IGLESIAS ORTODOXAS ORIENTALES
VocTEO
 

Con la expresión Iglesias orientales se indicaban desde los primeros siglos del cristianismo las numerosas Iglesias que surgieron en Palestina, Siria, Asia Menor, Mesopotamia y Egipto en torno a las grandes ciudades de Jerusalén, Alejandría, Antioquía y Constantinopla. Poco a poco estos centros empezaron a llamarse patriarcados.

Estos patriarcados, por su posición geográfica, su diversidad de lengua, de tradiciones litúrgicas y canónicas, tomaron una fisonomía diversa de la gran Iglesia de Roma que englobaba en torno a sí a casi todas las Iglesias occidentales y que por eso mismo se señalaba como Iglesia occidental.

La distinción entre Iglesia oriental e Iglesia occidental tomó un cariz mucho más marcado a continuación, después del reparto del Imperio por obra de Diocleciano en el año 286, y que pasó a ser definitivo en el 395 con la muerte de Teodosio.

Esta distinción tuvo contornos cada vez más concretos cuando el griego dejó de ser la lengua oficial del cristianismo primitivo y prevaleció en Roma el latín como única lengua, mientras que en oriente se empezaron a imponer las diversas lenguas locales. Junto con la lengua nacieron los diversos ritos. La lengua y los ritos hicieron surgir diversas Iglesias autónomas.

Durante casi cinco siglos la especificación de oriental y occidental, referida a las Iglesias, sólo tenía un significado geográfico y ritual. Más tarde las diferencias aumentaron dialécticamente, al aparecer el antagonismo político, étnico y cultural, hasta llevar a las dos Iglesias al alejamiento total y al cisma.

Las Iglesias orientales se distinguen en Iglesias ortodoxas o calcedoníenses e Iglesias precalcedonenses o anticalcedonenses, según acepten o no el dogma del concilio de Calcedonia (451), que definió la unidad de la persona de Cristo en dos naturalezas, hombre perfecto y Dios perfecto, sin confusión ni cambio, sin división ni separación. Las Iglesias ortodoxas orientales, históricamente, son ante todo las ligadas a los grandes patriarcados de Alejandría, de Antioquía, de Jerusalén y de Constantinopla, que rompieron la comunión con la Iglesia de Roma.

Hoy las Iglesias ortodoxas, además de los cuatro patriarcados mencionados, son también el arzobispado del monte Sinaí, la Iglesia de Rusia, de Georgia, de Serbia, de Rumanía, de Bulgaria, de Chipre, de Grecia, de Polonia y de Albania. Existen además las Iglesias ortodoxas autónomas de Finlandia, Japón, China y Hungría. Los patriarcados, así como algunas Iglesias autocéfalas nacionales, tienen numerosas comunidades en la diáspora, especialmente en América, Canadá y Australia. Estas Iglesias autocéfalas están destinadas a aumentar después de la formación de nuevas repúblicas en la antigua Unión Soviética y en la antigua Yugoslavia.

El rito litúrgico más difundido de las Iglesias ortodoxas orientales es el bizantino que, después de la sustitución de la lengua griega original por otras lenguas modernas, se presenta hasta bajo siete formas diversas, tantas como son los grupos étnicos que constituyen a las diversas Iglesias. Más o menos el rito es igual en lo que se refiere a las ceremonias litúrgicas, a la forma de la Iglesia, al arte de los iconos, las fiestas, los ornamentos, los vasos litúrgicos, etc. Lo que cambia es la lengua litúrgica, de manera que podemos hablar de rito bizantino griego, de rito bizantino árabe o melquita, de rito bizantino eslavo, de rito bizantino georgiano, de rito bizantino serbio, de rito bizantino albanés.

Las Iglesias ortodoxas, aunque profesan la misma fe y siguen substancialmente el mismo rito y en gran parte el mismo derecho canonico, son completamente autónomas desde el punto de vista organizativo. Además de los cualro grandes patriarcados antiguos se han formado otros patriarcados menores (Rusia, Serbia, Rumanía, Bulgaria y el Catolicado de Georgia) o Iglesias aútocéfalas nacionales, como la de Grecia.

La autocefalia es la posición canónica de aquellas Iglesias que se separaron de la obediencia sobre todo del patriarcado de Constantinopla y no reconocen ninguna otra autoridad en sus asuntos internos más que el concilio ecuménico. Además de estas dos formas de organización tenemos también Iglesias autónomas como la de Hungria y Japón. La autonomía es una especie de autocefalia en vías de formación. Las Iglesias autónomas gozan de una cierta independencia de la Iglesia madre, pero dentro de unos límites establecidos en el acta de concesión de la autonomía.

Las diversas Iglesias ortodoxas están preparando el gran sínodo panortodoxo, que tratará sobre todo problemas de orden canónico y disciplinar, relativos a las diversas Iglesias.

Desde el punto de vista teológico estas Iglesias profesan la fe de los siete primeros concilios ecuménicos; están fuertemente apegadas a la teología patrística y a la tradición en general, pero admitiendo cierto desarrollo dogmático. Rechazan absolutamente el primado del papa, sobre todo en la forma expresada por el concilio Vaticano I, y el añadido del "Filioque».

Entre las Iglesias orientales ortodoxas y la Iglesia católica está en curso un diálogo ecuménico, que comenzó oficialmente en Patmos y en Rodas en junio de 1980. Treinta teólogos ortodoxos, representantes de los diversos patriarcados e Iglesias autocéfalas de la ortodoxia y otros treinta teólogos católicos celebran reuniones periódicas y discuten los diversos problemas que dividen a las Iglesias. La finalidad de este diálogo, como se declara en el Documento oficial de apertura, es ante todo la de puntualizar aquellos aspectos que las dos Iglesias tienen en común, para afrontar sobre esta base los temas que las dividen. En todo caso. el objetivo final es la comunión perfecta entre las dos Iglesias.

V. Spiteris

 

Bibl.: B. Schultze. Iglesias orientales en SM, 111, 807-833; A. Santos Hernández, Iglesias de Oriente, Sal Terrae, Santander 1969; N, Zernov, Cristianismo oriental. Guadarrama, Madrid 1962; J, Mevendorff, L.Q Iglesia ortodoxa ayer y hoy, DriB, Bilbao 1969; y M, Congar. Cristianos ortodoxos, Barcelona 1963; W de Vries, Ortodoxia y catolicismo, Herder Barcelona 1967