CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO

28-30   -   31-34   -   34-38   -   39-42   -   43-46   -   47-53   -   54-62   -   63-71
01-02
Y estaba ya cerca la fiesta de los Azimos, que es llamada Pascua. Y los príncipes de los Sacerdotes, y los escribas, buscaban cómo harían morir a Jesús: mas temían al pueblo. (vv. 1-2)
 
Crisóstomo
Los sucesos ocurridos entre los judíos son la figura de nuestros misterios. Por lo tanto, si se pregunta a un judío acerca de la Pascua y de los Azimos, no contesta otra cosa sino que es la conmemoración de la libertad de Egipto. Pero si alguno nos pregunta a nosotros, no oirá Egipto ni faraón, sino la libertad de los errores y de las tinieblas del diablo, no por medio de Moisés, sino por medio del Hijo de Dios.
 
Glosa
El evangelista, cuando iba a empezar a tratar de su pasión, expuso antes su figura, diciendo: "Y estaba ya cerca la fiesta de los Azimos, que es llamada Pascua".
 
Beda
La Pascua, que en hebreo quiere decir fase, no viene de la palabra pasión 1, sino de la palabra tránsito; porque el ángel exterminador, cuando veía la sangre en las puertas de los israelitas, pasaba sin herir a sus primogénitos. También el Señor, queriendo favorecer a su pueblo, bajó del cielo. Pero hay una diferencia entre la Pascua y los Azimos. La Pascua no es más que un solo día, el día en que se sacrificaba el cordero por la tarde, esto es la decimo cuarta luna del primer mes. En cambio, en la decimo quinta luna, cuando el pueblo israelita salió de Egipto, se celebraba la fiesta de los Azimos, que empezaba con la Pascua y duraba siete días, hasta el 21 del mismo mes. Por esta razón, los evangelistas ponen indiferentemente una palabra u otra, por lo que dice: "La fiesta de los Azimos, que es llamada Pascua". Por este misterio se da a entender que Jesucristo ha padecido por nosotros una sola vez por todo el tiempo que dura la vida del mundo, que se calcula dividida en siete días, durante los que se nos ordena vivir en los ázimos de sinceridad y de verdad.
 
Crisóstomo., in homil. 80, in matth
Pero los príncipes de los sacerdotes se ocupan en actos detestables cuando se aproximan las fiestas. Por esto sigue: "Y los príncipes de los sacerdotes buscaban", etc. Moisés, en verdad, había mandado que sólo hubiera un príncipe de los sacerdotes, y que cuando éste muriese, eligiesen otro. Pero como ya en este tiempo empezaban a corromperse los ritos de los judíos, eran muchos los príncipes de los sacerdotes que se elegían cada año. Y éstos, como quieren matar a Jesús, no temen las justicias divinas (sin considerar que incurren en un crimen tanto mayor, cuanto que lo ejecutan en tiempo sagrado), pero temen lo humano. Por esto sigue: "Mas temían al pueblo".
 
Beda
No temían que se levantase, sino que se prevenían para que no se les escapase de las manos auxiliado por el pueblo. Esto sucedía dos días antes de la Pascua, estando reunidos en el atrio de Caifás, según dice San Mateo.
 
Notas
1. Pascua se dice en hebreo pésaj; y en griego, pásja ( pasca) . Por ello podría parecer que proviene de pásjo ( pascw) , que significa padecer.
   
03-06
Y Satanás entró en Judas, que tenía por sobrenombre Iscariotes, uno de los doce. Y fue, y trató con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de cómo se lo entregaría. Y se holgaron y concertaron de darle dinero. Y quedó con ellos de acuerdo. Y buscaban sazón para entregarlo sin concurso de gentes. (vv. 3-6)
 
Teófil
Testifica lo que se ha dicho acerca de que los príncipes de los sacerdotes buscaban ocasión para matar a Jesús evitando todo peligro, y el modo como lo ejecutan, cuando se dice: "Y Satanás entró en Judas".
 
Tito
No entró Satanás en Judas violentamente, sino encontrando abierta la puerta, porque sólo fijaba su vista en la avaricia, olvidándose de cuanto había visto.
 
Crisóstomo., homil. 81, in matth
Pone su sobrenombre, añadiendo: "Que tenía por sobrenombre Iscariote". Había, pues, otro Judas.
 
Tito
Añade también: "Uno de los doce", porque con él el número estaba completo, pero no desempeñaba bien la misión del apostolado.
 
Crisóstomo., como arriba.
Esto lo añadió el evangelista como poco conforme, dando a entender que era de los primeros escogidos.
 
Beda.
No se opone a esto lo que dice San Juan, que Satanás entró por la boca. Porque entró en Judas como tentando a un extraño, pero en esta ocasión entró como en casa propia, para ejecutar lo que creyese más conveniente.
 
Crisóstomo., como arriba.
Considera la gran infidelidad de Judas, tanto porque va él mismo, cuanto porque ejecuta su mala acción por dinero. Sigue, pues: "Y fue, y trató con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de cómo se lo entregaría, y se holgaron".
 
Teófil.
Se llamaban magistrados los encargados de las obras del templo, y también aquellos que los romanos ponían para gobernar al pueblo, evitando así que se insurreccionase, porque el pueblo era amigo de sediciones.
 
Crisóstomo., como arriba.
Judas cometió tan horrendo crimen por avaricia. Prosigue: "Y concertaron de darle dinero". La avaricia engendra tales pasiones, vuelve impíos, y lleva a desconocer a Dios. Aunque miles de beneficios derrame sobre ellos los incita a que obren mal. Por esto sigue: "Y se arregló con ellos".
 
Teofilacto.
Esto es, lo acordó y lo prometió: "Y buscaba la oportunidad para entregarlo sin concurso de gentes"; es decir, buscaba el modo de entregarlo cuando lo encontrase solo, sin las gentes.
 
Beda.
Muchos detestan el crimen de Judas, pero no evitan su repetición. Quien menosprecia los derechos de la caridad y de la verdad, menosprecia al mismo Cristo (que es la verdad y la caridad misma). Y no pecan por ignorancia ni por negligencia, porque, a imitación de Judas, buscan la oportunidad para que, careciendo de obstáculos, transformen la verdad en mentira y la virtud en pecado.
   
07-13
Vino, pues, el día de los Azimos, en que era menester matar la Pascua. Y envió a Pedro y a Juan, diciendo: "Id a aparejarnos la Pascua para que comamos". Y ellos dijeron: "¿En dónde quieres que la aparejemos?" Y les dijo: "Luego que entréis en la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en donde entrare. Y decid al padre de familia de la casa: el Maestro te dice: ¿En dónde está el aposento donde tengo que comer la Pascua con mis discípulos? Y él os mostrará una grande sala aderezada; disponedla allí". Y ellos fueron y lo hallaron como les había dicho, y prepararon la Pascua. (vv. 7-13)
 
Tito Bostrense.
El Señor, para dejarnos la Pascua celestial, comió lo que la figuraba, a fin de que desapareciendo la figura, dejara paso a la verdad. Por esto dice: "Vino, pues, el día de los Azimos".
 
Beda.
Llama día de los Azimos de la Pascua al día catorce del primer mes, cuando -quitado el fermento- se acostumbraba matar la pascua, esto es, el cordero.
 
San Eusebio., in Cat. graec. Patr.
Dirá alguno que ya que los discípulos preparan la Pascua al Salvador en el primer día de los Azimos, nosotros debemos celebrarla también en ese mismo día. Pero esto no fue un mandato, sino una relación histórica de lo que sucedió en los días de la pasión. Una cosa es referir lo que ha sucedido, y otra sancionar lo que se ordena a la posteridad. Además, Jesucristo no celebró la Pascua al mismo tiempo que los judíos, en el día en que ellos sacrificaban el cordero. Porque ellos lo hicieron en el día de la parasceve en que el Salvador murió. Por eso no entraron en el atrio de Pilato, para poder celebrar la Pascua ( Jn 19). El día que ultrajaron la verdad y alejaron de sí al Verbo de la verdad no fue el día de los Azimos, en el cual debía inmolarse la pascua y se acostumbra comer el cordero -pues eran muy cuidadosos respecto a esto-, sino fue al día siguiente, que era el segundo día de los Azimos. El Señor, pues, celebró la Pascua con sus discípulos en el primer día de los Azimos, esto es, en el día quinto respecto del sábado.
 
Teófil.
El mismo día quinto fue cuando envió a dos de sus discípulos a que le preparasen la Pascua. Mandó a San Pedro y a San Juan a uno como amante y al otro como amado. Por ello sigue: "Y envió a Pedro y a Juan a preparar la Pascua", etc, para demostrar que era exacto cumplidor de la Ley hasta el extremo de su vida. Los envió a una casa ajena, porque ni El ni sus discípulos la tenían. De otro modo la hubiese celebrado en la casa de alguno de ellos. Por eso añade: "Y ellos dijeron: '¿Dónde quieres que la preparemos?'".
 
Beda.
Como diciendo: "No tenemos casa ni habitación". Fíjense en esto los que se esmeran en edificar casas. Observen cómo Jesús, siendo el Señor de todo, no tiene dónde reclinar la cabeza.
 
Crisóstomo., hom. 82, in matth
Como no sabían a dónde debían ir, les dio las señas como Samuel a Saúl ( 1Sam 10), por lo que añade: "Y les contestó: 'Luego que entréis en la ciudad encontraréis un hombre, que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en donde entrare'".
 
San Ambrosio
En primer lugar obsérvese la majestad de la divinidad: habla con sus discípulos y ya conoce lo que va a suceder. Después, su condescendencia, porque no elige la casa de un poderoso, sino que prefiere el humilde albergue de un pobre a los palacios de los nobles. El Señor conocía el nombre del dueño, conocía el secreto y lo que había de suceder; por esto lo designa sin citar su nombre para que aparezca más pobre.
 
Teófil
Los manda a un hombre desconocido para dar a entender que va a sufrir voluntariamente su pasión, porque quien se calló el nombre de este hombre desconocido, para dar que pensar a sus discípulos, podía obrar con los judíos como mejor le pareciese. Dicen algunos que se calló el nombre de aquel hombre para evitar que el traidor llevase a su casa a los fariseos, los que podrían prenderle antes de celebrar la cena y de entregar a sus discípulos los misterios más sublimes. Según algunos indicios, los había dirigido a cierta casa; por lo que sigue: "Y decid al padre de familia: 'El Maestro dice: ¿En dónde está el aposento?', etc. Y él os mostrará una sala grande", etc.
 
Glosa
Con esas señas los discípulos cumplieron exactamente cuanto se les había ordenado. Por ello prosigue: "Y ellos se fueron y lo hallaron así como les había dicho, y prepararon la Pascua".
 
Beda
Hablando de esta Pascua el Apóstol dice: "En nuestra Pascua ha sido inmolado Jesucristo" ( 1Cor 5,7). Entonces, era necesario que su Pascua concluyese, puesto así estaba consagrado desde los orígenes por el designio paterno y su santa determinación. Y aunque Jesús fue crucificado al día siguiente, es decir en la decimoquinta luna, dio comienzo a su inmolación -es decir a su pasión- en esta noche en que los judíos sacrificaban el cordero, una vez aprehendido y atado.
 
Teófil
Entendemos por día de los Azimos toda forma de vida que está en la luz espiritual, no conservando nada de la vejez del primer delito de Adán. En esta forma de vida nos debemos deleitar con los misterios de Cristo. Estos misterios los preparan San Pedro y San Juan, es decir, la acción y la contemplación, el fervor del celo y la mansedumbre pacífica. El hombre sale al encuentro de estos preparadores. Según lo que llevamos dicho conocemos el estado del hombre, que fue un día creado a imagen y semejanza de Dios. Lleva un cántaro de agua, representando el agua la gracia del Espíritu Santo. El cántaro representa la humildad del corazón. El Señor da su gracia a los humildes, que se reconocen polvo y tierra.
 
