CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO |
|
|
|
22-25 - 26-30 - 31-33 - 34-37 | |
01-02 |
Y dijo a sus discípulos:
"Imposible es que no vengan escándalos. ¡Mas ay de aquel por quien
vienen! Más le valdría que le pusiesen al cuello una piedra de molino
y le lanzasen en el mar, que escandalizar a uno de estos pequeñitos".
(vv. 1-2)
Teofilacto
Como los fariseos, tan avarientos,
combatían a Jesucristo porque predicaba la pobreza, les propuso la
parábola del rico y de Lázaro. A continuación habla con sus discípulos
de los fariseos, diciéndoles que eran cismáticos y que obstruían los
caminos del Señor, por ello sigue: "Y dijo a sus discípulos: Es
imposible que no vengan escándalos", esto es, impedimentos de la
predicación buena y agradable a Dios.
Crisóstomo
Hay dos clases de escándalos, unos que
impiden la gloria de Dios y otros que sólo aprovechan para ofrecer
obstáculos a nuestros hermanos. Porque las invenciones de los herejes
y toda palabra que se dice en contra de la verdad, se opone a la
gloria de Dios. Pero aquí no parece que se trate de estos escándalos,
sino más bien de los que ocurren entre los amigos y los hermanos, como
son las riñas, las detracciones y otras cosas por el estilo. Por esto
añade después: "Si pecare tu hermano contra ti, corrígele", etc.
Teofilacto,
super Necesse est ut veniant scandala
O bien, da a entender que es necesario que
se susciten muchos obstáculos a la predicación y a la verdad, así como
los fariseos estorbaban la predicación de Jesucristo. Pero se
preguntará: Si es necesario que se susciten escándalos, ¿por qué
condena el Señor al autor de ellos? Sigue pues: "¡Mas ay de aquel por
quien venga el escándalo!". Porque todo lo que nace de la necesidad es
venial o digno de perdón, si bien hay que observar que esta necesidad
procede del libre albedrío. Viendo, pues, el Señor se esfuerzan cómo
los hombres por obrar mal y que no piensan en hacer algo bueno, dijo
que los escándalos son una consecuencia necesaria de semejante
conducta; como el médico que, viendo la intemperancia de alguno, dice:
Preciso es que éste enferme. Por lo tanto, el Salvador dice: ¡Ay de
aquel que cause escándalos! Y le amenaza con el castigo diciendo: "Más
le valdría que le pusiesen al cuello una piedra de molino y le
lanzasen en el mar", etc.
Beda
Habla como era costumbre en la Palestina,
porque los mayores crímenes entre los antiguos judíos se castigaban
así, atando una piedra al cuello y arrojándola al fondo del mar. En
realidad sería mucho mejor que sufriese inocente esta pena que, aunque
tan atroz, al fin es temporal y concluye su vida corpórea, que dar a
su hermano inocente la muerte eterna de su alma. Y con razón aquel que
puede escandalizarse se llama pusilánime, porque el que tiene grandeza
de alma, vea lo que viere y ocúrrale lo que le ocurra, no se aparta de
la fe. Siempre que podamos, debemos evitar -sin pecar- el escándalo de
nuestros prójimos, pero si el escándalo toma ocasión de la verdad, más
vale permitir el escándalo que abandonar la verdad.
Crisóstomo
Por la pena del que escandaliza se puede
conocer el premio del que salva. Si la salvación de una sola alma no
fuese para El de tanta importancia, no amenazaría a los que
escandalizan con un castigo tan grande.
|
03-04 |
"Mirad por vosotros. Si
pecare tu hermano contra ti, corrígele; y si se arrepintiere,
perdónale. Y si pecare contra ti siete veces al día, y siete veces al
día se volviere a ti diciendo: me pesa, perdónale". (vv. 3-4)
San Ambrosio
Después de referir los tormentos del rico,
continúa con el precepto de perdonar a aquellos que se separan de sus
errores, para que la desesperación no los retenga en la culpa, por
ello dice: "Mirad por vosotros".
Teofilacto,
ut sup
Como diciendo: es necesario que sucedan
los escándalos, pero no es necesario que vosotros perezcáis si
vigiláis sobre vosotros, como no es necesario que las ovejas perezcan
porque venga el lobo, si el pastor vigila. Y como hay muchas clases de
escandalosos, unos incurables y otros curables, añade: "Si pecare tu
hermano contra ti, corrígele", etc.
San Ambrosio
De modo que no debe ser difícil el perdón
ni completa la indulgencia, ni la corrección ha de ser tan rígida que
desanime, ni ha de haber connivencia que invite a pecar. Por esto dice
también en otro lugar ( Mt 18,15): "Corrígele
estando a solas tú y él", porque aprovecha más la corrección amiga que
la acusación violenta. Aquélla inspira la vergüenza, ésta excita la
indignación. Considere más bien lo que tema perder el que es
amonestado, porque es bueno efectivamente, que el que es corregido te
crea más bien amigo que enemigo; ya que así se atiende a los consejos
más fácilmente que se sucumbe a la injuria. El temor es mal custodio
de la perseverancia y el pudor, por el contrario, enseña a tenerla,
porque el que teme se reprime, pero no se enmienda. Muy oportunamente
dijo: "Si pecare contra ti", porque hay gran diferencia entre pecar
contra Dios y pecar contra el hombre.
Beda
Debe tenerse en cuenta que no manda
perdonar igualmente a todo el que peca, sino al que ha de
arrepentirse. Podemos, pues, evitar los escándalos con este orden, si
no hacemos daño a nadie, si corregimos al que peca por celo de la
justicia y si nos ofrecemos con entrañas de caridad al que se
arrepiente.
Teofilacto
Pero alguno dirá: Si perdono a mi hermano
muchas veces y vuelve a ofenderme ¿qué deberé hacer con él? A esta
pregunta responde diciendo: "Y si pecare contra ti siete veces al día
y siete veces al día se volviere a ti diciendo: me pesa, perdónale",
etc.
Beda
No se pone término al perdón con el número
siete, sino que se manda que se perdonen todos los pecados, o bien que
se perdone siempre al que se arrepienta. Muchas veces se indica con el
número siete la universalidad de cualquier cosa o tiempo.
