CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO


01-02

Entonces Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu, para que fuese tentado por el diablo, y habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre. (vv. 1-2)
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Después que Jesús fue bautizado por San Juan en agua, fue llevado por el Espíritu al desierto, para que allí fuese bautizado con el fuego de la tentación. De donde se dice que entonces Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu. Fue entonces cuando el Padre clamó desde el cielo: Este es mi hijo muy amado.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 13,1
Cualquiera que seas, por grandes que sean las tentaciones que sufras después del bautismo, no te turbes por ello, más bien permanece firme. Pues has recibido las armas para combatir, no para estar ocioso. Y esa es la razón por la que Dios no te exceptúa de las tentaciones. Primero, para que te des cuenta que ahora eres mucho más fuerte. Segundo, para que te mantengas en moderación y humildad y no te engrías por la grandeza de los dones recibidos. Tercero, para que el demonio que acaso duda si realmente lo has abandonado, por la prueba de las tentaciones, puede tener seguridad de que te has apartado de él. Cuarto, la resistencia te hace más fuerte que el hierro mejor templado. Quinto, las tentaciones te dan la mejor prueba de los preciosos tesoros que se te han confiado. Pues, si no hubiera visto el diablo que estás ahora constituido en más alto honor y altura, no te tentaría.
 
San Hilario, in Matthaeum, 3
En los santificados se ceban más las tentaciones del diablo porque la victoria sobre los santos le es mucho más grata.
 
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 16,1
Algunos suelen dudar por qué espíritu fue llevado Jesús al desierto. Por ello se añade: lo llevó el diablo a la santa ciudad. Pero verdaderamente y sin vacilación alguna se entiende por todos y se cree que fue llevado por el Espíritu Santo, para que su Espíritu lo llevase a aquel lugar, en donde el espíritu maligno habría de tentarlo.
 
San Agustín, de Trinitate, 4,13
¿Por qué se ofreció a ser tentado? Para constituirse en mediador que venciese las tentaciones, no sólo con su auxilio, sino con su ejemplo.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Fue llevado por el Espíritu Santo, no como precepto del mayor al menor. No se dice que es llevado solamente, quien es llevado por la potestad de otro, sino también aquel que se complace en la exhortación racional de alguien. Como está escrito de San Andrés, que encontró a Simón su hermano y lo llevó a Jesús.
 
San Jerónimo
Fue llevado, no obligado, ni cautivo, sino por el deseo de combatir.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
El diablo busca a los hombres para tentarlos, pero como el demonio no podía ir contra el Señor, Este fue a buscarlo. Por ello se dice: que fue para ser tentado.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 16,1
Pero sépase que la tentación se hace de tres maneras: por sugestiones, por delectaciones y por consentimiento. Cuando nosotros somos tentados, empezamos por la sugestión, cayendo después en la delectación y en el consentimiento, pues obramos según las tendencias del pecado, propagado con la naturaleza, y por ello sufrimos las tentaciones. Pero Dios que se había encarnado en las entrañas de una Virgen, había venido al mundo sin pecado; por ello, ninguna lucha debía sentir en sí. Pudo ser tentado por sugestión, pero la delectación no pudo ofender su inteligencia y por ello, aquella tentación del diablo fue exterior y no afectó al interior.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 13,1
Cuanto mayor es la soledad más tienta el diablo. Por ello tentó a la primera mujer cuando estuvo sola, sin su marido. De donde se le dio ocasión al demonio para que tentase. Por ello fue conducido al desierto.
 
La glosa
Este desierto está entre Jerusalén y Jericó, en donde habitaban los ladrones, cuyo lugar se llama Dammaín, esto es, de la sangre, por el derramamiento de sangre que con tanta frecuencia hacían allí los ladrones. Es ahí donde aquel hombre que venía de Jerusalén a Jericó, se dice que cayó en poder de los ladrones, representando a Adán, que había caído en poder de los demonios. Era conveniente, pues, que Cristo venciese al demonio, en el sitio en que el demonio había vencido al primer hombre, bajo la figura de la serpiente.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
No sólo Jesucristo fue llevado por el Espíritu al desierto, sino que también lo son todos los hijos de Dios que tienen el Espíritu Santo. No se contentan con vivir ociosos, sino que el Espíritu Santo los insta para que emprendan alguna gran obra, lo cual equivale a ir al desierto a buscar al demonio, porque no hay injusticia allí, donde el diablo no se complace. Todo el bien existe fuera de la carne y fuera del mundo, porque el bien es superior a la carne y al mundo. Todos los hijos de Dios salen, pues, a tal desierto para ser tentados; por ejemplo: si te has propuesto no casarte, te lleva el Espíritu al desierto, esto es, más allá de los límites de la carne y del mundo, para que seas tentado por la concupiscencia de la carne. ¿Cómo puede ser tentado por la lujuria, el que todo el día está con su mujer? Pero debemos saber, que los verdaderos hijos de Dios, no son tentados por el demonio si no salen al desierto. Pero, los hijos del diablo, en la carne y en el mundo, son tentados y obedecen o consienten en la tentación. Así como el hombre de bien no fornica, sino que vive contento con su esposa, así el malo, aunque tenga su mujer, no se contenta con ella; esto se constata por regla general. Los hijos del diablo no salen a buscarlo para que los tiente; ¿qué necesidad tiene de salir a la pelea, quien no desea vencer? Los que son verdaderos hijos de Dios, salen más allá de los límites de la carne a combatir contra el demonio, porque arden en deseos de obtener la victoria. Por ello Jesús salió a buscar al diablo, para ser tentado por él.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 13,1
Para que conozcas cuán útil y bueno es el ayuno y qué clase de escudo es contra el diablo y por qué después del bautismo conviene ayunar y no vivir sujetos a apetitos inmoderados, quiso ayunar Jesús, no porque El lo necesitase, sino para enseñarnos.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Y ayunó cuarenta días y cuarenta noches, para expresar la medida de nuestros ayunos. De donde se sigue que, habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 13,2
No ayunó más de lo que habían ayunado Moisés y Elías, para que no se creyese imposible que había tomado carne.
 
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 16,5
El autor de todas las cosas no tomó comida alguna en cuarenta días. Nosotros también mortificamos nuestra carne, cuanto podemos por medio de la abstinencia, en el espacio de cuarenta días. Se conserva el Números cuadragésimo, porque se conserva la virtud del Decálogo, por los cuatro libros del Santo Evangelio. El Números diez, multiplicado por cuatro, da el Números cuarenta. O de otro modo, en el cuerpo contamos cuatro elementos, en los cuales podemos obedecer los preceptos del Decálogo, puesto que el Decálogo acepta la sumisión de los cuatro. Los que por los apetitos de la carne despreciamos los mandatos del Decálogo, es muy justo que mortifiquemos la carne, cuatro veces diez. También, así como en la ley se nos ordena dar a Dios la décima parte de los frutos, así debemos ofrecerle la décima parte de los días de cada año. Seis semanas transcurren desde el primer domingo de cuaresma, hasta las alegrías del tiempo pascual, cuyos días son cuarenta y dos: de los cuales, quitando los seis domingos de abstinencia, quedan treinta y seis. El año consta de trescientos sesenta y cinco días; y nosotros nos mortificamos en el espacio de treinta y seis días, que constituyen la décima parte del año, que es lo que ofrecemos como décimas al Señor.
 
San Agustín, de diversis quaestionibus octoginta tribus liber, q. 81
O de otro modo: toda la sabiduría consiste en conocer al Creador y a la creatura. El Creador es la Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. La creatura, es en parte invisible como el alma, que consta de tres potencias (se nos manda amar a Dios de tres maneras: con todo el corazón, con toda el alma y con toda la inteligencia) y parte visible como es el cuerpo. A éste debemos también el Números cuatro, por el frío y el calor, la sequedad y la humedad. El Números diez, que forma toda la ley, multiplicado por cuatro (esto es, es el Números que corresponde al cuerpo, multiplicado, porque el cuerpo ejerce sus funciones de cuatro modos), se forma el Números cuarenta, cuyas partes iguales que son diez, si se añade una de ellas, forma el Números cincuenta. Los números uno, dos, cuatro, cinco, ocho, diez y veinte, que son partes iguales del Números cuarenta, unidos, forman el Números cincuenta: y por ello, el tiempo que nos mortificamos y nos afligimos, se fija en el Números cuarenta. Además el estado de eterna felicidad, en el que habrá alegría, se prefigura en la celebración de la Quincuagésima, desde la Pascua hasta Pentecostés.
 
