LXXVI ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL

LA FAMILIA, SANTUARIO DE LA VIDA
Y ESPERANZA DE LA SOCIEDAD
(parte VI)
Instrucción Pastoral de la Conferencia Episcopal Española
Madrid, 27 de abril de 2001

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4.3.5.    La estructura laboral

Armonizar profesión y familia

155.      El trabajo humano es una fuente fundamental de realización de la persona y de su vocación de servicio a la sociedad. Son de alabar los esfuerzos realizados en los últimos años para crear puestos de trabajo y compatibilizar la vida laboral con la familiar. Precisamente uno de los campos en los que más cambios se han vivido y se prevén en un futuro es el mercado laboral. La incorporación cada vez mayor de la informática y la especialización de los trabajos debe conducir a una política más imaginativa capaz de ofrecer unos horarios más flexibles y adaptados a una mejor convivencia familiar.

          Es necesario continuar en esta dirección, pues existe actualmente un abuso en las condiciones de trabajo que no toman en cuenta la necesaria atención familiar. La posibilidad de un empleo estable y no precario es un requisito para poder fundar una familia con un mínimo de seguridad.

Armonización del trabajo con la vida familiar

156.      Uno de los puntos principales es el trabajo de la mujer, en especial lo que concierne a la defensa efectiva de su posición menos competitiva cuando ha de hacerla compatible con la maternidad. Frente a esta postura, se ha revalorizar la maternidad como un bien social de primera magnitud.

          Dentro de la convivencia familiar no se puede olvidar el valor de los trabajos familiares y la atención a los niños y enfermos. En este sentido, se pueden plantear nuevas iniciativas como el salario del ama de casa o una versión renovada del salario familiar.

Así como con la maternidad

4.3.6.    El sistema sanitario y los servicios sociales

Integración con la familia

157.      Posiblemente, el campo que ha tenido mayores mejoras en nuestro tiempo ha sido la sanidad. La universalización de los seguros sociales y de la atención sanitaria y la efectividad de los tratamientos es uno de los bienes más notables de nuestra sociedad.

          Pero en esta línea de mejora, hay que acuciar la coordinación de la medicina hospitalaria con los cuidados familiares. Este tema es especialmente urgente en el caso de los ancianos, minusválidos y enfermos crónicos. Es un punto muy importante para la humanización de nuestra sociedad en el aprecio por la vida que sufre.

Coordinación entre servicios sanitarios y familia

La esterilización

158.      En lo que corresponde a la atención médica a las madres en su regulación de la fertilidad se aprecia una prevención excesiva respecto al número de hijos, se insiste en ello de un modo inconsiderado a las familias y se llega incluso a proponer directamente el recurso a la esterilización. No se hace esto por un criterio médico, sino que es una claudicación de la medicina a la ideología dominante.

Grave extensión de la esterilización contraceptiva

Valoración de las personas mayores

159.      Han crecido mucho la variedad y efectividad de los servicios sociales que se ofrecen para paliar los problemas que surgen por las deficiencias del sistema de reparto de riqueza. Pero todavía existen deficiencias manifiestas. Un punto en el que hay que insistir es en el de la ayuda al cada vez mayor número de ancianos; faltan plazas en residencias o son muy caras. Se ha de extender todavía más la atención domiciliaria y humana a estas personas.

Atención a los ancianos

En vez de promiscuidad, auténtica educación sexual para el amor verdadero

160.      Hemos de incluir una palabra sobre los servicios sociales que están dirigidos directamente a la juventudo a la orientación familiar. Hemos de lamentar en muchos casos la falta de un plan verdadero de formación de personas y, en cambio, advertimos un interés ideológico en una información técnica sesgada en el campo sexual que no contribuye a la solución de los problemas sino a agravarlos.

          Falta una atención integral de los problemas personales y la “cuestión moral” en muchos casos se resuelve con la información sobre la aplicación de “medios seguros” para evitar la concepción.

Mera información técnica sobre la sexualidad sin referentes éticos

161.      Un ejemplo claro es el tipo de campañas que se usan para evitar los embarazos en adolescentes sin ningún plan de educación afectiva de los mismos; otro ejemplo es la información parcial que se ha dado sobre el Sida, fundada erróneamente en una falsa seguridad absoluta del “preservativo” como medio de evitar el contagio.

          No podemos dejar de mencionar aquí la difusión, comercialización, prescripción y uso de la “la píldora del día siguiente” que, ante una desinformación que lo quiere ocultar, reiteradamente hemos calificado de práctica moralmente reprobable por ser un producto abortivo[104].

