CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO

01-08
Y aconteció un día que estando El en el templo instruyendo al pueblo, y evangelizando, se juntaron los príncipes de los sacerdotes, y los escribas con los ancianos. Y le hablaron de esta manera: "Dinos, ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién es el que te dio esta potestad?" Y Jesús respondió y les dijo: "Yo también os haré una pregunta. Respondedme: ¿El bautismo de Juan era del cielo o de los hombres?" Ellos pensaban dentro de sí diciendo: "Si dijéremos que del cielo, dirá: ¿Pues por qué no creísteis? Y si dijéremos: De los hombres, nos apedreará todo el pueblo: pues tiene por cierto que Juan era profeta". Y respondieron que no sabían de dónde era. Y les dijo Jesús: "Pues ni yo os digo con qué potestad hago estas cosas". (vv. 1-8)
 
San Agustín, De cons. Evang. 2,69
Habiendo referido San Lucas cómo fueron arrojados del templo los que compraban y vendían, no menciona que el Señor fue a Betania y volvió a la ciudad, como también lo que ocurrió respecto de la higuera, y lo que respondió acerca del poder de la fe a sus asombrados discípulos. Habiendo callado esto, y puesto que no sigue el orden de los días, prosigue como San Marcos, diciendo: "Y aconteció un día", etc. En cuanto a lo que dice que sucedió un día, este día debe entenderse aquél en que San Mateo y San Marcos refieren lo que sucedió.
 
San Eusebio
Debiendo admirarse los jefes de los sacerdotes y fariseos porque enseñaba doctrinas celestiales, y debiendo conocer también, por lo que Jesús decía y hacía, que El era el Cristo a quien habían vaticinado los profetas, tratando de hacer estallar un tumulto en el pueblo, ponían obstáculos a Cristo. Sigue, pues: "Y le hablaron de este modo: ¿Dinos, con qué autoridad haces estas cosas, o quién es?", etc.
 
San Cirilo
Como si dijeran: Según la ley de Moisés, únicamente estaba confiada la facultad de enseñar a los que procedían de la descendencia de Leví, y esto sólo podía hacerse en los atrios del templo; pero tú, descendiente de Judá, nos usurpas las facultades que nos han sido confiadas. Pero, ¡oh fariseo! si conocieses las Escrituras, comprenderías que éste es un sacerdote, según el orden de Melquisedec, que ofrece a Dios a los que creen en El por un culto que excede a la ley. ¿Por qué te inquietas, siendo así que ha arrojado de los atrios del templo lo que estaba destinado como víctimas por la ley, llamando a la verdadera justificación por la fe?
 
Beda
Y cuando dicen: "¿Con qué autoridad haces estas cosas?" dudan del poder de Dios y quieren dar a entender que lo que hace lo ejecuta en virtud del poder de Satanás. Añaden además: "¿O quién es el que te dio este poder?" Negando terminantemente que sea hijo de Dios aquel que creen que no hace estas cosas por su propia virtud, sino en virtud de un poder extraño. El Señor podía muy bien refutar semejante calumnia con una respuesta terminante; pero pregunta con prudencia, para que ellos mismos se condenen con su silencio o con sus propias palabras. Prosigue: "Y Jesús respondió y les dijo", etc.
 
Teofiactus
Para dar a conocer que ellos siempre habían sido rebeldes al Espíritu Santo, y que no habían querido creer ni en Isaías, de quien no hacían ya memoria, ni en el Bautista, que hacía poco habían visto; por esto les presenta a su vez esta cuestión; manifestándoles que si no habían querido creer en el testimonio que les había dado de El San Juan, que era el mayor profeta que ellos habían conocido, ¿qué crédito podrían darle cuando les dijese la autoridad con que hacía estos prodigios?
 
San Eusebio
Pregunta acerca de San Juan Bautista, no de dónde era oriundo, sino de dónde había recibido el mandato del bautismo.
 
San Cirilo
Pero ellos no se avergonzaron de cejar ante la verdad; Dios, pues, había enviado a San Juan como la voz que clama: "Preparad los caminos del Señor". Temieron, por tanto, decir la verdad para que no se les contestase: "¿Por qué no le creísteis?" Y evitan vituperar al precursor, no por temor de Dios, sino del pueblo. Por esto sigue: "Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Si dijéramos que del cielo, dirá: ¿Por qué no habéis creído en él?"
 
Beda
Como diciendo: Aquel a quien confesáis que fue un profeta bajado del cielo, fue el que dio testimonio de mí; y de él habéis oído con qué poder hago yo estas cosas. Prosigue: "Y si dijéremos: de los hombres, nos apedreará todo el pueblo; porque estaban seguros de que el Bautista era un profeta". Vieron, pues, que de cualquier modo que respondiesen caerían en un lazo; temían ser apedreados, y más aún confesar la verdad. Prosigue: "Y respondieron que no sabían de dónde era". Como no quieren confesar lo que saben, son repelidos, de modo que el Señor no les dijo lo que sabía. Por esto sigue: "Jesús les contestó: Pues ni yo os digo con qué potestad hago estas cosas". Por dos causas debe ocultarse el conocimiento de la verdad a los que la inquieren, a saber, cuando el que la inquiere es incapaz de comprenderla, o cuando por odio o menosprecio de ella se hace indigno de que se le explique.
   
