TELEVANGELISMO
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Televangelismo significa literalmente evangelización por medio de la televisión. Como tal, naturalmente es un desarrollo muy reciente en el ámbito del cristianismo y tiene su origen en los Estados Unidos en los años cincuenta, cuando el predicador evangélico Billv Graham y el curador Oral Roberts comenzaron a transmitir por televisión sus grandes reuniones de renovación, Estos primeros evangelistas televisivos, aunque eran ministros ordenados en una Iglesia específica, dirigían su mensaje de conversión personal y sobre el amor divino que cura a todas las personas. Oral Roberts tomó la iniciativa de transformar las reuniones teletransmitidas en producciones según el estilo de difusión de los espectáculos televisivos populares.

Este nuevo estilo combinaba la música religiosa tocada por músicos profesionales, la predicación, la oración espontánea. las entrevistas a individuos que ofrecían un testimonio sobre la acción de Dios en sus vidas, la instrucción catequética, la posibilidad para los telespectadores de telefonear para pedir consejo u oraciones, y las repetidas peticiones de aportaciones económicas.

Todos estos elementos eran orquestados por una fuerte y carismática figura autoritaria masculina. Este modelo básico fue repetido con gran éxito por otros muchos televangelistas, como Pat Robertson (The 700 Club), Jimmv Bakker (The PTL Club), Jimmv Swaggert, Jerry Falwell (01d Time Gospel Hour) y Rex Humbard (Cathedra1 of Tomorrow). Estos evangelistas subrayan con palabras bastante simples que los problemas de hoy pueden comprenderse como una lucha entre las fuerzas del bien y del mal, entre Dios y el diablo. La solución de los problemas contemporáneos está en la conversión de los individuos a Cristo, condición que sirve de fermento para mejorar la sociedad. Basados en la premisa de que Dios remunera a todos los que se esfuerzan por vivir moralmente, los televangelistas consideran generalmente como signos apetecibles del favor de Dios los símbolos del secularismo, como el bienestar, el poder, el prestigio, la salud y la belleza.

Mientras que el televangelismo fue útil para conseguir algunos objetivos religiosos positivos, como responder a los anhelos espirituales de muchas personas a las que no satisfacen las Iglesias tradicionales cristianas, y representar varios valores cristianos en las casas de los telespectadores, existieron sin embargo graves defectos colaterales. Al ser sumamente costosos los aspectos tecnológicos del televangelismo, los evangelistas tienen que lanzar frecuentes llamadas para obtener donaciones. La mala gestión de las grandes cantidades de dinero obtenidas para ello ha obligado a emplear procedimientos judiciales contra algunos televangelistas. Además, algunos han sido acusados de jugar con las inseguridades de los telespectadores para asegurarse un vasto público y continuas aportaciones.

El uso de la televisión para objetivos religiosos no está, sin embargo, limitado al fenómeno del televangelismo. El decreto del concilio Vaticano II sobre los medios para la comunicación social (Inter mirifica) trata de la importancia de las transmisiones religiosas por medio de la radio y de la televisión y ofrece algunas normas para el uso dé estos medios, así como para la formación de los responsables de estos programas.

Pablo VI, en la Evangelii nuntiandi 42 y 45 (1975) afirma que la Iglesia faltaría a su obligación de evangelizar si no emplease los medios que le ofrece la tecnología moderna.

W Henn

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