CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO |
|
|
|
01-02 |
El año décimoquinto del
imperio de Tiberio César, gobernando Poncio Pilato la Judea, siendo
Herodes tetrarca de la Galilea, y su hermano Filipo tetrarca de Iturea
y de la provincia de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene,
hallándose Sumos Sacerdotes Anás y Caifás, el Señor hizo entender su
palabra a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. (vv. 1-2)
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 20
Se designa el tiempo en que el precursor
de nuestro Redentor recibió la misión de predicar el Divino Verbo,
haciendo mención del jefe de la República de Roma y de los reyes de
Judea, cuando se dice: "El año décimo quinto de Tiberio César,
gobernando Judea Poncio Pilatos, siendo Herodes tetrarca de Galilea",
etc. Como venía para anunciar a Aquel que había de redimir a muchos,
tanto de entre los judíos como entre los gentiles, se señala el tiempo
de su predicación con el nombre del rey de las naciones y de los
príncipes de los judíos. Pero como que los gentiles habían de ser
reunidos, se dice que gobernaba uno solo la República romana con estas
palabras: "Del imperio de Tiberio César".
Griego
Muerto el monarca Augusto, de quien los
príncipes tomaron el nombre de Augusto, le sucedió Tiberio en el
gobierno de la monarquía, y se encontraba en el año décimoquinto de su
gobierno.
Orígenes,
in Lucam, 21
Y en las profecías anunciadas sólo a los
judíos se describe únicamente el reino de ellos. "La visión, dice, de
Isaías en tiempo de Osías, Joatán, Achám y Ezequías, reyes de Judá" (
Is 1,1). Pero en el Evangelio, que debía
predicarse a todo el mundo, se hace mención del dominio de Tiberio
César, que era quien mandaba en todo el orbe. Porque si hubieran de
salvarse solamente los que eran gentiles, era lo suficiente el haber
hecho mención de solo Tiberio. Pero como convenía que los judíos
creyesen, era preciso describir también los reinos de los judíos, o
sea las tetrarquías, como se expresa en las palabras siguientes:
"Gobernando Poncio Pilatos la Judea, siendo Herodes tetrarca", etc.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 20
Como Judea debía ser disuelta por su
perfidia, eran muchos los que gobernaban las distintas regiones en que
se había dividido, conforme a la siguiente sentencia (
Lc 11,17): "Todo reino dividido en partidos
contrarios quedará destruido".
Beda
Pilatos, enviado el año duodécimo del
imperio de Tiberio César a Judea, se encargó del gobierno del pueblo,
y allí permaneció por espacio de diez años continuos hasta casi el fin
de Tiberio. Herodes, Filipo y Lisanias, eran hijos de aquel Herodes en
cuyo tiempo nació el Señor, entre los que se encontraba el mismo
Herodes Arquelao, hermano de éstos, que reinó diez años, y que,
acusado por los judíos ante Augusto, fue desterrado a Viena, en donde
murió. Este mismo Augusto fue el que dividió el reino de Judea en
tetrarquías para hacerlo menos fuerte.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 20
Como San Juan anunciaba al que había de
ser a la vez Rey y Sacerdote, el evangelista San Lucas señaló el
tiempo en que predicó, no sólo con los nombres de los reyes, sino con
el de los sacerdotes. Dice, pues: "Hallándose Sumos sacerdotes Anás y
Caifás".
Beda
Los dos (esto es, Anás y Caifás) eran
príncipes de los sacerdotes, cuando San Juan empezó su predicación,
pero Anás ejerció en aquel año, y Caifás, cuando fue crucificado
Nuestro Señor. En medio del pontificado de estos, hubo otros tres
sumos sacerdotes, pero el evangelista sólo hace mención de los que
mandaban en el tiempo de la pasión del Señor. Suspendidos los
preceptos de la ley, no se concedía el honor del pontificado al mérito
ni a la clase, confiriéndose el sumo sacerdocio por la potestad
romana. Refiere Josefo, que Valerio Grato nombró pontífice a Ismael,
hijo de Bafo (cuando se le quitó el sumo sacerdocio a Anás), pero que
también a éste se le quitó poco después, nombrando en su lugar a
Eleázaro, hijo del pontífice Ananías. Un año después, separándolo del
cargo, nombró para que le sucediese a un tal Simón, hijo de Caifás,
quien lo desempeñó no más de un año, teniendo por sucesor a Josefo, (a
quien también se le da el nombre de Caifás). Y así se describe todo el
tiempo en que Nuestro Señor Jesucristo estuvo predicando, o sea el
periodo de cuatro años.
San Ambrosio
Antes de congregar a la Iglesia, obra el
Hijo de Dios en su siervo, y por ello se dice oportunamente: "El Señor
hizo entender su palabra a Juan", etc. Con el objeto de que la Iglesia
no empezase por un hombre, sino por el mismo Divino Verbo. Con toda
oportunidad lo compendia así San Lucas, para expresar que Juan era
profeta diciendo: "El Señor hizo entender su palabra a Juan", sin
añadir ni una palabra más, porque el que está lleno de la palabra de
Dios, no necesita de su propio juicio. De este modo, con una sola
palabra lo declaró todo. Pero San Mateo y San Marcos quisieron señalar
al profeta por el vestido, por el ceñidor y por el alimento.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 10
Se dice aquí que fue enviado el Verbo de
Dios, porque el hijo de Zacarías no vino por su voluntad, sino movido
por Dios.
Teofilacto
San Juan estuvo oculto en el desierto todo
el tiempo que precedió a su manifestación, que es por lo que dice: "en
el desierto", para que los hombres no tuviesen ninguna clase de
sospecha, de que si atestiguaba tales cosas de Cristo, era a causa de
su parentesco, o de una amistad contraída desde sus más tiernos años;
y esto lo atestigua él mismo diciendo ( Jn
1,31): "Yo no le conocía".
San Gregorio Niceno,
de Virginitate, 6
El que había venido a la vida en el
espíritu y la virtud de Elías, estaba separado del trato de los
hombres, y entregado a la contemplación de las cosas invisibles, para
no acostumbrarse a los engaños de este mundo, que entran por los
sentidos, y de este modo evitar incurrir en alguna confusión o error,
respecto del conocimiento del varón bueno, a quien él precedía. Y por
tanto, fue elevado a tal altura de gracias divinas, que mereció de
ellas más que los profetas; porque limpio y exento de toda pasión
natural, desde el principio hasta el fin, se consagró a la
contemplación divina.
San Ambrosio
El desierto es también la misma Iglesia,
porque ya son muchos más los hijos de la que había sido desechada, que
de aquélla que tenía marido ( Is 54,1). Y
ahora ha venido el Verbo divino para que la tierra, que antes estaba
desierta, produzca frutos para nosotros.
|
03-06 |
Y vino por toda la ribera
del Jordán, predicando un bautismo de penitencia, para remisión de los
pecados, como está escrito en el libro de las palabras del profeta
Isaías: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del
Señor; enderezad sus sendas. Todo valle será terraplenado, todo monte
y cerro rebajado; y los caminos torcidos serán enderezados, y los
escabrosos allanados: y verán todos los hombres la salud de Dios. (vv.
3-6)
San Ambrosio
Hecho el Verbo, siguió la voz. El Verbo
obra primero en el interior, y la voz es como su eco. Por ello se
dice: "Y vino por toda la ribera del Jordán".
Orígenes,
in Lucam. 21
La palabra Jordán quiere decir el que baja
y el río de agua saludable baja de Dios. ¿Por qué otro lugar convenía
que anduviese el Bautista, sino por las cercanías del Jordán, para
que, si alguno quería hacer penitencia, inmediatamente lo llevase su
humildad a aquella corriente a recibir el bautismo de penitencia? Y
añade: "Predicando el bautismo de penitencia para remisión de los
pecados".
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 20
Por este relato se ve, que San Juan, no
sólo predicó el bautismo de penitencia, sino que también lo administró
a muchos; pero no pudo dar su bautismo para remisión de los pecados.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Mattaeum, hom. 10
No habiéndose ofrecido aún el divino
sacrificio, y no habiendo bajado el Espíritu Santo, ¿cómo había de
concederse el perdón de los pecados? Por lo cual ¿qué es lo que dice
San Lucas: "Para remisión de los pecados"? Los judíos eran ignorantes,
y por ello, no pensaban en sus propias culpas. Pero como ésta era la
causa de todos sus males -para que conociesen sus pecados, y pudiesen
buscar al Redentor- vino San Juan exhortándolos a que hiciesen
penitencia, para que, convertidos a mejor vida por medio de la
penitencia, trabajasen solícitos a fin de recibir el perdón. Por eso,
habiendo dicho que vino predicando el bautismo de la penitencia,
añadió: "Para remisión de los pecados". Como si dijera: Los persuadía
a hacer penitencia para que pudieran alcanzar con más facilidad el
perdón subsiguiente, creyendo en Jesucristo. Porque si no eran
llevados por la penitencia, de ningún modo podrían obtener la gracia,
sino solamente la preparación para recibir la fe de Jesucristo.
San Gregorio,
Magno, homiliae in Evangelia, 20
Se dice que San Juan predicaba el bautismo
de penitencia para remisión de los pecados, porque él no podía dar el
bautismo que limpia de los pecados, y así como precedía al Verbo
encarnado del Padre con el verbo de la predicación, así también debía
preceder con su bautismo -que no perdona los pecados- al bautismo de
penitencia, por medio del cual éstos se perdonan.
San Ambrosio
Por eso muchos presentan a San Juan como
tipo de la ley; porque ésta podía denunciar el pecado, pero no
perdonarle.
San Gregorio Nacianceno,
oratione, 39
Para que podamos establecer de algún modo
la diferencia entre uno y otro bautismo, diremos que Moisés bautizó,
pero con agua, bajo la nube y en el mar, siendo su bautismo una
figura. San Juan bautizó también, no según el rito de los judíos -esto
es, sólo por el agua- sino también para remisión de los pecados; pero
no de una manera del todo espiritual (porque no añadió, por el
Espíritu). Jesús bautiza por el Espíritu, y esto es lo que constituye
la perfección. Hay también un cuarto bautismo, realizado por el
martirio y la sangre, por el que Jesús fue bautizado también, y el
cual es mucho más venerable que los otros, en tanto, cuanto que no es
manchado con repetidas caídas. Hay también un quinto bautismo que es
el de lágrimas, más laborioso que los anteriores, como fue el de
David, que todas las noches regaba su cama y su habitación con sus
lágrimas.