09-18
Y comenzó a decir al pueblo esta parábola: "Un hombre plantó una viña y la arrendó a unos labradores; y él estuvo ausente por muchos tiempos. Y en la vendimia envió uno de sus siervos a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña. Mas ellos le hirieron y le enviaron vacío. Y volvió a enviar a otro siervo. Mas ellos hirieron también a éste, y ultrajándolo lo enviaron vacío. Y volvió a enviar a otro tercero, a quien ellos del mismo modo hirieron y le echaron fuera, y dijo el señor de la viña: ¿Qué haré? enviaré a mi amado hijo: puede ser que cuando le vean le tengan respeto. Cuando le vieron los labradores, pensaron entre sí y dijeron: Este es el heredero: matémosle, para que sea nuestra la heredad. Y sacándole fuera de la viña le mataron. ¿Qué hará, pues, con ellos el dueño de la viña? Vendrá y destruirá estos labradores, y dará su viña a otros". Y como ellos lo oyeron, le dijeron: "Nunca tal sea". Y El mirándolos, dijo: "¿Pues qué es esto que está escrito? La piedra que desecharon los que edificaban, ésta vino a ser la principal de la esquina. Todo aquel que cayere sobre aquella piedra, quebrantado será: y sobre quien ella cayere, le desmenuzará". (vv. 9-18)
 
San Eusebio
Habiéndose reunido los jefes del pueblo judío dentro del mismo templo, para darles a conocer que sabía lo que harían contra El mismo, y que vendría sobre ellos la destrucción, les propuso esta parábola. Dice, pues: "Y comenzó a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña".
 
San Agustín, De cons. Evang. 2,70
San Mateo, para abreviar, pasó en silencio esta parábola, que refiere San Lucas, dirigida no sólo a los principales de los judíos que le preguntaron acerca de su poder, sino también al pueblo.
 
San Ambrosio
La mayor parte interpretan de distinto modo la palabra viña; pero Isaías dice claramente que la viña del Señor es la casa de Israel. ¿Quién sino Dios plantó esta viña?
 
Beda
Luego el hombre que plantó esta viña es el mismo que condujo los operarios a su viña, según otra parábola.
 
San Eusebio
Pero la parábola de que habla Isaías vitupera la viña; mas la parábola del Salvador no va contra la viña, sino contra sus colonos, de quienes se dice: "Y la dio a los colonos", esto es, a los ancianos del pueblo, a los príncipes de los sacerdotes, a los doctores y a todos los principales.
 
Teofiactus
O bien, todo hombre es la viña y también el cultivador de ella; porque cada uno de nosotros se cultiva a sí mismo. Habiendo quedado encomendada esta viña a sus cultivadores, se marchó el dueño de ella, esto es, los dejó para que la mejorasen a su arbitrio. Por esto sigue: "Y él estuvo ausente por mucho tiempo".
 
San Ambrosio
No porque el Señor se fuese de un lugar a otro, puesto que está presente en todas partes; sino porque está más presente a los que le aman, y ausente de los que le desprecian. Estuvo ausente mucho tiempo para que se viese que su exigencia no era inmediata, porque cuanto más indulgente es la liberalidad, tanto menos excusa admite la contumacia.
 
San Cirilo
El Señor se ausentó de su viña por espacio de muchos años; porque desde que se le vio bajar rodeado de fuego sobre el monte Sinaí no volvió a aparecer visiblemente su presencia ( Ex 19). No hubo, sin embargo, ningún intervalo en que no mandase Dios a sus profetas y a los justos que predicasen al pueblo. Por esto continúa: "Y con ocasión de la vendimia, envió uno de sus siervos a los labradores para que le diesen del fruto de la viña", etc.
 
Teofiactus
Dice del fruto de la viña, porque no quería recibir todo el fruto, sino sólo parte de él; porque ¿qué es lo que Dios gana de nosotros sino que le conozcamos, lo cual redunda también en utilidad nuestra?
 
Beda
Y con razón dijo fruto y no renta, porque nunca esta viña produjo renta ninguna. El primer siervo que Dios envió fue Moisés, quien por espacio de cuarenta años había estado exigiendo el fruto a los colonos; pero sufrió mucho por ellos, porque irritaron su espíritu. Por esto sigue: "Mas ellos le azotaron y le enviaron sin nada" ( Sal 77,32).
 
San Ambrosio
Sucedió, pues, que mandó a muchos otros, a quienes los judíos -de quienes nada pudieron sacar- los despidieron sin honor como inútiles. Por esto sigue: "Y volvió a enviar otro siervo".
 
Beda
Este siervo era David, el cual fue enviado para que excitase a la práctica de las buenas obras a los cultivadores de la viña, después de la promulgación de la ley, con la melodía de sus salmos. Pero en contra de todo esto dijeron: "¿Qué tenemos que ver con David? ( 1Re 12,16) ¿O qué herencia tenemos con el hijo de Isaí?" Por esto prosigue: "Mas ellos azotaron también a éste, y ultrajándole le enviaron sin nada". Pero no desistió aún por esto. Sigue, pues: "Y volvió a enviar a otro tercero". Por éste debe entenderse todo el coro de los profetas, quienes hablaron al pueblo con su perpetuo testimonio. Pero, ¿a cuál de los profetas no persiguieron? Por lo cual sigue: "A quien ellos del mismo modo hirieron y le arrojaron fuera". En estas tres clases de siervos se puede ver a todos los doctores de la ley, como lo manifiesta el Señor en otro lugar cuando dice: "Porque es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos".
 
Teofiactus
Habiendo sufrido todo esto los profetas, envió El a su Hijo. Sigue, pues: "Y dijo el señor de la viña: ¿Qué haré?"
 
Beda
Lo que el señor de la viña dice como dudando, no es por ignorancia -¿qué es lo que ignorará Dios Padre?- pero se expresa así para que se conserve independiente la voluntad humana.
 
