CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO

38-39   -   40-41   -   42-44
01-04
Mas Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto. Y allí permaneció cuarenta días, y fue tentado por el diablo. Y nada comió durante aquellos días, y concluidos, tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: "Si eres Hijo de Dios di a esta piedra que se haga pan". Y Jesús le respondió: "Está escrito: El hombre no vive sólo de pan, sino de toda palabra de Dios". (vv. 1-4)
 
Teofilacto
Jesucristo es tentado después del bautismo para insinuarnos que nos aguardan tentaciones después que seamos bautizados, de donde se dice: "Mas Jesús, lleno del Espíritu Santo", etc.
 
San Cirilo, in Cat. graec. Patr
Había dicho Dios ( Gén 6,3): "Mi Espíritu no permanecerá en estos hombres, porque no son sino carne"; mas al punto que fuimos enriquecidos con la regeneración por el agua y el Espíritu, fuimos hechos participantes de la naturaleza divina por comunicación del Espíritu Santo. El Primogénito entre muchos hermanos recibió el Espíritu el primero, El, que es el dador del Espíritu para que por El llegase también a nosotros la gracia del Espíritu Santo.
 
Orígenes, in Lucam hom. 29
Cuando leas que Jesús "estaba lleno del Espíritu Santo", y veas escrito en los Hechos de los Apóstoles que los apóstoles fueron llenos del Espíritu Santo, guárdate de pensar que los apóstoles sean iguales al Salvador. Del mismo modo que diciendo: estos vasos están llenos de vino o de aceite, no dices a continuación que están llenos con igual medida; así Jesús y Pablo estaban llenos del Espíritu Santo, pero el vaso de Pablo era mucho menor que el de Jesús, y no obstante estaban ambos llenos según su medida. Recibido el bautismo, el Salvador, lleno del Espíritu Santo -que había venido del cielo sobre El en forma de paloma- fue conducido por el Espíritu; porque todos los que son conducidos por el Espíritu, son hijos de Dios ( Rom 8,14.). Mas éste era propiamente Hijo de Dios, de una manera superior a todos.
 
Beda
A fin de que nadie dudase por qué espíritu quisieron decir los otros evangelistas que fue conducido (o empujado) al desierto, dice oportunamente San Lucas: "Y fue llevado por el Espíritu, durante cuarenta días, en el desierto", a fin de que no se creyese que el espíritu inmundo había podido algo contra Aquel, que, lleno del Espíritu Santo, obraba según su voluntad.
 
Griego, in Cat., graec. Patr
Si nosotros disponemos nuestra vida según nuestro arbitrio propio, ¿cómo hubiera podido El ser impelido contra su voluntad? Luego lo que se dice: "Llevado por el Espíritu", tiene esta significación: Pasó espontáneamente a una vía espiritual para dar ocasión al tentador.
 
San Basilio
No provoca al enemigo con palabras, sino que busca el desierto, y lo excita con sus obras; pues el diablo se deleita en el desierto; no puede soportar las ciudades, y le entristece la concordia de los ciudadanos.
 
San Ambrosio
Iba a propósito al desierto para provocar al diablo; pues si aquél no hubiese combatido, éste no hubiese vencido para mí, librando misteriosamente del destierro a aquel Adán que había sido expulsado del paraíso al desierto, demostrándonos con el ejemplo, que el diablo nos envidia cuando tendemos a lo mejor; y que entonces debemos estar más en guardia, para que la enfermedad de nuestra alma no pierda la gracia del misterio; de donde sigue: "Y era tentado por el diablo".
 
San Cirilo, in Cat. graec. Patr
He allí entre los combatientes Aquel que, como Dios, decide en los combates. Está entre los que reciben coronas Aquel que corona la frente de los santos.
 
San Gregorio, Moral. 1, 3
Sin embargo, nuestro enemigo no puede derribar con la tentación el alma del Mediador de Dios y de los hombres. Se había dignado tomar exteriormente las tentaciones de tal modo, que su alma permaneciese inquebrantablemente unida interiormente a la Divinidad.
 
Orígenes, in Lucam hom. 29
Jesús fue tentado por el diablo durante cuarenta días en el desierto. No sabemos cuáles fueron estas tentaciones; las que acaso fueron omitidas, porque eran más de las que podían escribirse.
 
San Basilio
O el Señor no fue tentado durante los cuarenta días. Conocía el diablo que ayunaba y no tenía hambre, y por eso no se atrevía a acercarse; por lo que sigue: "Y nada comió en aquellos días", etc. Ayunó para demostrarnos que el ayuno es necesario al que se quiere preparar al combate de las tentaciones.
 
San Ambrosio, in Lucam 1, 4 praefat
Tres cosas hay que aprovechan para la salvación del hombre: el sacramento, el desierto y el ayuno. Ninguno será coronado, si no pelea bien; y ninguno es admitido al combate de la virtud, si antes no es consagrado con el don de la gracia celestial, lavado de todas las manchas de sus delitos.
 
San Gregorio Nac., Orat. in sanct. lavacr.
Ayunó cuarenta días, no comiendo nada (pues era Dios). Nosotros ayunamos proporcionalmente a nuestras fuerzas, aunque el celo aconseja a algunos que pueden ir más allá.
 
San Basilio, in Cat. graec. Patr
Sin embargo, no debe obrarse con el cuerpo de modo que (por falta de alimento) pierda su vigor natural, o que el espíritu se abata por el exceso de debilidad. Por eso el Señor hizo esto sólo una vez, gobernando su cuerpo, durante el tiempo siguiente, con el debido orden, y lo mismo hicieron Moisés y Elías.
 
Crisóstomo, hom. 13, in Math
Obró prudentemente al no exceder, en el ayuno, el número de días de aquéllos, a saber, para que no se creyese que había venido aparentemente, o que no tenía verdadera carne, o que la tenía superior a la naturaleza humana.
 
San Ambrosio
Reconoces el número místico de cuarenta días. Recuerdas que las aguas del diluvio cayeron durante ese mismo número de días, y que después de otros tantos días, santificados por el ayuno, Dios hizo reaparecer la clemencia de un cielo más sereno. Por otros tantos días de ayuno, Moisés mereció recibir la ley, y los patriarcas en el desierto se alimentaron otros tantos años del pan de los ángeles.
 
San Agustín, de Cons. Evang., lib. 2, cap. 4
Este número es el símbolo de esta laboriosa vida, durante la cual, conducidos por Cristo nuestro Rey, luchamos contra el diablo. Este número significa la vida temporal. En efecto, el tiempo de los años se divide en cuatro estaciones. Además, cuarenta contiene cuatro veces diez, y estos diez consuman su número multiplicándose desde el uno al cuatro, lo cual nos muestra que el ayuno de cuarenta días (esto es, la humillación del alma) fue consagrado en la Ley y los Profetas por Moisés y Elías, y en el Evangelio por el ayuno del mismo Señor.
 
San Basilio
Mas como el no tener hambre es superior al hombre, tomó el Señor la pasión del hambre, sabiendo que no es pecado, y concedió, cuando quiso, a la naturaleza humana sentir y hacer lo que es de su condición, de donde sigue: "Y transcurridos aquellos días, tuvo hambre". No obligado por la necesidad que siente la naturaleza, sino como provocando al diablo al duelo. Sabiendo el diablo que allí donde hay hambre hay debilidad, se acerca para tentarlo, y como imaginador e inventor de tentaciones, aconsejaba a Cristo paciente que apagase el apetito con piedras, de donde sigue: "Díjole, pues, el diablo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan", etc.
 
San Ambrosio
Sabemos que el diablo emplea tres armas para herir el alma del hombre: la gula, la vanagloria y la ambición. Empieza por aquella con que había ya vencido (esto es, a Adán). Aprendamos, pues, a evitar la gula, a evitar la sensualidad, porque es dardo del diablo. Pero ¿qué quiere decir con esta frase: "Si eres Hijo de Dios", sino que sabía que el Hijo de Dios había de venir, mas no pensaba que vendría con esta enfermedad natural? Explora y tienta. Dice que le cree Dios, e intenta burlarse de un hombre.
 
Orígenes, in Lucam hom. 29
El padre a quien su hijo pide pan, no le da una piedra; mas éste (como adversario burlón y falaz) le daba por pan una piedra.
 
