CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO


01-07

Seis días después tomó Jesús consigo a Pedro, y a Santiago y a Juan, condújolos solos a un elevado monte, en lugar apartado, y se transfiguró en presencia de ellos: de forma que sus vestidos aparecieron resplandecientes y de un candor extremado como la nieve, tan blancos que no hay lavandero en el mundo que así pudiese blanquearlos. Al mismo tiempo se les aparecieron Elías y Moisés, y estaban conversando con Jesús. Y Pedro, tomando la palabra, dijo a Jesús: "¡Oh Maestro! bueno será quedarnos aquí: hagamos tres pabellones, uno para Ti, otro para Moisés y otro para Elías". Porque él no sabía lo que se decía, por estar todos sobrecogidos del pasmo. En eso se formó una nube que los cubrió, y salió de esta nube una voz que decía: "Este es mi Hijo carísimo: escuchadle a El". Y mirando luego a todas partes, no vieron consigo a nadie más, sino a sólo Jesús. (v. 1-7)
 
Pseudo-Jerónimo
Después de la confirmación de la Cruz se muestra la gloria de la Resurrección, para que no temieran el oprobio de la cruz aquéllos que con sus ojos habían de ver la gloria de la futura resurrección, y así dice: "Seis días después", etc.
 
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, 56,1
Aunque San Lucas dice: "Ocho días después", no hay contradicción en esto, porque contó el día en que dijo Cristo lo que queda expuesto y el día en que tomó consigo a sus discípulos. Los tomó, pues de allí a seis días, para que más inflamado su deseo en este espacio de tiempo considerasen solícita y atentamente lo que veían.
 
Teofilacto
Tomó, pues, consigo las tres eminencias de los apóstoles: San Pedro que le ama y le confiesa, San Juan el discípulo amado y Santiago el teólogo elocuente, al que mandó matar Herodes deseando complacer a los judíos que no podían sufrirle por esta cualidad.
 
Pseudo-Crisóstomo
No les manifiesta su gloria en una casa, sino en un elevado monte, puesto que convenía la elevación de un monte para manifestar la elevación de su  gloria.
 
Teofilacto
Los lleva a un sitio retirado, porque lo que debía revelarles eran misterios. La transfiguración se debe entender, no como un cambio de figura, la cual siguió siendo la misma, sino como una adición de cierto esplendor inexplicable.
 
Pseudo-Crisóstomo
Por esto no debemos suponer que en el reino de Dios se transformen las figuras del Salvador, ni de los que le semejan en esplendor, sino que irán revestidas de este esplendor.
 
Beda, in Marcum, 3,27
Transfigurado el Salvador, no perdió su sustancia corporal, sino que mostró la gloria de la futura resurrección suya o nuestra. El que así apareció a los Apóstoles, así aparecerá después del juicio a todos los elegidos.
"De forma que sus vestidos aparecieron resplandecientes", etc.
 
San Gregorio Magno, Moralia, 32, 6
Porque en la altura de la claridad superior se le unirán los que brillan por su justicia, indicando con el nombre de vestidos a los justos, que unirá consigo. "Al mismo tiempo se les aparecieron Elías", etc.
 
San Juan Crisóstomo, homilia in Mattaeum, hom. 56, 1
El Señor hace aparecer a Moisés y a Elías. Al primero, porque diciendo la gente que Cristo era Elías, o uno de los profetas, manifestaba así a sus discípulos la diferencia que había entre el Señor y sus siervos; y a los dos juntos porque, acusándole los judíos de transgresor de la ley y juzgándole blasfemo porque se atribuía la gloria de su Padre, convenía que se mostrasen unidos a El, Moisés como legislador y Elías como celoso defensor de la gloria de Dios, lo que no hubiera hecho si fuera El contrario a Dios y a la ley. Y para que viesen que tenía potestad sobre la vida y la muerte mostró a su lado a Moisés, que había muerto, y a Elías que aún no había llegado a morir. Significó así también que la doctrina de los profetas fue una iniciación a la doctrina de la ley de Cristo. Igualmente significó la unión del Nuevo y Antiguo Testamento, porque los apóstoles se unieron en la resurrección con los profetas y ambos saldrán al encuentro al Rey de todos.
"Y Pedro dijo a Jesús: ¡Oh Maestro! bueno será quedarnos aquí", etc.
 
Beda, in Marcum, 3, 27
Si la transfiguración de Cristo y la compañía de los dos santos, vistas un solo instante, deleitan de tal modo a Pedro que para que no desaparezcan quiere brindarles su hospitalidad, ¿cuánta no será la felicidad de la contemplación perpetua de la Divinidad en medio de los coros de los ángeles? "Porque él no sabía lo que decía, continúa". Aunque Pedro no sabe lo que dice, sobrecogido de pasmo en su humana fragilidad, da un indicio, sin embargo, del vivo sentimiento que le embarga. No sabía lo que decía, porque había olvidado que el reino de Dios había sido prometido a los santos no en un lugar de la tierra, sino en los cielos y no recordaba que ni él ni los demás apóstoles podían subir al estado de la vida inmortal envueltos como estaban todavía en carne mortal. Y no pensaba además que en el cielo, mansión del Padre, no es necesaria la mano del hombre para edificar casa. Aun hoy mismo la ignorancia llega al punto de que algunos deseen hacer un tabernáculo para la ley, otro para los profetas y otro para el Evangelio, cuando son cosas que de ningún modo pueden separarse.
 
San Juan Crisóstomo
Pedro tampoco entendió que el Señor había obrado su transfiguración para demostrar su verdadera gloria, ni que el espíritu de Moisés no estaba reunido aún con su cuerpo, y en fin, que hacía esto para enseñar a los hombres, siendo muchos los que habían de salir de la multitud para ir a morar en los desiertos. "Por estar todos sobrecogidos del pasmo". Este temor nacía por que del estado ordinario se había elevado su espíritu a un estado mejor, porque exteriormente veía a Moisés y a Elías, pero le embargaba cierto afecto divino, como si aquella visión celestial la separase del sentimiento humano.
 
Teofilacto
O de otro modo: Temiendo Pedro bajar del monte, porque sabía ya que Cristo debía ser crucificado, dijo: "Bueno será quedarnos aquí", y no bajar allá en medio de los judíos. Si ellos vienen furiosos contra ti, tenemos a Moisés, que combatió a los egipcios, y a Elías, que hizo bajar fuego del cielo y que destruyó a cincuenta hombres.
 
Orígenes, in Matthaeum, 12, 40
San Marcos dice de motu proprio: "No sabía, pues, lo que decía". Aquí es de considerar que acaso hablaba así movido por algún extraño espíritu, aquél quizás que quiso, en cuanto a sí mismo, poner la piedra del escándalo delante de Cristo, para que se alejase de la Pasión saludable a todos los hombres y para que obrando él mismo aun con seducción, no condescendiese el Señor con los hombres, ni viniese a ellos, ni por ellos recibiese la muerte.
 
Beda, in Marcum, 3, 27
Después de pensar en un tabernáculo material, Pedro recibió abrigo en una nube, con lo cual se le enseñó que en la resurrección seremos protegidos, no por el techo de una casa, sino por la gloria del Espíritu Santo. "En esto, prosigue, se formó una nube que los cubrió". Pero como han hecho una pregunta imprudente, no mereciendo respuesta del Señor, es el Padre quien responde por el Hijo. "Y salió de esta nube una voz que decía: Este es mi Hijo", etc.
 
