SATANISMO
VocTEO
 

El significado tradicional de esta palabra, notablemente distinto del que prevalece hoy en el lenguaje de la Iglesia y en el de los medios de comunicación social, pertenece sobre todo al ámbito cultural literario y se refiere a un cierto gusto (a veces ostentoso) por lo pecaminoso y lo prohibido, por todo lo que se contrapone a la moral común, a veces con cierta predilección por lo morboso, por lo lúgubre, por lo anormal, entendido como desafío intelectual neo-ilustrado. Actitudes de este género caracterizaron ya a ciertas corrientes del romanticismo europeo, sobre todo en su fase de decadencia.

Esta actitud de desafio por la moral corriente, identificada todavía con el pensamiento cristiano, podía llegar hasta la obscenidad y lo grotesco del culto explícito tributado a Satanás, un culto concebido generalmente como imitación perversa e « invertida» del culto cristiano (de aquí los rituales de contrabautismo, las misas parodiadas al revés, etc.).

El satanismo muestra una desconcertante actualidad en los finales del siglo xx; se trata de un fenómeno que hay que analizar con instrumentos interdisciplinares, que son competencia de los estudios histórico-religiosos, de la etnología, del psicoanálisis y quizás también de la sociología.

En el revival actual del satanismo se puede leer ciertamente la angustia del hombre contemporáneo (lógicamente, del que más carece de soportes intelectuales y de una fe adulta y del que se encuentra psíquicamente más débil) y una confusa necesidad de trascendencia, que no consigue explicarse de forma armoniosa y humanizante por falta de instrumentos exteriores e interiores. Por muy desconcertante y siniestro que sea, también éste es uño de los signos de los tiempos que no puede ignorar una mirada creyente, plenamente solidaria de su época.

L. Sebastiani

Bibl.: 1. p, Bourre, Hijos de Lucifér (sectas luciférinas acluales), Latina, Madrid 1980; F Koning, Historia del satanismo, Bruguera, Barcelona 1976.