San Basilio
Le aconsejaba que apagase el apetito con piedras, esto es, quería apartar su deseo de los alimentos naturales y dirigirle hacia aquellos que son contra la naturaleza (o fuera de la naturaleza).
 
Orígenes, ut sup
Me parece que aun hoy el diablo muestra una piedra, y excita a decir: "Di que esta piedra se convierta en pan". Si vieres a los herejes comer la mentira de sus dogmas en vez de pan, ten entendido que sus predicaciones son la piedra que les muestra el diablo.
 
San Basilio, in Cat. graec. Patrum
Cristo, disipador de las tentaciones, no libra a la naturaleza del hambre (como causa de males, siendo más bien conservadora de nuestra vida), sino que conteniendo a la naturaleza dentro de sus propios límites, demuestra cuál es su alimento, por lo que sigue: "Y Jesús le respondió: Escrito está: No de sólo pan vive el hombre", etc.
 
Teofilacto
Como si dijese: La naturaleza humana no se sustenta sólo con pan, el Verbo de Dios basta para sustentar toda la naturaleza humana. Así fue alimentado el pueblo israelita, recogiendo maná cuarenta años ( Ex 15,15), y apresando aves ( Núm 11,32). Por disposición de Dios los cuervos procuraron alimento a Elías ( 1Re 17,6); Eliseo nutrió con hierbas silvestres a sus compañeros ( 2Re 4,9).
 
San Cirilo
O de otro modo, nuestro cuerpo terrestre se nutre con alimentos terrestres, mas el alma racional se vigoriza con el Verbo divino para la buena acción del espíritu.
 
San Gregorio Nacianceno, ubi sup. ex lambicis
Pues un cuerpo no alimenta a una naturaleza incorpórea.
 
San Gregorio Niceno, in Ecclesiastem, hom. 5
La virtud no se alimenta con pan, ni con carnes lo pasa bien el alma y engorda. Con otros manjares se desarrolla la vida sublime y crece. La nutrición del bueno es la castidad; el pan, la sabiduría; la comida, la justicia; la bebida, la firmeza; la delectación, la ciencia.
 
San Ambrosio
Ya ves de qué armas se sirve contra la tentación de la gula, para defender al hombre de las insinuaciones del espíritu maligno. No usa de su poder como Dios (¿de qué nos aprovecharía?), sino que llama a sí, como hombre, el auxilio que nos es común a todos; piensa en el alimento de las divinas enseñanzas, para olvidar el hambre del cuerpo y obtener el alimento del Verbo; pues el que sigue al Verbo, no puede desear el pan terreno, porque las cosas divinas están muy por encima de las cosas humanas. Cuando dijo: "El hombre no vive sólo de pan", demostró que su humanidad sola fue tentada, esto es, lo que tomó de nosotros, no su divinidad.
   
05-08
Y le llevó el diablo a un monte elevado, y le mostró todos los reinos de la tierra en un momento de tiempo, y le dijo: "Te daré toda esta potestad y la gloria de ellos, porque a mí se me han dado y las doy a quien quiero. Si, pues, postrado delante de mí, me adorares, tuyas serán todas esas cosas". Y, respondiendo Jesús, le dijo: "Está escrito: Adorarás al Señor tu Dios, y a El solo servirás". (vv. 5-8)
 
Teofilacto
El enemigo había tentado primeramente a Jesús por la gula, como a Adán; después lo tentó por codicia, o por avaricia, mostrándole todos los reinos del mundo, por lo que sigue: "El diablo lo condujo", etc.
 
San Gregorio, hom. 6, in Evang
¿Qué extraño es que le permitiese conducirle a un monte, cuando sufrió que lo crucificasen los suyos?
 
Teofilacto
Mas ¿cómo le mostró todos los reinos de la tierra? Algunos dicen que se los mostró en la mente; pero yo digo que se los hizo aparecer de una manera sensible y fantástica.
 
Tito Bostrense, in Cat. graec. Patr
O describió el orbe con palabras, y se lo representó a su pensamiento como cierta casa, según le parecía.
 
San Ambrosio
Se muestran bien en un momento de tiempo los reinos seculares y terrenos, porque así se expresa la fragilidad pasajera del poder, más rápida que una mirada. Pues todas las cosas pasan así en un momento, y con frecuencia la gloria del mundo desaparece más pronto que viene.
Continúa: "Y le dice: Te daré toda esta potestad".
 
Tito Bostrense, ut sup
Mintió en ambas cosas: ni la tenía, ni podía dar aquello de que carecía. De nadie tiene potestad, sólo es adversario abandonado al combate.
 
San Ambrosio
Léese en otra parte: "Toda potestad viene de Dios" ( Rom 13,1). Así la ordenación de las potestades viene de Dios; la ambición de la potestad, del mal; y no es que la potestad sea mala, sino que lo es el que usa mal de la potestad. ¡Cómo! ¿Es bueno usar de la potestad y buscar la gloria? Sí, cuando se recibe, no cuando se usurpa. Distingue, sin embargo, este mismo bien: el uno es bueno en el mundo, el otro en el servicio de la perfecta virtud. Bueno es buscar a Dios, bueno es no impedir con ocupaciones el deseo de conocer la divinidad. Mas si aquel que busca a Dios es tentado muchas veces por la fragilidad de la carne y la ignorancia del espíritu, ¿cuánto más lo será el que busca el mundo y se expone a la tentación? Aprendamos, pues, a despreciar la ambición, que está sujeta al poder del diablo.
 
Tito Bostrense
Por otra parte, el favor público tiene en sí mismo peligros. Sirve primero para dominar a los otros; se encorva servilmente para recibir honor y cuando quiere ser más grande, se hace más vil con fingida humildad, de donde añade: "Si me adorares", etc.
 
San Cirilo, in Cat. graec
¿Cómo tú, cuya suerte es una llama inextinguible, prometes al Señor de todas las cosas lo que es suyo? ¿Pensaste recibir culto (o adoración) del que todo lo hace temblar de miedo?
 
Orígenes, in Lucam hom. 30
O en otro sentido diferente. Son dos reyes que quieren reinar a porfía: el diablo, rey del pecado, sobre los pecadores; y Cristo, rey de la justicia, sobre los justos. El diablo, sabiendo que Cristo ha venido para quitarle su reino, le muestra todos los reinos del mundo. No el reino de los medos o el de los persas, sino su reino. Y como él reina en el mundo -esto es, como los unos son gobernados por la fornicación, los otros por la avaricia- le hace ver en un momento, esto es, en la duración del tiempo presente, qué es lo que obtiene, y lo pone en paralelo con la eternidad. No necesitaba el Salvador que le mostrase por más tiempo el estado de este mundo, sino que apenas levantó los ojos para contemplarlo, vio el reino del pecado y los que eran gobernados por los vicios. Entonces el diablo le dijo: ¿Viniste a disputarme el imperio? Adórame y toma el reino que tengo. Mas el Señor quiere reinar; pero con la justicia, sin pecado. Quiere que las naciones le estén sometidas, para que sirvan a la verdad. No quiere reinar sobre los otros, de modo que el diablo reine sobre El, de donde se sigue: "Jesús le respondió: Está escrito: Adorarás al Señor tu Dios", etc.
 
Beda
El diablo, diciendo al Salvador: "Si postrándote me adoras", oye, por el contrario, que él mismo debe más bien adorarle como su Señor y su Dios.
 
San Cirilo, in Thesauro
¿Cómo puede ser adorado si, según los herejes, es hijo de criatura? ¿Qué crimen se imputaría a aquellos que sirvieran a la criatura y no al Creador, si adoramos al Hijo (simple criatura según ellos), como a Dios?
 
Orígenes, ut sup
O de otro modo, quiero (dice) que todos estos me sean sometidos, para que adoren al Señor Dios, y sólo a El sirvan. Tú quieres que dé el ejemplo del pecado, Yo, que he venido a destruirlo.
 
San Cirilo, in Cat. graec
Este mandato le tocó en lo más íntimo. Antes de su venida, el demonio había sido adorado en todas partes, mas la ley divina, arrojándolo del dominio usurpado, estableció la adoración de sólo Aquel que es Dios por naturaleza.
 