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, 57, 3
Como el Señor acostumbra aparecer en una nube, sale en efecto de una nube la voz, a fin de que se la tome por la voz de Dios. En las palabras: "Este es mi Hijo carísimo", se manifiesta que es una sola la voluntad del Padre y del Hijo, y que, excepto la generación, ambos son uno mismo.
 
Beda, in Marcum, 3, 27
Muestra Dios Padre a los discípulos que deben de oír al Verbo hecho carne, a quien Moisés predijo ( Dt 18) que debía oír, todo el que quisiera salvarse cuando viniera en carne mortal. "Y mirando luego a todas partes no vieron consigo a nadie más", etc. Y para que no se creyese que aquella voz, que designaba al Hijo, era la de los siervos, éstos desaparecieron al punto.
 
Teofilacto
En sentido místico, esto significa que después de la consumación de este mundo -que fue hecho en seis días-, si somos sus discípulos Jesús nos llevará consigo al alto monte, esto es, al Cielo, y entonces veremos su singular gloria.
 
Beda, in Marcum, 3,27
Con razón se considera en los vestidos del Señor a sus santos, los cuales brillarán con una nueva blancura, debiendo entenderse por lavandero aquél a quien se dirige el salmista cuando dice: "Lávame todavía más de mi iniquidad, y límpiame de mi pecado" ( Sal 50,4), porque no puede dar en la tierra a sus fieles la claridad que reserva para ellos en el Cielo.
 
Remigio, in Matthaeum
O bien se designa con el lavandero a los santos predicadores, de las que ninguna puede existir en esta vida sin que el pecado manche su blancura y es en la resurrección futura en que serán purificados los santos de toda mancha de pecado. Dios los hará entonces como no puede hacerlos en este mundo la penitencia corporal, ni la doctrina, ni el ejemplo de los predicadores.
 
San Juan Crisóstomo, homilia in Marcum, hom., 10
O los vestidos blancos son los escritos evangélicos y apostólicos cuya claridad no admite término de comparación, ni pudo igualar ninguno de los expositores.
 
Orígines, in Matthaeum, 12, 39
O acaso debemos considerar moralmente como lavanderos sobre la tierra a los sabios del siglo que creen embellecer sus necios pensamientos y falsos dogmas con el brillo de su ingenio. Pero con todo su arte no podrán nunca hacer nada semejante a aquella palabra que revela el esplendor de los pensamientos espirituales a los que no conocen las Escrituras.
 
Beda, in Marcum, 3, 27
Moisés y Elías, muerto el uno ( Dt 34), y arrebatado el otro a los cielos ( 2Re 2), significan la gloria futura de todos los santos, los cuales, en el día del juicio, ya sea que vivan todavía, ya sea que resuciten, han de reinar en el cielo juntamente con El.
 
Teofilacto
O bien esto significa que veremos en la gloria a la ley y a los profetas conversando con El, esto es, que veremos conforme a la realidad lo dicho por Moisés y los demás profetas, y oiremos la voz del Padre que nos revela a su Hijo, diciendo: "Este es mi Hijo", a la sombra de la nube, es decir, del Espíritu Santo, que es la fuente de la sabiduría.
 
Beda, in Marcum, 3, 27
Es de notar que, en la glorificación del Señor en el monte se declara todo el misterio de la Santísima Trinidad, así como se había declarado en el bautismo en el Jordán, porque veremos y alabaremos en la resurrección la misma gloria que confesamos en el bautismo. Y no en vano el Espíritu Santo, que apareció allí bajo la figura de una paloma, aparece aquí en una nube brillante, porque el que ahora guarda con sencillo corazón la fe que recibió, contemplará entonces con toda claridad el objeto de su fe. En el momento, pues, en que sonó esta voz sobre el Hijo, se encontró solo, porque, cuando se manifieste a los elegidos, será Dios en todo para todo ( 1Cor 15), o más bien brillará Cristo en todo con los suyos, como la cabeza con el cuerpo.

08-12

Y cuando bajaban del monte, les ordenó que a ninguno contasen lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiese resucitado de entre los muertos. En efecto, guardaron en su pecho el secreto: bien que andaban discurriendo entre sí qué querría decir con aquellas palabras: cuando hubiese resucitado de entre los muertos. Y le preguntaron: "¿Pues cómo dicen los escribas y fariseos que ha de venir primero Elías?" Y El respondió: "Elías realmente ha de venir antes de mi segunda venida, y restablecerá entonces todas las cosas; y como está escrito del Hijo del hombre, ha de padecer mucho y ser vilipendiado. Si bien os digo que Elías ha venido ya en la persona del Bautista, y han hecho con él todo lo que les plugo, según estaba ya escrito". (vv. 8-12)
 
Orígines, in Matthaeum, 3
Después del misterio manifestado en el monte, mandó Jesús a sus discípulos al bajar que a nadie contasen de su transfiguración antes de la gloria de su pasión y resurrección. "El cual, así que bajaban del monte, les ordenó", etc.
 
San Juan Crisóstomo, homilia in Mattaeum, hom., 56, 3
No les manda sencillamente callar, sino que, insinuándoles su pasión, insinúa la causa por la que deben callar.
 
Teofilacto
Para que los hombres no se escandalicen oyendo contar cosas tan gloriosas de Cristo, a quien iban a ver crucificar. No convenía, pues, decir de Cristo antes de su pasión lo que después de la resurrección se creería mejor.
Pseudo-Crisóstomo
Ignorando el misterio de la resurrección, y recordando la palabra que la anunciaba, disputaban a veces entre ellos. Y por esto dice: "En efecto, guardaron en su pecho el secreto", etc.
 
Pseudo-Jerónimo
Esto, que es de San Marcos, significa que, cuando sea absorbida la muerte en la victoria, no se recordará ya lo antiguo.
"Y le preguntaron: ¿Pues cómo dicen los fariseos?", etc.
 
San Juan Crisóstomo
Parece que la intención de los discípulos en esta pregunta debía ser la siguiente: Hemos visto contigo a Elías y te hemos visto antes que a él, pero los escribas dicen que Elías debe venir antes y por tanto creemos que han mentido.
 
Beda, in Marcum, 3, 27
O bien: juzgan los discípulos que la transformación gloriosa de Cristo era la que habían visto en el monte y dicen: Si has venido ya en tu gloria, ¿cómo es que no aparece tu precursor? Idea que afirmaba la desaparición de Elías que habían presenciado.
 
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. 58
Lo que contestó Cristo aparece por lo que sigue: "Y El les respondió: Elías ha de venir", etc. De este modo manifiesta que Elías vendrá antes de la segunda venida, puesto que las Escrituras anuncian dos venidas, una realizada ya y otra que se realizará, y el Señor señala a Elías por precursor de la segunda venida.
 
Beda, in Marcum, 3, 27
El restablecerá entonces todas las cosas, es decir, las cosas de que habla Malaquías en estas palabras: "He aquí que yo os enviaré a mi profeta Elías para que vuelva el corazón de los padres hacia los hijos, y el de los hijos hacia sus padres" ( Mal 4,5-6).
 