San Agustín, sermones, 210,3
Y porque Jesús ayunó inmediatamente después del bautismo, no debe entenderse que el precepto del ayuno obliga inmediatamente después del bautismo, para que sea necesario ayunar a continuación, como lo hizo Jesucristo, sino que debe ayunarse cuando somos atacados por el tentador, para que el cuerpo pague su malicia con el castigo y el alma consiga su victoria por la humillación.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Sabía el Señor las intenciones del demonio cuando se proponía tentarle. El demonio sabía que Cristo había nacido en el mundo, según la predicación de los ángeles, la relación de los pastores, la búsqueda de los magos y la manifestación de San Juan. Por lo que el Señor se adelantó contra él no como Dios, sino como hombre; mejor aún, como Dios y como hombre, porque no tener hambre en el espacio de cuarenta días, no era propio de hombre y tener hambre alguna vez, no es propio de Dios. Por ello tuvo hambre para que no se crea que sólo es Dios, porque entonces hubiese destruido la esperanza del demonio que se proponía tentarle y hubiese impedido su propia victoria. De donde se sigue: después tuvo hambre.
 
San Hilario, in Matthaeum, 3
Después de cuarenta días. No tuvo hambre en el espacio de cuarenta días. Por lo tanto, el Señor cuando tuvo hambre, no fue víctima de la necesidad, sino que dejó el hombre a su naturaleza. No debía ser vencido el diablo por Dios, sino por la carne. En lo que se demuestra que habría de tener hambre después del trascurso de cuarenta días, en que había de habitar sobre la tierra. Habría de tener hambre de la salvación humana, en cuyo tiempo, habiendo esperado el premio del Padre, recobró al hombre a quien había redimido.

03-04

Y acercándose el tentador le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan". Quien respondiendo dijo: "Está escrito, no de sólo pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios". (vv. 3-4)

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Porque el diablo, al ver que Jesús ayunaba cuarenta días, empezó a desesperar. Pero cuando vio que empezó a tener hambre, comenzó a esperar otra vez. De donde se sigue: y "acercándose el tentador". Si eres tentado cuando ayunas, no digas que has perdido el fruto de tu ayuno, porque aunque tu ayuno no evite que seas tentado, sin embargo te aprovechará para vencer la tentación.
 
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 16,5
Pero si observamos el orden de la tentación, veremos con cuánta magnanimidad somos liberados de la tentación. El enemigo antiguo tentó al primer hombre por la gula, cuando le instó a que comiese de la fruta prohibida; y por la vanagloria, cuando le dijo: "Conoceréis el bien y el mal". La avaricia, no sólo es propia del dinero, sino también de la elevación cuando se ambiciona con exceso los honores. Del mismo modo que rindió al primer hombre, sucumbió el demonio cuando tentó al segundo. Lo tienta por la gula, cuando dice: "Di que estas piedras se conviertan en pan". Por la vanagloria, cuando dice: "Si eres hijo de Dios, arrójate". Por la avaricia de la grandeza, cuando le manifiesta todos los reinos del mundo: "Todo esto te daré".
 
San Ambrosio, in Lucam, 4,3
Por esto empezó, por donde en otro tiempo había vencido, a saber, por la gula. De donde le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan". ¿Para qué estos preámbulos, sino porque sabía que el Hijo de Dios habría de venir? Pero no sabía que había venido por medio de la carne. Hace el oficio de explorador y de tentador: mientras confiesa que cree en Dios, se esfuerza por engañar al hombre.
 
San Hilario, in Matthaeum, 3
Propuso esta operación tentando para conocer el poder de Dios en la conversión de piedras en pan y para engañar la paciencia del hombre hambriento, por la complacencia de la comida.
 
San Jerónimo
Pero eres contenido por dos, oh diablo. Si ya confiesas su imperio proponiendo la conversión de las piedras en pan, en vano tientas a Aquel que tiene tanto poder y si no puede hacerlo, en vano sospechas que es Hijo de Dios.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Así como el diablo cegaba a todos los hombres, así fue cegado por Cristo de una manera invisible. Conoció que tuvo hambre después de cuarenta días, pero no comprendió que no la tuvo en el espacio de los mismos. Cuando sospechó que no era Hijo de Dios, no pensó en que el fuerte puede descender hasta las cosas más débiles y el débil puede ascender hasta las cosas más fuertes. Mas habiendo observado que no tuvo hambre en tantos días, debió conocer que era Dios, aunque al ver que tuvo hambre después de los cuarenta días, pudo comprender que era hombre. Pero dirás: Moisés y Elías ayunaron cuarenta días y eran hombres. Pero ellos ayunando tenían hambre y se sostenían. Este no tuvo hambre en el espacio de cuarenta días, sino después. Tener hambre y no comer es propio de la paciencia humana; pero no tener hambre, sólo es propio de la naturaleza divina.
 
San Jerónimo
El propósito de Jesucristo era vencer por la humildad.
 
San León Magno, sermones, 39,3
De donde venció al tentador con testimonios de la ley, no con potestad de valor para honrar en esto más al hombre y castigar más a su enemigo. Lo hizo con el fin de que el enemigo del género humano no sólo fuese vencido por El como Dios, sino como hombre. De donde se sigue: El cual respondiendo le dijo: "Está escrito: No de sólo pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de Dios".
 
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 16,5
Así, tentado el Señor por el diablo, respondió con los preceptos de las Santas Escrituras: "el que pudo sumergir a su tentador en el abismo, no hizo ostentación de su gran poder y esto lo hizo con el fin de darnos ejemplo, para que cuantas veces tengamos que sufrir algo de los hombres malos, nos inclinemos más a su enseñanza que a su castigo.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
No dijo, pues: no de sólo pan vivo, para que no pareciese que hablaba de sí; sino, no sólo de pan vive el hombre, para que el diablo pudiese decir: Si es Hijo de Dios, se ha ocultado para que no se manifieste su poder. Si es hombre, se excusa de una manera astuta, para que no se conozca que es que no puede.
 
Rábano
Este testimonio está tomado del Deuteronomio. Por lo que, si alguno no se alimenta de la palabra de Dios, no puede vivir, porque así como el cuerpo humano no puede vivir sin el alimento terreno, así el alma no puede vivir sin la palabra de Dios. Se dice que la palabra procede de la boca de Dios, cuando manifiesta su voluntad, por medio de las Sagradas Escrituras.

05-07

Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, y lo colocó en lo más alto del templo, diciéndole: "Si eres Hijo de Dios, arrójate desde lo alto: está escrito, que mandará los ángeles en tu defensa, y te llevarán en sus manos para que la piedra no ofenda tu pie". Jesús le contesta: "También está escrito que no tentarás al Señor tu Dios". (vv. 5-7)
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
No habiendo podido conocer nada cierto el diablo en la respuesta de Jesucristo, acerca de si era Dios o si era hombre, lo tentó otra vez, diciendo entre sí: "Este, que no ha sido vencido por el hambre, aunque no sea Hijo de Dios, debe ser un Santo". Pueden los hombres santos resistir el hambre, pero cuando han vencido todas las necesidades de la carne, caen por medio de la vanagloria. Por ello empezó a tentarle con la vanidad, por lo que prosigue: "Entonces lo llevó el diablo a la ciudad Santa".
 
San Jerónimo
Esta conducción no procede de la invencibilidad del Señor, sino de la soberbia de su enemigo, que considera la firme voluntad del Salvador como una necesidad.
 
Rábano
Se llamaba santa la ciudad de Jerusalén porque se encontraba en ella el templo, el Sancta Sanctorum y el culto del verdadero Dios, establecido por Moisés.
 
Remigio
Para que se conozca que el diablo tienta a los hombres aun en los lugares más santos.
 
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 16,5
Pero cuando se dice que Dios-hombre fue llevado por el demonio a la ciudad santa, los oídos humanos se escandalizan. El diablo es la cabeza de todos los malos. ¿Qué de particular tiene el que permitiese ser llevado por él a la ciudad santa, cuando permitió que sus miembros lo crucificasen?
 
La glosa
El diablo siempre eleva a las alturas por medio de la jactancia, para luego poder precipitar mejor. Por ello prosigue: "Y lo colocó en la cumbre del templo".

