LUCAS
VocTEO
 

El nombre de Lucas va ligado a la composición del «dípticon neotestamentario: el tercer evangelio y los Hechos de los Apóstoles. En el mismo Nuevo Testamento se cita al personaje Lucas en tres ocasiones (Co14,14.2 Tim 4,1 1 y Flm 24); y si estos testimonios se refieren a la misma persona, surge la figura de un médico y sobre todo de un discípulo de Pablo. Éstos datos quedan confirmados tanto por la importancia que se le da al mismo Pablo en la segunda parte de los Hechos (9,1-28,31) como por los primeros testimonios patrísticos (cf. Ireneo, Adv. Haer., 111, 1, 1 ; 14, 1; Tertuliano, Adv. Marc., 1V, 5; Clemente de Alejandría, Strom. 1, 21, 145; Eusebio, Hist. eccl.,II, 4, 6; Jerónimo, Epist. 19, 4). La dependencia de Pablo implica que Lucas debió de ser un cristiano de la segunda generación, de origen helenista. Estas precisiones ulteriores están corroboradas por el estilo y por la teología del «díptico" lucano.

Efectivamente, el estilo y el lenguaje de su lengua griega son de los más elevados del Nuevo Testamento; y el universalismo de la salvación constituye en Lc-Hch un dato central.

La fecha de redacción del tercer evangelio está sometida a continuas revisiones: algunos autores tienden a señalar la segunda mitad de los años 60; por el contrario, la mayoría de los exegetas desplaza esta fecha hasta después de la caída de Jerusalén y la destrucción del templo (año 70).En esta perspectiva, los oráculos escatológicos de Lc 19,34-44. 21,20.24 figuran como vaticinia post eventum.

Como el evangelio de Lucas y los Hechos constituyen un díptico teológico y literario, no podemos limitarnos a uno de los dos escritos: en ese caso el primero resultaría incompleto y el segundo se quedaría sin base. De hecho, el «proemio" de Lc 1,1-4 representa el principio hermenéutico no sólo del evangelio, sino también de los Hechos (cf la repetición del proemio en Hch 1,1-5): se trata de un díptico caracterizado por el género «diegético" o narrativo, con el que Lucas se propone consolidar la fe de Teófilo y de todo cristiano. Por esto no resulta impropio definir la obra lucana como el primer catecismo narrativo de la Iglesia (cf. kathechetes en Lc 1,4).

Al trazar las coordenadas teológicas, quizás sea necesario partir de la composición del evangelio de Lucas, mediante la cual es posible definir algunas proporciones temáticas internas. Partiendo de un análisis de la narrativa, la composición del tercer evangelio sería la siguiente: I. Proemio (1,1-4); II. Los orígenes (1,5-4,13); III. La misión en Galilea (4,24-9,50); IV El itinerario del viaje a Jerusalén (9,'51 1946); V Jesús en el templo (19,4721 :38); VI. La pasión y la ascensión (22,1-24,53).

Después del proemio general (1, 1 4), en el que Lucas propone la finalidad pedagógica de su díptico, el evangelio se divide en cuatro partes funda mentales. La primera parte se refiere a los «orígenes" (1,5-4,13): en primer 1ugar está el «evangelio de la infancia" (1,5-2,52) y luego la comparación entre la misión de Juan Bautista (3,1 -20) y la de Jesús (3,21-4,13). Esta delimitación permite además insertar en la sección de los orígenes la «genealogía de Jesús', (Lc 3,23-38), que en el lugar paralelo de Mateo (Mt 1,1-17) servía de introducción al «evangelio de la infancia". Finalmente, esta sección presenta la inclusión del «templo". la primera escena presentaba a Zacarías en el templo (Lc 1,5-24) y la última se refiere a la tentación de Jesús sobre el pináculo del templo (Lc 4,9-13).

La segunda sección (4,14-4,50) está dedicada al ministerio de Jesús en Galilea, con la creación en torno a él de los primeros discípulos. Esta sección se abre con la escena de la sinagoga de Nazaret: Jesús actualiza el oráculo profético de 1s 61,1 -2, presentándolo como su propio programa misionero: « El Espíritu del Señor está sobre mí..." En esta sección Lucas mantiene a Jesús siempre en Galilea: no se dirige nunca a Jerusalén y raras veces llega hasta el territorio de la Decápolis (cf Lc 8,16-39). Quizás haya una finalidad teológica contenida en esta concentración topográfica: se trata del tiempo de la preparación para el «gran viaje".