San Ambrosio
El cántaro representa también la medida perfecta, y el agua es la que ha merecido ser sacramento de Cristo, la que ha merecido limpiar y no ser limpiada.
 
Beda
Preparan la Pascua donde entra el cántaro de agua, porque ha llegado el tiempo en que debe ofrecerse a los fieles la realidad de la verdadera Pascua, cesando el derramamiento de sangre y dando principio a la destrucción de la culpa, por medio de la fuente saludable del bautismo.
 
Orígenes. Super Matth, tract. 35
Yo creo que el hombre que salió al encuentro de los discípulos cuando entraban en la ciudad llevando un cántaro lleno de agua era un criado del padre de familia, que ejecutaba un mandato y llevaba agua potable en un cántaro frágil. Me parece también que Moisés no fue otra cosa que ese cántaro, puesto que era portador de la doctrina espiritual según nos lo refiere la historia. Y los que no lo siguen espiritualmente, no pueden celebrar la Pascua con Jesucristo. Subamos, pues, con el Señor que está con nosotros, al lugar alto donde está nuestro aposento. Ya nuestra conciencia (que es el padre de familia) nos lo muestra, como los apóstoles del Señor lo han enseñado a los hombres. Esta casa alta debe ser grande para que pueda caber en ella Jesús, el Verbo de Dios, que no cabe sino en las almas grandes. Y que esta casa sea preparada por el padre de familia -es decir por el entendimiento-, para el Hijo de Dios. Que quede completamente limpia, no teniendo las suciedades de la malicia. Que el nombre del dueño de la casa no sea conocido por todos; por esto dice espiritualmente, según San Mateo: "Id a cierto hombre" ( Mt 26,18).
 
San Ambrosio
En la parte más elevada es donde tiene el salón, para que conozcas su elevado mérito, en que descansa el Señor de las grandes virtudes con sus discípulos, complaciéndose en ellas.
 
Orígenes Super Matth. ubi sup
Debemos saber también que los que viven entre las satisfacciones y cuidados del mundo, no suben a aquella casa, por lo que no celebran la pascua con Jesucristo. Después de las palabras de los discípulos, con que convencieron al padre de familia -es decir el entendimiento-, vino la divinidad, acompañando a sus discípulos, a la casa ya citada.
   
14-18
Y cuando fue hora, se sentó a la mesa, y los doce apóstoles con El, y les dijo: "Con deseo he deseado comer con vosotros esta Pascua, antes de que padezca; porque os digo, que no comeré más de ella, hasta que sea cumplida en el reino de Dios". Y tomando el cáliz dio gracias, y dijo: "Tomad y distribuidlo entre vosotros, porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios". (vv. 14-18)
 
San Cirilo
Después que los discípulos hubieron preparado la Pascua, se trata de su celebración. Por ello dice: "Y cuando fue la hora", etc.
 
Beda
La hora de celebrar la Pascua estaba fija en el día 14 del primer mes a la caída de la tarde, cuando ya aparece iluminada la luna del día 15.
 
Teófil
Pero, ¿cómo se dice que Jesús estaba recostado, si los hebreos comían el cordero de pie? Si bien es verdad que el Salvador celebraba la Pascua legal, también es cierto que allí tomaron varios otros alimentos, por lo que se recostaron según era costumbre.
Continúa: "Y les dijo: 'Con ansia he deseado comer con vosotros esta Pascua'", etc.
 
San Cirilo
Como el discípulo avaro buscaba el momento oportuno para cometer su crimen, no quiso el Señor decir la casa y el dueño con quien celebraría la Pascua para evitar que lo entregase antes de su celebración, manifestando que ésta era la causa.
 
Teófil
O bien dice: "Con ansia he deseado", como diciendo: "Esta es mi última cena con vosotros, por lo que me es muy grata y la he deseado mucho". Así sucede a los que se van a marchar, que pronuncian a última hora las palabras más cariñosas.
 
Crisóstomo
Se expresa en estos términos porque lo esperaba la cruz después de la Pascua. Vemos que el Señor había predicado muchas veces que sucedería su pasión, y siempre se mostraba deseoso de padecerla.
 
Beda
En primer término deseaba comer el cordero pascual -que era la figura de sí mismo- con sus discípulos, y así declara al mundo los misterios de su pasión.
 
San Eusebio. in Cat graec. Patr
Cuando el Señor estaba celebrando la nueva Pascua, dijo muy oportunamente: "Con deseo he deseado comer esta Pascua con vosotros", es decir el nuevo misterio del Nuevo Testamento, que ofrecía a sus discípulos. Esto es precisamente lo que tanto habían deseado los profetas y los santos. Y aun El mismo, ansiando la salvación de todos, les hacía donación de estos misterios, que tanto beneficio habían de reportar a toda la humanidad. La Pascua que ordenó Moisés, en cambio, estaba circunscrita a un solo lugar -a Jerusalén-, donde únicamente se celebraba. Y como no convenía a todas las gentes, no era deseada.
 
San Epifanio. Contra haeres. I, 30. num. 22
De aquí podría tomarse materia para combatir la herejía de los ebionitas respecto de la comida de la carne, cuando Jesús come el cordero de los judíos. Dijo terminantemente "esta Pascua" para que no hubiese quien creyese que se refería a otra.
 
Beda
Así pues, el Señor se muestra a favor de la Pascua que se celebraba conforme a la Ley. Y enseñando que ésta había sido conveniente como figura de su entrega, prohíbe que en adelante se le dé un carácter material. Por ello sigue: "Porque os digo que no comeré más de ella hasta que sea cumplida en el reino de Dios"; es decir, nunca celebraré la Pascua según Moisés, hasta que en la Iglesia sea realizada en sentido espiritual. La Iglesia es el reino de Dios, como dice San Lucas: "El reino de Dios está entre vosotros" ( Lc 17,21). Pertenece también a la antigua Pascua que se proponía abolir lo que añade: "Y tomando el cáliz, dio gracias, y dijo: 'Tomad, y distribuidlo entre vosotros'". Dio gracias porque habían pasado las figuras y empezaban a realizarse los nuevos misterios.
 
Crisóstomo., orat. 1, De Lazaro
Acuérdate cuando te sientes a la mesa que debes orar después que hayas comido. Y no cargues el estómago de una manera desconsiderada -o come con sobriedad-, para poder postrarte sin dificultad y hacer oración. No nos acostemos inmediatamente después de comer, ya que antes debemos orar. Esto nos enseñó claramente Jesucristo, dándonos ejemplo de que después de comer no debemos tomar el descanso y el sueño, sino la oración y la lectura de los Libros Sagrados. Prosigue: "Porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios".
 
Beda
Esto puede entenderse simplemente creyendo que desde la cena hasta el día de la resurrección -en que había de venir el reino de Dios-, no volvería a beber vino. Después ya comió y bebió, como asegura San Pedro cuando dice: "Comimos y bebimos con El, después que resucitó de entre los muertos" ( Hch 10,41).
 
Teofilacto. Super Donec regnum Dei veniat
Se llama reino de Dios a la resurrección, porque destruyó la muerte. Por eso decía David: "El señor reinó y se vistió de majestad" ( Sal 92,1), es decir, vestido de gloria, como dijo Isaías ( Is 63), despojado de la corrupción corporal. Cuando se hubo verificado la resurrección volvió a beber con sus discípulos. Así probó que la resurrección no había sido ficticia.
 
Beda
Pero es lógico que así como antes había comido del cordero figurativo, así ahora niega que volverá a gustar la bebida de la Pascua hasta que, inaugurada la gloria del Reino, venga la fe a los hombres, para que por medio de las dos más solemnes publicaciones de la ley, es decir la comida y la bebida pascual transformadas en sentido espiritual, aprendamos que todos los sacramentos de la ley se dictaron para que se cumpliesen en el orden espiritual.
   
19-20
Y habiendo tomado el pan dio gracias, y lo partió, y se lo dio diciendo: "Este es mi cuerpo, que es dado por vosotros; esto haced en memoria de mí". Y asimismo el cáliz, después de haber cenado, diciendo: "Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi sangre, que será derramada por vosotros". (vv. 19-20)
 
Beda
Terminadas las solemnidades de la antigua Pascua pasa a ocuparse de la nueva, deseando que se perpetúe en la Iglesia la memoria de la redención. Pero sustituyó la carne y la sangre del cordero con el sacramento de su Carne y su Sangre bajo las figuras del pan y del vino. Fue hecho sacerdote eterno según el orden de Melquisedec ( Sal 109; Heb 7). Por ello dice: "Y habiendo tomado el pan, dio gracias". Como dio gracias porque terminaban las antiguas figuras, nos dio ejemplo para que diésemos las gracias por todo beneficio tanto al principio como al fin, porque debe darse gracias a Dios en toda obra buena. Prosigue: "Y lo partió". Partió el pan que distribuyó, para prefigurar la mortificación de su cuerpo -es decir su Pasión- que habría de tener lugar porque El así lo quería: "Y se lo dio, diciendo: 'Este es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros'".
 
San Gregorio Niceno., orat. De baptismo vel in baptismum Chisti.
El pan, antes de la consagración, es un pan ordinario. Pero cuando se le consagra, se convierte en Cuerpo de Jesucristo y se le llama así.
 
San Cirilo. In oratione catechetica.
Y no dudes que esto sea así, porque lo dice terminantemente: "Este es mi Cuerpo". Estas palabras del Salvador estimulan nuestra fe, y donde hay verdad no cabe la mentira. Se equivocan todos los que dicen que esta bendición mística carece de santidad si quedan algunas partículas para el día siguiente. No desaparece el Cuerpo de Jesucristo, porque existen a la vez en El la fuerza de la bendición y la gracia vivificante. Además, la gracia vivificante del Padre es el Hijo que se hizo hombre, no dejando de ser Verbo, sino vivificando la humanidad.
 
San Cirilo. In oratione catechetica.
Si en algún líquido se introduce un poco de pan, lo verás embebido de aquél. Del mismo modo, el Verbo de Dios vivificante, uniéndose con la humanidad, la vivificó. Por tanto, ¿no será vivificado nuestro cuerpo dado que la vida de Dios está en nosotros, por el Verbo de Dios que permanece en nosotros? Pero una cosa es tener dentro de nosotros a Jesucristo por participación, y otra que El se hiciese carne, esto es, que tomase cuerpo de la Virgen, viviendo con un cuerpo verdadero. Convenía, pues, que El se uniese a nuestros cuerpos en cierto sentido, por la participación de su Cuerpo sacratísimo y de su Sangre adorable, que recibimos como bendición vivificante, en los accidentes de pan y de vino. Para que no nos horrorizásemos viendo la carne y la sangre en nuestros altares, condescendiendo el Señor con nuestras debilidades, introduce la fuerza de la vida a las ofrendas, convirtiéndolas en su propia carne real, de modo que se encuentre en nosotros el cuerpo de la vida como si fuese un germen vivificante. Por esto añade: "Haced esto en memoria mía".
 
Crisóstomo. sup joan., homil. 45, vel 46
Jesucristo obró así, queriéndonos elevar a la alianza más amistosa de la mayor intimidad, manifestando plenamente su caridad respecto de nosotros. Se ofrece, no sólo para ser reconocido sino también para ser tocado, consumido, abrazado por todos los que lo desean y para que le muestren todo su afecto. Por lo tanto, si nos alejamos de aquella mesa, somos convertidos por el diablo en terribles leones furiosos.
 
San Basilio., in Moral. Regula 21, cap 3, et in regulis brevioribus ad interrog. 172
Aprende por qué conviene recibir el Cuerpo de Jesucristo en memoria de la obediencia de Jesucristo hasta la muerte; para que los que viven, no vivan más de su propia vida, sino de la vida de Aquel que por ellos murió y resucitó ( 2Cor 5,15).
 
Teófil
San Lucas menciona dos cálices (v. 17). De uno había dicho antes: "tomad y distribuidlo entre todos". Algunos dicen que éste fue el tipo del Antiguo Testamento. Del otro hace mención cuando, después de haber partido el pan el Salvador y haberlo distribuido a sus discípulos, añade: "Y asimismo el cáliz después que cenó".
 
