CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO |
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28-33 - 34-36 - 37-38 | |
01-04 |
Y estando mirando vio los
ricos que echaban sus ofrendas en el gazofilacio. Y vio también una
viuda pobrecita que echaba dos pequeñas monedas. Y dijo: "En verdad os
digo que esta pobre viuda ha echado más que todos los otros. Porque
todos éstos han echado para las ofrendas de Dios de lo que les sobra;
mas ésta, de su pobreza, ha echado todo el sustento que tenía". (vv.
1-4)
Glosa
Después que el Señor reprendió la avaricia
de los escribas, que destruyen las casas de las viudas, hace ver lo
que vale la limosna de la viuda. Por esto dice: "Y mirando vio los
ricos que echaban sus limosnas en el gazofilacio", etc.
Beda
En griego
julaxai quiere decir conservar, y
gaza, que procede del idioma persa, significa
riquezas. De aquí que se llame gazofilacio
aquel sitio en que se guarda el dinero. Era éste un arca que tenía
encima un agujero, colocada junto al altar, a la derecha de los que
entraban en la casa del Señor, en la que ponían los sacerdotes que
guardaban las ofrendas todo el dinero que se daba para el templo del
Señor. Así como el Señor arrojó a los que traficaban en su casa, así
ahora se fija en los que ofrecen sus dones: al que ve digno lo alaba y
al culpable lo condena. Por esto sigue: "Y vio también una viuda pobre
que echaba dos pequeñas monedas".
San Cirilo
Ofrecía dos óbolos, que había adquirido
con su trabajo para proporcionarse el alimento necesario. O de otro
modo, da a Dios la que todos los días pide limosna, ofreciéndole los
frutos de su pobreza; así venció a los demás, y por esto fue coronada
por el Señor. Por esto sigue: "Y les dice: En verdad os digo que esta
pobre viuda ha echado más", etc.
Beda
Es aceptable en la presencia del Señor
todo lo que se ofrece con buen fin; porque El acepta el corazón más
que la ofrenda, se fija en el valor del sacrificio y no en el valor de
lo que se le ofrece. Por esto sigue: "Porque todos éstos han echado
para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta ha echado todo
su sustento".
Crisóstomo,
hom. 1 in epist. ad Heb
El Señor no mira la cantidad que se le
ofrece, sino el afecto con que se le ofrece. No está la limosna en dar
poco de lo mucho que se tiene, sino en hacer lo que aquella viuda, que
dio todo lo que tenía; pero, si tú no puedes ofrecer lo que la viuda,
por lo menos da lo que te sobre.
Beda
En sentido espiritual, los ricos que
echaban sus ofrendas en el gazofilacio representaban a los judíos
enorgullecidos de la justicia de la ley, y la viuda pobre representaba
la sencillez de la Iglesia, que suele llamarse pobrecita porque
rechazó al espíritu de soberbia y el pecado, como las riquezas del
mundo. Y es viuda porque su esposo ha dado la vida por ella, y ésta ha
echado en el gazofilacio dos monedas pequeñas, porque ofrece sus
oblaciones delante de Dios -que conserva las ofrendas de nuestras
obras-, o porque son prenda del amor de Dios y del prójimo, o de fe y
de oración; todo lo cual aventaja a todas las obras de los soberbios
judíos. Los judíos ofrecen las limosnas de Dios cuando les sobra
porque presumen de su justicia; pero la Iglesia ofrece a Dios toda su
subsistencia porque comprende que su vida entera es un don de Dios.
Teofiactus
También puede llamarse viuda toda alma,
que privada de la primitiva ley (como de su primitivo marido) no se
cree digna de estar unida con Dios; la cual ofrece al Señor en lugar
de arras su fe y su buena conciencia, y por lo tanto parece que ofrece
más que los ricos en palabras y más que los que abundan en las
virtudes morales de los gentiles.
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05-08 |
Y dijo a algunos, que
decían del templo que estaba adornado de hermosas piedras y de dones:
"Estas cosas que veis, vendrán días, cuando no quedará piedra sobre
piedra que no sea demolida". Y le preguntaron, y dijeron: "¿Maestro,
cuando será esto? ¿y qué señal habrá cuando esto comenzare a ser?" El
dijo: "Mirad, que no seáis engañados; porque muchos vendrán en mi
nombre, diciendo: Yo soy, y el tiempo está cercano. Guardaos, pues, de
ir en pos de ellos". (vv. 5-8)
San Eusebio
La historia nos manifiesta la
magnificencia del templo y todavía quedan restos de él que nos dan a
conocer su grandeza. Pero el Señor dijo a los que admiraban la fábrica
del templo, que de él no quedaría piedra sobre piedra. Dice, pues: "Y
dijo a algunos, que refiriéndose al templo decían que estaba adornado
de hermosas piedras, que no quedaría piedra sobre piedra", etc.
Convenía, pues, que aquel lugar sufriese una devastación absoluta por
la irreverencia de sus cultos.
Beda
La Providencia divina permitió que toda la
ciudad y el templo fuesen destruidos con el fin de que ninguno de los
que aún estaban débiles en la fe -admirado de que aún subsistían los
ritos de sus sacrificios- fuera seducido por sus diversas ceremonias.
San Ambrosio
Y era muy cierto que había de ser
destruido el templo construido por los hombres; porque nada hay de lo
hecho por los hombres que no sea destruido por la vejez, o derribado
por la fuerza, o consumido por el fuego. Sin embargo, hay otro templo,
a saber, la sinagoga, cuya obra antigua se destruyó al levantarse la
Iglesia. También hay templo en cada uno de nosotros, que se destruye
cuando falta la fe y principalmente cuando alguno invoca en falso el
nombre de Jesucristo, lo que violenta su conciencia.
San Cirilo
Los discípulos no habían advertido la
fuerza de sus palabras y creían que hablaba de la consumación de los
siglos; por esto preguntaban en qué tiempo debería suceder esto. Así
dice: "Y le preguntaron diciendo: ¿Maestro, cuándo será esto? ¿y qué
señal habrá cuando esto comience a ser?"
San Ambrosio
San Mateo, por boca de sus discípulos,
pregunta cuándo se destruirá el templo, cuál será la señal de su
venida y cuándo concluirá el mundo. Interrogado el Señor acerca de
cuándo tendría lugar la destrucción del templo y cuál sería la señal
de su venida, les dice estas señales, pero no se cuida de decirles el
tiempo. Sigue, pues: "El dijo: Mirad, que no seáis engañados".
San Atanasio,
Orat. 1 contra arianos
Como son dones especiales de Dios y
misterios que están sobre la naturaleza humana, esto es, la forma de
la vida celestial, el poder contra los demonios, la adopción, el
conocimiento del Padre y del Verbo y el don del Espíritu Santo,
nuestro enemigo el diablo nos rodea siempre, tratando de quitarnos la
semilla de la palabra que ha sido puesta en nosotros. Así el Señor nos
aconseja que no nos dejemos seducir, como para concluir sus enseñanzas
y sus preciosos dones. Grande es en verdad el don que nos ofrece el
Verbo de Dios para que no sólo no nos engañen las cosas aparentes,
sino para que examinemos las ocultas por la gracia del Espíritu.