Teofilacto
Dice el Señor esto para refutar la opinión de los fariseos, que decían que Elías debía ser el precursor de la primera venida, cuya aseveración ofrece inconvenientes. "Y como está escrito", etc. -añade- lo cual equivale a: Elías Tesbita pacificará a los judíos cuando venga y los llevará a la fe, siendo de este modo el precursor de la segunda venida. Pero si él es precursor de la primera venida, ¿cómo es que está escrito que el Hijo del hombre debe padecer? Porque una de dos: o Elías no es el precursor de la primera venida y entonces son verídicas las Escrituras, o es precursor de ella, en cuyo caso no son verídicas éstas, que dicen que conviene que padezca el Cristo y que Elías restablecerá todas las cosas, no debiendo permanecer incrédulo ningún judío, puesto que todos los que le oigan creerán en su palabra.
 
Beda
O bien: como está escrito, esto es, así como los profetas escribieron muchas cosas diversas sobre la pasión de Cristo, del mismo modo cuando venga Elías tendrá que padecer mucho y será despreciado por los impíos.
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom., 58
Así como el Señor afirmó que Elías será el precursor de la segunda venida, así también afirmó que San Juan lo había sido de la primera. "Si bien os digo, añade, que Elías ha venido ya".
 
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom., 58.
Llama Elías a Juan, no porque fuera Elías en persona, sino porque llenaba el ministerio de él, y porque ha sido el precursor de la primera venida como Elías lo será de la segunda.
 
Teofilacto
San Juan reprendía, estaba lleno de celo y era ermitaño como Elías; pero sin embargo no le escucharon, como escucharán a Elías y cortándole la cabeza le mataron en un abominable juego. "Y han hecho con él todo lo que quisieron", etc.
 
Pseudo-Crisóstomo
O bien: preguntaban los discípulos a Jesús cómo estaba escrito que el Hijo del hombre había de sufrir, y les contestó: "Así como Juan, que vino con la semejanza de Elías, tuvo que sufrir tanto, así también es preciso, según las Escrituras, que sufra el Hijo del hombre".

13-28

Al llegar a donde estaban los (demás) discípulos, viólos rodeados de una gran multitud de gente, y a los escribas disputando con ellos. Y todo el pueblo, luego que vio a Jesús, se llenó de asombro y de pavor, y acudieron (todos) corriendo a saludarle. Y El les preguntó: "¿Sobre qué altercáis entre vosotros?" A lo que respondiendo uno de ellos, dijo: "Maestro: yo he traído a Ti un hijo mío, poseído de cierto espíritu (maligno que le hace quedar) mudo, el cual, donde quiera que le toma, le tira contra el suelo, y le hace echar espuma por la boca y crujir los dientes, y que se vaya secando: pedí a tus discípulos que le lanzasen, y no han podido". Jesús, dirigiendo (a todos) la palabra, les dijo: "¡Oh, generación incrédula! ¿Hasta cuándo habré de estar entre vosotros? ¿Hasta cuándo habré yo de sufriros? Traédmele a mí". Trajéronsele. Y apenas vio a Jesús, cuando el espíritu comenzó a agitarle con violencia; y tirándole contra el suelo, se revolcaba echando espumarajos. Jesús preguntó a su padre: "¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?" "Desde la niñez, respondió, y muchas veces le ha precipitado el demonio en el fuego, y en el agua, a fin de acabar con él; pero, si puedes algo, socórrenos, compadecido de nosotros". A lo que Jesús le dijo: "Si tú puedes creer, todo es posible para el que cree". Y luego el padre del muchacho, bañado en lágrimas, exclamó diciendo: "¡Oh Señor! yo creo; ayuda Tú mi incredulidad, fortalece mi confianza". Viendo Jesús el tropel de gente que iba acudiendo, amenazó al espíritu inmundo, diciéndole: "¡Oh espíritu sordo y mudo, yo te lo mando, sal de este mozo, y no vuelvas más a entrar en él". Y echando un gran grito, y atormentando horriblemente al joven, salió de él, dejándole como muerto, de suerte que muchos decían: "Está muerto". Pero Jesús, cogiéndole de la mano, le ayudó a alzarse y se levantó. Entrado que hubo el Señor en la casa donde moraba, sus discípulos le preguntaban a solas: "¿Por qué motivo nosotros no le hemos podido lanzar?" Respondióles: "Esta raza de demonios por ningún medio puede salir sino a fuerza de oración y de ayuno". (vv. 13-28)
 
Teofilacto
Después que mostró su gloria a los tres discípulos en el monte, volvió a los otros que no habían subido, según las siguientes palabras: "Al llegar a donde estaban los demás discípulos, viólos rodeados de una gran multitud", etc. Aprovechando los fariseos la ausencia de Cristo, trataron de atraer a la multitud.
 
Pseudo-Jerónimo
No hay reposo para el hombre bajo el sol: la envidia mata a los niños; el rayo hiere la cresta de los altos montes; y hay algunos que aprendiendo con la fe, como la gente común, u otros que envidiando con altanería, como los escribas, vienen juntos a la Iglesia.
"Y todo el pueblo, luego que vio a Jesús, se llenó de asombro", etc.
 
Beda, in Marcum, 3, 38
Es de observar la diferencia que hay siempre y en todo entre el espíritu de los escribas y el de la multitud. Los escribas no manifiestan la menor devoción, ni fe, ni humildad, ni reverencia al Señor, mientras que la multitud estupefacta al verle, se precipita para saludarle. "Y acudieron todos corriendo a saludarle".
 
Teofilacto
Deseaba tanto verle la multitud, que le saludaba desde lejos cuando se presentaba. Y algunos dicen que, pareciendo más hermoso su aspecto desde la transfiguración atraía a la multitud a saludarle.
 
Pseudo-Jerónimo
Viéndolo el pueblo quedó estupefacto y espantado, pero no les sucedió así a sus discípulos porque en la caridad no hay el temor ( 1Jn 4), que es propio de los siervos, como la estupefacción lo es de los necios. "Y El les preguntó: ¿Sobre qué altercáis entre vosotros?". El Señor interroga para que la confesión engendre la salvación y se resuelva en palabras piadosas el murmullo del corazón.
 
Beda, in Marcum, 3, 38
Se puede creer, si no me engaño, que la cuestión promovida entre ellos tenía como causa el que, siendo discípulos del Salvador, no habían podido curar al poseído que estaba entre ellos. Así al menos se desprende de las siguientes palabras: "A lo que respondiendo uno de ellos, dijo: Maestro, yo he traído a ti un hijo mío", etc.
 
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom., 58
La Escritura muestra la incredulidad de este hombre por la siguiente frase de Cristo: "¡Oh gente incrédula!" y por esta otra: "Si tú puedes creer". Sin embargo, aunque fuese su incredulidad un motivo para que el demonio no lo abandonase, acusa a sus discípulos: "Pedí a tus discípulos que le lanzasen, y no han podido", continúa. Observemos la necedad de este hombre, que acusa a los discípulos cuando ruega a Jesús en medio de las gentes, por lo que le reprocha el Señor delante del pueblo, haciendo extensivo este reproche a todos los judíos, puesto que es probable que muchos de los presentes encandalizados pensaran lo que no debían pensar de los discípulos. "Jesús, dirigiendo a todos la palabra, les dijo: ¡Oh gente incrédula! ¿Hasta cuándo habré de estar entre vosotros? ¿Hasta cuándo habré yo de sufriros?". En cuyas palabras expresa que desea la muerte, y que el trato con ellos le era pesado.
 
