OCASIONALISMO
VocTEO
 

Corriente filosófica del siglo XVII que dio origen a un sistema gnoseológico y moral en oposición al pensamiento cartesiano. Si Descartes había dado gran importancia al influjo físico de la realidad (la res extensa) en la dimensión mental y espiritual (la res cogitans), el ocasionalismo atribuye sólo a Dios la causalidad eficiente, tanto en el conocimiento como en la moral. Los entes finitos tienen sólo una causalidad de tipo pasajero, esto es, ocasional.

El ocasionalismo puede interpretarse como una forma de metafísica religiosa que intenta utilizar la razón para justificar la fe.

El primero en sistematizar el ocasionalismo fue A. Geunlicx ( 16241669), seguido con más éxito por V. Malebranche, filósofo, teólogo y científico (1638-1715), sacerdote dei Oratorio, fundado por Berulle, amigo personal de Descartes, para promover la elaboración científica de la doctrina de la Iglesia. Malebranche es el máximo representante del ocasionalismo, que influyó mucho en los ambientes filosóficos católicos, pero fue mal visto por la autoridad magisterial de la Iglesia y por los ambientes filosóficos y religiosos de la época (por ejemplo, Port Royal). Para Malebranche no existe ninguna posibilidad de influencia entre las realidades físicas y las espirituales, ni una autonomía de las realidades y de los sujetos finitos. La única causa de todo es Dios, que de manera directa actúa en la realidad y en los sujetos. Ex parte hominis, lo único posible es saber que la mente humana puede percibir las ideas. Las sensaciones y las pasiones humanas no dan el conocimiento, sino que provocan una visión distorsionada de la realidad, ya que las ideas no tienen origen ni en los sujetos ni en los objetos, ni pueden por otra parte decirse innatas: sólo están presentes en la mente de Dios y, por tanto, el conocimiento de las ideas sólo tiene lugar cuando el hombre entra en relación participativa con la mente divina.

Por consiguiente, ninguna realidad puede ser conocida como verdaderamente es en sí misma. Concepción mística en el terreno del conocimiento, el ocasionalismo lo es también en el plano moral: la libertad del hombre se percibe sólo como un misterio. En efecto, ni Dios ni el hombre pueden ser conocidos de manera lúcida, sino sólo a nivel intuitivo, y esto incluso cuando Dios, por ejemplo, es el objeto por excelencia del pensamiento. Sólo es válido el sendero religioso de la participación en el conocimiento de Dios y esto vale para los mismos conocimientos racionales y matemáticos que se conciben en sentido místico, en cuanto que muestran a Dios actuando en el mundo de los objetos físicos, mientras que les da leyes estables, universales, inmutables. Así pues, el ocasionalismo se presenta como una reacción y una alternativa crítica a la gnoseología con raíces aristotélicas, aquel realismo antropológico cognoscitivo que tanto había influido en la formación de una perspectiva filosófica cristiana durante la época medieval.

T. Stancati

 

Bibl.: Ocasionalismo, en DF 11, 316-317. F Copleston, Historia de la Filosofía, 1V Ariel: Barcelona 1979, 172-193; N. Abbagnano, Historia de la filosofía, 2, Montaner y Simón, Barcelona 1973, 201-220; G. Realm - D, Antiseri, Historia del pensamiento filosófico y científico, 11, Herder, Barcelona 1988, 341-350.