Beda
Se preguntará cómo ese precepto (de servir sólo a Dios) puede conciliarse con las palabras del Apóstol, que dice: "Tened un culto de caridad los unos para los otros" ( Gál 5,13); pero en el griego dulía douleia significa un culto común -esto es, tributado ya a Dios, ya al hombre-; latría latreia se llama el culto que es debido a la divinidad. Por lo tanto, por la caridad somos exhortados a servirnos los unos a los otros, lo que en griego se llama douleuein y somos exhortados a servir sólo a Dios, lo que en griego se llama latreuein: por lo que se dice: "Y a El solo servirás", que se dice en griego latreueiV .
   
09-13
Y le llevó a Jerusalén y le colocó sobre el pináculo del templo, y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, arrójate de aquí abajo; porque escrito está que mandó a sus Angeles que cuiden de ti, y te guarden, y te sostengan con sus manos para que la piedra no hiera tu pie". Y, respondiendo Jesús, le dijo: "Se ha dicho: No tentarás al Señor tu Dios". Y acabada toda tentación, el diablo se retiró de El hasta el tiempo. (vv. 9-13)
 
San Ambrosio
Sigue el dardo de la jactancia con el que se precipita en la pendiente, porque cuando los hombres quieren enorgullecerse con la gloria de su virtud, caen al punto del rango y grado de sus méritos, por lo quese dice: "Y le llevó a Jerusalén", etc.
 
Orígenes, in Lucam hom. 31
Seguía tranquilo como un atleta, marchando espontáneamente a la tentación, y diciendo de algún modo: "Condúceme a donde quieras, y me hallarás más fuerte en todas partes".
 
San Ambrosio
Es propio de la jactancia que todo el que quiera elevarse usurpando funciones más altas, caiga en la degradación, de donde sigue: "Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, arrójate de aquí abajo", etc.
 
San Atanasio, in Cat. graec. Patr
El diablo no entabló combate contra la Divinidad (no se atrevía. Por eso le decía: Si eres Hijo de Dios), pero lo entabló contra el hombre, a quien en otro tiempo había podido seducir.
 
San Ambrosio
Verdaderamente que ésta es voz diabólica, que así tiende a precipitar al hombre de la altura de sus méritos, al mismo tiempo que nos revela su enfermedad y su malicia; porque a ninguno puede dañar, si él no se precipita. Pues el que prefiere las cosas de la tierra a las del cielo, cae en cierto precipicio voluntario con peligro de la vida. Cuando el diablo, que había sujetado a todos los hombres a su propia potestad, vio su arma roma, empezó a juzgarle más que hombre. Se trasfigura a veces Satanás en ángel de luz, y se sirve de las Sagradas Escrituras para preparar emboscadas a los fieles, de donde sigue: "Está pues, escrito", etc.
 
Orígenes, ut sup
¿Como sabes tú, diablo, que eso está escrito? ¿Acaso leíste los profetas y los divinos oráculos? Sí que los leíste, no para hacerte mejor con su lectura, sino para matar con la simple letra a los que de la letra son amigos. Sabes que no podrías engañar si hablaras de otro modo que esos libros sagrados.
 
San Ambrosio
Luego no te dejes sorprender de los herejes, que pueden citar algunos testimonios de las Escrituras; pues también el diablo se sirve de testimonios de las Escrituras, no para enseñar, sino para engañar.
 
Orígenes, ut sup
Observa que hasta en la cita de los testimonios es tergiversador. Quiere disminuir la gloria del Salvador como si necesitase el auxilio de los ángeles, lastimándose el pie, si no lo levantasen con las manos. Este testimonio no se escribió de Cristo, sino de los santos en general. Ni él necesita del auxilio de los ángeles, porque es mayor que ellos. Aprenda más bien, diablo, que los mismos ángeles se harían daño en el pie, si Dios no los ayudase, y así es como tú mismo te hiciste daño, porque no quisiste creer en Jesucristo, Hijo de Dios. ¿Por qué callas lo que sigue: "Y marcharás sobre el áspid y el basilisco", sino porque tú eres el basilisco, tú el dragón, tú el león"? ( Sal 90,13).
 
San Ambrosio
Mas el Señor, para demostrar que lo que había predicho El no se cumplía por la voluntad del diablo, sino guardado por autoridad de su propia divinidad, sale al encuentro de la malicia del diablo, para vencerlo con testimonios de las Escrituras, por lo mismo que le había citado uno de ellos, de donde sigue: "Y respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor", etc.
 
Crisóstomo, in Cat. graec. Patr., ex hom. ad Hebr
Diabólico es arrojarse a los peligros y tentar si libra Dios de ellos.
 
San Cirilo, in Cat graec
Dios da su auxilio a los que creen en El, no a los que lo tientan, por eso Jesucristo no mostraba milagros a los que lo tentaban, sino que les decía ( Mt 12,39): "Esta mala raza pide un signo, y no se le dará".
 
Crisóstomo, in Cat. graec. Patr. ex hom. in Math
Mira cómo el Señor no se turbó, sino que disputa humildemente con el inicuo acerca de las Escrituras, para que te conformes con Cristo en lo que puedas. Conoce el diablo las armas con las que le venció Jesucristo; con la mansedumbre luchó, con la humildad le venció. Tú también cuando vieres a un hombre, hecho un diablo, venir contra ti, lo vencerás del mismo modo. Que tu alma aprenda a conformar sus palabras con las de Jesucristo; porque del mismo modo que el juez romano, sentado en su tribunal, no escucha la respuesta del que no sabe hablar como él, tampoco Jesucristo te escuchará ni asistirá si no hablas como El.
 
San Gregorio Niceno
El que pelea con valor, llega al término de sus combates, o porque el adversario cede espontáneamente al vencedor, o porque a la tercera derrota deponga las armas, según las leyes de la guerra. Por lo que sigue: "Concluidas las tentaciones, se retiró", etc.
 
San Ambrosio
No hubiese dicho la Sagrada Escritura: "Concluida toda tentación", si en las tres precedentes no estuviese la materia de todos los delitos, porque las causas de las tentaciones son causas de los apetitos, a saber, el deleite de la carne, la esperanza de la gloria, la codicia del poder.
 
San Atanasio
Habíase acercado a El el enemigo, como a un hombre; mas no hallando en El los signos de su antiguo veneno, se retiró.
 
San Ambrosio
Ves como el diablo no es pertinaz en su propósito, sino que cede a la verdadera virtud; y si no cesa de aborrecer, teme insistir, porque rehusa ser vencido frecuentemente. Y así, oído el nombre de Dios, se retiró (dice) hasta el tiempo en el que no vendría a tentar, sino a combatir abiertamente.
 
Teofilacto
O porque lo había tentado en el desierto acerca de la voluntad, se retiró de El hasta el tiempo de la cruz, en el que le tentaría con tristeza.
 
Máximo, in Cat. graec. Patr
O porque el diablo, en el desierto, había sugerido a Cristo preferir la materia del mundo al divino amor, y el Señor le mandó retirarse (lo cual era indicio de divino amor); así después trató de hacerle violar el amor al prójimo, y por eso provocaba a los fariseos y escribas para que le tendiesen asechanzas, mientras los instruía, a fin de inclinarle a aborrecerlos; mas el Señor, en virtud del amor que les tenía, les advertía, los reprendía y no cesaba de hacerles bien.
 
San Agustín, De cons. Evang., lib. 2, cap. 16
San Mateo cuenta todo esto igualmente, pero no con el mismo orden, de donde resulta incierto qué es lo primero que se hizo, si se le mostraron primero los reinos de la tierra y después fue llevado al pináculo del templo, o si esto aconteció antes y aquello después. Nada importa esto, toda vez que es manifiesto que ambas cosas sucedieron.
 
Maximus, ut sup
Por esto, pues, uno de los evangelistas antepone ésta y el otro aquélla, porque la vanagloria y la avaricia se engendran mutuamente.
 
Orígenes, in Lucam homil. 29
Mas San Juan, que había empezado desde Dios, diciendo: "En el principio era el Verbo" ( Jn 1,1), no describió la tentación del Señor, porque Dios, de quien quería hablar especialmente, no puede ser tentado. Por el contrario, los Evangelios de San Mateo y San Lucas tratan especialmente de la generación humana, y San Marcos de la humanidad, que puede ser tentada; por eso San Mateo, San Lucas y San Marcos describieron la tentación del Señor.
   