Remigio
El pináculo 1 era el asiento de los doctores. El templo no tiene puntos altos, como lo tienen nuestras casas, sino que era plano, como se acostumbra en Palestina y en el mismo templo había tres explanadas. Y sépase que en el pavimento había una elevación y en cada explanada había un pináculo. Si lo colocó en el pináculo que había en el pavimento, o si lo colocó en la de la primera, segunda o tercera explanada, no se sabe; pero sí que lo colocó en donde pudo haber algún precipicio.
 
La glosa
Observa que todas estas cosas sólo se dicen para darlas a conocer a los sentidos corporales y ya que las palabras se reducen a lo mismo, se sabe que el diablo apareció en forma de hombre.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Pero acaso dirás: ¿Cómo teniendo figura corporal lo colocó en el pináculo del templo en presencia de todos? Pero del mismo modo que el diablo lo hacía en presencia de todos, El también, sin que el diablo lo supiese, pudo hacer que no fuese visto por nadie cuando así obraba.
 
La glosa
Por ello, pues, lo llevó a la cumbre del pináculo, cuando quiso tentarle con la vanagloria, porque la vanagloria había engañado a muchos en la cátedra de los doctores y por ello creyó que colocado Este en la silla del magisterio, podría engreírse con la vanagloria. Por ello prosigue y dijo: "Si eres Hijo de Dios, arrójate al fondo".
 
San Jerónimo
El diablo hace esto en todas las tentaciones, para ver si puede conocer que es el Hijo de Dios. Le dice, pues: "Arrójate", porque la voz del diablo, con la que desea que los hombres caigan siempre al abismo puede persuadir, pero no puede precipitar.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Pero, ¿cómo podía conocer en esta ocasión si era Hijo de Dios o no? Volar por el aire no es propiamente obra de Dios, porque a nada conduce.
Pero si alguno vuela provocado, esto lo hace más bien por ostentación y esto proviene más del diablo que de Dios. Si al hombre sabio le basta ser lo que es y no necesita aparentar lo que no es, ¿cuánto más el Hijo de Dios no necesita ostentar aquello de lo que ninguno puede conocer lo que es en sí mismo?
 
San Ambrosio, in Lucam, 4
Pero por lo mismo que Satanás se transfigura en ángel de luz y prepara su perdición en las mismas Sagradas Escrituras a los fieles, usa muchas veces de textos de las mismas Escrituras, no para enseñar, sino para engañar. De donde prosigue: "Está escrito que te mandará sus ángeles".
 
San Jerónimo
Leemos esto en el salmo noventa, pero allí no se habla de Cristo, sino que es una profecía de un hombre santo; el diablo interpreta mal las Escrituras.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
En realidad, el Hijo de Dios no es llevado en manos de ángeles, sino que más bien El es quien los lleva. Y si es llevado en manos de ángeles, no es porque la piedra pueda herir sus plantas como débil, sino por honor, puesto que es Dios. ¡Oh diablo! ¿Conque has leído que el Hijo de Dios es llevado en manos de ángeles y no has leído que aplasta al áspid y al basilisco 2? Mas cita aquel ejemplo como soberbio, pero calla esto como astuto.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 13,3
Observa que los testimonios son citados por el Señor de una manera conveniente, pero el diablo los cita de una manera inconveniente. No porque está escrito "enviará sus ángeles", etc., persuade a Jesús a arrojarse.
 
La glosa
Aquí debe decirse: La Escritura, pues, dice de cierto hombre bueno, que Dios mandó por sí mismo a sus ángeles (esto es, a sus espíritus administradores), que lo defiendan con sus manos (esto es, con sus auxilios) y lo auxilien, para que la piedra no ofenda a sus pies (esto es, al afecto de su mente), a saber: a la ley antigua, escrita en tablas de piedra; o también, por piedra puede entenderse toda ocasión de ruina o de pecado.
 
Rábano
Debe observarse que, aun cuando Nuestro Salvador permitiese al diablo que le pusiese sobre el pináculo del templo, sin embargo, no quiso descender a su dominio, dándonos ejemplo para que cuando alguno nos inste a subir por el camino estrecho de la verdad, obedezcamos; pero que si alguno quiere precipitarnos de la altura de la verdad y de la virtud a los abismos del error y de los vicios, no lo oigamos.
 
San Jerónimo
Quebranta las flechas del diablo sacadas de las Escrituras, con los escudos de las mismas Escrituras. Así, pues, le dice Jesús: También está escrito: "No tentarás al Señor tu Dios".
 
San Hilario, in Matthaeum, 3
Perturbando los esfuerzos del diablo, Jesús se manifiesta como Dios y como hombre.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
No le dijo, pues: "No me tentarás, puesto que soy tu Dios y tu Señor", sino así: "No tentarás al Señor tu Dios", lo mismo que podía decir todo hombre de Dios, tentado por el demonio, porque el que tienta al hombre de Dios, tienta al mismo Dios.
 
Rábano
O de otro modo: lo tentaba como hombre, para conocer cuánto podría en la presencia de Dios.
 
San Agustín, contra Faustum, 22,36
La sana doctrina enseña que cuando el hombre tenga algo que hacer, no debe tentar al Señor su Dios.
 
Teodoto
Y tienta a Dios quien hace algo poniéndose en peligro sin motivo.
 
San Jerónimo, in quaestione 6 in Deuteronomium
Y debe notarse que sólo citó los testimonios necesarios del Deuteronomio, para mostrar los sacramentos de la nueva ley.
 
Notas
1. La palabra pináculo proviene del latín: pinnaculum. Se refiere a la parte superior y más alta de un edificio o templo.
2. El basilisco era un animal de fábula al que se le atribuía el poder de matar con la vista.

08-11

Otra vez el demonio lo llevó a la cumbre de un monte elevado, y le manifestó todos los reinos del mundo, y su gloria, y le dijo: "Todas estas cosas te daré, si postrándote me adoras". Entonces le dijo Jesús: "Retírate, Satanás, está escrito, pues, que adorarás al Señor tu Dios, y sólo a El servirás". Entonces lo dejó el diablo y los ángeles se aproximaron prestándole auxilios. (vv. 8-11)
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
El diablo, vacilando en la segunda tentación, pasó a la tercera. Porque como Cristo había roto las redes de sus engaños y había pasado los límites de la vanagloria, le pone las redes de la avaricia. Por lo que dice: "Otra vez lo tomó el diablo y lo puso en la cumbre de un monte muy elevado", tan elevado que habiendo recorrido el diablo toda la tierra, no había encontrado otro más alto. Porque cuanto más alto fuese el monte, tanto mayor sería el espacio de tierra que se podría ver. De donde prosigue: "Y le manifestó todos los reinos del mundo y su gloria". Le manifestó esto así, no para que viese los reinos y sus ciudades, o sus pueblos, o su plata o su oro, sino las partes de la tierra en que residía cada reino o cada ciudad. Como si subiendo sobre un lugar elevado, te dijese con el dedo: Mira, allí está Roma o Alejandría, no indicándote que veas las mismas ciudades, sino las partes de la tierra en que se encuentran colocadas. Así el diablo podía mostrar a Cristo todos los lugares con el dedo y exponerle los honores y el estado de cada reino. Porque se dice mostrar también de lo que se expone para su inteligencia.
 
Orígenes, in Lucam, 30
No debe juzgarse que al manifestarle los reinos del mundo le hiciese ver, por ejemplo, los reinos de los persas, de los medos, de los hindúes, sino que le enseñó su reino; cómo reinaba en el mundo, es decir, cómo reina en unos por la lujuria, cómo en otros por la avaricia, etc.
 
Remigio
Llama la gloria de ellos al oro, la plata, las piedras preciosas y a los bienes temporales.
 
Rábano
El diablo manifestó estas cosas al Señor, no porque él pudiese dilatar el espacio de su vista o enseñarle algo nuevo, sino porque quería hacer caer al Señor en el deseo de las vanidades de la pompa mundana (que él tanto amaba) sugiriéndole con palabras y mostrándoselas como algo de buena apariencia y apetecible.
 
La glosa
Los que no ven como nosotros por el ojo de la concupiscencia, ven sin dificultad alguna las enfermedades, como los médicos.
 
San Jerónimo
Prosigue: Y le dijo: "Todo esto te daré". El arrogante y soberbio habla de jactancia. No podía darle todos los reinos del mundo, porque muchos santos varones fueron hechos reyes por Dios.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Todas las cosas que se hacen en el mundo por medio de la iniquidad (como por ejemplo, las riquezas adquiridas por medio del robo o del perjurio), las da el diablo. El demonio no puede dar las riquezas a quien quiere, sino a aquéllos que las quieren recibir de él.
 