Y prosigue: "Como está escrito en el libro
del profeta Isaías: Voz del que clama en el desierto" (
Is 40.).
San Ambrosio
Con toda propiedad se llama voz a San
Juan, porque es el precursor del Verbo, puesto que la voz, que es
inferior, precede, y el Verbo, que la aventaja, la sigue.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, hom. 20
También clama en el desierto, porque
anuncia el consuelo de la redención de Judea, que entonces se hallaba
como abandonada y destruida. Y declara por qué clamaba diciendo:
"Preparad el camino del Señor", etc. Todo el que predica la verdadera
fe y las buenas obras, ¿qué otra cosa hace más que preparar los
corazones de los que le oyen para el Señor que viene? Endereza los
caminos del Señor, formando en el ánimo pensamientos puros con la
palabra de la buena predicación.
Orígenes,
in Lucam, 21
O bien se ha de preparar en nuestro
corazón el camino al Señor; porque es grande y espacioso el corazón
del hombre, cuando está limpio. No quieras medirle por el volumen del
cuerpo, sino por el poder de la inteligencia, la cual recibe la
ciencia de la verdad. Prepara en tu corazón el camino al Señor, por
medio de una buena vida, y dirige la senda de ella por medio de obras
nobles y perfectas, para que la palabra de Dios discurra por ti sin
ningún obstáculo.
San Basilio
Y como la senda es el camino que trillaron
los que habían sido antes, y como los primeros hombres la habían
borrado, manda su palabra para que la enderecen otra vez los que se
habían separado del celo de aquéllos que les habían precedido.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Mattaeum, hom. 20
No es el rey, sino el precursor el que
debe decir: "Preparad el camino del Señor"; y por esto fue llamado
voz, porque era el precursor del Verbo.
San Cirilo,
lib. 3, in Isai. 40
Pero alguno podría responder y decir:
¿Cómo habremos de preparar el camino al Señor? ¿Cómo haremos derechas
sus sendas, siendo así que hay tantos impedimentos que estorban a los
que quieren hacer una vida buena? La palabra del profeta responde a
esto. Hay ciertos caminos y sendas, que a propósito no son para
marchar, porque suben hasta las colinas o los montes, o bajan hasta
los despeñaderos. Obstáculos que remueve diciendo: "Los derrumbaderos
se rellenarán, y todo monte y colina se allanarán". Hay algunos
caminos que están trazados con desigualdad, porque tan pronto suben
como bajan, haciendo difícil la marcha por ellos. De éstos dice: "Los
tortuosos serán enderezados, y los caminos fragosos allanados". Se
comprende que todo esto ha sido hecho por el poder de nuestro
Salvador; porque era difícil el camino de la vida y del conocimiento
del evangelio, a causa de que las pasiones humanas embargaban las
almas. Pero cuando Dios, hecho hombre, destruyó el pecado en su carne,
todo fue allanado, y se hizo fácil el camino, no habiendo ya collado
ni valle que sea obstáculo para los que quieran caminar.
Orígenes,
in Lucam, 21
Cuando vino, pues, Jesús y envió su
Espíritu, todo valle fue rellenado con las buenas obras y con los
frutos del Espíritu Santo, poseyendo los cuales, no solamente dejarás
de ser valle, sino que empezarás a ser el monte de Dios.
San Gregorio Niceno,
de Virginitate, 6
Tal vez los llanos rodeados de montes,
significan la práctica tranquila de las virtudes, cuando habla de la
semejanza de los valles, según las palabras del Salmo: "Los valles
abundarán en trigo" ( Sal 64,14).
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Mattaeum, hom. 20
Cuando habla del monte, a los cuales
Jesucristo humilló se refiere a los orgullosos y a los soberbios.
Llama collados a los desesperados, no solamente por la soberbia de su
espíritu, sino por lo estéril de la desesperación, puesto que el
collado no produce fruto ninguno.
Orígenes,
in Lucam, 22
Debe comprenderse que los montes y los
collados son las potestades enemigas, que fueron destruidas por la
venida de Cristo.
San Basilio
Así como los collados se diferencian de
los montes por la magnitud, siendo iguales en lo demás, así las
potestades enemigas se parecen en los
propósitos, pero se diferencian por la crueldad de sus ofensas.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, hom. 20
El valle, cuando se llena, crece, y el
monte y el collado, cuando se desmontan, disminuyen; así la gentilidad
recibió la plenitud de la gracia en la fe de Jesucristo, y Judea
perdió por el error de su perfidia la altura, por la cual se había
ensoberbecido. Porque los humildes reciben el don, que los corazones
de los soberbios rechazan.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Mattaeum, hom. 10
Tal vez con estas palabras manifiesta la
dificultad de la ley, convertida en la facilidad de la fe, como si
dijera: no amenazan ya trabajos ni dolores, porque la gracia y el
perdón de los pecados facilitan el camino que conduce a la salvación.
San Gregorio Niceno,
de Virginitate, 6
Quizás manda que se rellenen los valles, y
que se allanen los collados y los montes, queriendo manifestar que la
virtud ordenada no debe alterarse por exceso ni por defecto.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, hom. 20
Los caminos torcidos se enderezan, cuando
el corazón de los malos, torcido por la injusticia, se dirige según la
regla de la justicia, y los caminos escabrosos se convierten en
llanos, cuando las almas duras e iracundas vuelven a la suavidad de la
mansedumbre, por la infusión de la divina gracia.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Mattaeum, hom. 10
Después expone la causa de todo esto,
diciendo: "Y verá toda carne", etcétera. Manifestando que la virtud y
el conocimiento del Evangelio se extenderá hasta el fin del mundo, aun
entre aquéllos de costumbres salvajes y de voluntades rebeldes,
convirtiendo a la mansedumbre y a la dulzura las feroces costumbres y
la obstinada voluntad del género humano. Y no solamente los judíos
serán sus prosélitos, sino toda la humanidad verá la salud de Dios.
San Cirilo,
lib. 3, in Isai., 40
Es decir, la salud del Padre que envió a
su Hijo como Salvador nuestro. En la actualidad se entiende por carne
a todo el género humano.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, hom. 20
Toda carne, o todo hombre no ha podido ver
la salud de Dios (esto es, a Jesucristo) en esta vida, y por tanto, el
profeta extiende su mirada hasta el día del juicio, cuando todos le
verán, tanto los escogidos como los réprobos.
|
07-09 |
Y decía Juan a las turbas
que venían a recibir su bautismo: "Raza de víboras, ¿quién os ha
enseñado que podréis huir de la ira que os amenazaba? Haced dignos
frutos de penitencia, y no andéis diciendo: Tenemos por padre a
Abraham, porque os digo que de estas piedras puede hacer Dios nacer
hijos a Abraham. La segur ya está puesta en la raíz de los árboles;
así que todo árbol que no da buen fruto, será cortado y echado al
fuego". (vv. 7-9)
Orígenes
Todo aquel que permanece en su primitivo
estado, no dejando sus antiguas costumbres ni sus hábitos, no viene en
debida forma a recibir el bautismo. Por tanto, si alguno quiere
bautizarse, que salga. Por lo cual dice terminantemente: "Y decía a
las gentes que venían a recibir su bautismo"; es decir a las gentes
que salían por el bautismo; porque si lo hubieran recibido ya, nunca
les hubiese dicho: "Raza de víboras".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Mattaeum, hom.11
Este morador del desierto, viendo que los
que habitaban la Palestina lo rodeaban y admiraban, no se doblegaba
por tanto respeto, sino que levantándose contra ellos los reprendía.
La Sagrada Escritura en el Génesis
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Mattaeum, hom. 10
, impone a los hombres, según las pasiones
que los dominan, los nombres de algunas fieras. Así llama perros a los
desvergonzados, caballos a los lujuriosos, asnos a los locos, leones y
leopardos a los voraces y petulantes, áspides a los engañosos, y
serpientes y víboras a los venenosos y astutos. De aquí que San Juan
se atreva a llamar a los judíos raza de víboras.
San Basilio,
Contra Eunomium, 2
Conviene saber que engendrado e hijo se
dice de los animales, en tanto que "genimen" (germen o raza) puede
llamarse al feto antes que se forme, también se llama germen al fruto
de las palomas, pero rara vez se usa de estos nombres para los
animales, y siempre en mal sentido.
Crisóstomo,
in Matth., hom. 12
Dicen que la víbora mata al macho al
fecundarla, cuya cría al nacer desgarra el vientre de su madre, como
vengándose de la muerte de su padre; así que la prole de la víbora es
parricida. Tales eran los judíos, que mataban a sus padres
espirituales y a los doctores. Mas ¿por qué los llamaba así no
hallándoles en el pecado, sino empezando a convertirse? ¿No debía
acariciarlos en vez de injuriarlos? Debe creerse que no daba fe a lo
que hacían exteriormente, porque conocía los secretos de su corazón,
por habérselo revelado Dios. Se jactaban ellos demasiado de sus
progenitores, y para destruir esta raíz los llama raza de víboras, sin
vituperar por ello a los patriarcas, ni llamarlos víboras.
San Gregorio Magno,
homilia in Evangelia. 20
Porque envidiaban a los buenos y los
perseguían, siguiendo el camino de sus padres carnales, como hijos
envenenados nacidos de padres envenenados y ponzoñosos. Y lo que
precede se refiere a que toda carne verá a Jesucristo en el juicio
final, añade con razón: "¿Quién os ha enseñado que podréis huir de la
ira que os amenaza?" La ira que os amenaza es la advertencia de la
última venganza.
San Ambrosio
Se les recomienda la prudencia por la
misericordia de Dios, para que teman con prudente sumisión el terror
del juicio final, y hagan penitencia de sus pecados. O tal vez, según
lo que se lee en San Mateo: "Sed prudentes como la serpiente" (
Mt 10,16), manifiestan tener prudencia
natural los que preven lo que es útil y lo buscan espontáneamente;
pero que aún no se separan de lo que es perjudicial.
San Gregorio,
homilia in Evangelia 20
Como entonces no podrá huir de la ira de
Dios el pecador, que no recurre ahora al llanto de la penitencia,
añade: "Haced dignos frutos", etc.