San Ambrosio
O bien porque en el día séptimo Dios
descansó de sus creaciones. El día séptimo, después de la semana de
este mundo se nos ofrece el descanso eterno, de suerte que así como
concluirán las malas acciones de este mundo, así también descansará la
severidad del castigo.
|
05-06 |
Y dijeron los apóstoles al
Señor: "Auméntanos la fe". Y dijo el Señor: "Si tuviereis fe como un
grano de mostaza, diréis a este moral: Arráncate de raíz y
trasplántate en el mar, y os obedecerá". (vv. 5-6)
Teofilacto
Habiendo oído los discípulos al Señor
tratar de asuntos arduos, esto es, de la pobreza y de evitar los
escándalos, piden que se les aumente la fe para poder practicar la
pobreza por medio de ella -ninguna cosa fomenta más el deseo de la
pobreza que creer y esperar en el Señor-, pudiendo también por medio
de ella resistir a los escándalos. Por ello dice: "Y dijeron los
apóstoles al Señor: Auméntanos la fe".
San Gregorio,
Moralium 1,22
Como ya ésta había sido aceptada en
principio, debía venir por grados, aumentándose hasta llegar a la
perfección.
San Agustín,
De quaest. Evang. 2,39
Puede entenderse muy bien que los
apóstoles pedían el aumento de la fe para sí, porque por ella creían
en lo que no veían; sin embargo, también se entiende por fe a la que
no nace de la palabra sino de las cosas presentes, por las que se cree
en las futuras, cuando se ofrecerá a la contemplación de los santos la
sabiduría de Dios que ha hecho todas las cosas.
Teofilacto
El Señor les da a conocer que lo que piden
es bueno y que deben creer con constancia, manifestándoles lo mucho
que puede la fe, por esto sigue: "Si tuviereis fe como un grano de
mostaza", etc. Dos grandes cosas concurren aquí: la trasplantación del
árbol arraigado en la tierra y su plantación en el mar -¿pero qué
puede plantarse en las aguas?-. Por medio de ambas da a conocer el
poder de la fe.
Crisóstomo In Matthaeum
hom.58
Hace mención de la mostaza, porque su
semilla, aun cuando es pequeña, es la más fecunda de todas. Da a
conocer, por tanto, que un poco de su fe puede mucho. Si los apóstoles
no trasportaron un árbol no los acuséis, porque no dijo: trasladaréis,
sino: podréis trasladar, pero no lo hicieron porque no era necesario
habiendo hecho cosas de mayor importancia.
Crisóstomo,
hom. in Epistola 1Cor
Alguno preguntará: ¿Cómo pudo decir
Jesucristo que una pequeña parte de fe podía transportar un monte o un
árbol, cuando San Pablo dice que es la verdadera fe la que transporta
los montes? Puede decirse que el Apóstol atribuye a la fe perfecta el
poder trasladar un monte no porque únicamente esta fe pueda hacerlo,
sino porque esto parecía demasiado grande a los hombres carnales, por
el volumen y peso de una montaña.
Beda
O bien, aquí el Señor compara la fe
perfecta al grano de mostaza porque en su aspecto es humilde, pero
ardiente en lo interior. Hablando en sentido místico, se entiende por
el árbol llamado morera -en cuyo color de sangre se ven brillar el
fruto y las ramas- al Evangelio de la cruz que por la predicación de
los apóstoles ha sido arrancado del pueblo judío -donde, por decirlo
así, había nacido- y trasplantado en el mar de los gentiles.
San Ambrosio
También se dice esto porque la fe
prescinde del espíritu inmundo, muy especialmente cuando la naturaleza
del árbol se presta a esta opinión. Porque el fruto de la morera es
blanco primero en su flor, cuando está formado toma color amarillo y
negro cuando madura. También el diablo, caído por su prevaricación, de
la blanca flor de su naturaleza angélica y del brillo de su poder, se
ha vuelto negro y horrible por la fetidez del pecado.
Crisóstomo
También puede compararse a la morera con
el diablo, porque así como los gusanos se alimentan con las hojas de
la morera, así el diablo por los pensamientos que suscita en nosotros,
alimenta nuestro eterno gusano. Pero la fe puede arrancar esta morera
de nuestras almas y sepultarla en el abismo.
|
07-10 |
"¿Y quién de vosotros,
teniendo un siervo, que ara o guarda el ganado, que cuando vuelve del
campo, le dice: Pasa luego, siéntate a la mesa. Y no le dice antes:
Disponme de cenar, y ponte a servirme mientras que como y bebo; que
después comerás tú y beberás? ¿Por ventura debe agradecimiento a aquel
siervo, porque éste hizo lo que le mandó? Pienso que no. Así también
vosotros cuando hiciereis todas las cosas que os son mandadas, decid:
Siervos inútiles somos; lo que debíamos hacer, hicimos". (vv. 7-10)
Teofilacto
Como la fe hace dueño de sí mismo al que
observa los mandamientos divinos, adornándole con obras admirables,
parecía que podía exponer al hombre al vicio de la soberbia, por ello
advirtió el Señor a sus apóstoles que no se ensoberbezcan por sus
virtudes, poniéndoles el siguiente ejemplo: "Y quién de vosotros,
teniendo un siervo que ara", etc.
San Agustín,
De quaest.Evang. 2,39
A muchos que no comprenden esta fe de la
verdad más sublime, puede parecerles que el Señor no respondió a lo
que sus discípulos le habían pedido. A mí, sin embargo, me parece
difícil creerlo así; a no ser que entendamos que el Señor les mudó una
fe en otra, esto es, la fe que prestamos a Dios con la fe de la que se
goza en presencia de Dios. Se aumentará la fe primero por las palabras
de los predicadores y después por las cosas visibles. Pero la
contemplación en que consiste el descanso eterno, se concederá en el
eterno reino de Dios; aquel eterno descanso es el premio de los
trabajos de los justos, que se emplean en el gobierno de la Iglesia.
Por tanto, aun cuando el siervo are en el campo o apaciente, esto es
en la vida secular, ya ocupándose en los negocios terrenos, ya
sirviendo como si fueran rebaños a los hombres ignorantes, es
necesario que después de aquellos trabajos vuelva a la casa, esto es,
se asocie a la Iglesia.