Remigio
Debe admirarse también la locura del demonio. Le prometía dar los reinos de la tierra a quien da a sus fieles los reinos del cielo y la gloria mundana a quien es Señor de la gloria celestial.
 
San Ambrosio, in Lucam, 4,11
Tiene la ambición un peligro doméstico. Para dominar a unos, primero les sirve, se inclina con el obsequio, para que se le conceda el honor, y mientras se propone ir más allá, se humilla más. De donde oportunamente añade el diablo: "si postrándote me adoras".
 
La glosa
He aquí la antigua soberbia del diablo; así como al principio quiso hacerse igual a Dios, así ahora se propone usurparle el culto divino, diciendo: "si postrándote me adoras". Luego, el que ha de adorar al diablo, primero debe postrarse.
Prosigue: Entonces le dijo Jesús: "Retírate, Satanás".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
En cuyas palabras pone fin a la tentación del diablo para que no siga adelante tentándolo.
 
San Jerónimo
No son condenados con la misma sentencia San Pedro y Satanás. A San Pedro se le dice: "Apártate de mí, Satanás"; esto es, "sígueme, aunque eres opuesto a mi voluntad"; pero a éste le dice: "retírate, Satanás". Y no se le dice que detrás de mí, para que se entienda: "Vete al fuego eterno que preparado está para ti y para tus ángeles".
 
Remigio
O según otros ejemplos: "Retírate", esto es, "piensa y recuerda en cuánta gloria fuiste creado y en cuánta desgracia has caído".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Debe observarse que se cometió una grave injuria a Jesucristo cuando fue tentado por el demonio y éste le dijo: "Si eres Hijo de Dios arrójate al abismo". Pero no se turbó ni increpó a su enemigo, mas cuando el demonio le quiso usurpar el honor de ser Dios, indignado lo rechazó diciéndole: "Retírate, Satanás", para que nosotros aprendamos en El a sufrir las injurias de una manera digna, pero que no consintamos que lleguen ni aun al oído las injurias contra Dios. Porque es muy laudable que cada uno sufra con resignación las propias injurias, pero tolerar las injurias del Señor es hasta impío.
 
San Jerónimo
Diciendo el diablo al Señor: "Si postrándote me adoras", oye, por el contrario, que él es quien más bien debe adorarle como a su Señor y Dios.
 
San Agustín, contra sermonem Arrianorum, 29
De donde prosigue: Está escrito, pues: "Sólo adorarás al Señor tu Dios y sólo a El servirás". Nuestro único bien y nuestro Señor es la Santísima Trinidad, a quien únicamente debemos con razón la servidumbre de nuestra piedad.
 
San Agustín, de civitate Dei, 10,1
Con el nombre de servidumbre se entiende el culto debido al Señor. Nuestros expositores llaman latría al culto divino, cualquiera que sea el lugar de las Sagradas Escrituras, en donde encuentran la palabra servidumbre. Pero aquella servidumbre que se debe a los hombres, según lo que preceptúa el apóstol ( Tit 2,9), diciendo que los siervos deben estar sometidos a sus señores, se traduce en griego por la palabra dulía, pero latría (o siempre, o con tanta frecuencia como casi siempre), se llama a la servidumbre que pertenece al culto de Dios 1.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
El diablo, pues, (como suele entenderse de una manera racional), no retrocedió como obedeciendo a un precepto, sino que la divinidad que resaltaba en Jesucristo y la del Espíritu Santo que resaltaba en El, fue quien separó de allí al diablo. De donde prosigue: "Entonces lo dejó solo el demonio". Lo que aprovecha para nuestro consuelo, porque el diablo no tienta a los hombres cuando quiere, sino cuando Dios se lo permite y si le permite que nos tiente poco a poco, es atendiendo a nuestra débil naturaleza.
 
San Agustín, de civitate Dei, 9,20
Después de la tentación, los santos ángeles, temibles a los espíritus infernales, servían al Señor y en ello mismo se manifestaba a los demonios cuán grande fuese su poder. De donde prosigue: "Y he aquí que los ángeles se acercaron y le servían".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
No dijo, pues: "bajando los ángeles", para manifestar que siempre estaban con El en la tierra para su servicio. Pero, entonces se retiraron de El por orden de Dios, para que el diablo pudiese tentar a Cristo, no fuera que, viendo a los ángeles cerca de El, no se atreviese a aproximarse. No sabemos en qué forma le servían, si sanándolo de las enfermedades, si ayudándolo en la corrección de las almas o si ayudándolo a ahuyentar las tentaciones. Todas estas son las cosas que hace por medio de los ángeles, de modo que, cuando éstos lo hacen, parece que es El mismo quien lo hace. Sin embargo, debe saberse que no lo asistían por necesidad de limitado poder, sino en honra de su infinita potestad. No se dice que lo ayuden, sino que lo sirven.
 
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 15
En estas palabras se manifiesta la doble naturaleza de su persona, porque es hombre a quien el diablo tienta y El mismo es Dios a la vez, a quien los ángeles sirven.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 5
Ahora expliquemos brevemente qué significan las tentaciones de Cristo. El ayuno es la abstinencia de una cosa mala; el hambre es el deseo de la misma cosa mala; su uso es el pan. El que se habitúa con el pecado convierte la piedra en pan. Responda, pues, al demonio cuando lo tiente, diciendo: "Que no de sólo el uso de aquella cosa vive el hombre, sino de la observancia de los mandatos de Dios". Cuando alguno se engríe como si fuese santo, es como llevado al templo y cuando se crea que está en la cumbre de la santidad, entonces es cuando le coloca sobre el pináculo del templo y ésta es la tentación que sigue a la primera, porque la victoria de la tentación produce la vanagloria y es causa de jactancia. Pero advierte que Cristo ayunó voluntariamente. El diablo lo llevó al templo para que tú te consagres espontáneamente a la abstinencia, pero por ello no te creas que has llegado a la cumbre de la santidad. Huye del orgullo del corazón y no experimentarás tu ruina. La subida al monte es la marcha hacia las riquezas y la gloria de este mundo, como que desciende de la soberbia del corazón. Cuando quieras hacerte rico, lo cual equivale a subir al monte, empiezas a pensar en adquirir las riquezas y los honores y entonces el Príncipe de este mundo te manifiesta la gloria de su reino. En tercer lugar, te ofrece las causas para que, si las quieres seguir, le sirvas, menospreciando la justicia de Dios.
 
San Hilario, in Matthaeum, 3
Pero vencido por nosotros y aplastada la cabeza del diablo, se ve desde luego que con la ayuda de los ángeles y de nuestras virtudes no nos habrán de faltar los auxilios del cielo.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,16
San Lucas, en verdad, no expone las tentaciones por este orden: de donde viene la duda acerca de cuál tentación fuese la primera; si le manifestó primero los reinos del mundo y después lo llevó al pináculo del templo, o viceversa. En nada afecta a la esencia, puesto que se sabe que todo esto se verificó.
 
Glosa
Pero lo que dice San Lucas parece más bien como historia y lo que dice San Mateo respecto de estas tentaciones, se refiere a las tentaciones que sufrió Adán.
 
Notas
1. El culto puede ser la latría, que se tributa sólo a Dios. En sentido estricto el culto sólo puede tributarse a Dios. En un sentido general se habla de culto de hiperdulía, que se tributa a la Virgen María y de mera dulía, a los ángeles y santos. Pero en estos casos no se trata de culto en sentido estricto sino más bien de devoción, la que ha de tener como fin último la gloria de Dios.

12-16

Habiendo sabido Jesús que Juan había sido preso, se retiró a Galilea. Y habiendo dejado la ciudad de Nazaret, vino y habitó en Cafarnaúm, ciudad marítima colocada en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliese lo que se había dicho por el Profeta Isaías: tierra Zabulón y tierra Neftalí, camino del mar a la espalda del Jordán, de Galilea de los Gentiles, pueblo que andaba en tinieblas, vio una luz muy grande, y una luz apareció a aquellos que estaban sentados en las tinieblas y sombras de la muerte. (vv. 12-16)
 
Rábano
Después que San Mateo habló de los cuarenta días de ayuno y de la tentación de Cristo y del ministerio de los ángeles, a continuación prosigue diciendo: "Habiendo oído Jesús que San Juan había sido preso".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 6
No debe dudarse de que eso fue permitido por Dios, ya que contra un hombre bueno nadie puede hacer nada si Dios no se lo permitiese. Prosigue: "Se retiró a Galilea". Esto es, se separó de la Judea para no anticipar el tiempo oportuno de su pasión y para darnos ejemplo de cómo debemos huir del peligro.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,1
No es deshonroso el no arrojarse al peligro, pero sí lo es no mantenerse firme cuando se es asolado por él. Se separó de la Judea para calmar la envidia de los judíos y para cumplir a la vez la profecía, deseando convencer a los maestros de todo el mundo que habitaban en Galilea. También es ésta la causa que lo indujo a separarse de los judíos e ir a los gentiles, porque habiendo sido preso el Bautista por los judíos, obligaron al Salvador a marcharse a la Galilea de los gentiles.
 