San Juan Crisóstomo,
homilia in Mattheum, 12
No es bastante para los que hacen
penitencia el renunciar a sus pecados, sino que necesiten también
hacer frutos dignos de esa misma penitencia, según lo que se lee en el
Salmo: "Sepárate de lo malo, y practica lo bueno" (
Sal 33,15), como no es bastante para curar una herida el sacar
de ella la saeta, sino que además es preciso aplicar medicinas a la
llaga. No dice fruto, sino los frutos, dando a entender que han de ser
abundantes.
San Gregorio Magno,
homilia in Evangelia, 20
Y no solamente dice frutos de penitencia,
sino que han de ser dignos de penitencia. Así, pues, al que no haya
hecho nada ilícito, se le concede que use de lo lícito; pero el que ha
pecado debe abstenerse de lo lícito en tanto que se acuerde de haber
cometido lo ilícito; porque los frutos de las buenas obras no son
iguales para el que ha faltado menos que para el que ha faltado más,
para el que no ha cometido culpa ninguna, que para el que ha cometido
algunas. Por tanto, cada cual, según su conciencia, debe procurar
adquirir tanto mayores méritos de buenas obras por la penitencia,
cuanto más graves sean los daños que se ha causado por la culpa.
Máximo
Se entiende por fruto de penitencia la
impasibilidad del alma, de la que no gozamos plenamente mientras somos
agitados por las pasiones, puesto que aún no hemos hecho dignos frutos
de penitencia. Hagamos penitencia en realidad, para que libres de las
pasiones obtengamos el perdón de los pecados.
San Gregorio Magno,
homilia in Evangelia, 20
Pero los judíos, vanagloriándose por la
nobleza de su origen, no querían reconocerse como pecadores, porque
descendían de Abraham; por lo cual el Evangelista les dice
oportunamente: "Y no andéis diciendo: Tenemos por padre a Abraham".
San Juan Crisóstomo,
homilia in Mattheum, 12
No da a entender con esto que no
descendiesen de Abraham según el orden de la naturaleza, sino que de
nada les aprovecharía el descender de él, si no honraban su parentesco
según la virtud. La Sagrada Escritura acostumbra a llamar leyes de
parentesco, no aquéllas que consisten en la naturaleza, sino las que
proceden de la virtud o del vicio. Así, pues, se llama hijo o hermano
al que se parece a ellos.
San Cirilo
¿Qué es en efecto la nobleza carnal, si no
se sustenta con hechos semejantes? Es, pues, en vano el vanagloriarse
de tener antepasados nobles, si no se tiene las virtudes.
San Basilio
La ligereza del padre no hace que un
caballo sea veloz en su carrera; que así como en los demás animales se
considera como bueno aquél que se distingue de los de su clase, así
también tiene el hombre su propia alabanza en la prueba que da de sus
méritos presentes. Es torpe querer adornarse con honores ajenos,
cuando falta la virtud propia.
San Gregorio Niceno
Una vez publicado el destierro de los
judíos (o vaticinada su reprobación), trata inmediatamente el
evangelista de la vocación de los gentiles, a quienes llama piedras,
por lo cual sigue: "porque os digo", etc.
San Juan Crisóstomo,
homilia in Mattheum, 12
Como diciendo: No creáis que, aun cuando
perezcáis vosotros, el patriarca quedará sin hijos; porque Dios
también puede presentarle hombres sacados de las piedras, y hacerlos
de su sangre. Así sucedió desde el principio; porque hacer salir
hombres de las piedras equivale a hacer nacer hijos del seno estéril
de Sara.
San Ambrosio
Y si bien Dios puede convertir y
transformar las naturalezas, con todo veo en ello mas bien un misterio
que un milagro: ¿qué otra cosa más que piedras eran aquéllos que
adoraban a las piedras? Sus ídolos eran semejantes a aquéllos que las
habían labrado. Profetiza, pues, que la fe habría de infundirse en los
corazones de piedra de los gentiles, y les promete por medio del
oráculo divino, que habrán de convertirse en hijos de Abraham. Para
que se comprenda que los hombres son comparados con las piedras, los
compara también con los árboles, cuando añade: "la segur ya está
puesta en la raiz de los árboles". Cambia, pues, de ejemplo, para
hacernos entender por estos grados de comparación un progreso ya del
hombre más noble.
Orígenes,
in Lucam, 23
Y ciertamente, si la consumación se
acercase y también el fin de los tiempos, no habría dificultad para
mí, pues diría que se anunciaba esto porque iba a cumplirse entonces.
Pero habiendo pasado tantos siglos después de haber dicho esto el
Espíritu Santo, juzgo que se profetizó respecto del pueblo de Israel,
porque estaba próxima su destrucción. Entre otras cosas decía a
aquellos que iban a él para que los bautizase, lo que sigue.
San Cirilo
Llama segur en el caso presente, a la ira
mortífera que había de venir de Dios sobre los judíos, por haber
saciado su impiedad sobre Jesucristo. Y no dice que la hoz haya
penetrado en la raíz, sino que está puesta en la raíz (esto es, junto
a ella), porque ramas fueron cortadas, sin que la planta quedara
extirpada de raíz, puesto que los restos de Israel han de salvarse.
San Gregorio Magno,
homilia in Evangelia, 20
De otro modo, el árbol de este mundo es
todo el género humano. La hoz es nuestro Redentor, quien como por el
mango y el hierro es asido por la humanidad, aun cuando corta por la
Divinidad. Y está puesta la hoz en la raíz del árbol, porque aun
cuando espera con paciencia, se ve, sin embargo, lo que ha de hacer. Y
debe advertirse que dice que la hoz está puesta, no junto a las ramas,
sino junto a la raíz, porque cuando los hijos de los malos son
sacrificados, ¿qué otra cosa se hace más que cortar las ramas
infructuosas del árbol? Pero cuando se sacrifica a toda una raza con
su padre, se corta de raíz el árbol infructuoso. Además, todo el que
es perverso encuentra preparado el fuego del infierno, porque no ha
querido hacer frutos de buenas obras.
San Juan Crisóstomo,
homilia in Mattheum, 12
Con suma propiedad dice: "Que no da
fruto", y añade "bueno", porque Dios crió al hombre para que
trabajase, y el trabajo constante es natural en él (o lo que es lo
mismo, es natural que trabaje), así como el ocio es contra su
naturaleza, porque es perjudicial a todos los miembros del cuerpo, y
aun más al alma, puesto que como ella es naturalmente movible, no
puede sufrir el ocio. Pero así como el ocio es malo, también lo es el
ejercicio cuando se emplea en hacer el mal, y por esto, después de
hablar de la penitencia, anuncia que la hoz está puesta; no que está
cortando, o que ya ha cortado, solamente para inspirar terror o
amenazando.
San Ambrosio
Haga fruto de gracia aquel que pueda, haga
penitencia el que deba hacerla, porque está presente el Señor que
busca el fruto, vivifica a los fecundos y reprende a los estériles.
|
10-14 |
Y preguntándole las
gentes: "¿Qué es, pues, lo que debemos hacer?" Les respondió diciendo:
"El que tiene dos vestidos dé al que no tiene ninguno, y haga otro
tanto el que tiene qué comer". Y vinieron también a él publicanos para
que los bautizase, y le dijeron: "Maestro, y nosotros, ¿qué debemos
hacer?" Respondióles: "No exijáis más de lo que os está ordenado". Le
preguntaban también los soldados: Y nosotros, ¿qué haremos?" A éstos
dijo: "No maltratéis a nadie, ni le calumniéis, y contentaos con
vuestras pagas". (vv. 10-14)
San Gregorio Magno,
homilia in Evangelia, 20
Consta por las precedentes palabras de
Juan Bautista que se turbaron los corazones de los oyentes que le
pedían al Bautista consejo, como se ve por lo que sigue: "Y
preguntándole, etc."
Orígenes,
in Lucam, 23
Tres clases de personas preguntan a San
Juan acerca de su salvación: Una a quien la Escritura llama turba,
otra a quien llama publicanos, y la tercera la comprendida bajo el
nombre de soldados.
Teofilacto
Previene a los publicanos y a los soldados
que se abstengan de obrar mal, pero a las turbas -como no tenían
malicia- les mandó que hiciesen algo bueno, por lo cual prosigue: "Les
respondía diciendo: El que tiene dos vestidos, dé", etc.
San Gregorio Magno,
homilia in Evangelia, 20
Como la túnica nos es más necesaria que la
capa corresponde a un digno fruto de penitencia que partamos con el
prójimo no sólo lo que no nos es necesario, sino también lo necesario,
como el vestido que nos ponemos, o el alimento con que vivimos
materialmente, según se ve en las palabras: "Y haga otro tanto el que
tiene que comer".
San Basilio
Aquí se nos enseña que todo lo que nos
sobra, después de cubrir nuestras propias necesidades, estamos
obligados a darlo por Dios a aquel que no tiene, porque El es el que
nos ha dado todo lo que tenemos.
San Gregorio Magno,
homilia in Evangelia, 20
Porque está escrito en la ley: "Amarás a
tu prójimo como a ti mismo" ( Lev 19,18), no
puede decirse que ama a su prójimo el que no parte con él, en caso de
necesidad, aun aquello que le es necesario: por esto se nos dice que
demos al prójimo una túnica cuando tengamos dos; porque, si sólo
tenemos una y la dividimos, ninguno se viste. De todo esto debemos
aprender cuanto sea el valor que tienen las
obras de misericordia, cuando se nos prescribe entre todas las otras
como dignos frutos de penitencia.
San Ambrosio
Para cada estado hay preceptos
particulares; pero el de la misericordia es común para todos, por
tanto a todos se les manda que den al que no tiene. La misericordia es
la perfección de las virtudes; sin embargo, la misericordia se mide
según la posibilidad de cada uno, para que nadie se prive de todo lo
que tiene sino que dé parte de ello al pobre.
Orígenes,
in Lucam, 23
Este pasaje tiene un sentido más profundo,
porque así como no debemos servir a dos señores, tampoco debemos tener
dos vestidos, para que así no sea uno de hombre viejo, y otro del
nuevo; sino que debemos desnudar al hombre viejo y dar su vestido al
que está desnudo. Así uno tiene uno, pero el otro no tiene ninguno, y
nos fortaleceremos contra el enemigo. Y como está escrito que
precipitemos nuestros pecados en lo profundo
del mar, así conviene alejemos de nosotros los vicios y los pecados, y
los arrojemos sobre aquel que fue causa de que los cometiéramos.
