ECLESIOLOGÍA FUNDAMENTAL
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Se entiende por eclesiología fundamental la sección del tratado sobre la Iglesia que guarda relación con la teología fundamental. A partir de la reforma de los estudios teológicos, el tratado De Ecclesia se desarrolló en una clave estrictamente dogmática, es decir, como reflexión de la Iglesia sobre SI misma a partir de su inteligencia del misterio en la fe. De todas formas esta perspectiva no impide tocar ciertos temas que, de suyo, fueron patrimonio desde el principio de la teología fundamental y que, por el método mismo que utiliza, conservan su valor y su empleo.

En la estructura apologética clásica, esta sección llevaba el nombre de demonstratio catholica. Con ella se intentaba probar científicamente el origen divino de la Iglesia, su acta de fundación solemne debida a Jesús en el momento en que confiaba a Pedro el poder de las llaves (Mt 16,18) y la permanencia en la Iglesia de las notas esenciales y constitutivas que profesamos en el símbolo de la fe. Desde el punto de vista de la apologética clásica, esta demostración intentaba convencer a las diversas confesiones cristianas (cristianos reformados, anglicanos...) de que sólo la Iglesia católica es la heredera de la verdadera Iglesia, querida y fundada por Cristo.

Históricamente, se pueden encontrar algunas premisas de este planteamiento en los primeros textos sobre la Iglesia compuestos a comienzos del siglo XIV por Santiago de Viterbo y seguidos en el siglo xv por los de Juan de Ragusa y Juan de Torquemada. El período del concilio de Trento y toda la Contrarreforma conocen ya textos que tienden a presentar a la verdadera Iglesia contra las acusaciones de los reformadores. En cada ocasión se siguen pistas diferentes y complementarias para el logro de esta demostración. Vale la pena recordar al menos las más importantes.

La primera se conoce con el nombre de vía historica. A través del análisis de los documentos antiguos y de los textos de los Padres, se demuestra que la Iglesia católica estuvo organizada desde siempre de manera visible y jerárquica, y que su cabeza, el obispo de Roma, es el sucesor legítimo del apóstol Pedro. Esta demostración se confunde y se explicita más tarde con la vía primatus: en virtud del primado del sucesor de Pedro, esta Iglesia es la verdadera Iglesia fundada por Jesús sobre Pedro y sus sucesores.

Una segunda demostración pasa por la via notarum. Ha sido la prueba que más se ha utilizado en los tratados eclesiológicos : parte del hecho de que en la profesión de fe se aplican a la Iglesia cuatro características: la Iglesia es una, santa, católica y apostólica. Estas notae de la Iglesia se demostraba que se habían mantenido ininterrumpidamente presentes tan sólo en la Iglesia católica: por consiguiente, la Iglesia católica era la única que debía ser considerada como la Iglesia que quiso Jesús.

Una tercera prueba, que se siguió sobre todo a partir del Vaticano I, fue la que se conoce como via empírica.

Pensada por el cardenal Deschamps para eludir las dificultades objetivas que presentaban la via historica y la via notarum, intentaba mostrar la realidad de la Iglesia a la luz de un milagro moral. La Iglesia, aunque propagada por hombres simples e iletrados y compuesta de personas comunes, se presenta sin embargo en el mundo como un signo de trascendencia que encierra en sí los valores fundamentales y esenciales, como por ejemplo la santidad, que constituyen el bien absoluto para cada uno de los hombres.

A partir del Vaticano II y de su nuevo planteamiento eclesiológico, estas vías se siguen cada vez más raramente, al menos como demostraciones en el sentido con que lo hacía la apologética clásica. Al contrario, siguen vigentes varios intentos hechos para una reinterpretación más actual tanto del tema de las notae como del de la vía empírica. En efecto, esta última parece ser la más sujeta a nuevas interpretaciones, que van desde la visión de la Iglesia como «comunión" hasta la de la Iglesia como instrumento de liberación, desde su cualidad de signo del amor trinitario de Dios hasta su visión en el horizonte sacramental.

Más directamente, en lo que se refiere al tema específico de la eclesiología fundamental, habrá que considerar algunos puntos que especifican y justifican esta perspectiva teológica. La primera tarea será indicar la relación que existe entre Jesús de Nazaret y la Iglesia. Superado ya el planteamiénto que veía a la Iglesia «fundada" con un solo acto jurídico por Jesús, la teología anda ocupada ahora en una lectura y en una exégesis correcta de los textos que permiten focalizar diversos hechos y expresiones de Jesús que tienen relación con la Iglesia. Entre los más expresivos se pueden recordar. la predicación del Reino, la actualización en favor de la comunidad de los textos que se referían al pueblo veterotestamentario, la elección del grupo de los Doce y el cambio de nombre de Pedro junto con su primado sobre los demás apóstoles, la institución de la eucaristía como signo del pueblo nuevo y anticipación del Reino futuro, la promesa del Espíritu que habría de dirigir a la comunidad y la misión a los paganos, que abre a la universalidad del anuncio del Evangelio. En este aspecto encierra un interés especial el documento sobre Algunas cuestiones de eclesiologia que publicó la Comisión Teológica Internacional el 7 de octubre de 1985.

En segundo lugar, habrá que poner de relieve el peso importante de estos gestos de Jesús de Nazaret y de qué manera la Iglesia se convierte en mediación de la revelación. Dentro de este tema es evidente que se insertan otros puntos, como el valor de la Tradición y los criterios que corroboran su mantenimiento y su interpretación normativa para la vida de la Iglesia a lo largo de los siglos. En el mismo horizonte hay que presentar el lugar que ocupa la Escritura, que la Iglesia venera como inspirada y santa en la vida eclesial.

Y no como tema secundario, al menos por la actualidad que empieza a revestir en Occidente, habrá que estudiar el carácter específico del anuncio y del obrar de la Iglesia ante las otras religiones y su pretensión de religión salvífica única y universal Junto con el tema de la mediación de la revelación, se plantea el de la Iglesia como sujeto de la fe y como comunidad dentro de la cual se realiza el acto personal de fe de cada creyente.

Como la fe es siempre « eclesial » , la teología fundamental que estudia el acto de fe tendrá que ser capaz de poner de manifiesto su eclesialidad como dato constitutivo para el acto mismo de fe.

La eclesiología fundamental no pretende sustituir a la autopresentación que hace la Iglesia de sí misma a la luz de la fe -perspectiva dogmática-. sólo intenta buscar la relación de revelación que tiene con el Jesús histórico y cómo ella se presenta en el mundo como sujeto y mediación de revelación. La metodología empleada por la teología fundamental permite que estos datos posean un valor más amplio y universal, incluso fuera del ámbito eclesial.

R. Fisichella

 

BibI.: S. Pié-Ninot, Tratado de Teología Fundamental, Salamanca 1989, 307-406; Íd" Eclesiología fundamental: «status quaestionis», en Rev Esp. de Teología 49 (1989) 361-403: U. Lorst, Cuestiones candentes de eclesiología, Herder, Barcelona 1974; R, Latourelle, Cristo y la Iglesia, signos de salvación, Sígueme, Salamanca 1971; R. Fisichella, Introducción a la teología fundamental, Verbo Divino, Estella 1993.