Santa Sede

Obispos de todo el mundo llegan a Roma peregrinando en signo de conversión

Primer Jubileo de los prelados en la historia de la Iglesia

CIUDAD DEL VATICANO, 6 oct (ZENIT.org).- Roma ha sido testigo en esta tarde de un espectáculo sin precedentes: en la catedral del Papa, la Basílica de San Juan de Letrán, se reunieron centenares de obispos para pedir a Dios perdón por sus pecados en una ceremonia penitencial.

Durante el acto de oración, como si fueran un peregrino más, confesaron individualmente sus pecados en el sacramento de la reconciliación.

Para preparar los corazones el nuevo prefecto de la Congregación vaticana para los Obispos, el arzobispo Giovanni Battista Re, dictó una meditación sobre el tema «Autoridad y servicio». Durante el rito se efectuó una colecta para destinar ayudas a las Iglesias más pobres.

Ha sido el primer evento del primer Jubileo de los obispos de la historia que se celebra durante un año santo. En total, se reunirán en la Ciudad Eterna unos 1.200 obispos de todos los países y de todos los continentes. En este fin de semana tendrán lugar los momentos culminantes del encuentro.

Mañana será una jornada intensa: a las 9:30 tendrá lugar la primera cita, en la Basílica de San Pablo Extramuros, en la que los prelados recordarán que ante todo son misioneros. En el acto, que lleva por título «Los desafíos de la nueva evangelización», intervendrá precisamente el cardenal Jozef Tomko, prefecto de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos.

A mediodía, en el aula de las audiencias generales del Vaticano, los obispos participarán en la audiencia con el Papa y, a partir de las 17:30, en la plaza de San Pedro, se unirán al Rosario Mundial que dirigirá Juan Pablo II ante la estatua de la Virgen de Fátima, que ha sido traída en avión de Portugal con este motivo (Cf. «La Virgen de Fátima llega a Roma»).

El domingo por la mañana, en la plaza de San Pedro del Vaticano, tendrá lugar la concelabración eucarística en la que el Santo Padre realizará el acto de entrega a María de la Iglesia y del tercer milenio, en presencia de la Virgen de Fátima.

En declaraciones concedidas a «Radio Vaticano», el nuevo prefecto de la Congregación para los Obispos, monseñor Giovanni Battista Re, ha explicado el significado de este Jubileo.

--El Jubileo afecta a todo el pueblo de Dios, a los fieles y también a los pastores. Por este motivo, los obispos vienen en estos días a Roma, peregrinos entre los peregrinos, con motivo de su Jubileo. También nosotros, los obispos, tenemos necesidad de la misericordia del Señor; también nosotros, los obispos, tenemos necesidad de renovar nuestro compromiso. San Agustín, al dirigirse a sus fieles de Hipona, decía: «Para vosotros soy obispo; con vosotros soy cristiano». El obispo tiene una responsabilidad enorme frente a los fieles que se le han confiado, pero también él es cristiano entre los cristianos. Este el sentido de este Jubileo. Es la primera vez que los obispos se reúnen en Roma con motivo de un Jubileo: nunca antes había sucedido algo así durante un Año Santo. Una iniciativa llena de significado, pero sobre todo muy oportuna.

--¿Cuáles son los desafíos de la misión de un obispo hoy?

--No es fácil ser obispo en la aurora del tercer milenio y, precisamente por este motivo, un obispo debe ser consciente de los desafíos de la hora presente y tiene que tener la humilde valentía para afrontarlos, a pesar de que en ocasiones esto requiera ir contra corriente.

El Jubileo de los obispos concluirá con un Congreso de tres días (9 a 11 de octubre), organizado por el Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum» en preparación del próximo Sínodo general que afrontará precisamente la figura del obispo (Cf. «Primer congreso en la historia de obispos sobre los obispos»).


El Papa: No podemos «abandonar África» en manos de la guerra y el sida

Los católicos africanos deben ser instrumentos de reconciliación

CIUDAD DEL VATICANO, 6 oct (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha hecho un sentido llamamiento a «no abandonar África» a sus guerras, al sida, a las carestías, y a los demás males endémicos que afligen a este continente.

El Papa dirigió esta exhortación al mundo entero en el mensaje que envió hoy a los obispos africanos reunidos en esta semana en la localidad de Rocca di Papa, cercana a Roma, con motivo de la asamblea plenaria del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y de Madagascar (SECAM), que hoy concluye.

La cumbre de los prelados africanos tiene como primer objetivo analizar la contribución que puede ofrecer la Iglesia a la paz. De modo, que la misiva del Papa se convierte en un original balance de la situación de la convivencia en el continente «olvidado».

África estancada Han pasado ya cinco años de la publicación de la exhortación «Iglesia en África» (14 de septiembre de 1995), en la que Juan Pablo II recogió las conclusiones del primer Sínodo de la historia de este continente, celebrado en Roma. Ahora, el Papa constata que la situación africana no ha cambiado: «numerosas naciones siguen siendo teatro de sangrientos conflictos y las poblaciones locales son, una vez más, las víctimas inocentes».

«Al recorrer la trágica geografía de las luchas armadas, se puede constatar que el conflicto de los Grandes Lagos es, en cierto sentido, el más simbólico», basta pensar en las guerras étnicas y de intereses económicos que han flagelado y flagelan salvajemente países como la República del Congo, Ruanda o Burundi. Ahora bien, el obispo de Roma quiso recordar también los demás conflictos, «a veces olvidados» que tienen lugar en África. «Estos conflictos, debidos tanto a causas internas como externas, constituyen un abuso de la persona humana, de sus derechos y de su dignidad. Esta actitud es en gran parte la causa de los demás azotes que afligen el continente, como el subdesarrollo económico, la pobreza, las migraciones forzadas, la difusión del sida y de epidemias que se consideraban definitivamente desarraigadas, el saque de las riquezas naturales y la degradación del ambiente».

No se puede abandonar África Ante esta difícil situación, el Papa se dirigió a todos los pueblos africanos para lanzar un «vibrante llamamiento a la esperanza». «Para construir el mundo reconciliado hacia el que todos aspiran, tienen que ser ante todo los africanos mismos quienes tomen en sus manos el porvenir de sus naciones».

Ahora bien, para que África se pueda asumir sus responsabilidades, Juan Pablo II invitó «una vez más a la comunidad internacional a no abandonar África». Reconoció: «Conozco los esfuerzos que se han hecho y que manifiestan una auténtica solidaridad». Y añadió: «Estos esfuerzos tienen que continuarse y ser más eficaces, gracias, en concreto, a la condonación o reducción de la deuda de los países más pobres».

La Iglesia frente a la guerra Ente la difícil situación de África, la Iglesia tiene que asumirse también sus responsabilidades. En el escenario de violencia y guerras fratricidas, el pontífice consideró que el gran compromiso que deben asumir los católicos, y en especial sus pastores, es el de «contribuir con la reconciliación entre las personas y los pueblos», condición única para que en el continente se establezca «la justicia, la solidaridad, la democracia y la paz».

«Ahora más que nunca la Iglesia tiene que buscar caminos nuevos y eficaces para participar, según su propia vocación, en el desarrollo integral del hombre, en sociedades fraternas y pacíficas --consideró el Santo Padre--. En este sentido, la colaboración con los demás creyentes y con todos los hombres de buena voluntad es un imperativo que debe animar a los fieles, unidos a sus pastores, en un espíritu de verdad y de respeto mutuo».

Ser cristiano en África En esta labor África cuenta con modelos estupendos y a veces dramáticos. Es el caso, por ejemplo, del obispo Augustin Misago, al que el régimen de Ruanda quiso condenar a muerte por supuesta participación en el genocidio de 1994. El tribunal de Kigali le absolvió de todas las acusaciones después de que incluso sus enemigos hubieran testimoniado a su favor. Pasó sin embargo más de un año en la cárcel en circunstancias terribles, que casi acabaron con su vida (Cf. «El Papa recibe al obispo que el Gobierno ruandés quiso condenar a muerte»).

Otro caso conmovedor es el de monseñor Emmanuel Kataliko, arzobispo congoleño de Bukavu, quien falleció el pasado 2 de octubre en plena reunión de los obispos africanos en Roma, víctima de una ataque cardíaco. Los rebeldes de la Coalición democrática congoleña (RCD) le habían desterrado durante meses de su misma diócesis (Cf. «Fallece en Roma el obispo congoleño que acababa de regresar del destierro»).

El Papa desea en su mensaje que la imprevista muerte de este prelado sea «para la Iglesia y para África semilla de esperanza y de paz». Al dolor del Papa por la muerte del arzobispo de Bukavu se unieron sus hermanos africanos en el episcopado que en la tarde de ayer honraron su cuerpo con una solemne ceremonia de sufragio en la Capilla del Colegio Pontificio Urbano de Roma. El cadáver fue llevado hoy al aeropuerto de Fiumicino rumbo a Butembo, diócesis natal y primera diócesis de monseñor Kataliko, donde serán celebrados sus funerales. El 9 de octubre su cuerpo será transportado a Bukavu para ser sepultado.

Por último, el pontífice rinde homenaje en su carta dirigida a los obispos africanos «a todos aquellos que, con valentía y abnegación, en situaciones difíciles dan testimonio de Cristo, en ocasiones hasta la entrega de la vida». Al mismo tiempo, desea que «en toda África, la Iglesia pueda anunciar libremente el mensaje de amor de Cristo, con su palabra y con sus actos». 