14-21
Y regresó Jesús por la virtud del Espíritu, a Galilea, y la fama de El se divulgó por todo el país. Y El enseñaba en las sinagogas de ellos, y era engrandecido por todos. Y vino a Nazaret, donde se había criado: y entró, según su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó para leer: y se le dio el libro de Isaías profeta: y abriéndole, halló el lugar en que estaba escrito: El Espíritu del Señor reposó sobre mí, por lo que me ungió; y me envió a evangelizar a los pobres, a sanar a los contritos de corazón, a predicar la remisión a los cautivos, y a los ciegos la vista: poner a los quebrantados en libertad, predicar el año aceptable del Señor, y el día de la retribución." Y habiendo cerrado el libro, se lo devolvió al ministro, y se sentó. Y cuantos había en la sinagoga tenían los ojos fijos en El. Y les empezó a decir: "Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos". (vv. 14-21)
 
Orígenes, in Lucam hom. 32
Porque el Señor había vencido al tentador, se le añadió virtud, esto es, en cuanto a su manifestación. Por lo que se dice: "Y regresó Jesús en virtud del Espíritu".
 
Beda
La virtud del Espíritu significa los signos de los milagros.
 
San Cirilo, in Cat. graec. Patr
Obraba milagros, no con un poder extrínseco y como habiendo adquirido la gracia del Espíritu Santo -como otros Santos-, sino más bien, como que era Hijo de Dios por naturaleza y asociado en todo al Padre, usa de la virtud del Espíritu Santo como propia virtud y propia operación. Convenía que desde entonces se manifestase y brillase el misterio de su encarnación entre aquellos que eran de la sangre de Israel. Por eso sigue: "Y su fama se extendió".
 
Beda
Y como la Sabiduría pertenece a la doctrina y el poder a las obras, ambos se juntan aquí. De donde sigue: "Y El enseñaba en las sinagogas". La palabra griega sinagoga significa en latín congregación, con cuyo nombre los judíos solían llamar, no sólo la asamblea de las turbas, sino también la casa en la que se reunían para oír la palabra de Dios, como nosotros llamamos Iglesia a la reunión de los fieles y al local en que se congregan. Hay, sin embargo, una diferencia entre sinagoga -que quiere decir congregación- e Iglesia, que significa convocación (asamblea), porque los animales y las demás razas pueden congregarse en un lugar, mientras que sólo se puede convocar a los seres racionales. Por eso a los doctores apostólicos les pareció oportuno que el pueblo de la nueva gracia, que es más digno, se llamase Iglesia más bien que sinagoga. Con razón debía ser glorificado por todos los presentes él que tenía el testimonio de todos los hechos y de todos los oráculos precedentes, cuando sigue: "Y era glorificado por todos".
 
Orígenes, in Lucam, hom 32
Guárdate de pensar que aquéllos solamente son bienaventurados que fueron testigos de la enseñanza de Jesucristo, creyéndote menos favorecido que ellos, porque también enseña ahora en todo el universo por medio de sus órganos; y ahora es más glorificado por todos que en aquel tiempo, en que tan sólo en una provincia se congregaban.
 
San Cirilo
Se da a conocer a aquéllos, entre los cuales se crió según la carne, de donde sigue: "Y vino a Nazaret".
 
Teofilacto
Para enseñarnos a instruir y hacer bien primero a los propios, y después extender a los otros la amistad.
 
Beda
Reuníanse en las sinagogas el día del sábado, a fin de meditar las enseñanzas de la ley, durante el reposo de las cosas del mundo y en el recogimiento del corazón, de donde sigue: "Y entró, según su costumbre, el día del sábado en la sinagoga".
 
San Ambrosio
De tal modo el Señor se prestó a toda clase de obsequios, que no desdeñó el oficio de lector, de donde sigue: "Y se levantó a leer: y se le entregó un libro". Tomó el libro, para demostrar que El es el que habla por medio de los profetas, y apartar la perfidia sacrílega de aquéllos que dicen que el Dios del Antiguo Testamento no es el mismo que el del Nuevo, o que hacen comenzar a Cristo en la Virgen. ¿Cómo, en efecto, puede comenzar en la Virgen El que hablaba antes que la Virgen existiese?
 
Orígenes, ut sup
No abrió el libro por casualidad, y halló el capítulo de la lección que le anunciaba, sino que fue obra de la providencia de Dios, por lo que sigue: "Y apenas le abrió, halló el lugar".
 
San Atanasio, Orat. 2, contra Arrianos
Dice esto para explicarnos la causa de la revelación y de su encarnación; pues del mismo modo que el Hijo -que da el Espíritu-, no rehúsa confiar -como hombre- que con el Espíritu de Dios expulsa los demonios, tampoco rehúsa decir: "El Espíritu de Dios sobre mí", porque se hizo hombre.
 
San Cirilo
Igualmente confesamos que fue ungido, en cuanto tomó carne. De donde sigue: "Por lo que me ungió". No se unge la divina naturaleza, sino lo que es común con nosotros; así también cuando se dice enviado, debe atribuirse a la humanidad, pues sigue: "Me envió a evangelizar a los pobres".
 
San Ambrosio
He ahí la Trinidad coeterna y perfecta. La Escritura anuncia a Jesús, Dios y hombre perfecto en dos naturalezas. Anuncia al Padre y al Espíritu Santo, que apareció como cooperador, cuando descendió sobre Cristo bajo la especie corporal de una paloma.
 
Orígenes, in Lucam hom 32
Llama pobres a las naciones, y lo eran, en efecto, puesto que nada poseían: ni Dios, ni ley, ni profetas, ni justicia, ni las demás virtudes.
 
San Ambrosio
O se le unge universalmente con el óleo espiritual y la virtud celeste, para regar la pobreza de la condición humana con el tesoro eterno de la resurrección.
 
Beda
Es también enviado a evangelizar a los pobres y decirles: "Bienaventurados, pobres, porque vuestro es el reino de los cielos" ( Mt 5,3).
 
San Cirilo
Acaso quiere decir que entre todos los dones que vienen de Cristo, el mejor es para los pobres de espíritu. Sigue: "Sanar a los contritos de corazón". Llama contritos de corazón a los débiles, que tienen mente frágil y que no pueden resistir a los asaltos de las pasiones, a quienes promete el remedio de la salvación.
 
San Basilio, in Cat. graec. Patr
O viene a sanar los contritos de corazón, esto es, a dar remedio a los que tienen humillado el corazón por Satanás con el pecado; porque el pecado es lo que sobre todo abate el corazón humano.
 
Beda
O porque está escrito: "Dios no desecha al corazón contrito y humillado" ( Sal 50,19); por eso se dice enviado a sanar a los contritos de corazón; según aquella sentencia: "Que sana a los contritos de corazón" ( Sal 146,3).
Sigue: "Y anunciar la remisión a los cautivos".
 
Crisóstomo, in Salm. 125
La palabra cautividad tiene muchos sentidos. Hay una cautividad buena, como dice San Pablo: "Cautivando todo nuestro espíritu para obedecer a Cristo" ( 2Cor 10,5); y hay una mala, de la cual se dice: "Llevaban cautivas a mujeres cargadas de pecados". La cautividad es sensible cuando procede de enemigos corporales; mas la peor es la inteligible, de la que dice aquí: "El pecado produce la más dura tiranía, manda el mal y confunde a los que le obedecen" ( 2Tim 3). De esta cárcel inteligible es de donde nos sacó Jesucristo.
 
Teofilacto
También puede entenderse esto de los muertos, que estaban cautivos, y la resurrección de Jesucristo rompió las cadenas que los detenían en el infierno.
Sigue: "Y la vista a los ciegos".
 
San Cirilo
Las tinieblas que el diablo había amontonado en el corazón humano, Jesucristo -como el Sol de justicia- las disipó; haciendo a los hombres hijos, no de la noche y de las tinieblas, sino de la luz y del día, como dice el Apóstol: "Los que antes erraban, entraron en la senda de los justos" ( 1Tes 5).
Sigue: "Poner en libertad a los quebrantados".
 
Orígenes, in Lucam hom 32
¿Qué cosa más quebrantada y lisiada que el hombre, a quien dimitió Jesús y sanó?
 
Beda
O "poner en libertad a los quebrantados", esto es, enderezar a los que el peso de la ley había encorvado.
 