Beda, in Marcum, 3, 38
Sin embargo, no se muestra airado contra el hombre, sino contra el vicio, y así es que añade en seguida: "Traédmelo a mí", etc.
 
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom., 58
El Señor permitió esto a causa del padre del muchacho, a fin de que viendo los maltratos que sufría de parte del demonio, fuese atraído a la fe en virtud del milagro que iba a obrarse.
 
Teofilacto
El Señor permite estos maltratos para que conozcamos la malicia del demonio, el cual hubiera matado al muchacho si el Señor no le hubiese protegido. "Jesús preguntó a su padre: ¿Cuánto tiempo", etc.
 
Beda
Que esto sirva de humillación a los que creen, como se atrevió a decir Juliano, que todos los hombres nacen inocentes como Adán, sin la mancha del pecado original. ¿Qué hizo, pues, este muchacho para que desde la infancia el demonio le atormentase tan cruelmente, si no hubiese tenido la mancha del pecado original sobre sí? Porque es cierto que él no había podido cometer por su parte ningún pecado.
 
Glosa
Las palabras del padre declaran su falta de fe. "Si tú puedes algo", manifiesta que duda de su poder, porque había visto que sus discípulos no habían curado a su hijo. Y añade: "Socórrenos compadecido de nosotros", para expresar la desgracia del hijo que sufría y la aflicción del padre.
A lo que Jesús le dijo: "Si tú puedes creer", etc.
 
Pseudo-Jerónimo
Con las palabras "Si puedes", indica su libre albedrío. ¿Qué cosa hay imposible para el creyente, si lo pide con lágrimas en nombre de Jesús, esto es, de la salvación?
 
Beda, in Marcum, 3, 38
Da el Señor la respuesta oportuna, porque el que pide dice: "Si puedes algo, ayúdanos", y el Señor contesta: "Si tú puedes creer". Por el contrario, al leproso que exclamó lleno de fe: "Señor, si tú quieres, puedes curarme" ( Mt 8,2-3), le contestó conforme a su fe: "Quiero; sé sano".
 
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom., 58
Lo que dice el Señor puede interpretarse de este modo: Es tal la sobreabundancia de virtud que hay en mí, que no sólo puedo hacer esto, sino hacer que otros lo hagan. Porque si tienes la fe necesaria, no solamente podrás curar a éste, sino a otros muchos. De este modo traía a la fe al que hablaba todavía como incrédulo. Y luego el padre del muchacho bañado en lágrimas exclamó diciendo: "¡Oh Señor, yo creo, ayuda tú mi incredulidad!"
 
Víctor Antioqueno
Mas si creía al decir "yo creo", ¿cómo es que añade: "ayuda tú mi incredulidad?" Pero son dos las especies que hay de fe; la que introduce a la vida y la perfecta. Y este hombre que empezaba a creer rogaba al Salvador le concediese lo que faltaba a su fe.
 
Beda, in Marcum, 3, 38
Nadie llega de repente a la perfección y todos por lo mismo debemos empezar en la vida de la virtud por lo pequeño para llegar a lo grande, porque lo primero es el principio de la virtud, después su utilización, y por último su perfección. Mas como la fe crece por secreta inspiración de la gracia por los grados de sus méritos, puede suceder que el que aún no cree bien llegue en un solo momento de ser incrédulo a ser creyente.
 
Pseudo-Jerónimo
Esto nos demuestra también que nuestra fe es débil si no se apoya en el socorro y ayuda de Dios. La fe, acompañada de las lágrimas, llega a lo que desea; y por esto dice: "Viendo el Señor el tropel de gente que iba acudiendo, amenazó al espíritu inmundo, diciéndole:¡ Oh espíritu sordo y mudo!"
 
Teofilacto
Viendo que acudía tanta gente, amenazó sólo al espíritu inmundo, puesto que no quería hacer la cura delante de todos para enseñarnos a huir de toda ostentación.
 
Pseudo-Crisóstomo
Su amenaza y las palabras: Yo te lo mando, manifiestan el poder divino. Cuando dice no sólo sal de él, sino no vuelvas más a entrar en él, manifiesta que estaba pronto a volver a entrar, porque la fe de aquel hombre no era perfecta todavía, y el mandato del Señor se lo impedía. "Y echando un gran grito, continúa, y atormentando horriblemente al joven salió de él", etc. Porque no pudo el diablo matarle en presencia de la verdadera vida.
 
Beda, in Marcum, 3, 38
Curó el Salvador con el tacto de su piadosa diestra al que había convertido semejante a un muerto el enemigo impío. "Pero Jesús, cogiéndole de la mano, le ayudó a alzarse", etc. De este modo, mostrando ser el verdadero Dios por su poder para salvar, mostró asimismo que tenía verdadera naturaleza humana por su manera de tocarle. El insensato Manes niega que el Salvador hubiera asumido verdaderamente la carne. Pero el mismo Salvador, volviendo a la vida a tantos enfermos y purificando e iluminando a tantos otros, condenó su herejía antes que apareciese.
"Entrado que hubo en la casa, sus discípulos le preguntaban a solas: ¿Por qué motivo nosotros no hemos podido expulsarle, etc."
 
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom., 58
Temían, pues, si acaso habían perdido el poder que sobre los espíritus inmundos habían recibido de la gracia. "Respondióles, continúa: Esta raza de demonios ", etc.
 
Teofilacto
Es decir, de los poseídos, o simplemente de toda especie de demonios. Es necesario, pues, que ayune el que cura y aquél a quien cura; porque es perfecta la oración cuando se le añade el ayuno, es decir, cuando la sobriedad del que ora le libra del entorpecimiento que causan los alimentos.
 
Beda, in Marcum, 3, 38
En sentido místico, el Señor, que descubre sus misterios a los discípulos en las alturas y reprende al pie del monte a las gentes por sus pecados de infidelidad, lanza a los malos espíritus de aquéllos a quienes atormentan y conforta a los que son ignorantes y carnales todavía, les enseña, y los corrige; e instruye con más libertad a los perfectos sobre las cosas eternas.
 
Teofilacto
Este demonio es sordo y mudo. Sordo en cuanto que no quiere oír la palabra de Dios. Mudo en cuanto que no quiere enseñar a los otros lo que convendría enseñarles.
 
Pseudo-Jerónimo
El pecador en su necedad echa espuma por la boca, rechina los dientes en su ira, y se seca en su flojedad. El espíritu impuro despedaza al que se acerca a la salvación, y también despedaza con el terror y con los daños que causa a los que desea devorar, como hizo con Job.
 
Beda, in Marcum, 3, 38
Muchas veces, pues, cuando nos esforzamos después de nuestros pecados por convertirnos a Dios, el antiguo enemigo nos tienta con nuevas y mayores insidias para hacernos aborrecible la virtud o para vengarse de la afrenta de haber sido expulsado.
 
San Gregorio Magno, Moralia, 10, 30
Se ve como muerto al que acaba de librarse del poder del espíritu maligno porque quien sujeta los deseos terrenos extingue en sí la vida en su trato carnal y aparece muerto para el mundo, y tal llaman los que no saben vivir espiritualmente al que no solicita los bienes carnales.
 