Campañas perversas

          Sólo una auténtica educación integral que trate a fondo el problema moral puede ser una respuesta adecuada a los problemas de los jóvenes de hoy. En vez de “informar” al adolescente y al joven dejándole solo ante los problemas que le superan, hay que saber acompañarlo y animarlo en esos momentos claves de su vida. Para que asuma su responsabilidad es muy conveniente fomentar el asociacionismo juvenil que incluya un ideario de formación integral de la persona por medio de la asunción de responsabilidades en la realización de actividades apropiadas. De este modo se ayudaría a superar una creciente pasividad de los jóvenes respecto a los problemas sociales.

Auténtica educación afectivo sexual

4.3.7. La integración de los emigrantes

Sociedad acogedora. Reagrupación familiar

162.      La inmigración es uno de los problemas emergentes en nuestra sociedad. Las previsiones inmediatas son de una amplísima extensión de este fenómeno. Es una actitud humanitaria acoger a las personas verdaderamente necesitadas, aunque es necesario un marco legal que impida los abusos y ayude a resolver las situaciones, no puede estar motivada únicamente por criterios económicos parciales.

          Hemos de recordar al respecto que hay que tender a la reagrupación de las familias de los inmigrantes para que esta situación, en verdad difícil, no se agrave con la separación de la convivencia familiar.

          Se ha de facilitar a los inmigrantes el acceso a los derechos sociales que, a su vez, serán un medio de integración social. Si no somos capaces de construir una sociedad integrada estaremos abocados a una “sociedad de guetos”. En nosotros está el formar un modelo u otro. Los cristianos hemos de trabajar por la real integración de los inmigrantes.

Sociedad integradora

4.3.8.    Algunas situaciones que necesitan una especial protección

Familias numerosas

163.      En justicia hemos de insistir en dos realidades familiares que necesitan una especial atención en las políticas familiares. La primera se refiere a las familias numerosas cuya existencia es un bien para la sociedad y revelan la generosidad de sus padres en su formación y mantenimiento. Actualmente parecen encontrarse ante una sociedad hostil que las mira como sin fueran algo extraño, incluso como si representaran unos valores ajenos a esta sociedad. Es necesario superar estos prejuicios que sólo indican la fuerte ideologización de muchas personas incapaces de percibir y alegrarse del bien sin más.

          Además, se sienten marginadas al comprobar que en las planificaciones sociales, ya sean de vivienda, como de ayudas a la educación, como de aportación fiscal, no se las tiene en cuenta. Esto sí que es un modo de ignorar los beneficios que ellas aportan.

Valorar y apoyar las familias numerosas

Personas viudas o solas

164.    También hay que hacer mención de los viudos, las viudas y de todas aquellas situaciones en las que, por diversas causas, recae el peso de llevar adelante una familia en una única persona. La falta de la complementariedad del otro cónyuge se nota aquí en toda su fuerza, con el dolor que supone el encontrarse en tal situación.

          Es necesario que llegue a ellos la ayuda adecuada para que puedan promover su familia dignamente. Para ello es necesario que cuenten con una economía familiar suficiente que permita a una persona sola alternar el trabajo y el gobierno de un hogar. Pero todavía más la ayuda humana de cercanía y apoyo en su soledad. Es un claro ejemplo de que todo no se resuelve con medios económicos.

Atender los problemas de las personas viudas

4.4.      La familia y la vida en la nueva evangelización de la Iglesia

La pastoral familiar: una dimensión esencial de la evangelización

165.      La promoción de la familia debe realizarse también en la pastoral de la Iglesia. Si el camino de la Iglesia es el hombre[105], hemos de tener en cuenta que este hombre vive su existencia concreta en el marco de una familia, por lo que entre los numerosos caminos como la Iglesia se acerca al hombre, el primero y el más importante es el camino de la familia[106]. Con ello queremos indicar que el trabajo pastoral con la familia no es un modo alguno una “pastoral sectorial”, sino una dimensión esencial de toda evangelización.

          Cuando nos dirigimos al hombre, hemos de tener en cuenta el hábitat que lo configura como tal, esto es, la familia, haciendo posible que todo hombre pueda enraizarse en él con mayor hondura y verdad. Una evangelización que no considere esta realidad del hombre en la familia, equivaldría a sembrar la semilla del Evangelio en un terreno donde no pudiera arraigarse, impidiendo que dé todo el fruto que Dios espera.

La familia, en el centro de la misión de la Iglesia

166.      La pastoral familiar no consiste en una serie de actividades ajenas a lo que es la vida normal de la familia, sino que se dirige fundamentalmente a queésta adquiera conciencia de su propio ser y misión, y obre en consecuencia[107]. Tal toma de conciencia centra a la familia en su tarea de ser el primer campo de personalización y en realizar la evangelización como reconstrucción del sujeto cristiano. Por ello, el primer apostolado del laico cristiano, por encima de cualquier otra actividad, es su propia familia[108].

