1.6.- La personalidad antisocial.

El trastorno antisocial de la personalidad se caracteriza fundamentalmente por la agresividad, la tendencia a comportamientos impulsivos o explosivos y por dificultades de adaptación e integración social que se traducen en conductas antisociales.

Lo habitual es que estas personas hayan presentado ya ciertas características específicas durante su infancia.

Han sido niños rebeldes, crueles, mentirosos, vagos, propensos a las riñas y peleas, a la delincuencia juvenil, al gamberrismo y consumo de alcohol y drogas. Cuando se integran dentro de grupos de jóvenes estos son marginales, sub o contraculturales. La práctica totalidad de sus miembros suelen tener a su vez una personalidad antisocial, con lo que desarrollan en grupo estas conductas delictivas y antisociales.

Son muy frecuentes las disputas y problemas escolares, tanto referidos a los compañeros como a los profesores, y su intolerancia a la disciplina del centro académico ya que son incapaces de asumir y respetar las normas de la escuela, no estudian y a menudo faltan a clase, por lo que cambian frecuentemente de colegio y su nivel educativo suele ser deficiente, a pesar de que la gran mayoría de los casos su inteligencia no es inferior a la normal.

Es un trastorno de personalidad que se da con más frecuencia entre los varones, especialmente si viven en un ambiente familiar inestable o marginal, en el que se les presta poca atención, vigilancia o cariño, se hace demasiada vida de calle o reciben malos tratos por parte de los padres. Por el contrario, se trata también de una alteración común en niños sobreprotegidos y mimados de familias en donde viven logrando de inmediato cualquier capricho, siendo educados con una excesiva liberalidad, tolerancia, casi sin ningún tipo de disciplina.

Se ha podido comprobar que es más facil que desarrollen esta anomalía los niños que han perdido a alguno o ambos padres durante la infancia, los hijos de divorciados, de alcoholicos y de padres que se llevan mal, que discrepan de sus planteamientos educativos, o que a su vez, tienen un trastorno similar de la personalidad.

Las familias o ambientes en los que existe un clima de falta de disciplina personal, de interés por el juego, en los que se valora más lo obtenido sin esfuerzo, el engaño en provecho propio, los comportamientos aprovechados, la picaresca infantil, etc, también facilita que el niño vaya desarrollando una personalidad antisocial.

Con el paso de los años, se añade una incapacidad para mantener un rendimiento laboral aceptable por absentismo laboral excesivo e injustificado, y dificultad de adaptación a las obligaciones, normas y responsabilidades de cualquier puesto de trabajo. Como consecuencia, les despiden o abandonan ellos mismos el empleo, aunque necesiten los ingresos que les proporcionan y no tengan otra oferta mejor. Estos cambios laborales, alternan con periodos prolongados o definidos en que no se realiza ninguna actividad.

Tampoco son capaces de abordar adecuadamente otras responsabilidades propias de la edad adulta, como la paternidad, tanto en el aspecto económico, como en el aspecto dietético, higiénico, o sanitario. Son personas impulsivas e imprudentes, más que por desprecio de riesgo, por no tener plena conciencia del mismo.

Pueden gastarse en caprichos personales o en el juego dinero imprescindible para la subsistencia elemental de la familia. En general, tienen una marcada tendencia a contraer deudas que después no satisfacen y a no asumir sus obligaciones financieras. El alcoholismo o la drogadicción pueden tomar un curso crónico, y con facilidad caen en el tráfico de drogas.

Su carácter impulsivo y agresivo les conduce a numerosas disputas y peleas, tanto con personas desconocidas como con sus familiares y seres más próximos.

Esta agresividad se puede dirigir a veces hacia sí mismos, conduciéndoles a realizar actos autolesivos violentos de forma impulsiva, aunque estos no suelen ser tan graves como para causarles la muerte.

En el plano afectivo, estas personas no están capacitadas para dar y recibir cariño, por lo que no consiguen, ni intentan, mantener durante un mínimo de tiempo relaciones íntimas, cálidas y responsables. Si se casan, al cabo de poco tiempo suele producirse el divorcio o la separación. Curiosamente, no es raro que su pareja tenga a su vez, un trastorno de la personalidad, o una personalidad histérica.

La mayoría de estas personas han tenido sus primeras relaciones sexuales a edades muy precoces, estando su psicosexualidad generalmente alterada. Abundan entre ellos las conductas sexuales promiscuas, la prostitución, y la homosexualidad o bisexualidad. También son más comunes entre ellos el estupro, el incesto y las desviaciones sexuales, particularmente el sadismo sexual, y los delitos sexuales que implican agresividad, como, por ejemplo, la violación.

 

Principales características de la personalidad antisocial:

-         Carácter irritable, agresivo y explosivo.

-         Ausencia de adecuada planificación en asuntos importantes.

-         Dificultades en el autocontrol de los impulsos.

-         Dificultad para dar y recibir afecto.

-         Ausencia de sentimientos de culpa y remordimiento.

-         Egoísmo. Despreocupación, desinterés por los demás.

-         Inestabilidad laboral y afectiva.

-         Dificultades de adaptación e integración social.

-         Desprecio por las normas sociales comúnmente admitidas.

-         Conductas delictivas y antisociales.

-         Consumo de alcohol y drogas. Tráfico de drogas.

-         Incapacidad para asumir obligaciones y responsabilidades.

-         Conductas imprudentes y de riesgo.

-         Desprecio de la verdad. Mentiras y engaños en provecho personal.

-         Promiscuidad sexual. Prostitución.

-         Homosexualidad. Bisexualidad. Desviaciones sexuales. Delitos sexuales.

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