La glosa
Como refiere San Lucas, vino a Nazaret, en donde había sido amamantado y allí entró en la sinagoga, en donde leyó y dijo muchas cosas, por las que quisieron arrojarlo de un monte y entonces bajó a Cafarnaúm, de donde dice ahora San Mateo: "Y habiendo abandonado la ciudad de Nazaret, vino y habitó en Cafarnaúm".
 
San Jerónimo
Nazaret está en Galilea y forma una aldea a la falda del monte Tabor. Cafarnaúm es una villa en Galilea de los Gentiles, cerca del lago Genezaret y por ello le llama marítima.
 
La glosa
Marchó a los términos de Zabulón y Neftalí, en donde tuvo lugar la primera cautividad de los hebreos, verificada por los asirios, donde se verificó la primera infracción de la ley. Allí tuvo la primera predicación del Evangelio, para que su benéfico influjo naciese como de un mismo lugar medio para los gentiles y para los judíos.
 
Remigio
Dejó una, esto es, Nazaret, para convencer a muchos, predicando y haciendo milagros, en cuyo acto dejó ejemplo a los predicadores para que elijan el mejor tiempo y el lugar más oportuno cuando quieran que su predicación aproveche a muchos de distinta condición.
 
Prosigue: "Para que se cumpliese lo que había dicho el Profeta Isaías: Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí". Así se encuentra en la profecía: en el principio fue aliviada la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí y ahora es agrandado el camino del mar, a la espalda del Jordán, cuando pasa por la espalda de Galilea de los gentiles.
 
San Jerónimo, in Isaiam, 9,1
Se dice que en el primer tiempo fue aliviada del peso de los pecados porque predicó el Evangelio Nuestro Señor, primeramente en las regiones de las dos tribus; pero ahora se ha oscurecido su fe, puesto que muchos judíos permanecen en el error. Aquí llama mar al lago de Genezaret, en que desemboca el Jordán, en cuyas orillas se encuentran Cafarnaúm, Tiberíades, Betsaida y Corazín, región donde más predicó Cristo. O, según los hebreos que creen en Cristo, estas dos tribus de Zabulón y Neftalí fueron cautivadas por los asirios y Galilea quedó desierta 1. La que el profeta dijo que había quedado diezmada, porque toleraba los pecados de su pueblo. Pero después todas las tribus que habitaban a espaldas del Jordán, en la Samaria, fueron reducidas a la esclavitud y dicen: "Ahora asegura esto la Escritura, porque este pueblo fue el primero de esta región que fue llevado a la esclavitud". Ella fue también la primera que vio la luz de la predicación del Evangelio empezada por Cristo. Según los nazarenos, cuando vino Cristo fue la primera tierra que quedó libre de los errores de los fariseos. Después, por el anuncio de la Buena Nueva del apóstol San Pablo, fue aumentada, esto es, se multiplicó la predicación en los territorios ocupados por los gentiles.
 
Glosa
Estos nominativos diferentes se reducen en un mismo verbo, así: "Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, que están en el camino del mar, a la espalda del Jordán, a saber, el pueblo de Galilea de los Gentiles, que andaban entre tinieblas, ésta fue la primera región que vio la luz del Evangelio", etc.
 
San Jerónimo
Advierte que hay dos Galileas, una que se llama de los judíos y otra que se llama de los gentiles. Está así dividida la Galilea desde el tiempo de Salomón, que dio veinte ciudades de Galilea a Hirán, rey de Tiro, cuya parte se llamó después Galilea de los gentiles y las demás de los judíos. También puede leerse: "Al otro lado del Jordán de la Galilea de los gentiles"; así diré: "Para que viese la luz el pueblo que andaba en tinieblas", nunca pequeña, como la de los otros profetas, sino grande, esto es, se habla de la luz de Aquel que dice en el Evangelio: "Yo soy la luz del mundo" ( Jn 8).
Prosigue: "Y nació la luz para todos aquéllos que habitaban en la región de la sombra de muerte"; yo considero que entre la muerte y la sombra de muerte sólo hay la diferencia de que la muerte es propia de aquéllos que bajaron con sus obras al infierno y la sombra de muerte es propia de aquéllos que pecan, pero que no han salido aún de esta vida, porque si quieren, pueden hacer penitencia.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 6
También puede decirse que los gentiles estaban sentados en la región de la sombra de la muerte, porque adoraban a los ídolos y a los demonios; los judíos, que practicaban la ley, estaban también en tinieblas, porque la justicia aún no les era conocida.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,1
Para que sepas que ni la luz ni las tinieblas son sensibles, llamó "Luz grande" a la que, en otro lugar, se llama "Luz verdadera" y hablando de las tinieblas, las llama "sombra de muerte". Después, mostrando que no la encontraron porque la buscaban, sino que Dios se les apareció, dijo: "Que la luz les había nacido y brillaba". No acudieron antes ellos a ver la luz, porque los hombres habían llegado a los últimos extremos de la maldad antes de presentarse Cristo; y no andaban en las tinieblas, sino que estaban sentados, lo cual indicaba que no esperaban ser librados; así como los que no saben hacia dónde conviene marchar, una vez cogidos por las tinieblas, se sientan sin poder estar en pie; llama aquí tinieblas al error y a la impiedad.
 
Rábano
Alegóricamente, Juan es una voz que significa precursor del Verbo y además profeta. Después que concluyó el profeta y fue preso, apareció el Verbo cumpliendo lo que había dicho la voz, esto es, el profeta: "Y se retiró a Galilea", esto es, de las figuras a la verdad, o a Galilea, es decir, a la Iglesia, donde se verifica el tránsito de los vicios a las virtudes. Nazaret quiere decir flor; Cafarnaúm, villa hermosa. Dejó, pues, la flor de las figuras, en la que se significaba el fruto del Evangelio y vino a la Iglesia, que es hermosa por las virtudes de Jesucristo. Y es marítima, porque colocada junto a las olas del siglo, todos los días sufre los furores de las persecuciones. Está colocada en los términos de Zabulón y Neftalí, esto es, que es común a los judíos y a los gentiles, Zabulón quiere decir habitación de la fortaleza, porque los apóstoles que fueron elegidos en la Judea fueron fuertes. Neftalí quiere decir dilatación, porque la Iglesia se dilató por todas las regiones ocupadas por los gentiles.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,17
San Juan evangelista, antes que Jesús fuese a Galilea, habló acerca de Pedro, de Andrés y Natanael y del milagro de Caná de Galilea, cuyas cosas callaron los demás evangelistas, refiriendo sólo en sus narraciones que Jesús volvió a Galilea. De donde se entiende que pasaron algunos días en que se produjeron aquellas cosas acerca de los discípulos y que son incluidas por San Juan.
 
Remigio
Pero debe comprenderse claramente el por qué San Juan diga que Cristo fue a Galilea antes que Juan fuese reducido a prisión. Porque después que había convertido el agua en vino y después de haber bajado a Cafarnaúm y después de subir a Jerusalén, se dice en el Evangelio de San Juan que regresó a la Judea y bautizaba, cuando San Juan Bautista aun no había sido llevado a la cárcel. Aquí se dice que, después que Juan fue entregado, se retiró a Galilea y esto lo dice San Marcos. No debe mirarse esto como una contradicción, porque Juan explicó primero la venida del Señor a Galilea, la que se verificó antes del encarcelamiento de Juan; pero hace mención de la segunda venida, cuando dice: "Que Jesús dejó la Judea y se volvió a Galilea" ( Jn 4). Los demás evangelistas dicen sólo acerca de esta segunda venida a Galilea, la que fue posterior al encarcelamiento del Bautista.
 