Marek Halter y la oración del Papa en el Muro de las Lamentaciones

El escritor judío, de origen polaco, come con el pontífice

ROMA, , 6 oct (ZENIT.org).- Marek Halter ha confesado al diario italiano «Il Corriere della Sera» que sugirió a Juan Pablo II introducir su oración en una abertura del Muro de las Lamentaciones de Jerusalén. Y el pontífice así lo hizo en marzo pasado. Según revela la prensa italiana, este gran escritor judío comió el 3 de octubre pasado con el Papa para recordar juntos aquellos momentos históricos.

«Cuando estamos juntos hablamos polaco», explica Halter que nació hace 64 años en Polonia. «¡Es un gran Papa! Ha hecho mucho para acercar al mundo católico y al mundo judío, purificando a la Iglesia de lo que eran auténticas declaraciones de antijudaísmo, y reconociendo la actitud pasiva ante el Holocausto».

Marek Halter tenía 5 años cuando se libró de milagro a la deportación en un campo de concentración. «¿Eres judío?», le preguntó un soldado alemán. «Claro que sí», respondió con una temeridad tal que el soldado le dejó en paz. «Creo que no me creyó», explica el escritor quien ha publicado su autobiografía con el título «Por qué soy judío» («Pourquoi je suis Juif»).

El escritor evoca su primer encuentro con Juan Pablo II hace 14 años. En aquella ocasión le ofreció uno de sus libros. «El Papa me dijo en polaco: "¡Buenos días querido compatriota!". "¿Es usted de Varsovia?", preguntó a continuación. "No, Santidad"; le respondí. "Soy del ghetto de Varsovia"». Entonces el obispo de Roma le dio un fuerte abrazo y nació una buena amistad.

El escritor, que tiene también la nacionalidad francesa, revela qué es lo que se come con el Papa: «cocina polaca, como en casa de mi madre».


La Virgen de Fátima llega a Roma

El Papa pondrá en sus manos el tercer milenio

CIUDAD DEL VATICANO, 5 oct (ZENIT.org).- Roma y especialmente el Vaticano se han movilizado para recibir mañana, viernes, la estatua de la Virgen de Fátima, que viene de Portugal, con motivo del Jubileo de los Obispos (6-8 de octubre). El domingo próximo, Juan Pablo II pondrá, en un acto solemne, la Iglesia y el tercer milenio en manos de María.

La imagen de Fátima permanecerá en Roma tres días, del 6 al 8 de octubre, y regresará a Portugal el lunes por la mañana, después de haber recibido el homenaje del Papa y de los peregrinos del Jubileo.

La Virgen, que llegará al aeropuerto de Ciampino, será transportada mañana de manera privada al Vaticano. En primer lugar, será llevada al apartamento de Juan Pablo II, quien pasará ante la estatua prolongados e intensos momentos de oración.

El sábado por la mañana, memoria litúrgica de la Virgen del Rosario, la escultura será llevada en procesión a la basílica de San Pedro, donde quedará expuesta a la veneración de los fieles.

Ese mismo día por la tarde se rezará el rosario con el Santo Padre ante la imagen. Una procesión que comenzará a las 17,45, y será presidida por Juan Pablo II acompañará a la imagen de la Virgen desde la basílica vaticana a la plaza de San Pedro, donde el Papa guiará la meditación sobre los misterios del rosario. Tomarán parte activa en el acto cardenales, obispos y cinco familias procedentes de los diversos continentes. Sor Lucía y las religiosas carmelitas del monasterio de Coimbra (Portugal), rezarán el quinto misterio. Sor Lucía es la única superviviente de los tres niños a quienes se apareció Nuestra Señora en Fátima en 1917.

De este modo, el Santo Padre presidirá por primera vez el «Rosario Mundial» (cf. «7 de octubre: El Papa presidirá el Rosario Mundial»), una iniciativa que surgió en México, en 1996. En los últimos tres años, otras ciudades de los cinco continentes se han ido sumando a esta propuesta hasta el punto de que las últimas ediciones se habían llevado a cabo en estadios, plazas, parques, iglesias, lugares públicos o en familia en más de 100 países.

En la Ciudad de México, por ejemplo, la oración mariana será presidida en la Basílica de Guadalupe por el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo de la capital mexicana. Los fieles podrán seguir, además, por televisión, el Rosario dirigido por el Papa en Roma (más información en http://www.churchforum.org/rosario o enviando un mensaje electrónico a rosario@churchforum.org).

Al final de la ceremonia, la imagen de María atravesará la plaza de San Pedro y será llevada en procesión al monasterio «Mater Ecclesiae», convento de religiosas clausura creado en el Vaticano por deseo expreso del pontífice actual. Participarán en la procesión las religiosas residentes en la Ciudad del Vaticano.

El domingo, 8 de octubre, a las 10,00, en la plaza de San Pedro, el Papa presidirá una concelebración eucarística durante la que leerá el acto de entrega a María frente a la imagen de Nuestra Señora de Fátima. Todos los obispos presentes pronunciarán el acto de entrega junto al Santo Padre. La Sala de Prensa de la Santa Sede no ha distribuido por el momento el texto de este «acto de entrega».

El lunes por la mañana, el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, presidirá la ceremonia de despedida de la Virgen de Fátima en el patio de San Dámaso del Vaticano. Después, la imagen será llevada al aeropuerto de Fiumicino, desde donde regresará a Portugal.

El 13 de mayo pasado, en la visita de Juan Pablo II a Fátima con motivo de la beatificación de los pastorcillos Jacinta y Francisco, el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, reveló por indicación del pontífice detalles del así llamado «tercer secreto» de Fátima. Más tarde, la Congregación para la Doctrina de la Fe, por indicación del mismo Papa, presentó el manuscrito de sor Lucía con las revelaciones, acompañado por un comentario teológico.


Juan Pablo II: El secreto de la evangelización, hablar al corazón

El pontífice recibe a los sucesores del «profeta de la alegría»

CIUDAD DEL VATICANO, 5 oct (ZENIT.org).- El «método misionero» nacido del carisma de san Felipe Neri, en la Roma del siglo XVI, es válido y actual también hoy para «llevar al hombre al encuentro con Jesús». Este es el mensaje que ofreció esta mañana Juan Pablo II a unos doscientos sacerdotes y laicos de la Confederación del Oratorio de San Felipe Neri, la congregación fundada por el santo romano, reunidos en Capítulo General.

El método de san Felipe Neri (1515-1595) «consiste en "hablar al corazón" de los hombres para llevarles a hacer una experiencia del divino Maestro, capaz de transformar la vida», explicó el Papa.

Por eso, continuó diciendo, a los que están alejados de la Iglesia, «es necesario que no se les proponga un anuncio teórico, sino la posibilidad de una existencia realmente renovada y, por ello, llena de alegría».

Esta es «la gran herencia» que dejó san Felipe Neri --continuó diciendo el sucesor de Pedro--, «un camino pastoral válido para siempre, pues está inscrito en la experiencia cristiana perenne».

«El Oratorio nació de la fe y del genio de san Felipe Neri, que supo componer en una síntesis armoniosa la dimensión carismática y la comunión plena con los pastores de la Iglesia y, en la Roma de su tiempo. De este modo, salió al paso de las necesidades espirituales y materiales de la juventud, testimoniando la dimensión gozosa de la fe hasta el punto de ser considerado el "profeta de la alegría cristiana"», aclaró el Papa Wojtyla que en varias ocasiones ha confesado su admiración personal por el santo italiano que rechazó en varias ocasiones ser creado cardenal.

El «apóstol de Roma», a quien los romanos le llamaban con el diminutivo en italiano de Felipe, «Pippo Bueno», recibió gracias místicas que no le impidieron ser un gran amigo de los pobres y, en especial, de los niños. Es más, su contacto íntimo con Dios hacía de el una persona sumamente jovial. Le encantaba predicar para los más pequeños y componía himnos religiosos que después cantaba con los chavalines. Para prolongar su obra de educación y atención a los necesitados fundó la Confederación de Sacerdotes Seculares Oratorianos, que fue elevada en 1575 por Gregorio XIII al rango de congregación.

El Papa concluyó esta mañana pidiendo que el método espiritual del Oratorio «cada vez más atractivo y eficaz» se extienda por todo el mundo.


Fallece uno de los diplomáticos más grandes de la Iglesia

El cardenal Righi Lambertini, ex nuncio en París, tenía 94 años

CIUDAD DEL VATICANO, 5 oct (ZENIT.org).- A los 94 años de edad, falleció ayer, en su casa de Roma, el cardenal Egano Righi Lambertini, una de las figuras más eminentes del servicio diplomático de la Santa Sede en este siglo.

Durante diez años había sido nuncio apostólico en París, después de haber representado al Santo Padre en Corea, Líbano, Chile e Italia. Tras haber entrado en el colegio de los cardenales, en el consistorio de 1979, Righi Lambertini sirvió a la Santa Sede como consultor de varios de sus organismos.

Su testimonio cristiano cobró fuerza hace un año, cuando sus condiciones de salud le obligaron a vivir en una silla de ruedas, asistido con cariño por una familia polaca que le atendía desde hace algunos años.

Los funerales del cardenal Egano Righi Lambertini serán presididos por el Papa mañana por la mañana en la Basílica de San Pedro del Vaticano.

