HISTORIA DE LA TEOLOGÍA
VocTEO


La teología no se reconoce sólo en las grandes elaboraciones sistemáticas, sino en cualquier núcleo de reflexión: en este sentido se puede hablar de una historia de la teología a partir del período patrístico, señalando en cada ocasión las diferencias metodológicas y la aproximación a los contenidos que diferencian a las diversas edades.

1. Período patrístico (siglos I-VIIl.- En su comienzo está marcado por los Padres apostólicos, como Clemente Romano, Ignacio de Antioquía, Policarpo, Papías, Hermas, Didajé, y por los Padres apologetas, como Justino, Taciano, Atenágoras, Teófilo y Tertuliano. La confrontación con las culturas paganas, pero también la necesidad de aclarar y de profundizar intelectualmente el «hecho Cristo» ensanchó a continuación el aliento de la reflexión hasta las alturas que se perciben en Orígenes ( 185-253), primer creador de una gran síntesis teológica, Y en Agustín (354-430), en el que, gracias en parte a los estímulos derivados de las controversias teológico-trinitarias (arrianismo), cristológicas (nestorianismo, monofisismo, monotelismo) Y antropológicas (pelagianismo) se recapitula la teología a través de aclaraciones tan pertinentes que lo convirtieron en maestro autorizado y guía espiritual de la teología medieval.

2. Período medieval (siglos VIII-XV), Es una época extraordinariamente rica en experiencia y elaboración teológica.

Va ligada al período patrístico a través de la mediación de teólogos como Leoncio de Bizancio, Máximo el Confesor, Juan Damasceno, Boecio, Isidoro de Sevilla y Beda el Venerable.

La introducción en Occidente de las obras de Aristóteles produjo, como primera consecuencia, una división en los teólogos entre "dialécticos," (con su mayor exponente en Abelardo) y «antidialécticos" (con san Bernardo y toda la tradición monástico-agustiniana).

Anselmo de Aosta (1033-1099), parte de la escolástica, se mueve en la tradición monástico-agustiniana, pero en sus obras argumenta con una dialéctica muy cerrada, ya que es preciso "intelligere veritatem quam credit cor meum". Abelardo (1070-1142) y Gilberto Porretano (1076-1154), en la perspectiva dialéctica, tienden a una teología racional con la metodología de la tesis y la antítesis (sic et non). Las primeras sistematizaciones se deben a Anselmo de Laón (+ 1117) y a Pedro Lombardo (+ 1160), y se llaman Sententiae, en cuanto que presentan una colección de las principales posiciones de los Padres sobre las cuestiones más importantes. Estas colecciones allanaron el camino a las Summae, entre las que es especialmente importante la de Tomás de Aquino (+ 1274), discípulo de Alberto Magno (+ 1280). Junto con esta escuela, llamada a continuación tomista, floreció la franciscana con Alejandro de Hales (1180-1245), Buenaventura de Bagnoreggio (1221-1274) y Juan Duns Escoto (1266-1308).

3. Período moderno y contemporáneo (siglos XVI-xx) - Es un momento caracterizado por la confluencia de varias experiencias y orientaciones teológicas. A finales de la Edad Media se agrieta la síntesis escolástica: tenemos el agustinismo exasperado de Lutero la tendencia antisistemática del nominalismo, la atención histórica del humanismo y del renacimiento, los comentadorés de santo Tomás como Capreolo (+ 1444), Cayetano (+ 1534) Francisco de Vitoria (+ 1546), Domingo Báñez (+ 1604), Francisco Suárez (+ 1617) y Juan de Santo Tomás (+ 1644) que insisten en el carácter especulativo-científico de la teología, y los místicos que, oponiéndose a la aridez de la teología oficial, no logran por otra parte crear síntesis válidas sobre las nuevas instancias que van surgiendo.

Entre el siglo XIX y el xx explotan todavía más sectorial entre los intereses: de las diversas disciplinas teológicas hasta la especializaciones capilares el diversos sectores y momentos de la investigación, que casi parecen haber pulverizado para siempre la capacidad de síntesis, a pesar de las honrosas excepciones de K. Rahner (1904-1986) y H. U. von Balthasar (1905-1988).

En la investigación teológica actual predomina una mayor severidad científica, debido entré otras cosas a las nuevas y más sólidas adquisiciones en el terreno filológico-lingüístico y a la confrontación no académica con la angustia y la situación del pueblo ( «teología de la liberación").

De todas formas, el cuadro actual, a pesar de algunos intentos de rigidez, es confortante por el estímulo que le dan al debate teológico el diálogo ecuménico y las numerosas Y sólidas experiencias espirituales, que piden una teología menos abstracta y más experiencial, que explica la afanosa búsqueda de las jóvenes generaciones, planteando incluso el interrogante de la validez de una teología, perdida a menudo por los rincones del academicismo, que para poder servir tiene que poner siempre en discusión sus métodos y su lenguaje.

G. Bove

Bibl.: G. Angelini, El desarrollo de la teología católica en el siglo xx, en DTl, 1V, 747820; M. Andrés Martín, Pensamiento teológico y cultura. Historia de la Teología, Atenas, Madrid 1989. E. Vilanova, Histotrias de la teología cristiana, 3 vols., Herder Barcelona 1987-1992; AA, VV , Historia de la teologia española, 2 vols., Fundación Universitaria Española, Madrid 1983- 1987