Siendo el enemigo el odioso inventor de todo mal, oculta lo que es en
realidad; inventa con astucia el nombre que ha de dar a todas las
cosas, como el que queriendo sujetar a los hijos ajenos en la ausencia
de sus padres, imita sus rostros, y engaña así a los que desean el
regreso de sus padres. De este modo el diablo disfrazado en todas las
herejías, dice: "Yo soy el Cristo y la verdad está en mí". Por esto
sigue: "Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy, y el
tiempo se acerca".
San Cirilo
Antes de su bajada del cielo vendrán
algunos a quienes no debemos seguir. Porque quiso el Verbo unigénito
de Dios estar oculto cuando vino a salvar al mundo para llevar su cruz
por nosotros. Pero su segunda venida no será oscura como antes, sino
manifiesta y terrible; porque bajará en la gloria de Dios Padre,
asistido por los ángeles, para juzgar al mundo en justicia. Por esto
concluye: "Guardaos, pues, de ir en pos de ellos".
Tito Bostrense
No dice precisamente que vendrán falsos
Cristos antes de la conclusión del mundo, sino que se refiere a los
que existieron en tiempo de los apóstoles.
Beda
En efecto, hubo muchos líderes, cuando era
inminente la destrucción de Jerusalén, que se llamaron Cristos,
diciendo que se acercaba el tiempo de la libertad. Muchos herejes en
la Iglesia de Jesucristo anunciaron que se acercaba el día del Señor,
pero el Apóstol ( 2Tes 2) los condena. Muchos
anticristos también vinieron en nombre de Cristo, de los que el
primero fue Simón Mago, que decía: "Este es la virtud de Dios, que se
llama grande" ( Hch 8).
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09-11 |
"Y cuando oyereis guerras
y sediciones, no os espantéis; porque es necesario que esto acontezca
primero, mas no será luego el fin". Entonces les decía: "Se levantará
gente contra gente, y reino contra reino. Y habrá grandes terremotos
por los lugares, y pestilencias, y hambres, y habrá cosas espantosas y
grandes señales del cielo". (vv. 9-11)
San Gregorio,
in evang. hom. 35
El Señor dice los males que habrán de
ocurrir antes del fin del mundo para que, anunciados así, se inquieten
menos los hombres en lo futuro. Hieren menos las flechas que se
previenen. Por esto dice: "Y cuando oyereis guerras y sediciones",
etc. Las guerras son propias de los enemigos, y las sediciones de los
ciudadanos, para que sepamos, pues, que seremos turbados exterior e
interiormente, dice que tendremos que sufrir de nuestros enemigos y de
nuestros hermanos.
San Ambrosio
Ninguno puede ser testigo de estas
palabras divinas como nosotros que vemos el fin del mundo. ¿Cuántas
guerras y cuántos anuncios de guerras hemos oído?
San Gregorio,
ut sup
Pero como a estos males no ha de seguir
inmediatamente el fin, añade: "Porque es necesario que esto acontezca
primero, mas no será luego el fin", etc. La última tribulación será
precedida de otras muchas, porque deben preceder muchos males que
puedan anunciar el mal sin fin. Por esto sigue: "Entonces les decía:
Se levantarán pueblos contra pueblos", etc. Porque es necesario que
suframos muchas cosas, unas del cielo, otras de la tierra, otras de
los elementos y otras de los hombres. Aquí, pues, se da a conocer la
perturbación de los hombres. Sigue: "Y habrá grandes terremotos en
muchos lugares", señales de la cólera del cielo".
Crisóstomo,
hom. 11, in Acta
Los terremotos son algunas veces indicios
de ira, pues cuando fue crucificado el Señor la tierra tembló. Otras
veces indican gracia, como sucedió que estando los apóstoles en
oración, tembló el lugar en que estaban reunidos. Sigue pues: "Y
pestilencia".
San Gregorio,
ut sup
He aquí la desigualdad de los cuerpos; "Y
hambre", he aquí la esterilidad de la tierra; "Y habrá cosas
espantosas y grandes señales del cielo", he aquí el desequilibrio de
la atmósfera. Deben referirse estas calamidades a las cosas que no
guardan el orden de los tiempos; porque lo que sucede con orden no es
señal. Todo lo que recibimos para las necesidades de la vida lo
convertimos en elemento de culpas; y todo lo que consagramos a la
práctica del pecado se nos convertirá en motivo de castigo.
San Ambrosio
Varias desgracias del mundo habrán de
preceder a la destrucción de la tierra, esto es, el hambre, la peste y
la guerra.
Teofiactus
Dicen algunos que todo esto no sólo habrá
de suceder al fin del mundo, sino que creen que ya se cumplió en la
toma de Jerusalén. Una vez muerto el autor de la paz, debían estallar
muchas revoluciones y guerras entre los judíos. Después de las guerras
vienen la peste y el hambre; la primera porque todos los cadáveres
infectan la atmósfera, y la última porque quedan sin cultivo los
campos. Josefo dice que vendrán males intolerables por el hambre; y en
tiempo del emperador Claudio hubo una gran hambre, como se lee en los
Hechos apostólicos, y sucedieron cosas muy terribles que anunciaron la
toma de Jerusalén, como refiere Josefo.
Crisóstomo
Dice también que no sucederá en seguida el
fin de la ciudad (esto es, la toma de Jerusalén), sino después de
muchas batallas.
Beda,
super Cum, audieritis
Advierte luego a los apóstoles que no se
espanten por estas cosas y que no abandonen Jerusalén ni Judea. Un
reino contra otro, y las pestes (de aquellos cuya palabra se extiende
como un cáncer) y el hambre de escuchar la palabra de Dios, y el
estremecimiento de toda la tierra, pueden entenderse de los que se
separan de la verdadera fe, como los herejes, que peleando entre sí
hacen el triunfo de la Iglesia.
San Ambrosio
Hay también otras batallas que sostiene el
hombre cristiano, a saber: las luchas de las pasiones y de los deseos;
porque son mucho más terribles los enemigos domésticos que los
extraños.