Eusebio de Cesarea, historia ecclesiastica, 3,24
Se dice que San Juan predicó casi hasta lo último de su vida, sin escribir; pero habiendo tenido noticia de los otros tres evangelios, quiso probar la verdad de lo que se había dicho. Observó que faltaban algunas cosas, especialmente acerca de lo ocurrido en los primeros días de la predicación del Salvador. Es verdad que está incluido en los otros tres Evangelios lo que se hizo durante el año que el Bautista estuvo en la cárcel y en el día de su muerte; San Mateo lo pone en seguida de la tentación de Nuestro Señor: "Habiendo oído que Juan había sido preso", etc. y San Marcos del mismo modo. San Lucas dice, antes de referir nada de los hechos de Jesucristo, que Herodes encerró a San Juan en la cárcel. Habiéndose rogado a San Juan Apóstol que refiriese lo que había hecho el Salvador antes de la prisión de San Juan, dice: "Esto sucedió en el principio, cuando Jesús empezó a hacer milagros".
 
Notas
1. Luego de la conquista Asiria (732 a.C.), la región de Galilea quedó convertida en la provincia asiria de Meguiddó.

17

Desde entonces empezó Jesús a predicar y decir: "haced penitencia, porque se acerca el reino de los cielos". (v. 17)

 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 6
Debe predicar la justicia de Jesucristo el que pueda mortificar su estómago, el que desprecia las cosas del siglo y el que no desea la vanagloria. Por ello se dice: "Desde entonces empezó a predicar". Esto es, desde que tentado venció el hambre en el desierto, despreció la avaricia en el monte e hirió la vanagloria en el templo; empezó a predicar, desde que San Juan fue encerrado en la prisión. Porque si hubiese empezado a predicar cuando predicaba San Juan, hubiese quitado mérito a la predicación de éste, la cual hubiese aparecido como superflua, comparada con la de Jesucristo. Así sucede con el sol y el lucero de la mañana, que apareciendo juntos, el fulgor del sol oscurece la hermosura del lucero.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,1
Por ello no predicó hasta que San Juan fue hecho prisionero: porque temió que se dividiese el auditorio. No habiendo hecho ningún milagro el Bautista, toda la gente se hubiese marchado con el Salvador.
 
Rábano
En esto manifiesta también que nadie debe despreciar la predicación de un inferior. De donde dice el Apóstol: Si alguno habla estando sentado, calle el superior 1.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 6
Así, pues, se propuso (Cristo) con mucha sabiduría, empezar su predicación en esta época, no para confundir la doctrina de San Juan, sino para confirmarla más y más y para demostrar que era un testigo verdadero.
 
San Jerónimo
En esto mismo demuestra que El era Hijo del mismo Dios, de quien el Bautista había sido profeta y por ello dice: "Haced penitencia".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 6
No realizó en seguida la predicación de la justicia que todos conocían, sino la penitencia que todos necesitaban. ¿Quién se atreverá a decir: quiero ser bueno y no puedo? La penitencia es la represión de la voluntad; y si los males no os aterran (para que hagáis penitencia), al menos que os deleiten los bienes. Y prosigue. Se acerca, pues, el reino de los cielos, esto es, la felicidad del reino de Dios, como si dijese: "Preparaos por medio de la penitencia", porque se acerca el tiempo de vuestro premio.
 
Remigio
Y nótese que no dice: se acerca el reino de los cananeos, ni de los jebuseos, sino el reino de los cielos. La ley ofrecía los bienes temporales, pero el Señor ofrecía el reino de los cielos.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,1-2
Véase que en esta predicación nada dice de sí mismo; lo cual en verdad, era muy conveniente, porque aún no se habían podido formar una opinión de El. Empezando, pues, no dijo nada grave como lo había hecho el Bautista: que el hacha estaba preparada para cortar el árbol y otras cosas por el estilo, sino que en el principio habló de cosas agradables evangelizando el reino de los cielos.
 
San Jerónimo
También puede decirse en sentido místico, que una vez preso el Bautista, Cristo empezó a predicar, porque terminada la ley en seguida nació el Evangelio.
 
Notas
1. Ver 1Cor 14,30.

18-22

Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio dos hermanos, Simón, que después se llamó Pedro y Andrés su hermano, que arrojaban las redes al mar: eran pescadores: Y les dijo: "Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres". Y ellos inmediatamente dejando las redes le siguieron. Y marchando de allí, vio otros dos hermanos, Jacob el del Zebedeo y a su hermano Juan, que estaban con su padre en el barco remendando sus redes, y los llamó. Y ellos, abandonando en seguida a su padre y a las redes, le siguieron. (vv. 18-22)
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Jesucristo llama a los apóstoles antes de decir ni hacer nada, para que nada se les oculte, ni de las palabras, ni de las obras de Jesucristo; para que después puedan decir con toda seguridad: no podemos menos de decir lo que hemos visto y oído. De aquí que se dice: Andando Jesús junto al mar de Galilea.
 
Rábano
El mar de Galilea es el mismo lago de Genezaret; el mar de Tiberíades es el lago de las Salinas.
 
La glosa
Con toda oportunidad el que ha de pescar pescadores va por los lugares donde hay pesca. Y por ello prosigue: Vio dos hermanos, Simón, que después se llamó Pedro y Andrés su hermano.
 
Remigio
Vio, no sólo corporalmente, sino de una manera espiritual, mirando a sus corazones.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,2
Los llamó cuando estaban en sus ocupaciones, manifestando que conviene anteponer la obligación de seguir a Jesucristo a todas las ocupaciones. De donde prosigue: arrojando las redes al mar, lo que incumbía al oficio de aquéllos, por lo que sigue: "eran pescadores".
 
San Agustín, sermones, 197,2
No eligió reyes, o senadores, o filósofos, u oradores, sino que eligió hombres que eran sencillos, pobres e ignorantes pescadores.
 
San Agustín, in Ioannem, 7,17
Si hubiese sido elegido un docto, acaso hubiese dicho que había sido elegido por sí mismo y que lo había merecido por su sabiduría. Nuestro Señor Jesucristo queriendo humillar las cervices de los soberbios, no buscó un pescador en un orador, sino que, de un pescador sacó uno que había de mandar. San Cipriano fue un gran orador, pero antes estuvo Pedro que era pescador.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Los artesanos profetizaban con su trabajo la gracia de la dignidad futura; porque así como arrojan la red al agua y no saben qué clase de pescados habrán de sacar, así el sabio cuando arroja las redes de su palabra sobre el pueblo, no sabe los que habrán de acercarse a Dios. Sin embargo, se adherirán a su predicación los llamados por Dios.
 
Remigio
Dios habla de estos pescadores por Jeremías, diciendo: "Os enviaré mis pescadores y os pescarán". Por ello se añade: "Venid en pos de mí".
 
La glosa
No tanto con los pies, como con el afecto y la imitación. "Y os haré pescadores de hombres".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Esto es, maestros. Y con la red de la palabra de Dios captarás a los hombres del mundo tempestuoso y peligroso, en donde los hombres no andan sino que son heridos. Porque el diablo, cuando los empuja hacia el mal, en donde se comen los hombres unos a otros como los peces más fuertes devoran a los más jóvenes para que, trasladados, vivan en la tierra como miembros del cuerpo de Cristo.
 
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 5,1
Pedro y Andrés no habían visto que Jesucristo hubiese hecho algún milagro. Nada habían oído del premio eterno y, sin embargo al oír la voz del Salvador se olvidaron de todo lo que creían poseer. De donde se sigue: Pero ellos en seguida, dejando las redes le siguieron. En ello debemos ver más bien el afecto de los bienes, pues mucho dejó quien nada conservó para sí; mucho ha abandonado quien renunció con las cosas que poseían sus concupiscencias. Los que le seguían dejaron tanto como podían apetecer los que no le seguían. Nuestros actos exteriores, por pequeños que sean, agradan a Dios. Y no consideremos cuánto sea el sacrificio que cuestan sino cómo los manifestamos. El reino de Dios no tiene precio: vale tanto cuanto tienes.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Los discípulos nombrados no siguieron a Cristo buscando el honor de sabios, sino el precio de su trabajo. Conocían cuán preciosa es el alma humana, cuán grata es su santidad en la presencia de Dios y cuán grande es la recompensa ofrecida.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,2
Creyeron en una promesa tan grande y comprendieron por los sermones que oyeron, que ellos podrían convocar a otros hombres.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Deseando estas cosas, siguieron a Cristo dejando cuanto les rodeaba, en lo cual nos enseñaron que nadie puede aferrarse a las cosas de la tierra y marchar perfectamente al cielo.
 
