LXXVI
ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL |
LA
FAMILIA, SANTUARIO DE LA VIDA
Y ESPERANZA DE LA SOCIEDAD
(parte V)
Instrucción Pastoral de la Conferencia Episcopal
Española
Madrid, 27 de abril
de 2001
CAPÍTULO
4
CULTURA DE LA FAMILIA Y DE LA VIDA EN LA CULTURA
DEL PORVENIR DE NUESTRA CIVILIZACIÓN
4.1.
La familia y la vida humana, bienes fundamentales de la persona y de la
sociedad Contribuir
a una cultura de la familia y de la vida |
|
133.
Hemos visto las esperanzas y las dificultades que encuentra el evangelio
de la familia y de la vida en nuestro tiempo. Nuestro anuncio es
inseparable de nuestra misión. Para volver a hacer creíble el amor
fiel y el aprecio de la vida humana en todo su desarrollo hemos de saber
vivirlo y saber construir una verdadera cultura de la familia y de la
vida. Es el desafío que se abre a la nueva evangelización como
respuesta a la mirada de fe a nuestro tiempo |
Misión de toda la Iglesia: contribuir a una auténtica cultura de
la familia y de la vida |
134.
Esta decisión supone devolver a las familias su capacidad de
construirse en medio de circunstancias a veces adversas, hacerlas
conscientes del propio protagonismo en la comunión de personas que
quieren vivir y del modo como su amor mutuo hace surgir una variedad de
iniciativas para realizarlo. Supone, también, tener en cuenta los
medios adecuados para el reconocimiento público de la importancia de la
familia en la configuración de la sociedad. Es necesario que todos los
hombres y mujeres de nuestro tiempo sean conscientes de que están
convocados a colaborar en esta tan noble como indispensable tarea. |
Protagonismo social de las familias |
135.
Igualmente, la vida humana no sólo debe ser acogida con amor en el
interior de la familia como el don más grande de Dios; también se debe
buscar su defensa explícita en las leyes que configuran nuestro
ordenamiento social. Si falta una adecuada defensa de la vida y no se
respeta el valor sagrado de cada vida humana, constitutivo básico del
bien común social, las relaciones sociales se resienten y quedan a
merced de un relativismo amenazador. La función social de las familias
está llamada a manifestarse también en la forma de intervención
política, es decir, en que las leyes e instituciones del Estado
sostengan y defiendan los derechos y los deberes de la familia. 136.
Defender y promover la familia y la vida humana es la tarea que se abre
a nuestra Iglesia en el comienzo del s. XXI como un camino largo, pero
cargado de esperanza en la construcción del futuro[95]. |
Leyes e instituciones públicas que defiendan los derechos de las
familias |
4.2. Promoción de políticas familiares adecuadas
|
|
137.
“La familia es una comunidad de personas, la célula social más
pequeña, y como tal es una institución fundamental para la vida de
toda sociedad. La familia como institución, ¿qué espera de la
sociedad? Ante todo que sea reconocida en su identidad y aceptada
en su naturaleza de sujeto social”[96]. Esta afirmación de Juan Pablo II es clave para mostrar qué se
entiende por “política familiar adecuada” como fundamento del
reconocimiento y promoción efectiva del papel de la familia en la
sociedad. Tal como lo presenta la Iglesia consiste en dos elementos muy
sencillos: saber reconocer la identidad propia de la familia y aceptar
efectivamente su papel de sujeto social. |
Reconocimiento de su identidad y función social |
4.2.1. Identidad
familiar en el contexto social
El
matrimonio natural, bien para toda la sociedad |
|
138.
Por reconocimiento de la identidad familiar nos referimos a la fundada
en un legítimo matrimonio y abierta a la descendencia. Es la
realidad básica que articula las relaciones personales primeras, en
ellas están inscritas los derechos fundamentales de la persona: a nacer
en el seno de una familia con un padre y una madre, a vivir una
fraternidad real con sus hermanos, a poder confiar en estas relaciones
como medios válidos de crecimiento personal.
No estamos hablando sino de
lo que se corresponde con el deseo de la inmensa mayoría de las
personas. Éstas tienen el derecho de que se les reconozca la
especificidad de su proyecto de vida y se les ayude en su realización. |
Basada en el
matrimonio natural |
139.
Esta reclamación se basa en el hecho fundamental de que la familia es
un bien singular para la sociedad por su misma existencia y por
el desarrollo de los bienes que la conforman en su interior. En ella se
gestan el primer respeto a la dignidad de la persona y sus derechos
empezando por el derecho a nacer y terminando en la dignificación del
momento de la muerte. No es un mero producto cultural que el Estado
puede conformar a su voluntad, sino una institución natural
anterior a cualquier otra comunidad, incluida la del Estado[97]. |
Bien fundamental para la sociedad |
140.