San Cirilo
También el señor de la viña delibera consigo mismo sobre lo que hará, no porque careciese de auxiliares, sino porque después de haber intentado por todos los medios la salvación de los hombres, no contando nunca con la ayuda del pueblo, ideó otro mayor. Por esto dice a continuación: "Enviaré a mi amado hijo: acaso en cuanto le vean le respetarán".
 
Teofiactus
Dijo esto, no como ignorando que habían de tratar al Salvador peor que a los profetas, sino porque convenía que el Hijo fuese respetado por ellos; y si siendo contumaces se atreviesen a matarle, se mancharían con el más horrendo crimen. Para que no dijesen algunos que la presciencia divina había sido necesariamente la causa de su desobediencia, habla así en términos de duda.
 
San Ambrosio
Los pérfidos judíos, deseando que desaparezca el Hijo unigénito, o digámoslo así, el heredero que les había enviado, le mataron crucificándole y le arrojaron negándole. Por esto continúa: "Cuando los colonos le vieron venir pensaron entre sí y dijeron: Este es el heredero: matémosle, para que sea nuestra la heredad". El heredero es Jesucristo, y también el testador; heredero porque sobrevivió a su propia muerte y alcanzó de los testamentos que El mismo nos ha dado, la herencia que representa nuestro aprovechamiento.
 
Beda
El Señor prueba de una manera clara que los príncipes de los judíos no crucificaron al Hijo de Dios por ignorancia, sino por envidia. Comprendieron, pues, que El era de quien se había dicho en los salmos: "Te daré en herencia a todos los pueblos de la tierra" ( Sal 2,8). Sigue: "Sacándole de la viña, le mataron". Porque Jesús, para santificar al pueblo por su sangre, fue crucificado fuera de la puerta ( Heb 13,12).
 
Teofiactus
Y como anteriormente atribuímos al pueblo y no a Jerusalén el concepto de viña, puede decirse acaso con más propiedad que le mataron fuera de la viña, esto es, que el Señor padeció fuera de las manos del pueblo; porque el pueblo no le produjo la muerte con sus propias manos, sino entregándole a Pilato y a los gentiles. Algunos entienden por la viña la Sagrada Escritura; y no habiendo creído en ella, mataron al Señor; por esto se dice que fuera de la viña, esto es, fuera de la Escritura fue donde padeció el Señor.
 
Beda
O bien, una vez arrojado de la viña, fue muerto, porque primero fue rechazado del corazón de los fieles y después fue clavado en la cruz.
 
Crisóstomo
Debe considerarse como misericordia y no como indiferencia el que Jesucristo viniese después de los profetas; porque el Señor no precipita sus obras, sino que espera en virtud de su gran bondad; y si menospreciaron al Hijo que vino después de los siervos, con mucha más razón hubieran dejado de oírle antes. Los que no oían los preceptos más sencillos, ¿cómo obedecerían los otros mayores?
 
San Ambrosio
Muy oportunamente pregunta para que se condenen por su propia sentencia. Sigue, pues: "¿Qué hará con ellos el dueño de la viña?"
 
San Basilio, in Isai. 5 cap. 6
Habla así para hacer ver que los que se condenan no tienen nada que oponer a la evidencia de su derecho. Es propio de la divina misericordia no castigar sin oír, y amenazar primero llamando al arrepentimiento; por esto prosigue: "Vendrá y destruirá a estos labradores", etc.
 
San Ambrosio
Dice que vendrá el señor de la viña, porque en el Hijo está la misma majestad paterna, o porque en los últimos días se manifestará más patente en las cosas humanas.
 
San Cirilo
Fueron expulsados los príncipes de los judíos, porque se oponían a la voluntad del Señor, y tenían estéril la viña que les había confiado, por eso el cultivo de la viña fue confiado a los sacerdotes del Nuevo Testamento. Pero cuando los judíos comprendieron lo que esta parábola significaba, rechazan pasar por ello. Por lo que sigue: "Y como ellos lo oyeron, le dijeron: Líbrenos Dios". Y con todo no se hicieron mejores ahora por su pertinacia y desobediencia a la fe de Jesucristo.
 
Teofiactus
Parece que San Mateo refiere esto de otro modo diciendo que el Señor preguntó: "¿Qué hará con aquellos colonos de la viña?" ( Mt 21,40) Y que los judíos respondieron: "A los malos los perderá malamente". No hay, por tanto, contrariedad, porque sucedió una y otra cosa: primero ellos mismos pronunciaron aquella sentencia, y después, conociendo a dónde tendía aquella parábola, dijeron: "Líbrenos Dios", como refiere San Lucas.
 
San Agustín, De cons. Evang. 2,70
En aquella muchedumbre de que hablamos había algunos que preguntaban al Señor con malicia con qué poder hacía aquellos milagros; había también quienes no con malicia, sino con la intención más recta clamaban diciendo: "Bendito el que viene en el nombre del Señor" ( Mc 11,9), y éstos eran los que decían: Los perderá y dará su viña a otros. Esta frase, según parece, podía ser del mismo Dios, ya por la verdad que encerraba, ya por la unión de los miembros con su cabeza. En fin, otros -cuando así se les respondía- decían: Líbrenos Dios, porque comprendían que esta parábola se refería a ellos mismos.
Prosigue: "Pero El, mirándolos, dijo: ¿Qué es esto que está escrito: La piedra que desecharon los que edificaban vino a ser la piedra angular?".
 
Beda
Como diciendo: ¿Cómo puede cumplirse esta profecía, sino porque Cristo, reprobado y muerto por vosotros, debe ser predicado a los gentiles que han de creer en El para poder levantar así como sobre piedra angular un templo formado por uno y otro pueblo?
 
