FIDELIDAD
VocTEO
 

La fidelidad es una propiedad esencial del amor. Por su misma esencia el amor tiende a crear una comunidad entre personas, que sólo puede conservarse con la voluntad de ser fieles con la convicción de la fidelidad del amor recíproco. Lo que caracteriza a la fidelidad es el elemento de la perseverancia, de la duración en el tiempo.

La fidelidad se refiere siempre a otra persona. Incluso cuando hablamos de "fidelidad a nosotros mismos», a nuestra palabra, a nuestros deberes, etc., entendemos la fidelidad a la persona a la que hemos dado nuestra palabra y con la que tenemos ciertos deberes: Dios, el esposo, un amigo, etc.

La fidelidad en sentido pleno afirma siempre una relación personal con un tú. Por eso la fidelidad es una propiedad indisoluble del amor y una expresión de la veracidad y . de la constancia.

 Cuanto más íntima es una relación  personal, tanto más tiene que estar marcada por la fidelidad.

En un sentido más especial la fidelidad se define comúnmente por los moralistas como la virtud que hace al hombre dispuesto a dar a los demás lo que se les debe en virtud de una promesa, que puede incluir una obligación de justicia, como ocurre en un contrato de cualquier naturaleza, o bien ser una promesa gratuita o una simple palabra dada.

Se exige y se acepta en cierto modo  la obligación de la fidelidad no sólo en virtud de nuestras promesas; sino también y sobre todo en virtud del amor indefectible de Dios que se nos ha dado.

La conducta amorosa y fiel de Dios  para con nosotros nos invita poderosamente a la fidelidad. En efecto, el prototipo y el primer fundamento de toda fidelidad humana es la fidelidad de Dios.

Los salmos no se cansan nunca de  alabar la fidelidad de Dios, fundamento de nuestra esperanza. "Señor, tu amor llega hasta el cielo, hasta las nubes tu fidelidad» (Sal 35,6; cf. 56,11; 33,4). La fidelidad de Dios se muestra especialmente en el hecho de que siempre acoge de nuevo al pueblo infiel (Os 3,2). Dios es fiel a sus promesas y a sus amenazas: "De mi boca sale una sentencia, una palabra irrevocable» (1s 45,23). El nombre glorioso de batalla de Cristo en el Apocalipsis es el «Fiel» y el «Veraz» (Ap 19,11). En la misteriosa fidelidad de Dios nos viene la esperanza de nuestra perseverancia final, nuestra fidelidad hasta la muerte (cf. 1 Cor 10,13. 1 Tes 5,24; 2 Tes 3,3).

La fidelidad como valor auténticamente humano y al mismo tiempo profundamente religioso es una propiedad esencial del matrimonio cristiano. En el plano antropológico la fidelidad se presenta como el signo de la capacidad del amor humano de pasar a ser, de una realidad transitoria (como es, al menos inicialmente), una decisión definitiva e irrevocable, capaz de comprometer a la persona para toda la vida. La fidelidad, en esta perspectiva, tiene que verse no sólo de forma negativa, como rechazo del adulterio y de toda forma de evasión espiritual, afectiva y sexual, sino más bien de forma positiva, como capacidad de compartir un proyecto común de vida.

 La fidelidad conyugal, percibida ya  en el plano humano como un valor, difícilmente puede practicarse y vivirse fuera de un contexto auténticamente religioso (bien sea de fe explícita o de fe solamente implícita). La infidelidad estructural del hombre no quede ser superada ni sanada más que con la ayuda que le viene de la suprema fidelidad de Dios. El pacto de amor conyugal, se basa en el amor eternamente fiel de Dios. "En virtud del pacto de amo conyugal, el hombre y la mujer no son ya dos, sino una sola carne, y están llamados a crecer continuamente en su comunión, a través de su fidelidad cotidiana a la promesa matrimonial del don recíproco total» (Familiaris consortio 19). Un amor de este género sólo se puede comprender plenamente a la luz de la cruz, es decir, del Cristo esposo que «amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella» (Ef 5,25).

La misma indisolubilidad jurídico canónica no hace más que trasladar al plano de la ley la exigencia profunda de la fidelidad inherente al amor conyugal.

G. Cappelli

 

 Bibl.: Sobre la fidelidad en el matrimonio  M. Vidal, Crisis de la institución matrimonial, PS, Madrid 1987. G. Campanini, Fidelidad e indisolubilidad' en NDTM, 769-778: A. Macías, Matrimonio cristiano en un mundo en cambio, Centro Teológico, Las Palmas 1980; K, Wojtyla, Amor y responsabilidad Razón y Fe, Madrid 1978.