero que
está en la parte superior del otro que le atraviesa, dejando una parte
por encima, esto es, donde llega la cabeza del crucificado. Porque la
esperanza suprema de los que esperan es buena. Y finalmente, aquella
parte que se oculta en la tierra, y de donde arranca todo lo demás, da
a conocer la profundidad de la gracia gratuita.
Crisóstomo
Crucificaron también a dos ladrones, para
que Jesús participase de las sospechas que sobre aquéllos había.
Prosigue: "Y a los ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda".
Pero no ha sido así, porque han sido olvidados aquéllos mientras que
la Cruz del Salvador en todas partes es honrada: los reyes, dejando
sus diademas, colocan la cruz en sus púrpuras, en sus coronas y en sus
armas; en la Sagrada Mesa, establecida por todo el mundo, brilla la
cruz. No sucede esto generalmente en las demás cosas de la vida.
Mientras viven los que obran con valor, gozan en sus acciones; mas
cuando estos mueren, aquellas obras desaparecen. Pero en Jesucristo
sucede lo contrario; porque antes de que muriese, todo era triste;
pero con su muerte, todo lo ha hecho alegre y glorioso, para que
conozcamos que no era un puro hombre el que había muerto crucificado.
Beda
Los dos ladrones crucificados con
Jesucristo, representan a aquellos que padecen por la fe de Cristo, o
sufren los tormentos del martirio, o las penalidades de la
mortificación austera. Pero los que padecen esto para alcanzar la vida
eterna están representados por el ladrón de la derecha; mas el que
obra así por merecer la humana alabanza, imita el proceder del mal
ladrón.
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34-37 |
Mas Jesús decía: "Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen". Y dividiendo sus vestidos
echaron suertes. Y el pueblo estaba mirando y los príncipes,
juntamente con él, le denostaban y le decían: "A otros hizo salvos,
sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios". Le
escarnecían también los soldados, acercándose a El, presentándole
vinagre, y diciéndole: "Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti
mismo". (vv. 34-37)
Crisóstomo in Cat Graec.
Patr
Como el Señor había dicho, rogad por los
que os persiguen, lo llevó a la práctica en cuanto subió a la cruz.
Por esto sigue: ( Mt 5,44) "Mas Jesús decía:
Padre, perdónalos". No porque El no podía perdonar, sino para
enseñarnos a rogar por los que nos persiguen, no sólo con la palabra,
sino también con la obra. Pero dice: perdónalos si se arrepienten.
Favorece a los que se arrepienten, si después de tanta iniquidad
quieren lavar sus culpas por medio de la fe.
Beda
Y no se crea aquí que oró en vano, sino
que alcanzó la conversión de aquellos que creyeron en El después que
expiró. Debe advertirse que no rogó por aquellos que lo reconocieron
como Hijo de Dios, y a pesar de ello prefirieron crucificarlo a
confesarlo; sino por aquellos que no sabían lo que hacían, impulsados
por la gloria de Dios, pero sin el verdadero conocimiento. Por lo que
sigue: "No saben lo que hacen".
Griego
Nadie creerá que aquellos que después de
su muerte permanecen en la infidelidad, puedan justificarse por
ignorantes, siendo así que lo mostraban como verdadero Dios tantos y
tan grandes milagros.
San Ambrosio
Debe considerarse ahora cómo sube a la
cruz. Se le ve desnudo. Del mismo modo debe subir quien trata de
vencer al mundo, esto es, desnudo de todas las afecciones mundanas.
Fue vencido Adán cuando buscó con qué vestirse, y venció Aquel que sus
vestidos dejó: subió en la forma que la naturaleza nos creó por obra
de Dios. De este modo vivió en el paraíso el primer hombre; de este
modo entró también en el eterno paraíso el segundo hombre. Muy
oportunamente dejó las vestiduras reales cuando había de subir a la
cruz, para que sepamos que padeció como hombre y no como Dios, aunque
una y otra cosa es Jesucristo.
San Atanasio Orat in
pasionem vel in crucem domini
El que tomó todas nuestras miserias por
nuestro bien, vistió asimismo nuestras vestiduras (que representan la
caída de Adán) para dejarlas luego, y nos reviste, en vez de éstas,
con las de vida y las de incorruptibilidad.
Prosigue: "Y dividiendo sus vestidos,
echaron suertes".
Teofilacto
Acaso todos ellos los necesitaban: también
puede decirse que hacían esto para mayor oprobio, y llevados de cierta
ambición. ¿Qué preciosidad encontraban en aquellos vestidos?