Este hecho supone en primer lugar el reconocer como familia la fundada
en el matrimonio. Por eso, se debe ayudar a las personas a llegar al
matrimonio con un auténtico proyecto de vida y una capacidad
personal de llevar adelante tal proyecto. Igualmente se debe respetar al
matrimonio en lo que concierne a la disposición a tener hijos por medio
de sus relaciones conyugales.
En todo lo que corresponde a
la comunicación de los bienes fundamentales que se produce en la
familia como son la educación, la herencia, los servicios sociales, el
cuidado de los niños y ancianos, se ha de tener en cuenta la realidad
familiar. La familia es la primera escuela de sociabilidad del
hombre y debe fomentarse ya que lo es por su esencia. Para poder
realizar esto debe contar con los medios adecuados para mantener y
promover las relaciones familiares: vivienda, trabajo, posibilidad de
reunir la familia, medios de educación. |
Capacitar para el matrimonio |
Legislaciones
en contra y a favor de la familia |
|
141.
Si la familia reclama el que le dejen ser lo que es, esto supone también
que no se la equipare con otras realidades que no tienen la misma
identidad. Nos referimos con ello sobre todo a las denominadas
“parejas de hecho”. Observamos una alarmante tendencia a conceder
derechos a este tipo de convivencia en un régimen de igualdad con la
familia fundada en el matrimonio. Es necesario aclarar lo que este hecho
significa.
Tratar como iguales
realidades desiguales es una injusticia. No es posible equiparar la realidad del compromiso público en un
matrimonio con los derechos y obligaciones que contraen ante la
sociedad, a la mera unión de hecho de dos personas sin ninguna
responsabilidad ante nadie. No valorar la confianza y el compromiso
personal en el ámbito social es un profundo debilitamiento del
entramado social básico y una falsificación fundamental de los deseos
reales de las personas que contraen matrimonio sin que la sociedad les
apoye de modo real. |
Legislaciones injustas que conceden el estatuto del matrimonio y
de la familia a realidades que lo no son |
142.
El modo más evidente de comprobar lo anterior es repasar los bienes
que la sociedad recibe de una familia bien estructurada en comparación
con cualquier otro modo de convivencia. No es lo mismo formar un hogar
que acoge una descendencia y la educa, que una pareja cerrada a ella por
principio. No es lo mismo asumir una responsabilidad civil en el cuidado
y formación de las personas que la integran que dejar en una ambigüedad
la posibilidad de tales circunstancias en un futuro. |
La familia estructura la sociedad y le aporta grandes bienes |
La protección social y legal
hacia una institución debe estar en correlación con los beneficios que
la sociedad recibe de tal comunidad de personas. La tolerancia que puede
darse hacia otro tipo de realidades no puede entenderse como una
arbitraria igualdad. Esto no sería neutralidad, sino partidismo anti-matrimonio
y anti-familia: estamos ante una falsa equiparación social de
realidades distintas. De este modo se olvida la estructuración misma de
la sociedad. La presión que se observa a veces en pro de esta paridad
procede más de una insistencia ideológica de grupos de presión
interesados -algunos con gran capacidad económica- que de la relevancia
real del tema[98]. |
La familia, acreedora de protección legal y social |
143.
Un bien fundamental que recibe la sociedad de la familia son los
hijos. Es un elemento principalísimo del progreso social y se le
debe reconocer a las familias que generosamente los engendran y educan.
Es necesario tener en cuenta la relación entre familia y educación en
lo que se refiere a ofrecer una familia a aquellos niños que por
distintas circunstancias no la tienen. En el tema de la adopción
hay que tener en cuenta los derechos del niño por encima de la voluntad
de los padres. En la actualidad existe una dificultad excesiva para que
una familia pueda adoptar un niño en España. |
La familia confiere a la sociedad su más precioso bien: los hijos
y su educación |
4.2.2. La
familia como sujeto social Protagonismo
social de la familia |
|
144.
La importancia de la institución familiar en el ámbito social está en
el hecho de que es sujeto de derechos fundamentales. No es sujeto
de derechos sólo la persona individual sino también la comunidad de
personas. De aquí la importancia de la Declaración de los derechos
de la familia que hizo la Santa Sede (25.XI.1983). Las iniciativas
que toman las familias en el campo que les corresponde gozan de una
prioridad sobre la planificación estatal y deben ser amparadas por el
Estado[99].
