20 DE AGOSTO

 

-San Bernardo, abad de Claraval, 1091-1153. 

-San Samuel, profeta.

-Santos Leovigildo y Cristóbal, mártires. San Cristóbal fue monje de San Martín de la Rojana, no lejos de Córdoba, discípulo y emparentado con San Eulogio. Habiendo oído hablar del martirio de San Aurelio, se presentó espontáneamente al cadí de la ciudad, quien le mandó arrojar en una oscura cárcel. A los pocos días encerraron en ella a San Leovigildo, otro monje del monasterio de San Justo y Pástor, Córdoba, y juntos fueron sacados a la plaza unos días después para ser decapitados, 852.

-San Samuel, profeta. Vivió en los reinados de Saúl y David. Ungió a estos dos monarcas. Su vida la cuenta la Sagrada Biblia en los libros de los Reyes. Se le atribuyen los dos libros sagrados de los Jueces, el de Ruth y los veinticuatro primeros capítulos del libro 1 de los Reyes. Murió muy anciano, el año 1043 a. de J. C. Su cuerpo fue trasladado a Constantinopla en el reinado de Arcadio, siglo V, según refiere San Jerónimo.

-San Lucio, mártir y senador. Se complacía en ver martirizar a los cristianos; pero tocado de la gracia cierto día, al ser testigo de la paciencia de San Teodoro, obispo de Cirene, que moría en los tormentos por Jesucristo, se convirtió repentinamente y se ofreció al martirio, Chipre, s. IV.

-Treinta y siete mártires en Tracia (Grecia).

-Santos Severo y Memnón, mártires.

-San Porfirio, maestro del mártir San Agapito, Roma, s. III.

-San Filiberto, abad, Rebais, Gascuña, 687.

-San Máximo, obispo, discípulo de San Martin, 450.

-San Maneto, confesor, servita, Montesenario (Italia), 1268.

-Beato Burcardo, monje y abad de Lobbes, Bélgica. Uno de los obispos más celosos de su tiempo y compilador de las leyes de la Iglesia, que resumió en una obra utilísima, Colección de los cánones y decretos, de la que dice un autor que supone la lectura de casi todas las obras de teología dogmática y moral y del derecho de todos los tiempos y países. Worms, 1026.