Beda
O bien: el siervo vuelve del campo, cuando
una vez interrumpida la obra de la predicación, retorna nuevamente a
su maestra, la conciencia, y medita sus acciones y sus palabras. A
éste le dice el Señor inmediatamente: "Pasa luego", esto es, de esta
vida mortal; "Siéntate a la mesa", esto es, regocíjate en el descanso
eterno de la bienaventuranza.
San Ambrosio
Se comprende, pues, que ninguno se sienta
si no pasa antes, por eso Moisés pasó antes de ver aquella gran
visión. Pero así como tú no dices a tu siervo solamente: descansa,
sino que le exiges nuevo trabajo, así el Señor no te permite el que
obres o trabajes una sola vez, porque mientras vivimos debemos
trabajar constantemente. Por esto sigue: "¿Y no le dice antes:
disponme de cenar?", etc.
Beda
Le manda preparar algo para que cene, esto
es, manifestar después del trabajo de su clara predicación, la
humildad del propio conocimiento. Tal es la cena con que el Señor
desea alimentarse, porque ceñirse es preservar a la humildad de todas
las ilusiones vagas de nuestros pensamientos que suelen impedir el
progreso en las buenas obras; ya que quien se ciñe el vestido hace
esto para evitar ser envuelto en él y caer al andar. Y servir a Dios
es confesar que no se tiene valor para nada sin el auxilio de su
divina gracia.
San Agustín,
De quaest. Evang 2,39
En tanto que le sirven, esto es, que
anuncian el Evangelio, el Señor come y bebe la confesión y la fe de
los gentiles.
Prosigue: "Que después comerás tú y
beberás".
Beda
Como diciendo: Después que yo me he
complacido por medio de tu predicación y cuando me halle alimentado en
los convites del arrepentimiento, tú pasarás y te alimentarás
eternamente con los manjares de mi eterna sabiduría.
San Cirilo
El Señor enseña, pues, que el derecho del
poder divino exige razonablemente la debida sumisión de sus criaturas,
cuando añade: "¿Por ventura debe agradecimiento a aquel siervo, porque
hizo lo que le mandó?" Juzgo que no. Por este medio se cura la
enfermedad de la soberbia. ¿Y por qué te ensoberbeces? Ignoras que si
no pagas lo que debes, te amenaza un peligro, y si lo pagas no haces
nada de más, como dice San Pablo ( 1Cor
3,16): "Si yo predico el Evangelio, no debo vanagloriarme, porque es
para mí una necesidad. Y ¡ay de mí si no le predicare!". Considera,
pues, que los que mandan en nosotros no dan las gracias cuando alguno
de sus subordinados les obedece en lo que mandan, sino que muchas
veces mueven su afecto por benevolencia y hacen que aumente su deseo
de servirlos. Así también nos pide Dios que le sirvamos por derecho
propio, pero como es clemente y bueno, ofrece honores a los que
trabajan y hace que aventaje su benevolencia a los esfuerzos de los
que le están subordinados.
San Ambrosio
No te jactes de haber servido bien, has
hecho lo que debías hacer. Le adora el sol, le obedece la luna, le
sirven los ángeles y nosotros no debemos alabarnos porque también le
servimos. Por esto dice para concluir: "Así también vosotros, cuando
hiciereis todas las cosas, que os son mandadas, decid: Siervos
inútiles somos; lo que debíamos hacer hicimos".
Beda
Somos siervos porque hemos sido comprados
a buen precio ( 1Cor 7); inútiles porque el
Señor no necesita de nuestras buenas acciones ( Sal
15,2), o porque los trabajos de esta vida no son condignos para
merecer la gloria ( Rom 8,18). Así la
perfección de la fe en los hombres consiste en reconocerse imperfectos
después de cumplir todos los mandamientos.
|
11-19 |
Y aconteció que yendo El a
Jerusalén, pasaba por medio de Samaria y de Galilea. Y entrando en una
aldea, salieron a El diez hombres leprosos, que se pararon de lejos. Y
alzaron la voz diciendo: "Jesús, maestro, ten misericordia de
nosotros". Y cuando los vio, dijo: "Id y mostraos a los sacerdotes". Y
aconteció, que mientras iban quedaron limpios. Y uno de ellos cuando
vio que había quedado limpio volvió glorificando a Dios a grandes
voces. Y se postró en tierra a los pies de Jesús, dándole gracias; y
éste era samaritano. Y respondió Jesús, y dijo: "¿Por ventura no son
diez los que fueron limpios? ¿Y los nueve dónde están? No hubo quien
volviese, y diera gloria a Dios, sino este extranjero". Y le dijo:
"Levántate, vete, que tu fe te ha hecho salvo". (vv. 11-19)
San Ambrosio
Después de la parábola antedicha, son
reprendidos los ingratos. Dice pues: "Y aconteció que yendo Jesús a
Jerusalén", etc.
Tito Bostrense
Para dar a conocer que los samaritanos son
benévolos mientras los judíos son desagradecidos a los beneficios que
se les había dispensado. Había enemistad entre los samaritanos y los
judíos, la que el Señor se proponía disipar, pasando entre ellos para
unirlos en un hombre nuevo.
San Cirilo
Después de la parábola manifiesta el
Salvador su gloria para suscitar la fe de Israel. Prosigue: "Y
entrando en una aldea salieron a El diez hombres leprosos", expulsados
de las ciudades y de las aldeas y considerados como inmundos por la
ley de Moisés.
Tito Bostrense,
in Cat. graec. Patr
Ellos hablaban entre sí, porque los unía
la desgracia común y se presentaron donde Jesús había de pasar,
estando inquietos por verle venir. Y prosigue: "Que se pararon de
lejos", porque la ley de los judíos considera a la lepra como
enfermedad inmunda. Pero la ley del Evangelio no considera como
inmunda la lepra externa, sino la interna.
Teofilacto
Esperan desde lejos como avergonzados por
la impureza que tenían sobre sí. Creían que Jesucristo los rechazaría
también, como hacían los demás. Por esto se detuvieron a lo lejos,
pero se acercaron por sus ruegos. El Señor siempre está cerca de los
que le invocan con verdad ( Sal 145,18).