Tenía una visión personal del servicio diplomático a la Santa Sede: «Realizar las grandes esperanzas humanas: la tranquilidad interior, el progreso y la paz entre las naciones». Así lo explicó cuando se convirtió en «embajador» del Papa en París, en 1969. Y luego reveló que este era el objetivo que le había planteado el Papa Juan XXIII cuando en 1960 le ordenó arzobispo y le nombró nuncio apostólico en Líbano.

El cardenal Righi Lambertini fue fiel a esta inspiración y, de hecho, alcanzó un reconocimiento único en todos los países en los que sirvió como nuncio. Lo prueba, por ejemplo, el prestigioso galardón que recibió al concluir su misión de nuncio en Francia, cuando recibió el título de Gran Oficial de la Legión de Honor.

En un telegrama enviado por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, se expresa el pésame del Santo Padre por el fallecimiento del purpurado y recuerda «con intensa emoción el prolongado testimonio de vida sacerdotal, totalmente consagrada a la gloria de Dios y al servicio de la Santa Sede» en el que dio «testimonio de auténtico espíritu pastoral y de profundo amor a la Iglesia».

Con la muerte del cardenal Righi Lambertini el Colegio de los cardenales se compone, ahora de 143 purpurados, de los cuales 99 son electores en un futuro cónclave; 44 ya han superado los ochenta años. Los cardenales italianos son ahora 35, de los cuales 17 son electores. 


La Comisión Teológica Internacional estudia los «problemas» del diaconado

Reunión de la flor y nata de la teología católica en el Vaticano

CIUDAD DEL VATICANO, 5 oct (ZENIT.org).- El diaconado y la inculturación. Estos son los dos temas que está discutiendo la Comisión Teológica Internacional, en su sesión plenaria del 2 al 7 de octubre en la Casa Santa Martha del Vaticano, bajo la presidencia del cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y presidente de esta Comisión.

Las sesiones están siendo moderadas por el padre Georges Cottier, secretario de esta Comisión teológica y Teólogo de la Casa Pontificia (comúnmente conocido como el «teólogo del Papa»).

Por lo que se refiere al tema del diaconado se ha creado una subcomisión, presidida por el profesor Noronha Galvâo, que ha presentado un documento de trabajo («Instrumentum laboris»), un testo básico para las discusiones de 60 páginas que lleva por título «Problemas relativos al diaconado». Ahora está siendo examinado y discutido por la Comisión. Se espera que el documento final responda a aquellas propuestas que reivindican el acceso al diaconado de la mujer.

En la segunda parte de esta reunión, se afronta el tema de «Revelación e inculturación». También en este caso se ha creado una subcomisión, que es presidida por el padre M. de França Miranda.

En el encuentro se presentará también de manera más breve las relaciones preparatorias redactadas por los miembros de la subcomisión que está comenzando a estudiar el tema «La creación del hombre».

Juan Pablo II se encontró con los miembros de la comisión el 3 de octubre pasado. Primero, celebró con ellos la eucaristía y, a continuación, les saludó personalmente.

La Comisión Teológica Internacional, instituida por Pablo VI en 1969, reúne a la flor y nata de la teología católica. Su tarea consiste en ayudar a la Santa Sede y particularmente a la Congregación para la Doctrina de la Fe a examinar cuestiones doctrinales de importancia.

Está compuesta por teólogos de diferentes escuelas y naciones, destacados por su prestigio científico y su fidelidad al Magisterio de la Iglesia. Los miembros, que no pueden ser más de treinta, son nombrados por el Papa por cinco años, bajo propuesta del cardenal Ratzinger, quien para ello consulta a las diferentes Conferencias Episcopales.

Algunos de sus miembros son el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena; el padre Avery Dulles, de Estados Unidos; el padre Santiago del Cura, de España; el sacerdote italiano monseñor Bruno Forte, encargado de la subcomisión que preparó el borrador del último documento publicado por esta Comisión: «Memoria y reconciliación. La Iglesia y las culpas del pasado» (7 de marzo de 2000) .


El Papa exige paz para África

Pide liberar a los misioneros secuestrados y recuerda a los asesinados

CIUDAD DEL VATICANO, 3 oct (ZENIT.org).- Juan Pablo II manifestó esta mañana, durante la audiencia general del miércoles, en la que participaron unos 36 mil peregrinos en la plaza de San Pedro, su dolor por las «preocupantes noticias» que vienen de varios países africanos.

Desde hace unas semanas tienen lugar sangrientos ataques en Guinea Conakry contra la población local y contra los refugiados de Liberia y de Sierra Leona. El sábado pasado, un ataque «rebelde» provocó una decena de muertos en la localidad guineana de Farmoreya, cerca de la frontera con Sierra Leona, según fuentes oficiales de Guinea Conakry.

La presidencia guineana ha calificado los combates «de una inusitada violencia» y ha anunciado que el Ejército se encarga, en estos momentos, de restablecer el orden. El último ataque rebelde dejó sesenta muertos en N’delenou, cerca de la frontera con Liberia, según fuentes policiales guineanas.

«Pido en nombre de Dios que se acabe con tanta violencia y que se respeten los derechos de todos, en particular, de los refugiados, que ya viven en condiciones precarias», exclamó el Papa.

El pontífice hizo también «un sentido llamamiento para que sean liberados los dos misioneros Javerianos (Xaverian Missionaries), el padre Franco Manganello y el padre Victor Mosele, en la misión de Pamalap, el 6 de septiembre pasado, en la región de Forecariach» (Guinea).

Por último, el Papa expresó su «dolor y oración» por el asesinato de dos «servidores del Evangelio, brutalmente asesinados en los últimos días, el padre Raffaele di Bari, Comboniano, en Uganda (cf. «Uganda: El Ejército de Resistencia del Señor asesina a un misionero», y el señor Antornio Bargiggia, misionero laico de los Hermanos de los Pobres, en Burundi» (cf. «Burundi: Asesinado un misionero laico católico»).

«Que el Señor acoja en su paz a estos fieles servidores suyos, caídos en el cumplimiento del "mandamiento más grande": el del amor», concluyó el obispo de Roma.

La Iglesia considera tradicionalmente el mes de octubre como el mes misionero. Comienza, el día 1 con la patrona de las misiones, santa Teresita del Niño Jesús, y a finales de mes tiene lugar el Domund (Domingo mundial de las misiones).


El Papa: La Eucaristía no es un recuerdo, es la presencia viva de Jesús

Palabras de Juan Pablo II en la audiencia general

CIUDAD DEL VATICANO, 3 oct (ZENIT.org).- La Eucaristía no es el recuerdo de «algo ya pasado» --la Última Cena de Jesús--, sino la celebración «de la presencia y actualidad» de su pasión, muerte y resurrección. Lo recordó esta mañana Juan Pablo II durante la audiencia general de este miércoles, en la que participaron 36 mil peregrinos.

Era el segundo episodio de la serie de intervenciones que el pontífice está ofreciendo en este año jubilar sobre el milagro más grande de todos los tiempos: la Eucaristía.

Para explicar el gran misterio de que constituye este sacramento para católicos y ortodoxos, el obispo de Roma se remontó a la espiritualidad del pueblo judío que, como se muestra en el Antiguo Testamento, tiene por «"memorial" por excelencia la liturgia pascual del Éxodo».

«En el rito pascual --evocó--, se entrecruzaban los dos recuerdos: el divino y el humano, es decir, la gracia salvífica y la fe agradecida». «En virtud de este acontecimiento», dijo el Papa citando al filósofo judío Martin Buber (1878-1965), «Israel será siempre "una comunidad basada en el recuerdo"».

«Esta intersección entre el recuerdo de Dios y el del hombre se encuentra también en el centro de la Eucaristía, que es el "memorial" por excelencia de la Pascua cristiana», añadió el sucesor de Pedro. «El "cuerpo entregado por vosotros" sobre la cruz se presenta vivo en el hoy y, como declara Pablo, se abre al futuro de la redención final». Por eso, Cristo dijo: «Haced esto en conmemoración mía»,

«La Eucaristía es, por tanto, memorial de la muerte de Cristo; ahora bien, también es presencia de su sacrificio y anticipación de su venida gloriosa. Es el sacramento de la continua cercanía salvadora del Señor, resucitado en el historia»

«"Recordar" es, por tanto, "volver a traer al corazón" la memoria y el afecto, pero es también celebrar una presencia --concluyó el Papa--. Sólo la Eucaristía, verdadero memorial del misterio pascual de Cristo, es capaz de mantener vivo en nosotros el recuerdo de su amor».

Puede leer la intervención del Papa en: «Juan Pablo II: La Eucaristía, ayer como hoy, Cristo entre nosotros».


De la familia depende el futuro de la humanidad

El cardenal López Trujillo explica los objetivos del Jubileo de las familias

CIUDAD DEL VATICANO, 3 oct (ZENIT.org).- El 15 de octubre próximo más de 150 mil personas se reunirán con Juan Pablo II en la plaza de San Pedro para participar en el Jubileo de las familias, que lleva por tema: «Los hijos, primavera de la familia y de la sociedad».

