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E
V A N G E L I O
Domingo
24 del tiempo Ordinario 15 de Septiembre de 2002
El
Evangelio es un pregón de perdón total y de liberación completa. No
basta, pues, que deje de haber oprimidos, sino que es necesario conseguir
que no haya más opresión. Solamente así el antiguo deudor perdonado no
se convertirá en nuevo opresor. La
Eucaristía celebra el memorial de Cristo y aplica la remisión de los
pecados. Es reconciliación y la exige entre los hermanos. ![]() Lectura
del santo Evangelio según San Mateo 18,21-35. En
aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: -Si
mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete
veces? Jesús
le contesta: -No
te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y
les propuso esta parábola: Se
parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus
empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil
talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a
él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El
empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: -Ten
paciencia conmigo y te lo pagaré todo. El
señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la
deuda. Pero al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros
que le debía cien denarios, y agarrándolo lo estrangulaba diciendo: -Págame
lo que me debes. El
compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: -Ten
paciencia conmigo y te lo pagaré. Pero
él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus
compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a
su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: -¡Siervo
malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías
tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de
ti? Y
el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la
deuda. Lo
mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón
a su hermano.
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COMENTARIO Ya
ves que el señor nos habla de la necesidad de perdonar. Todos somos
pecadores y, por tanto, nos equivocamos, cometemos fallos, no tratamos
siempre a los demás como ellos se merecen, y hay que saber pedir perdón.
Pero a los otros les pasa igual con nosotros. Podemos sentirnos algunas
veces ofendidos, mal tratados, abandonados, no correspondidos,
injustamente tratados… Pero, ¿qué hacemos? ¿Les pagamos con la misma
moneda? Eso sería venganza. Lo correcto es, como nos decía el señor el
domingo pasado, corregir con caridad al que se equivoca. Y siempre tratar
de perdonar. Ese fue el ejemplo de Cristo en la Cruz: PADRE, PERDÓNALOS
QUE NO SABEN LO QUE SE HACEN. Y esa ha de ser nuestra postura si queremos
vencer el mal con la fuerza del bien. No hay mejor camino para acabar con
la violencia que hay en el mundo hoy. Aprende a decir: PERDÓNAME PORQUE
YO TAMBIEN TE PERDONO.
Saludos de tu amigo Juan
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