1era estación.

 

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

 

Y no respondió a ninguna acusación.

(Mt. 27,14)

 

Te condenaron a muerte

tu silencio y mi silencio.

 

Las gargantas en tumulto

ante el Pretor somnoliento,

lapidaron con sus gritos

el mármol de tu silencio.

 

Tu mutismo era una estatua

de blancura y de misterio...

 

“¡Habla, Jesús, que te matan!

Arropada en tu silencio

la muerte viene volando

entre graznidos de cuervos.

 

¡Habla, Señor, tu palabra,

 como un huracán de fuego,

salga de tu boca

y queme lo falso de los denuestos!

 

¿Por qué te quedas callado

si eres el Divino Verbo...?”

 

 La boca de Dios

quedó baldía como el desierto.

 

 Lo condenaron a muerte

su silencio y mi silencio.

 

Escupieron las gargantas

alaridos a mi miedo.

 

Al oleaje de gritos

debí levantar mi pecho

-dique de amor y diamante-

contra el torrente protervo.

 

Pero fui arena medrosa

que no supo defenderlo.

 

 Debí gritarles:

 “¡Judíos, yo soy,

yo soy el perverso;

 a mí la hiel, las espinas,

 a mí la cruz y el flagelo!”,

 pero se anudó a mi voz

la vil serpiente del miedo.

 

¡Pastores, por cobardía

me mataron mi Cordero:

fue más fuerte que mi amor

el ladrido de los perros...!

 

Lo condenaron a muerte

 su silencio y mi silencio

: uno, silencio de amor;

 otro, silencio de miedo.


 



 
 
Romancero de la vía dolorosa
   1era estación. JESUS ES CONDENADO A MUERTE. Arte Francisco Ros Gascóns