De este modo se puede decir
que la familia es una “sociedad primordial” y, en cierto modo,
“soberana”[100]. Por eso, el papel del Estado en una “política familiar
adecuada” debe seguir el principio de subsidiariedad respecto a
las iniciativas familiares. Sólo así se vence una excesiva
“burocratización” de la sociedad que se puede hacer así más
familiar en las relaciones de sus miembros. |
Sociedad “soberana”, sujeto de derechos fundamentales |
145.
Resulta superfluo decir que la política familiar no puede reducirse a
una mera ayuda económica, supone y exige ante todo una tarea de evitar
trabas y de favorecer la capacidad de iniciativa de las familias.
Es caer en la cuenta de la potencialidad del bien que la familia genera
por sí misma y promoverla desde sí misma. No se puede hacer esto sin
considerar la singularidad y dinamismo familiar que no puede ser
violentado. De este modo, se percibirá mucho más la especificidad de
la familia respecto a las otras realidades que quieren compararse a
ella. Para toda esta labor se ha de tener en cuenta y favorecer el asociacionismo
familiar como modo de vertebrar la sociedad y estar atento a los legítimos
intereses que reclaman. |
Facilitar su tarea social |
146.
Como presentación de los distintos campos en los que la familia es
generadora de sociabilidad y, por ello, poseedora de derechos, podemos
mencionar brevemente los derechos fundamentales de la familia: el
derecho a unas condiciones económicas que le aseguren un nivel de vida
apropiado a su dignidad; a unas medidas de seguridad social; a un orden
social y económico en el que la organización del trabajo permita a sus
miembros vivir juntos y que no sea obstáculo para el bienestar; a la
salud y estabilidad de la familia; así como a una remuneración del
trabajo que sea suficiente para fundar y mantener dignamente una
familia; al reconocimiento del trabajo de la madre en casa, a una
vivienda digna; el derecho de los padres a la educación de sus hijos, a
unos medios de comunicación respetuosos con la institución familiar.
Son los requerimientos básicos que toda auténtica política
familiar debe tener en cuenta e intentar legítimamente satisfacer. |
Algunos derechos fundamentales de la familia |
4.3. Algunos ámbitos esenciales de la
política familiar en la actualidad |
|
147.
Al dirigirnos a los poderes públicos no pretendemos -no nos
corresponde- sugerir soluciones técnicas a los complejos problemas que
una política familiar entraña. Nos
limitaremos a señalar, a la luz del Evangelio de la familia y de la
vida y de la misma luz natural de la recta razón, algunos puntos y
criterios fundamentales. Entre estos requerimientos
básicos queremos prestar una especial atención a los siguientes. |
Criterios básicos
|
4.3.1. La vivienda Espacio vital para el hogar familiar |
|
148.
Comenzamos destacando la necesidad de plantear una política de
vivienda familiar. Es imprescindible para la vida familiar un lugar
adecuado donde desarrollarse y fundar el hogar. La casa es signo y
presencia del necesario ámbito de intimidad de cada persona, un espacio
para la vida en comunión.
Estos momentos de expansión económica
han sido acompañados por una especulación inmobiliaria en
beneficio de bancos, ayuntamientos y empresas constructoras que
encarecen artificialmente la construcción. Se ha mejorado la dignidad
de la casa respecto a tiempos anteriores; sin embargo, resultan
actualmente un peso enorme para la economía familiar, sobre todo de los
matrimonios jóvenes. Son actualmente una causa del retraso de la edad
de contraer matrimonio y del miedo a tener hijos, pues son necesarios en
la mayor parte de los casos dos sueldos para sostener la economía
familiar y el trabajo de la mujer está muchas veces amenazado en el
caso de quedarse embarazada.
Todavía el tamañode las viviendas está configurado para una
determinada concepción de la familia y dificulta la familia amplia y la
presencia de las personas mayores en la convivencia del hogar. |
Un hogar adecuado y asequible para cada familia |
4.3.2. La educación Los
padres, primeros educadores |
|
149.
Una familia que no toma la educación como la guía principal de su
convivencia es una familia sin alma. La eventual inhibición de
los padres en la educación de sus hijos es un signo de falta grave
de la vitalidad familiar.
Esta misión de los padres no
está facilitada por el sistema educativo vigente. En primer lugar, por
la fragmentación del programa educativo que se plantea sin una
adecuada concepción de la formación integral de la persona. Las
dificultades crecientes de la convivencia en los centros educativos así
lo demuestra. Se tiende a veces a preparar a técnicos expertos más que
a personas capaces.