Teofilacto
Alguno interpreta esto de las dos túnicas,
por el espíritu y la letra de la Escritura; y San Juan aconseja al que
tiene las dos que instruya al ignorante y le enseña por lo menos la
letra.
Beda
Se demuestra el gran valor que tiene la
palabra del Bautista, cuando obligó a los publicanos, y los soldados a
que le pidiesen consejo respecto de su salvación, por lo que sigue: "Y
vinieron también a él publicanos", etc.
San Juan Crisóstomo,
homilia in Mattheum, 24
Grande es el poder de la virtud, cuando
los ricos buscan en el pobre el camino de la felicidad.
Beda
Les manda que no exijan más de lo que les
está prescrito. Por lo cual sigue: Les respondió: "No exijáis más de
lo que os está ordenando". Se llaman publicanos los que recaudan las
contribuciones públicas, o los que arriendan los impuestos del fisco o
de las rentas públicas, y también los que obtienen ganancia por medio
de los negocios de la vida; a todos los cuales, según su oficio,
aparta igualmente de todo fraude, para que desde luego no deseen los
bienes ajenos, y lleguen después a repartir los suyos con el prójimo.
Prosigue: "Le preguntaban también los soldados", etc. Les aconseja una
templanza justa, para evitar que calumnien ni exijan botín de aquellos
a quienes debieran ayudar con sus pagas. De aquí prosigue: Y les dijo:
"No hagáis extorsiones a nadie (esto es, por violencia), ni lo
calumniéis (a saber, por malicia fraudulente) y contentaos con
vuestras pagas".
San Ambrosio
Enseña por tanto que el ejército tiene
sueldo señalado, para impedir que merodee o robe.
San Gregorio Nacianceno,
oratio 19
Llama sueldo a la provisión del emperador
y a los premios que por ley se daban a los jefes.
San Agustín,
contra Faustum, 22, 74
Sabía pues, que cuando aquéllos obraban
como soldados, no eran homicidas, sino ministros de la ley, no
vengadores de injurias, sino defensores de la tranquilidad pública.
Porque de otro modo les hubiese contestado: Abandonad las armas, dejad
la milicia, no hiráis, no maltratéis, ni matéis a nadie. ¿Qué es lo
que hay de culpable en la guerra? ¿Acaso la muerte de los que han de
morir, para que manden en paz los que han de vencer? Vituperar esto es
propio de los temerosos, no de los religiosos. El deseo de dañar, la
venganza cruel, el ánimo duro e implacable, la ferocidad cuando se
pelea, el deseo de dominar, y otras cosas semejantes, he aquí lo que
se considera culpable en la guerra; para castigar lo cual, resistiendo
a la violencia de los enemigos (por mandato de Dios, o de algún poder
legítimo), los buenos emprenden guerras cuando se encuentran en un
orden de cosas que los obliga a mandar hacer la guerra o a obedecer la
orden de hacerla.
San Juan Crisóstomo,
homilia in Mattheum, 11
Cuando hablaba a los publicanos y a los
soldados San Juan quería elevarlos a conocimientos más profundos; pero
como todavía no estaban preparados para ello, les enseña cosas menos
importantes; porque no hubiesen entendido lo primero y hubiesen
quedado privados de lo último.
|
15-17 |
Mas opinando el pueblo que
quizá Juan era el Cristo y prevaleciendo esta opinión en los corazones
de todos, Juan lo rebatió diciendo públicamente: "Yo en verdad os
bautizo con agua; mas está para venir otro más poderoso que yo, al
cual no soy digno de desatar la correa de sus zapatos: El os bautizará
con el Espíritu Santo, y con el fuego. Tomará en su mano el bieldo, y
limpiará su era, metiendo después el trigo en su granero, y quemando
la paja en un fuego inextinguible". (vv. 15-17)
Orígenes,
in Lucam, 25
Era justo que se distinguiese a San Juan
más que a los demás hombres, porque todos vivían de una manera muy
diferente; por lo cual lo amaban con mucha razón, aunque traspasando
los límites de la caridad. Dice así el evangelista: "Mas opinando el
pueblo que quizá Juan era...".
San Ambrosio
¿Qué cosa más absurda que pensar que está
en otro, y no creer que está en sí mismo? De quién juzgaban que había
de nacer de una mujer, no creen que haya venido de una virgen; y en
verdad que la señal de la venida del Salvador se había fijado en el
parto de una virgen y no en el de una mujer.
Orígenes,
in Lucam, 25
El amor tiene sus peligros, si traspasa su
límite. El que ama a otro debe examinar la naturaleza de su amor y la
causa por la que ama, y no debe amar más que lo que la persona amada
merece, porque si traspasa los límites y el modo de la caridad, tanto
el que ama como el que es amado pecarán.
Griego
Por lo cual San Juan no se vanaglorió por
la opinión que todos habían formado de él, ni siquiera pareció
apetecer el primado, sino que abrazó la más profunda humildad. Y
prosigue: "Juan la rebatió", etc.
Beda
¿Cómo les respondió sabiendo que pensaban
en su interior que era Cristo, sino porque no sólo pensaban, sino que
además le habían enviado sacerdotes y levitas a preguntarle si
efectivamente era el Cristo, según refiere el otro evangelista?
San Ambrosio
San Juan conocía los secretos del corazón;
pero examinemos en virtud de qué gracia; porque es el don de Dios
quien revela, no el poder humano, quien ve más auxiliado de Dios, que
de su esfuerzo natural. Respondió inmediatamente y probó que él no era
el Cristo, pues obraba por un ministerio visible. Porque como constaba
de dos dimensiones, esto es, de alma y de cuerpo, se consagra el
misterio de un modo visible en lo visible y de un modo invisible en lo
invisible. Así el cuerpo se lava con el agua, y los pecados del alma
con el espíritu; aunque en la misma fuente se halla un soplo de la
gracia del Señor; por tanto una cosa fue el bautismo de la penitencia
y otra el de la gracia. Este bautismo es de penitencia y de gracia, el
otro es solamente de penitencia. La obra del hombre consiste en hacer
penitencia de sus pecados, el don de Dios en obrar la gracia del
misterio. Queriendo evitar la envidia que le tendrían si creyesen que
era Dios, manifestó no sólo con palabras sino con obras, que él no era
el Cristo. Así que dice: "Mas está por venir otro más poderoso que
yo", etc. Y no hace comparación al hablar así, porque no puede haberla
entre el Hijo de Dios y el hombre; sino que dice que, aunque muchos
son fuertes, ninguno lo es más que Cristo. En fin, lejos de hacer
comparación, añade: "Al cual no soy digno de desatar la correa de sus
zapatos", etc.
San Agustín,
De consensum Evangelistarum., 2, 12
San Mateo dice: "No soy yo digno de
llevarle las sandalias" ( Mt 3,11). Ahora, si
viniese al caso entender "llevarle las sandalias", en sentido
diferente que "desatar la correa de sus zapatos", de modo que un
evangelista haya dicho una cosa y los demás otra, todos sin embargo
han referido la verdad; y si San Juan, al hablar del calzado del
Señor, intentó sólo mostrar la excelencia de Este y la humildad suya,
cualquiera de estas cosas que hubiera dicho, ya desatar las correas de
sus zapatos, o ya llevarle las sandalias, hubiera venido a decir lo
mismo, e igualmente los otros evangelistas, porque haciendo mención
del calzado, se expresa la misma humildad.
San Ambrosio
Diciendo: "No soy yo digno de llevarle las
sandalias" manifiesta que se ha dispensado la gracia de predicar el
Evangelio a los apóstoles, que están calzados por el Evangelio. Parece
por tanto, que San Juan dice esto porque representa al pueblo judío.
San Gregorio Magno,
homilia in Evangelia, 7
Dice que él no es digno de desatar la
correa de sus zapatos, como si dijese: Yo no puedo quitar el calzado
de los pies del Redentor, porque no usurpo para mí, el nombre de
esposo que no merezco. Porque era costumbre entre los antiguos, que
cuando alguno no quería recibir por mujer aquella que le correspondía,
le desataba el calzado el que se casaba con ella por derecho de
parentesco. O porque el calzado se hace de pieles de animales muertos,
habiendo encarnado nuestro Señor, apareció como calzado, porque tomó
para sí la mortalidad de nuestra corrupción. La correa del calzado es,
pues, como el nudo del misterio; así San Juan no puede desatar la
correa del calzado, porque no puede comprender el misterio de la
encarnación, que conoció por el espíritu de profecía.
San Juan Crisóstomo,
homilia in Mattheum, 11
Y como había dicho que su bautismo no
tenía más que agua, da por consiguiente a conocer la excelencia del
bautismo que administrará Jesucristo, cuando añade: "El os bautizará
con el Espíritu Santo y con el fuego"; manifestando por medio de esta
metáfora la abundancia de la gracia. No dice, pues: Os dará el
Espíritu Santo, sino os bautizará, y por lo que añade del fuego,
manifiesta la virtud de la gracia. Y así como Jesucristo llama agua a
la gracia del Espíritu, manifestando por la palabra
agua la pureza que produce a la vez que el inmenso consuelo que
introduce en nuestras almas; y así San Juan con la palabra fuego
expresa el fervor y la rectitud de la gracia, como también el fin de
los pecados.
Beda
Puede entenderse con la palabra fuego el
Espíritu Santo, porque abrasa por el amor y por la sabiduría, ilumina
los corazones que llena por lo que los apóstoles recibieron el
bautismo del Espíritu Santo por medio de un fuego visible. Hay quienes
exponen esto así porque al presente debemos ser bautizados por el
Espíritu Santo, y en lo futuro por medio del fuego, porque así como
renacemos por el agua y el Espíritu a la gracia así entonces seremos
purificados de ciertas manchas leves por el bautismo del fuego del
purgatorio.
Orígenes,
in Lucam, 25
Y así como San Juan esperaba junto al río
Jordán a los que iban a bautizarse y rechazaba a algunos llamándolos:
"Raza de víboras" ( Mt 3,7), recibía a los
que confesaban sus pecados, así nuestro Señor Jesucristo estará junto
al río de fuego con la espada ardiente para bautizar en él y llevar al
paraíso a todo el que desee ir a él después de esta vida y que
necesite ser purificado; pero no bautizará con este fuego al que no
tenga señal de los anteriores bautismos.