En encargado último de la organización del acontecimiento es el hombre a quien el Papa ha encomendado de manera especial el seguimiento de la pastoral de la familia. A pesar de ser todavía un cardenal joven (64 años), Alfonso López Trujillo ya lleva diez años al frente del Consejo Pontificio para la Familia. Antes de llegar a Roma, había sido arzobispo de Medellín (Colombia) y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

La pasión y el amor por la familia le vienen desde siempre. En alguna ocasión ha recordado a su madre, que murió a los 44 años, después de haber padecido una enfermedad muy dolorosa. «Fue impresionante su valentía y la capacidad que demostró para preparar a mi padre para aquella dura prueba», recordaba hace unos años. «Cuando en mi trabajo hablo del matrimonio y del ideal familiar, me resulta natural pensar en mi familia».

En esta entrevista concedida a Zenit, el cardenal colombiano ilustra los desafíos que pretende afrontar el encuentro del Papa con las familias de todo el mundo.

--¿Qué es lo que se espera el Papa de este Jubileo de las familias?

--El Papa quiere encontrarse con las familias del mundo --no sólo con las que estarán presentes en la plaza de San Pedro-- para dialogar con ellas, para pasar un mensaje. Esta vez, a diferencia de lo que hizo al escribir la «Carta a las familias» (2 de febrero de 1994), no tocará a las puertas de las casas de las familias, sino que abrirá simbólicamente de par en par las puertas de la Iglesia, en la plaza de San Pedro.

Se trata de un mensaje de verdad y de esperanza. De verdad, porque la Iglesia y el sucesor de Pedro no pueden traicionar el mensaje del Evangelio. Y, de esperanza, porque, aunque hay muchos problemas, se constata un gran crecimiento, un nuevo vigor en las familias, en el progreso de los movimientos, en el compromiso por la pastoral familiar.

En definitiva, el Papa quiere que de este Jubileo salga un nuevo compromiso a favor de la familia a todos los niveles. En primer lugar, pidiendo a los padres que asuman su propia responsabilidad de ser progenitores, no sólo biológicos sino también espirituales. Y, en segundo lugar, invitando al mundo a que fije su atención privilegiada en la familia. En especial, el Santo Padre pedirá a los líderes de la sociedad que no se destruyan destruyendo las instituciones fundamentales. Este es el significado de la «nueva primavera» de la familia que se encuentra en el lema del encuentro.

--En la historia del cristianismo se han dado grandes momentos de evangelización: el de los padres del desierto, el de las órdenes mendicantes, el de los predicadores, el de los misioneros, etc. ¿No cree que ahora nos encontramos en el momento de la familia?

--En efecto, la evangelización, o pasa por la familia, o no pasa, como ha dicho muchas veces el Papa. Ahora bien, hay que tener en cuenta además que vivimos en un momento en que los problemas se acumulan, haciendo emerger aquello que es más esencial. Hoy nos damos cuenta de que, en torno a las cuestiones de la familia están girando muchas disciplinas, muchos debates en los Parlamentos de todo el mundo. Asimismo, las posiciones de carácter político están muy teñidas por este tema, como se puede constatar especialmente en Estados Unidos y Europa. Quienes están hoy día a favor de la vida tienen responsabilidades de carácter político. Es quizá una de las características propias de nuestro hoy. Los problemas de la familia y de la vida no son sólo de los católicos, son patrimonio de la humanidad. Se dice que «el aborto es una cuestión de católicos» o el rechazo de la utilización del embrión humano... Lo mismo sucede con la unidad del matrimonio. No es una cuestión de católicos, es una cuestión del hombre de hoy, que si no respeta el derecho fundamental, el de la vida y dignidad humana, se traiciona a sí mismo. El gran suicidio de la humanidad hoy es negar los valores sin los cuales no puede vivir.

--Una prueba clara de lo que usted está diciendo es la aprobación, por parte la Agencia de Evaluación de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (EEUU) de la píldora abortiva RU-486 en ese país (Cf. «EE UU aprueba el uso de la píldora abortiva RU-486». La decisión es particularmente significativa, pues Estados Unidos es la «cabeza del imperio». Tiene, por tanto, un gran peso en el resto del mundo.

--El problema de la RU-486 es un problema mundial. Es esencial darse cuenta de que se trata de una píldora abortiva, que tiene el riesgo de introducirse más fácilmente, porque al utilizarse en los primeros días, podría dejar de golpear la conciencia de quienes la usan. Este es el aspecto más grave del proceso que comenzó con un programa que se llamaba «Abortar en casa». De este modo, algunos no perciben el aspecto de evidente crueldad que suscita de manera inmediata la sangre. Sin embargo, no encontramos ante la eliminación de una vida humana, de un concebido.

Es muy grave que Estados Unidos, como imperio, abra las puertas a su venta. De hecho, pocas horas después, algunos diarios italianos hablaban de la posibilidad de que la píldora abortiva se introdujera en Italia, a finales de octubre. Es algo que muestra muy bien la fuerza de esa decisión y el hecho de que nos encontramos en un mundo deshumanizado, sin valores, para el que nada menos que el crimen del aborto se vuelve algo aceptable, civilmente lícito, con el apoyo de unas leyes inicuas y una conciencia cauterizada.

Sin embargo, este tipo de soluciones, en vez de arreglar los problemas, los agrandan. Los estragos de la revolución sexual ya han producido efectos desastrosos: el mundo de la promiscuidad, el sida, la infidelidad en la que el matrimonio no cuenta, la utilización de la mujer como cosa y no como persona...

--Otro de los argumentos de actualidad es el de las parejas de hecho y el de la posibilidad de que los homosexuales adopten niños...

--El Consejo Pontificio de la Familia está a punto de publicar un estudio sobre las parejas de hecho. En él, se puede ver que a nivel jurídico el reconocimiento de las parejas de hecho es una contradicción. Tras el proceso antes mencionado, las parejas de hecho se sienten hoy día un lugar de educación, cuando no pueden brindarla auténticamente. Por eso, a pesar de los requisitos considerados como fundamentales de la Convención de las Naciones Unidas para los derechos de los niños, reivindican ahora el derecho a ser padres. De este modo, el niño no es el bien superior, sino que se utiliza para llenar los vacíos de unas parejas que no están en la actitud plena de una unión real y permanente. Las parejas de hecho son precisamente eso, parejas de hecho, que hoy están ahí, como «pareja», y mañana no.

Esto es más grave aún, como sucede en algún Estado de Norteamérica y en Holanda, en el caso de las parejas homosexuales que quieren adoptar, a pesar de que esas uniones son una negación de la misma realidad matrimonial y una lesión, sin lugar a dudas, de la vocación del niño. De este modo, el bien del niño, que es el bien superior, queda condicionado e incluso herido, pues no podrá recibir una educación en el sentido más profundo. El niño se vuelve cosa, juego para llenar un vacío existencial.

--Ante esta situación, sin embargo, el programa del Jubileo de las familias es muy optimista...

--En efecto, la familia es el camino de realización y de felicidad, no sólo de la pareja, no sólo de la familia, sino de la misma sociedad, de una sociedad que quiera tener garantías de futuro. Acabo de leer un libro muy interesante de un escritor de izquierdas de América Latina, Ernesto Sábato, «La resistencia», en el que denuncia precisamente el desmantelamiento de los valores humanos, la existencia de una educación que no merece ese nombre pues está viciada, genera egoísmo, está dirigida sobre todo contra los niños y en contra de una sana visión demográfica. No diría que es una «conversión», pero sí un gran mensaje de alguien, que, en su ancianidad, piensa con sabiduría.


La Santa Sede pide declarar la pederastia crimen contra la humanidad

Revelaciones del cardenal Alfonso López Trujillo

CIUDAD DEL VATICANO, 3 oct (ZENIT.org).- La Santa Sede ha propuesto que la comunidad internacional declare los abusos contra los menores, en especial la pederastia, «crímenes contra la humanidad».

Lo reveló esta mañana a los periodistas el cardenal Alfonso López Trujillo al presentar en la Sala de Prensa de la Santa Sede el Jubileo de las familias, que presidirá Juan Pablo II del 14 al 15 de octubre en Roma y en el que participarán unas 200 mil personas.

En estos momentos el mundo y particularmente Italia son testigos horrorizados de las redes de pederastia que utilizan Internet para hacer negocio. Como era de esperar, los periodistas pidieron al presidente del Consejo Pontificio para la Familia su parecer sobre el argumento. El purpurado recordó que «ya en 1992 tuvimos un congreso internacional en Bangkok sobre "El abuso de los niños en la prostitución y en la pornografía". En aquella ocasión pedimos en las conclusiones que la pederastia sea declarada "crimen contra la humanidad" y que así fuera perseguida legalmente». Si la comunidad internacional hubiera escuchado la propuesta de la Iglesia, hoy habría instrumentos jurídicos más eficaces para combatir estas redes criminales.

Al hablar de la pederastia, consideró: «Esta patología del mundo es uno de los efectos de una patología más profunda: el vaciamiento de los valores, el ocultamiento de la verdad. Primero llenan el mundo de falsos ídolos, de verdades a medias y de mentiras; después se rasgan las vestiduras por los efectos causados por estas perturbaciones, y de los que los niños son las víctimas. Nosotros estamos denunciando desde hace tiempo y con fuerza esta realidad: estamos pidiendo que se cree una nueva humanidad en torno a los niños».

Para responder a la emergencia que plantea la pederastia, el cardenal López Trujillo reveló que en el Jubileo de las Familias se ofrecerán dos testimonios: uno de Sri Lanka y otro de Santo Domingo, donde la Iglesia dirige centros de recuperación para niños víctimas de abusos. «Eran niños que eran reducidos a objetos, pues los adultos los han tratado como cosas; ahora han sido liberados gracias al amor y a la protección que han encontrado», explicó.