Ser y obrar como familia

167.      En consecuencia, debe ser un principio de la acción evangelizadora de la Iglesia considerar a las propias familias cristianas como verdaderos sujetos y protagonistas de la pastoral familiar[109].Esta misión no es recibida de otras instancias, ni siquiera de la jerarquía de la Iglesia, procede en germen de la vocación bautismal que han recibido y se conforma con la vocación matrimonial y familiar que contiene una verdad originaria de la que son sujetos y agentes. De ello se deriva que la familia ponga al servicio de otras familias su propia experiencia humana, así como los dones de la fe y de la gracia[110]. Esta ayuda, que pasa de familia a familia, se muestra hoy especialmente necesaria para poder regenerar las relaciones familiares en ocasiones tan debilitadas.

Familia evangelizadora

168.      Toda pastoral familiar ha de ser progresiva, desarrollándose en las distintas etapas de su formación. Por ello, comienza ya con la infancia, donde toda la labor catequética debe tener como referencia la familia. Con ello queremos indicar que se debe tender paulatinamente a una catequesis familiar en la que los mismos padres y hermanos se impliquen en la formación de los niños.

          Por lo que respecta a los jóvenes, se debe tener en cuenta que la preocupación mayor de la pastoral de esta etapa se dirige precisamente a ayudar a los adolescentes y jóvenes a descubrir su propia vocación humana y cristiana y a prepararles a vivirla, fortaleciendo las virtudes de las que tendrán especial necesidad el día de mañana. A este respecto ya hemos hablado de la importancia de la educación al amor, educación que no se puede reducir a una mera información, sino que precisa de una verdadera “conformación” de la subjetividad que sólo es posible cuando los educadores asumen en verdad el papel que les corresponde. La dificultad que se presenta en este campo no es poca, y sin embargo todos percibimos el bien que implica en la vida de las personas cuando se les descubre el amor hermoso. No hay nada que los jóvenes deseen más; de ahí su gratitud a aquellas personas que con verdadera generosidad y constancia les han enseñado a amar en verdad.

Etapas del camino. Aprender a amar

Preparación y celebración del matrimonio

169.      Una especial atención se debe tener en la etapa del noviazgo y preparación próxima e inmediata al matrimonio[111]. Es el momento del nacimiento y configuración del amor, cuando se inicia un proceso de conocimiento mutuo y de maduración afectiva, que requiere una auténtica verificación: Porque sólo el amor verdadero construye. Por ello se requieren una ayuda específica que se les ha de ofrecer por medios adecuados a su situación personal. Gracias a ella, encontrarán un apoyo decisivo para interpretar rectamente los acontecimientos que están viviendo, descubriendo la vocación al amor como tarea de su vida en el marco de una espiritualidad y en referencia a la comunidad cristiana.

Hacia el matrimonio

170.      En esta etapa es preciso ayudar a los novios para que el día de mañana puedan vivir una paternidad responsable. Para ello las diócesis deberán contar con Centros de regulación natural de la fertilidad que ofrezcan una visión integral de la sexualidad y fertilidad según la antropología adecuada que hemos expuesto anteriormente. El recurso a los periodos de infertilidad de la mujer pide una cierta madurez en el amor de los esposos, que no se improvisa y que requiere, junto a la virtud de la castidad, unos ciertos conocimientos. Urgimos a los pastores y a los cónyuges cristianos a acoger esta doctrina de la Iglesia y animamos a la promoción de dichos Centros.

Educar para la paternidad responsable

171.      Los Cursos prematrimoniales suponen una ocasión única para muchas personas en orden a comprender el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. Ante la secularización del matrimonio y las dificultades de asumir las obligaciones anejas al mismo se comprende su necesidad. Estos cursos forman parte de la labor pastoral dela Iglesia, y muchas veces son el primer encuentro de los novios con ella después de años de ausencia. Es necesario, por tanto, guardar su sentido enteramente eclesial evitando presentar opiniones personales en temas en los que se juega la verdad del matrimonio y la familia. La integridad de esta verdad exige el incluir los aspectos evangélicos, eclesiales, morales y humanos del matrimonio. Ha de presentarse el núcleo del mensaje cristiano como algo que afecta al sentido de la vida del hombre y origine una esperanza en la vida nueva otorgada por Cristo.