San Basilio,
liber de Spiritu Sancto
No porque diga: "Os bautizará en el
Espíritu Santo", hemos de creer completo el bautismo, en el que se
invoca sólo el nombre del Espíritu; pues conviene guardar siempre la
tradición en lo que se refiere a la gracia vivificante. Porque añadir
o disminuir cualquier cosa, excluye de la vida eterna; que así como
creemos, así recibimos el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo.
Griego
Diciendo: "Bautizará en el Espíritu
Santo", manifiesta la abundancia de la gracia y la riqueza del
beneficio. Mas para que nadie piense que el es potestad y voluntad del
Creador derramar beneficios y no, castigar a los desobedientes, añade:
"Tomará en su mano el bieldo", manifestando que no sólo es generoso
con los buenos, sino también vengador con los malos. El bieldo
manifiesta la prontitud del juicio, porque en un sólo instante y sin
intervalo de tiempo, separará a los condenados de los que han de
salvarse.
San Cirilo
En cuanto a lo que añade: "Y limpiará su
era", dice con ello el Bautista que la Iglesia pertenece a Jesucristo
como a su Señor.
Beda
Se entiende por era la Iglesia presente,
en la que son muchos los llamados y pocos los escogidos (
Mt 20,16). La limpieza de esta era se hace
ahora en particular, cuando algún perverso es arrojado de la Iglesia
por sus pecados públicos en virtud de castigo sacerdotal, o cuando es
condenado después de su muerte por la severidad divina a causa de sus
faltas ocultas, y generalmente se cumplirá en el fin, cuando el Hijo
del hombre envíe a sus ángeles para que limpien su reino de todo
escándalo ( Mt 13,41).
San Ambrosio
Por el bieldo se declara el derecho del
Señor de distinguir los méritos de cada uno, porque al aventar los
granos en la era, se separan los vacíos de los que están llenos como
si así lo dispusiera el viento. De aquí, prosigue: "Metiendo después
el trigo en su granero", etc. El Señor manifiesta por esta comparación
que distinguirá en el día del juicio los verdaderos méritos y los
frutos de la virtud, de la infructuosa liviandad, de las malas
acciones y de la vanidad, llevando a la mansión celeste a los hombres
de mérito más perfecto, que son los que más se asemejan a él, que cayó
como el grano de trigo en la tierra para producir abundantes frutos (
Jn 12).
San Cirilo
Por medio de las pajas representa a los
perezosos y a los vanos que se agitan movidos por el viento del
pecado.
San Basilio
Ellos sirven a los que son dignos del
reino de los cielos como la paja al trigo, y aunque no lo hagan en
vista de la caridad de Dios y del prójimo, los sirven con dones
espirituales y beneficios temporales.
Orígenes,
in Lucam, 26
Como el trigo y la paja no pueden
separarse sin el viento, tiene el bieldo en su mano, para demostrar
que unos son trigo y otros paja. Si eres paja ligera (esto es,
incrédulo), te mostrará la tentación lo que eres sin saberlo; si por
el contrario, resistes firmemente a la tentación, no es la tentación
la que te hace fiel y sufrido, sino la que pone de manifiesto la
virtud que en ti estaba oculta.
San Gregorio Niceno
Conviene saber que los dones varias veces
prometidos a los que viven honestamente no pueden explicarse por medio
de palabras; porque ni el ojo los vio, ni el oído las oyó, ni los
comprendió el corazón humano; ni guardan proporción las penas de los
pecadores con nada de lo que al presente afecta a nuestros sentidos,
pues aun cuando algunas de ellas se expresen con palabras, difieren
mucho, sin embargo; así cuando oímos decir fuego, se nos hace
conjeturar al añadir "inextinguible", circunstancia que no tiene el
nuestro.
San Gregorio Magno, Moralia. 15, 14
Se expresa de una manera admirable el
fuego del infierno. En efecto, nuestro fuego material se alimenta por
medio de leñas amontonadas, y no subsiste si no se le alimenta; el del
infierno, por el contrario, aunque sea materia en cuanto quema
físicamente a los réprobos lanzados en él, no se alimenta con leñas,
sino que una vez encendido nunca se apaga.
|
18-20 |
Muchas cosas, además de
estas, anunciaba al pueblo en las exhortaciones que le hacía. Y como
reprendiese al tetrarca Herodes por razón de Herodías, mujer de su
hermano, y con motivo de todos los males que había hecho, Herodes
añadió a todos ellos el de poner a Juan en la cárcel. (vv. 18-20)
Orígenes,
in Lucam, 27
San Juan había anunciado a Jesucristo,
predicaba el bautismo del Espíritu Santo y las demás cosas que refiere
la historia del Evangelio. Fuera de estas cosas, se indica que anunció
otras muchas en lo que sigue: "Muchas cosas otras, además de éstas,
anunciaba al pueblo".
Teofilacto
Su exhortación era la buena doctrina, y
por ello se llama Evangelio.
Orígenes,
in Lucam, 27
Y así como en el Evangelio de San Juan se
dice que de Cristo dijo muchas otras cosas, así en el presente lugar
debe entenderse lo que dice San Lucas, que San Juan había dicho cosas
más grandes de lo que puede creerse. Admiramos a San Juan, porque era
el mayor entre los nacidos de mujer, y porque había llegado a una
altura tal por los méritos de sus virtudes, que muchos lo tuvieron por
Cristo; pero es mucho más admirable que no temiese a Herodes, ni se
asustase ante la muerte, por lo cual prosigue: "Y como reprendiese al
tetrarca Herodes", etc.
San Eusebio
Se llama tetrarca para diferenciarlo de
aquel Herodes que reinaba cuando nació Jesucristo: aquél era rey, y
éste tetrarca
1.
Aquél tenía por mujer a la hija de Areta, rey de la Arabia, con la que
(siendo mujer de su hermano Filipo) se casó, cometiendo adulterio,
puesto que ya tenía hijos de su hermano, y esto era lícito sólo a
aquéllos cuyos hermanos morían sin sucesión. El Bautista había
reprendido esto a Herodes. Este oía con suma atención en un principio
sus exhortaciones, porque las encontraba razonadas y llenas de
consuelo; pero la concupiscencia de Herodes lo obligaba a despreciar
las palabras del Bautista, por lo que lo encerró en la cárcel. Por
esto se dice: "Añadió a todos ellos el de poner a Juan en la cárcel".
Beda
Según el Evangelio de San Juan, el
Bautista no fue encarcelado entonces, sino después que Jesucristo hizo
algunos milagros, y después que se extendió la fama de su bautismo.
San Lucas lo refiere antes de tiempo para hacer ver cuánta era la
malicia de Herodes, el cual, viendo que por la predicación de Juan
acudían muchos, que sus soldados iban creyendo, que los publicanos
hacían penitencia, y que todo el vulgo pedía el bautismo, él, por el
contrario, no sólo despreció a San Juan, sino que lo encarceló y lo
mató.
Glosa
Antes de ocuparse de los hechos de
Jesucristo, dice San Lucas que Juan había sido preso por Herodes, para
demostrar que sólo va a describir lo que hizo el Señor, especialmente
después de aquel año en que San Juan fue preso y degollado.
Notas
1.
Tetrarca: gobernante de un territorio pequeño. P.e. Herodes Antipas.
|
21-22 |
En el tiempo en que
concurría todo el pueblo a recibir el bautismo, habiendo sido también
bautizado Jesús, y estando en oración, sucedió el abrirse el cielo y
bajar sobre El el Espíritu Santo en forma corporal como de una paloma,
y se oyó esta voz del cielo: "Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo
puestas todas mis delicias". (vv. 21-22)
San Ambrosio
San Lucas reasume todo lo que han dicho
los demás evangelistas, y más que referirlo da a entender que el Señor
fue bautizado por San Juan; por esto dice: "En el tiempo en que
concurría todo el pueblo a recibir el bautismo", etc. El Señor fue
bautizado, no para purificarse, sino para purificar las aguas, a fin
de que, purificadas por la carne de Jesucristo, que no conoció el
pecado, tuviesen virtud para bautizar a los demás.
San Gregorio Nacianceno,
oratio 39
Jesucristo se bautizó tal vez para
santificar al Bautista, y sin duda ninguna para sumergir en las aguas
a todo el viejo Adán.
San Ambrosio
Cual fuese la causa por qué Jesucristo
quiso ser bautizado, lo especifica el mismo Señor diciendo: "Así
debemos cumplir toda justicia" ( Mt 3,15). ¿Y
qué es sino justicia hacer primero uno lo que quiere que otro haga,
exhortándolo con su ejemplo? Por tanto, que ninguno se niegue a
recibir el bautismo de la gracia, puesto que Jesucristo no se negó a
recibir el bautismo de la penitencia.
San Juan Crisóstomo
Había un bautismo de los judíos que
limpiaba las inmundicias de la carne, pero no las culpas del alma; en
tanto que nuestro bautismo libra de todos los pecados, purifica
nuestra alma, y derrama la gracia del Espíritu Santo. El bautismo de
San Juan era mejor que el de los judíos, porque no consistía en la
observancia de las purificaciones corporales, sino que exhortaba a
convertirse del vicio a la virtud. Pero era de menos valor que el
nuestro, porque ni concedía la gracia del Espíritu Santo, ni el perdón
que se obtiene por la gracia. Pero Jesucristo no fue bautizado ni con
el bautismo de los judíos ni con el nuestro -porque ni necesitaba el
perdón de los pecados, ni su carne, que había sido concebida desde el
principio por el Espíritu Santo, tenía necesidad de él- pero fue
bautizado con el bautismo de San Juan, para que comprendamos, por la
naturaleza misma de este bautismo, que no fue bautizado porque hubiera
cometido alguna culpa, ni tampoco porque necesitase el don del
Espíritu Santo. Dice el evangelista: "Bautizado y estando en oración",
para que se comprenda que una vez recibido el bautismo, es muy
conveniente orar.
Beda
Porque aunque en el bautismo todos los
pecados se perdonan, todavía la fragilidad de la carne no queda
fortalecida, porque, cuando pasado el mar Rojo nos felicitamos por la
inmersión de los egipcios, nos encontramos con otros enemigos en el
desierto de la vida mundana, a los que debemos vencer con nuestro
esfuerzo por la gracia de Cristo, hasta que lleguemos a la patria
celestial.
