QUIETISMO
VocTEO
 

En el sentido más genérico de la palabra, quietismo designa a un movimiento espiritual de tendencia eminentemente mística, ya que se deriva de quies, "quietud", forma de oración contemplativa y al mismo tiempo, según este sistema, meta de la vida espiritual. La denominación de quietismo, como oración de quietud, tiene un significado específico propio en el siglo XVII y en Europa occidental.

1. Doctrina.- Reducido a sus enunciados más generales, el quietismo del siglo XVII se distingue por los siguientes puntos:

a) se presenta como un movimiento de élite espiritual que busca, sin concesiones, una espiritualidad íntima y superior al nivel común de los cristianos.

b) Como medio ideal para llegar rápida y eficazmente a la unión con Dios propone un proceso de interiorización, es decir, un camino interno, puramente espiritual, que insiste, si no exclusivamente, al menos con extraordinario interés, en la actitud de entrega y de pasividad en las manos de Dios.

c) Tiene su expresión inmediata en un tipo de oración contemplativa de tono afectivo, que puede adoptar formas y nombres diversos: oración de silencio interior, de pura y simple fe, de amoroso trato de Dios, de tranquila y pacífica contemplación, etc.

d) En vez de insistir en las devociones y en las obras exteriores, el alma debe trabajar por conseguir la oración de quietud pasiva (que Dios concede a todos los que se la proponen), procurando aumentarla cada vez más hasta convertirla en actual.

e) Cuando el alma llega a la plena pasividad de la quietud, se realiza la anulación perfecta y total de sí mismo y de todo lo que puede constituir un impedimento para la unión íntima con Dios (la insistencia en este punto por parte de los quietistas hizo circular con frecuencia falsas interpretaciones de esta doctrina, como si se tratase de una anulación casi física y de una transformación en Dios de tipo panteísta; pero para el quietismo se trata substancialmente de una anulación de tipo ascético, es decir, de un dominio pleno de los sentidos, de las pasiones e inclinaciones naturales).

f) La transformación realizada mediante la anulación y la contemplación pasiva produce necesariamente la perfecta indiferencia personal ante Dios y frente a los acontecimientos ordenados por su providencia; de aquí se sigue la exigencia de obrar siempre por puro y simple amor de Dios, sin el más mínimo interés personal, ni siquiera respecto a la suerte futura en la eternidad.

g) Una vez llegada el alma a la perfecta contemplación y a esta "santa indiferencia", se produce en el hombre una especie de desdoblamiento de la personalidad: una separación entre la parte superior y la inferior, mientras que el alma goza por su unión pacífica con Dios, el cuerpo puede estar sujeto a movimientos y a tentaciones sensuales. Para no perder el tesoro de la divina contemplación, es preferible no distraerse oponiendo resistencia a tales movimientos. En última instancia se trata de fenómenos puramente corporales y fuera de toda responsabilidad moral

De aquí precisamente es de donde se derivan las desviaciones más peligrosas del quietismo y la que se cree normalmente que es su característica fundamental. La casuística más vulgar y más difundida presenta casi siempre las derivaciones perversas de este principio, elevándolas a categorías universales: gente ilusa y fraudulenta que encuentra su complacencia en éxtasis, raptos, visiones y otras mil formas de fenomenología mística, para justificar así una conducta licenciosa. Pero estos comportamientos son raros y difíciles de ser probados entre los grandes maestros del quietismo; se trata ordinariamente de personas ingenuas, ignorantes o anormales.

2. Evolución histórica.- a) Primeras huellas quietistas. Durante la primera mitad del siglo XVII se difunde ampliamente por las regiones de Europa occidental la práctica de la oración mental, con la contemplación incluida, como meta ordinaria de la vida espiritual. Se multiplican los manuales que enseñan la técnica de estas prácticas y se crean centros y escuelas de irradiación. Se establece una gran diversidad de fórmulas, una de las cuales es la oración o contemplación de quietud. Como consecuencia surgen en varios lugares apóstoles que difunden estos métodos piadosos, llegando a formar grupos más o menos numerosos de practicantes. Al conjunto de esta literatura y de estos grupos se le designa con el nombre de prequietismo, preparación para el verdadero quietismo.

b) La crisis quietista. A pesar de que se dejaban sentir ciertas influencias del quietismo en casi todas las naciones de Europa, la verdadera crisis puede circunscribirse a Italia y a Francia, En la primera, el movimiento es más popular y difuso; en la segunda, es más limitado y aristocrático. En Italia el quietismo va ligado al nombre de Miguel de Molinos (1628-1696), un sacerdote español establecido en Roma que alcanzó un enorme éxito con su Guía espiritual (1675), donde enseñaba la oración según el modelo quietista.

Otra figura destacada es el obispo de Jesi, luego cardenal, P. M. Petrucci.

Dadas sus influencias. se formaron pronto dos partidos que defendieron sus posiciones con una literatura espiritual polémica y con todos los medios en su poder. Después de varios años de lucha y de acusaciones, se puso fin a la cuestión: Molinos fue arrestado por orden del Santo Oficio y se condenaron 58 proposiciones suyas (bula Caelestis pastor, 1687). También contra el cardenal Petrucci se inició un proceso que acabó con una humillante retractación de 54 proposiciones ( 1687). Con estos procesos el movimiento quietista empezó a disolverse en Italia, La controversia quietista en Francia se reduce prácticamente a los acontecimientos y a las misiones del bernabita François Lacombe (1643-1715) y a la actividad y los escritos de Madame Guyon (1648- 1717), con una espiritualidad anti-intelectualista que se expresaba por medio de la oración del corazón. Con el encarcelamiento y la retractación de ambos puede decirse que acabó también el quietismo francés, aunque tuvo todavía un apéndice en el llamado "semiquietismo" o sea, con la discusión sobre el amor puro y la contemplación, que se produjo como consecuencia de las posiciones opuestas manifestadas por Fénelon y por Bossuet en el Congreso de Issy ( 16941695), donde se debatieron las doctrinas de madame Guyon. Inocencio XI condenó en 1699 a Fénelon, que, a pesar de ello, siguió siendo una figura espiritual de relieve.

3. Conclusión.- El quietismo fue un movimiento de exiguas proporciones, muy localizado y con una insignificante penetración en el pueblo cristiano, Pero no se puede negar que el quietismo sembró el descrédito respecto a la mística; sin embargo, en este sector su influencia no habría sido tan penetrante si no hubiera sido por culpa de los "antiquietistas", es decir, de los numerosos escritores que se dedicaron a atacar y a desacreditar el quietismo, cuando no era ya más que un cadáver de triste recuerdo.

T . Jansen

Bibl.: Quietismo. en ERC. VI, 4l4~4l7, E Pacho, Quietismo, en DE, 111, 236-241 Ellacuría, Reacción española contra las ideas de Miguel de Molinos, Bilbao 1956; G Gusdorf, La conciencia cristiana en el Siglo de las luces, Verbo Divino, Estella 1977