          Es especialmente importante el que los sacerdotes dialoguen personalmente con los novios, de tal manera que les ayuden a profundizar en su proyecto y motivaciones, a verificar su madurez y las condiciones de validez del matrimonio, y a prepararse espiritualmente para recibir este sacramento. Así su celebración supondrá un crecimiento en la fe y un reconocimiento y adhesión a la Iglesia.

Claves de los Cursos prematrimoniales

172.      Por lo que respecta a la celebración se ha de procurar que los novios sean verdaderamente “celebrantes” de su matrimonio. En este sentido no dejamos de aconsejar la celebración del matrimonio en el marco de la celebración Eucarística, así como que se proponga a los contrayentes que reciban convenientemente el sacramento de la Penitencia. Se ha de cuidar en especial la misma celebración para que guarde siempre su significado de un acto sacro, por encima de los formalismos sociales siempre presentes[112]. Pues por el sacramento del matrimonio los contrayentes se insertan de modo especial en la historia de la salvación.

Celebración de un “gran sacramento”

Las familias, en el corazón de la pastoral

173.      Pero la verdadera pastoral familiar comienza una vez que la familia se ha constituido. Es el momento en que tanto las demás familias de la comunidad eclesial como los mismos sacerdotes y religiosos deben saber acompañar con sencillez y naturalidad evangélica a los esposos que se encuentran en una situación nueva en su vida. En ella se enfrentan a nuevas responsabilidades que implican verdaderos retos y que en ocasiones son fuentes de conflicto y de dificultades, como pueden ser las creadas por la adaptación a la vida común o por el nacimiento de los hijos.

          Muchas veces los matrimonios y las familias son incapaces por sí mismos de resolver tales dificultades, por lo que se hace necesaria la presencia eclesial que les sostenga, oriente y ayude. Naturalmente, el primer lugar donde los esposos deben encontrar esta ayuda es en las parroquias. En ellas se ha de despertar una sensibilidad en este campo pastoral para ser capaces de acoger en un primer momento a los matrimonios con dificultades. Es una comprobación de su capacidad de ser una comunidad viva y cercana, punto de referencia para los distintos acontecimientos de la vida.

          Invitamos especialmente a los sacerdotes –y otros responsables de la pastoral familiar- a una formación y actualización constantes en los diversos campos relacionados con la familia mencionados en este documento, así como al trato personal con matrimonios y familias.

Ayudas eclesiales a las familias

174.      Como a veces los problemas son graves y requieren una atención especializada, resultan especialmente necesarios los Centros de Orientación Familiar que han de contar con un servicio de atención espiritual, moral, médico, psicológico y legal. Sólo su coordinación con la actividad de las parroquias permitirá que sean suficientemente conocidos y operativos.

          En esta misma línea, las parroquias deben estar atentas a poder ofrecer a aquellas personas, que por su especial situación lo precisen, Centros de acogida en donde puedan hacerse cargo de su situación familiar, como es el caso de las madres solteras, que precisan una verdadera ayuda tanto para acoger y criar a su hijo como para educarlo. Ambos centros son un modo concreto como la Iglesia se hace presente de modo eficaz en los graves problemas de las familias y los hombres de hoy. Sin esta ayuda estaríamos faltando gravemente a un modo específico de presencia eclesial en un tema básico de justicia social.

Centros especializados

175.      La dificultad de la actual problemática familiar y la multitud de los temas implicados exigen unos agentes de pastoral familiar especialmente formados para esta actividad específica[113]. No basta en este campo la buena voluntad, es necesario profundizar en la verdad del matrimonio y la familia, adquiriendo un conocimiento capaz de ofrecer ayuda efectiva en los problemas reales que se presentan. En este sentido, hay que agradecer sinceramente y promover con fuerza la existencia de Movimientos de matrimonios y Asociaciones familiares[114]. Sin contar con su valiosa experiencia y aportación que se ha manifestado muy efectiva en estos años, tantas veces con tareas de suplencia, se correría el peligro de plantear una pastoral familiar separada de la vida real de nuestras diócesis y de las personas que conocen la realidad de los problemas y sus soluciones.

Otras instancias: movimientos, asociaciones

176.      Para llevar a cabo la formación de los agentes de pastoral matrimonial y familiar hemos de mencionar la existencia de Centros académicos de estudios sobre matrimonio y familia y sobre bioética. Su labor es muy beneficiosa en la medida en que, fieles al magisterio, sirven para profundizar y hacer más accesible al hombre actual la verdad del plan de Dios sobre el matrimonio y la familia en toda su integridad

En el ámbito académico

177.      La aplicación concreta de estos principios a la pastoral familiar será desarrollada más detenidamente en el próximo Directorio de Pastoral Familiar y de la Vida de la Iglesia en España, con el que queremos responder a la petición realizada en la exhortación Familiaris consortio (n. 66) y que esperamos podrá servir de orientación e impulso a la atención a la familia en cada diócesis.

