POTENCIA OBEDIENCIAL
VocTEO
 

Traducción de la expresión latina medieval potentia oboedientialis, que puede entenderse como "capacidad», «apertura» para acoger. Se trata de un concepto antropológico que surgió en el ámbito de la reflexión teológica medieval que operaba con el instrumental conceptual aristotélico, en el que los conceptos de potencia (capacidad) y acto (actuación, realización) ocupaban una posición central. Se encuentra ya en las obras de algunos escolásticos medievales del siglo XIII, entre ellos Tomás de Aquino y Pedro de Tarantasia.

Con la «potencia obediencial» se intentaba aclarar la relación entre la naturaleza humana y la gracia divina y, más concretamente, afirmar y delimitar las potencialidades de la naturaleza respecto a la concreción de la gracia. A lo largo de los siglos ha pasado a ser la expresión clásica para determinar la posición del hombre como criatura ante la iniciativa totalmente gratuita de Dios en la historia concreta de la salvación, centrada y revelada plenamente en la persona y la misión de Jesucristo.

Es obvio que este concepto tiene sentido únicamente en el contexto de una consideración teológica del hombre, particularmente en el ámbito de la comprensión del sujeto humano a la luz del acontecimiento Jesucristo como autocomunicación totalmente gratuita de Dios en el Hijo a la criatura humana y por medio de ella al mundo. En efecto, la reflexión teológica ve en el acontecimiento de la encarnación del Hijo de Dios hasta su resurrección gloriosa una iniciativa de autorrevelación y autocomunicación de Dios Padre por e1 Hijo en el Espíritu Santo, tan indebida que capta a su destinatario como sujeto factualmente elevado por pura gracia hasta el grado más alto de realización del propio ser y capaz en sí mismo de acoger esta proximidad por su apertura espiritual al ser en cuanto tal y por tanto a lo trascendente.

A partir de este dato teológico, más concretamente cristológico, la reflexión cristiana sobre el hombre, partiendo por así decirlo "desde abajo" en el análisis de las potencialidades y capacidades humanas, y por tanto en este sentido reflexionando antropológicamente sobre la apertura indefinida del espíritu humano a la realidad en cuanto tal, considera a este último en potencia para acoger, como potencialidad de acogida de una iniciativa totalmente gratuita, «desde lo alto» y "desde fuera», este impulso generoso de Dios, que intenta llevarlo a la realización más plena y más alta de su propio ser. En este aspecto los teólogos han hecho algunas distinciones. Aunque todos admiten (en el terreno católico, ya que entre los protestantes no se ha planteado este tema -como tampoco en el campo ortodoxo-, o ha sido criticado como un atentado contra la confesión de la pura gracia de Dios, que en su apertura al hombre encuentra a un sujeto humano radicalmente corrompido y totalmente incapaz de Dios y de su gracia) que el espíritu humano está constitutivamente abierto (capax, capaz) a la autocomunicación gratuita por parte de Dios en el Hijo, destino actual de la humanidad querido por Dios, cierto número de los mismos piensa que esta capacidad debe verse solamente como potencialidad pasiva, o sea, como no contradicción y pura posibilidad del hombre de verse implicado por la iniciativa divina gratuita, mientras que la mayor parte de ellos enseña que debe considerarse como potencialidad activa, o sea, como vivo «deseo natural» en el hombre de conseguir una plenitud que, sin embargo, sólo se le puede dar y sólo puede conseguirla él por gracia.

Estas distinciones conservan su verdadero significado sólo cuando no se aísla el plano teórico del plano práctico-factual en que el espíritu humano existe y está llamado a realizarse. Efectivamente, en este último plano, el hombre creado por Cristo, en Cristo y con vistas a Cristo, Verbo encamado ,Jn 1,lss; Heb 1,1-3; 1 (cf Col 1 ,15 - 1 7. Cor 8,6, etc.), se encuentra como potencialidad «prevenido» ya desde siempre y envuelto por Dios mediante una iniciativa de gracia, que lo interpela con aquel grado de vecindad y de intimidad que es el de la encarnación totalmente gratuita (es notable la expresión de santo Tomás de Aquino: la apertura de la potencia obediencial es "capacitas ad unionem hypostaticam" S. Th. 111, q. 6, a. 4, ad 3; por eso, esta fontalmente presente en la humanidad de Cristo); esa iniciativa se da en un plano de gracia que de hecho estimula al hombre desde dentro a dilatarse y a realizarse en un horizonte y en un nivel de vida "supracreaturál» («sobrenatural», sobre las capacidades constitutivas, consecutivas y exigitivas de su realidad de criatura). Precisamente en cuanto que se descubre como compañero de esa iniciativa divina, se expel-imenta con su consistencia ontológica, con su realidad espiritual estructural (creada por Dios), «abierto», «capaz" de acoger y de hacer florecer en su propia existencia una experiencia de vida que tiene su raíz únicamente en la pura e indebida benevolencia divina.

Como se ve, en la temática de la "potencia obediencial» convergen las verdades cristianas más profundas sobre Dios, sobre Jesucristo y sobre el hombre. En ella se centra el don de la gratuidad de la actual situación existencial en que el hombre está llamado a realizarse por iniciativa totalmente gratuita de Dios, y al mismo tiempo se percibe su gran dignidad de criatura que trasciende la realidad, que linda con el infinito y que está incluso en disposición de ser hecho partícipe del dinamismo de la vida divina, sI y en la medida en que Dios mismo, por pura gracia (dada de hecho en Jesucristo, Verbo encarnado, a todos los hombres creados en él y con vistas a él), le abre su misterio de verdad y de amor.

G. Iammarrone

 

Bibl.: R, Fisíchella, Potencia obediencial, en DTF, ,1066-1068; K. Rahner, Potencia obediencial, en SM, Y, 5119-5123; Íd., Sobre la relación entre la naturaleza y la gracia, en Escritos de teología, 1, Taurus, Madrid 1962, 325-347; Íd., Oyente de la palabra, Herder Barcelona 1967. L. Ladaria, Antropología teológica, Roma-Madrid 1983. 141-170.