La glosa
En estas cosas se muestra un modelo para aquéllos que todo lo dejan por seguir a Jesucristo y se ofrece también una lección a aquéllos que posponen a Dios, incluso a sus afecciones carnales. De donde se dice: Y marchándose de allí, vio a otros dos hermanos. Observa que los llama de dos en dos, como en otro lugar se lee, que los mandó también de dos en dos a predicar.
 
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 17,1
Como que aquí se nos insinúa que aquél que no tiene caridad con otro no debe tomar a su cargo la predicación: dos son los preceptos de caridad y ésta no puede darse con menos de dos personas.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Puso con mucha propiedad los fundamentos de la Iglesia sobre la caridad fraterna; para que subiendo como la savia por el tronco del árbol llegue hasta las ramas. Y lo hizo sobre la caridad natural, para que la caridad sea más fuerte, no sólo por la gracia, sino también por la naturaleza. Por ello dice: hermanos. Así lo hizo Dios en el Antiguo Testamento, colocando en Moisés y Aarón el fundamento de su edificio. Pero como la gracia del Nuevo Testamento es mucho mayor que la del Antiguo, edificó el primer pueblo sobre una sola fraternidad y el segundo sobre dos. Dijo Santiago el del Zebedeo y a su hermano Juan que estaban con su padre Zebedeo en el barco, remendando sus redes, lo cual es indicio de una pobreza extrema. Remendaban las viejas porque no tenían para comprar redes nuevas. Y explica a la vez la gran caridad de ellos, porque en tanta pobreza favorecían a su padre, tanto que lo llevaban consigo en el barco, no porque él pudiese ayudarles con su trabajo, sino para que se consolase con su presencia.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,2
No es pequeña esta demostración de piedad, soportar con gusto la pobreza, alimentarse con su justo trabajo, vivir juntos por la virtud del amor, tener consigo y cuidar a su padre.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
No nos atrevemos a estimar cuánto sea el mérito de los primeros que se prestaron veloces a predicar, que siendo tan pobres que todavía componían sus redes, las arrojaban al mar; sólo Jesucristo era quien podía apreciar su mérito. Acaso se dice que aquéllos arrojaban sus redes por Pedro que predicó el Evangelio, pero no lo escribió. Y en cambio los otros fueron llamados a componerlas, por San Juan que escribió un Evangelio.
Prosigue. "Y los llamó": estaban unidos viviendo en una misma habitación, concordes por el amor, iguales en el oficio y juntos por la piedad. Por ello los llamó a la vez, no fuera que unidos por tantos motivos los separase una vocación diferente.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,2
Llamándolos, nada les ofreció, como a los primeros. La obediencia de aquéllos que inmediatamente le siguieron, les preparaba el camino; pero habían oído muchas cosas del Salvador, como unidos familiarmente y por medio de consanguinidad.
 
Prosigue. "Ellos, habiendo dejado a su padre y sus redes, le siguieron".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Tres cosas debe dejar el que viene a Jesucristo: las torpezas carnales que se figuran en las redes; el gusto por las cosas del mundo, figurado en el barco; y la familia, figurada en el padre. Dejaron, pues, el barco para ser constituidos en gobernadores de la nave de la Iglesia. Dejaron las redes, para no traer más peces a la ciudad de la tierra, sino para que condujesen a los hombres a las regiones eternas del cielo. Dejaron un padre, para que se les constituyese en padres espirituales de todos.
 
San Hilario, in Matthaeum, 3
Se nos enseña, pues, en éstos que dejan su oficio, su patria y su casa por seguir a Jesucristo, a no detenernos por las preocupaciones de la vida secular ni por la costumbre de vivir en la casa paterna.
 
Remigio
Se designa místicamente este mundo por el mar, en atención a la amargura de sus aguas y a la constante agitación. Galilea significa voluble o rueda y representa la volubilidad del mundo. Anduvo Jesús junto al mar, cuando vino a vivir entre nosotros por medio de la encarnación. Por estos dos hermanos se designan los dos pueblos, que fueron creados por Dios Padre a los que vio cuando se volvió a ellos con misericordia. Por Pedro, que quiere decir conocedor y se llama Simón, esto es, obediente, se designa el pueblo judío, porque conoció a Dios por medio de la ley y lo obedeció por medio de sus preceptos. Andrés quiere decir viril o decoroso y se entiende por él al pueblo gentil, que habiendo conocido a Dios, persevera firme en la fe. Llamó a estos pueblos cuando envió sus predicadores, diciendo: "Venid en pos de mí", esto es, abandonad al engañador y seguid al Creador. Fueron los Apóstoles constituidos en pescadores de los hombres de estos pueblos, esto es, en predicadores, habiendo dejado las naves, esto es, los deseos carnales y las redes, es decir, las concupiscencias del mundo, y siguieron a Jesucristo. Por Santiago se entiende también al pueblo judío, que venció al demonio por el conocimiento de Dios. Por San Juan se entiende al pueblo gentil, que se salvó únicamente por la gracia. Zebedeo, a quien dejaron y se entiende como fugitivo o caído, significa el mundo que pasa y el demonio que cayó del cielo. Por Pedro y Andrés que arrojaron las redes al mar, se designan aquéllos que son llamados por Dios en la primera edad, arrojando de la nave de sus cuerpos las redes de la concupiscencia carnal, en el mar de este mundo. Por Santiago y Juan, remendando las redes, se designan aquéllos que vienen a Cristo después de los pecados y en presencia de las adversidades, recobrando lo que perdieron.
 
Rábano
Las dos naves son figuras de dos Iglesias: aquella que fue llamada por la circuncisión y aquella que fue llamada por el prepucio. Cualquier fiel se convierte en Simón, obedeciendo a Dios; en Pedro, conociendo su pecado; en Andrés, sufriendo con valor los trabajos; y en Santiago, rechazando los vicios.

La glosa
Y San Juan parece que todo lo atribuye a la gracia de Dios. Por lo tanto sólo se habla de la vocación de cuatro Apóstoles, por medio de los cuales se designa la predicación en las cuatro partes del mundo.
 
San Hilario, in Matthaeum, 3
También se figura en esto el Números de los cuatro futuros evangelistas.
 
Remigio
Por esto también se designan las cuatro virtudes principales: la prudencia se refiere a San Pedro, por el conocimiento de Dios; la justicia a San Andrés, por el vigor de sus obras; la fortaleza a Santiago, por sus triunfos sobre el demonio; y la templanza a San Juan, por el efecto de la divina gracia.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,17
Puede llamar la atención el por qué San Juan dice que San Andrés siguió al Señor, no en Galilea sino junto al Jordán, con otro cuyo nombre se calla y que, después, San Pedro recibió el nombre del Señor. Los otros tres evangelistas dicen que fueron llamados de la pesca y en ello están conformes principalmente San Mateo y San Marcos, porque San Lucas no nombra a San Andrés, el cual (según se sabe), estaba en la misma barca. Esto también está poco conforme con lo que dijo el Señor a San Pedro, como recuerda San Lucas: "Desde ahora serás pescador de hombres". Lo que San Mateo y San Lucas cuentan que dijo a los dos. Pero pudo primero decírselo a San Pedro, según San Lucas, y después decírselo a los dos, según los demás. Con todo lo que ya hemos dicho de San Juan, debe entenderse con toda exactitud, puesto que hay diferencia de lugares, de tiempo y de vocación. Pero debe entenderse también que San Pedro y San Andrés no vieron al Señor junto al Jordán y se le unieron ya para siempre, sino que sólo conocieron quién era y admirados de El volvieron a sus casas. Recopila casualmente lo que había pasado en silencio, porque habla sin ninguna diferencia de tiempo consiguiente: "Andando, pues, junto al mar". Debe averiguarse también cómo los llamó separadamente de dos en dos, según cuentan San Mateo y San Marcos. San Lucas dice que Santiago y San Juan fueron llamados como compañeros de San Pedro para ayudarlo y que todos juntos, habiendo sacado sus barcas a la tierra, siguieron a Jesucristo. Aquí debe entenderse que en este primer llamado sucedió lo que dice San Lucas y que ellos volvieron otra vez a tomar peces según su costumbre. No se le había dicho a San Pedro que ya nunca pescaría, puesto que siguió ejerciendo este oficio después de la resurrección del Señor, sino que habría de pescar hombres. Y después sucedió lo que dicen San Mateo y San Marcos. No lo siguieron después de sacar sus barcas a la tierra, prescindiendo del cuidado de volver, sino que lo siguieron entonces, porque así se les mandaba.