En respuesta a la pregunta de un periodista que le pidió su opinión sobre los intentos de las agencias de las Naciones Unidas de alterar el sentido originario de la familia, el cardenal López Trujillo reconoció: «se está tratando de debilitar a la familia». Y añadió: «Han olvidado las bases antropológicas de la humanidad y están creando un mundo vaciado de ternura, pues la prueba decisiva de cómo va el mundo es la manera en que son tratados los niños, la manera en que son educados, y los valores que se les transmiten. Un mundo sin niños es un mundo sin futuro, un mundo sofocado por el egoísmo y sin verdad sobre el hombre. Sin embargo, estamos convencidos de que el mundo está cambiando. Así como se han caído los muros del totalitarismo, así caerán los muros del relativismo moral».


Jubileo de las familias: Los niños, al centro de la sociedad

Presentación a la prensa del encuentro con el Papa del 15 de octubre

CIUDAD DEL VATICANO, 3 oct (ZENIT.org).- El 14 y el 15 de octubre Juan Pablo II vivirá uno de los grandes momentos de este Jubileo: el encuentro mundial con las familias. Se espera la participación de 200 mil personas.

El lema del encuentro será: «Los hijos, primavera de la familia y de la sociedad». La cita será preparada en los días anteriores por un Congreso Internacional Teológico-Pastoral: tres días de discusiones entre expertos mundiales sobre la infancia. En este acto académico ya han confirmado su participación 6 mil personas (cf. «Doscientas mil personas inscritas para el Jubileo de las Familias».

El jueves, 12 de octubre, se celebrará en la plaza de San Pedro el Viacrucis para las familias, con meditaciones preparadas especialmente por monseñor Michel Schooyans, autor de prestigio mundial de libros sobre la situación actual de la familia y demografía.

Al día siguiente, tendrá lugar el concierto de los «Pueri Cantores», un coro compuesto por 30 niños de entre 10 y 14 años de varias nacionalidades.

El 14 de octubre, por la mañana, se celebrará en nueve basílicas e iglesias de Roma la eucaristía en varios grupos lingüísticos. En la tarde, está programado el encuentro de testimonio y de fiesta de las familias con el Santo Padre. En esa ocasión, se tendrá un concierto en el que cantará la famosa soprano española Monserrat Caballé.

El domingo, 15 de octubre, está previsto el momento culminante, la celebración eucarística presidida por el Santo Padre, con la celebración del sacramento del matrimonio de varias parejas.

Al presentar el Jubileo de las familias a la prensa internacional, el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, explicó esta mañana que «la Iglesia ve e indica la primavera en un mundo que todavía está oprimido por el invierno».

«¿Se puede hablar de primavera, de florecimiento, de cantos, de alegría, es decir, de esperanza, cuando la situación de muchos niños en el mundo llevaría más bien a admitir con vergüenza y amargura la derrota, un duro invierno, prolongado, o más bien, cruel?», preguntó el cardenal colombiano a los periodistas reunidos en la Sala de Prensa de la Santa Sede. «En algunos aspectos el invierno no ha pasado --continuó constatando-- y parece crecer en su dureza. Es el invierno del delito por la falta de respeto de la vida humana naciente, por el crimen del aborto, por la horrorosa guerra química contra los niños de que hablaba Pablo VI, o la ejecución capital de inocentes, como decía el cardenal de Nueva York, John O’Connor».

«Incluso ante estos fenómenos estamos convencidos de que es posible hablar de una primavera que Dios nos ofrece y a la que nos invita a colaborar por medio de la Iglesia», dijo el cardenal López Trujillo en respuesta a los interrogantes que había planteado. «Esta primavera no es retórica. Es posible, es más, podemos ver por todas partes sus signos: en el compromiso pastoral de la Iglesia, en las Conferencias Episcopales, en las diócesis y parroquias, en los movimientos apostólicos y en los movimientos a favor de la vida. Es una fuerza impresionante, mucho más grande que la prepotencia de quienes son las primeras víctimas del mal que desencadenan».


¿Puede votar un católico por un político abortista?

Responde el cardenal Alfonso López Trujillo

CIUDAD DEL VATICANO, 3 oct (ZENIT.org).- Un político no puede separar su compromiso social de su vida moral y, quien se dice «católico» debería ser coherente con lo que cree en su vida pública y privada. Lo afirmó hoy el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, al presentar a la prensa en el Vaticano el Jubileo de las Familias, que tendrá lugar entre el 14 y el 15 de octubre.

«¿Qué mensaje quiere lanzar a los políticos este jubileo?», preguntaron los periodistas. El cardenal respondió con otra pregunta: «Pero, ¿qué es un político». Y añadió: «¿Cómo puede separar un político su vocación social, profesional, de una sana antropología, de una visión que responda a las aspiraciones más profundas del mundo? Un político, decía Aristóteles, es un arquitecto de la sociedad. No se puede mirar a la acción de un personaje público, sobre todo en materia del derecho de la familia, sin preguntarse cuál es el bien que persigue, cómo son los hijos o hijas, los padres de familia que quiere construir en el futuro».

«Y si un político quiere definirse católico --añadió-- debe examinarse a sí mismo y la coherencia que persigue en su propia vida familiar».

Otro periodista preguntó al cardenal si los católicos pueden votar a un candidato político favorable al aborto. El cardenal Alfonso López Trujillo respondió pidiendo coherencia a los creyentes comprometidos en la vida pública con respecto a los principios del magisterio de la Iglesia en materia de aborto, eutanasia, anticoncepción y fecundación artificial.

Recordando que Juan Pablo II ya ha tocado este tema en varios documentos, el cardenal colombiano aclaró: «sin respeto por la vida todo se derrumba. Los políticos tienen que tener en su propio corazón y en su propia mente la defensa del derecho a la vida para ofrecerla a la comunidad. Sin esta defensa, el político, en vez de contribuir con la construcción de la sociedad, la destruye».

Por eso, el purpurado exigió también «un mínimo de coherencia a los católicos que deben ver qué es lo que proponen los políticos en los programas».


Juan Pablo II: ¡Que «callen las armas» en Tierra Santa!

Pide a israelíes y palestinos volver a la vía del diálogo

CIUDAD DEL VATICANO, 2 oct (ZENIT.org).- ¡Que «callen las armas»! Este es el grito que lanzó esta mañana Juan Pablo II desde la plaza de San Pedro para pedir paz para Tierra Santa, asediada por una escalada de violencia que dura desde el viernes pasado.

El Santo Padre respondió así a los violentos enfrentamientos que tienen lugar entre israelíes y palestinos, al final de la audiencia que concedió a los peregrinos que vinieron a Roma con motivo de la canonización de 123 nuevos santos que tuvo lugar ayer en el Vaticano.

La violencia se desencadenó el viernes pasado en Jerusalén, en la Explanada de las Mezquitas, y después se extendió por todos los territorios palestinos.

Antes de despedirse de los peregrinos, el Papa dijo esta mañana: «Deseo manifestaros un peso que en estas horas tengo que soportar en mi espíritu. Desde hace algunos días, la Ciudad Santa de Jerusalén se ha convertido en teatro de violentos enfrentamientos que han provocado numerosos muertos y heridos, entre los cuales se encuentran algunos niños».

«Espiritualmente cercano a las familias de los que han perdido la vida --continuó diciendo--, dirijo un sentido llamamiento a todos los responsables para que callen las armas, se eviten las provocaciones, se retome el camino del diálogo».

Helicópteros de combate israelíes han bombardeado hoy con cohetes dos edificios de apartamentos, un puesto militar y dos vehículos en la ciudad de Gaza, según testigos presenciales. Es la primera vez que Israel utiliza helicópteros para bombardear objetivos en una población desde el inicio de los enfrentamientos en territorios palestinos.

Al cierre de esta edición, la última víctima de los combates era un árabe israelí que murió en los enfrentamientos registrados con la Policía israelí en Sajnin, al norte de Israel, según informaron fuentes hospitalarias, lo que eleva a 45 el número de muertos de los violentos enfrentamientos de los últimos días en Israel y en los territorios palestinos.

Una niña palestina de dos años, Sara Hasan, murió la pasada madrugada cerca de la ciudad cisjordana de Naplusa cuando colonos judíos dispararon contra el coche que conducía su padre, informaron fuentes palestinas. El padre relató a la emisora de radio palestina que los colonos judíos alcanzaron con sus disparos a Sara en la cabeza, cuando regresaban al pueblo de Talfit, tras haber llevado a la niña al hospital a causa de la fiebre.

«La Tierra Santa tiene que ser la tierra de la paz y de la fraternidad. ¡Así lo quiere Dios!», exclamó el Papa al concluir la audiencia general.


La Iglesia ofrece su contribución a favor de la paz en el País Vasco

Monseñor Tauran se encuentra con políticos de Madrid y Vitoria

CIUDAD DEL VATICANO, 2 oct (ZENIT.org).- La Iglesia puede desempeñar un papel decisivo en la pacificación del País Vasco. Lo afirma una nota de prensa publicada hoy por el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, al confirmar los encuentros que tuvieron lugar el sábado pasado entre representantes del gobierno español y del gobierno autónomo vasco en el Vaticano.