San Eusebio
Jesucristo también se llama piedra, desprendida sin emplear mano alguna, según la visión de Daniel 1, por su cuerpo terrestre y por haber nacido de una virgen; también era piedra, no de plata ni de oro, porque no era un rey glorioso, sino un hombre humilde y despreciado, por lo cual le habían rechazado los que edificaban.
 
Teofiactus
Le reprobaron los jefes de los judíos cuando dijeron: "Este no procede de Dios" ( Jn 9,16); pero El fue tan útil y escogido que se le ha puesto como piedra angular.
 
San Cirilo
La Sagrada Escritura ( 1Pe y Ef 2) le compara con un ángulo, por la unión de los dos pueblos, esto es, el de Israel y el gentil en una sola fe. Unió, por tanto, el Salvador a uno y otro pueblo en un hombre nuevo, reconciliándolos en un solo cuerpo con el Padre. Es, por tanto, la piedra de salvación el ángulo hecho por El; y esto es en daño de los judíos que no quieren admitir este encuentro espiritual.
 
Teofilacto
Hace mención de dos condenaciones o perdiciones de los judíos: una por su alma, porque se escandalizaron en Jesucristo. A esto se refiere cuando dice: "Todo aquel que cayere sobre aquella piedra, quebrantado será". Y otra de cautividad y exterminio por la piedra que menospreciaron; y así lo dice añadiendo: "Sobre quien caiga esa piedra le hará pedazos (o le lanzará al viento)". Y así fueron dispersados los judíos de Judea por todo el mundo, como las pajas de la era. Y obsérvese el orden de esto; porque primero fue el gran crimen que contra El cometieron, y después la justa venganza del Señor 2.
 
Beda
O de otro modo, el que es pecador y, sin embargo, cree en El, cae sobre la piedra y se quebranta, porque la penitencia le vuelve a la salud; pero aquél sobre el que caiga, esto es, sobre el que caerá porque le ha negado, le triturará como un vaso de barro en el que no queda un pedazo para beber un poco de agua. O bien habla de aquellos que caen sobre El y lo menosprecian ahora; aún no perecen en absoluto, sino que se quebrantan de modo que no marchan ya derechos; pero para aquellos sobre los cuales cae, vendrá sobre ellos en juicio desde el cielo con pena de perdición, y los aplastará para que queden como el polvo que barre el viento de la superficie de la tierra ( Sal 1,4).
 
San Ambrosio
También la viña es nuestra imagen. El labrador es el Padre omnipotente; la vid es Jesucristo y nosotros somos los sarmientos ( Jn 15). Con toda propiedad, pues, se llama viña de Cristo al pueblo; ya porque tiene sobre la frente la señal de la cruz, ya porque le recoge su fruto en la última estación del año, o ya también porque a semejanza del orden con que están plantadas las vides, pobres y ricos, siervos y señores, todos tendrán sin diferencia el mismo lugar en la Iglesia. Y así como la vid se adhiere a los árboles, así el cuerpo al alma. El labrador inteligente acostumbra a cavar y podar esta viña para que no sea demasiado frondoso su follaje, y una infructuosa jactancia de palabras no impida la madurez de su índole espiritual; y estando plantada esta viña en todo el mundo, la vendimia debe ser universal.
 
Beda, super Marc. 24
En sentido moral da a cada fiel la viña para que la cultive, cuando le confía el ejercicio del misterio del santo bautismo. Envía a un primer siervo, a un segundo y a un tercero, cuando se lee la ley, los salmos y los profetas. Pero el siervo enviado es ultrajado y maltratado cuando se desprecia o se blasfema la palabra de vida. Mata -en la forma que puede- al heredero enviado, el que rechaza al Hijo de Dios por el pecado ( Heb 6). Una vez perdido, el mal cultivador se entrega la viña a otro; porque el don de la gracia que desprecia el soberbio enriquece al humilde.
 
Notas
1. Alude al sueño de Nabucodonosor narrado en Dan 2,1ss, e interpretado por el profeta Daniel. Eusebio compara a Jesús con la piedra que sin intervención de manos, es arrojada sobre el ídolo de oro, plata, bronce y arcilla y lo destruye. Es decir; Jesucristo, llamado piedra, rompe los ídolos de los pecados y las malas intenciones.
2. Entiéndase por venganza ( vindicta en latín) no el cobrarse el desquite por parte de Dios, sino la consecuencia del gran pecado cometido por los judíos.
   
19-26
Y los príncipes de los sacerdotes y los escribas le querían echar mano en aquella hora, mas temieron al pueblo; porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola. Y acechándole, enviaron malsines que se fingiesen justos para sorprenderle en alguna palabra, y entregarle a la jurisdicción y potestad del presidente. Estos, pues, le preguntaron diciendo: "Maestro, sabemos que hablas y enseñas rectamente y que no tienes respeto a persona, sino que enseñas en verdad el camino de Dios: ¿nos es lícito pagar el tributo a César o no?" Y El, entendiendo la astucia de ellos, les dijo: "¿Por qué me tentáis? mostradme un denario, ¿cuya es la figura y el letrero que tiene?" "De César", le respondieron ellos. Y les dijo: "Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios". Y no pudieron reprender sus palabras delante del pueblo, antes maravillados de su respuesta, callaron. (vv. 19-26)
 
San Cirilo
Convenía, por tanto, que los jefes de los judíos, comprendiendo que la parábola se refería a ellos, se separasen de lo malo una vez instruidos acerca del porvenir; pero no teniendo en cuenta esto, buscan la ocasión de seguir obrando mal; por esto se dice: "Y los príncipes de los sacerdotes querían echarle mano", etc. No respetaron tampoco lo mandado en la ley, que dice: "No mates al inocente ni al justo" ( Ex 23,7). Pero el temor del pueblo detuvo su nefasto propósito. Sigue, pues: "Mas temieron al pueblo"; prefieren el temor humano al respeto divino. Cuál fue la causa de este propósito lo manifiesta cuando añade: "Porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola", etc.
 