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12-19 |
"Mas antes de todo esto os
prenderán y perseguirán, entregándoos a la sinagoga y a las cárceles,
y os llevarán a los reyes, y a los gobernadores, por mi nombre. Y esto
os acontecerá en testimonio. Tened, pues, fijo en vuestros corazones
de no pensar antes cómo habéis de responder. Porque yo os daré boca y
saber, al que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros
adversarios. Y seréis entregados de vuestros padres, y hermanos, y
parientes, y amigos, y harán morir a algunos de vosotros. Y os
aborrecerán todos por mi nombre: mas no perecerá un cabello de vuestra
cabeza. Con vuestra paciencia poseeréis vuestras almas". (vv. 12-19)
San Gregorio,
ut sup
Como todo lo que va dicho no procede de la
injusticia del que castiga sino de la culpa del mundo que lo sufre, se
anuncian los hechos de los hombres malvados cuando dice: "Mas antes de
todo esto os prenderán, entregándoos a las sinagogas", etc. Como
diciendo: los corazones de los hombres se turbarán primero, y después
los elementos; para que cuando se trastorne el orden de las cosas, se
sepa de dónde viene esta tribulación. Porque aun cuando el fin del
mundo dependa del orden establecido, sin embargo, como encontrará
hombres más perversos, nos muestra que serán envueltos justamente bajo
sus ruinas.
San Cirilo
O bien habla así porque, antes que
Jerusalén fuese tomada por los romanos, los discípulos del Señor,
perseguidos por los judíos, fueron encarcelados y presentados a los
príncipes. San Pablo fue enviado a Roma ante el César y compareció
delante de Festo y Agripa.
Prosigue: "Y esto os acontecerá en
testimonio".
Griego
Dice martirio,
esto es, la gloria del mártir.
San Gregorio,
ut sup
También puede decirse en testimonio (esto
es, de aquéllos) porque persiguiéndoos os hacen morir; porque no han
imitado vuestra vida; porque se han hecho perversos y se han perdido
sin excusa alguna, por lo que los escogidos toman ejemplo para vivir.
Pero oyendo todas estas desgracias podían turbarse los corazones de
los oyentes; por lo que añade para consuelo suyo: "Tened, pues, fijo
en vuestros corazones no pensar antes cómo habréis de responder".
Teofilacto
Como eran incultos e ignorantes, el Señor
les dijo esto para que no se turbasen dando la razón a los sabios, y
añade la causa: "Porque yo os daré palabra y saber, al que no podrán
resistir ni contradecir todos vuestros adversarios". Como diciendo:
Inmediatamente recibiréis de mí la elocuencia y la sabiduría, de tal
modo que todos vuestros contrarios aun cuando se pongan de acuerdo no
podrán resistiros; ni en sabiduría (esto es, por la fuerza de vuestras
razones), ni en elocuencia y elegancia de palabra. Porque con
frecuencia se encuentran muchos que tienen inteligencia, pero como se
turban fácilmente, todo lo confunden cuando llega el momento de
hablar. No fueron así los apóstoles, porque tuvieron elocuencia y
gracia.
San Gregorio,
ut sup
Como si el Señor dijera a sus discípulos:
"No os atemoricéis: Vosotros vais a la pelea, pero yo soy quien peleo.
Vosotros sois los que pronunciáis palabras, pero yo soy el que hablo".
San Ambrosio
En unos lugares habla Jesucristo por sus
discípulos (como aquí); en otro lugar el Padre ( Mt
16), y en otro el Espíritu del Padre ( Mt
10). Todos estos pasajes no sólo no se diferencian, sino que convienen
entre sí, lo que dice uno lo dicen los tres porque es una la voz de la
Trinidad.
Teofiactus
Habiendo hablado así para calmar el temor
de su ignorancia, les anunció otro mal que podía turbar sus ánimos si
les cogía de improviso. Prosigue, pues: "Y seréis entregados por
vuestros padres, vuestros hermanos y parientes, y harán morir a
algunos de vosotros".
San Gregorio,
ut sup
Los tormentos más crueles para nosotros
son los que nos causan las personas más queridas, porque además del
dolor del cuerpo sentimos el del cariño perdido.
San Gregorio Niceno
Consideremos el estado de las cosas en
este tiempo. Todos eran sospechosos los unos para los otros; los
parientes estaban divididos por la religión; el hijo infiel delataba a
sus padres por su fe, y el padre, obstinado en la infidelidad, se
hacía acusador del hijo fiel. Toda edad estaba expuesta a los
perseguidores de la fe, y ni a las mujeres preservaba la debilidad
natural de su sexo.
Teofilacto
Habiendo dicho esto, añadió lo que habían
de sufrir por el odio de los hombres. Sigue, pues: "Y os aborrecerán
todos por mi nombre", etc.
San Gregorio,
ut sup
Pero como es muy duro todo lo que dice
acerca de la muerte, añade en seguida el consuelo de la alegría de la
resurrección, diciendo: "Mas no perecerá un cabello de vuestra
cabeza". Como si dijese a sus mártires: ¿por qué teméis que perezca lo
que no puede ser cortado sin dolor, cuando no puede perecer en
vosotros lo que no duele?
Beda
No perecerá un solo cabello de la cabeza
de los discípulos del Señor, porque no solamente las grandes acciones
y las palabras de los santos, sino el menor de sus pensamientos, será
premiado dignamente.
San Gregorio,
Moraluim 5,14
El que sufre con paciencia la desgracia se
hace fuerte contra todas las adversidades. Por esto dominará
venciéndose a sí mismo. Sigue: "Con vuestra paciencia poseeréis
vuestras almas". ¿Qué quiere decir poseeréis vuestras almas, sino que
viviréis sin tacha en todas las cosas y que podréis dominar todos los
movimientos de vuestra alma, una vez colocados sobre el alcázar de
vuestra virtud?
San Gregorio,
ut sup
Poseemos, pues, nuestras almas por la
paciencia, porque cuando se nos dice que podremos dominarnos,
empezamos a poseer lo que somos. Por tanto, la posesión del alma
consiste en la virtud de la paciencia, porque ésta es la raíz y la
defensa de todas las virtudes. La paciencia consiste en tolerar los
males ajenos con ánimo tranquilo, y en no tener ningún resentimiento
con el que nos lo causa.
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20-24 |
"Pues cuando viereis a
Jerusalén cercada por un ejército, entonces sabed que su desolación
está cerca: Entonces los que están en la Judea, huyan a los montes: y
los que en medio de ella, sálganse: y los que en los campos, no entren
en ella. Porque éstos son días de venganza, para que se cumplan todas
las cosas que están escritas. ¡Mas ay de las preñadas, y de las que
dan de mamar en aquellos días! Porque habrá grande apretura sobre la
tierra, e ira para este pueblo. Y caerán a filo de espada: y serán
llevados en cautiverio a todas las naciones, y Jerusalén será hollada
de los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de las naciones". (vv.
20-24)
Beda
Hasta aquí todo lo que sucedería en el
espacio de cuarenta años (antes que viniera el fin). Ahora, con las
palabras del Señor, se expone la destrucción que causaría el ejército
romano, cuando dice: "Pues cuando viereis a Jerusalén cercada de un
ejército", etc.
