|
|||||
E
V A N G E L I O
Domingo
23 del tiempo Ordinario 8 de Septiembre de 2002
Jesús,
al fundar la comunidad eclesial, no renuncia a darle un estatuto referente
a la admisión o exclusión de sus miembros. Pero establece una jerarquía
de valores: primero hay que dialogar con el individuo, después hay que
buscar algunos consejeros, finalmente hay que tratar el caso a nivel de
comunidad. Con esto se condena la arbitrariedad dictatorial y el terror
blanco. La
comunidad cristiana, reunida en Asamblea, es cuerpo de Cristo que ata y
desata. Al celebrar la Eucaristía, se cumple por antonomasia la palabra
del Señor: Yo estoy en medio de dos o tres que se reúnan en mi nombre. ![]() Lectura
del santo Evangelio según San Mateo 18,15-20. En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -Si
tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has
salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para
que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no
les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la
comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. Os
aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y
todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os
aseguro además que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para
pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están
reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
|
|
||||
|
COMENTARIO Nos
dice el señor que es necesario corregir al que se equivoca. Y como todos
nos equivocamos muchas veces quiere decir que debemos corregirnos
mutuamente. Y la corrección fraterna es una obra de caridad, ya que es
ayudar a mi hermano, o dejarme ayudar, cuando andamos equivocados. Si yo
veo a un amigo que está en peligro debo advertírselo para que no le
ocurra nada malo. Pero si me callo y le ocurre una desgracia, yo soy
responsable de no habérselo advertido.
Hay que corregir con caridad, prudencia, oportunidad, amabilidad,
pero sin dejar pasar la oportunidad de hacer un bien al que lo necesita.
Es un deber moral. También
nos habla el Señor de la necesidad de orar juntos. La oración
comunitaria, como lo es la celebración de la Eucaristía es importantísima,
porque nos garantiza la presencia de Dios. Y El ha dicho que todo lo que
pidamos unidos el Padre Dios nos lo concederá. Para que la oración
comunitaria sea como deber ser, tenemos que ser almas de oración, y orar
personalmente con asiduidad. Todos los días Dios te espera en la oración.
Procura no fallarle.
Saludos de tu amigo Juan
|
||||