Orígenes, ut sup
Todas estas cosas fueron predichas para que, después de la vista dada a los ciegos, después de la libertad de los cautivos, después de la curación de diveresas heridas, vengamos al año propio del Señor, de donde se sigue: "Anunciar el año propicio del Señor". Dicen algunos, según la simple inteligencia, que el Salvador predicó el Evangelio en Judea durante un año, y que por eso se dice: "Anunciar el año aceptable del Señor". O el año de Dios aceptable es todo el tiempo de la Iglesia, en el cual, mientras se vive en la carne mortal, no se goza de la visión de Dios.
 
Beda
No sólo el año de la predicación del Señor fue aceptable, sino también aquel en que predicaba el Apóstol, diciendo: "He aquí ahora el tiempo aceptable" ( 2Cor 6,2). Después del año aceptable del Señor, añade: "Y el día de la remuneración", esto es, extrema, cuando dé a cada uno según sus obras.
 
San Ambrosio
O llama año favorable del Señor al día eterno, que no conocerá ya el trabajo de este mundo, y que dará a los hombres la recompensa del reposo.
Sigue: "Y habiendo cerrado el libro, le devolvió".
 
Beda
Después de haber leído el libro a los que estaban presentes para escucharle, le devolvió al ministro; porque cuando estaba en el mundo hablaba públicamente, enseñando en las sinagogas y en el templo; mas vuelto al cielo, confió el ministerio evangélico a aquellos que le habían visto desde el principio, y que habían sido ministros de su palabra. Leyó de pie, porque, cuando nos explicó las Escrituras que se referían a El, se dignaba obrar en la carne; mas devuelto el libro, se sienta, porque vuelve a ocupar el trono de su celestial reposo. Estar de pie es propio del que obra, sentarse, lo es del que descansa o juzga; así, el predicador de la palabra debe levantarse y leer, esto es, obrar y predicar y sentarse, es decir, esperar el premio del descanso. Leyó con el libro abierto, porque, enviado el Espíritu de verdad, enseñó toda verdad a la Iglesia. Le entregó cerrado al ministro, porque no todo se puede decir a todos, pero comisionó al doctor para dispensar la palabra según la capacidad de los oyentes.
Sigue: "Y en la sinagoga todos tenían los ojos fijos en El", etc.
 
Orígenes, in Lucam hom 32
Y aun ahora si queremos, se pueden fijar nuestros ojos en el Salvador. Si diriges el anhelo de tu corazón a la sabiduría, la verdad y a la contemplación del Unigénito de Dios, tus ojos ven a Jesús.
 
San Cirilo
Atraía hacia sí las miradas de todos, asombrados de ver que sabía letras sin haberlas aprendido. Mas como era costumbre de los judíos decir que las profecías de Cristo se cumplían en alguno de sus jefes o reyes, o en algunos santos Profetas, el Señor precave esto, por lo que sigue: "Empezó, pues, a decirles: Esta Escritura se cumple hoy", etc.
 
Beda
Porque el Señor hacía las grandes cosas que aquella Escritura había predicho, y el Señor las anunciaba mayores.
   
22-27
Y todos le daban testimonio, y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: "¿Por ventura no es éste el hijo de José?" Y les dice: "Sin duda me aplicaréis esta semejanza. Médico, cúrate a ti mismo. Cuanto oímos que hiciste en Cafarnaúm, hazlo aquí en tu patria". Dice, pues: "En verdad os digo, que ningún Profeta es bien recibido en su patria. Dígoos en verdad, muchas viudas había en Israel en tiempo de Elías, cuando se cerró el cielo durante tres años y seis meses, resultando grande hambre en toda la tierra, y a ninguna de aquéllas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidonia. Y había muchos leprosos en Israel, en tiempo de Eliseo Profeta, y ninguno de ellos fue curado, sino Naamán Siro". (vv. 22-27)
 
Crisóstomo, hom. 49, in Matth
Habiendo venido el Señor a Nazaret, se abstuvo de hacer milagros, para no excitar mayor envidia. Les expone una doctrina no menos admirable que los milagros. Había cierta divina gracia inefable en las palabras del Salvador, que enternecía las almas de los que le escuchaban, de donde se dice: "Y todos le daban testimonio".
 
Beda
Le daban testimonio, testificando que El era verdaderamente -como había dicho- Aquel de quien cantara el Profeta.
 
Crisóstomo, hom. 49, in Matth
Pero necios admiradores de la virtud de la palabra, le desprecian a El, por aquel a quien creían su padre, de donde sigue: "Y decían: ¿Acaso éste no es el hijo de José?"
 
San Cirilo, in Cat. graec. Patrum
Pero ¿qué impide, para ser venerable y admirable, que fuese hijo -como creían- de José? Por ventura no ves los divinos milagros, a Satanás vencido y a muchos curados de sus enfermedades.
 
Crisóstomo, hom. 49, in Matth
Después de mucho tiempo y de la publicidad de sus milagros, volvió a ellos y no le soportaron, sino que nuevamente se encendían de envidia, por lo que sigue: "Y les dijo: Ciertamente que me diréis este símil: Médico, cúrate a ti mismo".
 
San Cirilo
Era éste un proverbio comúnmente admitido entre los judíos, inventado para ofender a otro; así decían algunos a los médicos que estaban enfermos: "Médico, cúrate a ti mismo".
 
Glosa ordin
Como diciendo: Hemos sabido que curaste a muchos en Cafarnaúm, cúrate también a ti mismo, esto es, haz igualmente en tu ciudad, donde fuiste concebido y criado.
 
San Agustín, De cons. Evang., lib. 2, cap. 42
Puesto que San Lucas recuerda las grandes cosas que hizo, y sabe que no las ha contado todavía, ¿qué cosa más evidente que él ha contado esto antes de tiempo? Pues no ha pasado tan allá del bautismo, que se crea haber olvidado que aún nada ha dicho de lo que pasó en Cafarnaúm.
 
San Ambrosio
No en vano se excusa el Salvador de no haber obrado milagro alguno en su patria; para que no creyese alguien que el amor a la patria debe ser para nosotros el inferior, pues sigue: "Dice, pues: En verdad os digo, que ningún profeta es bien recibido en su patria".
 
San Cirilo
Como diciendo: Queréis que haga muchos prodigios entre vosotros, cerca de quienes he sido criado; mas no se me oculta cierta pasión común a muchos. Se desprecian de alguna manera siempre, aun las cosas mejores, cuando no suceden rara vez a alguno, sino cuando él quiere; y así pasa con los hombres, al que es familiar, como siempre está dispuesto, se le niega la reverencia debida por sus conocidos.
 
Beda
Que Cristo es llamado profeta en las Escrituras, lo atestigua Moisés, cuando dice: "Dios os suscitará un profeta de entre vuestros hermanos" ( Dt 18,15).
 
San Ambrosio
Con este ejemplo se da a entender que en vano se debe esperar la ayuda de la Misericordia divina, cuando se tiene envidia al mérito de la virtud de otro. El Señor desprecia a los envidiosos, y aleja los milagros de su poder, de aquellos que persiguen en otros los divinos beneficios; pues las operaciones de la carne del Señor son una prueba de su divinidad, y lo que es invisible en El se nos demuestra por lo que es visible. Observad, pues, los males que produce la envidia. La patria de Jesús, la cual fue digna de que el Hijo de Dios fuese en ella concebido, es juzgada indigna de sus obras por la envidia.
 
Orígenes, in Lucam hom. 33
En la narración de San Lucas, no se dice que Jesús hubiese hecho prodigio alguno en Cafarnaúm; pues antes que viniese a Cafarnaúm, léese que vino a Nazaret, por lo que presumo que estas palabras: "Todas aquellas cosas que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm", ocultan cierto misterio, y que Nazaret representa a los judíos, como Cafarnaúm a los gentiles. Tiempo vendrá en que dirá el pueblo de Israel: Danos a conocer lo que has manifestado a todo el mundo; predica tu palabra al pueblo de Israel, para que, al menos cuando entren todas las gentes se salve todo Israel. Por lo tanto, creo que el Salvador contestó muy oportunamente: "Ningún profeta es acepto en su patria", más bien según el espíritu que según la letra. Aunque Jeremías no fue bien recibido en Anathoth -su patria- así como los demás profetas, paréceme, no obstante, que se entiende mejor diciendo que, aunque el pueblo de la circuncisión fue la patria de todos los profetas, las naciones recibieron el anuncio de Jesucristo, y creyeron a Moisés y a los profetas, que anunciaban al Cristo, más dócilmente que los de su patria, que no recibieron a Jesús.
 