San Eusebio
Dice la desolación de Jerusalén, porque no
volverá a ser edificada por sus habitantes ni según lo prescrito en la
ley, así que nadie debe esperar que podrá renovarse después de su
sitio y de su destrucción, como sucedió en tiempo del rey de los
persas, del ilustre Antioco, y en tiempo de Pompeyo.
San Agustín,
ad Hesychium epist 80
Estas palabras del Señor las refirió San
Lucas en este lugar para dar a conocer que la abominación de la
desolación anunciada por Daniel, de la que hablan San Mateo (
Mt 24) y San Marcos ( Mc
13,15), acaeció cuando fue invadida Jerusalén.
San Ambrosio
Los judíos, pues, creyeron que la
abominación de la desolación tuvo lugar cuando los romanos, burlándose
de los ritos de los judíos, habían arrojado la cabeza de un cerdo en
el templo.
San Eusebio
Previendo el Señor el hambre que había de
padecerse en la ciudad, aconsejó a sus discípulos que no se refugiasen
en ella durante el sitio, como en lugar seguro y protegido por Dios,
sino que más bien se marchasen y huyesen a los montes. Por esto sigue:
"Entonces los que están en Judea huyan a los montes".
Beda
Refiere la historia de la Iglesia que
todos los cristianos que se encontraban en la Judea, al hacerse
inminente la ruina de Jerusalén, advertidos por Dios, salieron de allí
y fueron a habitar a la otra parte del Jordán en una ciudad que se
llama Pella, mientras se consumó la destrucción de Judea.
San Agustín,
ad Hesychium epist 80
Por esto dijeron San Mateo y San Marcos,
"que los que están sobre el techo no bajen a la casa" (
Mc 13,16), añadiendo "ni entren a tomar algo
de la casa"; en vez de lo cual añade San Lucas: "Y los que estén
dentro de ella sálganse".
Beda
¿Pero cómo podrían salirse de la ciudad
los que estaban dentro de ella, si ya estaba sitiada por un ejército?
A no ser que dijera esto no refiriéndose al tiempo mismo del sitio,
sino al próximo de él, cuando el ejército romano empezara a invadir
las fronteras de Galilea y de Samaria.
San Agustín,
ut sup
En cuanto a lo que dijeron San Mateo y San
Marcos: "Y el que esté en el campo no vuelva atrás a tomar su
vestido", lo dice San Lucas con más claridad: "Y los que están en las
regiones no entren en la ciudad, porque han llegado los días del
castigo", y han de cumplirse todas las profecías.
Beda
Estos son los días del castigo, esto es,
los días que piden venganza por la sangre del Señor.
San Agustín,
ad Hesychium epist 80
Después continúa San Lucas diciendo como
los otros dos evangelistas: "¡Mas ay de las preñadas y de las que dan
de mamar en aquellos días!" Y así manifestó San Lucas lo que podía ser
incierto, a saber: que lo que se ha dicho acerca de la abominación de
la desolación, no se refiere al fin del mundo sino a la destrucción de
Jerusalén.
Beda
Dijo, pues: "Ay de las preñadas" (a causa
del cautiverio) "y de las que alimentan o dan de mamar" (como algunos
interpretan), porque ya sea que sus entrañas o sus manos estén
cargadas con el peso de sus hijos, hallarán gran dificultad para poder
huir.
Teofiactus
Dicen algunos que el Señor dio a entender
con esto que se comerían a sus hijos, como refiere Josefo.
Crisóstomo
Después expone la causa de cuanto va
dicho, diciendo: "Porque habrá grande tribulación sobre la tierra e
ira para este pueblo". Fueron tales las desgracias que les cupieron,
que ninguna otra pudo compararse con ellas, según refiere Josefo.
San Eusebio
Gran número de judíos pereció por la
espada cuando vinieron los romanos y tomaron la ciudad. Por esto
sigue: "Y caerán a filo de espada"; pero incluso murieron muchos más
de hambre. Todo esto sucedía primero bajo el dominio de Tito y
Vespasiano, y después de éstos, en tiempo de Adriano, emperador de los
romanos, cuando fueron expulsados de su patria los judíos. De donde
sigue: "Serán conducidos cautivos a todas las naciones". En efecto,
los judíos fueron dispersados por todo el orbe llegando hasta los
confines de la tierra, y en tanto que los extranjeros ocupan su
tierra, se ha hecho ésta inaccesible para ellos solos. Prosigue, pues:
"Jerusalén será hollada por los pies de los gentiles hasta que se
cumpla el tiempo de las naciones".
Beda
Esto es lo que refiere el Apóstol cuando
dice: "Una parte de Israel ha quedado ciega hasta que entre la
plenitud de las gentes y sea salvo así todo Israel" (
Rom 11,25-26). Cuando alcance la salud
prometida es de esperar que volverá a su suelo patrio.
San Ambrosio
Místicamente, la abominación de la
desolación es la venida del Anticristo, porque manchará el interior de
las almas con infaustos sacrilegios, sentándose en el templo, según la
historia, para usurpar el solio de la divina majestad. Esta es la
interpretación espiritual de este pasaje; deseará confirmar en las
almas la huella de su perfidia, tratando de hacer ver por las
Escrituras que él es Cristo. Entonces se aproximará la desolación,
porque muchos desistirán cansados de la verdadera religión. Entonces
será el día del Señor, porque como su primera venida fue para redimir
los pecados, la segunda será para castigarlos, a fin de que no incurra
la mayor parte en el error de la perfidia. Hay otro Anticristo, que es
el diablo, el cual trata de sitiar a Jerusalén (esto es, al alma
pacífica), con la fuerza de su ley. Así, pues, cuando el diablo se
halla en medio del templo, es la abominación de la desolación. Pero
cuando brilla en nuestros trabajos la presencia espiritual de Cristo,
huye el enemigo y empieza a reinar la justicia. El tercer Anticristo
es Arrio y Sabelio y todos los que nos seducen con mala intención.
Tales (los que desistan cansados de la verdadera religión) son las
embarazadas, de quienes se dijo: ¡ay de ellas! las cuales prolongan la
ruina de su carne y disminuyen la velocidad de su marcha en lo íntimo
de sus almas, de modo que son incapaces para la virtud y fértiles para
los vicios. Pero ni siquiera aquellas embarazadas que se hallan
fundadas en el esfuerzo de las buenas obras, y que todavía no han
producido ninguna, están libres de la condenación. Algunas conciben
por temor de Dios; pero no todas dan a luz; algunas hacen abortar la
palabra antes de dar fruto; y otras tienen a Cristo en su seno, pero
sin que llegue a formarse. Por tanto, la que da a luz la justicia, da
a luz a Cristo. Así, pues, apresurémonos a destetar a nuestros niños,
para que no nos sorprenda el día del juicio o de la muerte antes de
que estén formados. No sucederá así, si conserváis en vuestro corazón
todas las palabras de justicia y no esperáis al tiempo de la vejez, y
si concebís luego en la primera edad la sabiduría y la alimentáis sin
la corrupción del cuerpo. Al fin del mundo se someterá toda Judea a
las naciones creyentes por la palabra espiritual, que es como una
espada de dos filos ( Ap 1,16;
Ap 19,15).