Beda, ut sup
Y así, buscando ocasión de matarle, enseñaban que era verdad lo que había dicho en la parábola; porque El era el heredero cuya muerte injusta decía que había de ser vengada, y que aquellos colonos malvados eran los que buscaban ocasión para matar al Hijo de Dios. Lo mismo sucede todos los días en la Iglesia, cuando alguno que de hermano sólo tiene el nombre, o se avergüenza o teme atacar la unidad de la fe eclesial y de la paz que no ama por miedo a la multitud de los buenos. Y como los príncipes deseaban prender al Señor, no pudiendo hacerlo por sí mismos, se proponían conseguirlo por medio de sus allegados; por esto sigue: "Y acechándole enviaron espías", etc.
 
San Cirilo
Aparentaban ser ligeros pero eran astutos, olvidados de Dios que dice: "¿Quién es éste que quiere ocultarme sus pensamientos?" ( Job 42,2) Así, pues, van a Cristo, el Salvador de todos, como a un hombre cualquiera. Por esto sigue: "Para sorprenderle en alguna palabra".
 
Teofiactus
Habían preparado lazos al Señor pero se enredaron ellos mismos en ellos. Veamos su astucia: "Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que hablas y que enseñas con rectitud".
 
Beda, ed hieron, in Math
Pregunta suave y fraudulenta que le mueve a responder que teme a Dios más que al César. Sigue, pues: "Y que no tienes falsos respetos humanos, sino que enseñas en verdad el camino de Dios". Dicen esto para obligarle a que responda que no deben pagarse tributos, con objeto de que oyendo esto los ministros del rey, que según dicen los demás evangelistas también se encontraban allí, le prendiesen como autor de sedición contra los romanos; por esto le preguntan a continuación: "¿Nos es lícito pagar el tributo?", etc. Había, pues, una gran agitación en el pueblo, porque decían unos que debían pagarse los tributos por la seguridad y tranquilidad que los romanos mantenían para todos, mientras que los fariseos se oponían, diciendo que el pueblo de Dios no estaba obligado a someterse a las leyes humanas porque ya venía pagando los diezmos y primicias.
 
Teofiactus
Entendían, por tanto, que si decía ser conveniente pagar tributo al César, le acusaría el pueblo por querer sujetarle a la esclavitud, y si decía que no era lícito pagar el tributo, podrían presentarlo al gobernador como revolucionario. Pero se libró de estos lazos. Sigue, pues: "Y El, entendiendo la astucia, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Mostradme un denario: ¿de quién es la figura y el letrero que tiene?"
 
San Ambrosio
El Señor da a conocer aquí que debemos ser circunspectos cuando respondamos a los herejes o a los judíos, como había dicho ya por medio de San Mateo: "Sed prudentes como las serpientes" ( Mt 10,16).
 
Beda
Los que creen que la pregunta del Salvador es hija de la ignorancia aprendan en estas palabras qué es lo que pudo saber Jesús acerca de aquél cuya imagen se encontraba en la moneda; pero pregunta para responder oportunamente a los que le interrogaban. Sigue, pues: "Y respondieron ellos diciendo: Del César". No era César Augusto el representado en la moneda, sino Tiberio; porque todos los emperadores romanos desde el primero, Cayo César, venían llamándose Césares; por tanto, el Señor solventó la cuestión oportunamente con su respuesta. Sigue, pues: "Y les dice: Pues devolved al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".
 
Tito
Como diciendo: Me tentáis con las palabras, pues obedeced con obras; habéis sufrido el dominio del César, habéis aceptado lo que es de él; devolved, pues, el tributo a él y el temor a Dios; porque Dios no pide dinero, sino fe.
 
Beda
Pagad también a Dios lo que es de Dios; a saber, las décimas, las primicias, las ofrendas y víctimas.
 
Teofilacto
Y observemos que no dice dad, sino devolved, porque era esto una deuda. Tu príncipe te defiende de tus enemigos y te proporciona una vida tranquila. Tienes obligación por ello de pagarle el tributo. Además recibes de él lo que le ofreces, a saber, esta moneda; debes, por tanto, devolver al rey la moneda de los reyes. Dios también te concede la inteligencia y la razón. Devuélveselas para no hacerte semejante a las bestias, sino como el que obra siempre conforme a la razón.
 
San Ambrosio
Por tanto, si no quieres estar sujeto al César, renuncia a las cosas que son del mundo. Y dice con mucha oportunidad y en primer término que debe darse al César lo que es suyo; porque nadie puede ser del Señor si no renuncia primero al mundo. ¡Qué gran responsabilidad la de prometer a Dios y no cumplirle lo prometido! Mayor es la obligación que impone la fe que la que impone el dinero.
 
Orígenes, in Lucam hom. 39
Este pasaje tiene también un sentido místico. En el hombre hay dos imágenes: una que recibió de Dios según está escrito en el Génesis: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza", y la otra del enemigo, la que recibió por su desobediencia y su pecado cuando fue engañado por el príncipe de este mundo y seducido por sus halagos, porque así como el dinero lleva el retrato de los emperadores del mundo, así el que hace obras propias del príncipe de las tinieblas, lleva la imagen de aquél cuyas obras hace. Dice, pues: "Devolved al César lo que es del César", esto es, desechad la imagen terrena para que con la celestial podáis devolver a Dios lo que es de Dios, es decir, para que amemos a Dios, etc. Esto es lo que Dios exige de nosotros, como dice Moisés. Dios nos pide no porque tenga necesidad de que le demos algo ( Dt 10,2); sino para devolvernos en la salvación lo mismo que le hayamos dado.
 