Prosigue: "Y alzaron la voz diciendo: Jesús, maestro, ten misericordia
de nosotros".
Tito,
ut sup
Invocan el nombre de Jesús y obtienen lo
que desean, porque Jesús quiere decir Salvador. Dicen: "Apiádate de
nosotros", porque conocen la magnitud de su poder y no le piden oro ni
plata, sino la salud y purificación de su cuerpo.
Teofilacto
Y no le piden sencillamente, ni le ruegan
como mortal. Le llaman maestro, esto es, Señor, con lo que casi dan a
entender que lo consideran como Dios. Pero El les manda que se
presenten a los sacerdotes, por lo que sigue: "Cuando El los vio les
dijo: Id, mostraos a los sacerdotes", porque éstos veían si habían
sido curados o no de la lepra.
San Cirilo,
in Cat. graec. Patr
La ley también mandaba que los curados de
la lepra ofreciesen un sacrificio en acción de gracias por la
curación.
Teofilacto
Al mandarles que fuesen a los sacerdotes
ya les daba a conocer que debían ser curados. Por esto sigue: "Y
aconteció que mientras iban quedaron limpios".
San Cirilo,
ut sup
Los príncipes de los judíos, émulos de la
gloria de Jesús, podían conocer que habían sido curados de una manera
inesperada y admirable, siendo Jesucristo quien les había concedido la
salud.
Teofilacto
Siendo ellos diez, nueve que eran
israelitas fueron desagradecidos y el forastero, que era samaritano,
volvió expresando su gratitud. Por esto sigue: "Y uno de ellos volvió
glorificando a Dios a grandes voces".
Tito,
ut sup
Le dio confianza para aproximarse la
curación obtenida. Por esto sigue: "Y se postró en tierra a los pies
de Jesús, dándole gracias", manifestando así con su postración y sus
ruegos su fe y su gratitud.
Prosigue: "Y éste era samaritano".
Teofilacto
De aquí se puede deducir que nada impide
el que cualquiera agrade a Dios, aun cuando proceda de raza profana,
con tal que obre con buen propósito. Y ninguno de los que nacen de
padres santos se ensoberbezca, porque los nueve que eran israelitas
fueron precisamente los desagradecidos. Por esto sigue: "Y respondió
Jesús y dijo: ¿Por ventura no son diez?", etc.
Tito Bostrense
En esto se da a conocer lo prontos que
estaban a aceptar la fe los extraños, mientras que Israel andaba en
ello perezoso. Por esto sigue: "Y le dijo: Levántate; vete, que tu fe
te ha hecho salvo".
San Agustín,
De quaest Evang. 2,40
En sentido espiritual puede creerse que
son leprosos los que, no teniendo conocimiento de la verdadera fe,
admiten las diferentes doctrinas del error, no ocultan su ignorancia,
sino que aparentan tener un grande conocimiento y muestran un lenguaje
jactancioso. La lepra es un mal de color. La mezcla desordenada de
verdades y de errores en la discusión o discurso del hombre, semejante
a los diferentes colores de un mismo cuerpo, significa la lepra que
mancha y hace distintos a los cuerpos humanos, como con tintes de
colores verdaderos y falsos. Estos no deben ser admitidos en la
Iglesia, de modo que colocados a lo lejos, si es posible, rueguen a
Cristo con grandes voces. Respecto a que le llamaron maestro, creo que
dieron a entender en ello, que la lepra es una doctrina falsa que el
buen maestro hace desaparecer. No se sabe que el Señor mandase a los
sacerdotes a otros, a quienes había concedido beneficios corporales,
más que a los leprosos. Y es que el sacerdocio de los judíos figuraba
el sacerdocio que está en la Iglesia. Los demás vicios los sana y
corrige interiormente el Señor mismo, en la conciencia; mientras que
el poder de administrar los Sacramentos y el de la predicación, ha
sido concedido a la Iglesia. Cuando los leprosos iban, quedaron
limpios, porque los gentiles, a quienes vino San Pedro, no habiendo
recibido aún el sacramento del Bautismo, por el cual se viene
espiritualmente a los sacerdotes, son declarados limpios por la
infusión del Espíritu Santo. Por tanto, todo el que se asocia a la
doctrina íntegra y verdadera de la Iglesia, aunque se manifieste que
no se ha manchado con el error -que es como la lepra-, será, sin
embargo, ingrato con el Señor, que lo cura, si no se postra para darle
gracias con piadosa humildad, y se hará semejante a aquellos de
quienes dice el Apóstol ( Rom 1,21), que,
habiendo conocido a Dios, no le confesaron como tal, ni le dieron
gracias. Estos tales, pues, como imperfectos, serán del número nueve,
porque necesitan de uno más para formar cierta unidad y ser diez. Y
aquel que dio gracias fue alabado porque representaba la unidad de la
Iglesia. Y como aquéllos eran judíos, se declaró que habían perdido
por la soberbia el reino de los cielos, en donde la unidad se conserva
principalmente. En cambio, éste, que era samaritano, que quiere decir
custodio, dando lo que había recibido a Aquel de quien lo recibió,
según las palabras del Salmo ( Sal 58,10):
"Guardaré mi fortaleza para ti", conservó la unidad del reino con su
humilde reconocimiento.
Beda
Cayó con la faz sobre la tierra porque se
acordó del mal que había hecho y se avergonzó. Y Jesús le mandó que se
levantase y se fuese, porque al que se prosterna conociendo
humildemente su debilidad, merece que la palabra divina le consuele y
le mande adelantar en el camino de obras más santas. Si la fe salvó a
aquel que se había postrado a dar gracias, la malicia perdió a los que
no se cuidaron de dar gloria a Dios por los beneficios recibidos. Por
estos hechos se da a conocer que debe aumentarse la fe por medio de la
humildad, como se explica en la parábola anterior.
|
20-21 |
Y preguntándole los
fariseos: "¿Cuándo vendrá el reino de Dios?", les respondió y dijo:
"El reino de Dios no vendrá con muestra exterior. Ni dirán: Helo aquí
o helo allí. Porque el reino de Dios está dentro de vosotros". (vv.