San Juan Crisóstomo
Dice, pues: "Se abrió el cielo", como si
hasta entonces hubiera estado cerrado. El redil del cielo y el de la
tierra ya se habían reunido, y habiendo un sólo pastor de todas estas
ovejas, el cielo se abrió, y el hombre terreno se juntó con los
ángeles.
Beda
No se abrió el cielo entonces para Aquél
cuyos ojos veían el interior de los cielos; pero allí se manifiesta la
virtud del bautismo, del cual cuando cada uno sale encuentra que se
abre para él la puerta del reino de los cielos, y mientras que la
carne inocente es bañada con las aguas frías, se extingue el fuego de
la espada que nos amenazaba en otro tiempo.
San Juan Crisóstomo
Bajó el Espíritu Santo sobre Jesucristo,
porque era como el principio de nuestra especie para estar primero en
El, el cual no lo recibió para sí, sino para nosotros. De donde
prosigue: "Y bajó sobre El el Espíritu Santo", etc. No se crea que lo
recibió porque no lo tenía, porque El mismo, como Dios, lo enviaba del
cielo, y a la vez como hombre lo recibía en la tierra. Así voló desde
El hasta El, es decir, desde su divinidad hasta su humanidad.
San Agustín,
de Trinitate 5, 26
Es un gran absurdo suponer que recibiese
el Espíritu Santo cuando ya tenía treinta años. Llegó al bautismo sin
pecado, pero no sin el Espíritu Santo. Porque si de San Juan ha
escrito San Lucas, "que fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre
de su Madre" ( Lc 1,15), ¿qué debemos creer
de Jesucristo, cuya concepción, según la carne, no fue carnal, sino
espiritual? Ahora, pues, se ha dignado figurar su cuerpo, esto es, su
Iglesia, en la cual los bautizados espiritualmente reciben el Espíritu
Santo.
San Juan Crisóstomo
Este bautismo tenía algo de antiguo a la
vez que aparecía como nuevo; lo primero, porque lo recibía de un
profeta, y lo último por la venida del Espíritu Santo.
San Ambrosio
Con razón se presentó el Espíritu Santo en
forma de paloma, porque no es visible en la sustancia de su divinidad.
Observaremos el misterio de mostrarse en figura de paloma. La gracia
del bautismo exige la sencillez, para que seamos sencillos como la
paloma; la gracia del bautismo requiere la paz, la que llevó
representada la paloma en la rama de oliva al arca, que sola fue la
que quedó libre del diluvio.
san Juan Crisóstomo
Ahora, para expresar la mansedumbre del
maestro, aparece en forma de paloma; mientras que en Pentecostés se
presenta en forma de fuego, para representar la pena. Cuando convenía
perdonar los pecados, era necesaria la mansedumbre; pero cuando hemos
alcanzado la gracia, sólo queda el tiempo del examen y del juicio.
San Cipriano,
ecclesie unitate
La paloma es un animal sencillo y alegre,
no tiene hiel amarga, no hace daño con sus picadas, ni hieren sus
uñas, gusta de vivir entre los hombres, conocen la unión de una sola
casa, cuando engendra sus hijos está siempre con ellos, cuando se
desplazan permanecen juntas, llevan su vida en comunidad, conocen la
concordia con el beso de la paz, y cumplen en todo con la ley que
prescribe la unión.
San Juan Crisóstomo
Jesucristo también aun desde su nacimiento
se había dado a conocer por medio de muchas profecías, pero como no
quisieron entenderlas, habiéndose ocultado algún tiempo se vuelve a
manifestar de una manera más clara por otro principio. Pues la
estrella lo había revelado ya en el cielo, mas en las aguas del Jordán
el Espíritu Santo desciende sobre El en forma de paloma y al Padre lo
proclama haciendo resonar su voz sobre la cabeza de aquel que era
bautizado; de donde sigue: "Se oyó una voz del cielo: Tú eres mi Hijo
amado", etc.
San Ambrosio
Hemos visto al Espíritu Santo, pero bajo
una forma corporal; y el Padre, a quien no podemos ver, oigámoslo. El
Padre es invisible y el Hijo es invisible según la divinidad; mas
quiso darse a conocer en el cuerpo, y como el Padre no tenía cuerpo,
por eso quiso enseñarnos que El estaba presente en el Hijo, diciendo:
"Tú eres mi hijo".
San Atanasio
La Sagrada Escritura emplea el nombre de
Hijo en dos sentidos. Uno como se dice en el Evangelio: "Les dio
potestad de convertirse en hijos de Dios" ( Jn
1,12); el otro, según el cual Isaac es hijo de Abraham. Jesucristo,
pues, no se llama simplemente Hijo de Dios sino con adición de
artículo, para que comprendamos que sólo El es el que en realidad y
según la naturaleza es Hijo, por lo cual se llama unigénito. Pues si
se llamase hijo en el sentido absurdo de Arrio, como los que consiguen
este nombre por gracia, en nada parecería diferenciarse de nosotros.
Resta, pues, el segundo sentido, el cual consiste en decir que Cristo
es Hijo de Dios, como Isaac es hijo de Abraham. El que es engendrado
por otro naturalmente y no toma su origen de afuera, es hijo por
naturaleza. Pero se dice: ¿Por ventura la natividad del Hijo es
pasible como la del hombre? De ningún modo; sino que Dios, siendo
indivisible, es Padre del Hijo de una manera impasible; por lo que se
dice: "Verbo del Padre"; porque ni el verbo humano se produce
pasiblemente; y siendo simple la naturaleza divina, es Padre de un
solo Hijo, y por esto añade: "Amado".
Crisóstomo
Cuando alguno tiene un solo hijo, lo ama
mucho más; pero si es padre de muchos, su afecto se debilita
dividiéndose.
San Atanasio
Habiendo anunciado antes el profeta las
promesas de Dios, diciendo: "Enviaré a Cristo mi Hijo", ahora a
orillas del Jordán, como cumplido ya lo prometido, añade: "En ti me he
complacido".
Beda
Como diciendo: He constituido en ti mis
complacencias, es decir, cumpliré por medio de Ti lo que me place.
San Gregorio Magno,
Homiliae in Hiezechihelem prophetam, 8
O de otro modo, todo el que arrepentido
corrige algunas cosas que hizo, por lo mismo que se arrepiente, indica
que le han desagradado, porque enmienda lo que hizo; así el Padre
Omnipotente habló de los pecadores, a manera de los hombres, diciendo
( Gén 6,7): "Me arrepiento de haber hecho al
hombre"; como si se hubiese desagradado a sí mismo en los pecadores
que creó. Así es que sólo en Cristo se ha complacido, porque sólo en
El no halló culpa, en la que como arrepintiéndose se reprenda.
San Agustín,
de consensu evangelistarum, 2,14
Lo que dice San Mateo: "Este es mi hijo" (
Mt 3,17), y San Lucas: "Tú eres mi hijo
amado"; tiene el mismo sentido. En efecto, la voz del cielo dijo una
de estas cosas, pero San Mateo quiso demostrar que lo que se ha dicho:
"Este es mi Hijo" tenía el mismo valor para indicar, especialmente a
los oyentes, que El era el Hijo de Dios. No se dirigía a Cristo lo que
ya sabía; sino que oían los que estaban presentes, para quienes
también fue hecha la misma voz.
|
23-38 |
Y el mismo Jesús comenzaba
a ser como de treinta años; hijo, según se creía, de José, que lo fue
de Helí, que lo fue de Mattat, que lo fue de Leví, que lo fue de Melkí,
que lo fue de Janái, que lo fue de José, que lo fue de Mattatías, que
lo fue de Amós, que lo fue de Nahúm, que lo fue de Eslí, que lo fue de
Nangay, que lo fue de Maaz, que lo fue de Mattatías, que lo fue de
Semeín, que lo fue de Joséc, que lo fue de Jodá, que lo fue de Joanán,
que lo fue de Resá, que lo fue de Zorobabel, que lo fue de Salatiel,
que lo fue de Nerí, que lo fue de Melkí, que lo fue de Addí, que lo
fue de Cosam, que lo fue de Elmadam, que lo fue de Er, que lo fue de
Jesús, que lo fue de Eliezer, que lo fue de Jorim, que lo fue de Matat,
que lo fue de Leví, que lo fue de Simeón, que lo fue de Judá, que lo
fue de José, que lo fue de Jonam, que lo fue de Eliaquim, que lo fue
de Meleá, que lo fue de Menná, que lo fue de Mattatá, que lo fue de
Natán, que lo fue de David, que lo fue de Jesé, que lo fue de Obed,
que lo fue de Booz, que lo fue de Sala, que lo fue de Naassón, que lo
fue de Aminadab, que lo fue de Aram, que lo fue de Esrom, que lo fue
de Fares, que lo fue de Judá, que lo fue de Jacob, que lo fue de
Isaac, que lo fue de Abraham, que lo fue de Tara, que lo fue de Najor,
que lo fue de Serug, que lo fue de Ragáu, que lo fue de Falek, que lo
fue de Eber, que lo fue de Sala, que lo fue de Cainam, que lo fue de
Arfaxad, que lo fue de Sem, que lo fue de Noé, que lo fue de Lámek,
que lo fue de Matusalén, que lo fue de Henoc, que lo fue de Járet, que
lo fue de Maleleel, que lo fue de Cainam, que lo fue de Enós, que lo
fue de Set, que lo fue de Adam, que lo fue de Dios. (vv. 23-38)
Orígenes,
in Lucam, 28
Después de haber dicho que el Señor fue
bautizado, expone su genealogía, no descendiendo de los superiores a
los inferiores, sino subiendo desde Jesucristo hasta Dios; por lo que
dice: "Y el mismo Jesús comenzaba", etc. Se dice que empezó entonces,
cuando fue bautizado y recibió el misterio de la segunda generación, a
fin de que tú destruyas también la primera natividad, y nazcas en la
segunda generación.