El «ministro» de Asuntos Exteriores del Vaticano, el arzobispo francés Jean-Louis Tauran (su cargo oficial es el de secretario para las Relaciones con los Estados), se encontró el 30 de septiembre con el ministro español del Interior Jaime Mayor Oreja y con el lendakari vasco (presidente del Gobierno autónomo de Vitoria), Juan José Ibarretxe, quienes vinieron a Roma para participar en la canonización de María Josefa del Corazón de Jesús Sancho de Guerra, primera santa vasca.

«Las conversaciones han permitido un amplio intercambio de puntos de vista sobre la situación local», revela hoy un comunicado oficial firmado por Navarro-Valls, quien ha explicado también que en los encuentros «además de expresar enérgica condena por el terrorismo de ETA y por cualquier otra forma de violencia», «se analizaron con gran provecho las perspectivas presentes y futuras, relativas a la deseada solución pacífica».

Por último, el comunicado concluye subrayando la contribución que puede ofrecer la Iglesia católica al restablecimiento de la paz y la reconciliación en el país vasco.

Casi novecientos asesinatos ETA es una organización terrorista de carácter nacionalista que nominalmente persigue la constitución en Euskadi (País Vasco) de un Estado independiente y socialista. Su nacimiento se remonta a la segunda mitad de los años cincuenta, en pleno régimen de Francisco Franco, cuando un grupo de jóvenes decidió crear una nueva organización nacionalista que rompiera con el inmovilismo en que, según ellos, había caído el Partido Nacionalista Vasco, actualmente primer Partido en esta comunidad que cuenta con una de las mayores autonomías en Europa. En 1959 se fundó Euskadi ta Askatasuna (ETA, Euskadi y Libertad), cuyos principios básicos eran la defensa del euskera (idioma vasco), el etnicismo y el antiespañolismo.

La práctica terrorista de ETA ha sido uno de los elementos más desequilibradores durante las últimas décadas de la historia de España. Además de las millonarias pérdidas materiales causadas, su actuación alcanza su más triste balance en los casi novecientos asesinatos, los millares de heridos y las decenas de secuestros perpetrados en las tres últimas décadas.

Frustrada por la complacencia de los vascos con el lugar que ocupan en España y Europa, ETA declaró una tregua unilateral a finales de 1998. El presidente José María Aznar, del Partido Popular, quien sobrevivió a un intento de asesinato de ETA, se negó a negociar con la banda a menos que ésta hiciera antes una renuncia a las armas.

ETA reanudó su campaña de terror a principios de año. Desde entonces se le acusa de haber asesinado a 13 personas, políticos en su mayoría, y de desencadenar una oleada de terror basada sobre todo en la violencia callejera en el País Vasco.

El Papa por la paz En la homilía de la misa de canonización de María Josefa del Corazón de Jesús Sancho de Guerra, Juan Pablo II dijo ayer en euskera: «Que el ejemplo y la intercesión de Santa María Josefa del Corazón de Jesús ayuden al pueblo vasco a desterrar para siempre la violencia, y Euskadi sea una tierra bendita y un lugar de pacífica y fraterna convivencia, donde siempre se respeten los derechos de todas las personas y nunca más se derrame sangre inocente».


La canonización de mártires chinos no legitima a los gobiernos de la época

Juan Pablo II pide perdón por los posibles errores de misioneros

CIUDAD DEL VATICANO, 2 oct (ZENIT.org).- Juan Pablo II aseguró esta mañana que al proclamar la santidad de 120 mártires asesinados en China entre 1648 y 1930 la Iglesia no pretende «legitimar los comportamientos de los gobiernos de la época que tuvieron mucho peso en la historia del pueblo chino».

El Papa pronunció estas palabras esta mañana al recibir en audiencia a los peregrinos que se encontraban en Roma para participar en la canonización de ayer por la mañana en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Al mismo tiempo, pidió «perdón» a China por los posibles «límites y errores» de los 33 misioneros europeos que fueron proclamados santos junto a 87 cristianos chinos.

«Todos vosotros sabéis que la mayoría de los 120 mártires derramó su sangre en momentos históricos que revisten un particular significado para vuestro pueblo --dijo el Santo Padre durante la audiencia dirigiéndose especialmente a los peregrinos chinos--. En realidad se trató de situaciones dramáticas, caracterizadas por violentas perturbaciones sociales. Con esta canonización, la Iglesia no quiere dar ciertamente un juicio histórico sobre aquellos años, ni mucho menos legitimar algunos comportamientos de gobiernos de la época que tuvieron mucho peso sobre la historia del pueblo chino. Lo que quiere, por el contrario, es sacar a la luz la heroica fidelidad de estos dignos hijos de China, que no se dejaron atemorizar por las amenazas de una feroz persecución».

Después, refiriéndose al ejemplo de los mártires europeos sacrificados en China, el Papa reconoció: «No falta quien, con una lectura histórica parcial y poco objetiva, sólo ve en su acción límites y errores. Si se dieron --¿acaso está el hombre exento de defectos?--, pedimos perdón. Pero hoy los contemplamos en la gloria y damos gracias a Dios, que se sirve de instrumentos pobres para sus grandiosas obras de salvación».

«Anunciaron con el don de la vida la Palabra que salva y emprendieron importantes iniciativas de promoción humana», añadió el obispo de Roma.

«Con su testimonio, nos indican que el auténtico camino de la Iglesia es el hombre --concluyó el Papa--: un camino entretejido de profundo y respetuoso diálogo intercultural, como nos ha enseñado, con sabiduría y maestría el padre Matteo Ricci».

Este último fue un misionero jesuita que vivió entre 1552 y 1610 y es considerado como una figura nacional incluso por el Partido Comunista, pues llevó al gran imperio de Oriente la sabiduría y la ciencia europeas de aquellos años (en concreto, la trigonometría). La Enciclopedia Britannica dice: «Quizá no hay un nombre europeo de los siglos pasados que sea tan bien conocido en China como el de Li-ma-teu (Ricci Matteo)». Su causa de beatificación ha superado el proceso diocesano, según reveló recientemente el cardenal Roger Etchegaray, presidente del Comité vaticano para el gran Jubileo.


El Papa: «Dominus Iesus», una plataforma para el diálogo entre creyentes

Apoya totalmente la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe

CIUDAD DEL VATICANO, 1 oct (ZENIT.org).- Si Cristo es un gurú o un salvador más, entre otros muchos, como afirman algunos teólogos, entonces el martirio de los 120 santos chinos que hoy fueron canonizados por Juan Pablo II, fue una estupidez.

El pontífice no hizo la afirmación con estas palabras, pero lo dejó entender expresamente al final de la eucaristía en la que proclamó también solemnemente la santidad de otras tres grandes religiosas (la estadounidense Katharine Drexel, la sudanesa Giuseppina Bakhita, y la española del País Vasco, María Josefa del Corazón de Jesús Sancho de Guerra).

El Papa toma posición De este modo, el Santo Padre salió al paso de la campaña de información, promovida por el diario italiano «La Repubblica», que ha encontrado eco en varios países, según la cual, Juan Pablo II no estaba de acuerdo con la publicación de la declaración «Dominus Iesus», de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmada por su prefecto, el cardenal Joseph Ratzinger, en la que se afirma el carácter único y universal de la salvación traída por Cristo.

«Los santos que han sido elevados hoy a la gloria de los altares nos alientan a poner la mirada en Cristo. Han vivido arraigados en la fe en Él, el Redentor de todos los hombres, el Hijo unigénito que está en el seno del Padre y lo ha revelado», explicó antes de rezar el «Angelus» ante unas 70 mil personas que desafiaron los torrentes de lluvia que azotaban en esta mañana la plaza de San Pedro.

Sin arrogancia «Nuestra confesión de Cristo, como Hijo único de Dios, a través de quien nosotros mismos vemos el rostro del Padre --continuó aclarando el Papa--, no es un acto de arrogancia que desprecia a las demás religiones, sino un reconocimiento gozoso, pues Cristo se nos ha mostrado sin que hayamos hecho nada para merecerlo. Y Él, al mismo tiempo, nos ha comprometido a seguir dando lo que hemos recibido y a comunicar a los demás lo que se nos hada dado, pues la Verdad donada y el Amor que es Dios pertenecen a todos los hombres».

Cristo, fuente de la salvación Recordando las palabras del primer Papa, Pedro, quien en los «Hechos de los Apóstoles» confesaba que fuera de Cristo no hay salvación, Juan Pablo II recordó que la declaración «Dominus Iesus» no hace más que seguir las huellas del Concilio Vaticano II, que no «niega la salvación a los no cristianos, sino que indica su manantial último en Cristo».

Plataforma para el diálogo

De este modo, «El documento aclara los elementos cristianos esenciales, que no obstaculizan el diálogo, sino que ponen las bases, pues un diálogo sin cimientos estaría destinado a degenerar en palabrería vacía».

Impulso al ecumenismo

El documento, publicado el pasado 5 de septiembre, ha sido criticado por algunas confesiones cristianas, pues afirma que la «única Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica». Ahora bien, el pontífice explicó hoy que «con ello no pretende expresar poca consideración por las demás Iglesias y comunidades eclesiales». Al contrario, «la Iglesia católica sufre --como dice el documento-- por el hecho de que auténticas Iglesias particulares y comunidades eclesiales, con elementos preciosos de salvación, estén separadas de ella».

