PRINCIPIO Y FIN
VocTEO
 

Conceptos correlativos en cuanto que indican el comienzo y el término -conclusivo o perfectivo- de una realidad.

Puede haber principio y fin en los diversos órdenes de la realidad o del pensamiento. Principio es aquello de lo que procede una cosa tanto en el orden lógico como en el orden real, El principio puede ejercer una influencia causal, o bien puede ser lo primero en una serie, un simple punto de partida.

El fin puede entenderse como perfección a la que tiende un ser en virtud de su dinamismo, como conclusión de algo, o bien como meta que uno se ha propuesto alcanzar.

En la concepción mítica antigua, el principio, los orígenes, se consideraban como el momento de perfección al que seguía luego una degradación progresiva. La perfección se concebía como un retorno a los orígenes.

En el ámbito de la filosofía griega, el objetivo fundamental era la búsqueda del principio (arche) como fundamento de la realidad. En Aristóteles el motor inmóvil, «pensamiento del pensamiento», es el primer principio del movimiento y el fin último de todas las cosas; de él dependen la unidad, el orden y la vida en el mundo. Sin embargo, el motor inmóvil, principio y fin del universo, no tiene una actividad creadora ni una influencia causal en el curso de la historia.

En la Biblia, el Antiguo Testamento comienza con la afirmación: «Al principio Dios creó el cielo y la tierra» (Gn 1,1). Esto supone que Dios ya existía cuando el universo no existía todavía. Él es el principio en absoluto, no sólo del movimiento, sino de toda la realidad. La Escritura atestigua desde el principio la verdad del hombre como imagen de Dios y su vocación como familiaridad con Dios, su dominio sobre lo creado y su unidad armónica entre el hombre y la mujer; pero también, la realidad original del pecado como rechazo de Dios. La salvación final se comprende en referencia al principio: Dios aniquilará a los enemigos de su pueblo y restaurará la nueva Jerusalén (Is 44,24-26; 1s 5 1,9ss); habrá cielos nuevos y una tierra nueva (1s 65,17, 66,22).

El Nuevo Testamento afirma: "Al principio era el Logos» (Jn 1, 1). El Verbo es principio de la primera creación y, en Cristo, de la nueva creación. Cristo es el nuevo principio y el cumplimiento final de todo el universo, en cuanto que Dios lo ha establecido heredero de todas las cosas (Heb 1,2; 2,69) y todo tiene que recapitularse en él (Ef 1,10). Hacia este fin escatológico camina la historia. El Apocalipsis refiere a Cristo los atributos de Dios en el Antiguo Testamento. Él es el primero , el último, el alfa y la omega. Dios lo abarca todo con su poder: es «Aquel que es, que era y que vendrá» (1,48; 4,8).

En el pensamiento medieval, santo Tomás estructura la Summa Theologiae de manera que todo lo real procede de Dios como principio y tiende a él como fin. Dios es principio no sólo del movimiento, sino del ser. El crear es común a toda la Trinidad, pero cada una de las personas divinas es principio de manera distinta (1, q. 45, a. 6), La creación, como comienzo absoluto del universo, implica el paso metafísico de la nada al ser. la aniquilación sería el retorno del ser a la nada, pero «Dios ha creado todas las cosas para que existan y no para que sean destruidas en la nada» (Quaest Ouodl. 4, 4). La bondad de Dios es el fundamento por el que él es el fin último de todas las cosas. Dios quiere comunicar su perfección a las criaturas y éstas desean alcanzar la suya propia, que no es más que una semejanza y participación de la bondad divina (S Th. 1. q. 44, a. 4).

El pensamiento existencial contemporáneo de matriz nihilista considera a menudo el principio de las cosas , del hombre como fruto de la casualidad y su término como regreso a la nada (Sartre, Camus, S Beauvoir), El marxismo coloca al hombre como origen y fin de la historia. En la concepción científica moderna del mundo de matriz evolucionista, el principio es el lugar del caos, de la materia inorgánica, y el fin son las formas cada vez más desarrolladas; la perfección se encuentra al final de la evolución.

El concilio Vaticano II afirma frente al ateísmo sistemático que el Señor es «autor y fin de todas las cosas" (GS 20) y, en orden a la aportación que la Iglesia puede ofrecer al mundo contemporáneo, que «el Señor es el fin de la historia humana», en cuanto que encierra en sí la plenitud de todas las aspiraciones. Cristo es el alfa y la omega (Ap 22,12-13) (GS 45).

El pensamiento teológico contemporáneo asume, a veces con una cierta ambigüedad, diversas instancias de las corrientes actuales. Teilhard de Chardin conjuga la escatología cristiana con la teoría científico-natural de la evolución y considera un único proceso que tiene como principio a los elementos más simples de la materia y como fin a Cristo, punto omega de la evolución. La teología política se inspira más bien en el pensamiento marxista y subraya la exigencia de que el hombre se comprometa a ser principio activo en la transformación de la historia; sin embargo, es consciente de que el fin último no es producto del hombre, sino don trascendente y gratuito de Dios.

E. C Rava

Bibl.: A. Darlap. Principio y fin, en SM, Y, 553-561., J L. Ruiz de la Peña, El último sentido, Madrid 1980; O. Cullmann, Cristo y el tiempo, Estela, Barcelona 1968; J Mouroux, El misterio del tiempo, Barcelona 1986: H, U, von Balthasar Teología de la historia, Cristiandad, Madrid 1964: K. Jaspers. Origen y meta de la hstoria, Rev, de Occidente, Madrid 1968.