Pseudo-Jerónimo
Este hombre poseído desde la infancia representa al pueblo gentil, en el cual se desarrolló desde el principio el culto inútil de los ídolos hasta el extremo de inmolar en su locura sus hijos a los demonios. Decía el padre que el mal espíritu precipitaba muchas veces al muchacho en el fuego y en el agua lo cual significa la veneración en que tenían a estos elementos los gentiles.
 
Beda, in Marcum, 3, 38
O bien se representan en este poseído los que vienen al mundo sujetos con el lazo del pecado original y a los cuales ha de salvar la fe de Cristo y su gracia. El fuego debe referirse a la ira y el agua a la voluptuosidad de la carne que suele disipar el espíritu en las delicias. No fue el muchacho, que sufría a su pesar, el amenazado, sino el demonio que estaba en él, porque el que desea corregir al pecador debe exterminar el vicio de las imprecaciones y del odio, pero confortando al hombre con el amor.
 
Pseudo-Jerónimo
El Señor imputa al espíritu lo que ha hecho en el hombre diciendo: "Espíritu sordo y mudo", porque nunca oirá ni hablará lo que oye y habla el pecador penitente. El demonio que sale de un hombre no vuelve más a él, si éste cierra su corazón con las llaves de la humildad y de la caridad y si ha obtenido que se le selle la puerta de la protección. El hombre curado se convierte como en muerto, porque se dice de la salvación: Sois muertos, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios ( Col 3,3).
 
Teofilacto
Que Jesús, esto es, la palabra evangélica, nos de su mano, es decir, la virtud activa, y entonces nos veremos libres del demonio. Y es de observar que Dios nos ayuda al principio, pero que después debemos nosotros obrar el bien. Por esto levantó Jesús al poseído, con lo cual se manifestó el auxilio de Dios, así como el concurso del hombre se manifestó levantándose éste.
 
Beda, in Marcum, 3, 38
Enseñando el Señor a los Apóstoles de qué modo debe ser lanzado este cruelísimo demonio, nos enseña a todos cómo hemos de vivir y que el ayuno y la oración son los medios de que hemos de valernos para salir triunfantes hasta de las mayores pruebas que nos ofrezcan los espíritus inmundos o los hombres. Este ayuno es general y no comprende sólo la abstinencia de los alimentos, sino de todo gusto carnal y principalmente de toda pasión viciosa. La oración general igualmente no consiste sólo en las palabras con que invocamos la clemencia divina, sino en todo lo que hacemos en obsequio de nuestro creador movidos por la fe: testigo es el Apóstol que dice: "Orad sin cesar" ( 1Tes 5,7).
 
Pseudo-Jerónimo
O bien: es la locura de la lujuria de la carne la que se cura con el ayuno, como se sacude la pereza con la oración. Según la enfermedad, así debe ser el remedio. No se cura la vista con lo que se cura el talón, las pasiones del cuerpo han de curarse con el ayuno y las enfermedades del espíritu con la oración.

29-36

Y habiendo marchado de allí, atravesaron la Galilea; y no quería darse a conocer a nadie. Entretanto iba instruyendo a sus discípulos y les decía: "El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, y le darán la muerte, y después de muerto resucitará al tercer día". Ellos empero no comprendían como podía ser esto que les decía, ni se atrevían a preguntárselo. En esto llegaron a Cafarnaúm; y, estando ya en casa, les preguntó: "¿De qué ibais tratando en el camino?" Mas ellos callaban; y es que habían tenido en el camino una disputa entre sí sobre quién de ellos era el mayor de todos. Entonces Jesús sentándose llamó a los doce, y les dijo: "Si alguno pretende ser el primero, hágase el último de todos y el siervo de todos". Y cogiendo a un niño le puso en medio de ellos, y después de abrazarle díjoles: "Cualquiera que acogiere a uno de éstos por amor mío, a mí me acoge; y cualquiera que a mí recibiere no tanto me acoge a mí, como al que a mí me ha enviado". (vv. 29-36)
 
Teofilacto
Después de estos milagros habla el Señor de su Pasión, para que no se creyera que iba a padecer contra su voluntad. "Y habiendo marchado de allí, dice, atravesaron la Galilea; y les decía: El Hijo del hombre será entregado", etc.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
Mezcla siempre lo adverso con lo próspero, para que cuando ocurra lo primero no se acobarden los Apóstoles, estando ya preparados para el desenlace.
 
Teofilacto
Después de haber dicho lo que debía entristecerlos, añade lo que debe ser motivo de alegría para ellos. "Y después de muerto, dice, resucitará al tercer día", etc., para hacernos ver que a las angustias seguirán los gozos.
"Ellos empero no comprendían", etc.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
Esta ignorancia de los discípulos nacía no tanto de falta de inteligencia como de su amor al Salvador, porque no podían creer, sujetos aún a la carne e ignorando los misterios de la cruz, que hubiera de morir aquél que conocían como verdadero Dios. Y como estaban acostumbrados a oírle hablar mediante parábolas y les horrorizaba la idea de su muerte, se deleitaban creyendo que debía ser también una parábola lo que decía de la traición que habían de hacerle y de su pasión.
"En esto llegaron a Cafarnaúm".
 
Pseudo-Jerónimo
Cafarnaúm significa ciudad de consuelo, y esta significación conviene con las palabras citadas: "Y le darán la muerte, y después de tres días resucitará". Sigue: "Y estando en la casa, les preguntaba: ¿Qué tratabais en el camino? Pero ellos callaban".
 
Pseudo-Crisóstomo
San Mateo dice que se acercaron a Jesús sus discípulos preguntándole: ¿Quién estimas que es el mayor en el reino de los cielos? ( Mt 18,1). No tomó la narración desde el principio, sino que calló el conocimiento que tenía el Salvador acerca de los pensamientos y conversación de los discípulos. Aunque se podía suponer que aun aquello que separadamente pensaban y decían era como si se lo dijesen a El, porque nada se le ocultaba. Sigue: "En verdad que en el camino habían disputado por quién de ellos era mayor". San Lucas dice que entró en los discípulos la tentación sobre quién de ellos sería el mayor, cuya intención y pensamiento descubrió según se lee en el Evangelio ( Lc 9,46).
 
Pseudo-Jerónimo
Con razón trataban en el camino de quién sería el primero, porque el poder es semejante a un camino. El poder así se alcanza como se pierde cuando se tiene se escapa y se ignora cuándo acabará.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
Parece que la disputa de los Apóstoles sobre la primacía surgió de haber visto que Pedro, Santiago y Juan habían sido llevados con preferencia al monte, y que allí se les había confiado algo en secreto; y que a Pedro según refiere San Mateo (cap. 16) le habían sido prometidas las llaves del reino de los cielos. Viendo, pues, el Señor el pensamiento de sus discípulos, cuida de corregir con la humildad el deseo de gloria, enseñando con autoridad que no debe buscarse la primacía sino por el ejercicio de una sencilla humildad. Por eso sigue: y sentado llamó a los Doce y les dijo: si alguno de vosotros quiere ser el primero, sea el último de todos.
 
San Jerónimo
En cuyas palabras hay que notar que cuando ellos caminando disputaban sobre quién preside, Jesús sentándose enseñaba la humildad, porque los que presiden se fatigan y los humildes descansan.
 