Beda
En la suerte vemos una señal de la gracia
de Dios. Porque cuando se introduce la suerte, se somete el resultado,
no a esta o a aquella persona, sino al desconocido juicio de Dios.
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 12
Esto lo dicen, aunque con mucha brevedad,
los otros tres Evangelistas. Unicamente San Juan explica de una manera
detallada lo que entonces sucedió.
Teofilacto
Esto lo hacían por burla: porque ¿cuando
los príncipes así obraban, qué había de hacer el vulgo? Prosigue: "Y
el pueblo estaba (el que había pedido su crucifixión) mirando (esto
es, el fin), y los príncipes, juntamente con él, le denostaban".
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 13
Dijo príncipes, y no añadió "de los
sacerdotes", comprendiendo así a todos los que eran jefes, y así iban
incluidos también los escribas y los ancianos.
Beda
Los que aún contra su voluntad confiesan
que ha salvado a otros. Prosigue: "Y decían: a otros hizo salvos;
sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios".
San Atanasio ut supra
No salvándose a sí mismo, sino salvando a
sus creaturas, era como quería el Señor ser reconocido por Salvador:
el médico no se llama de este modo cuando se cura a sí mismo, sino
cuando cura a los demás. De este modo es considerado el Señor como
Salvador, cuando El no necesitaba de salvación. Tampoco quería ser
reconocido como tal bajando de la cruz, sino muriendo: mucho mayor es
el mérito de la muerte del Salvador, respecto de los hombres, que si
entonces hubiere bajado de la cruz.
Griego
Viendo el diablo que todo le salía mal,
vacilaba, y no pudiendo ya otra cosa, suscitó la idea de que se
administrase al Salvador un brebaje para que lo bebiese. Prosigue: "Le
escarnecían también los soldados, acercándose a El, y presentándole
vinagre". Lo que el demonio desconocía que se verificaba contra él
mismo; porque presentando al Salvador la amargura de la indignación
nacida de la infracción de la ley -con la que dominaba a tantos-, el
Salvador la aceptó, y nos dio luego vino en vez de vinagre, que fue el
que la sabiduría mezcló.
Teofilacto
Fueron los soldados los que ofrecieron el
vinagre al Salvador, como militares que asisten a su rey. Prosigue:
"Diciendo: Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo".
Beda
Debe notarse que los judíos se burlaban
del nombre de Cristo, blasfemando y como si a ellos estuviese ya
confiada la interpretación de las Sagradas Escrituras, pero los
soldados, como las desconocían, no insultaban a Jesucristo como el
escogido de Dios, sino como rey de los judíos.
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38-43 |
Había también sobre El un
título escrito en letras griegas, latinas y hebraicas: "Este es el rey
de los judíos". Y uno de aquellos ladrones que estaban colgados, le
injuriaba diciendo: "Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a
nosotros". Mas el otro, respondiendo, le reprendió en esta forma: "Ni
aún tú temes a Dios, estando en el mismo suplicio: y nosotros en
verdad por nuestra culpa, porque recibimos lo que merecen nuestras
obras; mas éste, ningún mal ha hecho". Y decía a Jesús: "Señor,
acuérdate de mí cuando vinieres a tu reino". Y Jesús le dijo: "En
verdad te digo, que hoy serás conmigo en el paraíso". (vv. 38-43)
Teofilacto
Véase aquí otra nueva astucia del demonio,
promovida en contra de Jesucristo. Publicaba la causa de la muerte del
Salvador en tres idiomas diferentes, para que ninguno de los
transeúntes ignorasen que había sido crucificado porque se había
querido proclamar rey; decía pues: "Y había también sobre El un título
escrito en letras griegas, latinas y hebreas: Este es el rey de los
judíos". En lo cual se daba a conocer que los más poderosos de todo el
mundo, como eran los romanos, los más sabios, como eran los griegos, y
los que de un modo especial adoraban a Dios, deberían someterse al
imperio de Jesucristo.
San Ambrosio
Con razón se impone un título sobre la
cruz; porque el reino que tiene Jesucristo no es propio del cuerpo,
sino de su poder divino. Leo el título de rey de los judíos, cuando
leo, ( Jn 18,36) mi reino no es de este
mundo. Leo la causa de Jesús escrita encima de su cabeza, cuando leo:
( Jn 1,1) y Dios era el Verbo; (
1Cor 11,3) la cabeza de Cristo es Dios.