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25-27 |
"Y habrá señales en el
sol, en la luna y en las estrellas, y se abatirán las naciones en la
tierra, por la confusión del rugido del mar y de las olas; quedando
los hombres yertos por el temor y expectación de lo que sobrevendrá a
todo el universo; porque las virtudes de los cielos se conmoverán, y
entonces verán al Hijo del hombre que vendrá sobre una nube con gran
poder y majestad". (vv. 25-27)
Beda
Anuncia después lo que sucederá cuando se
cumpla el tiempo de las naciones, diciendo: "Habrá señales en el sol,
en la luna y en las estrellas".
San Ambrosio
Estas señales son expresadas con más
claridad por San Mateo de este modo: "Entonces se oscurecerá el sol,
no dará luz la luna y caerán del cielo las estrellas" (
Lc 24,29 ).
San Eusebio
Entonces, pues, cuando se consuma la vida
corruptible, y pase, según el Apóstol, la especie de este mundo y
suceda un nuevo siglo en el que en vez de astros luminosos brillará
Cristo como el lucero y rey de un siglo nuevo, será tanto el brillo de
su poder y de su gloria, que el sol que brilla ahora, y la luna y las
demás estrellas, se eclipsarán a la venida de mayor luz.
Crisóstomo
Así como en este siglo desaparecen la luna
y las estrellas en cuanto sale el sol, así en la gloriosa aparición de
Cristo se oscurecerá el sol y no dará luz la luna, y caerán las
estrellas del cielo, el cual se despojará de su manto primitivo para
vestirse otro de luz mucho mejor.
San Eusebio
Manifiesta a continuación lo que sucederá
al orbe después que se oscurezcan los astros, y cuál será la angustia
de las gentes, diciendo: "Y se abatirán las naciones en la tierra por
la confusión del rugido del mar", etc., en donde parece enseñar que el
principio de la trasmutación del universo habrá de venir por la falta
de la sustancia húmeda. Esta será, pues, consumida o helada, de modo
que no se oirá ya el ruido del mar, ni sus olas tocarán la arena a
causa de la extremada sequía, y las demás partes del mundo sufrirán
una transformación, no recibiendo ya el vapor que constantemente le
enviaba la sustancia húmeda. Y así, como la aparición del Salvador
debe combatir los prodigios opuestos a Dios, esto es, el Anticristo,
tomarán principio sus venganzas de la sequía, de suerte que no se oirá
ya la tempestad ni el ruido del mar, y entonces será el momento de la
angustia de los hombres que sobrevivan. Continúa, pues: "Y los hombres
estarán sedientos: es decir, se consumirán por el temor y la
expectación de lo que debe suceder en todo el universo". Manifiesta
luego lo que sucederá, diciendo: "Porque las potestades de los cielos
se conmoverán".
Teofilactus
O de otro modo, cuando se trastorne el
orbe superior, los elementos inferiores sufrirán el mismo trastorno.
Así dice: "Y se abatirán las naciones de la tierra", etc. Como si
dijera: Bramará terriblemente el mar y la tempestad agitará sus
costas, de tal suerte que se abatirán los pueblos, esto es, la miseria
será común, hasta que se consuman por el temor y la expectación de los
males que asaltarán al mundo. Y continúa: "Y los hombres se abatirán
por el temor y la expectación de lo que va a suceder en todo el
universo".
San Agustín,
ad Hesychium epist 80
Pero diréis: estos males nos obligan a
reconocer que ha llegado ya el fin, puesto que se cumple lo predicho.
Porque es cierto que no hay nación ni lugar que no se halle hoy en la
aflicción y la tribulación. Pero si los males que sufre ahora el
género humano son indicios ciertos de que ha de venir el Señor, ¿por
qué dice el Apóstol: "Cuando dijeren: paz y seguridad?" (
1Tes 5,3). Veamos, pues, si debe entenderse
más bien que no se cumplirá de este modo lo predicho en estas
palabras, sino que sucederá cuando la tribulación se extienda sobre la
Iglesia, que será afligida en todo el universo; no sobre los que la
afligirán, puesto que ellos son los mismos que han de decir: Paz y
seguridad. Ahora bien, estos males, que se creen como sumos y
extremos, vemos que son comunes a uno y otro reino, al de Cristo y al
del diablo. Los buenos y los malos los sufren igualmente, y en medio
de tanta calamidad se entregan por todas partes a escandalosas orgías.
¿Es esto, por ventura, amilanarse por el temor, o más bien arder en
apetitos de lujuria?
Teofiactus
No sólo temblarán los hombres cuando se
altere el mundo, sino que hasta los ángeles quedarán pasmados de
espanto por tan terribles alteraciones del mundo. Dice, pues: "Porque
las virtudes de los cielos se conmoverán".
San Gregorio,
in evang. hom. 1
¿Y a qué se llama virtudes de los cielos,
sino a los ángeles, dominaciones, principados y potestades? Ellos
aparecerán visiblemente a nuestros ojos a la llegada del severo juez,
para exigirnos rigurosamente lo que ahora nos pide con misericordia
nuestro invisible Creador.
San Eusebio
Y como el Hijo de Dios ha de venir en
gloria y ha de confundir la soberbia tiranía del hijo del pecado,
sirviéndole los ángeles del cielo, se abrirán las puertas cerradas en
el siglo para que aparezca lo excelso.
Crisóstomo,
ad Olympian epistola 2
O bien, se conmoverán las fortalezas de
los cielos, aunque inconscientes; y al ver las infinitas muchedumbres
que se condenan, no podrán estar allí tranquilas.
Beda
Por esto se dice en el libro de Job que
tiemblan las columnas del cielo y se amedrentan a su mandato (
Job 26,11). Y ¿qué sucederá a las tablas,
cuando tiemblan las columnas? ¿qué no sufrirán los arbustos del
desierto cuando el cedro del paraíso es desgajado?
San Eusebio
Las potestades de los cielos son las que
rigen las partes materiales del universo. Las cuales entonces se
conmoverán para adquirir un estado más perfecto, por lo tanto,
quedarán libres en la nueva vida del servicio que vienen prestando a
Dios respecto de los cuerpos sensibles en cuanto a su estado de
corrupción.
San Agustín,
ut sup
Pero el Señor, para que no parezca que
exageró todo esto que predijo acerca de la aproximación de su segunda
venida, lo cual ya acostumbraba a suceder en este mundo antes de su
primera venida, y no nos burlemos de lo mucho que todo esto que dijo
se lee ya en la historia de los pueblos, creo que debe entenderse
mejor respecto de la Iglesia; pues la Iglesia es el sol, la luna y las
estrellas ( Cant 6,9), a quien se ha llamado
hermosa como la luna, escogida como el sol, la cual no brillará
entonces por la furiosa persecución.
