"Pero prefiero
que me hables tú de ello, maestro de seducción”
* * *
Parecía que no se decidiese a responder: pero advertía que estaba allí.
“¡Vamos, te impongo que me respondas!"
"No se necesita mucha habilidad para atraparos en el lazo a vosotros,
miserables. Sois tan estúpidos y tan frágiles que da vergüenza a quien os
ha amasado. Normalmente, puestos delante de lo que Él os prohíbe, basta un
pequeño empujón”.
Esto puede suceder con almas desprevenidas, que no tienen suficiente temor
de Dios, que no recurren a los medios para vencer tus tentaciones, sobre
todo si no oran y si no tienen contacto con el Señor... ¿Pero las otras?"
“A éstas me las como lo mismo; se necesita solo un poco más de tiempo y
de paciencia. Basta conocer los gustos, las tendencias, los innumerables
enganches que todos lleváis consigo y con los cuales os aferráis: la
lujuria, la ira, la ambición, la envidia, el orgullo, la sed de dinero, de
bienes terrenos, la maledicencia... Si supieseis los servicios que nos
hace una lengua maléfica sembradora de discordias... A las almas que
muestran mayor resistencia no me acerco jamás a ellas con un asalto
frontal. Las conquistó con maniobras y doy vueltas alrededor, o excavando
el terreno bajos sus pies, provocando las pasiones hasta cansarlas, y
llevándolas también a la desesperación. Persuadiéndolas poco o poco de que
ciertos mandamientos son imposibles: que vuestro amo es un tirano; que tal
cosa no puede ser pecado...”
"Es la artimaña que hoy estas utilizando más, demoler el sentido del
pecado...”
"También aquí mis mejores colaboradores son los sacerdotes... Si
supieses cuánto me ha costado cansarles de estar en aquellas casetas para
escuchar cantinelas!... Así finalmente he logrado que se predique que la
confesión no es necesaria, he logrado despoblar los confesonarios y enviar
un montón de gente, que es mía, a hacer grandes comilonas de comuniones.
Si supieses a cuántas meretrices, a cuantos comilones y profanadores,
ladrones y violentos les mando a recibirla "´
"Estoy convencido de que generalizas demasiado y que contra tantos que
caen en esta trampa, hay tantos que huyen de ti, especialmente si son
almas que oran y se esfuerzan por vivir en Gracia".
Una pausa muy larga: «¿No es verdad que el arma de la oración te da miedo
y que en tus asaltos te hace retirar avergonzado?".
"Debo admitirlo: pero contra aquellos que usan la oración no los atacó
jamás de frente. Busco poco a poco y de todas maneras posibles, molestar
su oración, distraerles con mil tonterías, llevarles lentamente a la
náusea. Mientras tanto intensificó contra ellos mis tentaciones. A la vez
buscó convencerles que Él no les escucha, que es inútil la oración, porque
aún no ha perdonado ciertos pecados pasados, porque se ha abusado
demasiado de su Misericordia... “.
“La vieja trampa: primero haces caer a las almas en el pecado
persuadiéndoles de que no es pecado, y que Dios perdona todo; después de
haberles hecho caer, les restituyes la vergüenza para no confesarse por lo
que han hecho, haces revivir el sentido del pecado y lo agrandas hasta
hacer creer que para ellas no hay perdón. Primero la presunción, después
la desesperación: dos vías óptimas para perjudicar a las almas".
“Es un truco que da resultado...”
“¡Sin embargo la Misericordia de Dios es infinitamente más grande que tus
artimañas y que tus conquistas momentáneas. Las almas le han costado la
sangre de su Hijo y conoce infinitos caminos para encauzarlas a su
dominio!".
* * *
"Hay que ver cuanto exageras pensando en eso de la Misericordia”
En este momento fui yo quien tomé una pausa de tiempo.
"Esta es una de tus insinuaciones más diabólicas y la más mentirosa. Sabes
que Dios nos ama infinitamente, que una sola gota de la sangre de Jesús
basta para lavar todos los pecados del mundo, que nosotros podemos pecar
por falta de confianza en su Misericordia, pero jamás por haber creído en
su indulgentísima bondad. Para ti no hubo ni habrá jamás perdón; para
nosotros siempre; basta que no lo rechacemos tenazmente, consciente-mente,
hasta el último instante. Él, antes de dejar un alma en tus manos, usa
todos los recursos de su amor, que son infinitos. ¡Todo esto lo sabes, lo
experimentas en todo momento y la omnipotencia de este amor gratuito y
redentor que Él tiene por nosotros es el infierno de tu infierno!".