20-21)
San Cirilo,
in Cat graec. Patr
Como el Salvador mencionaba con frecuencia
el reino de Dios en los discursos que dirigía a otros, se burlaban de
El los fariseos. Por esto dice: "Y preguntándole los fariseos: ¿Cuándo
vendrá el reino de Dios?", como si dijeran con tono irrisorio: antes
que venga el reino de quien hablas te cogerá la muerte de la cruz.
Pero el Señor, manifestando su paciencia, en vez de devolver injuria
con injuria, no desdeña responder a los que tan mal le trataban.
Sigue, pues: "Les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con
muestra exterior", como diciendo: No preguntéis acerca de la época en
que el reino de Dios vendrá por segunda vez.
Beda
Este tiempo no puede conocerse ni por los
hombres ni por los ángeles, como el de la encarnación, que fue
anunciado por los vaticinios de los profetas y la voz de los ángeles.
Por esto añade: "Ni dirán: Helo aquí o helo allí". O de otro modo:
Preguntan por el tiempo del reino de Dios, porque (como se dice más
adelante) creían que viniendo el Señor a Jerusalén en seguida se daría
a conocer su reino. Por esto el Señor responde que el reino de Dios no
vendrá dando muestras exteriores.
San Cirilo,
ut sup
Unicamente dice que servirá para bien de
todo hombre, aquello que añade: "Porque el reino de Dios está dentro
de vosotros". Esto es, en vuestras afecciones y en vuestro poder está
el alcanzarlo; porque todo hombre que sea justificado por la fe y la
gracia de Jesucristo y que esté adornado con las virtudes, puede
alcanzar el reino de los cielos.
San Gregorio Niceno,
De proposito secundum Deum, sive De scopo Christiani
O quizás da a conocer que el reino de los
cielos está en nosotros, para manifestar la alegría que produce en
nuestras almas el Espíritu Santo. Ella es como la imagen y el
testimonio de la constante alegría que disfrutan las almas de los
santos en la otra vida.
Beda
O dice que el reino de Dios es El mismo,
colocado en medio de ellos, esto es, reinando en sus corazones por la
fe.
|
22-25 |
Y dijo a sus discípulos:
"Vendrán días, cuando deseareis ver un día del Hijo del hombre, y no
lo veréis. Y os dirán: Vedle aquí, o vedle allí. No queráis ir, ni le
sigáis. Porque como el relámpago, que deslumbrando en la región
inferior del cielo, resplandece desde la una hasta la otra parte; así
también será el Hijo del Hombre en su día. Mas primero es menester que
El padezca mucho, y que sea reprobado de esta generación". (vv. 22-25)
San Cirilo,
ut sup
Como el Señor había dicho que el reino de
Dios estaba en medio de ellos, quiso que sus discípulos estuviesen
dispuestos a ejercitar la paciencia, para que fortalecidos pudieran
entrar en el reino de Dios. Les predice también que antes que El
vuelva a venir del cielo al fin del mundo, vendrá sobre ellos la
persecución. Por esto sigue: "Y dijo a sus discípulos: vendrán días",
etc., dando a conocer que será tan cruel la persecución, que desearán
ver un sólo día suyo, es decir, de aquel tiempo en que aún trataban
con Jesucristo. Y en verdad que los judíos afligieron al Salvador con
muchos improperios e injurias, le amenazaron con apedrearle y muchas
veces quisieron arrojarle de lo alto de un monte, pero todas estas
cosas deberían considerarse como de menor importancia en comparación a
los mayores males que habían de venir.
Teofilatus
Entonces vivían sin cuidados, porque
Jesucristo cuidaba de ellos y los protegía, pero había de suceder que
cuando Jesucristo estuviese ausente, se verían expuestos a toda clase
de peligros, serían llevados ante los reyes y los jueces y entonces
desearían aquel tiempo y lo recordarían como tranquilo.
Beda
O bien llama día de Cristo a su reino
futuro, que esperamos. Y dice muy bien un solo día, porque en la
gloria de la felicidad no tendrán cabida las tinieblas. Bueno es
desear el día de Cristo, pero no debemos dejarnos llevar hacia
ilusiones y sueños por nuestro gran deseo, creyendo que el día del
Señor está próximo. Por esto sigue: "Y os dirán vedle aquí, No queráis
ir".
San Eusebio,
Como diciendo: Si cuando venga el
Anticristo, llega a ser tan grande su fama como si fuere Jesucristo
quien hubiere aparecido, no salgáis ni le sigáis, porque es imposible
que aquél que fue visto en la tierra una vez, vuelva a verse en la
estrechez de ella. Por tanto, éste será aquél de quien se dice: no es
el verdadero Cristo. La señal manifiesta de la segunda venida de
nuestro Salvador lo es que el brillo que acompañará a su venida,
llenará de repente el mundo entero. Por esto sigue: "Porque como el
relámpago, que relumbrando en la región inferior del cielo resplandece
por todas partes, así también será el Hijo del hombre", etc. Por
tanto, no aparecerá andando sobre la tierra como un hombre común (o
vulgar), sino que brillará sobre todos nosotros por todas partes,
manifestando a todos la grandeza de su divinidad.
Beda
Y bellamente dice: "relumbrando bajo el
cielo", porque el juicio se celebrará debajo del cielo, esto es, en
los aires, según aquellas palabras del Apóstol (
1Tes 4,16): "Seremos arrebatados con ellos hasta las nubes en
presencia de Jesucristo en los aires". Por tanto, si el Señor ha de
aparecer en el juicio como un rayo, nadie podrá ocultarse ni aun en
conciencia, porque el resplandor del juez lo penetrará todo. Puede
también referirse esta contestación del Salvador a la venida con la
que todos los días se presenta en su Iglesia. Y como los herejes
habían de perturbar muchas veces la Iglesia entre tanto, diciendo que
su doctrina era la verdadera fe de Jesucristo, han deseado los fieles
de aquel tiempo que el Señor volviese a la tierra por un día -si
pudiera ser- y declarase por sí mismo cuál era la verdadera fe. "Y no
le veréis", dijo, porque no necesita el Señor venir otra vez en cuerpo
visible para manifestar espiritualmente con la verdad del Evangelio lo
que ya hizo una vez extendiéndolo y difundiéndolo por todo el mundo.