San Gregorio Nacianceno,
Orat. in sanct. lavacr
Debemos considerar quién es el que fue
bautizado, por quién y cuándo. Fue bautizado por Juan el que estaba
puro, y cuando ya había empezado a hacer milagros; para que de ahí
aprendamos a purificarnos, a abrazar la verdad y a predicar con la
perfección de la edad espiritual y corporal. La primera de estas
lecciones se dirige a aquellos que reciben el bautismo, y no se
preservan por medio de las buenas costumbres, pues, aunque la gracia
del bautismo perdona los pecados, hay que temer la vuelta al mismo
vómito. La segunda se dijo a los que se levantan contra los
dispensadores del misterio, que los aventajan en dignidad. La tercera
es para aquellos que, jóvenes y presuntuosos, creen que no hay edad
requerida para la predicación y la doctrina. Se purifica Jesús, y tú
menosprecias la purificación; es purificado por Juan, y tú te levantas
contra el que te aconseja; tiene treinta años, y tú en la adolescencia
enseñas a los ancianos. Citáronse los ejemplos de Daniel y otros
semejantes, porque el culpable está siempre dispuesto a responder. Mas
lo que raras veces acontece no es ley de la Iglesia; así como una sola
golondrina no establece primavera.
San Juan Crisóstomo
O acaso, para cumplir toda la ley,
aguardaba aquella edad que es capaz de todos los pecados, a fin de que
no se dijese que destruía la ley quien no podía cumplirla.
Griego
Por esta razón viene Jesús a bautizarse
cuando tiene treinta años, con el fin de manifestar que la
regeneración espiritual produce hombres perfectos, según la edad
espiritual.
Beda
También puede decirse que la edad de
treinta años
1, en
la que fue bautizado el Salvador, insinuó también un misterio del
bautismo; a saber: a causa de la fe en la Trinidad y el cumplimiento
de los preceptos del Decálogo.
San Gregorio Nacianceno,
Orat. in sanct. lavacr
Sin embargo, el niño debe bautizarse
cuando la necesidad lo exija, porque es más útil santificarse sin
sentirlo, que morir privados de ese signo. Pero se dirá: Jesucristo
fue bautizado cuando tenía treinta años, siendo así que era Dios, y tú
mandas que se anticipe el bautismo. Cuando dijiste Dios, has resuelto
la dificultad. No le era necesario recibir el bautismo, pero tú que
naciste en la corrupción te expones a una expiación grande, si mueres
sin estar cubierto con el vestido de la incorrupción. Sin duda que es
bueno guardar la limpieza del bautismo, pero vale más exponerse a
mancharse algo que a ser enteramente privado de la gracia.
San Cirilo
Aun cuando Jesucristo carece de padre
según la carne, algunos sospechaban que tenía padre; por lo cual
prosigue: "Hijo, según se creía de José".
San Ambrosio,
in Lucam, 3
Bien se dice "como se creía", porque en
realidad no lo era; y se creía porque María lo había engendrado, (la
que estaba desposada con José). ¿Cómo es que se describe la genealogía
de José con preferencia a la de María (siendo así que María había
engendrado a Jesús por obra del Espíritu Santo, y San José no tiene
parte en la generación del Señor)? Podríamos dudar sobre esto, si la
Sagrada Escritura no nos enseñase la preferencia que siempre da a la
genealogía del marido, y especialmente aquí en que la genealogía de
José y de María vienen a ser una sola, porque siendo José un varón
justo, tomó ciertamente mujer de su propia tribu y de su misma patria.
Y así en tiempo del célebre empadronamiento, subió San José, de la
casa y de la familia de David, para empadronarse con su esposa María.
La que desciende de la misma familia y de la misma patria viene a
empadronarse, y da a entender de una manera clara que pertenece a la
misma tribu y a la misma familia, de quien desciende su consorte. Por
lo que explicando la generación de José el evangelista añade: "Que fue
de Helí". Observaremos que San Mateo refiere a Jacob (que fue padre de
José) que era hijo de Natán, y San Lucas dijo que José (con quien
estaba desposada María) era hijo de Helí. ¿Cómo puede decirse que uno
solo tiene dos padres, como pudieron serlo Helí y Jacob?
San Gregorio Nacianceno
Dicen algunos que solamente hay una
sucesión desde David hasta José, pero que se expone con diversos
nombres por cada uno de los evangelistas. Pero esto lo dicen de un
modo absurdo, porque el principio de esta genealogía se encuentra en
los dos hermanos, que son Natán y Salomón, de donde descendieron
diferentes generaciones.
San Eusebio Cesarea,
Historia Ecclesiastica, 1,6
Penetremos más en la inteligencia de estas
palabras. Si habiendo afirmado San Mateo que José es hijo de Jacob,
San Lucas afirma que es hijo de Helí, en ello podía haber alguna
dificultad. Mas como afirmando San Mateo, San Lucas declara la opinión
de muchos, no la propia, diciendo: "Según se pensaba", me parece que
en esto no queda duda alguna. En efecto, había diversas opiniones
entre los judíos acerca de Jesucristo, y todos decían que venía de
David según las promesas que le habían sido hechas. La mayor parte
decía que el Cristo descendería de David por medio de Salomón y de los
otros reyes. Algunos se separaban de esta opinión, porque de ciertos
reyes se refieren cosas enormes, y porque de Jeconías dijo Jeremías (
Is 22) que de su descendencia ninguno se
sentaría en el trono de David; cuya opinión menciona San Lucas,
sabiendo que San Mateo refiere la verdad de la genealogía tal y como
es. Y esta es la razón primera. Hay otra más profunda. San Mateo, como
empieza su Evangelio escribiendo desde antes de la concepción de María
y el nacimiento de Jesús según la carne, pone desde luego antes, como
en toda historia, la genealogía según la carne, además sigue la
genealogía descendiendo de los mayores, porque el Verbo de Dios, al
tomar carne, descendía. San Lucas, por el contrario, parte de la
regeneración por el Bautismo, y recorre otra sucesión de mayores,
subiendo de los últimos a los primeros; omite los pecadores que San
Mateo había nombrado (porque todo el que renace en Dios se hace
extraño a sus mayores culpables, para ser hijo de Dios), y menciona a
aquellos que habían vivido honestamente según Dios. Así se dice a
Abraham: "Tú marcharás a tus padres" ( Gén
15,15), no a tus padres según la carne, sino a tus padres en Dios, por
la semejanza de su bondad. Así atribuye al que nace en Dios los
mayores que son padres según Dios por la conformidad de la vida.
San Agustín,
de quaestiones Novi et Veteri Testamenti, 56
O de otro modo, Mateo desciende a José de
David por Salomón. Por el contrario, Lucas parte de Helí, que vivió en
tiempo del Salvador, y sube por la descendencia de Natán hijo de
David, y junta en una misma tribu a Helí y José, manifestando que uno
y otro proceden de un mismo origen; y que así el Salvador es hijo no
solamente de José, sino también de Helí. Por la misma razón que el
Salvador se dice hijo de José, también se dice que es hijo de Helí y
de todos los demás que pertenecen a la misma tribu. De aquí que dice
el apóstol: "Cuyos padres, y de quienes es Cristo según la carne" (
Rom 9,15).
San Agustín,
de quaestiones evangeliorum, 2,5
Tres hipótesis pueden formarse sobre este
pasaje del Evangelio. O un evangelista nombró al padre de José y otro
su abuelo materno o alguno de los parientes mayores, o el uno era
padre natural de José y otro por adopción, o según la costumbre de los
judíos, cuando uno moría sin tener hijo, su pariente más cercano podía
casarse con su viuda, cuyo primer hijo debía considerarse como el
sucesor del que había muerto.
San Ambrosio
Se dice que Natán, (que descendía de
Salomón) engendró a su hijo Jacob, y murió sobreviviéndole su mujer;
la cual tomó Melchi por esposa, de la que nació Helí. Además Jacob,
habiendo muerto Helí, su hermano, sin hijos, se casó con la mujer de
él, y engendró a su hijo José, el cual, según la ley debía llamarse
Jacob, porque la semilla del hermano difunto reponía la generación,
según ordenaba la ley antigua.
Beda
O de otro modo, Jacob, tomando por mandato
de la ley a la mujer de su hermano Helí, muerto sin hijos, engendró a
José, hijo suyo según la naturaleza, pero, según la ley, hijo de Helí.
San Agustín,
de questiones Novi et Veteri Testamenti, 2,3
Es muy probable que San Lucas haya contado
el origen de adopción, porque no quiso decir que José había sido
engendrado por aquel de quien había dicho que era hijo. Más fácilmente
se dijo hijo de aquel por quien había sido adoptado, que se diría
engendrado por aquél, de cuya carne no había nacido. Cuando dice San
Mateo: "Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob" (
Mt 1,2), y continuando con esta palabra
engendró, hasta que dice el último: "Jacob engendró a José" (
Mt 1,16), claramente expresa que habla de
aquella paternidad y de aquel origen, por el cual José fue engendrado,
no adoptado. Y aun cuando San Lucas hubiese dicho que San José
descendía de Helí, ni aun así debe turbarnos la frase, porque puede
muy bien decirse que el que adopta un hijo lo engendra, no con la
carne, sino con la caridad. Con razón San Lucas tomó el origen según
la adopción, porque creyendo en el Hijo de Dios, nos hacemos hijos de
Dios por adopción, mientras que por la generación carnal el Hijo de
Dios se hizo Hijo del hombre por nosotros.
San Juan Crisóstomo,
in epistula ad Romam, 31
Como esta parte de Evangelio se compone de
una serie de nombres, creen algunos que ninguna enseñanza preciosa se
encuentra en ella. Para no caer en error, profundicemos el pasaje,
porque de esos nombres se puede sacar un rico tesoro, puesto que son
el emblema de muchas cosas; pues recuerdan la divina clemencia y las
acciones de gracias de las mujeres, que, después de haber impetrado
hijos, les imponían el nombre del don que habían recibido.
Glosa
Helí quiere decir Dios
mío o el que sube; el nombre de Mathat,
significa el que perdona pecados; Leví quiere
decir añadido.