Beda
Se sobreentiende "les dio", para que la construcción sea perfecta.
 
San Agustín., de cons. Evang. Lib.3, cap. 1
San Lucas habla dos veces del cáliz. Primero, antes de que Jesucristo distribuyera el pan, y la segunda, cuando ya lo había distribuido. La primera mención la hace de memoria, como acostumbra hacerlo, y ciertamente la segunda vez que lo menciona, según el orden correspondiente, lo hace no recordando lo anterior. Reunido uno y otro texto, vienen a decir lo mismo que refieren los dos, esto es, San Mateo y San Marcos.
 
Teófil
El Señor llama a este cáliz Nuevo Testamento. Por ello sigue: "Diciendo: 'Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi Sangre, que será derramada por vosotros'", dando a entender que el Nuevo Testamento comienza en su sangre. Porque la sangre de los animales se derramó con abundancia en el Antiguo Testamento desde que se promulgó la ley. Pero ahora la sangre del Verbo de Dios nos representa el Nuevo Testamento. Cuando dice, pues, por vosotros, no quiere decir que sólo por los apóstoles se ha concedido y derramado su sangre, sino por todo el género humano. La antigua Pascua se celebraba en conmemoración de la libertad de Egipto; la sangre del cordero sirvió para salvar a los primogénitos. Pero la nueva Pascua se estableció para la remisión de los pecados, y la sangre de Jesucristo se derramó para la santificación de los que se han consagrado a Dios.
 
Crisóstomo., hom. 45, vel 46, in Joan
Esta sangre reproduce en nosotros la imagen del rey: no permite que se malogre la nobleza del espíritu, riega el espíritu con abundancia y le inspira amor a la virtud. Esta sangre hace huir a los demonios, atrae a los ángeles y al Señor de los ángeles. Esta sangre derramada ha lavado a todo el mundo y ha facilitado el camino del cielo. Los que participan de esta sangre están cimentados en las virtudes celestiales, y vestidos con la estola regia de Jesucristo, es decir, cubiertos con el palio real. Y así como si te acercas bien purificado recibes gran beneficio, si te acercas manchado con la culpa, te haces acreedor a la pena y al castigo eterno. Porque así como el que mancha la púrpura real merece igual castigo que los que la rasgan directamente, así no puede considerarse como absurdo si los que reciben el Cuerpo de Jesús con la conciencia manchada son castigados con igual pena, porque con sus culpas lo vuelven a crucificar.
 
Beda. Super similiter et calicem
Puesto que el pan verdaderamente fortalece y el vino en verdad produce un efecto en la sangre del cuerpo. Lo primero se refiere al cuerpo de Jesucristo, lo segundo a su sangre. Como verdaderamente nos conviene mucho que Jesucristo permanezca en nosotros, y nosotros en Jesucristo, el vino del Señor se mezcle con el agua. Como dice San Juan ( Ap 17,15): las muchas aguas representan a los pueblos.
 
Teófil
Primero entrega el pan, y después el cáliz. En la vida espiritual, primero se trabaja o se sufre, como representa el pan. No sólo se trabaja con el sudor de la frente ( Gén 3), sino también mientras se come, pues no es fácil de masticar. Después de los trabajos viene la alegría de la gracia divina, que es el cáliz.
 
Beda. como arriba
En aquel entonces los apóstoles comulgaron después de cenar, porque era preciso consumar las figuras antes que viniese la realidad de la Pascua, pasando así a los misterios de la verdadera Pascua. Pero ahora, en honor de tan augusto sacramento, los Padres de la Iglesia han creído oportuno que nos fortalezcamos primero con los alimentos espirituales y después con los terrenos.
 
Griego
El que comulga recibe todo el cuerpo y toda la sangre del Señor, aun cuando no reciba más que una parte del sacramento. Así como un sello sólo trasmite toda su figura a todos los cuerpos a quien se aplica y continúa existiendo entero después de la trasmisión, y así como una sola voz penetra en los oídos de muchos, del mismo modo no puede caber duda de que el cuerpo y la sangre del Señor todo entero se encuentran dentro de todos nosotros a un mismo tiempo. La distribución del pan celestial representa su pasión.
   
21-23
"Pero ved ahí que la mano del que me entrega conmigo está en la mesa. Y en verdad, el Hijo del hombre va, según lo que está decretado. ¡Mas ay de aquel hombre por quien será entregado!" Y ellos comenzaron a preguntarse unos a otros, cuál de ellos sería el que esto había de hacer. (vv. 21-23)
 
San Agustín., De consensu Evang., lib. 3, cap. 1
Habiendo entregado el Señor a sus discípulos el cáliz, volvió a hablar del traidor, diciendo: "Pero ved la mano del que me entrega", etc.
 
Teófil
Esto lo dijo con el fin de que se supiera que conocía lo futuro, y para demostrar su gran bondad en virtud de la que no dejó de continuar su obra, dándonos ejemplo, para que trabajemos hasta el fin para ganar a los pecadores, y también para que comprendamos la malicia del traidor que no tuvo inconveniente en presentarse en la cena con este fin.
 
Crisóstomo., homil. 83, in Matth
Cuando el que participa de tan elevados misterios no se convierte, su culpa es mucho mayor, ya sea porque se ha acercado a los misterios con mala intención, ya sea porque habiéndose acercado a estos misterios no la ha cambiado, ni por el miedo, ni por la dicha, ni por el premio.
 
Beda
No lo señala sin embargo de una manera especial, para evitar que una vez corregido públicamente, se vuelva peor. Culpa a todos igualmente, para que se arrepienta el que sea. Pero predice el castigo, para que si el bochorno no convence, convenzan los castigos con que se amenaza. Por esto sigue: "Y en verdad el Hijo del hombre va", etc.
 
Teófil
No porque no pueda defenderse, sino decretando su propia muerte por la salvación de todos.
 
Crisóstomo, homil 82, in Matth
Pero como Judas hacía lo que estaba escrito con intención depravada, y para que nadie crea que está exento de culpa como si fuera un ministro forzoso de aquella acción terrible, añade: "Mas ¡ay de aquel hombre por quien será entregado!".
 
Beda
Pero ¡ay del hombre que se acerca a la Mesa sagrada en pecado, porque, a imitación de Judas, entrega al Señor, no a los judíos, sino a unos miembros pecadores! Y aun cuando los otros once Apóstoles sabían que nada malo pensaban contra el Señor, como creen más a su Maestro que a sí mismos, temiendo por su propia debilidad, se preguntan acerca del pecado que no tenían. Sigue, pues: "Y ellos comenzaron a preguntarse", etc.
 
San Basilio., in regulis brevioribus ed interrog. 301.
Así como entre las enfermedades corporales hay muchas que no sienten los que las experimentan, sino que más bien dan crédito a lo que dicen los médicos no teniendo en cuenta su insensibilidad propia, así el alma que no advierte sus pasiones ni conoce sus pecados, debe dar crédito a los que pueden dárselos a conocer.
   
24-27
Y se movió también entre ellos contienda, cuál de ellos parecía ser el mayor. Mas El les dijo: "Los reyes de las gentes que se enseñorean de ellas: y los que tienen poder sobre ellas, son llamados bienhechores. Mas vosotros no así: antes el que es mayor entre vosotros, hágase como el menor; y el que precede, como el que sirve. Porque ¿cuál es mayor, el que está sentado a la mesa, o el que sirve? ¿no es mayor el que está sentado a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros, así como el que sirve". (vv. 24-27)
 
Teófil.
Como se preguntasen mutuamente quién sería el que entregaría al Señor, era consecuente que se dijesen unos a otros: "Tú eres quien le ha de entregar". A esto se verían precisados a contestar: "Yo soy más poderoso", "yo soy mayor", y otras cosas semejantes. Por esto sigue: "Y se movió también entre ellos contienda, cuál de ellos parecía ser el mayor".
 
Griego.
Esta cuestión nació, según parece, de que como el Señor debía separarse de los hombres, convenía que alguno de ellos fuese elegido como administrador del mismo Dios.
 
Beda.
Así como los buenos buscan en las Santas Escrituras ejemplos de los Santos Padres, para aprender de ellos y humillarse, así los malvados, cuando encuentran algo reprensible en los buenos, insiten mucho en ello como queriendo disculpar sus maldades. Por esto, muchos leen con gusto que hubo disputa entre los discípulos del Señor.
 
San Ambrosio.
Pero si preguntaban los apóstoles, no era para servir de excusa a los demás, sino por precaución. Evitemos, pues, que las disputas entre nosotros acerca de la supremacía sirvan para nuestra perdición.
 
Beda.
Veamos también de no fijarnos en el ejemplo de los discípulos, que todavía eran apegados a lo mundano, y ocupémonos de lo que mandaba el Maestro espiritual. Sigue, pues: "Les dijo: los reyes de las gentes", etc.
 
Crisóstomo., hom 66., in Matth.
Menciona a los gentiles, para censurar su modo de ser, porque es propio de los gentiles ambicionar los primeros puestos.
 
San Cirilo.
Pero también sus súbditos les hablan con suma reverencia. Continúa: "Y los que tienen poder sobre ellas, se llaman sus bienhechores". Pero aquellos que se crean dispensados por la ley, están sujetos a las mismas debilidades. En cambio vuestra meta está en la humildad; por lo que prosigue: "Mas vosotros no así", etc.
 
San Basilio., in Regulis fusius disputatis ad interrog. 30.
Que la dignidad no envanezca al que manda, no sea que se avergüence de la hermosura de la humildad. Tenga presente que la verdadera humildad es el mejor de los ejercicios. Así como el que asiste a varios heridos y se cuida de curar las heridas de todos, cualquiera que ellos sean, no toma el mando para enorgullecerse, así mucho más el que se encarga de curar las enfermedades de sus hermanos, como habrá de dar cuenta de cada uno de ellos, debe cuidar de andar muy solícito. Por ello, el que es mayor, hágase como el menor. Conviene, pues, que los que mandan ofrezcan sus servicios corporales, imitando al Salvador, que lavó los pies de sus discípulos. Por esto sigue: "Y el que preside, como el que sirve". No hay que temer que el subordinado rompa el propósito de ser humilde, cuando se ve servido por su superior, pues su humildad se estimulará con el buen ejemplo.
 
San Ambrosio.
Debe tenerse presente que la humildad no se funda exclusivamente en el deseo de honrar a otros. Puede suceder muy bien, que se honre a otras personas, porque así lo exige el trato social, el respeto de su posición o la utilidad que nos pueda reportar su trato. Se desea tu provecho, no el honor de los demás; y por lo tanto, la fórmula es igual para todos, y no se trata de la supremacía, sino de la humildad.
 
Beda.
En esta fórmula, enseñada por el Señor, no se excluyen los que tienen posición elevada; no deben dominar éstos a los que viven de una manera más modesta, como hacen los reyes de las naciones con los que les están subordinados, ni deben ser ensalzados por sus alabanzas; pero deben obrar enérgicamente contra los que obran mal, por amor a la justicia. El Señor añadió a sus palabras el ejemplo, por lo que sigue: "Porque, ¿cuál es mayor, el que está sentado a la mesa o el que sirve? Pues Yo estoy", etc.
 
Crisóstomo.
Como si dijera: "No creas que el discípulo necesita de ti, pero tú no de él. Yo, que no necesito de nadie, cuando todo el universo necesita de mí, he bajado a serviros".
 
Teofilacto.
Prueba que necesitan de El, cuando les distribuye el pan y el vino, dándoles a conocer en este misterio que si han comido de aquel pan y han bebido de aquel cáliz, ha sido porque el mismo Jesucristo sirvió a todos, y por lo tanto todos debemos sentir del mismo modo.
 
Beda.
Se refiere también al servicio material de que habla San Juan, que siendo el Señor y el Maestro, lavó los pies de sus discípulos. Aun cuando en la palabra servir puede entenderse todo cuanto hizo el tiempo que vivió en carne mortal, también dio a conocer por esta palabra el servicio que habría de prestar a la humanidad derramando su sangre por ella.
   