Pseudo-Crisóstomo
Los discípulos ambicionaban alcanzar honores del Señor y deseaban ser enaltecidos por Cristo, porque cuanto más elevado está el hombre, es más digno de ser honrado. Por esto el Señor no puso obstáculo al deseo de sus discípulos, sino que los condujo a la humildad.
 
Teofilacto
No quiere, pues, que usurpemos para nosotros los primeros puestos sino que los merezcamos por la humildad.
 
Beda
Después de esto les presenta como ejemplo la inocencia de los niños. Por eso sigue: "Y tomando a un niño", etc.
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom., 58, 2
De este modo les hace ver que deben ser humildes y sencillos, porque el niño está limpio de envidia, de vanagloria y de toda ambición de primacía. Y no les dice solamente: Si obráis de este modo, recibiréis gran recompensa, sino también, si honráis a otros por mí. "Y después de abrazarle, díjoles: Cualquiera que acogiera a uno de éstos", etc.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
En lo cual, o aconseja simplemente a los que quieren ser los primeros que reciban en honor suyo a los pobres de Cristo, o que sean niños en la malicia, a fin de que conserven la sencillez sin arrogancia, la caridad sin envidia, y la devoción sin ira. El abrazar al niño significa que los humildes son dignos de su abrazo y su amor. Y añade en mi nombre para que guiados por la razón adquieran en nombre de Cristo la virtud que observa el niño guiado por la naturaleza. Pero para que no se crea que al enseñar que era honrado en los niños se refería sólo a lo que acababan de ver, añade: "Y cualquiera que me acoge, no tanto me acoge a mí, como al que a mí me ha enviado", etc., queriendo ser considerado en igual grado que su Padre.
 
Teofilacto
Ved, pues, cuánto vale la humildad, que hace digno de recibir al Padre y al Hijo y aun al Espíritu Santo.

37-41

Tomando después Juan la palabra, le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que lanzaba los demonios en Tu nombre, que no nos sigue, y se lo prohibimos". Y dijo Jesús: "No se lo vedéis: porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, y que pueda luego hablar mal de mí. Porque quien no es contra vosotros, por vosotros es. Y cualquiera que os diere a beber un vaso de agua en mi nombre, atento a que sois discípulos de Cristo, en verdad os digo que no será defraudado de su recompensa. Y al contrario, al que escandalizare a alguno de estos pequeñitos que creen en mí, mucho mejor fuera que le ataran al cuello una de esas ruedas de molino que mueve un asno, y le echaran al mar". (vv. 37-41)
 
Beda, in Marcum, 3, 39
Amando San Juan al Señor con singular devoción, juzgó que debía ser privado de recompensa el que no cumpliera bien con su oficio. "Tomando después Juan la palabra, le dijo: Maestro, hemos visto a uno que andaba", etc.
 
Pseudo-Crisóstomo
Muchos de los creyentes habían recibido ciertos poderes aunque no estaban con Cristo, como era el de lanzar los demonios, pero no todos los habían recibido por orden, puesto que unos habían recibido el de una vida simple, no teniendo el de comunicar su fe, y otros al contrario.
 
Teofilacto
O también, viendo algunos incrédulos el poder que llevaba consigo el nombre de Jesús, le pronunciaban y hacían milagros, aunque fuesen indignos de la gracia divina, porque quería el Señor que se extendiese su nombre aun por los que no eran dignos de ello.
 
Pseudo-Crisóstomo
No era, pues, por envidia o celo por lo que quería San Juan impedir que lanzase aquel hombre los demonios, sino porque deseaba que todos los que invocaban el nombre del Señor siguiesen a Cristo y formasen como un solo cuerpo con sus discípulos. Pero el Señor por medio de éstos que hacen milagros, aunque sean indignos de ello, llama a otros a la fe, y por esta inefable gracia los induce a hacerse mejores.
"No hay para qué prohibírselo, respondió Jesús", etc.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
En esto nos dice que no sólo no nos opongamos al bien de cualquier parte que venga, sino que por el contrario le procuremos cuando no exista.
 
Pseudo-Crisóstomo
Y añade para manifestar que nadie debe oponerse al bien: "Ninguno que haga milagros en mi nombre podrá luego hablar mal de mí". Y lo dice por aquéllos que habían de caer en la herejía, como Simón, Menandro y Cherinto, los que por otra parte, no obraban milagros en nombre de Cristo, sino que los simulaban con ciertos engaños. Estos aunque no nos siguen -dice- no podrán verdaderamente decir nada importante contra nosotros, puesto que haciendo milagros honran mi nombre.
 
Teofilacto
¿Cómo ha de hablar mal de mí quien encuentra en mi nombre motivo de gloria, y hace milagros invocándolo?
"Que quien no es contrario vuestro, continúa, de vuestro partido es".
 
San Agustín, de consensu Evangelistarum, 4, 5
Es de observar que estas palabras no están en contradicción con la sentencia del Señor: "El que no está conmigo está contra mí" ( Lc 11,23), porque hay quien encuentra diferencia entre las primeras, dirigidas a sus discípulos: quien no es contrario vuestro de vuestro partido es, y las últimas que se refieren a El mismo: el que no está conmigo está contra mí; como si fuera posible que no estuviera con El, estando unido a sus discípulos como a sus propios miembros. De otra suerte ¿cómo podía haber verdad en estas palabras: "El que os acoge, a mí me acoge?" ( Mt 10,40). Por otra parte, ¿puede no ser contra El el que fuera contra sus discípulos, habiendo dicho: "El que os desprecia me desprecia"? ( Lc 10,15).
Así que la verdadera significación de esto es que tanto no está el hombre con El cuanto está contra El y viceversa. Así por ejemplo, el hombre que hacía milagros en nombre de Cristo y no era de la compañía de los discípulos, estaba con ellos y no contra ellos en tanto que hacía los milagros, y no estaba con ellos y sí en su contra cuando no se unía a ellos. Pero como le prohibieron que hiciera aquello por lo cual estaba con ellos, les dijo el Señor: "No hay para qué prohibírselo". Lo que debieron prohibirle fue lo que no era de su compañía, porque así le hubieran exhortado a la unidad de la Iglesia, y no aquélla en que estaba con ellos, a saber, la honra que daba a su Señor y maestro expulsando a los demonios. Así es como obra la Iglesia católica, no reprobando en los herejes lo que tienen de común con ella, sino lo que de ella les separa, o bien alguna doctrina que sea contraria a la paz y a la verdad, en lo cual están contra nosotros.
 
Pseudo-Crisóstomo
O de otro modo: esto se refiere a los creyentes que, por la relajación de su vida no siguen a Cristo, mientras que las palabras anteriores se refieren a los demonios que procuran alejar de Dios a todos y disolver su unidad.
"Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre", etc.
 
Teofilacto
Es como si dijera: No solamente no le prohibo que haga milagros en mi nombre, sino que os anuncio que tendrá su recompensa el que os diere aunque sea la cosa más pequeña en mi nombre u os reciba en mi nombre y por mí, y no por vanagloria o por intereses.
 
