IDEOLOGÍA
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El término ideología, en el período de la Ilustración, indica aquel sector de la filosofía que se basa en la búsqueda del origen de las ideas y de su diversa organización. Este significado se abandonó posteriormente. En el lenguaje corriente, especialmente a partir de Marx, se entiende por ideología la doctrina que recibe su fuerza, no ya de la verificación objetiva de sus afirmaciones, sino más bien de los intereses que la sostienen y de los fines prácticos que persigue. La razón de ser de la ideología consiste en asegurar una justificación del sistema y del poder que allí se ejerce. Mientras que el poder es natural (no hay sociedad sin poder), es histórica la ideología por la que el poder se encubre a veces de ideas religiosas, filosóficas o morales para darse una justificación. Es posible entonces distinguir una ideología conservadora, dirigida a conservar el poder tal como está ya establecido: una ideología reaccionaria, dirigida a situar en el poder a formas institucionales de tipo autoritario ya vigentes antes de una praxis revolucionaria o en oposición a un orden democrático: y una ideología revolucionaria, dirigida a desestabilizar y a derribar el poder vigente.

Entre las múltiples acepciones que ha tenido este término desde el siglo XIX, podemos señalar dos como las más relacionadas con la ética cristiana. En la primera, la ideología es la imagen ideal, en términos de valor y de cualidades humanas, que una sociedad se da con vistas a asegurar su propia cohesión y a reforzar la tendencia hacia sus objetivos, sobre todo en momentos de crisis y de cambio social; en la segunda acepción, la ideología es la legitimación de los intereses particulares de una clase o de una parte de la sociedad, gracias al recurso a valores humanos universales: se trata de un proceso de racionalización colectiva. En la primera acepción, positiva, la ideología se acerca a la utopía, y se convierte en una idea fuerza, en una fuente de energía cuya cualidad moral pone de manifiesto los objetivos que la sociedad se da y los medios que busca para alcanzarlos. En la segunda acepción, negativa, la ideología forma cuerpo con la tendencia a la disimulación, puesta de relieve por los análisis psicológicos y sociales, y que la ética cristiana denuncia, apelando al discernimiento como condición indispensable en el plano de la acción personal y social.

En las sociedades de Occidente han caído o están entrando en un ocaso irreversible las grandes ideologías sociales: la ideología del progreso sin límites, la ideología de la revolución, la omnipotencia de la ciencia y de la técnica. Durante algún tiempo estas ideologías movilizaron a la gente y consintieron a las personas ir más allá de ellas mismas. Pero lo malo es que, con la caída de las ideologías sociales, parecen haber caído también los ideales y las utopías sociales. La verdad es que no se puede volver atrás, pero tampoco se puede ir hacia adelante comunitariamente si no se vuelve a hablar y a plantearse la cuestión de las grandes realidades sociales. En las sociedades occidentales no se vislumbran grandes ideales o valores unificantes; por eso la gente se recluye en su mundo privado y se articula en torno a su propio interés particular. La caída de las ideologías no debe coincidir con la pérdida de los ideales. La convivencia necesita que los hombres se encuentren en torno a unos valores fundamentales sobre los que construir el presente y el futuro del mundo. La función de la ética no consiste sólo en criticar unos valores unilaterales (ideológicos) que van surgiendo progresivamente en la escena de la historia; consiste también en proponer unos grandes valores en torno a los cuales se unifiquen las energías de todos.

L. Lorenzetti

Bibl.: S. di Caro, Ideología, en DTI, 111, 122130; S. Spera, Ideología, en DTF 620-626; H. R. Schlette, Ideología, en CFF, 11, 324334; K. Mannheim, Ideología y utopía, Madrid 1966; J M. Mardones, Teología e ideología, Mensajero, Bilbao 1979; M. Horkheimer, La función de las ideologías, Taurus, Madrid 1966; M. A. Quintanilla, Ideología. y ciencia, Valencia 1976.