28-30
"Mas vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones: y por esto dispongo yo del reino para vosotros, como mi Padre dispuso de él para mí: para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel". (vv. 28-30)
 
Teofilacto.
Así como el Señor había dicho "ay" respecto del traidor, así ahora anuncia grandes beneficios para los demás discípulos, diciendo: "Mas vosotros sois los que habéis permanecido conmigo", etc.
 
Beda.
El alcanzar el reino de los cielos no es para el que empieza a tener paciencia, sino para el que persevera; porque la perseverancia -que se llama constancia o fortaleza del espíritu-, debe extenderse a todo, y ser como el fundamento de todas las virtudes. El Hijo de Dios, pues, lleva al reino de los cielos a los que permanecen con El en las tentaciones; y como hemos sido identificados con El por la semejanza en la muerte, así también nos deberemos parecer a El en la resurrección. Por lo que sigue: "Por esto dispongo para vosotros", etc.
 
San Ambrosio.
El reino de Dios no es de este mundo. No debe, pues, compararse el hombre con Dios, sino asemejarse a El. Solamente Jesucristo es verdadera imagen de Dios, por la unidad evidente de gloria que tiene con el Padre. El hombre justo está formado a imagen de Dios, cuando menosprecia las cosas del mundo por asemejarse al Señor y conocer sus bondades. Entonces es cuando comemos el Cuerpo de Cristo, para poder participar de la vida eterna; por lo cual prosigue: "Para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino". No se nos ofrece la comida y la bebida como premio, sino como comunicación de la gracia y de la vida celestial.
 
Beda.
La mesa celestial que se ofrece a todos los santos para que gocen, es la gloria del cielo y de la vida, en la que se saciarán todos los que tienen hambre y sed de justicia, ( Mt 5) gozando del deseado gozo del verdadero bien.
 
Teofilacto.
No dijo esto refiriéndose a las comidas futuras y materiales, ni refiriéndose a un reino material y futuro. Habrá allí un trato puramente angelical, como predijo a los saduceos ( Mt 22 y Lc 20); pero San Pablo dice ( Rom 14, 17) que no es el reino de Dios la comida y la bebida.
 
San Cirilo., in Cat. graec. Patr.
Pero explica las cosas espirituales aun por aquello mismo que pasa entre nosotros; porque en efecto los que se sientan a la mesa de los reyes son los que gozan con ellos de cierta preferencia; y según el modo de pensar de los hombres, manifiesta que gozarán ante El de los mayores honores.
 
Beda.
Esta es la idea invariable del Salvador ( Sal 117): los que gozan en servir a sus prójimos, sean alimentados entonces en la mesa sacratísima del Señor con los manjares de la vida eterna, y que aquellos que en las tentaciones son juzgados injustamente permanecen con Dios, allí sean constituidos con El en justos jueces contra sus perseguidores. Por ello sigue: "Y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel".
 
Teófil.
Es decir, condenando a los culpables de las doce tribus de Israel.
 
San Ambrosio.
No son los doce tronos como asientos donde se descansa de una manera material; sino que así como juzga el Señor conociendo los secretos del corazón, no preguntando sobre los acontecimientos, sino castigando la iniquidad y premiando la virtud, así los apóstoles son invitados a tomar parte en un juicio espiritual, para que premien la fe y la virtud y castiguen el vicio, reprimiendo el error con firmeza y persiguiendo a los sacrílegos con odio.
 
Crisóstomo. hom 65, in Matth
¿Acaso se sentará también allí Judas? Pero considera que la ley ha sido dada por Dios, por medio de Jeremías (18,10): "Si yo te ofrezco lo bueno y tú te haces indigno, te castigaré". Y por ello, dirigiéndose a sus discípulos, no les hizo promesas vanas, sino que añadió: "Vosotros, que habéis permanecido conmigo en mis tribulaciones".
 
Beda
Judas fue excluido de la sublimidad de este ofrecimiento; porque se cree que salió del cenáculo antes que Jesús dijera esto. También son exceptuados aquellos que, habiendo oído la predicación de tan sublime misterio, se volvieron (Jn 6. 67).
   
31-34
Y dijo más el Señor: "Simón, Simón; mira que Satanás os ha pedido para cribaros como trigo; mas yo he rogado por ti, que no falte tu fe; y tú una vez convertido, confirma a tus hermanos". Y él le dijo: "Señor, aparejado estoy para ir contigo aún a cárcel y a muerte". Mas Jesús le respondió: "Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo sin que tres veces hayas negado que me conoces". (vv. 31-34)
 
Beda
Para que no se gloriasen los once apóstoles, ni atribuyesen a sus propias fuerzas el haber permanecido fuertes ellos solos entre tantos judíos, al lado del Señor, les hace ver que si no son protegidos por el favor del cielo, podrán caer como los demás en toda clase de peligros. Por ello sigue: "Dice, pues, el Señor a Simón: Simón, mira que Satanás os ha pedido para cribaros como trigo", etc.; es decir, conviene que seáis tentados; y así como se limpia el trigo zarandeándolo, así ellos deberían ser estremecidos, en lo que demuestra que ninguno es tentado en su fe por el diablo si no lo permite Dios.
 
Teofilacto
Dijo esto a San Pedro, porque era más fuerte que los demás, y podía enorgullecerse por lo que Jesucristo le había ofrecido.
 
San Cirilo
También para dar a entender que los hombres nada son por sí solos (en cuanto se refiere a la naturaleza humana, y a lo frágil de nuestra inteligencia), y que no conviene desear la presidencia de los demás; por ello sigue: "Yo he rogado por ti para que no falte tu fe".
 
Crisóstomo., hom 83, in Matth
No dijo, pues: Yo he permitido, sino yo he rogado; habla con tanta humildad cuando se acerca su Pasión, para dar a conocer su verdadera humanidad. Porque aquel que había dicho, no suplicando, sino con imperio ( Mt 16,18-19): "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y te daré las llaves del reino de los cielos", ¿cómo podía necesitar de la oración para obligar al alma conmovida de un solo hombre? No dijo, pues: He rogado para que no me niegues, sino para que no falte tu fe.
 
Teófil
Porque aunque San Pedro había de sufrir grandes agitaciones, tenía, sin embargo, escondida la semilla de la fe; y así, aun cuando cayesen las hojas a impulsos de la tentación, sin embargo, quedaría la raíz. Te ha pedido Satanás para dañarte, como envidiado por mi predilección; pero aunque yo haya rogado por ti, tú caerás. Por ello prosigue: "Y tú, convertido alguna vez, confirma a tus hermanos", etc. Como diciendo: Después que me hayas negado, llorarás y te arrepentirás; pues entonces confirma a tus hermanos, puesto que te he constituido jefe de los apóstoles; esto es lo que te toca a ti, que conmigo eres la fortaleza y piedra de mi Iglesia. Esto debe entenderse no sólo respecto de los discípulos que estaban allí presentes, para que fuesen fortalecidos por Pedro, sino también respecto de todos los fieles que hasta el fin del mundo habrán de existir; y para que nadie desconfíe viendo que Pedro, que a pesar de ser apóstol, le negó, logró por la penitencia recobrar su antigua prerrogativa y ser el jefe de la religión en todo el mundo. Admirad la grandeza de la paciencia divina, para que el discípulo Pedro no desconfiase; antes de que cometa la culpa ya le concede el perdón, y le restablece en su dignidad de jefe del Apostolado, diciendo: "Confirma a tus hermanos".
 
Beda
Como diciendo: Así como yo he fortalecido tu fe (para que no desaparezca) por medio de la oración, tú también, acuérdate de confortar a tus hermanos más débiles para que no desesperen del perdón.
 
San Ambrosio
Evita la vanagloria, prescinde de lo que se dirá en el mundo; le manda que conforte a sus hermanos, a aquel que dijo ( Mt 19,27): "Todo lo hemos dejado por seguirte".
 
Beda
Como el Señor había dicho que había rogado por la fe de Pedro, éste, conociendo su gran afecto y el fervor de su fe, como ignoraba lo que le había de suceder, no creyó que podría faltar. Por esto sigue: "Y él le dijo: Señor, aparejado estoy para ir contigo aun a cárcel y a muerte".
 
Teófil
Se enfervoriza por su grande cariño, y se promete cosas imposibles; pero convenía no insistir más, habiendo oído por boca de la eterna Verdad que habría de ser tentado. Pero el Señor, viendo que todavía hablaba con cierta vanidad, le explica la clase de tentación, es decir, que le habría de negar. Por ello sigue: "Mas Jesús le dijo: 'Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo, sin que tres veces hayas negado'", etc.
 
San Ambrosio
Aunque San Pedro era de un espíritu pronto, su cuerpo estaba debilitado por el afecto, por lo que se le anuncia que negará al Señor; no podía, pues, imitar la firmeza del propósito divino. La pasión del Señor tiene muchos imitadores, pero ninguno puede igualarle.
 
Teófil
De aquí sacamos una gran enseñanza; a saber: que no basta el propósito de los hombres si le falta el auxilio divino. San Pedro, aunque se encontraba muy ferviente, abandonado un momento por Dios fue sorprendido por el demonio.
 
Beda
Debe tenerse en cuenta que por consentimieto de Dios los pusilánimes sufren algunas caídas para remedio de males anteriores. Pero aunque parezca que es igual la falta del pusilánime y de los demás, se diferencian y mucho, porque el pusilánime peca en virtud de ciertas asechanzas y casi contra su voluntad; pero los demás pecan, porque no se cuidan ni de sí ni de Dios, ni distinguen entre pecar y obrar bien; por lo que creo que deben tener distinto castigo, porque el pusilánime necesita de cierta ayuda, y debe recibir su castigo de conformidad con su falta.
 
San Agustín. De const. Evang., lib. 3, cap. 2.
Todos los evangelistas refieren lo que se dice aquí acerca de la predicción de la negación de San Pedro, pero no la exponen como nacida de una misma ocasión o conversación; San Mateo y San Marcos, la refieren como acaecida en el momento en que el Señor salió de aquella casa donde celebraron la Pascua; San Lucas y San Juan antes que saliese de allí. Pero podemos explicar esto entendiendo que los dos primeros relataron este acontecimiento como recordándolo posteriormente o que los dos últimos lo anticiparon. Sin embargo, quizás ofrezca más dificultad que sean tan diferentes no sólo la letra sino también el sentido de las palabras pronunciadas por el Señor, por las cuales San Pedro se deja inducir a expresar la presunción de morir por el Señor o con el Señor; por esto estamos obligados a entender más bien que en tres ocasiones dio a conocer su presunción, y en diversos lugares, en virtud de las palabras de Jesucristo; y que en estas tres ocasiones le dijo el Señor, que le negaría tres veces antes que el gallo cantare.
   
34-38
Y les dijo: "Cuando os envié sin bolsa, sin alforja o sin calzado, por ventura ¿os faltó alguna cosa?" Y ellos respondieron: "Nada". Luego les dijo: "Pues ahora, quien tiene bolsa, tómela, y también la alforja: y el que no la tiene, venda su túnica, y compre una espada: porque os digo que es necesario que se vea cumplido en mí aún esto que está escrito: y fue contado con los inicuos; porque las cosas que miran a mí tienen su cumplimiento". Mas ellos respondieron: "Señor, he aquí dos espadas". Y El les dijo: "Basta". (vv. 34-38)
 
San Cirilo
Había predicho el Señor a San Pedro que era evidente que lo había de negar durante el tiempo de su arresto; pero una vez que hizo mención de su captura, anuncia en seguida el conflicto que había de sobrevenir con los judíos; por esto dice: "Y les dijo: Cuando os envié sin bolsa", etc. Había enviado el Señor a sus apóstoles a predicar el reino de los cielos por las ciudades y aldeas, advirtiéndoles, que no llevasen consigo ningún bien para su cuidado cuando esto hicieren, sino que esperasen de El cuanto pudieren necesitar.
 