San Ambrosio
También se oscurecerá la brillante
antorcha de la fe por la nube de la perfidia para muchos que se
separen de la religión; porque aquel sol de justicia se aumenta o se
disminuye para mí, según mi fe. Y así como en las fases periódicas de
la luna, esto es, en las menguantes de cada mes, la luna se oscurece
porque tiene la tierra en frente, así la Iglesia santa, cuando se le
oponen los vicios de la carne a la luz del cielo, no puede reflejar el
resplandor de la luz divina, de los rayos de Cristo. Y en las
persecuciones apaga también el brillo del sol divino el amor de esta
vida. Caen también las estrellas, esto es, la gloria del hombre que
resplandece, cuando prevalece el furor de la persecución, lo que
conviene que suceda hasta que se llene el número de los elegidos. Así
se prueban los buenos y se manifiestan los débiles.
San Agustín,
ut sup
Respecto de lo que se ha dicho: "y en la
tierra consternación de las gentes", quiso designar con la palabra
gentes, no las que serán benditas en la descendencia de Abraham, sino
las que estarán a la izquierda.
San Ambrosio
Y será tan abrasadora la angustia de las
almas por el recuerdo de la multitud de sus delitos (y el temor del
juicio que ha de venir) que secará en nosotros el rocío de la fuente
divina. A la manera, pues, que se espera la venida del Señor para que
todo lo llene su presencia, ya en el mundo respecto del hombre, ya
respecto del mundo, lo cual sucede en cada uno de nosotros cuando
recibimos a Cristo con todo amor, así también las virtudes de los
cielos alcanzarán aumento de gracia a la venida del Señor y se
conmoverán por la plenitud de la divinidad que las penetrará más de
cerca. Hay también virtudes de los cielos, que cantan la gloria de
Dios, y que también por mayor comunicación se conmoverán al ver a
Jesucristo.
San Agustín,
ut sup
También se conmoverán las potestades de
los cielos, porque los fieles más fuertes se turbarán por la
persecución de los impíos.
Prosigue: "Y entonces verán al Hijo del
hombre venir sobre una nube".
Teofiactus
Lo verán tanto los fieles como los
infieles. Brillará entonces más que el sol, tanto El como su cruz, por
lo que será conocido de todos.
San Agustín,
ad Hesychium epist 80
En cuanto a lo que dice que vendrá sobre
una nube, puede entenderse de dos maneras: o viniendo en su Iglesia
como en una nube, como ahora no cesa de venir, pero en ese entonces lo
hará con gran poder y majestad por la gran fortaleza que brillará en
los santos para que no sean vencidos en tan grande persecución, y así
realzará su majestad; o bien porque vendrá en el mismo cuerpo con que
está sentado a la diestra del Padre, y con razón es de creer que
vendrá no sólo en el mismo cuerpo, sino también en la nube; porque así
vendrá como se subió al cielo, pues una nube lo arrebató de la vista
de sus discípulos ( Hch 1,9).
Crisóstomo,
in cat. graec. Patr
El Señor siempre se aparece en la nube
según lo del salmo ( Sal 96,12): "La nube y
la oscuridad en su derredor". Por lo que el Hijo del hombre vendrá en
las nubes como Dios y Señor, no ocultamente, sino en la gloria digna
de Dios; y por esto añade: "Con gran poder y majestad".
San Cirilo
Conviene entender las palabras "con grande
poder y majestad". En su primera venida apareció con nuestra humilde
flaqueza; pero en la segunda lo verificará con todo su poder.
San Gregorio,
in evang. hom. 1
Los que no quisieron oírlo en su
abatimiento tendrán que contemplarlo en su poderío y majestad para que
sientan entonces tanto más su fortaleza cuanto más resistieron doblar
su cerviz y su corazón ante su misericordia.
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28-33 |
"Cuando comenzaren, pues,
a cumplirse estas cosas, mirad y levantad vuestras cabezas, porque
cerca está vuestra redención". Y les dijo una semejanza: "Mirad la
higuera y todos los árboles: Cuando ya producen de sí el fruto,
entendéis que está cerca el estío. Así también vosotros, cuando
viereis hacerse estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. En
verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todas estas
cosas sean hechas. El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no
pasarán". (vv. 28-33)
San Gregorio, ut sup
Como todo lo que va dicho se refiere a los
réprobos, habla ahora para consuelo de sus escogidos. Por esto añade:
"Cuando comenzaren, pues, a cumplirse estas cosas, mirad y levantad
vuestras cabezas, porque cerca está vuestra redención". Como diciendo:
Cuando las plagas abruman al mundo, levantad vuestras cabezas, esto
es, alegrad vuestros corazones, porque mientras el mundo (de quien en
realidad no sois amigos) se acaba, se aproxima vuestra redención, que
tanto habéis buscado. En la Sagrada Escritura se toma muchas veces la
cabeza en vez de la inteligencia; porque así como los miembros son
gobernados por la cabeza, los pensamientos se rigen por la
inteligencia. Por tanto, levantar nuestras cabezas equivale a levantar
nuestra inteligencia hacia los goces de la patria celestial.
San Eusebio
Cuando hayan pasado todas las cosas
materiales aparecerán las inteligibles y celestiales, a saber: el
reinado de aquel siglo que nunca habrá de concluir, y entonces se
concederán las promesas ofrecidas a los dignos. Por esto dice: "Cuando
comenzaren, pues, a cumplirse estas cosas, mirad", etc. Una vez
recibidas las promesas que esperamos del Señor, seremos reanimados los
que antes andábamos abatidos, y levantaremos nuestras cabezas, en otro
tiempo humilladas, porque viene nuestra redención que tanto
esperábamos; esto es, aquella que toda criatura desea.
Teofiactus
Esto es, la perfecta libertad del cuerpo y
del alma, así como la primera venida del Salvador tuvo por objeto la
reforma de nuestras almas, la segunda tendrá lugar para la reforma de
nuestros cuerpos.
San Eusebio
Dice todo esto también a sus discípulos,
no porque ellos hubiesen de durar en este mundo, hasta su término,
sino (como subsistiendo en un solo cuerpo) no sólo para ellos sino
para nosotros y para todos los demás, que habrán de creer en
Jesucristo hasta la consumación de los siglos.
San Gregorio,
ut sup
En cuanto a que el mundo deba ser
destruido y despreciado, manifiesta su oportuna comparación cuando
dice: "Mirad la higuera y todos los árboles: cuando ya producen de sí
el fruto, entendéis que está cerca el estío", etc. Como diciendo: Así
como se conoce que está próximo el verano por el fruto del árbol, así
se conocerá la proximidad del Reino de Dios por la destrucción del
mundo. En esto se manifiesta que la ruina es el fruto del mundo. Para
esto produce; porque así como alimenta a todos con sus semillas, así
los consumirá con sus mortandades. Se compara el Reino de Dios con el
verano, porque entonces han pasado las nieblas de nuestras riquezas y
empiezan a brillar con gran claridad los días del sol eterno.