San Cirilo
Uno de los ladrones también le insultaba a
la vez con los judíos. Prosigue: "Y uno de aquellos ladrones, que
estaban colgados, le injuriaba diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate
a ti mismo, y a nosotros". El otro reprobaba sus palabras. Prosigue:
"Respondiendo el otro le reprendía, diciendo: Ni aún tú temes a Dios,
estando en el mismo suplicio". Y confesaba su propia culpa añadiendo:
"Y nosotros en verdad, por nuestra culpa, porque recibimos lo que
merecen nuestras obras".
Crisóstomo
Este sentenciado hace el papel de juez, y
empieza a juzgar sobre la verdad después de haber confesado sus culpas
ante Pilato a costa de muchos tormentos, porque una cosa es el hombre
cuando juzga a quien no conoce, y otra cosa es Dios, que penetra en
las conciencias. Pero ante el hombre, el castigo se sigue a la
confesión, mientras que ante Dios, a la confesión sigue la salvación.
Mas el ladrón publica que Jesús es inocente cuando añade: "Pero éste
ningún mal ha hecho". Como diciendo: Ve aquí un nuevo ultraje:
castigar la inocencia junto con la criminalidad. Nosotros, viviendo,
hemos matado a otros, pero éste ha dado vida a otros; nosotros hemos
robado lo ajeno; pero éste manda distribuir aun lo suyo. El buen
ladrón predicaba a los presentes, reflexionando sobre las palabras con
que el otro increpaba al Salvador. Pero cuando vio que estaban
endurecidos sus corazones, se volvió hacia Aquél que conoce los
secretos de la conciencia. Prosigue: "Y decía a Jesús: Señor,
acuérdate de mí cuando vinieres a tu reino". Ves un crucificado, y lo
confiesas Dios. Ves el aspecto de un sentenciado, y publicas su
dignidad de rey. Abrumado de tormentos, pides a la fuente de la
justicia que perdone tu maldad. Ves, aunque oculto, el reino, mas tú
olvidas tus maldades públicas, y reconoces la fe de una cosa oculta.
La iniquidad perdió al discípulo de la verdad; la misma verdad, ¿no
perdonará al discípulo de la iniquidad?
San Gregorio moralium
18, 25
Los clavos habían fijado sus pies y sus
manos a la cruz, y nada se encontraba en el ladrón que no padeciese,
más que el corazón y la lengua. Por inspiración divina, ofreció al
Señor todo lo que en sí había encontrado libre, de conformidad con lo
que está escrito: ( Rom 10,10) "Con el
corazón se cree lo que es justo; con la boca se confiesa para
salvarse". El Apóstol hace mención ( 1Cor 3)
de tres virtudes en aquél que está lleno de la gracia, y que el ladrón
recibió y conservó en la cruz. Tuvo fe, porque creyó que reinaría con
Dios, a quien veía morir a su lado; tuvo esperanza, porque pidió
entrar en su reino, y tuvo caridad, porque reprendió con severidad a
su compañero de latrocinios, que moría al mismo tiempo que él, y por
la misma culpa.
San Ambrosio
Se da en esto un admirable ejemplo de
verdadera conversión, por lo que se concede tan pronto al ladrón el
perdón de sus culpas. El Señor le perdonó pronto, porque pronto se
convirtió: la gracia es más poderosa que la súplica. El Señor concede
siempre más de lo que se le pide: el ladrón sólo pedía que se acordase
de él, pero el Señor le dice lo que sigue: "En verdad te digo que hoy
estarás conmigo en el paraíso". La vida consiste en habitar con
Jesucristo, y donde está Jesucristo allí está su reino.
Teofil
Y así como un rey trae consigo lo mejor
del botín cuando vuelve victorioso de la guerra, así el Señor,
habiéndose apoderado de una porción de las presas, que antes eran del
diablo -como el ladrón-, la lleva consigo al paraíso.
Crisóstomo
Digno era de verse al Salvador entre los
ladrones, como la balanza de la justicia, pesando la fe y la
infidelidad. El diablo había arrojado a Adán del paraíso, pero
Jesucristo introdujo al ladrón en el paraíso, en presencia de todos, y
de sus mismos apóstoles. Por una sola palabra y con sola la fe entró
en el paraíso, para que nadie dudase de entrar a pesar de sus errores.