Crisóstomo., in illum ad Rom., 16.
Así como el que enseña a nadar, pone las manos debajo de los discípulos al principio y los sostiene con cuidado, pero después se va separando de ellos y les ordena que le vayan siguiendo, y aun alguna vez les deja que se hundan un poco, así el Señor con sus discípulos, en los principios les asistía en seguida que experimentaban alguna necesidad, preparándoles cuanto pudiesen necesitar con abundancia. Por lo que contestaron ellos: "Nada"; pero cuando ya era preciso manifestar sus propias fuerzas, les retira un poco su gracia, mandándoles hacer alguna cosa por su propia virtud; por esto sigue: "Y les dijo: Pues ahora, quien tiene bolsa, esto es, en la que lleva dinero, tómela, y también la alforja (en que se lleva la comida)". Y cuando no tenían ni calzado ni faja, ni báculo, ni dinero, nunca pasaron apuro; pero cuando les manda que lleven alforja, sin embargo cuando concede bolsa, alforja, padecen hambre, sed y el rigor de la desnudez; como si les dijere: hasta ahora todo lo habéis tenido con abundancia; pero ahora quiero que padezcáis necesidad; y por lo tanto, aun cuando no retiro lo que dije primero, sin embargo mando que llevéis bolsa y alforja. Podía el Señor hacerlos vivir en la abundancia por toda la vida, pero no quiso por varias causas: en primer lugar para que nada se atribuyesen a sí mismos, sino que reconociesen que todo les venía del cielo; en segundo lugar para que supiesen vivir con modestia, y en tercer lugar para que no se formaran un juicio elevado de sí mismos. Por todas estas causas permitió también que les sucediesen varios contratiempos, mitigando el rigor de la antigua ley, para que no se les hiciese la vida intolerable.
 
Beda.
No es una misma la manera de vivir que deben tener los discípulos en el tiempo de la persecución y en el de la paz. Cuando envía a sus discípulos a predicar, les manda que no lleven nada para el camino, diciéndoles que el que sirve al Evangelio, del Evangelio debe vivir; pero cuando hay peligro de perder la vida, y por todos es perseguido el pastor, lo mismo que las ovejas, establece la manera de vivir entonces, permitiendo que reúnan los alimentos necesarios, hasta que vuelva el tiempo en que cese la rabia de la persecución y se pueda predicar el Evangelio; en lo que nos da a entender, que cuando hay una verdadera causa, puede prescindirse en algo del rigor con que nos debemos tratar, sin que se falte en ello.
 
San Agustín., contra Faust., lib. 12, cap. 77
No se ordena esto por inconstancia de quien lo manda, sino porque dispensa de sus preceptos, de sus consejos y de sus órdenes, según lo exigen las circunstancias.
 
San Ambrosio
El que prohibe herir, ¿por qué ahora manda comprar espada, sino por ventura para que se prepare la defensa sin que esto signifique que la venganza es necesaria, y para que se vea que pudo vengarse, pero que no quiso? Por esto sigue: "Y el que no la tiene, esto es, la bolsa, venda su túnica", etc.
 
Crisóstomo
¿Cómo es esto? El que había dicho ( Mt 5,39): "Si alguno te hiere en la mejilla derecha, preséntale la izquierda", arma ahora a sus discípulos, y sólo con espada. En efecto, si es conveniente armarse totalmente, es menester no sólo poseer espada sino también escudos y yelmos. Pero aunque hubiesen tenidos mil armas de esta clase, ¿cómo hubiesen podido defenderse de tantas asechanzas y ultrajes de los pueblos, de los tiranos, de las ciudades, de las naciones, que los once habían de sufrir; y cómo no habían de temblar sólo de ver el aspecto de las tropas, ellos que se habían criado en lagos y en ríos? No creamos que deseaba que tuviesen espadas, sino que por medio de ellas da a conocer las inminentes asechanzas de los judíos; por esto sigue: "Porque os digo que es necesario que se vea cumplido en mí, aun esto que está escrito: Y fue contado con los inicuos" ( Is 52).
 
Teofilacto
Como los discípulos habían disputado entre sí sobre prerrogativas, les dijo que no era tiempo de ocuparse de esto, sino de peligros y de muertes; porque aun yo que soy vuestro maestro y vuestro guía, soy conducido a la muerte más afrentosa, y he de ser considerado como malvado; porque cuanto está escrito de mí -es decir, predicho- llega a su término, o sea a su cumplimiento. Queriendo dar a conocer la violencia que había de sufrir, hace mención de la espada; no les habló directamente, no sea que se dejasen llevar por la tristeza (o que se turbasen por el miedo), ni quiso callar lo que iba a suceder, para que no vacilasen en los sucesos que habrían de tener lugar pronto, sino que se admirasen después cuando recapacitasen, que El mismo se había ofrecido como precio, en su pasión, por la salvación de los hombres.
 
San Basilio., in Regulis brevioribus ad interrog. 31.
El Señor no manda llevar alforja y bolsa, ni comprar espada: lo que hace es predecir que los apóstoles o sus sucesores, olvidados un día de su pasión, de sus dones y de la ley divina, se atreverían a llevar espadas; muchas veces en la Sagrada Escritura, se da una frase imperativa, en vez de una profética. En muchos libros no dice: reciba, tome, ni compre, sino: recibirá, tomará, comprará.
 
Teófil.
Esto lo dice por aquellos que tendrán hambre o sed -como lo demuestra por la palabra alforja-, y por las adversidades que indica en la espada. Cuando dice el Señor: "Pues ahora quien tiene bolsa, tómela y también alforja", parece que se refiere a los discípulos; pero en realidad se refiere a todos los judíos, como si dijera: Si alguno de los judíos abunda en bienes de fortuna, reúnalos todos y huya; y si otro, abrumado por la miseria, profesa la religión, éste venda su túnica y compre una espada; porque les sobrevendrá una guerra terrible, y nada habrá que la pueda contrarrestar. Después manifiesta la causa de los males que les habrán de sobrevenir; a saber: que El padece el castigo debido a los malvados, siendo crucificado entre dos ladrones; y que cuando esto suceda, terminará el tiempo de sus favores; y sucederá a sus perseguidores cuanto los profetas habían predicho. El Señor predijo esto refiriéndose a lo que habría de suceder a la región de los judíos; pero los discípulos no comprendían el profundo significado de estas palabras, creyendo que se necesitaría de la espada, por la persecución que Jesús habría de tolerar. Por esto sigue: "Mas ellos respondieron: Señor, he aquí dos espadas".
 
Crisóstomo. como arriba.
Y en verdad que si las utilizaban para la defensa de las cosas ni cien espadas hubiesen sido bastantes; y si no, aun las dos estaban de más.
 
Teófil.
No quiso el Señor reprender a sus discípulos porque no entendían; por esto dijo: "Basta", y los dejó; como cuando nosotros hablamos a otro, si vemos que no nos comprende decimos: Está bien; deja, no le molestemos. Aseguran algunos que el Señor dijo con ironía: "Basta", como diciendo: Para poco nos aprovechan dos espadas cuando tantos son los que nos han de acometer.
 
Beda.
También puede decirse, que dos espadas son testimonio suficiente de que Jesucristo sufrió espontáneamente su pasión: una da valor a los apóstoles para pelear en favor de Dios, y que en Dios existía el poder de curar; y la otra, que siempre metida en su vaina da a conocer que no les permitía hacer en su defensa ni aun lo que hubieran podido hacer.
 
San Ambrosio.
Como la ley no prohibía llevar espada, dio a entender el Señor a San Pedro, cuando éste ofreció dos, y le dijo: "Basta", que si aquello era permitido hasta la inauguración del Evangelio, era porque durante la ley prevalecería la justicia y durante el Evangelio la caridad. También se entiende por espada espiritual el vender cuanto se tiene y comprar palabras de santidad para que el espíritu se fortifique. Es también espada la pasión, para que desnudes el cuerpo, y por medio de los despojos de la mortificación de la carne compres la corona del martirio. También llama la atención que los discípulos presentaran dos espadas, como representando el Antiguo y el Nuevo Testamento, por medio de los que nos armamos en contra de las asechanzas del enemigo. Además, dice el Señor: "Basta", como que nada le faltaba a El a quien se referían todas las doctrinas del Antiguo y del Nuevo Testamento.
   
39-42
Y saliendo, se fue, como solía, al monte de las Olivas, y le fueron también siguiendo sus discípulos. Y cuando llegó al lugar les dijo: "Haced oración para que no entréis en tentación". Y se apartó El de ellos, como un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba, diciendo: "Padre; si quieres, traspasa este cáliz; mas no se haga mi voluntad, sino la tuya". (vv. 39-42)
 
Beda.
Como el Señor había de ser entregado por su discípulo, se marchó al lugar donde pudiera encontrarlo fácilmente. Por esto sigue: "Y habiendo salido se fue, como solía, al monte de los Olivos".
 
San Cirilo.
De día estaba en Jerusalén; pero cuando llegaba la noche se retiraba al monte de los Olivos, donde hablaba con sus discípulos. Sigue: "Y le fueron siguiendo", etc.
 
Beda.
Muy oportunamente llevó al monte de los Olivos a los que estaban instruidos acerca de los misterios referentes a su cuerpo, porque bautizados todos en su preciosa muerte, daba a entender que después serían confirmados por el crisma del Espíritu Santo.
 
Teófil.
Después de la cena, no retienen al Señor ni la pereza, ni el lugar, ni el sueño, sino la enseñanza y la oración. Por esto sigue: "Y cuando llegó al lugar, les dijo: Haced oración", etc.
 
Beda.
Es imposible que deje de ser tentado el hombre; por ello dice: "Orad", no para que no seáis tentados, "sino para que no caigáis en tentación". Esto es, para que no os venza la tentación.
 
San Cirilo.
Pero no contentándose con decirlo de palabra, arrodillándose un poco más adelante, oraba. Por lo que sigue: "Y se apartó El de ellos", etc. En todas las ocasiones le encontrarás orando en la soledad; para que aprendas que debe hablarse con Dios altísimo, con atención y corazón tranquilo. No oraba porque necesitase de la ayuda de otro, El que es la virtud omnipotente del Padre; sino para que aprendamos que no debemos dormirnos en la tentación, sino que debemos insistir con más fervor en nuestras oraciones.
 
Beda.
Solo oraba por nosotros, Aquel que solo por nosotros había padecido, dándonos a conocer, que tanto su oración como su pasión, se diferenciaban mucho de las nuestras.
 
San Agustín., De cuaest Evang., 2, 50
"Y se apartó de ellos como un tiro de piedra"; como para exhortarlos, en forma figurada, a que refirieran hacia El la piedra; es decir, que a El aplicaran la intención de la ley que estaba escrita en piedra.
 
San Gregorio Niceno. Vel Isidorus in Cat. graec. Patr
¿Qué quiere decir doblando la rodilla? puesto que se dice: "Y puesto de rodillas, oraba". Es costumbre entre los hombres rogar de rodillas a los que son más que los que oran; dando a entender que son mucho más los que son rogados. Bien evidente es, que la naturaleza humana no tiene cosa alguna que sea digna de Dios; por eso le veneramos con las demostraciones respetuosas que mutuamente nos prestamos, confesando que somos menos respecto de la grandeza de nuestros prójimos. Por ello, Aquel que llevó sobre sí todos nuestros pecados e intercedió por nosotros, dobló las rodillas de su humanidad para orar, enseñándonos que debemos alejar todo orgullo en los momentos en que estemos orando, y que en todo nos debemos conformar con la humildad; porque Dios resiste a los soberbios, y da su gracia a los humildes (St 4, y 1Pe 5,5)
 
Crisóstomo
Todo arte es demostrado por aquel que enseña, tanto con las palabras como con las obras; y como el Señor había venido a enseñarnos, no cualquier virtud, por esto dice y hace. Por lo tanto, como había mandado orar con palabras para que no cayésemos en tentación, ahora nos enseña esto mismo con las obras. Prosigue: "Diciendo: Padre; si quieres, aparta de mí este cáliz"; no dice, si quieres, como ignorando si agradaría esto al Padre; no hay cosa más difícil que conocer la divina esencia, que El sólo puede comprender en realidad, según las palabras de San Juan (cap 10,15): "Como me conoce el Padre, yo conozco al Padre"; y no dice esto porque le repugne padecer; ya había reprendido al discípulo que se había opuesto a ello, llamándole Satanás después de haberle distinguido mucho ( Mt 16), ¿cómo puede decirse que no quería ser crucificado? No puede decirse esto si se tiene en cuenta, que nuestro inefable Dios -superior a cuanto se puede comprender- quiso bajar al seno de una Virgen, amamantarse con su leche y sufrir toda clase de sufrimientos en la tierra. Como era casi increíble que todo esto había de suceder, envió primero a sus profetas para que lo vaticinasen así. Después El mismo se vistió de carne, viniendo a la tierra; y para que no se creyera que era aparente, permitió que su carne sufriese todos los accidentes de la humana fragilidad: tener hambre, sed, dormir, trabajar, cansarse y afligirse. Por esto rehusa la muerte, para dar a conocer que tiene consigo una verdadera humanidad.
 