San Ambrosio
San Mateo, pues, sólo habló de la higuera,
pero San Lucas habla de todos los árboles. Mas la higuera tiene doble
significación: o cuando se enternecen las cosas duras, o cuando
complacen los pecados. Y así, cuando los frutos reverdecen en todos
los árboles y la higuera aparece fecunda, esto es, cuando toda lengua
confiese al Señor y le haya confesado el pueblo judío, debemos esperar
la venida del Señor, porque entonces se cogerán los frutos de su
resurrección, como en tiempo de verano. O cuando el hombre pecador se
vista del orgullo veleidoso y pasajero de la sinagoga, como los
árboles de sus hojas, debemos deducir que se aproxima el juicio.
Porque Dios se apresura a premiar la fe y a concluir con el pecado.
San Agustín,
ad Hesychium epist 80
Y cuando dice: "Cuando veáis que suceden
estas cosas", ¿qué podremos entender sino aquellas de que ya hemos
hecho mención? Entre ellas se encuentra lo siguiente: "Y entonces
verán al Hijo del hombre que viene" ( Lc
24,33 ). Por tanto, cuando se vea esto no
habrá llegado ya el Reino de Dios, sino que estará cerca. ¿Y acaso
debe decirse que no todas las cosas ya mencionadas deben comprenderse
en estas palabras: "Cuando veáis que esto sucede", sino algunas de
ellas, a excepción de lo que se ha dicho, "y entonces verán al Hijo
del hombre"? San Mateo ha declarado que no debía exceptuarse nada,
diciendo: "Así, vosotros, también cuando viereis todas estas cosas"
entre las que se comprende la venida del Hijo de Dios, de modo que
entendamos que ahora se verifica en sus miembros como en nubes, o en
la Iglesia como en una grande nube.
Tito
Cerca está el Reino de Dios porque cuando
sucede esto todavía no ha llegado el último fin de las cosas; pero ya
se prepara, porque la venida del Señor eliminando todos los
principados y potestades preparará el Reino de Dios.
San Eusebio
Así como en esta vida el sol (cuando
después del invierno vuelve la primavera) fomenta y vivifica con el
calor de sus rayos las semillas ocultas en la tierra, transformándolas
en su primera forma, de modo que al brotar toman su antigua forma y
producen infinitas plantas de variado color, así la gloriosa venida
del unigénito de Dios, iluminando al nuevo siglo con sus rayos
vivificadores, hará nacer a la luz las semillas sepultadas largo
tiempo en el mundo, esto es, las que dormían bajo el polvo de la
tierra, produciendo cuerpos mejores que antes; y vencida la muerte,
reinará después la vida del siglo nuevo.
San Gregorio,
ut sup
Todo lo predicho recibe el sello de la
mayor certidumbre cuando añade: "En verdad os digo que", etc.
Beda
Recomienda mucho lo que anuncia de esta
manera; y (si es permitido decirlo) estas palabras, "En verdad os
digo" son un juramento, porque "amén" quiere decir verdad. Por tanto
es la Verdad quien dice: En verdad os digo; y aunque no se expresara
así, no puede mentir de ningún modo. Llama generación a todo el género
humano, o en especial la raza de los judíos.
San Eusebio
También llama así a la generación nueva de
la Iglesia santa, manifestando que habrá de durar el pueblo de los
fieles hasta el tiempo en que habrá de ver todas estas cosas y
contemplará con sus propios ojos el cumplimiento de las palabras del
Salvador.
Teofiactus
Como les había predicho perturbaciones,
guerras y trastornos, tanto de los elementos como de las demás cosas,
para que no se sospechase que la misma cristiandad habría de perecer
añade: "El cielo y la tierra pasarán; pero mis palabras no pasarán";
como diciendo: y si se conmueven todas las cosas, mi fe no faltará; en
lo cual da a entender que la Iglesia será preferida a toda criatura,
porque la criatura sufrirá alteración y la Iglesia de los fieles y las
predicaciones del Evangelio subsistirán.
San Gregorio,
ut sup
"El cielo y la tierra pasarán", etc. Como
diciendo: Todo aquello que para nosotros es durable no lo es
eternamente sin mudanza; y todo lo que parece pasar conmigo será fijo
y permanente; porque mi palabra que pasa expresa sentencias inmutables
y permanentes.
Beda
El cielo que pasará no es el etéreo de las
estrellas, sino el aire del que toman el nombre las aves del cielo.
Pero si la tierra ha de pasar, ¿cómo dice el Eclesiastés: "Mi tierra
subsiste eternamente?" ( Ecle 1,4). Pero por
una clara razón, el cielo y la tierra pasarán en cuanto a la forma que
ahora tienen, pero en cuanto a la esencia subsistirán siempre.
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34-36 |
"Mirad, pues, por
vosotros, no sea que vuestros corazones se carguen de glotonería y
embriaguez, y de los afanes de esta vida, y que venga de repente sobre
vosotros aquel día. Porque así como un lazo vendrá sobre todos los que
están sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, orando en todo
tiempo, para que seáis dignos de evitar todas estas cosas que han de
ser y de estar de pie delante del Hijo del hombre". (vv. 34-36)
Teofiactus
Citó antes el Señor los signos terribles y
sensibles de los castigos que vendrán sobre los pecadores; pero contra
estos males pone como remedio la vigilancia y la oración. Por esto
dice: "Mirad, pues, por vosotros, no sea que", etc.
San Basilio,
in serm. super attende tibi
Cada uno de los animales tiene de Dios
interiormente los medios que han de contribuir a su propia
conservación; por lo que Jesucristo nos ha dado este consejo con el
fin de que lo que ellos tienen en su instinto lo tengamos nosotros con
el auxilio de la razón y de la prudencia. Así que debemos huir del
pecado como huyen los animales de los pastos mortíferos; pero debemos
buscar la justicia como buscan ellos las yerbas nutritivas; por esto
dice: "Mirad por vosotros", esto es, para que podáis distinguir lo
saludable de lo nocivo. Pero como se puede mirar de dos modos, ya con
los ojos del cuerpo o ya por la potencia intelectual, y los ojos del
cuerpo no pueden conducir a la virtud, ha debido por tanto referirse a
un acto de la inteligencia al decir: "Guardaos", esto es, tened
circunspección en todo, y que en custodia vuestra esté siempre
vigilante la luz de vuestra alma. Y no dice cuidad de los vuestros o
de aquellos que están alrededor vuestro, sino de vosotros. Vosotros
sois la inteligencia y el alma; y lo vuestro son el cuerpo y los
sentidos; en rededor vuestro están vuestros bienes, vuestras artes y
lo demás que contribuye a la comodidad de la vida; pero no dice que
nos cuidemos de estas cosas, sino del alma, que debe constituir
nuestro primer cuidado. Este mismo consejo sana a los que están
enfermos, perfecciona a los que están sanos; hace conservar el
presente y proveer al futuro; nos impide censurar a los demás y nos
induce a examinar nuestras acciones; no permitiendo que la
inteligencia se someta a las pasiones, sino sujetando lo irracional al
alma racional. Y da la razón de por qué deba obrarse así, diciendo:
"No sea que vuestros corazones se carguen", etc.