Obsérvese la prontitud: desde la cruz al cielo, desde la condenación
al paraíso; para que se sepa que el Señor lo hizo todo, no para
demostrar la bondad del ladrón, sino su clemencia. Algunos dicen: si
ya se ha premiado bastante a los buenos, ¿para qué la Resurrección? Si
ya introdujo al ladrón en el paraíso, y su cuerpo quedó aquí expuesto
a la corrupción, no hace falta que vuelva a resucitar. Pero la carne,
que sufrió con el ladrón, ¿habrá de quedar sin premio? Oigamos a San
Pablo que dice a los fieles de Corinto: ( 1Cor
15,53) "Conviene que esto, corruptible, revista la incorruptibilidad".
Pero si el Señor había ofrecido el reino de los cielos y llevó al
ladrón al paraíso, todavía no le ha premiado. Pero dicen que con el
nombre de paraíso dio a entender el reino de los cielos, porque se
expresaba en los términos acostumbrados cuando hablaba al ladrón,
quien nada había oído de la predicación divina. Algunos no leen "hoy
estarás conmigo en el paraíso", sino, "te digo hoy"; y después, "que
serás conmigo en el paraíso". Pero esto tiene una solución más
sencilla: Los médicos cuando desahucian a un enfermo incurable, dicen:
Ya está muerto. Pues así el ladrón: como ya no podía volver a su vida
pecadora, se dice que entró en el paraíso.
Teofilacto
Esto es lo más verdadero para todos,
porque tanto el ladrón como los demás santos, aun cuando no han
alcanzado todo lo ofrecido -para que, como se dice por el Apóstol a
los hebreos ( Heb 11,40), no se les cumpla
sin estar nosotros presentes-, se encuentran, sin embargo, en el reino
de los cielos, y en el paraíso.
San Gregorio Niceno
Ahora conviene dilucidar otra vez, cómo es
que se considera al ladrón como digno de entrar en el paraíso, siendo
así que una espada de fuego impide la entrada a los santos. Pero
obsérvese que el divino anuncio la llama móvil, de tal modo que se
vuelve impidiendo la entrada a los que no son dignos de entrar y
facilitando la entrada libre a la vida a los que son dignos de ella.
San Gregorio moralium
12, 7
Se llama versátil (mudable) aquella
espada, porque se sabía que había de llegar tiempo en que se la
hiciese desaparecer: cuando viniere Aquél que nos había de facilitar
el camino del paraíso, por medio de su Encarnación.
San Ambrosio
Pero debe advertirse que otros
Evangelistas (San Mateo y San Marcos) dicen que los dos ladrones
blasfemaban del Señor, y éste dice que uno lo ultrajaba y el otro
reprendía. También puede suceder que este ladrón lo blasfemase al
principio, pero que de repente se convirtió. También pudo ser que
hablase en plural refiriéndose a uno sólo, como sucede en la carta del
Apóstol a los hebreos ( Heb 11,37): "Andaban
en pieles de cabra, y fueron aserrados". Sólo Elías tenía tal manto y
únicamente Isaías fue aserrado. En sentido místico puede decirse que
los dos ladrones representan a los dos pueblos que habían de ser
crucificados con Cristo por medio del bautismo, y cuya discordancia
también manifiesta la diferencia de los que habían de querer.
Beda
Todos los que somos bautizados en nombre
de Jesucristo, somos bautizados en virtud de su muerte, porque siendo
pecadores, hemos sido purificados por medio del bautismo (
Rom 6,3). Pero hay algunos, que glorificando
a Jesús muerto según la carne, son coronados; y otros, que no
queriendo obrar según la fe y las promesas del bautismo, son privados
de la gracia que recibieron.
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44-46 |
Y era ya casi la hora de
sexta, y toda la tierra se cubrió de tinieblas, hasta la hora de nona:
Y se oscureció el sol, y el velo del templo se rasgó por medio: Y
Jesús, dando una grande voz, dijo: "Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu. Y diciendo esto, expiró". (vv. 44-46)
San Cirilo
Después que hubieron crucificado al Señor
de todos, la obra del universo lloraba a su propio Señor, y se
oscureció la luz en medio del día, según Amós ( Am
8,9); por esto dice: "Y era ya casi la hora de sexta", etc. Lo cual
manifiesta que habían pasado las almas de los que lo crucificaron los
tormentos de la crucifixión.
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 17
Esto que se dice de las tinieblas lo
atestiguan también los otros Evangelistas (San Mateo y San Marcos).
San Lucas añade que se presentaron las tinieblas, cuando dice: "Y se
oscureció el sol".
San Agustín De cit. Dei.
3, 15
Manifestó claramente que no se verificó
esta oscuridad del sol según la marcha regular de los astros, porque
en la pascua de los judíos ya la luna está en su lleno, y la oscuridad
del sol únicamente se verifica en el completo menguante de la luna.