San Ambrosio
Cita un ejemplo muy a propósito para reprimir la arrogancia de sus conciudadanos celosos, y muestra que su conducta está conforme con las antiguas Escrituras; pues sigue: "En verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías", no porque los días fueran de Elías, sino porque durante ellos operó Elías.
 
Crisóstomo
Este ángel de la tierra; este hombre celestial, que no tenía habitación, ni mesa, ni vestido como muchos, llevaba en su boca la llave de los cielos; y esto es lo que sigue: "Cuando se cerró el cielo". Después que cerró el cielo, e hizo la tierra estéril, reinaba el hambre y se consumieron los cuerpos. Y por ello sigue: "Cuando hubo una grande hambre por toda la tierra".
 
San Basilio
Como vio que la saciedad engendraba grandes escándalos, les impuso el ayuno por medio del hambre, y reprimió así la culpa de aquéllos, que iban creciendo demasiado. Los cuervos, que de ordinario roban a los otros su alimento, lo suministraron al justo.
 
Crisóstomo
Y como se secó el río de donde bebía el justo, el Señor le dijo: "Ve a Sarepta de Sidonia: allí mandaré a una mujer viuda que te alimente" ( 1Re 17,9). Por lo cual prosigue: "Mas a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una mujer viuda, en Sarepta de Sidonia". Lo cual se verificó por una gracia especial del Señor. Dios hizo que marchase por un camino muy largo hasta Sidonia, para que, viendo el hambre que se padecía, pidiese al Señor las lluvias. Entonces había muchos que eran ricos, pero ninguno hizo lo que la viuda. La veneración de esta mujer hacia el Profeta la hizo hallar riquezas, no en sus dominios, sino en su voluntad.
 
San Ambrosio
Según el sentido místico, dice: "En los días de Elías", porque días hacía para aquéllos, que veían en sus obras la luz espiritual, y por lo tanto se abría el cielo para los que veían los misterios divinos; y se cerraba durante el hambre, porque no había deseo de conocer al Señor. Aquella viuda, a quien fue enviado Elías, es una figura de la Iglesia.
 
Orígenes, in Lucam hom 32
Como había hambre en todo Israel, esto es, de oír la palabra de Dios, vino el profeta a la viuda, de la que se dice: "La que está abandonada tiene más hijos que aquélla que tiene esposo" ( Is 54,1); y habiendo venido, multiplica su pan y sus alimentos.
 
Beda
Sidonia quiere decir caza inútil; Sarepta, incendio o escasez de pan; con lo cual se representa a la gentilidad, que, dedicada a la caza inútil -esto es, a las ganancias y a los negocios de la vida-, sufría el incendio de las pasiones carnales, y la escasez del pan espiritual; hasta que Elías -esto es, la palabra profética-, después de haber cesado la inteligencia de las Sagradas Escrituras, por la perfidia de los judíos, vino a la Iglesia, para que, recibido en ella, alimentase y fortificase los corazones de los creyentes.
 
San Basilio
Así toda alma, viuda y privada de la virtud y del conocimiento de Dios, cuando recibe la divina palabra, y conoce sus propios defectos, aprende a alimentar la palabra con el pan de las virtudes, y a regar la ciencia de la virtud con la fuente de la vida.
 
Orígenes, in Lucam hom. 33
Mas dice otra cosa todavía en el mismo sentido, cuando añade: "Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del Profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fue limpiado sino Naaman de Siria, el cual no era, en verdad, de Israel".
 
San Ambrosio
En un sentido místico el pueblo, formado de extranjeros, se une a la Iglesia para seguirla. Era leproso antes de ser bautizado en el río misterioso, mas después que fue purificado, por medio del Sacramento del Bautismo de todas las manchas que tenía en su cuerpo y en su alma, empezó a ser una virgen inmaculada sin arrugas.
 
Beda
Naaman -que quiere decir hermoso-, significa pueblo de las naciones, a quien se manda purificar siete veces, porque el bautismo salva lo que regenera por medio de los siete dones del Espíritu Santo. Su carne aparece después de la purificación como la de un niño, porque la madre gracia pone a todos en una misma infancia, o porque se hace semejante a Cristo, de quien se dice: "Un niño nos ha nacido" ( Is 9,6).
   
28-30
Y se llenaron todos de ira en la sinagoga, oyendo estas cosas, y se levantaron, y le echaron fuera de la ciudad: Y lo llevaron hasta la cumbre del monte, sobre el cual estaba edificada la ciudad, para precipitarlo: mas El, pasando por medio de ellos, se fue. (vv. 28-30)
 
Griego, in Cat. graec. Patr
Se indignan porque les echa en cara su mala intención; de donde sigue: "Y se llenaron todos de ira en la sinagoga, oyendo estas cosas". Como había dicho: "Hoy se cumple esta profecía", creyeron que se comparaba a sí mismo a los profetas, y por eso se indignaron y lo echaron fuera de la ciudad; de donde se sigue: "Y se levantaron, y le echaron fuera de la ciudad".

San Ambrosio
No debe causar extrañeza que perdiesen su salvación, aquellos que arrojaron al Salvador de sus confines. El Señor, pues (que había enseñado a los apóstoles con su ejemplo cómo debe tratarse a los demás), ni rechaza a los que quieren estar con El, ni obliga a los que no quieren; ni hace oposición a los que le arrojan, ni desoye a los que le piden. Y no es pequeña la envidia que se levanta, cuando olvidándose todos de la caridad del Salvador, convierten los motivos de gratitud en odios acerbos. De aquí sigue: "Y lo llevaron hasta la cumbre del monte, sobre el cual estaba edificada la ciudad, para despeñarlo".
 
Beda
Los judíos son peores, siendo discípulos, que siendo el diablo maestro. Porque aquél dice: "Arrójate al abismo" ( Mt 4,6); pero estos intentan arrojarle de hecho. Mas el Salvador, mudando la intención de ellos, o aturdiéndolos, bajó, porque aún les reservaba ocasión de arrepentirse. De aquí prosigue: "Mas El, pasando por medio de ellos, se fue".
 
San Crisóstomo
En lo cual da a conocer lo que es propio de la humanidad y lo que es propio de la divinidad: encontrarse en medio de los que le acechan y no ser aprehendido, da a entender la excelencia de la divinidad. Pero marcharse es tanto como dar a conocer el misterio de una gracia especial, esto es, de la encarnación.
 
San Ambrosio
Entiéndase también que no sufrió la pasión de su cuerpo por necesidad, sino voluntariamente. Porque cuando quiere, es prendido; y cuando quiere, se escapa. Y si no ¿cómo podía ser prendido por unos pocos, el que no puede ser detenido por un pueblo entero? Mas quiso ser perseguido por una muchedumbre sacrílega, a fin de morir por todos, siendo inmolado por unos pocos. Sin embargo, quería más bien salvar a los judíos que perderlos para siempre, y por eso cuidaba de que ellos no pudiesen cumplir lo que querían, dejando frustrado su furor.
 
Beda
No había venido aún la hora de su pasión, que debía tener lugar durante la preparación de la Pascua; tampoco se encontraba en el lugar en donde debía suceder la pasión, el cual no se figuraba en Nazaret, sino en Jerusalén, con la sangre de las víctimas; ni tampoco había elegido esta clase de muerte, puesto que todos los siglos anunciaban que sería crucificado.
   
31-37
Y bajó a Cafarnaúm ciudad de la Galilea, y allí les enseñaba en los sábados. Y se maravillaban de su doctrina, porque era con autoridad su palabra. Y había en la sinagoga un hombre poseído de un demonio inmundo, y exclamó en alta voz, diciendo: "Déjanos ¿qué tienes tú con nosotros, Jesús de Nazaret? Conozco bien quién tú eres, el Santo de Dios". Y Jesús le increpó y dijo: "Enmudece y sal de él". Y el demonio, derribándole en medio, salió del cuerpo del endemoniado, y no le hizo daño alguno. Y quedaron llenos de espanto, y se hablaban los unos a los otros, diciendo: "¿Qué cosa es ésta?, porque con poder y con virtud manda a los espíritus inmundos, y salen": Y se difundía la fama de El por todos los lugares de la comarca. (vv. 31-37)
 
San Ambrosio
El Señor no abandonó Judea, ni excitado por la indignación, ni ofendido del crimen; antes al contrario, olvidándose de la injuria, no se acuerda más que de la clemencia (ora enseñando, ora curando) y así inclina a los corazones de aquel pueblo pervertido. Por lo cual sigue: "Y bajó a Cafarnaúm, ciudad de la Galilea", etc.
 