San Ambrosio
Dice, pues: "Si quieres, aparta de mí este cáliz"; pero es sólo como hombre que rehusa la muerte, ya que como Dios, sigue firme en su propósito.
 
Beda
Pide que pase de El aquel cáliz, no en verdad porque tema padecer, sino compadecido del pueblo de Israel, que debería beber el cáliz que se le había pronosticado. Por esto no dijo terminantemente, aparta de mí el cáliz, sino este cáliz, esto es, el del pueblo judío que no puede tener excusa si me mata, puesto que tiene la Ley y los Profetas, que me han anunciado con tanta frecuencia.
 
San Dionisio Alejandrino. In Cat. graec. Patr
Cuando dice aparta de mí este cáliz, no es para que no le venga, sino porque no podría pasar si no viniere; por lo tanto, cuando se dio cuenta de que lo tenía presente, empezó a afligirse, a entristecerse, y al aproximarse dice: "Haz pasar este cáliz". Como lo que pasa ya no se toca ni permanece, así el Salvador -cuando se ve tentado- insta para que la tentación se desvanezca; lo que es no caer en tentación -porque vela cuando ora-. Enseña el mejor modo de huir de las tentaciones, cuando dice: "Mas no se haga mi voluntad, sino la tuya". Dios es incapaz de obrar mal; quiere, pues, concedernos en abundancia los bienes que pedimos o comprendemos; luego pide que se cumpla la voluntad absoluta del Padre -que El conocía perfectamente-, y que es su misma voluntad en cuanto a la divinidad; rehusó que se cumpliese la voluntad humana, que llama suya, y que es menor que la del Padre.
 
San Atanasio., De incarnatione contra arrianos, vel, De natura humana suscepta, versus finem.
Aquí manifiesta que pide de dos modos: en sentido humano, que es carnal, y en sentido divino; la humanidad rehúsa el padecer, porque es de carne; pero el amor de Dios le alienta para que sufra, porque no era posible que prescindiese de la muerte.
 
San Gregorio Niceno
Asegura Apolinar que Jesucristo no tuvo voluntad propia según lo humano, sino que sólo había voluntad divina en Cristo, que descendió del cielo.
 
Beda
Al acercarse el Salvador a la pasión, tomó la voz de los que están afligidos; porque cuando va a suceder lo que no queremos que suceda, debemos pedir -por nuestra flaqueza- que no suceda, mientras que con nuestra firme voluntad debemos estar preparados a cumplir las disposiciones de nuestro Creador, aun en contra de nuestros deseos.
   
43-46
Y le apareció un ángel del cielo, que le confortaba. Y puesto en agonía oraba con mayor vehemencia. Y fue su sudor como de gotas de sangre, que corría hasta la tierra. Y como se levantase de orar, y viniese a sus discípulos, los halló durmiendo de tristeza: "Y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para que no entréis en tentación". (vv. 43-46)
 
Teófil
Para darnos a conocer la importancia de la oración, y para enseñarnos que en las adversidades debe dársele la preferencia, cuando ora el Señor le conforta un ángel. Por esto dice: "Y le apareció un ángel del cielo que le confortaba", etc.
 
Beda
En otro lugar también leemos ( Mt 4,11) que los ángeles le servían, acercándose a El. Tanto respecto de una como de otra naturaleza, se dice en repetidas ocasiones que los ángeles le servían y le confortaban. El Creador no necesitó nunca de la ayuda de sus creaturas; pero una vez hecho hombre, como se entristece por nosotros, así también es confortado por nosotros.
 
Teófil
Hay quien asegura que se le apareció el ángel glorificándole y diciendo: Señor, tuya es la fortaleza; porque Tú puedes librar de la muerte al género humano enfermo.
 
Crisóstomo
Y como había tomado nuestra carne de una manera real, para demostrarnos la verdad de este acontecimiento, y para cerrar la boca a los herejes, sufre todo lo que la humanidad puede sufrir. Sigue, pues: "Y puesto en agonía oraba con mayor vehemencia".
 
San Ambrosio
Se horrorizan muchos cuando piensan en la tristeza del Salvador, y la refieren más bien al desarrollo de un sentimiento innato que a haberla recibido con nuestra debilidad. Pero yo, no sólo no creo que no debía prescindir de ella, sino que admiro en ella -más que en ninguna otra cosa- su caridad y su majestad; menos hubiese hecho por mí, si no hubiera aceptado mis impresiones; tomó sobre sí nuestra tristeza, para podernos otorgar su alegría. Digo a propósito tristeza, porque predico la cruz. Debió tomar el sufrimiento para poder triunfar; no merecen los honores del triunfo los que soportaron más el horror de las heridas que el dolor. Quiso enseñarnos, pues, cómo podríamos vencer, no sólo a la muerte, sino lo que es más, a la tristeza de la muerte eterna. Te afliges, Señor, no de tus penas, sino de las mías; se hizo débil por nuestras culpas. Y acaso estaba triste, porque después de la caída de Adán no podíamos retroceder y salir de esta vida, sino por medio de la muerte. Y en esto no hay exageración: se entristecía especialmente por sus perseguidores, de quienes sabía que habían de sufrir eternamente el castigo de su sacrilegio.
 
San Gregorio., 24 Moral., cap. 17.
Al acercarse su muerte, experimentó esa lucha que nuestra alma experimenta; porque sufrimos cierta agitación de terror y de miedo, cuando nos acercamos al juicio eterno por la disolución de la carne; y no sin razón, porque el espíritu, pasados unos momentos, encuentra una eternidad que no puede variar.
 
Teófil.
Que la oración predicha se hizo por la naturaleza humana y no por la divina, como dicen los arrianos, se conoce porque sudó. Sigue, pues: "Y fue su sudor como gotas de sangre, que corría hasta la tierra".
 
Beda.
Nadie crea que este sudor era hijo de la flojedad, porque es contrario a la naturaleza sudar sangre; sino entiéndase, que por medio de este sudor nos dice que ya había obtenido la gracia que pedía, proponiéndose a la vez purificar con su sangre la fe de sus discípulos, que todavía estaban bajo el influjo de la flaqueza humana.
 
San Agustín., in sent. Proper. sent 68.
Orando el Señor y sudando sangre, dio a conocer que de todo su cuerpo, que es la Iglesia, brotarían martirios.
 
Teófil.
Esto se dice en sentido metafórico, porque como sudó mucho, se dice que sudó sangre. Queriendo, pues, el evangelista, manifestar que eran gruesas las gotas de transpiración que sudaba, cita las gotas de sangre como modelo. Después de esto, encontrando a sus discípulos dormidos por la tristeza, les reprende, y a la vez les invita a que oren. Prosigue: "Y como se levantó de orar, vino a sus discípulos, y los halló durmiendo de tristeza".
 
Crisóstomo.
Era ya algo entrada la noche y los ojos de los discípulos estaban cargados por la angustia, y experimentaban el sueño, no del temor, sino de la tristeza.
 
San Agustín De cons. Evang., lib. 3, cap. 4
No dice aquí San Lucas en qué parte de la oración vino el Señor a sus discípulos, y en esto no se contradice con San Marcos.
 
Beda
Da a conocer el Señor en seguida que oraba por sus discípulos, pues les reprende porque no participan de sus oraciones, por no estar vigilantes y en oración. Sigue, pues: "Y les dice: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para que no caigáis en tentación".
 
Teófil
Para que no sean vencidos por la tentación; esto significa: no ser llevados a la tentación, no caer en ella. Nos manda sencillamente que oremos para que nuestra vida sea tranquila, y no vengamos a parar en alguna cosa que nos pueda dañar. Es propio del demonio el ensoberbecerse, y precipitarse en la tentación. Por esto Santiago (cap 1,2) no dijo arrojáos a la tentación, sino "cuando fuereis tentados, pensad en la alegría del cielo haciéndoos forzadamente voluntarios".
   
47-53
Y cuando estaba El aún hablando se dejó ver una cuadrilla de gente: y el que era llamado Judas, uno de los doce, iba delante de ellos: y se acercó a Jesús para besarle. Mas Jesús le dijo: "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?" Y cuando vieron los que estaban con El lo que iba a suceder, le dijeron: "Señor, ¿herimos con espada?" Y uno de ellos hirió a un siervo del príncipe de los sacerdotes, y le cortó la oreja derecha. Mas Jesús, tomando la palabra, dijo: "Dejad hasta aquí". Y le tocó la oreja, y le sanó. Y dijo Jesús a los príncipes de los sacerdotes y a los magistrados del templo, y a los ancianos que habían venido allí: "¿Como a ladrón habéis salido con espadas y con palos? Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas ésta es vuestra hora, y el poder de las tinieblas". (vv. 47-53)
 
Glosa
Una vez terminada la oración se ocupa de su aprehensión, llevada a cabo por su discípulo. Dice, pues: "Y cuando estaba El aún hablando se dejó ver una cuadrilla de gente, y el que era llamado Judas".
 
San Cirilo
Dice, pues, que se llamaba Judas, que quiere decir el que aborrece. Y añade: "Uno de los doce", para dar a conocer la perfidia del traidor; porque habiendo sido honrado como los demás apóstoles, se convirtió en causa de muerte para su Maestro.
 
Crisóstomo
Así como las heridas incurables no obedecen a las medicinas más eficaces, ni a los más exquisitos cuidados, así el espíritu, una vez aprisionado y entregado a algún pecado, no puede salir de ese estado por medio de exhortaciones ni consejos. Esto mismo le sucedió a Judas por no haber dejado a tiempo sus intenciones de ser traidor, aunque esto tantas veces había sido prohibido por el Salvador cuando predicaba a las gentes. Por ello sigue: "Y se acercó a Jesús para besarle".
 
San Cirilo
Olvidándose de la gloria de Cristo, creyó que podría llevar a cabo en secreto su abominación, atreviéndose a convertir en traición el signo de cariño.
 
Crisóstomo., orat. seu conc. 1, De Lazaro
No debemos dejar de amonestar a los hermanos, aunque no consigamos nada con nuestras palabras, porque los manantiales, aun cuando nadie beba, siempre están brotando. Y si no llegas a persuadirlo hoy, lo persuadirás mañana. Un pescador, sin haber sacado nada en todo el día, al fin llena sus redes a la caída de la tarde. Por esto el Señor, aun cuando sabía que Judas no se convertiría, no dejó de procurar que no pereciese. Sigue, pues: "Mas Jesús le dijo: Judas, ¿con beso entregas al Hijo del hombre?", etc.
 
San Ambrosio
Creo que hablando por medio de interrogación se propone enmendar al traidor con el afecto de amigo.
 
Crisóstomo
Le llama con su verdadero nombre, lo que más debió moverlo a arrepentirse y desistir de su traición, que a provocar su enojo.
 
San Ambrosio
Dice, pues: "¿Entregas con beso?", es decir, ¿con el signo del amor infieres una terrible herida, y con el signo de paz produces la muerte? Siendo el siervo, entregas a tu Señor; siendo el discípulo, a tu Maestro; y habiendo sido elegido, a tu elector.
 
