DIÁLOGO ECUMÉNICO
VocTEO
 

La Iglesia existirá siempre como un acontecimiento dialógico (GS 92), en el que cada uno de los miembros, segÚn su propia función y capacidad, va avanzando libremente en la fe, esperanza y caridad (DH 3: DV 10; CD 13. 28; AA 25). Por eso la eclesiología de comunión del concilio Vaticano II presupone que el diálogo es un elemento esencial dentro de la vida de la Iglesia.

Además, el concilio trata de tres formas de diálogo con todos aquellos con los que están fuera de los límites visibles de la Iglesia católica: el diálogo ecuménico (UR), el diálogo interreligioso (NA y AG) y el diálogo con el mundo (GS). Aquí hablaremos del diálogo ecuménico. En este diálogo «cada uno explica con mayor profundidad la doctrina de su Comunión y presenta con claridad sus características» (UR 4); por eso mismo, queda excluido aquel falso irenismo que preferiría una armonía superficial, a costa de un consentimiento más profundo en la verdad (UR 11). La doctrina de las diversas comunidades debería presentarse en su integridad, mientras que al mismo tiempo los teólogos católicos implicados en este diálogo « han de recordar que existe un orden o "jerarquíá" en las verdades de la doctrina católica, ya que es distinta su conexión con el fundamento de la fe cristianan (UR 11). Si este diálogo se lleva a cabo con espíritu de apertura y de igualdad, no sólo se seguirá de él una mejor comprensión mutua (UR 9), sino que además, «por medio de esta emulación fraternal, todos se sentirán movidos hacia un conocimiento más profundo y una manifestación más clara de las riquezas insondables de Cristo" (UR 11). Estos dos objetivos -una mejor comprensión mutua y un mejor conocimiento y expresión de la riqueza de Cristo- son complementarios. La reflexión sobre las fuentes ofrece la posibilidad de un nuevo consenso, que de otro modo no podría conseguirse: pero al mismo tiempo la unidad en la fe no se realizará sin la reconciliación de las cuestiones concretas que fueron el primer motivo de la división.

Ha habido centenares de diálogos ecuménicos a niveles locales, regionales, nacionales e internacionales desde el concilio Vaticano II, La mayor parte de ellos han sido bilaterales, es decir entre dos comunidades : una forma d~ diálogo que se inició va en los diálogos entre anglicanos y católicos romanos bajo la guía del Padre Portal y de Lord Halifax en el último decenio del siglo XIX y más tarde en Malinas, por el año 1920.

Los diálogos bilaterales que implican a la Iglesia católica en un nivel internacional se desarrollaron con las Iglesias ortodoxas, con la Comunión anglicana, con la Federación luterana mundial, con la Alianza mundial de las Iglesias reformadas (calvinistas), con el Colegio metodista mundial, con los Discípulos de Cristo, con la Alianza mundial bautista y con representantes de las Iglesias pentecostales.

Mientras que la Iglesia católica ha sido de las comunidades más activas empeñadas en el diálogo ecuménico, no todas las conversaciones bilaterales internacionales han incluido a los católicos. Un panorama completo tiene que comprender los intercambios de otras comunidades, como los diálogos anglicanos-ortodoxos calcedonenses, bautistas-reformados, luteranos-metodistas, ortodoxos calcedonenses-viejos católicos y reformados-anglicanos.

Los dialogos multilaterales son los que se han desarrollado entre más de dos comunidades: el más importante de ellos es el que tiene lugar en el ámbito de la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias.

La organización de esta comisión, compuesta de 120 miembros nombrados oficialmente por sus respectivas Iglesias, hace de este diálogo ecuménico el más ampliamente representativo del mundo.

Además de los diálogos oficiales bilaterales y multilaterales a nivel internacional, nacional, regional y local, deberían mencionarse también los intercambios no oficiales, como el Grupo de Dombes. Sus miembros, aunque ocupan posiciones de responsabilidad dentro de sus respectivas Iglesias, no se reúnen como representantes oficiales de sus comunidades, sino simplemente por su interés en promover la unidad. El Grupo de Dombes ha publicado influyentes declaraciones sobre la eucaristía, el ministerio, el Espíritu Santo, la Iglesia y los sacramentos.

El diálogo ecuménico ha dado origen a un cuerpo significativo de literatura, revelando muchas áreas de acuerdo en la fe, y ha dado origen muchas veces a un aprecio genuino entre sus participantes. El diálogo ha mostrado un carácter progresivo y dinámico. La comprensión más clara de las divergencias y diferencias abre nuevas áreas de diálogo. El éxito de tantos diálogos que han logrado llegar a alguna forma de declaración concorde ha planteado el problema y la tarea de la recepción, es decir, la cuestión del modo en que los resultados de un pequeño grupo de representantes pueden ser aceptados o modificados por las comunidades representadas.

De suyo, el diálogo no crea la unidad en la fe. Pero crea una disponibilidad por parte de las diversas comunidades cristianas divididas para recibir la gracia de la unidad en la fe, que puede venir solamente de la acción del Espíritu Santo.

W Henn

 

Bibl.: J. F Puglisi - S. J. Voicu, A Bibliographv of Interchurch and Interconfessional FheolOgical Dialogues, Roma 1984: A. González Montes (ed,), Enchiridion oecumenicum, Relaciones y documentos de los didlogos interconfesionales de la Iglesia católica y otras Iglesias cristianas ( 1964- 1984}, Salamanca 1986; L, Vischer, Documentos de la Comisión Fe y Constitución, BAC, Madrid 1972: y, Congar, Cristianos en diálogo. Estela, Barcelona 1967. . J E, VercruVsse, Introducción a la teologia ecuménica, Verbo Divino, Estella 1993, 91-106; J. Wicks, La cuestión eclesiológica en el diálogo católicoluterano, en R. Latourelle (ed.), Vaticano II Balance y perspectivas , Sígueme. Salamanca 1989, 663-689; para una constante información sobre el tema: Revista Concilium, Verbo Divino, Estella.