San Dionisio ad
Policarpum epist. 7
Los que nos encontrábamos entonces en
Heliópolis, veíamos que la luna se ponía en conjunción con el sol -a
pesar de que no le correspondía entonces-, y que otra vez desde la
hora de nona hasta la de vísperas, volvía a separarse de un modo
inexplicable del diámetro del sol. Observamos que aquel eclipse
empezaba en el oriente, y que llegó hasta oscurecer todo el sol, pero
después retrocedió. Además, no se oscureció ni recobró la luz en la
forma ordinaria, sino en sentido contrario. Tales son los
acontecimientos sobrenaturales que entonces sucedieron, y que sólo
puede hacer Jesucristo, que es el autor de cuanto existe.
Griego
Sucedió este prodigio, para que se viese
que quien sufría la muerte era el gobernador del universo.
San Ambrosio
El sol se oscureció por los sacrílegos,
encubriendo el aspecto de su crimen, y las tinieblas oscurecieron los
ojos de los malvados, para que brillase la luz de la fe.
Beda
Queriendo San Lucas añadir un milagro a
otro milagro añade: "Y el velo del templo se rasgó por medio". Esto
sucedió al tiempo de expirar el Señor, como San Mateo y San Marcos
atestiguan, pero San Lucas lo refiere anticipándose.
Teofilacto
Por medio de todo esto, el Señor daba a
entender, no que no habría ya un sancta sanctorum
1 a
donde se pudiera entrar, sino que entregado a los romanos sería
profanado, y quedaría la puerta abierta para todos.
San Ambrosio
El velo del templo se dividió en dos
partes, dando a entender la separación de los dos pueblos, y
manifestándose la profanación de la sinagoga. Se rompe el antiguo
velo, para que la Iglesia nueva levante el nuevo velo de su fe. Se
quita lo vedado de la sinagoga, para que podamos ver con los ojos de
la fe todos los misterios más recónditos de nuestra santa religión.
Teofilacto
Por esto da a entender también, que el
velo -que nos ocultaba los secretos del cielo- se rompió, esto es, la
enemistad de Dios y el pecado.
San Ambrosio
Después que bebió el vinagre, se
cumplieron todos los misterios que se habían anunciado acerca de su
humanidad, y quedó sólo su inmortalidad. Por esto sigue: "Y Jesús,
dando una gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".
Beda
Invoca al Padre, manifiesta que El es el
Hijo de Dios. Encomendando su espíritu en manos del Padre, no da a
conocer su falta de virtud, sino su confianza en el poder del Padre.
San Ambrosio
La carne muere para resucitar, y el
espíritu se encomienda en las manos del Padre para que las cosas del
cielo se vean libres también de las maldades, y para que se firmase la
paz en el cielo, a cuya paz seguiría la de la tierra.
San Cirilo
Esta voz da a conocer, que las almas de
los justos no serán ya detenidas en el limbo -como antes- sino que
irán a la presencia de Dios, cuya gracia esperaban en Jesucristo.
San Atanasio de
incarnatione vel natura humana suscepta contra arianus
Recomienda a su Padre todos los mortales
que le estaban encomendados y que había vivificado, porque somos
miembros suyos, según dijo el Apóstol a los gálatas: (
Gál 3,28) "Porque sois uno en Cristo".
San Gregorio Niceno Orat
1 De resurrexit
Debemos examinar cómo Jesucristo pudo
triplicarse en un mismo tiempo para estar: en las entrañas de la
tierra, como había dicho a los fariseos; ( Mt
12,4) en el paraíso de Dios, como había dicho al buen ladrón; y en las
manos del Padre, como ahora dice. Para los que piensan con intención
recta, no es esto ni aún digno de decirse, porque quien está en todas
partes por potencia, también lo está por esencia.
San Ambrosio
Encomienda su espíritu al Padre; pero como
se encuentra en lo alto, alumbra hasta el infierno, para que a todas
partes llegue la Redención. Jesucristo es para todo, y todo es para
Jesucristo.
San Gregorio Niceno ubi
sup
Otra solución es, que después de la
Pasión, ninguna parte del cuerpo de Jesús se separó de la divinidad,
sino únicamente se separó el espíritu del cuerpo, quedando la
divinidad en una y en otro. Porque el cuerpo en que sufrió la muerte
destruyó el poder de ésta, y por medio del espíritu, abrió al buen
ladrón las puertas del cielo. También dice Isaías (
Is 49,16) hablando de la celestial Jerusalén, que no es otra
cosa que el paraíso: "Pinté tus murallas sobre mis manos"; de donde se
desprende, que el que está en el paraíso, se encuentra en las manos
del Padre.