Tito
Como diciendo: Cuidad que no se oscurezcan
las luces de vuestras inteligencias, porque los cuidados de esta vida
y la crápula y la embriaguez ahuyentan la prudencia, hacen vacilar la
fe, y causan el naufragio.
San Basilio
La embriaguez consiste en el uso exagerado
del vino y la crápula es la ansiedad y náusea que causa la embriaguez,
llamada así de la palabra griega que quiere decir trastorno de cabeza.
Y así como debemos usar de los alimentos para calmar el hambre, así
también hemos de usar de la bebida para templar la sed evitando con
cuidado los excesos, pues el vino es una bebida falaz; pero el hombre
libre del vino será más prudente y bueno; y humedecido por los vapores
del vino, queda velado como por una nube.
San Basilio,
in regulis brevioribus ad interrogat 58
La curiosidad y los cuidados de esta vida
aunque no parece que estorban deben evitarse cuando no contribuyen al
servicio divino. Manifiesta por qué dijo esto, cuando añade: "Y que
venga de repente sobre vosotros aquel día".
Teofiactus
No vendrá aquel día con previa
amonestación, sino de improviso y furtivamente, cogiendo como en un
lazo a los que no vivan prevenidos. Por esto sigue: "Porque así como
un lazo vendrá sobre todos los que están", etc., lo cual debemos
examinar con detención. Cogerá aquel día a todos los que viven en la
superficie de la tierra, por descuidados y perezosos. Pero para los
laboriosos y dispuestos para el bien, que no están sentados ni ociosos
sobre la tierra, sino que se levantan en cuanto se les dice: levántate
y anda porque la tierra no es tu lugar de descanso; para éstos no será
aquel un día de lazo ni de peligro sino un día de triunfo.
San Eusebio
El Señor nos dictó cuanto precede, para
que evitemos los males que nos habrían de sobrevenir. Por esto sigue:
"Velad, pues, orando siempre, para que seáis dignos de evitar todas
estas cosas que han de ser".
Teofiactus
Esto es, el hambre, la peste, y todo lo
demás que amenaza en esta vida a los escogidos y a los que no lo son,
y todo lo que amenaza para después a los malvados por toda la
eternidad. No podemos evitar todo esto de otro modo que por las
vigilias y las oraciones.
San Agustín,
De cons. Evang. 2,77
Esta es la fuga de que habla San Mateo,
que no debe hacerse ni en invierno ni en sábado. Al invierno
pertenecen los cuidados de esta vida, que son tristes como él mismo;
al sábado la crápula y la embriaguez, que sumerge el corazón y lo
abruma con la lujuria y las complacencias de la carne, lo cual indica
lo malo que puede suceder en el sábado; porque los judíos se dedican
en este día a toda clase de fiestas, desconociendo lo espiritual del
día de sábado.
Teofiactus
Y como el cristiano debe, no sólo huir de
lo malo, sino esforzarse por ganar la gloria, añade: "Y de estar en
pie delante del Hijo del hombre". En esto consiste la gloria de los
ángeles, en estar delante del Hijo del hombre, nuestro Dios, y en
mirar constantemente su faz.
Beda
Y en verdad, si algún médico sabio prohibe
usar del jugo de alguna hierba para evitar una muerte repentina,
cumpliremos lo mandado con la mayor escrupulosidad. Del mismo modo
cortemos ahora, porque así lo ordena el Salvador, la embriaguez, la
crápula y los cuidados del mundo, especialmente aquéllos que no temen
ser heridos o muertos; porque dan crédito a las palabras del médico y
menosprecian los consejos del Señor.
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37-38 |
Y estaba enseñando de día
en el templo; y de noche se salía y la pasaba en el monte llamado del
Olivar. Y todo el pueblo madrugaba por venir a oírle en el templo. (vv.
37-38)
Beda
El Señor confirma con su propio ejemplo lo
que había explicado con palabras; respecto a la venida del Juez y de
la incertidumbre del resultado del juicio, nos exhorta a que vigilemos
y oremos, y El mismo (cuando se acercaba el día de su pasión) nos da
ejemplo con sus enseñanzas, con sus vigilias y con sus oraciones. Por
esto dice: "Y estaba enseñando de día en el templo". En lo que da a
entender con su ejemplo que es grata a Dios la vigilancia, para
enseñar a nuestros prójimos con obras y palabras el camino de la
verdad.
San Cirilo
¿Qué enseñaba sino la transición a un
culto superior al de la ley de Moisés? Se acercaba el tiempo en que
debía desaparecer la sombra y brillar la verdad.
Teofiactus
Pasaron en silencio los evangelistas
muchas de las cosas que hizo Jesucristo, quien habiendo predicado por
espacio de tres años dice alguno que todo lo que dijo puede reducirse
a lo que puede expresarse en un solo día. Esto, sin duda, lo dicen así
porque citan pocas cosas de lo mucho que hizo o dijo, dándonos así
únicamente una ligera idea de la dulzura de su doctrina; nos
manifiesta, pues, el Señor, que conviene hacer oración de noche y con
reposo y de día consagrarnos al provecho de los demás. O lo que es lo
mismo, recoger de noche y distribuir lo recogido durante el día. Por
esto añade: "Y de noche se salía y la pasaba en el monte de los
Olivos", haciendo esto para darnos ejemplo.
San Cirilo
Y como su palabra manifestaba su poder y
con autoridad trasladaba al orden espiritual lo que habían dicho
Moisés y los profetas por medio de figuras, el pueblo lo oía con
avidez. Por esto sigue: "Y todo el pueblo madrugaba para oírle en el
templo". Conveniente era decir al pueblo cuando venía a El: "Dios,
Dios mío, despierto me levanto para ti al mismo tiempo de la luz" (
Sal 62,2).
Beda
En sentido espiritual, puede decirse que
cuando vivimos con sobriedad, piadosa y justamente en medio de la
prosperidad, enseñamos de día en el templo, porque enseñamos a los
fieles la manera de obrar bien, y habitamos de noche en el monte de
los Olivos, porque respiramos en medio de las tinieblas de las penas
por medio del consuelo espiritual, y por ello madruga también el
pueblo para venir a nosotros cuando nos imita en prescindir de las
obras de las tinieblas o en disipar las nieblas de las aflicciones.
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