«Dominus Iesus» no detiene el diálogo de la Iglesia católica con las demás religiones y confesiones cristianas, todo lo contrario: «Tengo la esperanza de que esta declaración, por la que siento un gran aprecio --concluyó el Papa--, pueda desempeñar finalmente su función de clarificación y al mismo tiempo de apertura, después de tantas interpretaciones equivocadas».


Doscientas mil personas inscritas para el Jubileo de las Familias

Encuentro con el Papa: «Los hijos, primavera de la vida y de la sociedad»

CIUDAD DEL VATICANO, 1 oct (ZENIT.org).- Del 11 al 15 de octubre se producirá una pacífica invasión de Roma por parte de decenas de miles de familias de todo el mundo. Las inscripciones para el III Encuentro Mundial del Santo Padre con las Familias han pasado ya las doscientas mil personas y han obligado a reajustar los programas y la ubicación de los actos.

Los actos más solicitados han sido los del sábado 14 y domingo 15, en que las familias se reunirán con el Papa en la Plaza de San Pedro. Habrá momentos de fiesta y cantos, de color y alegría, como ocurre siempre cuando hay niños. Pero también momentos de reflexión y de profundización, como lo revela ya el lema de la jornada jubilar dedicada a las familias: «Los hijos, primavera de la vida y de la sociedad».

Las jornadas jubilares ofrecerán la oportunidad de profundizar en este tema, primero en el Congreso Teológico Internacional, del 11 al 13 de octubre, en el aula Pablo VI; y luego en las dos jornadas conclusivas en San Pedro, en un sucederse de experiencias y de encuentros internacionales.

En el Congreso, intervendrán unos cincuenta expertos de todo el mundo para profundizar en los temas de la teología y la pastoral familiar, los aspectos educativos y sociales, el significado del amor conyugal y el universo de la fecundidad y de la vida.

Entre los ponentes, además del cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, se encuentra el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Pontificio Consejo para la Familia; así como monseñor Angelo Scola, rector de la Pontificia Universidad de Letrán; Janne Haaland, ex viceministra de Asuntos Exteriores de Suecia, catedrática de Ciencias Políticas y especialista en las relaciones familia-sociedad; el padre Tony Anatrella, psiquiatra y sexólogo; monseñor Elio Sgreccia, vicepresidente del Pontificio Consejo para la Vida; y Pedro Morandé, de la Universidad Católica de Chile.

También darán su aportación significativa los líderes de algunos grandes movimientos y comunidades como Kiko Argüello (Camino Neocatecumenal), Chiara Lubich (Focolares), Luigi Giussani (Comunión y liberación), Andrea Riccardi (Comunidad de San Egidio) y Salvatore Martinez (Renovación Carismática).


El Vaticano no condena el diálogo entre las religiones, pide claridad

Habla el experto en religiones orientales, Gaetano Favaro

ROMA, 1 oct (ZENIT.org).- «Tras la publicación de este documento, la Iglesia sigue siendo sacramento universal de salvación y "mendicante de sabiduría". Subraya el carácter definitivo y completo y la originalidad de la revelación de Jesucristo, único salvador, pero tiene muy en cuenta el bien que el Espíritu Santo obra en el corazón de los hombres y en las diversas tradiciones religiosas». El padre Gaetano Favaro, misionero del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME), experto en religiones orientales, profesor en los institutos de Ciencias Religiosas de Milán y Brescia y en la Facultad de Teología de Lugano, no ve en la reciente declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe, «Dominus Iesus», un obstáculo al verdadero diálogo «que no puede prescindir de la verdad», según ha declarado hoy al diario italiano «Avvenire» (30 de septiembre), órgano de la Conferencia Episcopal Italiana.

«Mire, lo ha subrayado el mismo Juan Pablo II en el mensaje al Congreso "Hombres y Religiones" celebrado en Lisboa (cf. Juan Pablo II: El diálogo entre las religiones tiene que continuar): no debemos ralentizar los pasos del diálogo «que no ignora las reales diferencias, pero tampoco cancela la común condición de peregrinos... Debemos todos ser más audaces en este camino».

«En todo el reciente magisterio, quedan abiertos los espacios de búsqueda y se reafirma el empeño por la inculturación del Evangelio. Ciertamente --reconoce el teólogo-- la relación con las filosofías orientales y con el mismo pensamiento relativista postmoderno es un aspecto complicado...».

--¿Por qué no existe posibilidad de aceptación del relativismo o de esas filosofías orientales de las que habla.

--La postura relativista respecto a la verdad vacía matafísicamente el acontecimiento de la encarnación histórica del Logos eterno, reduciéndolo a mera aparición de Dios en la historia. Por otra parte, una cierta convergencia entre mentalidad racionalista occidental y pensamiento simbólico oriental llevan a la convicción, cada vez más difundida, de la imposibilidad de expresar y comunicar la verdad divina, incluso por parte de la revelación cristiana. Son posiciones que caracterizan el pensamiento postmoderno y el llamado «pensamiento débil», pero que están también difundidas en el pensamiento oriental. El mismo cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha sido claro. En la rueda de prensa apunto contra la filosofía relativista que se encuentra en la base tanto del pensamiento postmetafísico de Occidente como de la teología negativa de Asia.

--De aquí el riesgo concreto de un peligroso sincretismo...

--Sobre todo de la negación de la unidad personal entre el Verbo eterno y Jesús de Nazaret, muerto y resucitado. No faltan teólogos que quieren dialogar con el mundo asiático, que están comprometidos con la inculturación del Evangelio, y que usan a menudo las categorías de la teología negativa, bebiendo de la gran tradición hindú, que no ha separado nunca la religión y la filosofía de la mística. Para algunas corrientes de esta tradición religiosa, el mundo tiende a ser pura ilusión, y lo mismo sucede con todo lo que pertenece a la historia. Se ve enseguida cuáles son las consecuencias de esta posición a propósito del nacimiento y de la muerte de Cristo. La declaración «Dominus Iesus» no bloquea la investigación teológica y no se atiene exclusivamente a una teología en perjuicio de otras, pero quiere poner a estas teologías en guardia para que no entren en un callejón sin salida.

Luego está la cuestión del budismo, con el problema del silencio de Dios y sobre Dios. Parece que, para algunas corrientes budistas, no se puede ni siquiera hacer una pregunta sobre Dios..., pues la pregunta implica ya la respuesta. Pero si el Absoluto no puede ser configurado o representado, entonces se deriva la imposibilidad de expresarse sobre la realidad de Dios.

--En nombre del diálogo, se devaluaría por tanto el valor de la revelación y de la Encarnación de Cristo...

--El riesgo existe. Y junto a él el peligro de que se ponga en duda la unidad imprescindible del proyecto salvífico de Dios que entra la historia. Es lo que el mismo Ratzinger señala como «ideología del diálogo». Como consecuencia se corre el riesgo de poner sobre el mismo plano la fe revelada y las otras tradiciones religiosas, envileciendo el carácter único y universal de la salvación en Cristo.

--Hay quien sostiene que justamente, cuando se cree en Cristo único salvador, se impide el diálogo.

--El documento hay que verlo en un contexto histórico dinámico y teniendo en cuenta su finalidad específica: un texto dirigido a la Iglesia católica que quiere reafirmar las verdades sobre Cristo contra ciertas degeneraciones. No quiere afirmar de manera simplona la exclusividad del cristianismo histórico, sino más bien reafirmar la exclusividad de la salvación por medio de Cristo, único y verdadero Hijo de Dios. Esta unicidad de mediación actúa también en las otras religiones, en las que se reconoce de todos modos la obra del Espíritu Santo. Un hindú se salva no tanto por su religión sino únicamente por medio de Cristo. Es lo que la «Redemptoris Missio», a la que se refiere el documento, define con el nombre de «mediaciones participadas». El diálogo se debe construir a partir de estas «mediaciones», valorando el bien que existe en las tradiciones religiosas.


El Vaticano a la ONU: La diferencia entre ricos y pobres se hace más grande

Habla el representante del Papa en el palacio de cristal de Nueva York

CIUDAD DEL VATICANO, 29 sep (ZENIT.org).- La advertencia que lanzó ayer el representante de Juan Pablo II ante las Naciones Unidas fue clara: «A pesar de los recientes desarrollos positivos en la esfera económica y social, los datos internacionales muestran la persistencia, y en muchos casos, la ampliación de la brecha que existen entre quien tiene y quien no tiene, característica típica de la desigual distribución de la riqueza».

Las palabras del arzobispo Renato Martino, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, fueron escuchadas por el tercer comité de la quincuagésimo quinta sesión de la Asamblea General de la ONU, que afrontaba precisamente el desafío del desarrollo social, y en especial, las cuestiones ligadas a la situación de la juventud, de las personas ancianas, de los minusválidos y de la familia.

En estos momentos, explicó el «embajador» del Papa, «la responsabilidad de la brecha entre ricos y pobres recae en parte en las omisiones de los mismos países en vías de desarrollo. Pero, más aún, en la asistencia inadecuada ofrecida por las naciones ricas y desarrolladas».

«En demasiados casos --denunció el arzobispo--, algunos países ignoran su deber de cooperar con la tarea de aliviar la miseria humana. En lugar de producir una prosperidad compartida, esta era de la globalización, caracterizada por una mayor interdependencia entre las naciones, ha llevado a una mayor disparidad en el bienestar y ha aumentado los abusos».