San Cirilo
Los discípulos del Salvador creían que
cuando fuese a Jerusalén les daría a conocer en seguida el reino de
Dios. Teniendo en cuenta esta idea, les manifiesta que primero
convenía que sufriese por nuestra salud los tormentos de la pasión,
que después subiría hasta el Padre y que resplandecería para juzgar a
todo el mundo en su justicia. Por esto añade: "Mas primero es menester
que El padezca mucho y que sea reprobado de esta generación".
Beda
Así llama no sólo a la de los judíos, sino
también a la de todos los réprobos, de quienes había de sufrir mucho y
ser reprobado ahora el Hijo del hombre en su cuerpo (esto es, en la
Iglesia). Continúa hablándoles de su pasión y de la gloria de su
venida, para calmar los tormentos de su pasión con la promesa de su
gloria y también para que se preparasen y no temiesen a la muerte, si
deseaban la gloria de su reino.
|
26-30 |
"Y como fue en los días de
Noé, así también será en los días del Hijo del hombre. Comían y
bebían: los hombres tomaban mujeres y las mujeres maridos, hasta el
día en que entró Noé en el Arca y vino el diluvio y acabó con todos.
Asimismo como fue en los días de Lot: comían y bebían, compraban y
vendían, plantaban y hacían casas. Y el día que salió Lot de Sodoma,
llovió fuego y azufre del cielo y los mató a todos. De esta manera
será el día en que se manifestará el Hijo del hombre". (vv. 26-30)
Beda
La Venida del Señor, que fue comparada con
un fulgurante rayo que cruza rápidamente el cielo, ahora se compara
con los días de Noé y Lot, cuando sobrevino súbita muerte a los
hombres. Por esto dice: "Y como fue en los días de Noé", etc.
Crisóstomo In Matthaeum
hom.78
Como entonces no creyeron en las palabras
amenazadoras, sufrieron inmediatamente el verdadero castigo.
La incredulidad procedía de la molicie y
flojedad de su alma, porque cada uno espera en lo que se propone y
desea. Por esto sigue: "Comían y bebían", etc.
San Ambrosio
Da a entender claramente que la causa del
diluvio había provenido de nuestros pecados. Porque Dios no creó el
mal, sino que le produjeron nuestras malas acciones. No condena el
matrimonio ni el alimento por dañoso, puesto que el primero provee a
la sucesión y el último a la necesidad de la naturaleza. Pero es
precisa la prudencia en todo y es malo todo lo que es un exceso.
Beda
En sentido místico construye Noé el Arca
cuando el Señor forma la Iglesia con los fieles de Jesucristo
uniéndolos entre sí como maderas ajustadas. Y una vez que ésta se
encuentra concluida perfectamente, entra en ella, ilustrándola con la
gloria visible de su presencia en el día del juicio y siendo su
habitante eterno. Pero mientras el Arca se está construyendo, los
malvados se entregan a sus excesos, mas cuando entra en ella perecen.
Porque los que en este mundo ultrajan a los santos que luchan, reciben
la eterna condenación, mientras éstos son coronados en la gloria.
San Eusebio
Como el Señor había citado el ejemplo del
diluvio, para que no se creyese que vendría otro de agua, cita el
segundo ejemplo de Lot, enseñando cómo había de ser la perdición de
los impíos, cuando la ira de Dios caiga sobre ellos como fuego bajado
del cielo. Por esto dice: "Asimismo como fue en los días de Lot", etc.
Beda
Pasando en silencio aquel crimen nefando
de los sodomitas, únicamente recuerda aquellos delitos que parecían
leves o veniales, para dar a entender cómo serían castigados los
pecados graves, cuando aun lo lícito cometido por imprudencia es
castigado con el fuego y el azufre. Prosigue: "Y el día que salió Lot
de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo", etc.
San Eusebio
No dice que cayó el fuego del cielo sobre
los impíos de Sodoma, antes que saliese de en medio de ellos, ni que
el diluvio cayó sobre la tierra haciendo perecer a sus moradores antes
que Noé entrase en el Arca; porque mientras Noé y Lot vivían con los
malvados, Dios no dejaba correr su ira para evitar que sucumbiesen con
los pecadores. Cuando quiso perder a éstos, separó de en medio de
ellos al justo. Así sucederá en el fin del mundo, puesto que no
concluirá éste antes que todos los justos sean separados de los
impíos. Por esto sigue: "De esta manera será el día", etc.
Beda
Porque el que ahora lo ve todo sin ser
visto, apareciendo entonces, juzgará todas las cosas. Aparecerá, pues,
para juzgar especialmente en aquel tiempo en que, olvidados todos de
sus juicios, se crean como emancipados de El en este mundo.
Teofilacto
Después que venga el Anticristo, los
hombres se harán lascivos, entregándose a los vicios más enormes,
según aquellas palabras del Apóstol ( 2Tim
3,4): "los que son más amantes de sus pasiones que de Dios". Por
tanto, si en el Anticristo se encierra todo pecado, ¿qué es lo que
éste traerá a la raza humana en aquel tiempo sino sus vicios? Y esto
es lo que el Señor dio a conocer por el ejemplo del diluvio y de los
sodomitas.
Beda
En sentido místico, Lot, que quiere decir
el que se aisla, es el pueblo de los escogidos, que vive como
forastero en Sodoma, esto es, entre los réprobos, y se aísla o se
separa de sus crímenes cuanto puede y evita su destrucción. Mas cuando
Lot ha salido, Sodoma perece. Porque al final del mundo saldrán los
ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los llevarán al
horno de fuego ( Mt 13,49). Pero el fuego y
el azufre que dice bajarán del cielo, no significan la misma llama del
eterno suplicio, sino la repentina llegada de aquel día.
|
31-33 |
"En aquella hora, el que
estuviere en el tejado y tuviere sus alhajas dentro de la casa, no
descienda a tomarlas; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás.
Acordaos de la mujer de Lot. Todo aquel que procurare salvar su vida,
la perderá; y quien la perdiere, la vivificará". (vv. 31-33)
San Ambrosio
Como es necesario que en este mundo los
buenos padezcan aflicciones de corazón y de ánimo a causa de los
malos, para que así puedan obtener mayor premio en lo futuro, el Señor
les da algunos consejos cuando dice: "En aquella hora, el que
estuviere en el tejado, etc.". Esto es, si alguno ha subido ya a lo
más alto de su casa en la práctica de las virtudes, no vuelva a caer
en la práctica de las cosas de la tierra.