Crisóstomo
No dijo, pues: entregas a tu Maestro, ni entregas a tu Señor, ni a tu bienhechor, sino al Hijo del hombre, esto es, manso y humilde. Quien aunque no fuese Maestro ni Señor, habiéndose portado contigo con tanta amabilidad, no debió haber sido entregado por ti.
 
San Ambrosio
Gran manifestación del poder divino, gran prueba de virtud. Se da a conocer la determinación de prenderle, y no se niega. Dice quién lo entrega, manifestando lo que hasta entonces estaba oculto. Especifica a quién entrega, cuando dice al Hijo del hombre, porque es la carne la apresada, no la divinidad. Y esto, sin embargo, agrava más su ingratitud, porque al que entregaba, siendo Hijo de Dios, se quiso convertir en Hijo del hombre, como diciendo: Ingrato, por ti he tomado lo que entregas con tanta hipocresía.
 
San Agustín., de cons. Evang. 3, 5
Dijo Jesús primeramente cuando iba a ser apresado, lo que especifica San Lucas: "¿Con beso entregas al Hijo del hombre?". Después lo que dice San Mateo (26,50): "¿Amigo, a qué has venido?". Luego lo que dice San Juan (18,4): "¿A quién buscáis?".
 
San Ambrosio
También lo besó el Señor, no para enseñarnos a fingir, sino para que se viese que no huía ni siquiera del que lo entregaba, y para ganar al traidor a quien no negaba los testimonios de amor.
 
Teófil
Se enardecen los discípulos y desenvainan las espadas. Por ello sigue: "Y cuando vieron los que estaban con El lo que iba a suceder, dijeron: Señor, ¿herimos con espada?". Pero, ¿cómo es que tenían espadas? Porque habían matado al cordero y se levantaban de la mesa. Algunos discípulos preguntan si hieren con espada, pero San Pedro, ferviente siempre por el Salvador, no espera órdenes, sino que inmediatamente hiere a un siervo del pontífice. Por esto sigue: "Y uno de ellos hirió".
 
San Agustín. De conc. evang. ut supra
El que hirió, según San Juan, fue San Pedro. El herido se llamaba Malco.
 
San Ambrosio
Como San Pedro estaba instruido en las Sagradas Escrituras, y amaba mucho al Señor, recordando que se alabó mucho la acción de Finees porque mató a los sacrílegos, hirió al criado del pontífice.
 
San Agustín. De conc. evang. ubi supra
Dice San Lucas a continuación: "Mas Jesús, tomando la palabra, dijo: Dejad hasta aquí". San Mateo (26,52) dice así: "Vuelve tu espada a su lugar". Y no se crea que esto contradice lo que refiere San Lucas, cuando expresa que el Señor respondió: "Dejad hasta aquí", como si lo hubiera dicho después de ser herido para probar lo hecho hasta ese momento, pero no queriendo se hiriese más. Pero las palabras que refiere San Mateo, dan a entender que al Señor le disgustó el que San Pedro hiciera uso de la espada. Y es verdad que, habiéndole preguntado sus discípulos: "Señor, ¿herimos con espada?", respondió: "Dejad hasta aquí". Es decir, no os espante lo que va a suceder. Debe tolerarse todo hasta que yo acabe mi carrera, esto es, hasta que me prendan y se cumpla en mí cuanto se ha escrito. No se dice que contestó Jesús más que a la pregunta que se le hizo, y no al acto de San Pedro. Pero entre que los discípulos preguntaron al Señor y éste respondió, San Pedro, instado por su deseo de defender, hirió. Pero no pudieron decirse simultáneamente las cosas que sucedieron a la vez. Entonces, como dice San Lucas, curó a aquél que había sido herido. Sigue: "Y le tocó la oreja y le sanó".
 
Beda
El Señor nunca se olvida de su bondad. Sus enemigos procuran la muerte del justo, y Este cura las heridas de los que lo persiguen.
 
San Ambrosio
Pero cuando el Señor cura las heridas ensangrentadas, se refiere a un misterio. Porque el siervo del príncipe de este mundo (no por condición de su naturaleza, sino por su culpa), recibió una herida en su oreja, no oyendo las palabras de sabiduría. Y cuando San Pedro cortó voluntariamente la oreja dio a conocer que no debemos fijar nuestro oído en las cosas superficiales, sino en los misterios. Pero, ¿por qué es San Pedro quien hiere? Porque había recibido el poder de atar y desatar. Por ello toma la espada espiritual y corta con ella el oído interno del que oye mal. Pero el Señor vuelve a poner la oreja en su sitio, dando a entender que si se convierten, podrán salvarse todos los que pecaron, en la pasión del Señor. Porque todo pecado se perdona por los misterios de la fe.
 
Beda
Este siervo es el pueblo judío que perdió la oreja derecha. Es decir, la inteligencia espiritual de la ley, por el mal papel que representó en la Pasión del Señor, instado por los príncipes de los sacerdotes. Su oreja fue cortada por la espada de San Pedro, no porque privara de la inteligencia a los que quieren oír, sino porque da a conocer que, por juicio divino, ésta les fue quitada a los negligentes. Pero la misma oreja derecha es restituida por la dignación del Señor, a todos los de aquel pueblo que creyeron.
Prosigue: "Y dijo Jesús a los príncipes de los sacerdotes... ¿Como a ladrón habéis salido con espadas y con palos?", etc.
 
Crisóstomo
Vinieron de noche temiendo el alboroto de la multitud. Por eso les dice: ¿Qué necesidad teníais de armas para prender a aquel que siempre habéis tenido con vosotros? Y esto da a entender cuando prosigue: "Habiendo estado cada día con vosotros", etc.
 
San Cirilo. Incat. grace. patr
En esto el Señor no culpa a los príncipes de los sacerdotes porque no habían preparado bien las asechanzas para matarle, sino que les echa en cara que creyeran haberlo atacado así contra la voluntad de El, como diciendo: "Entonces no me prendisteis, porque yo no quise, ni ahora podríais si yo no me quisiere entregar voluntariamente a vuestras manos". Y prosigue: "Pero ésta es vuestra hora"; esto es, el poco tiempo que se os ha concedido para que descarguéis sobre mí todo el furor de vuestra malicia, habiendo accedido el Padre a mis ruegos. Dice también que se ha concedido a la vez este poder a las tinieblas, esto es, al diablo y a aquellos judíos, para que puedan levantarse contra Cristo. Y esto es lo que añade: "Y el poder de las tinieblas".
 
Beda
Como diciendo: Por lo tanto, os congregáis contra mí en las tinieblas, porque en ellas está vuestro poder -con el que os armáis en contra de la verdad-. Se pregunta que cómo pudo ser que Jesús hablase a los príncipes de los sacerdotes, a los magistrados y a los ancianos del pueblo, que habían venido a prenderle cuando, según los demás evangelistas, ellos esperaban en el atrio de Caifás, y enviaron desde allí sus ministros. Pero se responde a esta contradicción, diciendo que ellos vinieron no en persona, sino en la de aquellos que ellos mandaron, y se presentaron a prender a Jesús.
   
54-62
Y echando mano de El, le llevaron a la casa del príncipe de los sacerdotes; y Pedro le seguía a lo lejos. Y habiendo encendido fuego en medio del atrio, y sentándose ellos alrededor, estaba también Pedro en medio de ellos. Una criada, cuando le vio sentado a la lumbre, le miró con atención y le dijo: "Y éste con El estaba". Mas él lo negó, diciendo: "Mujer, no le conozco". Y un poco después, viéndole otro, dijo: "Y tú de ellos eres". Y dijo Pedro: "Hombre, no soy". Y pasada como una hora, afirmaba otro y decía: "En verdad éste con El estaba, porque es también galileo". Y Pedro: "Hombre no sé lo que dices". Y en el mismo instante, cuando aún él estaba hablando, cantó el gallo. Y volviéndose el Señor, miró a Pedro. Y se acordó de la palabra del Señor, como le había dicho: "Antes que el gallo cante, me negarás tres veces". Y saliendo fuera Pedro, lloró amargamente. (vv. 54-62)
 
San Ambrosio
No entendieron aquellos desgraciados, ni respetaron tanta clemencia aun con los enemigos, no permitiendo que se le defendiese. Dice pues: "Y echando mano de El, lo llevaron", etc. Cuando hablemos del prendimiento de Jesús, cuidemos de no caer en el error de creer que fue prendido según la divinidad, y obligado por debilidad: sólo fue prendido según la carne.
 
Beda
El príncipe de los sacerdotes, quiere decir Caifás, quien, según San Juan, era el pontífice en aquel año.
 
San Agustín. De conc. evang. 3, 6
Pero primero, antes que a la casa de Caifás, como dice San Mateo, fue llevado a la casa de Anás, que era suegro de Caifás, como dice San Juan. San Marcos y San Lucas no citan el nombre del pontífice.
 
Crisóstomo. in homil. 84, in matth
Por esto se dice a la casa del pontífice, para dar a entender que todo se hacía por consentimiento del príncipe de los sacerdotes. Todos se habían reunido allí para esperar a Jesucristo. Se da a entender el afecto de San Pedro, porque no huyó cuando vio que huyeron los demás. Prosigue: "Y Pedro le seguía a lo lejos".
 
San Ambrosio. lib. 10 in lucam, cap. De proditione Petri per ancillam
Le seguía a lo lejos, pero se acercaba a su negación, y acaso no lo hubiera negado si hubiese estado cerca de Jesús. Pero estuvo reverente, porque no abandonó al Señor, aunque tanto miedo tenía. El miedo es propio de la naturaleza y el cuidado de la piedad.
 
Beda
El que San Pedro haya seguido a Jesús a lo lejos representa a la Iglesia, que habría de seguir su verdad, es decir, habría de imitar la Pasión del Señor, pero de una manera diferente. La Iglesia sufre por sí misma, pero Jesús sufre por la Iglesia.
 
San Ambrosio
Ya ardía el fuego en la casa del príncipe de los sacerdotes. Prosigue: "Y habiendo encendido el fuego", etc. Se acercó San Pedro a calentarse porque, una vez preso el Señor, el calor del afecto de San Pedro se enfrió.
 
Crisóstomo
Le habían sido entregadas las llaves del reino de los cielos. Le había sido confiada una multitud innumerable de pueblos, que estaba sumergida en el pecado. San Pedro estaba muy fuerte, como lo indica la oreja cortada del criado del príncipe de los sacerdotes. Este hombre, tan endurecido y tan severo, si hubiese obtenido el don de no pecar, ¿cómo hubiera podido perdonar a los pueblos? Pero la Providencia divina permitió que cayese él primero, para que fuese condescendiente con los demás, recordando su propia caída. Y cuando quería calentarse junto a las brasas, se acercó a él una criada, de quien se dice: "Una criada, cuando le vio", etc.
 
San Ambrosio
¿Cómo es que primero lo acusa una criada, cuando los hombres fueron los que lo pudieron reconocer, sino porque era preciso que apareciese también como pecador este sexo en la muerte del Señor, para que también fuese redimido por la Pasión de Cristo? San Pedro, provocado, peca; pero es preferible que San Pedro negase, a que mintiese Jesucristo. Por esto sigue: "Pero él lo negó diciendo: Mujer, no le conozco".
 
Crisóstomo ut supra
¿Qué haces, Pedro? Tu voz se ha mudado de pronto. Tu boca llena de fe y de amor, se ha convertido en odio y en infidelidad; todavía no te amenazan los azotes, ni se te aplican tormentos; quien te pregunta no es juez ni goza de autoridad alguna para que tanto temas si confiesas: es una mujer quien te habla con su débil voz. ¿Acaso habrá de acusarte si confiesas? Ni aun mujer, sino una muchacha portera, una despreciable servidora.
 
