PARADOJA
VocTEO
 

Del griego para, contra, y doxa, opinión; es una afirmación o un juicio que contradice o parece contradecir a la opinión común. Su valor de verdad depende de la validez de la opinión contra la que se dirige. En el caso de que sea universalmente aceptada por todos y no sea susceptible de crítica, la paradoja no tiene ningún valor de verdad y se usa solamente por afán de extravagancia: al contrario, en el caso de que pueda ponerse en discusión, la paradoja se convierte en la manera de hacer descubrir profundas verdades, escondidas a los ojos de quienes siguen acríticamente la opinión común.

La tradición filosófica atribuye el descubrimiento de las paradojas a los filósofos de la escuela de Megara. Según el testimonio de Aristóteles, la reducción a la forma paradójica, o al menos fuera de la opinión común, de la doctrina que había que refutar constituía para los sofistas una parte integrante del método dialéctico. La más famosa de las paradojas conocidas en la antigüedad es sin duda la que dijo un mentiroso, que Cicerón nos transmite de este modo: «Si dices que mientes, o dices la verdad, y entonces mientes, o dices lo falso, y entonces dices la verdad" (Academia, 1V, 29, 96). Son también célebres las paradojas del estoicismo («el dolor no es un mal", «el que posee una virtud las posee todas").

En la filosofía moderna deben recordarse las famosas paradojas de Montaigne (superioridad de los animales sobre el hombre), de Helvetius (igualdad de todas las inteligencias), de Proudhon (la propiedad es un robo, la anarquía es la verdadera forma de gobierno).

Precisamente por su característica de ir en contra de la opinión común, de «escandalizar", la paradoja se ha utilizado no sólo en el ámbito lógico-filosófico y físico-matemático, sino también en el pensamiento religioso-cristiano. De suyo el lenguaje de la revelación es ya paradójico, pero la paradoja del cristianismo por excelencia es el escándalo de la cruz (cf. 1 Cor 1,18-25, en donde la locura de la cruz se contrapone a la sabiduría humana). Ejemplos ilustres de la paradoja en teología son Tertuliano, por su particular planteamiento de la relación fe-razón, a quien se le atribuye el dicho «credo quia absurdumn; Nicolás de Cusa, con su doctrina de la teología negativa, especialmente el concepto de infinito como «coincidentia oppositorumn; Lutero, por su teología de la justificación («simul iustus et peccatorn); Pascal, con sus célebres Pensamientos; Kierkegaard, que reivindica contra el panlogismo hegeliano el carácter irracional y paradójico de la fe.

También en nuestros días la teología ha recurrido con frecuencia a la paradoja. Baste pensar en aquel movimiento que surgió y se desarrolló en el terreno protestante entre las dos guerras, conocido como «teología dialéctican, cuyos exponentes principales son teólogos como Barth, Brunner, Tillich, y en el terreno católico teólogos como Henri de Lubac y Hans Urs von Balthasar.

G. Occhipinti

Bibl.: K. Schafer, Paradoja, en CFF, 111, 2131 ; Erasmo de Rotterdam. Elogio de la locura, Aguilar, Madrid 1960: H, de Lubac, Paradoja y misterio de la Iglesia, Sígueme, Salamanca 1967. H. U, von Balthasar El misterio pascual , en MS, III/1 243-333: E. w Beth, Las paradojas de la lógica, Universidad de Valencia 1975.