En segundo lugar, por el
escaso papel que se concede a los padres en la elección del centro según
el ideario que se le ofrece. Al respecto se ha de recordar el
derecho constitucional a la elección de centro educativo por parte de
los padres. |
Facilitar la tarea
educativa de los padres |
Libertad
de enseñanza, incluida la religiosa |
|
150.
Si ha sido un logro la escolarización infantil plena no ha corrido
pareja la mejora de la calidad de la enseñanza y se han multiplicado
las dificultades a la hora de subvencionar la escuela concertada,
como si fuera una concesión que se da y no un derecho que se
reconoce. El pluralismo social debe tener su primera expresión en
el ámbito educativo so pena de convertirse en un eslogan sin contenido.
El derecho a la enseñanza
de la religión, suscrito en los acuerdos con la Santa Sede, es
también un derecho –humano y constitucional- de los padres que debe
ser reconocido. La religión es una dimensión imprescindible de la
formación de una persona e incluye una transmisión de conocimientos
que se ha de integrar en el conjunto de saberes que se enseñan en el
sistema educativo. La enseñanza religiosa es así parte inalienable de
la libertad religiosa, derecho humano fundamental. |
Derecho de los padres a la libertad de enseñanza |
4.3.3. Medios de comunicación social Verdadero
servicio social. Responsabilidad formativa |
|
151. Uno
de los factores que hoy más influye en la vida social, particularmente
en la familia y, dentro de ella, en los más pequeños, son los medios
de comunicación social. La nuestra es la llamada sociedad de la
información, pues “el cambio que hoy se ha producido en las
comunicaciones supone, más que una simple revolución técnica, la
completa transformación de aquello a través de lo cual la humanidad
capta el mundo que le rodea y que la percepción verifica”[101].
De todo ello se deriva la gran responsabilidad moral y social de
cuantos intervienen en las comunicaciones sociales, a fin de que ésta
sea conforme a la dignidad de la persona humana y el bien común. Esto
sólo será posible cuando, partiendo de la concepción de la comunicación
social como servicio social, se prime en los medios la defensa de
la vida, la promoción de los valores humanos, culturales y familiares,
y la propuesta de modelos de vida que los encarnen, y se deje de lado la
visión mercantilista de la comunicación, que únicamente persigue la
consecución de la máxima rentabilidad -económica o política- con los
mínimos costos y para las mayores audiencias posibles. |
Un
servicio social de creciente importancia
|
152.
Esta concepción economicista de la comunicación, aunque respete
de manera formal la pluralidad informativa, está provocando en nuestro
país la concentración de empresas que se constituyen en auténticos oligopolios
mediáticos -no exentos de las correspondientes tutelas políticas
afines-, los cuales imponen en los contenidos, de manera predominante,
sus líneas ideológicas, además de dificultar el ejercicio real del
derecho de información, especialmente para los más débiles.
Estas ideologías, como ya hemos señalado, afectan en particular a la
familia y la vida, por lo que hemos de hacer un llamamiento a la
responsabilidad moral que les concierne a los empresarios de la
comunicación y a los informadores, especialmente a los católicos, para
que realicen una comunicación social conforme a la dignidad de la
persona humana y a los valores que la sustentan. La
familia tiene derecho, además, a una especial protección de la
intimidad y a que sus miembros, sobre todo los menores de edad,
reciban una particular protección frente a la violencia y la
pornografía, que aunque rechazadas socialmente, son toleradas
impunemente, de hecho, en muchos formatos mediáticos que contribuyen a
su perniciosa difusión e influencia.
Aunque la preservación de la calidad ética y estética en los medios
de comunicación social es tarea de todos, la Administración pública
tiene especial obligación de hacerlo y que sea respetada en ellos
la dignidad humana, arbitrando las medidas legales necesarias y
vigilando su cumplimiento, especialmente en lo que se refiere a la
protección de la infancia y juventud, por otro lado imperada por la
Constitución española (art. 20,4).
Todas estas necesarias medidas de protección en relación a los medios
de comunicación, serían en gran parte ineficaces, sin la cuota de
responsabilidad que ha de asumir también el público, mediante “un sano
y maduro sentido crítico que, para los católicos, ha de estar
guiado por la doctrina de la Iglesia. Especial misión tienen, en este
sentido, los padres y educadores, sin olvidar a la propia comunidad
cristiana. Las exigencias éticas y morales de la comunicación social
no pueden estar ausentes de los contenidos didácticos de la catequesis
y enseñanza religiosa de niños y jóvenes, y de las materias
formativas de los futuros esposos o de las escuelas de padres”[102].