“Eres el abogado de una causa muy mal presentada. Tú dices que él es
omnisciente, mira dónde llega su perfidia, su cínica crueldad... sabe que
muchos de vosotros seréis míos, lo prevé, sin embargo los crea, ¿Por qué
los crea?, ¿para quién? ¡Para mí! "
“He aquí otra artimaña con la que buscas embaucar a las almas. Me basta
creer firmemente en el Amor para rechazar estas insinuaciones. Dios nos ha
creado por Amor. Nuestro destino es el de Vivir el Amor en Dios ocupando
los puestos de los que tú y los tuyos habéis sido arrojados. Para eso nos
ha redimido y nos ofrece todos los medios para alcanzar su redención. Sin
embargo Dios respeta siempre nuestra libertad, por eso no coarta a nadie
para que acepte su salvación... Pero en sus manos dispone, con su Bondad,
inimaginables caminos para inducir también a las almas rebeldes a la dócil
aceptación de su Gracia".
"Ahora eres tú quien estás filosofando”.
"Déjame decir: El don de la libertad confiere al hombre un valor y una
dignidad inviolables, tal es, que si alguno abusara de ellos... Dios ha
querido antes correr el riesgo de dejarlo libre y aunque voluntariamente
quisiera perderse, Él nunca le privaría de su libertad. Es el hombre el
que no quiere dar a Dios su amor, no es que sea Dios el que no quiera Amar
al hombre, como tú quieres presentar. Dios es puro Amor en todos sus
actos, si no, no sería Dios.
* * *
“¡Tú no quieres responder a mi objeción!...”
“¡Eres tú quien no quiere comprender! La libertad la Misericordia, el
sufrimiento, especialmente la muerte de su Hijo, la comunión de los
Santos, su Gloria eterna son tales bienes que justifican por sí mismos el
permitir la posibilidad de la perdida voluntaria y obstinada de algunos
malvados que libremente decidan meterse y colocarse en tu bando”.
“Tú deliras y no me dejas hablar… Has dicho que Él ha preferido correr
el riesgo de la perdida... “.
"Sí, lo he dicho. Pero Él ha hecho todo lo que era posible para atenuar,
para alejar ese riesgo. Él podía, es verdad, recurrir a su Omnipotencia
eliminando además el argumento de tal riesgo. Pero Dios no se comporta
como vuestros tiranos, que cuando no pueden doblegar una voluntad, la
matan. Él no es el Dios de muertos, sino de Vivos. Él no ha querido privar
a los obstinados de su libertad de elección. Ha tenido hacia ellos un
respeto infinito. Pero, repito, para impedir la trágica posibilidad de su
ruina, ha hecho todo lo que Divinamente era posible".
"Te comportas en tus delirios corno un viejo escolástico...”
“¡Acepto! desde el momento en que Dios nos ha amado hasta el punto de
darnos la Sangre y la Vida de su Hijo, no hay objeción alguna posible
contra la inmensidad y la universalidad de su Amor. Es verdad que al mismo
tiempo en que nos hacía tan gran don, veía a aquellos que habrían
rechazado Su salvación. Y sin embargo los creó igualmente; obró en su
Omnipotencia operando la Creación, conociendo aquella parte de los que, a
pesar de su Amor, le rechazarían obstinada y voluntariamente. ¡Misterio
adorable! Sin embargo, te baste saber a ti, misterio de iniquidad, que si
no hubieras vertido sobre la humanidad las cataratas del mal y del pecado,
nosotros los hombres no habríamos podido ser capaces de conocer hasta qué
punto nos ama Dios. La Iglesia - repito - paradójicamente nos hace cantar:
"¡Oh feliz culpa la de Adán!"
“Y aún así me ganaré a la mayor parte de las criaturas tan amorosamente
redimidas por Él”.
“¿La mayor parte? ¡mientes! La sangre de Cristo tiene tal eficacia
Salvadora que tu no puedes ni podrás lanzar desafío semejante al Amor de
Dios. Esta sangre ha sido esparcida sobre todos los hijos de Adán, sin
exceptuara ninguno. Ella tiene el poder de llegar, por caminos
misteriosos, a todas las almas creadas. Dios -repito - te deja sólo
aquellos que voluntariamente han escogido estar contigo. Es para tu mayor
castigo. Porque su compañía no atenúa, sino que aumenta inmensamente el
peso de tu condena. ¡Para toda la eternidad!".
Desde entonces mi interlocutor - durante bastante tiempo - no se hizo
vivo.
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