San Agustín,
De quaest. Evang. 2,41,42
Está en el techo el que, sobreponiéndose a
las cosas de la tierra, vive espiritualmente y como respirando un aire
saludable. Los muebles de la casa son los sentidos carnales, acerca de
cuyo uso se equivocan con frecuencia los que buscan la verdad, que se
encuentra por el espíritu. Vigile, pues, el hombre espiritual, no sea
que en el día de la tribulación vuelva a la vida carnal que se
alimenta por los sentidos corporales y descienda por el deseo de
alcanzar los goces de este mundo. Prosigue: "Y el que está en el campo
asimismo no vuelva atrás".
El que trabaja en la Iglesia plantando,
como San Pablo y regando, como Apolo, no se fije en la esperanza
mundanal a que renunció.
Teofilacto
San Mateo dice que todo esto fue dicho por
el Señor con motivo de la toma de Jerusalén, porque cuando viniesen
los romanos los que estaban en sus casas no podrían bajar a coger ni
aun lo más indispensable; sino que tendrían que huir con prontitud, y
los que estuviesen en el campo no habrían de volver a su casa. Y
consta en verdad que sucedió esto en la toma de Jerusalén, y que
volverá a suceder cuando venga el Anticristo y especialmente en aquel
tiempo en que todo concluirá, puesto que entonces la calamidad será
inmensa.
San Eusebio
Dio a conocer de este modo que se
levantaría una gran persecución por el hijo de perdición contra los
fieles de Cristo. Llama día al tiempo que precederá al fin del mundo,
en el que quien huya, no volverá ni se cuidará de los bienes que
pierde ni imitará a la mujer de Lot, que después de haber salido de la
ciudad de Sodoma, volvió la cara y quedó muerta y convertida en
estatua de sal. Por esto sigue: "Acordaos de la mujer de Lot".
San Ambrosio
La que por haber mirado atrás, perdió su
naturaleza. Cuando se mira atrás se vuelve al demonio, como cuando la
mujer de Lot miró atrás hacia Sodoma. Por tanto, huye de la
destemplanza, prescinde de la lujuria y acuérdate que de aquel que no
se fija en estudiar lo que pasó, puede decirse que salió de su casa y
se vino al monte. Aquella mujer, como miró atrás, no pudo ser ayudada
por su marido para que llegase al monte, sino que se quedó allí.
San Agustín,
De quaest. Evang. 2,42
La mujer de Lot significa a aquellos que
en el día de la tribulación retroceden y se apartan de la esperanza de
las promesas divinas, por lo que se convirtió en estatua de sal. Así
advirte a los hombres que no obren de aquel modo para que, con la sal,
preserven sus corazones de la corrupción.
Teofilacto
A continuación añade las consecuencias de
sus promesas diciendo: "Todo aquel que procurase salvar su vida, la
perderá". Como diciendo: nadie se cuide en las persecuciones del
Anticristo, de salvar su vida, porque la perderá. En cambio el que se
entregue a los sufrimientos y a los peligros, se salvará. Y prosigue:
"Mas todo aquel que la perdiere, la vivificará" no sujetándose de
ningún modo al tirano por amor de la vida.
San Cirilo
Cómo puede perderse la vida para salvarla,
lo manifiesta San Pablo diciendo de algunos ( Gál
5,24): "los que sacrificaron su carne con sus vicios y con su
concupiscencia", esto es, combatiendo a sus verdugos con la paciencia
y la caridad.
|
34-37 |
"Os digo: que en aquella
noche dos estarán en un lecho: el uno será tomado, y el otro dejado.
Dos mujeres estarán moliendo juntas: la una será tomada, y la otra
dejada: dos en un campo: el uno será tomado, y el otro dejado".
Respondieron y le dijeron: "¿En dónde, Señor?" Y El les dijo: "Do
quiera estuviere el cuerpo, allí también se congregarán las águilas".
(vv. 34-37)
Beda
Había dicho antes el Señor, que el que
estuviese en el campo no debía volver atrás, con lo que se refiere no
sólo a los que efectivamente estaban en el campo y habían de regresar,
esto es, que habrían de negar al Señor a las claras, sino también a
los que, si bien parece que miran hacia adelante, miran hacia atrás
con el alma. Por esto dice: "Os digo: que en aquella noche dos estarán
en el lecho", etc.
San Ambrosio
Llama con propiedad noche, porque el
Anticristo será la hora de las tinieblas; porque el Anticristo,
llamándose a sí mismo Cristo infundirá las tinieblas en los corazones
de los hombres. El Cristo resplandecerá brillando como el rayo, para
que en aquella noche podamos ver la gloria de su resurrección.
San Agustín,
De quaest. Evang. 2,44
Dice en aquella noche, esto es, en aquella
tribulación.
Teofilacto
Advierte que la venida de Jesucristo
sucederá cuando menos lo esperemos, por lo que se nos dice que vendrá
de noche. Cuando dijo también que los ricos apenas pueden salvarse,
advierte, que ni todos los ricos se condenarán, ni todos los pobres se
salvarán.
San Cirilo
Por aquellos dos que dice se acostarán en
un mismo lecho, parece designar a los ricos que descansan de las
delicias mundanales, el lecho es la señal del descanso. No todos
aquellos que tienen riquezas son impíos, sino que alguno es también
bueno, y elegido por su fe. Por tanto, éste será aceptado. Pero el
otro que no obre así, será dejado. Cuando baje el Señor al juicio,
enviará a sus ángeles que, dejando sobre la tierra a aquellos que
deben ser castigados, se llevarán a los santos y los justos, según
aquellas palabras del Apóstol: ( 1Tes 4,16)
"Seremos arrebatados hasta las nubes delante de Jesucristo en los
aires".
San Ambrosio
De todos los que están caídos por la
debilidad humana uno es abandonado, esto es, reprobado y el otro es
aceptado, esto es, arrebatado delante de Jesucristo en los aires.
Prosigue: "Dos mujeres estarán moliendo juntas", etc.