Damascenus in homil. de
sabato sancto post medium
Hablando con más claridad: en el sepulcro
estaba con el cuerpo, en el limbo con el alma, y en el paraíso con el
ladrón. Pero como Dios, estaba en su trono con el Padre y con el
Espíritu Santo.
Teofilacto
Clamando en alta voz, expira, porque tenía
poder para conservar su espíritu o para dejarlo. Prosigue: "Y diciendo
esto, expiró".
San Ambrosio
Como diciendo: entregó el espíritu, pero
no por necesidad: lo que se entrega, se entrega voluntariamente, pero
lo que se pierde, se pierde por necesidad.
Notas
1.
Parte más sagrada del tabernáculo y del templo de Jerusalén, separado
del "sancta" (parte anterior) por un velo.
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47-49 |
Y cuando vio el centurión
lo que había sucedido, glorificó a Dios, diciendo: "Verdaderamente que
este hombre era justo". Y todo el gentío, que asistía a este
espectáculo, y veía lo que pasaba, se volvía, dándose golpes en los
pechos. Y todos los conocidos de Jesús, y las mujeres que le habían
seguido de Galilea, estaban a lo lejos, mirando estas cosas. (vv.
47-49)
San Agustín De Trin.
c.13
Como expiró en seguida que dio este grito,
todos los presentes se admiraron. Los crucificados, sufrían
generalmente una agonía prolongada. Por esto se dice: "Y cuando vio el
centurión lo que había sucedido, glorificó a Dios, diciendo:
verdaderamente que este hombre era justo".
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 20
No contradice a esto lo que expresa San
Mateo al exponer que el centurión se admiró habiendo visto el
trastorno natural, ya que San Lucas dice que éste se admiró de que
expiró en seguida que dio la voz, manifestando el gran poder que
conservaba al tiempo de expirar. San Mateo dice: visto el trastorno
natural, y añade: "Y todo lo que sucedía" ( Mt
27,54), de esta manera viene a decir lo mismo que San Lucas, puesto
que dice que se admiró al presenciar la muerte del Salvador. Lo cual
dice también San Lucas: "Viendo el centurión lo que había acontecido".
En estas palabras incluye todos los prodigios que entonces se
verificaron, recopilándolos como si fuesen uno solo, como que todos
aquellos milagros eran los miembros que formaban un solo cuerpo. En
lugar de lo que dice el otro evangelista ( Mt
27,54) que el centurión dijo: "En verdad que este era el Hijo de
Dios", San Lucas dijo que era justo, lo cual no debe considerarse como
diferente. Debemos creer que el centurión dijo una y otra cosa, o que
este evangelista recordó que había dicho una, y aquel la otra; o que
San Lucas quiso expresar la frase del centurión, para dar a entender
que se refería al Hijo de Dios. Además, el centurión no sabía que el
Unigénito sería igual al Padre sino sólo Hijo del Padre, creyéndole
justo, del mismo modo que los justos se llaman hijos de Dios. Del
mismo modo, San Mateo añadió, a aquellos que estaban con el centurión,
y San Lucas no lo citó, y no podemos decir que haya contradicción
entre lo que uno dice y otro calla. San Mateo dice (
Mt 27,54): "Temieron mucho", San Lucas no dijo temió, sino
glorificó a Dios. ¿Quién no ve en ello que temer a Dios es
glorificarle?
Teofilacto
Ahora se ve que produce efecto lo que
había dicho el Señor: "Cuando yo sea elevado, todo lo traeré hacia mí"
( Jn 12,32). Una vez elevado en la cruz,
atrajo hacia sí al ladrón y al centurión, y a muchos judíos, de
quienes se dice: "Y todo el gentío, que asistía a este espectáculo y
veía lo que pasaba, se volvía, dándose golpes en los pechos".
Beda
Que herían sus pechos en señal de
arrepentimiento y de penitencia, se conoce por dos razones: o bien
porque sentían haber crucificado injustamente al que amaron en vida, o
bien porque temían que aquella muerte que ellos recordaban haber
pedido, había de ser más gloriosa para el Salvador. Debe advertirse
que los gentiles, como temían a Dios, le glorificaban, confesándole
abiertamente, pero los judíos se volvían tristes a su casa, hiriendo
únicamente sus pechos.