Beda
Los que debían haber creído quedaron admirados ante una sabiduría tan grande que no dejaba lugar a la astucia de sus intrigas. Por esto sigue: "Y no pudieron refutar sus palabras delante del pueblo; por el contrario, maravillados de su respuesta, callaron".
 
Teofilacto
Se habían propuesto principalmente refutarlo delante del pueblo, y no pudieron conseguirlo en virtud de su contestación sapientísima.
   
27-40
Además se llegaron algunos de los saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron. Diciendo: "Maestro: Moisés nos dejó escrito: si muriese el hermano de alguno teniendo mujer, y sin dejar hijos, que se case con ella el hermano y levante linaje a su hermano. Pues eran siete hermanos, y tomó mujer el mayor y murió sin hijos; y la tomó el segundo, y murió también sin hijos; y la tomó el tercero. Y así sucesivamente todos siete, los cuales murieron sin dejar sucesión. Y a la postre de todos murió también la mujer. ¿Pues en la resurrección, de cuál de ellos será la mujer? pues todos siete la tuvieron por mujer". Y Jesús les dijo: "Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento; mas los que serán juzgados dignos de aquel siglo, y de la resurrección de los muertos, ni se casarán, ni serán dados en casamiento. Porque no podrán ya más morir, por cuanto son iguales a los ángeles, e hijos son de Dios cuando son hijos de la resurrección. Y que los muertos hayan de resucitar lo mostró también Moisés cuando junto a la zarza llamó al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y no es Dios de muertos, sino de vivos; porque todos viven en El". Y respondiendo algunos de los escribas, le dijeron: "Maestro, bien has dicho". Y no se atrevieron a preguntarle ya más. (vv. 27-40)
 
Beda, ut sup
Había dos clases de herejías entre los judíos: la de los fariseos, que preferían la rectitud de las tradiciones -y por esto el pueblo los llamaba divididos-; y la otra de los saduceos, que quiere decir justos, atribuyéndose lo que no eran. Cuando se marcharon los primeros, vinieron los segundos a tentarle; por esto sigue: "Además se llegaron algunos de los saduceos", etc.
 
Orígenes
La herejía de los saduceos no sólo niega la resurrección de los muertos, sino que además dice que el alma muere con el cuerpo. Estos, poniendo asechanzas al Salvador, le propusieron esta cuestión precisamente en el tiempo en que le oyeron hablar a sus discípulos acerca de la resurrección. Por esto sigue: "Y le preguntaron diciendo: Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si muriese el hermano de alguno teniendo mujer, pero sin dejar hijos", etc.
 
San Ambrosio
Según la letra de la ley, era obligada a casarse la viuda, aun contra su voluntad, para que el hermano del difunto suscitase su descendencia; pero el espíritu de la ley enseña la castidad.
 
Teofiactus
Los saduceos, apoyándose en este débil fundamento, no creían en la doctrina de la resurrección. Como opinaban que la vida después de la resurrección sería carnal, se engañaban; y por tanto, censurando el dogma de la resurrección como imposible, fingen esta narración diciendo: "Pues eran siete hermanos", etc.
 
Beda, ut sup
Inventaron esta fábula para tildar de locos a los que dicen que es verdad la resurrección de los muertos. Oponen, por tanto, la torpe invención de esta fábula para negar la verdad de la resurrección; por esto añaden: "Pues en la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer?", etc.
 
San Ambrosio
En sentido espiritual esta mujer es la sinagoga, que tuvo siete maridos, como se dice de la samaritana: "Cinco maridos has tenido" ( Jn 4,18); porque los samaritanos admitían únicamente los cinco libros de Moisés, mientras que la sinagoga admitía siete especialmente; y de ninguno de ellos obtuvo hijos a causa de su perfidia. Y no pudo tener parte con sus maridos en la resurrección porque dio un sentido carnal al precepto espiritual; porque no se le anunció un hermano carnal, que suscitase la descendencia de su hermano difunto, sino aquel hermano que, una vez muerto el pueblo de los judíos, tomase para sí como esposa a la sabiduría del divino culto, y suscitara de ella una descendencia en los apóstoles, los que habiendo quedado todavía informes en las entrañas de la sinagoga, como reliquias de los difuntos judíos, merecieron ser conservados, en virtud de la elección de la gracia, por la mezcla de una nueva semilla.
 
Beda
Estos siete hermanos pueden representar a los réprobos que viven estériles de las buenas obras por toda la vida de este mundo, que es una revolución de siete días, sobre los cuales, pasando de unos a otros la muerte, acabará hasta el último de ellos su vida mundana como mujer infecunda.
 
Teofiactus
Manifestando el Señor que después de la resurrección no habrá vida material, destruyó sus doctrinas y su frágil fundamento; por esto sigue: "Y Jesús les dijo: Los hijos de este siglo se casan", etc.
 
San Agustín, De quaest. evang. 2,49
Porque los casamientos se hacen para tener hijos; los hijos vienen por la sucesión, y la sucesión por la muerte; por tanto, donde no hay muerte no hay casamientos; y así dice: "Mas los que serán juzgados dignos", etc.
 
Beda
Lo cual no debe entenderse de tal modo que creamos que únicamente resucitarán los que sean dignos o los que no se casen, sino que también resucitarán todos los pecadores, y no se casarán en la otra vida. Además, el Señor, para excitar nuestras almas a que busquen la resurrección gloriosa, no quiso hablar más que de los elegidos.
 