San Ambrosio
Pero San Pedro negó porque prometió sin precaución. No lo niega en el monte, no en el templo, no en su casa, sino en el pretorio de los judíos. Lo niega allí, donde Jesús está preso, y donde no hay verdad. Cuando lo niega, dice: No conozco a ese hombre. Habría sido un atrevido si hubiere dicho que conocía a aquel a quien la inteligencia humana no puede comprender Mt 11,27: "Ninguno conoce al Hijo más que el Padre". Por segunda vez negó a Cristo. Prosigue: "Y un poco después, viéndole otro, dijo: Y tú de ellos eres".
 
San Agustín. De conc. evang. lib.3, cap 6
Se cree que fue obligado a esta segunda negativa por dos causas: por la criada de quien hacen mención San Mateo y San Marcos, y por otro de quien se ocupa San Lucas. Por esto dice así este Evangelista: "Y un poco después, viéndolo otro". Ya había salido San Pedro, y el gallo había cantado por primera vez, como dice San Marcos. Ya había vuelto, como dice San Juan, al fuego, y encontrándose allí por segunda vez, lo negó. Acerca de esta negación, se dice: "Y dijo Pedro: Hombre, no soy", etc.
 
San Ambrosio
Quiso más bien negarse a sí mismo, que negar a Jesucristo. Creía, sin duda, que negar la amistad de Jesús, equivalía a negarse a sí mismo.
 
Beda
En esta negación de San Pedro, decimos que no sólo fue negado Cristo por el que dice que no es Cristo, sino también por aquel que siendo cristiano niega que lo es.
 
San Ambrosio
Es preguntado por tercera vez. Prosigue: "Y pasada como una hora, afirmaba otro y decía: En verdad que éste con El estaba".
 
San Agustín ut supra
San Mateo (26,63) y San Marcos (14,70) dicen: un poco después. Pero San Lucas dice cuánto fue este tiempo, diciendo: "Y pasada como una hora". San Juan nada dice de este intervalo. Además, San Mateo y San Marcos no hablan en singular, sino en plural; citan los que estaban con San Pedro, mientras que San Lucas y San Juan hablan de uno. Pero puede decirse que San Mateo y San Marcos tomaron el plural en vez del singular, como es costumbre, o que afirmaban que era uno el que lo había visto, y que los demás lo confirmaban, y todos argüían a San Pedro: "En verdad que tú eres uno de ellos, porque lo demuestra tu modo de hablar". San Juan asegura también que se le dijo a San Pedro: "¿Verdad que te vi en el huerto?" San Marcos y San Lucas dicen del mismo modo que aquellos hablaban a San Pedro, o por lo menos debe entenderse que se referían a él, por lo mismo de que hablasen de él en su presencia, que se dirigiesen a él de modo directo; de cualquier manera que esto se diga siempre resultará que se ocuparon de él, en uno o en otro sentido.
 
Beda
Añade: "Porque es galileo". No porque hablasen diferente lengua los galileos y los de Jerusalén: todos hablaban el hebreo, pero cada provincia tiene un modo especial de hablar, que no puede ocultarse.
Prosigue: "Y dijo Pedro: Hombre, no sé lo que dices".
 
San Ambrosio
Esto es, desconozco vuestros sacrilegios; pero nosotros nos excusamos, y él no se excusó. No es bastante la cautelosa contestación cuando se trata de confesar a Jesucristo; es preciso la confesión terminante. Por esto se dice que San Pedro no respondió así, sino que fue inducido, porque recordándolo luego, lloró.
 
Beda
Suele muchas veces la Sagrada Escritura, indicar el mérito de las causas por el del tiempo. Por ello, Pedro que pecó hacia la media noche, se arrepintió en seguida que cantó el gallo. Prosigue: "Y en el mismo instante, cuando él estaba aún hablando cantó el gallo". Lo que faltó durante las tinieblas del olvido, lo enmendó al volver la verdadera luz.
 
San Agustín De conc. evang. lib. 3, lib. 6
Creemos que cantó el gallo después que San Pedro negó tres veces a Jesús: así lo dice San Marcos.
 
Beda
Creo que debe entenderse por el gallo, alguno de los doctores que increpan a los que andan soñolientos o están echados, diciéndoles: "Vigilad, justos, y no queráis pecar" ( 1Cor 15,34).
 
Crisóstomo homil. 82, in Joan
Admirad el cuidado del Maestro, que aun estando preso, cuidaba mucho de su discípulo, a quien levantó de tal modo, que le incitó a llorar. Prosigue: "Y volviéndose el Señor, miró a San Pedro".
 
San Agustín ut supra
Cómo deba entenderse esto, debemos examinarlo con atención. Dijo San Mateo (26,69) que San Pedro estaba sentado fuera, en el atrio; lo cual no debió decir cuando se trataba de lo que sucedía dentro, donde estaba Jesús. También dijo San Marcos (14,66): "Y estando Pedro en el atrio de abajo", da a entender que no solo estaba Jesús en el interior, sino que esto sucedía en la parte alta. ¿Cómo pudo mirar Jesús a San Pedro? No con la vista corporal, porque San Pedro estaba fuera, y entre los que se calentaban, cuando lo referente a Jesús sucedía en el interior de la casa. Por estas razones, yo creo que aquella mirada debió ser espiritual, y como se dice en el Salmo (12,4): "Mírame y óyeme", y en el Salmo (6,5): "convierte tu rostro hacia mí, Señor, y defiende mi alma". Así creo que debe entenderse que el Señor se volvió y miró a San Pedro.
 
Beda
Mirar a uno equivale a compadecerse de él; porque no sólo cuando se hace penitencia, sino también para que pueda hacerse, es necesaria la divina misericordia.
 
San Ambrosio
Finalmente, todos aquellos a quienes Jesús mira, lloran su pecado. Prosigue: "Y Pedro se acordó de la palabra del Señor, como le había dicho: Antes que el gallo cante me negarás tres veces. Y saliendo fuera Pedro, lloró amargamente". ¿Por qué lloró? Porque se equivocó como hombre: veo sus lágrimas, pero no su reparación. Las lágrimas lavan el pecado cuando la palabra no se atreve a confesarlo. Negó por primera y segunda vez, y no lloró, porque aún no lo había mirado el Señor. Pero negó la tercera vez, lo miró el Señor, y en seguida lloró amargamente. Tú también, si quieres lavar tus pecados, lava tus culpas con tus lágrimas.
 
Crisóstomo
No se atrevía San Pedro a llorar delante de los demás, no fuera que sus lágrimas lo traicionasen; sino que saliendo fuera, lloró. Lloraba, no por el castigo, sino porque había negado a quien tanto quería, lo que lo consumía más que cualquier castigo.
   
63-71
Y aquellos que tenían a Jesús, le escarnecían, hiriéndole; le vendaron los ojos, y le herían en la cara, y le preguntaban, y decían: "Adivina, ¿quién es el que te hirió?" Y decían otras muchas cosas, blasfemando contra El. Y cuando fue de día se juntaron los ancianos del pueblo, y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y lo llevaron a su concilio, y le dijeron: "Si tú eres el Cristo, dínoslo". Y les dijo: "Si os lo dijere no me creeréis, y también si os preguntare, no me responderéis, ni me dejaréis. Mas desde ahora el Hijo del hombre estará sentado a la diestra de la virtud de Dios". Y dijeron todos: "¿Luego tú eres el Hijo de Dios?" El dijo: "Vosotros decís: yo lo soy". Y ellos dijeron: "¿Qué, necesitamos más testimonios? pues nosotros mismos lo hemos oído de su boca". (vv. 63-71)
 
San Agustín lib. 3, cap.6 ut jam sup
No todos los Evangelistas se expresan del mismo modo al hablar de las tentaciones de San Pedro, durante la cautividad del Salvador, porque San Mateo y San Marcos hablan primero de los ultrajes que el Señor recibió, y después de la tentación de San Pedro; pero San Lucas dice que ello sucedió a la inversa, en estos términos: "Y aquéllos que tenían a Jesús, les escarnecían", etc.
 
Crisóstomo
El que es dueño de los cielos y la tierra experimenta y sufre las burlas de los impíos, enseñándonos así a tener paciencia.
 
Teofilacto
Y el Señor de los Profetas es escarnecido como falso profeta.
Prosigue: "Y le vendaron los ojos", etc..
 
Beda
Esto lo hicieron por burlarse de El, porque había querido ser considerado como Profeta. Pero el que fue herido y abofeteado por los judíos, lo es también ahora por las blasfemias de los malos cristianos. Le vendaron los ojos, no para que no viera aquellas afrentas, sino para ocultar su rostro. Los herejes y los judíos, y los malos cristianos, cuando lo ofenden con sus malas acciones, también se burlan de El, y le dicen: ¿Quién te ha herido? creyendo que no conoce los pensamientos y las acciones pecaminosas.
 
San Agustín ut supra
Se sabe que Jesús padeció estas afrentas hasta la mañana inmediata, y en la casa del príncipe de los sacerdotes a donde fue llevado primeramente. Por esto sigue: "Y cuando fue de día se juntaron los ancianos del pueblo y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y lo llevaron a su concilio, y le dijeron: Si tú eres el Cristo, dínoslo".
 
Beda
No deseaban conocer la verdad, sino preparar la calumnia. Porque como esperaban que el Cristo aparecería como hombre, resucitando la grandeza de David, deseaban oír de El: Yo soy el Cristo, para insultarle porque se atribuía la regia autoridad.
 
Teofilacto
Porque El conocía sus pensamientos, porque los que no creían en sus obras, menos habían de creer en sus palabras. Por ello sigue: "Y les dijo: Si os lo dijere no me creeréis", etc.
 
Beda
Había dicho muchas veces que El era el Cristo, como cuando decía, según (San Juan 10,30): "Yo y el Padre somos una misma cosa"; y otras cosas por el estilo. "Y también si os preguntare, no me responderéis, ni me dejaréis". Les había preguntado ya antes, cómo decían que el Cristo sería Hijo de David, cuando David lo llamó en espíritu su Señor, pero ellos no quisieron creerle cuando hablaba, ni responderle cuando preguntaba. Y porque preferían ofender la descendencia de David, les declara con autoridad una profecía mayor. Prosigue: "Mas desde ahora, el Hijo del Hombre estará sentado a la diestra del poder de Dios".
 
Teofilacto
Como si dijera: No hay ya para vosotros tiempo de predicación y de enseñanza, sino que en adelante lo será de juicio, cuando me veréis a mí, el Hijo del Hombre, sentado a la diestra poderosa de Dios.
 
San Cirilo in thesauro, lib. 12, cap. 14
Cuando se habla de que Dios está sentado y en un trono, se da a entender su poder soberano. En efecto, no es que creamos que esté sentado en un tribunal aquel a quien confesamos como Señor de todas las cosas, ni admitimos que tenga derecha ni izquierda la naturaleza divina: sólo de los cuerpos es propio tener forma, ocupar lugar, y poderse sentar. ¿Cómo podrá decirse que el Hijo es igual al Padre, si no es Hijo suyo por naturaleza, ni tiene las propiedades del Padre?.
 
Teofilacto
Cuando oían esto debieron temer; pero después de estas palabras enloquecieron más. Por lo que sigue: "Dijeron todos", etc.
 
Beda
Porque dijo que era el Hijo de Dios, comprendieron que era así al expresarse en estos términos: "El Hijo del Hombre estará sentado a la diestra del poder de Dios".
 
San Ambrosio
El Señor quiso más bien probar que decir, que era Rey, para que no pudiesen encontrar motivo suficiente para condenarlo aquellos que esto confiesan a la vez que lo objetan. Sigue pues: "Vosotros decís que yo lo soy".
 
San Cirilo
Habiendo dicho esto el Señor, se acaloró la reunión de los fariseos, fingiendo que habían oído una blasfemia. Por esto sigue: "¿Qué necesitamos de más testimonios?". etc.
 
Teofilacto
En lo que se da a conocer, los tercos no se acomodan a lo recto, aun cuando se les haya revelado los más profundos misterios, porque buscan su propio castigo. Por esto convenía que tales cosas estuvieran encubiertas para ellos.