“Por el bien de sus hijos, y por el suyo, los padres deben aprender y
poner en práctica su capacidad de discernimiento como
telespectadores, oyentes y lectores, dando ejemplo en sus hogares de un uso
prudente de los medios de comunicación. De acuerdo con la edad y
las circunstancias, los niños y los jóvenes deberían ser introducidos
en la formación respecto a los medios de comunicación, evitando el
camino fácil de la pasividad carente de espíritu crítico, la
presión de sus coetáneos y la explotación comercial. Puede ser útil
a las familias –padres e hijos juntos- reunirse en grupos para
estudiar y discutir los problemas y las ventajas que plantea la
comunicación social”[103].
Junto a las necesarias reservas, antes apuntadas, los medios de
comunicación presentan, por otro lado, una gran cantidad de posibilidades
formativas y divulgativas, muchas de ellas al alcance de todos, para
contribuir a extender el valor de la familia, como esperanza de la
sociedad y santuario de la vida. |
Grave responsabilidad de los empresarios de la
comunicación y los informadores, de la Administración y de las propias
familias |
4.3.4.
El régimen fiscal Valorar
los esfuerzos de la familia |
|
153.
Es importante que se reconozca el bien que genera la unidad familiar en
la medida que realiza toda una serie de atenciones a sus miembros. De
otro modo, estos cuidados cargan penosamente sobre los servicios
sociales y la economía general. En cambio se puede decir que, en la
actualidad, la familia está en la práctica penada fiscalmente
frente a los que no viven en una convivencia familiar establecida. |
Discriminación
|
Para solucionar esta
desproporción no basta un plan dirigido únicamente a primar económicamente
el número de hijos. Hay que buscar también otros incentivos que
muestren la capacidad interna de las familias. Pero mantener este régimen
discriminatorio supone cargar un gran peso sobre la familia |
Ayud |
154.
Detrás de los incentivos económicos debe existir ante todo la valoración
de la función magnífica de atención de la familia a sus miembros en
especial los que están enfermos y debilitados como ocurre con los
ancianos. Hay que agradecer la generosidad de esas familias que con enorme
esfuerzo y escasa ayuda llevan a cabo esta callada tarea, con una
mención especial para las familias numerosas. |
Reconocer su función social, como es la
atención a niños, enfermos y ancianos
|
NOTAS
[86] EV, 65. [87] Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, DeclaraciónLa eutanasia es inmoral y antisocial, 19.II.1998, n. 6. [88] Cfr. Comité Episcopal para la Defensa de la Vida, Conferencia Episcopal Española, La Eutanasia. 100 cuestiones y respuestas sobre la defensa de la vida humana y la actitud de los católicos, 14.II.1993. [89] Cfr. Juan Pablo II, Discurso en el V aniversario de la EV, 14.II.2000. [90] Cfr. EV, 89. [91] Ley 8/1985, de 5 de junio. [92] Sentencia 53/1985, de 11 de abril. [93] Sentencia 116/1999, de 17 de junio, que se refiere a la ya mencionada Ley 35/1988, de 22 de noviembre, sobre “Técnicas de reproducción asistida”. [94] EV, 78-79. [95] Cfr. NMI, 47. 51. [96] CF, 17. [97] Cfr. CDF, introd.,D: "La familia, sociedad natural, existe antes que el Estado o cualquier otra comunidad y posee unos derechos propios que son inalienables." [98] Pontificio Consejo para la Familia, Familia, matrimonio y “uniones de hecho”, 11.XI.2000, n. 16: “Respecto a los reciente intentos de equiparar familia y uniones de hecho, incluso homosexuales (conviene tener presente que su reconocimiento jurídico es el primer paso hacia la equiparación), es preciso recordar a los parlamentarios su grave responsabilidad de oponerse a ellos, puesto que los legisladores, y en particular los parlamentarios católicos, no podrían cooperar con su voto a esa clase de legislación, que, por ir contra el bien común y la verdad del hombre, sería propiamente inicua. Estas iniciativas legales presentan todas las características de disconformidad con la ley natural que las hacen incompatibles con la dignidad de la ley”. Cfr. CDF, art. 1, c. [99] Cfr. CDF, art. 9: "Las familias tienen el derecho de poder contar con una adecuada política familiar por parte de las autoridades públicas, en el terreno jurídico, económico, social y fiscal, sin discriminación alguna." En el resto del artículo se exponen pormenorizadamente las claves de esta política. [100] Cfr. CF, 17. [101] Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales. Instrucción Pastoral Aetatis Novae, 22.II.1992, n. 4. [102] Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social. Mensaje para la XXXV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 29.IV.2001, n. 6. [103] Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, Ética en las comunicaciones sociales, 4.VI.2000, n. 25. |