San Agustín, ut sup
Así como nuestra palabra se forma y perfecciona con sílabas que se siguen y suceden, así los mismos hombres de quienes es la palabra, siguiéndose y sucediéndose, hacen y perfeccionan el orden de este siglo, que es el tejido de la hermosura temporal de las cosas. Mas como la palabra de Dios, de que gozaremos en la otra vida, no se compone de una continuación o sucesión de sílabas puesto que todo en El es permanente y uniforme, así los que participen de El, para quienes será la vida, ni faltarán muriendo ni aumentarán naciendo, como sucede ahora respecto de los ángeles. Sigue, pues: "Son iguales a los ángeles".
 
San Cirilo
Así como hay una multitud grande de ángeles que no se aumenta por generación sino por creación, así para los que resuciten no habrá necesidad de ulteriores nupcias. Por esto dice: "Y son hijos de Dios", etc.
 
Teofiactus
Como diciendo: Dios es quien obra en la resurrección; por tanto, se llamarán hijos de Dios los que sean regenerados por la resurrección; nada carnal se verá en la regeneración de los que resuciten; ni coito, ni matriz, ni parto.
 
Beda
Serán iguales a los ángeles y a los hijos de Dios, porque renovados por la gloria de la resurrección, sin miedo alguno a la muerte, sin mancha de corrupción y sin ninguna circunstancia de la vida material, gozarán de la presencia constante de Dios.
 
Orígenes
Pero como el Señor dice por medio de San Mateo esta palabra omitida aquí: "Erráis desconociendo las Escrituras" ( Mt 22,29), por ello os pregunto: ¿en dónde está escrito que no se casan ni se casarán? Planteo la cuestión de dónde está escrito que ni se casarán ni serán dados en casamiento. Y según yo creo, no se ha hallado nada semejante en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. Pero todo su error -de los saduceos- se introdujo por la lectura de la Escritura que no entienden, porque dice Isaías: "Mis escogidos no tendrán hijos para maldición" ( Is 65,13), etc. Por esto creen que habrá de suceder esto en la resurrección. San Pablo, interpretando todas estas bendiciones en sentido espiritual, y sabiendo que no eran carnales, dice a los de Efeso: "Nos has bendecido con toda bendición espiritual" ( Ef 1,3).
 
Teofiactus
También el Señor añadió a la razón ya dicha el testimonio de la Escritura, diciendo: "Y que los muertos hayan de resucitar lo manifestó Moisés, cuando junto a la zarza le dijo el Señor: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob". Como si dijera: Si los patriarcas volviesen a la nada, y no viviesen en Dios con la esperanza de la resurrección, no hubiese dicho "Yo soy", sino "yo había sido"; porque cuando hablamos de cosas pasadas o que no existen, decimos: Yo era dueño de aquella cosa; así que, cuando dice ahora: Yo soy, da a conocer que El es Dios y el Señor de los vivos, como demuestran además estas palabras: "Y no es Dios de muertos, sino de vivos, porque todos viven en El". Por tanto, aunque hayan muerto, viven en El con la esperanza de resucitar.
 
Beda
O bien dice esto para deducir, una vez probada la existencia de las almas después de la muerte -lo que negaban los saduceos- la resurrección de los cuerpos que han obrado bien o mal en unión con las almas. En efecto, es verdadera vida la de los justos que viven en Dios aun cuando mueran en cuanto al cuerpo. Para probar la verdad de la resurrección pudo emplear ejemplos más evidentes de los profetas; pero los saduceos únicamente admitían los cinco libros de Moisés, despreciando los oráculos de los profetas.

Crisóstomo
Como los santos llaman suyo al Señor del Universo, no menoscabándole su dominio, sino manifestando su propio afecto, a manera de los que se aman, que no quieren amar con muchos sino expresar cierta predilección singular y especial; así Dios se llamaba especialmente su Dios, no coartando su dominio sino ampliándole; porque la multitud de los súbditos no manifiesta este dominio tanto como la virtud de sus servidores. Por tanto, el Señor no se goza tanto cuando se le llama el Dios del cielo y de la tierra, como cuando se le llama el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Y así como entre los mortales ciertamente los criados son llamados por el nombre de sus señores -como arrendatario de tal señor-, Dios se llama, en sentido contrario Dios de Abraham.
 
Teofiactus
Refutados los saduceos, los escribas, como enemigos suyos, defienden a Jesús. Por esto sigue: "Respondiendo algunos de los escribas, le dijeron: Maestro, bien has dicho".
 
Beda
Y como vieron refutados sus sofismas no volvieron a preguntarle ya más, sino determinaron prenderle y entregarle al poder de los romanos. De lo cual se desprende que puede ocultarse el veneno de la envidia, pero que es difícil hacerle desaparecer.
   
41-44
Y El les dijo: "¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David? Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha. Hasta que ponga a tus enemigos por peana de tus pies. Luego David le llama Señor, ¿pues cómo es su hijo?" (vv. 41-44)
 
Teofiactus
Aun cuando el Señor había de sufrir pronto los tormentos de su pasión, predica su propia divinidad, no con audacia ni con arrogancia, sino con modestia; porque les pregunta, y llevándolos a la duda, les permite que raciocinen acerca de la consecuencia; por esto les decía: "¿Cómo dicen que Cristo es hijo de David?", etc.
 
San Ambrosio, in Lucam l. 10
No son reprendidos en este lugar porque le confiesen hijo de David, puesto que aquel ciego, confesándole hijo de David, mereció la salud. Y cuando los niños decían: "Hosanna al hijo de David" ( Mt 1,9), ofrecían al Señor la gloria de su excelsa proclamación; pero son reprendidos porque no creen en el Hijo de Dios; por esto añade: "Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor" ( Sal 109). Así, el Padre es Señor y el Hijo es Señor; pero no son dos señores, sino un solo Señor, porque el Padre está en el Hijo y el Hijo en el Padre; El mismo está sentado a la diestra del Padre; porque siendo igual a El no puede ser segundo suyo. Sigue, pues: "Siéntate a mi derecha". No se le da la preferencia porque se sienta a la derecha, ni sufre menoscabo porque se le manda; no hay grado de dignidad donde está la plenitud de la divinidad.
 