San Ambrosio
San Lucas nos podía nombrar muchos de los
hijos de Jacob, para no aparecer divagando en una serie extraña a su
genealogía. Sin embargo, no quiso omitir nombres antiguos de
patriarcas, aunque en otros muy posteriores, como los de José, Judas,
Simeón y Leví, que expresan cuatro géneros de virtudes. Judas es la
figura profética del misterio de la pasión del Señor; José representa
la santidad; Simeón el castigo del pudor ultrajado, y Leví el
ministerio sacerdotal; y sigue: Que fue de Melchí, esto es,
mi rey; de Janna, esto es diestra; de José,
esto es, que acrece (éste fue otro José); de
Matatías, esto es, don de Dios; de Amós, esto
es, que carga o cargó; de Nanen, esto es
ayúdame; de Nagge, esto es,
mediodía o meridiano; de Mahath, esto es,
deseo; de Mathathías, como arriba; de Semeí, esto es
obediente; de José, esto es,
aumento; de Judas, esto es,
creyente; de Joanna, esto es, gracia de Dios,
misericordia de Dios; de Resa, esto es,
misericordioso; de Zorobabel, esto es,
príncipe o maestro de Babilonia; de Salathiel,
esto es, Dios mi petición; de Neri, esto es,
antorcha mía; de Melchi, esto es,
mi reino; de Addí, esto es,
robusto o violento; de Cosan, esto es,
previsor; de Her, esto es, vigilante,
vigilia; de Jesús, esto es,
Salvador; de Eliezer, esto es, Dios mi ayuda;
de Joarim, esto es, Dios que exalta o exaltando;
de Mathat como arriba; de Leví, como arriba; de Simeón, esto es,
oyó la tristeza o el signo; de Judas, como
arriba; de José, como arriba; de Joná, esto es,
paloma o doliente; de Eliachim, esto es,
resurrección de Dios; de Melcha, esto es, su
rey; de Menna, esto es, mis entrañas; de Mathathias, esto es,
don; de Natán, esto es, dio
o dando.
San Ambrosio
Natán es el símbolo de la dignidad
profética. Así vemos prefigurados los diversos géneros de virtudes en
cada uno de los mayores de Jesucristo, el cual las reúne todas.
Sigue: "Que fue de David".
Orígenes,
in Lucam, 28
El Señor, descendiendo al mundo, aceptó la
condición de todos los pecadores, y quiso nacer de la estirpe de
Salomón (como refiere San Mateo), cuyos pecados están escritos, y de
los otros, de los cuales muchos obraron mal delante de Dios. Mas
cuando asciende del bautismo, después de su segundo nacimiento (como
refiere San Lucas), no nace por Salomón sino por Natán, el cual arguye
al padre sobre la muerte de Urías y el nacimiento de Salomón.
San Agustín,
retractationum libri, 1,28
Conviene advertir que fue un profeta del
mismo nombre el que reprendió a David, para que no se piense que fue
el mismo hombre, habiendo sido otro.
San Gregorio Nacianceno
A partir de David, la marcha de la
genealogía es la misma según los dos evangelistas, por lo que sigue:
"Que fue de Jessé".
Glosa
David se interpreta mano
fuerte, Jessé incienso. Sigue: que fue
de Obed, que significa servidumbre; que fue
de Booz, que significa fuerte; que fue de
Salmón, que es sensible o
pacífico; de Naasson que es augurio o
serpentino; de Aminadab, esto es,
pueblo voluntario; de Aram, que es
derecho o excelso;
de Esrón, esto es, saeta; de Jares, que es
división; de Judas, esto es,
que confiesa, de Jacob, que es
suplantador; de Isaac, que es
risa o gozo; de
Abraham, que es padre de muchas gentes o
que ve pueblo.
San Juan Crisóstomo,
in Matthaeum, 1
San Mateo, como que escribía para los
judíos, no se propuso decir más que Cristo descendía de Abraham y de
David, porque esto agradaba sobremanera a los judíos. San Lucas, por
el contrario (como quien habla para todos), prosigue su relación hasta
Adán, de donde sigue: "Que fue de Tharé".
Glosa
Que se interpreta
exploración o nequicia; que fue de
Nachor, que es descansó la luz; que fue de
Larug, que es correa o
quien tiene las riendas o perfección;
de Ragan, que es enfermo o
que apacienta; de Phares, que es el que
divide o dividido; de Heber, que es
tránsito; de Sale, que es
el que quita; de Cainan, que es lamentación
o posesión de ellos.
Beda
Según el texto hebreo, el nombre y la
generación de Cainán no se encuentran ni en el Génesis ni en las
palabras de los días, pero se dice que Arphaxad fue el padre inmediato
de Selaa (o Salé). Sabed, pues, que Lucas tomó esta generación de la
Septuaginta, donde está escrito que Arphaxad, de edad de 135 años,
engendró a Cainan, y que éste engendró a Selaa, a la edad de ciento
treinta años.
Sigue: "Que fue de Arphaxad".
Glosa
Que significa que repara la devastación;
que fue de Sem, que es nombre o nombrado; que fue de Noé, que es
descanso.
San Ambrosio
El nombre del justo Noé no debía omitirse
en las genealogías del Señor, a fin de que, desde su nacimiento, se
viese que el fundador de la Iglesia había antes enviado un mayor de su
raza para fundarla bajo la figura del arca. Que fue de Lamech.
Glosa
Que significa humillado o que hiere o
herido o humilde; que fue de Mathusalém, que es emisión de la muerte o
que es muerte y preguntó.
San Ambrosio
Los años de este patriarca se cuentan
antes del diluvio, para que se vea que así como Cristo es el único,
cuya vida no siente edad alguna, así también aparezca que no sintió el
diluvio en sus mayores. Que fue de Enoch. Este es un indicio
manifiesto de la santidad del Señor y su divinidad. Puesto que el
Señor no sintió la muerte y subió al cielo, como este antepasado de su
raza fue arrebatado al cielo. De este modo se ve con claridad que
Cristo pudo no morir, pero que lo quiso para que su muerte nos
aprovechase. Mas aquél fue arrebatado para que la malicia no mudase su
corazón; pero el Señor (a quien la malicia del mundo no podía mudar)
volvió con la majestad de su grandeza al punto de donde había venido.
Beda
Subiendo el hijo de Dios bautizado hasta
Dios el Padre, pone bien en el grado septuagésimo a Enoch, el cual,
evitada la muerte, fue trasladado al Paraíso; a fin de significar que
aquéllos que son regenerados por agua y del Espíritu Santo en la
gracia de la adopción de los hijos (después de la disolución del
cuerpo) llegarán un día al eterno descanso. A causa del sábado, que es
el día séptimo, el número setenta significa el reposo de aquellos que,
con la ayuda de la gracia de Dios, observaron el Decálogo de la ley.
Glosa
Enoch significa dedicación; que fue de
Jared, que es descendiente o continente; que fue de Malaleel, que es
alabado de Dios o que alaba a Dios; que fue de Cainan, como arriba;
que fue de Enós, esto es, hombre o que desespera o violento; que fue
de Seth, que es posición o puso.
San Ambrosio
Seth, último hijo de Adán, se nombra para
significar (en figura) las dos generaciones de pueblo, y que Cristo
debe contarse en la segunda generación más bien que en la primera.
Prosigue: "Que fue de Adam".
Glosa
Que significa hombre, o terreno, o
indigente; que fue de Dios.
San Ambrosio
¿Qué cosa más bella pudo acordar que
empezar la santa genealogía por el Hijo de Dios y conducirla hasta el
hijo de Dios? Creado primero en figura, nace después en verdad; hecho
antes a su imagen, desciende por El la imagen de Dios a la tierra.
También creyó San Lucas que debía referir el origen de Cristo a Dios,
porque Dios es el verdadero generador de Cristo, o porque es su Padre,
según la verdadera genealogía, o porque, según la regeneración del
bautismo, El es el autor del don místico; y por eso no escribió desde
luego su genealogía, sino después de haber explicado su bautismo, para
mostrarlo Hijo de Dios (según la naturaleza y según la gracia).
Además, ¿qué signo más evidente de su divina generación que esto, que
hace decir al Padre, antes de escribir su genealogía: "Tú eres mi Hijo
amado"?
San Agustín,
de cons. Evang., lib. 2, cap. 4
Bastante demostró con esto que, al llamar
a José hijo de Helí, no quiso decir engendrado sino adoptado por él;
así como llamó a Adán hijo de Dios, no por generación, puesto que fue
creado, sino porque fue constituido por gracia (que después perdió
pecando) como hijo en el Paraíso.
Teofilacto
Termina también la genealogía en Dios,
para que sepamos que Cristo elevará a los padres intermediarios hasta
Dios y los hará sus hijos; y para que igualmente se creyese que la
generación de Cristo se verificó sin concurso de hombre, como si
dijese: Si no creéis que el segundo Adán fue formado sin cooperación
de hombre, venid al primer Adán, y hallaréis que Dios le formó de la
tierra.
San Agustín,
de cons. Evang., lib. 2, cap. 4
San Mateo quiso representar al Señor
descendiendo a nuestra mortalidad, por eso refiere las generaciones,
en el principio de su Evangelio, descendiendo desde Abraham hasta
Cristo. San Lucas, por el contrario, no cuenta las generaciones desde
el principio, sino desde el bautismo de Cristo; y no descendiendo,
sino ascendiendo. En fin, para designar mejor al Pontífice que ha de
borrar los pecados, parte del lugar en que San Juan da testimonio,
diciendo: "He aquí el que quita los pecados del mundo" (
Jn 1,29), y subiendo llega hasta Dios, con
quien, limpios y purificados, nos reconciliamos.
San Ambrosio
Los evangelistas que siguieron el orden
antiguo, no por eso discrepan de los otros. No hay que admirarse si en
San Lucas se ven más generaciones, desde Abraham hasta Cristo, que en
San Mateo, puesto que se concuerda en que no han seguido la generación
por las mismas personas. Pudo suceder que unos hayan tenido larga
vida, mientras que los de la otra genealogía hayan muerto jóvenes; del
mismo modo que vemos ancianos vivir con sus nietos, al paso que otros
mueren apenas tienen hijos.
San Agustín,
de quaest. Evang., lib. 2, quaest. 6
Muy convenientemente San Lucas, comenzando
desde el bautismo del Señor, cuenta setenta y siete personas,
ascendiendo en su genealogía; pues así expresó nuestra ascensión hacia
Dios, con quien nos reconciliamos por la remisión de los pecados,
porque el bautismo remite todos los pecados que se significan por ese
número. En efecto, once veces siete son setenta y siete. En el número
diez está la perfección de la bienaventuranza; de donde es claro que
la trasgresión de la decena representa el
pecado, que por soberbia desea tener más. El número siete veces
significa que esta trasgresión viene de la
acción del hombre, porque el número tres significa la parte inmaterial
del hombre, y el número cuatro el cuerpo. Sin embargo, la acción no se
expresa en los números, cuando decimos uno, dos, tres, sino cuando
decimos una vez, dos veces, tres veces; y así once veces siete expresa
que la trasgresión viene de la acción del hombre.
Notas
1. O
tres décadas.
|