MARCIONISMO
VocTEO
 

El nombre de esta secta se debe a su fundador, Marción. Nacido en sínope (en la actual Turquía), en los primeros años del siglo II, parece ser que fue excomulgado por su propio padre, obispo de aquella Iglesia. Tertuliano lo presenta como un rico armador naval (De praescriptione, 30, 1). Al llegar a Roma, entró a formar parte de aquella Iglesia, a la que donó 200,000 sextercios, cantidad que se le restituyó cuando en el 144 fue expulsado de la comunidad.

Después de su separación, Marción fundó una Iglesia dotada de jerarquía, de teólogos y hasta de mártires, que «se extendió hasta los últimos confines de la tierra» (Justino) y estuvo vigente hasta mediados del siglo V.

La intención original de Marción parece ser que no era la de fundar una nueva Iglesia, sino la de anunciar el mensaje de Jesús, que le parecía adulterado por la comunidad cristiana de su tiempo. El núcleo de la doctrina marcionita era la proclamación de la redención realizada por Jesús por la misericordia de Dios Padre. La constatación de que el Dios del Antiguo Testamento no presentaba los rasgos de misericordia del Dios anunciado por Jesús llevó a Marción a distinguir entre el Dios benévolo y Padre de Cristo. que salva libremente y por amor, del Dios del Antiguo Testamento, señor de este mundo al que somete mediante el temor y la ley.

Siguiendo esta orientación antijudía, Marción rechazó todos los libros del Antiguo Testamento e incluso algunos del Nuevo. que consideraba interpolados por los judaizantes. Aceptó, aunque con algunas correcciones, a Lucas y a Pablo, dando vida de este modo al primer canon neotestamentario.

Sobre la base del dualismo existente entre las dos economías del Antiguo y del Nuevo Testamento, Marción impuso a sus seguidores una moral muy severa, que predicaba la abstinencia de todas las obras del Dios creador, especialmente el matrimonio, el uso de la carne y del vino.

No cabe duda de que Marción representó uno de los más graves peligros para la comunidad cristiana del siglo II. «Ejerció una influencia fundamental en la evolución de la doctrina de la Iglesia con su drástica denuncia de un peligro realmente existente, a saber, la progresiva deformación del kerigma en sentido legalista" (B. Aland).

L. Padovese

Bibl.: B. Aland, Marción, marcionismo. en DPAC, 11, 1354-1355; A. Orbe, Introducción a la teología de los Siglos 11- y 111, Sígueme, Salamanca 1988,