San Agustín, De simbolo 2,7
No debe entenderse la palabra sentado por nuestra posición en virtud de los miembros humanos, como si el Padre estuviese a la izquierda y el Hijo a la derecha; sino que la derecha expresa la igualdad del poder, que recibió aquel hombre asumido por Dios para que venga a juzgar después de haber venido para ser juzgado.
 
San Cirilo
Al estar sentado a la diestra del Padre demuestra su gloria suprema, porque es igual la majestad de aquéllos cuyo trono es igual; y el estar sentado significa en Dios su reino y todo su poder. Está sentado, pues, a la derecha de Dios Padre, porque el Verbo, consustancial al Padre no perdió al hacerse hombre la dignidad divina.
 
Teofiactus
Manifiesta luego que no es adversario del Padre, sino que concuerda con El, puesto que el Padre rechaza a sus adversarios. Sigue, pues: "Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies".
 
San Ambrosio
Por lo tanto debemos creer que Jesucristo es Dios y hombre, cuyos enemigos son sometidos por el Padre, no porque el Hijo no tenga poder bastante, sino por la unidad de su naturaleza, porque uno obra en el otro; puesto que también el Hijo somete los enemigos al Padre, porque el Padre le glorifica en la tierra ( Jn 17).
 
Teofiactus
Pregunta El, pues, y haciéndoles dudar los deja deducir lo que debe entenderse. Por esto añade: "Luego David le llama Señor, ¿pues cómo es su hijo?".
 
Crisóstomo
David es padre y siervo de Cristo; lo primero según la carne, lo último según el espíritu.
 
San Cirilo
Por tanto, nosotros presentamos esta dificultad a los nuevos fariseos, que no quieren confesar al que ha nacido de la Santísima Virgen, ni como verdadero Hijo de Dios, ni como Dios, sino que le dividen en dos personas; pues a éstos preguntamos: ¿Cómo el hijo de David es su Señor, y no por dominio humano, sino divino?
   
45-47
Y oyendo todo el pueblo, dijo a sus discípulos: "Guardaos de los escribas que quieren andar con ropas talares, y gustan de ser saludados en las plazas, y de las primeras sillas en las sinagogas, y de los primeros asientos en los convites: Que devoran las casas de las viudas, pretextando larga oración. Estos recibirán mayor condenación". (vv. 45-47)
 
Crisóstomo
Ninguna cosa hay más fuerte que lo que enseñan los profetas, puesto que dice más que los mismos hechos; porque cuando Jesucristo hacía milagros, lo contradecían muchas veces, pero cuando citaba alguna profecía, callaban, porque no tenían qué contestar. Y cuando ellos callaban, Jesucristo les argüía; por esto dice: "Y oyéndolo todo el pueblo, dijo a sus discípulos".
 
Teofiactus, super cavete a fermento pharisaeorum
Como enviaba a sus discípulos para que enseñasen a todo el mundo, les advierte que no deben imitar la ambición de los fariseos. Por esto sigue: "Guardáos de los escribas que quieren andar con largas vestiduras".
 
Beda
Esto es, que van vestidos con mucho esmero cuando se presentan en público, circunstancia que se considera como uno de los pecados del rico.
 
San Cirilo
Las pasiones de los escribas eran el deseo de la vanagloria y de la ganancia. Para que sus discípulos evitasen tales faltas, los amonesta diciendo: "Y gustan de ser saludados en las plazas".
 
Teofiactus
Lo cual equivale a buscar la buena fama que desean los aduladores y pretendientes. También hacen esto con el fin de amontonar riquezas.
Prosigue: "Y de las primeras sillas en las sinagogas".
 
Beda
No prohibe que se sienten en las primeras sillas o a la mesa aquellos a quienes corresponde por razón de su dignidad, pero dice que se guarden de los que desean esto indebidamente; no reprendiendo así la autoridad sino el deseo; aun cuando no carezcan de culpa los que desean tomar parte en los litigios del foro, a la vez que apetecen ser llamados maestros de las sinagogas. Se nos ordena evitar todo trato con los amantes de la vanagloria por dos razones: para que no seamos engañados por su hipocresía creyendo que es bueno lo que hacen, y para que no nos llenemos de envidia con su ejemplo viendo que se alegran de ser alabados por las buenas acciones que ellos afectan. No sólo desean las alabanzas de los hombres, sino también sus riquezas. Prosigue: "Que devoran las casas de las viudas, pretextando larga oración". Los que afectan ser justos y de gran mérito delante de Dios no tienen reparo alguno en recibir dinero de los débiles y de los que tienen perturbada la conciencia, como si fuesen sus defensores en el juicio que ha de venir.
 
Crisóstomo
Gastando también los bienes de las viudas, las reducen a la pobreza, no comiendo cualquier cosa, sino devorándolas y empleando la oración para sus maldades, lo cual hace que sean dignos de mayor castigo; por esto sigue: "Estos recibirán mayor condenación".
 
Teofiactus
Porque no sólo obran mal, sino que también hacen sus oraciones y practican la virtud para excusar su mal proceder. Empobrecen a las viudas, de quienes debían compadecerse, obligándolas a que los retribuyan por su asistencia.
 
Beda
Y como esperan de los hombres alabanzas y dinero, serán castigados con mayor condenación.