1.9.- La personalidad desconfiada, celosa o
paranoide.
El
trastorno paranoide de la personalidad se caracteriza principalmente por la
presencia, de un modo generalizado y permanente, de una desconfianza excesiva e
injustificada hacia los demás. Es más frecuente en el hombre que en la mujer.
Son
personas que siempre han sido desconfiadas, mal pensadas, recelosas, que siempre
piensan que los demás les están intentando engañar o perjudicar de algún
modo. Por esto suelen estar alerta de todo lo que los otros dicen o hacen,
interpretando, muchas veces sin motivo, que están tramando algo contra ellos.
Siempre encuentran algún motivo de sospecha, alguna señal oculta que, a su
juicio, desvela los malos propósitos que los demás tienen hacia ellos. No
creen en la lealtad de los otros y siempre piensan mal de los desconocidos,
incluso de sus personas más allegadas.
Por
eso son tan reservados, no confían en nadie. Si se dejasen conocer mejor, los
otros sabrían como perjudicarles. Si expusiesen a los demás sus planes, estos
podrían truncarse. No suelen ser capaces de estar relajados en presencia de
otras personas, sino que están siempre tensos, dentro de un mundo que se les
antoja perpetuamente amenazante.
Muchos tienden por esto a la soledad. Esta falta de confianza la
transmiten a los demás, de tal modo que se crea una mutua sensación de
desconfianza, generada por ellos, que sirve para reforzarles en su actitud
inicial.
Su trato, su afectividad, suele ser extremadamente fría y distante, con
actitudes demasiado racionales y calculadoras, de las que se suelen
enorgullecer. No permiten que los demás descubran sus sentimientos, y se
avergonzarían profundamente si, en un momento dado, alguien pudiese verles
emocionados o con comportamientos que impliquen cierta ternura.
Dificilmente son capaces de lograr lazos verdaderamente sanos, sencillos,
abiertos, naturales, espontáneos y sinceros. Por el contrario, estos suelen ser
fríos, distantes, rígidos, tensos, reservados, interesados, y artificiales.
Su escasa emotividad y la naturaleza de las relaciones que establecen con
los demás hace que resulte dificil encariñarse de ellos, lo cual le sirve para
confirmar su interpretación hostil del mundo exterior.
No soportan que nadie logre engañarles y se consumen si considera que
alguna persona ha podido reirse de ellos, estafarles o tomarles por tontos.
Tiene poco sentido del humor. No suelen gastar bromas a los demás , y no
soportan que se las gasten a ellos. Siempre las encuentran fuera de lugar y
malintencionadas. Si en alguna ocasión excepcional sacan a relucir su sentido
del humor, este resulta mordaz, áspero, satírico.
Generalmente son muy críticos e intolerantes a la hora de juzgar a los
demás, a los que siempre descubren fallos y malas intenciones. Sin embargo,
dificilmente soportan las objeciones que les puedan hacer a ellos, ya que las
interpretan siempre como ataques directos, consecuencia de la envidia o del
odio. Además, rara vez las olvidan, permaneciendo años después un sentimiento
de rencor por la presunta ofensa sufrida.
Con
los fuertes y superiores suelen ser precavidos y envidiosos, y muestran su
desprecio por los que consideran débiles o blandos. Son demasiado ambiciosos y
suelen darse a sí mismos una importancia exagerada.
Son
exigentes con los que dependen de ellos, e intolerantes con sus defectos y
errores, que los recuerdan frecuentemente exagerando su
dimensión y repercusiones.
Suelen
tener un concepto demasiado práctico y funcional de las cosas. Les interesan
particularmente los progresos de la técnica, todo lo que se refiera a los
nuevos aparatos, lo que son capaces de hacer, su exactitud, eficacia y
comodidad. Por el contrario, desprecian los aspectos estéticos, no
interesandose demasiado por el arte en sí mismo, salvo con alguna
intencionalidad práctica de otra índole.
En
este tipo de personalidad, los celos suelen ser extraordinariamente frecuentes.
La desconfianza se extiende también a esta faceta en un sentido amplio. Suelen
tener siempre en la cabeza la posibilidad que su pareja les pueda engañar en
todos los planos, no solamente en el afectivo o sexual, sino también en el económico,
con los hijos, etc. Esta situación puede ocasionar problemas importantes en las
relaciones afectivas de estas personas, ya que la confianza es un pilar clave de
la convivencia, particularmente de la conyugal. La desconfianza suele conducir a
un distanciamiento afectivo, y muchas veces, siendo inicialmente injustificada,
termina provocando motivos que la justifican, ya que a medio o largo plazo,
puede incitar al otro a no decir la verdad, o a la infidelidad.
Es
frecuente que a este trastorno de la personalidad se asocien otros,
particularmente la paranoia, más conocida actualmente con el nombre de
trastorno delirante paranoide. Esta alteración psiquica consiste esencialmente
en la presencia de ideas delirantes, irreales, de las que se está plenamente
convencido, a costa de una trama de detalles y de hechos minuciosamente
relacionados, hasta el punto de que , aún resultando extraños y excepcionales
pueden llegar a resultar
convincentes para los demás.
La
temática de estas ideas delirantes puede ser muy variada. Lo más común es que
se trata del convencimiento de que la pareja es infiel (trastorno delirante
paranoide, tipo celotípico), pero otras veces, el delirio tiene otros
contenidos. Pueden creer que
alguien les está persiguiendo, vigilando o perjudicando (tipo persecutorio),
que alguna persona muy importante está muy enamorada de ellos (tipo
erotomaniatico), que tienen algún defecto físico o enfermedad corporal (tipo
somático), o que poseen una capacidad peculiar, mágica, paranormal (tipo
grandioso).
Aunque
es mucho menos frecuente, este trastorno de personalidad puede facilitar la
aparición de otros trastornos psicopatológicos como la esquizofrenia paranoide. En estos casos, las ideas delirantes tienen un carácter mucho más
absurdo y se asocian con alucinaciones generalmente auditivas o visuales, con
pensamiento desorganizado e incoherente, y con otros síntomas más graves.
Principales
características de la personalidad paranoide:
-
Desconfianza.
-
Suspicacia.
-
Frialdad
y distanciamiento afectivo.
-
Actitud
reservada.
-
Escaso
sentido del humor.
-
Tendencia
a la hipercrítica.
-
Intolerancia.
-
Preferencia
por lo práctico.