San Cirilo
Aun cuando sabía que eran desobedientes y duros de corazón, sin embargo, los visita como el buen médico visita a aquellos que se encuentran en la última enfermedad y se esfuerza por curarlos. Enseñaba sin temor en las sinagogas, según aquellas palabras de Isaías: "Nunca he hablado en secreto, ni en lugar oscuro de la tierra" ( Is 45,19). También disputaba en sábado con ellos, porque descansaban. Se admiraron de la grandeza de su doctrina, de su virtud y de su poder. Y prosigue: "Su doctrina los llenaba de asombro, porque hablaba con autoridad". Esto es, no de un modo blando, sino impulsivo e incitatorio a la salvación. Los judíos pensaban que Cristo era como alguno de los santos o de los profetas; y para que se formasen mejor opinión de El, excedía la medida de los profetas. No decía, pues: "Esto dice el Señor" (como acostumbraban a decir los profetas), sino que como Autor de la ley decía cosas que estaban sobre la misma ley, pasando de la letra a la verdad, y de las figuras a su cumplimiento espiritual.
 
Beda
La predicación de un doctor tiene autoridad cuando obra según lo que enseña; mas se desprecia al que desmiente con sus actos lo que predica.
 
San Cirilo
Por eso el Salvador del mundo hace alternar sus obras prodigiosas con su enseñanza. A los que no tienen inteligencia para comprender, los excita la manifestación de ciertas señales. De donde prosigue: "Y había en la sinagoga un hombre poseído del demonio", etc.
 
San Ambrosio
Dice que las obras de la divina medicina comenzaron el sábado, para enseñarnos que la nueva creación comienza donde la antigua había concluido; mostrando así que el Hijo de Dios no está sometido a la ley, sino sobre la ley, desde el principio. Oportunamente empezó a obrar prodigios en sábado para manifestar que El era el Creador, que había dado principio a todas las cosas, y que ahora continuaba la obra que El mismo había empezado; como si un obrero se propone renovar una casa, no empieza por los cimientos, sino por las partes superiores, de manera que comience por donde antes había concluido. Además empieza por las obras menores para llegar a las más grandes. Los santos pueden librar también del demonio (pero en nombre del Señor), mas sólo pertenece al poder de Dios mandar a los muertos que resuciten.
 
San Cirilo
Los judíos vituperaban la gloria de Jesucristo, diciendo: Este no arroja a los demonios, sino por Belcebú, príncipe de ellos ( Mt 12,24). Para destruir este error, cuando los demonios se presentaban ante su invencible poder, y no podían tolerar el concurso de la Divinidad, gritaban. De aquí prosigue: "Y exclamó en voz alta diciendo: déjanos, ¿qué tienes tú con nosotros", etc.
 
Beda
Como diciendo: Deja un poco de maltratarme, porque tú no puedes estar conforme con nuestros engaños.
 
San Ambrosio
No debe mover a nadie que en este libro sea el diablo el primero que pronuncia el nombre de Jesús Nazareno; pues Cristo no recibió de él el nombre que el ángel trajo del cielo a la Virgen. Tal es la imprudencia del diablo, que usurpa el primero alguna cosa entre los hombres, y la lleva como nueva a los hombres para inspirar el terror de su poder. De donde prosigue: "Conozco bien quién tú eres, el Santo de Dios".
 
San Atanasio, in Cat. graec. Patrum
No le llamaba un Santo de Dios, porque entonces daría a entender que era como los demás santos, sino existiendo singularmente Santo, añadiendo el artículo. El es, pues, el Santo por naturaleza. Todos los demás se llaman santos, porque participan algo de El y, sin embargo, no decía esto porque lo conociese en verdad, sino que fingía conocerlo.
 
San Cirilo
Los demonios creían que por medio de esta alabanza inculcarían en Jesús el deseo de la vanagloria; proponiéndose que no les contrariase o los reprendiese por esto como recompensando así una gracia con otra gracia.
 
San Crisóstomo, hom 9, in ad Cor
También quiso el demonio trastornar el orden de las cosas, usurpar la dignidad de los apóstoles, y persuadir a muchos a que le obedeciesen a él.
 
San Atanasio
Reprimía, pues, su palabra, aunque confesaba la verdad, para que con la verdad no publicase también su iniquidad; y al propio tiempo, para acostumbrarnos a no cuidarnos de tales, aunque parezca que dicen la verdad. Porque es criminal que, teniendo la Escritura divina, nos dejemos instruir por el diablo. De donde sigue: "Y Jesús le increpó y le dijo: Enmudece, y sal de él", etc.
 
Beda
El poseído es arrojado en medio de todos por permisión de Dios, a fin de que, manifestada la virtud del Salvador, invite a muchos para emprender el camino de la salvación. De aquí prosigue: "Y el demonio, derribándolo en medio", etc. Parece que lo que dice San Marcos: "Y agitándole con violencia el espíritu inmundo, y dando un gran grito, salió de él" ( Mc 1,26) es distinto; a no ser que entendamos que con estas palabras: "Agitándole con violencia", San Marcos quiso decir lo mismo que éstas de San Lucas: "Arrojándole en medio de todos". Por eso cuando sigue: "Y no le hizo daño alguno", se entiende que aquella agitación de miembros, y aquella sacudida, no le hicieron daño, como de ordinario, cuando se amputan y arrancan algunos miembros. Con razón, pues, se admiran de una curación tan completa. Por lo cual sigue: "Y quedaron todos llenos de espanto" etc.
 
Teofilacto
Como diciendo: ¿Qué orden es esa que ha dado: "Sal de este hombre", y salió?
 
Beda
Los santos pueden ciertamente expeler a los demonios, (pero sólo en nombre de Dios), mas el divino Verbo ejerce este poder con autoridad propia.
 
San Ambrosio
En sentido místico, el poseído del espíritu inmundo en la sinagoga es el pueblo judío, que, atrapado en las redes del diablo, manchaba la pureza fingida del cuerpo con la suciedad interior del alma. Y ciertamente que tenía el espíritu inmundo, puesto que había perdido al Espíritu Santo; había entrado el diablo allí, de donde Cristo saliera.
 
Teofilacto
Debe saberse también que muchos están poseídos del demonio ahora; a saber: los que hacen lo que el demonio desea. Como los furiosos, que tienen el demonio de la ira, y así de los demás. Pero el Señor viene a la sinagoga cuando el alma del hombre está recogida, y entonces dice al demonio que la ocupa: "Enmudece". Y al punto, arrojándolo en medio, sale de él. No está bien que el hombre sea iracundo constantemente (porque es propio de las fieras), ni tampoco que carezca siempre de energía (porque esto haría creer que es insensible), por lo que conviene buscar un término medio, reprendiendo las malas acciones. Y así es arrojado el hombre en medio, cuando el espíritu inmundo sale de él.
   
38-39
Y saliendo Jesús de la sinagoga entró en casa de Simón. La suegra de Simón padecía recias calenturas, y le rogaron por ella. E inclinándose hacia ella, mandó a la fiebre, y la dejó. Y levantándose al momento, les servía. (vv. 38-39)
 
San Ambrosio
Después que San Lucas refirió que un hombre había sido librado del espíritu maligno, continuó refiriendo la curación de una mujer; el Señor había venido a curar a todos de uno y otro sexo, y debió curar primero al que fue creado primero. De aquí prosigue: "Y saliendo Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón".
 
San Crisóstomo, hom. 28, in Matth
Permanecía entre los discípulos, honrándolos y animando su celo.
 
San Cirilo, in Cat. graec. Patr
Mira cómo en casa de un hombre pobre permanece Cristo, que quiso sufrir la pobreza por nosotros, para que aprendamos a vivir con los pobres y a no despreciar a los necesitados y a los afligidos.
Prosigue: "La suegra de Simón padecía recias calenturas, y le rogaron por ella".
 
San Jerónimo, sup. Mat
En cuanto rogaban al Salvador, en seguida curaba los enfermos; dando a entender que también atiende las súplicas de los fieles contra las pasiones de los pecados, y les hace conocer lo que ellos no conocen de sus faltas. Las perdona sin que ellos las conozcan, según lo que se dice en el salmo: "¿Quién conoce los pecados? Señor, purifícame de mis delitos ocultos" ( Sal 18,13-14).
 