San Agustín, de consensu Evangelistarum, 4, 6
Manifiesta así que aquél de quien había tratado San Juan, no se había separado de la compañía de los discípulos como para reprobarle como a los herejes, sino como suelen separarse los que no atreviéndose a recibir los sacramentos de Cristo, se muestran benévolos con los cristianos sin otro objeto que el de honrar su nombre. De estos tales dice que no perderán su recompensa, no porque deban considerarse a salvo y seguros con esta benevolencia que tienen para con los cristianos -no estando aún lavados con el bautismo de Cristo ni incorporados a su unidad- sino para que se guíen por la misericordia de Dios a fin de que lleguen a ella, y salgan así seguros de este mundo.
 
Pseudo-Crisóstomo
Y para que nadie alegue su pobreza, propone lo que no falta ordinariamente, un vaso de agua. Y por él ofrece también recompensa, que no es el valor de lo que se ofrece, sino la dignidad del que recibe y el afecto del que da lo que hacen digna de recompensa la obra. Y no solamente ofrece la recompensa codiciada a los que honren a sus discípulos, sino el castigo en caso contrario. "Y al que escandalizare a algunos de estos pequeñitos", etc. Que es como si dijera: Así como los que os honren por mí tendrán recompensa, así también los que no os honren, esto es, los que os escandalizaren, recibirán el castigo último. De este modo, pues, nos prepara para que comprendamos el terrible tormento que describe haciendo mención de la inmersión con la rueda de molino, y no dice que le aten al cuello una rueda de molino, sino mejor le fuera que le ataran, demostrando así que le espera otro mal más grave. Llama pequeñitos a los creyentes y también a los que invocan su nombre, aunque no le sigan, incluso hasta a los que ofrecen un vaso de agua por El, aunque no hayan hecho nunca nada mejor. Y no quiere que ninguno de éstos sea escandalizado ni repudiado, porque ésto sería como prohibir que invocasen su nombre.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
Y con razón se llama pequeñito al que puede ser escandalizado, porque el que es grande aunque tenga que padecer, no abandonará su fe, mientras que el pequeño y pobre de espíritu busca ocasiones de escándalo. Por tanto debemos ocuparnos principalmente de los que son pequeños en la fe, para que por causa nuestra no se ofendan y se aparten de la fe, perdiendo la salvación.
 
San Gregorio Magno, sobre Ezeq. homil. 7
Es de notar, sin embargo, que en nuestras buenas obras a veces debemos tener en cuenta el escándalo del prójimo, aunque a veces no debemos tampoco pararnos en esto, porque debemos evitar el escándalo cuando podemos hacerlo sin pecar, mas cuando el escándalo nace de la verdad, es más conveniente permitirle que abandonar ésta.
 
San Gregorio, regula pastoralis, 1, 2
En sentido místico, en la rueda de molino movida por un asno se representan las vueltas y trabajos de la vida del mundo, así como la condenación eterna en lo profundo del mar. En su consecuencia hubiera valido más para el que revestido de santidad destruye a los demás con la palabra o el ejemplo, que sus actos le hubiesen conducido a la muerte bajo su hábito exterior, que haber sido elevado al sagrado ministerio para perder a los demás con su ejemplo, puesto que cayendo sólo, su pena en el infierno hubiera sido en verdad más tolerable.

42-49

"Que si tu mano te es ocasión de escándalo, córtala: más te vale el entrar manco en la vida eterna que tener dos manos e ir al infierno, al fuego inextinguible: en donde el gusano que les roe, o remuerde su conciencia, nunca muere, y el fuego que los quema nunca se apaga. Y si tu pie te hace ocasión de pecado, córtale; más te vale entrar cojo en la vida eterna, que tener dos pies y ser arrojado al infierno, al fuego inextinguible donde el gusano que los roe nunca muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu ojo te sirve de escándalo, o tropiezo, arráncale: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que tener dos ojos y ser arrojado al fuego del infierno, donde el gusano que los roe nunca muere, ni el fuego jamás se apaga. Porque la sal con que todos ellos, víctimas de la divina justicia, serán salados es el fuego: así como todas las víctimas deben, según la ley, de sal rociadas. La sal de suyo es buena; mas si la sal perdiere su sabor, ¿con qué la sazonaréis? Tened siempre en vosotros sal de sabiduría y prudencia, y guardad así la paz entre vosotros". (vv. 42-49)

Beda, in Marcum, 3, 39
Después de enseñarnos el Señor que no debemos escandalizar a los que creen en El, nos advierte con cuánto cuidado debemos evitar a los que nos escandalizan, esto es, que nos llevan con su palabra y su ejemplo a la ruina del pecado. "Que si tu mano te es ocasión de escándalo, córtala".
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom., 59,4
No habla de nuestros miembros sino de los amigos íntimos, de los que nos servimos como de los miembros, no habiendo nada tan perjudicial como una mala compañía.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
Llama nuestra mano al amigo necesario, de quien nos valemos diariamente, pero si el tal quisiera dañar nuestro espíritu, deberemos excluirle de nuestra compañía, porque si queremos tener parte en esta vida con un ser perdido, juntamente con él pereceremos en la otra. "Más te vale el entrar manco en la vida", etc.
 
Glosa
Dice manco, esto es, privado del auxilio de algún amigo, porque mejor es ir sin amigo a la vida, que ir con él al infierno.
 
Pseudo - Jerónimo
O de otro modo: más te vale el entrar manco en la vida, es decir, sin la codiciada primacía, que teniendo dos manos ir al fuego eterno. Las dos manos de la primacía son la humildad y la soberbia, sujetad ésta y tendréis la primacía de la humildad.
 
Pseudo-Crisóstomo
He aquí el testimonio profético de Isaías: "Cuyo gusano no muere nunca, y cuyo fuego jamás se apagará" ( Is 66,24). Pero no es del gusano material del que habla, sino del gusano de la conciencia que remuerde al que no ha obrado el bien. Cada cual será su propio acusador, recordando lo que hizo en la vida mortal, y por eso su gusano no morirá nunca.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
Así como este gusano es el dolor interior que acusa, así el fuego es la pena que atormenta exteriormente. O bien: en el gusano se significa la corrupción del infierno, como en el fuego el ardor.
 