San Ambrosio
¡Oh corazones de los judíos, más duros que
las rocas! El juez rehusa, el ministro cree, el traidor castiga su
propio delito suicidándose, los elementos se alborotan, la tierra
tiembla, los sepulcros se abren; y después de todo, la dureza de los
judíos permanece inmóvil, en medio del universal trastorno.
Beda
Por ello se da a conocer la fe de la
Iglesia por medio del centurión, que publica que Jesús es el Hijo de
Dios, cuando la sinagoga lo calla. Se cumple la queja del Salvador
respecto de su Padre, cuando le dice: ( Sal
87,19) "Has apartado de mí al amigo y al prójimo, mis conocidos han
sido para mí miseria". Por ello sigue: "Y todos los conocidos de Jesús
estaban mirando de lejos".
Teofilacto
Pero el linaje femenino, maldecido en otro
tiempo, está de pie y ve todas estas cosas. Prosigue: "Y las mujeres
que le habían seguido desde Galilea, veían esto". Por ello fueron las
primeras que recibieron la gracia de la justificación o de la
bendición que brotó de la pasión y de la resurrección.
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50-56 |
Y he aquí un varón llamado
José, el cual era senador, varón bueno y justo, que no había
consentido en el consejo, ni en los hechos de los otros, de Arimatea,
ciudad de la Judea, el cual esperaba también el reino de Dios. Este
llegó a Pilatos, y le pidió el cuerpo de Jesús: y habiéndole quitado,
le envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro labrado en una
peña, en el cual hasta entonces nadie había sido puesto. Y era el día
de Parasceve, y ya rayaba el sábado. Y viniendo también las mujeres,
que habían seguido a Jesús desde Galilea, vieron el sepulcro y cómo
fue depositado su cuerpo. Y volviéndose, prepararon aromas y
ungüentos: y reposaron el sábado conforme al mandamiento. (vv. 50-56)
Griego
José había sido discípulo del Salvador,
aunque oculto. Pero últimamente, rompiendo el lazo del temor y
volviéndose más atrevido, bajó el cuerpo del Salvador, que pendía de
la cruz de una manera ignominiosa, obteniendo así aquella preciosa
joya, con la humildad de sus ruegos. Por esto dice: "Y he aquí que un
hombre llamado José, el cual era senador".
Beda
Se llamaba senador o decurión
1,
porque pertenecía a la curia
2,
llenando los deberes de curial, cuyo nombre proviene de cuidar de los
bienes generales. José era muy solícito en atender a los hombres, pero
obtuvo un gran mérito respecto de Dios. Prosigue: "Varón bueno y
justo, de Arimatea, ciudad de la Judea", etc. Arimatea era la misma
Ramata, ciudad de Helcana y de Samuel ( Sam
1).
San Agustín De conc.
evang. lib. 3, cap. 22
San Juan dice que era discípulo del Señor;
por esto añade: "el cual esperaba también el reino del Señor". Llama
la atención que aquél que era un discípulo oculto, se atreviese a
pedir el cuerpo del Salvador, o que no se había atrevido ninguno de
los que le habían seguido en público. Prosigue: "Este llegó a Pilato y
le pidió el cuerpo de Jesús". Debe creerse que lo hizo así, confiado
en su autoridad, en virtud de la cual podía presentarse a Pilato con
toda confianza. Cuando cumplía con aquel triste cargo, no se cuidó de
los judíos, según parece, aunque acostumbraba oir al Salvador,
evitando sus enemistades.
Beda
Por lo tanto, por la justicia de sus
méritos pudo conseguir el sepultar al Señor, como pudo pedirlo por la
nobleza de su poder. Por esto sigue: "Y habiéndole quitado, lo
envolvió en una sábana". Se condena la vanidad de los ricos en la
sencillez de la sepultura del Señor, los que, ni aun en las tumbas
quieren carecer de sus riquezas.
San Atanasio in vita S.
Antonii sub finem
Obran muy mal aquellos que ocultan los
cuerpos de los muertos -aun cuando sean santos- y no los entierran.
¿Qué cuerpo hay más santo que el cuerpo del Señor? El cual continuó en
el sepulcro hasta el tercer día en que resucitó. Por ello sigue: "Lo
puso en un monumento labrado".