San Cirilo
Por medio de estas palabras parece que
indica a los pobres y los que viven agobiados por el trabajo, a lo que
también se refiere lo que sigue: "Dos en el campo, el uno será
tomado", etc. Porque hay gran diferencia entre ellos: pues aquellos
que lleven con valor las privaciones de la pobreza y que practiquen
una vida buena y humilde, serán aceptados; y aquellos que están
siempre prontos para las cosas profanas (o detestables), serán los que
dejará.
San Ambrosio
Por las que muelen parece que significa a
los que buscan su alimento en lo espiritual y lo enseñan de un modo
manifiesto. Y en realidad que este mundo es un molino, y nuestra alma
está encerrada en nuestro cuerpo como en una cárcel. Por tanto, este
molino -que es o la sinagoga, o el alma manchada con el pecado-,
moliendo el trigo humedecido y podrido según su mal olor, no puede
separar lo interior de lo exterior y por tanto es abandonado, porque
su harina desagrada. Pero la Iglesia santa, o el alma que no está
manchada con ninguna clase de delitos y que muele el buen trigo que ha
sido tostado por el calor del sol eterno, ofrece a Dios la buena
harina del corazón de los hombres. Quienes sean los labradores,
podemos conocerlo si advertimos que en nosotros hay dos mentes
1. Una
del hombre exterior, que es la que se corrompe y la otra interior, que
se renueva por medio del sacramento. Estos son los que trabajan en
nuestro campo, de los que el celo de uno produce un buen fruto,
mientras la inacción del otro los pierde. También podemos entender que
hay dos pueblos en este mundo que se compara con un campo; de los que
uno, que es el fiel, es aceptado y el otro, que es el infiel, es
dejado.
San Agustín, ut sup
Aquí parece que se dan a conocer tres
clases de hombres. Una es la de aquellos que prefieren el ocio y el
descanso, que no se ocupan de los asuntos del siglo, ni de los deberes
eclesiásticos, cuyo descanso está bien representado con el nombre de
lecho; otra es la de aquellos que como plebe son gobernados por los
sabios, haciendo las cosas propias de esta vida, a los que designa con
el nombre de mujeres, porque conviene que éstos sean gobernados por
sus jefes. Y consideró como personas que muelen a aquellos que dan
vueltas alrededor de los negocios temporales. Además dice que los que
se ocupan de estas cosas y de estos negocios, molían juntos en cuanto
se conforman con las prácticas de la Iglesia. La tercera clase es la
de aquellos que se ejercitan en el ministerio de la Iglesia, como en
el campo del Señor. Ahora, en cada una de estas tres clases de hombres
hay otras dos: los que permanecen en la Iglesia y son aceptados y los
que caen en la culpa y son menospreciados.
San Ambrosio
Y como Dios no es injusto, no trata lo
mismo a los que han tenido igual vida sin el mismo celo y no
recompensa a cada uno sino según el mérito de sus acciones. Porque no
es la sociedad de los hombres la que hace sus méritos, puesto que no
todos acaban lo que empiezan y únicamente el que persevere hasta el
fin se salvará ( Mt 10,22).
San Cirilo
Como había dicho que algunos serían
aceptados, sus discípulos preguntan con interés a dónde serán
conducidos. Por esto sigue: "Respondieron y le dijeron: ¿En dónde,
Señor?".
Beda
Se le presentan al Señor dos preguntas, a
saber: a dónde serán conducidos los buenos y en dónde dejados los
malos. Contestó una de estas preguntas y dejó la otra para que la
interpretasen. Por lo que sigue: "Y El les dijo: Donde quiera que
estuviere el cuerpo, allí se congregarán las águilas".
San Cirilo
Como diciendo: Así como cuando se abandona
un cadáver, acuden en seguida a él las aves carniceras, así cuando
venga el Hijo del hombre todas las águilas, esto es, los santos, le
rodearán.
San Ambrosio
Se comparan las almas de los justos con
las águilas, porque buscan las cosas de lo alto, menosprecian las
cosas bajas y alcanzan una vida muy larga. No podemos dudar acerca del
cuerpo, especialmente si recordamos que José recibió el cuerpo de
Cristo que había pedido a Pilato. ¿No te parecen águilas también
alrededor del cuerpo, aquellas mujeres y aquel colegio de apóstoles
que rodeaban la sepultura del Señor? ¿No te parecen también águilas
alrededor del cuerpo, cuando venga en las nubes y todo ojo le vea? (
Ap 5). Este es el cuerpo del cual está dicho
( Jn 6,56): "Mi carne es verdadera comida".
Son también águilas las que vuelan alrededor del cuerpo con alas
espirituales. Son también águilas alrededor del cuerpo, aquellos que
creen que Jesucristo vino en carne mortal. Y lo es también la Iglesia,
en la que somos renovados espiritualmente por la gracia del bautismo.
San Eusebio
O también designó por las águilas, que se
alimentan de cuerpos muertos, a los príncipes de este mundo y a los
que en todo tiempo persiguen a los santos de Dios, entre los que se
dejan los que son indignos de aceptación y que se llaman cuerpo o
cadáver. O se designan las potestades vengadoras que volarán sobre los
impíos como vuelan las águilas.
San Agustín,
De quaest. Evang. 2,77
San Lucas pone estas cosas aquí -que no
aparecen en el relato de Mateo- ya sea porque recuerda lo que más le
preocupa, diciendo primero lo que el Señor dijo después, ya sea porque
da a entender que el Señor dijo estas cosas dos veces.
Notas
1. El
termino latino "mens", utilizado aquí por San Ambrosio, es sumamente
complejo. Puede traducirse como espíritu, y se refiere a la realidad
más profunda del hombre, su ser propio, que se realiza -bajo el
influjo de la gracia- en la conformación con el Señor Jesús (= hombre
nuevo), o que se pierde cuando se deja arrastrar por las
concupiscencias (= hombre viejo). Esta expresión, con tal connotación,
es ya utilizada por San Pablo: "No viváis ya como viven los gentiles,
según la vaciedad de su mente" ( Ef 4, 17);
"renovad el Espíritu de vuestra mente, y revestíos del Hombre
Nuevo..." ( Ef 4, 23-24).
|