Directorio pastoral

178.      Ciertamente nos encontramos con situaciones y problemas nuevos en nuestra sociedad en lo que respecta a la familia y a la vida. El reto que se nos presenta es ser capaces de dar una respuesta verdadera a los mismos que sea apta para solucionarlos. En esta respuesta, todo hombre y toda mujer podrá encontrar en el evangelio de la familia y de la vida, una luz clara para guiar sus pasos en la búsqueda de caminos y soluciones nuevas.

 

Luz del Evangelio

CONCLUSIÓN
“HACED LO QUE ÉL OS DIGA”  

María, Reina y Madre de las familias

179.      “No tienen vino” (Jn 2,3). Esta frase expresa el juicio de María sobre la situación de los esposos de Caná. Es la mirada atenta de una Madre que sabe ver más allá de las apariencias festivas y descubrir la verdadera necesidad que tenía ese matrimonio. Cuando falta la alegría verdadera, surge el desconcierto. El momento de la prueba, aunque sea entrevisto antes, no se entiende en verdad hasta que se vive.

La Madre advierte la carencia

180.      Esta misma ha sido la conclusión de nuestra mirada a los matrimonios y a las familias actuales. Se ha extendido mucho el pesimismo en las mismas, amenaza el desaliento y algunas comienzan a dudar de su futuro. Reconocer la realidad en sus defectos, es el modo de sanar la situación. No sirve para nada tapar la enfermedad si sigue creciendo. Pero, como en el caso de María, nuestra mirada cristiana es un juicio con esperanza.

          La esperanza nace de la presencia de María y de Jesucristo en esa boda. En el hecho de que es el mismo Jesucristo el Esposo que quiere hacerse presente por medio de su “hora” (cfr. Jn 2,4) a la humanidad, que quiere llenar con su presencia todos los hogares cristianos.

          La esperanza nace también de la oración. La Madre intercede ante su Hijo para que socorra la penuria de los esposos de Caná y de todos los matrimonios y las familias. A esa oración de misericordia se une la voz de la Iglesia. Con esta unión íntima surge la disponibilidad para realizar el deseo del corazón de Cristo.

Mira con ojos de esperanza

181.      “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5). Éste es el testamento de María, su última y más importante recomendación. Es el consejo que nace de una confianza absoluta en Jesucristo, en un conocimiento íntimo de su misión salvífica. La “hora” de Cristo comienza con la renovación del matrimonio, con la abundancia del “vino mejor” (Jn 2,10). Allí está la fuente escondida del amor esponsal en donde se encuentra el principio de todo recomenzar.

          Al final de esta Instrucción Pastoral en la que hemos procurado anunciar la buena noticia del matrimonio, la familia y la vida, nos hacemos eco del buen consejo de María que debe llegar a cada hombre y a cada mujer en su proyecto de construir ese “santuario de la vida” que es la familia. María indica a todos la docilidad al Maestro para recibir de nuevo el don inagotable del Amor hermoso[115].

Y orienta hacia su Hijo Jesucristo, fuente del amor renovado

 NOTAS   

[104] Cfr. Conferencia Episcopal Española, Nota de la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida Sobre la “píldora del día siguiente”, 12.XII.2000;Conferencia Episcopal Española, Nota de la Asamblea Plenaria, La “píldora del día siguiente”: nueva amenaza contra le vida, 27.IV.2001. A propósito de la RU-486, cfr.: Conferencia Episcopal Española, Declaración de la Comisión Permanente, El aborto con píldora es también un crimen, 17.VI.1998. Sobre el tema, véase también: Conferencia Episcopal Española, Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida, El aborto. 100 cuestiones y respuestas sobre la defensa de la vida y la actitud de los católicos, 25.III.1991, nn. 3-14.   

[105] Cfr. RH, 14.   

[106] Cfr. CF, 2.   

[107] Cfr. FC, 17.   

[108] Cfr. ChL, 40.   

[109] Cfr. FC, 71.   

[110] Cfr. FC, 69.   

[111] Cfr. FC, 65-66; Pontificio Consejo para la Familia, Preparación al sacramento del matrimonio, 13.V.1996; CIC, canon 1063.   

[112] Cfr. FC, 67-68; Ritual de la Celebración del Matrimonio.   

[113] Cfr. FC, 73-76.   

[114] Cfr. FC, 72.   

[115] Cfr. CF, 20.

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