Beda
Esto significa, de una sola piedra, porque
si lo hubiere hecho de muchas, se hubiera podido decir, después de la
resurrección, que había sido robado minando el sepulcro. Y sigue: "En
el cual nadie hasta entonces había sido puesto". Para evitar que
después de la resurrección, quedando otros cuerpos allí, se dudase si
habría sido el del Salvador el que había resucitado. Como el hombre
había sido creado en el sexto día el Señor quiso ser crucificado
también en el sexto día, terminando así la gran obra de nuestra
regeneración. Por lo que sigue: "Y era el día de Parasceve", que
quiere decir preparación. Con este nombre se
designa el sexto día, porque en él preparaban lo necesario para el
sábado. Y como el séptimo día Dios descansó de todas sus obras, así
Jesús descansó el sábado en el sepulcro. Por lo que sigue: "Y ya
rayaba el sábado". Antes hemos leído que estaban todos los conocidos
de Jesús a lo lejos, como también las mujeres que le habían seguido.
Después de haber sepultado el cadáver, habiendo regresado a sus casas
los conocidos, sólo las mujeres que más le amaban le seguían llorando
y deseando ver el lugar donde lo ponían. Prosigue: "Y viniendo también
las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea, vieron el
sepulcro, y cómo fue depositado su cuerpo", sin duda con el fin de
poderle ofrecer los respetos de su devoción.
Teofilacto
A pesar de que las mujeres aún no tenían
la fe suficiente y sólo consideraban al Salvador como un puro hombre,
le preparaban los aromas y los ungüentos según se acostumbraba hacer
tales honores a los difuntos entre los judíos. Por ello sigue: "Y
volviéndose, prepararon ungüentos y aromas", etc.
Beda
Después de sepultado el Señor, en cuanto
se pudo trabajar -esto es en cuanto se puso el sol- se ocuparon en
preparar los aromas y ungüentos. Estaba mandado que durante el sábado
se guardase un profundo silencio -el descanso de vísperas a vísperas-.
Prosigue: "Y reposaron el sábado conforme al mandamiento".
San Ambrosio
En sentido espiritual puede decirse que el
hombre justo sepulta el cuerpo de Jesucristo. Tal fue la sepultura del
Salvador que no llevó consigo ninguna clase de fraude ni engaño. Con
razón dice San Mateo que este hombre era rico: siendo rico; no podía
conocer la pobreza de la fe, y siendo justo, cubre con una sábana el
cuerpo de Cristo. Cubre tú también el cuerpo de Cristo con su propia
gloria para que seas justo, y si lo crees muerto, cúbrelo con la
plenitud de su divinidad. La Iglesia también se viste con la gracia de
la inocencia.
Beda
También envuelve a Jesús en una sábana
limpia quien le recibe con corazón puro.
San Ambrosio
No en vano dice un evangelista que el
sepulcro era nuevo, y otro, que el sepulcro era de José, porque se
prepara un sepulcro a los que viven bajo la ley de la muerte, pero el
que es vencedor de la muerte, no tiene sepulcro propio. ¿Qué relación
puede haber entre Dios y el sepulcro? El fue encerrado solo en un
sepulcro, porque la muerte de Cristo, aun cuando le era común con los
hombres en cuanto a la naturaleza humana, era especial en cuanto a la
divina. El cuerpo de Jesús fue depositado muy oportunamente en el
sepulcro de un justo, porque así descansa en la habitación de la
justicia. El justo había abierto este sepulcro en la piedra de la
dureza gentilicia, para que en él descansara el Divino Verbo, así pudo
pasar la gracia de Cristo a todas las naciones, después que la piedra
fue apartada divinamente. El que encierre en su corazón a Cristo con
las debidas disposiciones, guárdelo con atención, no sea que lo
pierda, y la perfidia tenga entrada en él.
Beda
En cuanto a que el Señor fue crucificado
en el sexto día, y que descansó en el sepulcro el séptimo, se da a
conocer que nosotros padeceremos en la sexta edad del mundo y
necesariamente seremos como crucificados al mundo, y que en la séptima
(esto es después de la muerte), los cuerpos descansarán en el sepulcro
y las almas con Dios. Pero hasta ahora, las santas mujeres (esto es,
las almas humildes enfervorizadas por el amor) quieren venerar la
pasión del Señor; y por si pueden imitarle, se proponen completarla en
la forma que deben, y según el orden establecido. Por esto, una vez
sabida, oída o recordada, se vuelven a preparar sus obras de virtud
-en las que Cristo se complace- para que una vez terminada la
Parasceve de la presente vida, puedan salir al encuentro de Cristo,
con los aromas de sus buenas acciones.
Notas
1.
Jefe de diez ciudadanos o de una tropa de diez soldados entre los
romanos.
2.
Subdivisión de la sociedad romana.
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