23-25

Y andaba Jesús rodeando toda la Galilea, enseñando en las Sinagogas de ellos, y predicando el Evangelio del reino. Y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y corrió su fama por toda la tierra, y le trajeron todos los que lo pasaban mal, poseídos de varios achaques y dolores, y los endemoniados, y los lunáticos, y los paralíticos, y los sanó. Y le fueron siguiendo muchas gentes de la Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea, y de la otra ribera del Jordán. (vv. 23-25)
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 8
Todo rey que ha de pelear contra su enemigo reúne primero a su ejército y así marcha a la pelea. Así también Nuestro Señor cuando había de combatir contra el demonio, reunió primero a sus Apóstoles y así empezó a predicar el Evangelio. De donde sigue: "y andaba Jesús".
 
Remigio
Cuál deba ser la vida de los doctores para que no sean perezosos, se les da ejemplo en las palabras que dicen: "Andaba Jesús rodeando".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 8
Porque como ellos, estando débiles, no podían venir al médico, Este, como médico celoso, andaba alrededor de los que estaban gravemente enfermos. Y el Señor, en verdad, recorría todas las regiones. Los que son pastores de una sola región, deben recorrer todas las dolencias de su pueblo, examinándolas para que en la Iglesia se pueda propinar algún remedio como medicina de ellas.
 
Remigio
Para que no hiciesen acepción de personas, se dice también lo que deben hacer los predicadores por estas palabras que siguen: "Toda la Galilea". Para que no la recorran en vano, se les añade: "Enseñando". Para que no cuiden de aprovechar a pocos sino muchos, se les amonesta por esto que sigue: "En las Sinagogas".
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom
Entra en la Sinagoga de los judíos y en esto también les enseñaba que no era enemigo de Dios, ni predicador de errores, sino que había venido en todo conforme con su Padre.
 
Remigio
Para que los predicadores no enseñen errores ni fábulas, sino que prediquen cosas saludables, se les instruye por esto que sigue: "Predicando el Evangelio del reino". Hay diferencia entre el que enseña y el que predica. El que enseña se refiere a lo presente, el que predica a lo futuro. Jesús enseñaba los mandatos presentes y predicaba las promesas futuras.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 8
O de otro modo: enseñaba las justicias de la tierra, que son las que enseña la razón natural: la castidad, la humildad y otras que todos comprenden cuán buenas son; cuya enseñanza es necesaria, no tanto para manifestarlas, como para mover el corazón. Pues, cuando prevalecen las complacencias carnales, la ciencia de la justicia natural se adormece como cayendo en olvido. Cuando, pues, empieza el sabio a reprender las inclinaciones de la carne, su predicación no introduce una ciencia nueva, sino que recuerda la olvidada. Predicaba también el Evangelio anunciando las cosas buenas que lo antiguos no habían oído de una manera clara, como la vida eterna, la resurrección de los muertos y otras cosas por el estilo. También enseñaba interpretando las profecías que hablaban de El y predicaba el Evangelio, anunciando en sí los bienes futuros.
 
Remigio
Para que los doctores traten de que su predicación conduzca a la práctica de las virtudes, se les amonesta en las palabras que siguen: "Sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo". La enfermedad es propia de los cuerpos y la dolencia es propia de las almas.
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 8
Por la dolencia entendemos alguna pasión del alma, como la avaricia, la lujuria y otras; por enfermedad entendemos la infidelidad, por la que alguno enferma en la fe. O de otro modo: por las dolencias se entiende las pasiones más graves del cuerpo y por las enfermedades las pasiones menos fuertes. Así como sanaba las pasiones corporales por la virtud de la divinidad, así sanaba las espirituales por la palabra de la piedad. Por dos razones enseña primero y después sana. En primer lugar, porque coloca delante lo que es más necesario: las palabras de piedad robustecen el alma, no los milagros. En segundo lugar, porque las palabras se recomiendan por medio de los milagros y no a la inversa.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,3
Debe considerarse que Dios acostumbra a hacer milagros en aquellos pueblos en donde predica su ley, dando pruebas de su virtud a los que han de recibir su ley. Antes de hacer al hombre creó el mundo; y entonces impuso al hombre su ley en el Paraíso. Y cuando había de dar su ley a Noé, hizo cosas admirables. Y del mismo modo hizo grandes milagros cuando había de dar a los judíos su ley y no se la dio hasta que no se habían verificado estos milagros. Así sucede aquí. Cuando había de introducir esta ley sublime, fortifica lo que dice por medio de milagros. Como no podía verse el reino que predicaba, lo manifestaba por medio de señales exteriores.
 
Glosa
Los predicadores deben dar buen testimonio de lo que dicen por medio de señales exteriores, no sea que si su vida no es buena su predicación sea despreciada. Por ello añade: "Y corrió su fama por toda la Siria".
 
Rábano
Siria es toda la región comprendida entre el Eufrates y el océano y desde la Capadocia hasta el Egipto, donde se encuentra la provincia de Palestina, en donde habitan los judíos.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,3
Observa la moderación del evangelista, porque no nombra a alguno de los curados sino que en pocas palabras manifiesta la abundancia de los milagros. Y sigue: "Y le presentaron a todos los que lo pasaban mal".
 
Remigio
En esto da a entender las varias enfermedades, aun las más leves. Y cuando dice "los oprimidos por varias dolencias y por el tormento", quiere que se entienda de aquéllos de quienes dice: "Y que estaban endemoniados", etc.
 
Glosa
La dolencia larga es una enfermedad; es un tormento la enfermedad aguda, como el dolor de costado y otros. Los que están endemoniados se llaman así porque son agitados por los demonios.
 
Remigio
Se llaman lunáticos, por la luna, aquéllos que son agitados por ella en los días periódicos de su crecimiento o disminución.
 
San Jerónimo
Los demonios, observando las fases de la luna, cuidaban de mortificar a las creaturas para que se desataran en blasfemias contra su Creador.
 
San Agustín, de civitate Dei, 21,6
Se emplean los demonios en habitar en la creatura (que Dios hizo y no ellos) y para ello se valen de diferentes complacencias según sus diversas naturalezas, no incitándole como la comida incita a los animales, sino por medio de prodigios espirituales, cuyas cosas están más conformes con la complacencia de cada cual.
 
Rábano
Los paralíticos están como divididos en su cuerpo. La parálisis es una palabra griega, pero en latín se llama disolución.
 
Sigue: "Y los curó".
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 8
En otros lugares dice: "Curó a muchos". Y aquí dice sencillamente: "Y los curó", dando a entender que los curó a todos, como sucede al médico nuevo que viene a una ciudad, que cura a todos los que se le presentan para presentarse un buen nombre.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,3
No exigió la fe de alguno de los que había curado puesto que todavía no había hecho demostración alguna de su poder. Además, no habían mostrado poca fe viniendo o siendo traídos desde lejos.
 
Prosigue: "Y muchas turbas le siguieron".

Rábano
Las cuales se dividieron en cuatro partes. Unos lo seguían por su magisterio celestial, como los discípulos; otros por la curación de sus enfermedades; otros, movidos sólo por su fama y por la curiosidad, queriendo experimentar por sí mismos si era verdad lo que se decía; y otros por envidia, queriendo acusarlo y cogerlo en alguna contradicción. Siria, místicamente hablando, quiere decir levantada; Galilea, voluble o rueda, esto es diablo y mundo, que es soberbio y siempre rueda hacia el abismo, en el cual se dio a conocer la noticia sobre Cristo por medio de la predicación; los endemoniados son los idólatras; los lunáticos son los volubles; los paralíticos son los perezosos y los malhechores.
 
Glosa
Las turbas que siguen al Señor son la Iglesia, que espiritualmente hablando es Galilea. Pasando a la práctica de las virtudes, Decápolis que observa los diez mandamientos y Jerusalén y Judea que ilustran el aspecto de la paz y la confesión, el otro lado del Jordán, porque una vez recibido el bautismo entra en la tierra de promisión.
 
Remigio
Siguen a Jesús los de Galilea, esto es, los que viven las volubilidades del mundo; y los de Decápolis, que es una región de diez ciudades y significa los que quebrantan los mandamientos del Decálogo; y los de Jerusalén, porque eran los que se detenían primeramente por una paz inocente; y los de Judea, esto es, de la confesión diabólica; y de la otra orilla del Jordán, porque antes estaban en el paganismo pero han pasado por las aguas del Bautismo y han venido a Jesucristo.