Sin embargo, la sección más propia y original del tercer evangelio está representada por la «gran inserción" lucana: el viaje a Jerusalén (9,51-19,46).

En efecto, si en Mt y en Mc el itinerario a la ciudad santa se narra en un breve espacio (Mc 10,1 - 1 1; Mt 19,1 21,10), en Lucas llega a ocupar hasta 10 capítulos. En la perspectiva lucana, la subida de Jesús y sus discípulos a Jerusalén no constituye una simple subida material, sino un progreso en el apostolado, detrás de Cristo. El viaje de su ascensión («se encaminó decididamente hacia Jerusalén") se cierra con la permanencia de Jesús en el templo (Lc 19,46). Entre estos límites Lucas pone las diversas enseñanzas de Jesús sobre la vida del discípulo: el radicalismo en el seguimiento (Lc 9,57-62; 14,25-27), la oración (10,38-11,13), la humildad ( 17 7- 10), el desprendimiento de las riquezas (12,13-21.33-34. 14,28-33; 18,18-27) y la confianza en la providencia divina (12,22-32). Merecen especial atención las parábolas de la misericordia (15,1-32; cf. también la parábola del buen samaritano en 10,29-37), que revelan la centralidad teológica de la misericordia en Lucas. A medida que se acerca a Jerusalén, la narración crece en suspense. Jesús no hace una entrada en Jerusalén, sino que lleva a cabo una especie de salto teológico, entrando en su propia casa: el templo.

En la tercera sección (1947-21,38) Jesús permanece siempre en el templo, enseñando y discutiendo con sus opositores. También en esta sección se puede verificar una reducción espacio-teológica : en contra de los paralelos de Mc 11,15 y Mt 21,17 en Lc Jesús no abandona -nunca el templo (cf. 19,47. 21,38). Así se cumple su permanencia en el templo que anticipó en su infancia (2,22-38). Sin embargo, durante la noche Jesús se dirige al monte de los Olivos (21,37).

Finalmente, en la cuarta sección (22,1-24,53) vuelve a aparecer el material sinóptico, casi totalmente ausente en las partes anteriores: es el relato de la pasión. Pero, analizando bien las cosas, se ve que tanto la perspectiva teológica como las sub-unidades de Lc 14,11-53 ponen una vez más en evidencia las peculiaridades lucanas. Efectivamente, en el centro de esta sección no se encuentran tanto la muerte y resurrección de Jesús como su ascensión desde el monte de los Olivos (Lc 24,50; cf también Hch 1,12). Por eso, la misma escena sirve de introducción a los Hechos de los Apóstoles, donde Lucas demuestra las condiciones y narra los acontecimientos a través de los cuales la misma Iglesia está llamada a testificar el Señorío de Jesús en la historia (cf. Hch 1,6-12). Estas coordenadas de la composición revelan la misma teología de Lucas, que se propone trazar el camino de Jesús entre los hombres. Este camino se caracteriza como revelación de la misericordia salvífica de Dios (15,4-32), que se manifiesta sobre todo en la participación en el mismo gozo (2,10; 10,7,10.32; 19,6; 24,41). Pero a su vez el gozo cristiano llega a su cumbre más alta con la ascensión de Jesús a la derecha del Padre (24,52). Podemos definir esta primera obra de Lucas como el evangelio de la misericordia y - del gozo.

A. Pitta

 

Bibl.: H. Conzelmann, El centro del tiempo, La teología de Lucas, FAX, Madrid 1974; J A. Fitzmyer , El evangelio según Lucas, 2 vols,. cristiandad, Madrid 1986-1988; A, George, El evangelio según Lucas, Verbo Divino, Estella 91989; E. Rasco, La teología de Lucas. Origen, desarrollo, orientaciones. Roma 1976; N, Aletti, El arte de contar a Jesucristo. Lectura narrativa del evangelio de Lucas, Sígueme, Salamanca 1992; R, Aguirre A, R, Carmona, Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles, Verbo Divino, Estella 21994.