Crisóstomo, ut sup
Lo que San Mateo calló aquí no contiene una contradicción, o nada importa. El uno quería ser breve y el otro quería dar una explicación más completa. Prosigue: "E inclinándose hacia ella, mandó a la fiebre", etc.
 
San Basilio
San Lucas habla aquí en sentido figurado, como de un precepto hecho a un ser animado, pues dice que el Señor mandó a la fiebre, y la fiebre obedeció. Por lo cual sigue: "Y ella se levantó luego y les servía".
 
Crisóstomo, ut sup
Como la enfermedad era curable, dio a conocer su elevada potestad en el modo de curar, haciendo lo que no podía hacer la medicina. Después de la curación de la fiebre necesitan los enfermos mucho tiempo para recobrar su antigua salud; pero entonces se hizo todo a la vez.
 
San Ambrosio
Si examinamos esto con más elevación de miras, deberemos entender la salud del alma con la del cuerpo, de suerte que el espíritu contagiado de la malicia de la serpiente sea absuelto el primero. Además Eva no tuvo hambre antes que la tentase la malicia de la serpiente; y por tanto la medicina del Señor debió aplicarse primero contra el mismo autor del pecado. Acaso también la figura de aquella mujer acosada de varias calenturas, representa nuestra naturaleza, que desfallece oprimida por varias calenturas de los pecados, y no diré que la fiebre del amor sea menor que la del calor.
 
Beda
Si decimos que aquel hombre librado del demonio representa nuestra alma libre de todo pensamiento malo, deberemos añadir que aquella mujer, afectada por las calenturas y curada en virtud del poder de Dios, representa nuestra carne preservada del ardor de la concupiscencia por los preceptos de la continencia.
 
San Cirilo
Nosotros, pues, recibamos a Jesús, porque cuando nos visita y lo llevamos en nuestra memoria y en nuestro corazón, El extingue en nosotros el calor de las más enormes pasiones, y nos librará de ellas, para que le sirvamos, esto es, para que hagamos lo que El desea.
   
40-41
Y cuando el sol se puso, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades, se los traían. Y El, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. Los demonios salían de muchos, gritando y diciendo: "Que tú eres el Hijo de Dios": Y reprendiéndoles, no les permitía decir que sabían que El era Cristo. (vv. 40-41)
 
Teofilacto
Debe considerarse cuánto era el deseo de aquellas turbas, porque en cuanto el sol se ponía, le traían los enfermos, sin que les arredrase lo intempestivo de la hora; por lo cual dice: "Y cuando el sol se puso, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades, se los traían".
 
Orígenes, ut sup
Se los traían cerca de la puesta del sol, esto es, cuando había pasado el día, ya porque durante el día estaban ocupados en otras cosas, o ya porque creían que no era lícito curar en día de sábado. Pero Jesús los curaba; por lo cual sigue: "Y El, poniendo las manos sobre cada uno de ellos", etc.
 
San Cirilo, ut sup
Aunque como Dios hubiese podido curarlos a todos con una sola palabra, sin embargo, los toca, dando a entender que su carne tenía virtud bastante para remediar todos los males; porque era carne de un Dios. Así como el fuego colocado en un vaso de bronce le comunica su propio calor, así el Omnipotente Verbo de Dios, cuando se unió realmente al templo, animado e inteligente, tomado de la Virgen, le hizo participante de los efectos de su poder. Que nos toque también a nosotros; mejor aún, toquémosle nosotros a El, para que nos libre de las enfermedades del alma, de los ataques del demonio y de la soberbia. Prosigue, pues: "Y salían de muchos los demonios", etc.
 
Beda
Los demonios confiesan al Hijo de Dios; por eso después se dice: "Sabían que El era el Cristo". Cuando el demonio le vio fatigado por el ayuno, creyó que era un puro hombre; pero como no pudo triunfar en su tentación, dudó si sería Hijo de Dios; y ahora, por el poder de los milagros, comprende, o más bien, sospecha que es el Hijo de Dios. No persuadió a los judíos a que lo crucificasen porque creyera que no era el Hijo de Dios, sino porque no previó que él mismo sería condenado por su muerte.
Acerca de este misterio, oculto desde la eternidad, dice el Apóstol ( 1Cor 2,8), "que ningún príncipe de este mundo le ha conocido, porque si le hubieran conocido, nunca hubiesen crucificado al Dios de la gloria".
 
Crisóstomo, in Marc. hom 5
Y en esto que sigue: "Y los reñía, y no les permitía decir", etc., mira la humildad de Jesucristo, que no dejaba a los demonios inmundos publicar su poder. No convenía, pues, que ellos tuviesen la gloria de ejercer el oficio de los apóstoles, ni convenía que los misterios de Jesucristo fuesen publicados por medio de lenguas infernales.
 
Teofilacto
No es gloriosa la alabanza cuando procede de la boca de un pecador ( Eclo 15,9), o porque no quería Jesús encender la envidia de los judíos si era alabado por todos.
 
Beda
A los Apóstoles también se les manda callar, no fuera que, conocida la majestad divina, se dilatase la realización de la pasión.
   
42-44
Y cuando fue de día salió para irse a un lugar desierto, y las gentes le buscaban, y fueron hasta donde El estaba. Y le detenían para que no se apartase de ellos. El les dijo: "A las otras ciudades es menester también que yo anuncie el reino de Dios, porque para eso he sido enviado". Y predicaba en las sinagogas de la Galilea. (vv. 42-44)
 
Crisóstomo
Después que hubo dispensado muchos beneficios a los pueblos por medio de sus milagros, convenía que Jesús se marchase; porque los milagros parecen más grandes en ausencia del que los ha hecho; hablan más alto, y hacen veces de predicación. Por lo cual prosigue: "Y cuando fue de día salió para irse", etc.
 
Griego
Se fue a un desierto (como dice San Marcos) y oraba, no porque El necesitase de oración, sino para enseñarnos la manera de obrar bien.
 
Crisóstomo
Los fariseos, ante la elocuencia de los milagros, se escandalizaban del poder de Cristo; mas los pueblos, que oían la divina palabra, se conformaban con ella y seguían a Jesús. De aquí prosigue: "Y las gentes le buscaban", etc. No eran ni los príncipes ni los escribas, sino todos aquellos a quienes no había cegado el engaño de la malicia, y que tenían la conciencia limpia.
 
Griego
Respecto de lo que dice San Marcos, que los apóstoles habían venido a Jesús, diciéndole: "Todos te buscan", en lugar de lo que dice San Lucas: "Vinieron los pueblos", no hay contradicción entre ellos; pues los pueblos habían acudido a El siguiendo los pasos de los apóstoles. El Señor gozaba de verse así rodeado; pero ordenaba que le dejasen, para que otros fuesen participantes de su doctrina celestial, porque su permanencia sobre la tierra no había de ser duradera. Prosigue: "Y les dijo: A las otras ciudades es menester también que yo anuncie el reino de Dios", etc. San Marcos dice: "Para esto vino" ( Mt 1,38), manifestando así la grandeza de su divinidad y su voluntaria humillación. Y San Lucas dice: "He sido enviado para esto", manifestando el objeto de su encarnación, y llamando a su misión el beneplácito del Padre. Y aquél dice simplemente: "Para predicar", y éste añade: "el reino de Dios", que es el mismo Cristo.
 
Crisóstomo
Considera también que, aun permaneciendo en un mismo lugar, podía atraerlos todos a sí, y sin embargo no lo hizo, dándonos ejemplo para que andemos y busquemos a los que perecen, así como el médico busca también al enfermo. Con una sola alma que se salve por la mediación de otro, puede obtenerse el perdón de muchos pecados. Y de aquí prosigue: "Y predicaba en las sinagogas de la Galilea". Frecuentaba las sinagogas enseñando que El no era un seductor; porque si solamente habitara lugares desiertos, le hubieran acusado de conspirador.
 
Beda
Si el ocaso del sol es una figura mística de la muerte del Señor, la vuelta del día es el signo de su resurrección; el pueblo creyente lo busca por el resplandor de su luz. Después de haberle hallado en el desierto de las gentes, lo rodea para que no se vaya, especialmente siendo así que esto sucedía en el día siguiente al sábado, en el cual debía verificarse la resurrección.