San Agustín, de civitate Dei, 21, 9
Los que quieren referir estos dos dolores, el fuego y el gusano, al espíritu y no al cuerpo, dicen que quema este dolor al espíritu separado del reino de Dios, como arrepentido tarde e infructuosamente, y que puede referirse al fuego, según estas palabras del Apóstol: "¿Quién sufre escándalo sin que yo me abrase?" ( 2Cor 11,29). Juzgan igualmente que por el gusano se ha de entender el mismo dolor, conforme a lo que se lee en los Proverbios donde dice: "Como la polilla al vestido, y el insecto al madero, así la melancolía daña al corazón del hombre" ( Prov 25,20 Vulg.). Los que no dudan que haya penas para el espíritu y el cuerpo en aquel suplicio, afirman que la del cuerpo es el fuego y el del espíritu la melancolía que a manera de gusano lo roe, por decirlo así. Lo cual es más de creer, porque parece absurdo que no haya allí dolor para el cuerpo o para el espíritu. Aunque yo juzgo más probable que se refieran ambos dolores al cuerpo más bien a que ninguno de los dos, puesto que las Sagradas Escrituras nada dicen del dolor del espíritu, siendo natural que de rechazo, o por repercusión, atormente al espíritu el dolor del cuerpo. El lector puede pensar sobre esto lo que más le plazca, dando al cuerpo la pena del fuego y la del gusano al espíritu, en sentido propio la primera y en figura la última, o refiriendo ambas al cuerpo en sentido propio. Porque los animales pueden vivir también en el fuego, abrasándose sin consumirse, sufriendo sin morir, por un milagro del Creador Omnipotente.
"Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtale", etc.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
Se llama amigo al pie, porque sirve para nuestro movimiento y está acomodado a nuestros usos. "Y si tu ojo te sirve de escándalo, arráncale", etc. Se llama amigo útil al ojo por su solicitud y perspicacia para ver de lejos.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 4,6
De esto se desprende que aquéllos que se consagran al nombre de Cristo, son más útiles aun antes de contarse en el número de los cristianos, que los que llamándose ya así y conociendo bien sus sacramentos enseñan cosas a los demás que los arrastran consigo a las penas eternas. A éstos, pues, bajo la imagen de los miembros corporales como la mano o el ojo que escandaliza, manda el Señor que los separemos del cuerpo, es decir, de nuestra compañía, para que sin ellos lleguemos a la vida antes que ir con ellos al infierno. Son separados de los otros, cuando aquéllos con quienes están no consienten que les aconsejen mal, esto es, que los escandalicen. Pero deben ser separados de un modo manifiesto de toda asamblea y de la misma participación de los diversos sacramentos, cuando por su perversidad se den a conocer a todos los buenos. Empero si esta perversidad no es conocida de la mayoría -aunque lo sea por algunos- deben ser tolerados, con tal que no se participe de su iniquidad ni se abandone por ellos la compañía de los buenos.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
Hace el Señor mención por tercera vez del gusano y del fuego, para que podamos evitar el tormento de este modo. "Porque la sal, dice, con que todos ellos serán salados, es el fuego". Los gusanos suelen nacer de la corrupción de la carne y la sangre y es por ello que se sala la carne fresca, para impedir que aparezcan gusanos hasta que ésta se seque. Pero lo que se sala con el fuego, es decir lo que se entrega a fuegos cubiertos de sal, no sólo aparta de sí a los gusanos sino que consume la misma carne. La carne y la sangre generan gusanos porque el deleite carnal, que cede ante el condimento de la continencia, engendra la pena eterna para los lujuriosos. Los que quieran, pues, evitar esta corrupción, deben preservar su cuerpo con la sal de la continencia y su espíritu con el condimento de la sabiduría y de este modo se librarán del error y de la mancha de los vicios, porque la sal significa la dulzura de la sabiduría y el fuego la gracia del Espíritu Santo. "Todo hombre será salado con el fuego", dice Jesús, porque todos los elegidos deben purificarse de la corrupción de la concupiscencia carnal con la sabiduría espiritual. O es que habla del fuego de la tribulación, con la cual se ejercita la paciencia de los fieles para que puedan llegar a la perfección.
 
Pseudo-Crisóstomo
Esto viene a ser lo mismo que lo que dice el Apóstol: "El fuego mostrará cuál es la obra de cada uno" ( 1Cor 3,13). Después expone como testimonio las palabras del Levítico: "Y toda víctima será salada con sal" ( Lev 2,13).
 
Pseudo-Jerónimo
La víctima del Señor es el género humano, que se sala en este mundo con la sabiduría mientras se consume la corrupción de la sangre -manantial de gusanos- y que será probado en el otro mundo con el fuego del purgatorio.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
Podemos entender en esto que el altar de Dios es el corazón de los elegidos y que las hostias y sacrificios que se han de ofrecer en este altar son las obras buenas de los fieles. En todos los sacrificios debe ofrecerse la sal, porque no es buena la obra que no esté purificada por la sal de la sabiduría de toda corrupción, de alabanza vana, y de los demás pensamientos malos o superfluos.
 
Pseudo-Crisóstomo
O bien: se dice esto, porque toda ofrenda hecha por nosotros a Dios en la oración y la limosna se sala con fuego divino, del cual se dice: "Yo he venido a poner fuego en la tierra" ( Lc 12,49). Y por eso se añade: "La sal es buena", esto es, el fuego de la caridad, porque si la sal fuera insulsa, es decir, si no tuviera la cualidad que la hace buena, ¿con qué la sazonaréis? Hay sales que son saladas, que son las que tienen la plenitud de la gracia, y hay otras que no lo son, asemejándose a ellas como insulsos los que no son pacíficos.
 
Beda, in Marcum, 3, 39
O bien: la sal es buena, esto es, conviene oír con frecuencia la palabra de Dios y sazonar las profundidades del corazón con la sal de la sabiduría espiritual.
 
Teofilacto
Como la sal conserva las carnes e impide que engendren gusanos, así la palabra del Maestro conserva a los hombres carnales cuando los estremece e impide que se engendre en ellos el inextinguible gusano. Mas si es insulsa, sin fuerza edificante y generadora, ¿cómo podrá sazonar?
 
Pseudo-Crisóstomo
O bien: según San Mateo los discípulos de Cristo son sal que conserva a todo el orbe, resistiendo la corrupción de la idolatría y la corrupción del pecado. También puede entenderse que cada uno de nosotros tiene tanta sal cuanto es capaz de la gracia de Dios. De aquí que una el Apóstol la gracia a la sal, diciendo: "Que vuestro discurso sea sazonado en la gracia con la sal" ( Col 4). La sal es también nuestro Señor Jesucristo: El bastó para conservar toda la tierra y producir otras muchas sales, de las que debe separarse la que se echa a perder 1 porque también es posible que lo bueno se corrompa.
 
Pseudo-Jerónimo
O de otro modo: la sal insulsa es aquél que desea la primacía y no se atreve a enfrentar el mal. "Tened siempre en vosotros sal", añade, etc., para que el amor al prójimo temple lo amargo de la corrupción y la sal de la justicia sazone el amor al prójimo.
 
San Gregorio Magno, de regula pastoralis, 3 22
O bien: se dice esto contra los que llenos de orgullo por su ciencia se separan de los demás, y que cuanto más saben más se alejan como necios de la virtud de la concordia.
 
San Gregorio Magno, de regula pastoralis 2, 4
El que se esfuerza por hablar como sabio tiene gran cuidado en no desunir a los que le oyen, para no romper aquel lazo de unión en el momento mismo en que desea pasar por sabio.
 
Teofilacto
O bien: el que se une estrechamente con el vínculo de la caridad a su prójimo es el que tiene la sal y por ello la paz con su hermano.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 4, 6
San Marcos refiere que el Señor dijo consecutivamente estas cosas y además algunas otras que no refieren los otros evangelistas, algunas que refiere también San Mateo y otras citadas por San Mateo y San Lucas pero colocadas con otro orden y en diferentes ocasiones. Por esto creo que el Señor dijo aquí lo que en otros lugares, porque venía a propósito de la prohibición que hizo de no impedir el obrar milagros en su nombre a todo el que no le siguiera con sus discípulos.
 
Notas
1. Quizá nos sea desconocida esta experiencia de una "sal que se malogra", ya que ésta en su composición química más pura (NaCl) no es susceptible de sufrir degeneración pasiva. Sin embargo la sal en la antigua Palestina -tal y como se obtenía- contenía otras substancias naturales que de hecho hacían que la sal se malogre, tornándola inservible.