Según el arzobispo Martino, para superar esta emergencia, es útil tener en cuenta la propuesta presentada por el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, en su Informe Anual de 1999, cuando reconoció que el proceso de globalización actual «crea perdedores y vencedores». Annan pidió a las grandes compañías privadas, al mundo del trabajo y a la sociedad civil, a cada uno de los agentes económicos, que se asuman sus propias responsabilidades, pues no se puede pensar en crecer con éxito rechazando las oportunidades ofrecidas por el comercio internacional.

Por eso, es necesario comprender que el desarrollo no puede limitarse a la economía y a la política, sino que debe prestar atención a los factores culturales y humanos, elevando a los hombres en la totalidad de su existencia corporal y espiritual.

En este sentido, monseñor Martino consideró que «la familia desempeña un papel decisivo». En efecto, «la familia es mucho más que una unidad legal, social o económica. Es una comunidad estable de amor y solidaridad, que ocupa un lugar único a la hora de enseñar y transmitir los valores culturales, éticos y espirituales, esenciales para el desarrollo y el bienestar de sus miembros y de la sociedad. En el ambiente familiar, los jóvenes, los ancianos y los minusválidos son apoyados y crecen en su capacidad para aceptar lo mejor que les puede ofrecer la vida».

¿Que puede hacer entonces la Iglesia para promover el desarrollo y paliar la situación de las personas más frágiles de la sociedad? «La Santa Sede no ofrece soluciones técnicas ni propone programas económicos o políticos específicos --respondió el representante pontificio--. Su contribución es de otro nivel. La Santa Sede propone una solidaridad que acepta el hecho de la interdependencia y la eleva a un nivel moral. Cada quien tiene que asumirse esta responsabilidad para que la convicción, según la cual el mundo tiene un destino común, tenga un efecto práctico».

Martino concluyó citando a Juan Pablo II, quien afirma: «la colaboración en el desarrollo de toda la persona y de cada ser humano es, de hecho, un deber de todos, y debe ser compartido en los cuatro rincones del planeta: en el Este, en el Occidente, en el Norte y en el Sur».


El Papa: El Cristo de la contemplación es el mismo que sufre en los pobres

Recibe al capítulo general de las Hermanas Carmelitas Misioneras

CIUDAD DEL VATICANO, 29 sep (ZENIT.org).- Mujeres de Dios, audaces a la hora de responder a los desafíos del tercer milenio: este es el perfil que trazó Juan Pablo II de las Hermanas Carmelistas Misioneras, a quienes recibió esta mañana con motivo de su Capítulo General.

Fundadas en España, en el siglo pasado, por el beato Francisco Palau y Quer (elevado a la gloria de los altares por el mismo Juan Pablo II, en 1988), estas religiosas son hoy día casi dos mil y desempeñan su apostolado misionero en 35 países de cuatro continentes.

Comenzaron su capítulo general, en Ibiza, en las Baleares, regresando así a las fuentes originarias de su fundación. El encuentro lo han concluido en Roma con la elección de la nueva superiora general, la madre María Esperanza Izco.

El capítulo se ha convertido en una oportunidad histórica para renovar los cimientos de su identidad religiosa, indicados por el obispo de Roma en la dimensión contemplativa y en el empuje misionero, cuya armoniosa fusión constituye «una necesidad particularmente sentida en una época amenazada tantas veces por la fragmentación o la superficialidad de la existencia humana».

Por eso, el Papa les recordó que «el Cristo descubierto en la contemplación es el mismo que vive y sufre en los pobres». En efecto, añadió, «cuanto más se vive de Cristo, tanto mejor se le puede servir en los demás, llegando hasta las avanzadillas de la misión y aceptando los mayores riesgos».

En los momentos de dificultad y desaliento, Juan Pablo II pidió a las religiosas que recuerden las palabras que les dejó su mismo fundador: «Estando como estamos bien dispuestos a secundar los designios de Dios, no nos dejará sin luz y dirección».


«Radio Vaticano»: La voz del Papa en China

Revelaciones del «ministro» de exteriores de la Santa Sede

CIUDAD DEL VATICANO, 29 sep (ZENIT.org).- Los misioneros y la diplomacia de la Santa Sede no pueden superar la muralla china; sin embargo, «Radio Vaticano» ha podido en todos estos años llevar la voz del Papa a los católicos perseguidos.

Esta es la constatación que hizo hoy el arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario para las Relaciones con los Estados (comúnmente conocido como el «ministro»» de Asuntos Exteriores del Papa) al celebrar la eucaristía en la sede de la emisora vaticana con motivo de la fiesta de san Miguel Arcángel, patrono de los agentes de las telecomunicaciones.

Después de escuchar las palabras de despedida del director general, el padre Pasquale Borgomeo, monseñor Tauran reconoció el papel que desempeña la emisora radiofónica de la Santa Sede a nivel internacional: «Quisiera decir que vosotros, los que trabajáis en "Radio Vaticano", llegáis allá donde no puede llegar la diplomacia. Para mí es muy importante vuestra voz. Pensemos, por ejemplo, en China».

«En estos días tiene lugar, en China continental, una amplia operación de confusión y de propaganda contra la canonización de los mártires chinos del próximo domingo», reveló Tauran. En efecto, todos los órganos oficiales y representantes de la misma Asociación católica patriótica, una especie de Iglesia controlada por el Partido Comunista, han lanzado una campaña con insultos inusitados contra la Santa Sede y contra los 120 mártires muertos en China que Juan Pablo II proclamará santos el próximo domingo, 1 de octubre. Portavoces oficiales han llegado a acusarlos de «crímenes gravísimos» (cf. Pekín acusa a la Santa Sede y a los mártires chinos de «crímenes enormes»).

Hoy, por ejemplo, el «Diario del Pueblo» de Pekín publicó un artículo de media página sobre los «crueles crímenes» de los misioneros extranjeros y de los chinos que, según el órgano comunista, se unieron a ellos traicionando a la patria. Para el régimen, la revolución de los Boxers de 1898-1900, en la que fueron asesinados unos 30 mil católicos, fue «una lucha contra la religión extranjera y el invasor».

«El único medio que tenemos para hacer que se escuche la verdad de los hechos es "Radio Vaticano" --reconoció Tauran--. En cierto sentido, suplís las carencias de la diplomacia pontificia, que no puede llegar a China. Los chinos tienen la posibilidad, gracias a vosotros, de escuchar la versión auténtica de esta canonización, su sentido profundamente religioso».

«Radio Vaticano», cada día, con sus programas en cuarenta idiomas y con doscientos periodistas de 61 nacionalidades, difunde la voz del Papa y la vida de la Iglesia en los cinco continentes.


María Josefa Sancho Guerra, una vida entregada a los enfermos

El Papa canonizará a las fundadoras de las Siervas de Jesús

CIUDAD DEL VATICANO, 29 sep (ZENIT.org).- Entre los 123 santos que proclamará Juan Pablo II el próximo 1 de octubre, se encuentra María Josefa Del Corazón de Jesús Sancho de Guerra, nacida en Vitoria (España), fundadora de las Siervas de Jesús y primera santa del País Vasco.

María Josefa nació en el seno de una humilde familia el 7 de septiembre de 1842 y sufrió muy pronto la pérdida del padre. A los 15 años fue enviada a Madrid para completar su formación y orientar su vida y en esta época sintió fuertemente la vocación religiosa. Escogió la consagración en la vida activa entrando en el instituto de las Siervas de María pero no tuvo una vida fácil porque le atormentaba la idea de que éste no era su camino y debía seguir otra dirección.

Aconsejada por san Antonio María Claret y santa Soledad Torres Acosta, dejó las Siervas de María, junto a tres compañeras, con las que fundó el Instituto de las Siervas de Jesús para la asistencia a los enfermos en los hospitales y a domicilio. Se establecieron en Bilbao y allí comenzaron a ejercer el ministerio de asistencia nocturna a domicilio. Cuando fundó el nuevo instituto, en la primavera de 1871, María Josefa tenía 29 años.

Durante la guerra carlista siguieron prestando sus servicios con gran heroísmo ante la presencia de enfermedades fuertemente contagiosas, como el cólera, el tifus, la tuberculosis llevando consuelo a muchos hogares. Con notable rapidez fueron ampliando su misión, llegando a hospitales, asilos y guarderías para niños.

Durante 42 años seguidos María Josefa fue la superiora del nuevo instituto que se ramificó en varias casas visitadas por ella constantemente, hasta que una larga y dolorosa enfermedad la confinó en Bilbao donde murió el 20 de marzo de 1912. A su muerte, dejó fundadas 42 casas, la última de ellas en Concepción (Chile). Murió en loor de santidad y se caracterizó por su amor a al Corazón misericordioso de Jesús del que obtenía la sensibilidad para tratar a los enfermos y su brillante capacidad de gobierno. Su fama fue creciendo con el gran número de gracias y favores alcanzados por su mediación.

Hoy sus hijas son 1.100, presentes en España, Italia, Francia, Portugal, Chile, Argentina, Colombia, México, Ecuador, Perú, República Dominicana y Filipinas. De acuerdo al cambio de los tiempos, a su primera finalidad de asistencia a los enfermos han añadido otra: la acogida y cuidado de mujeres ancianas, y la acogida y asistencia de niños en casas nido, sobre todo en los países más pobres de América Latina y de Asia.

María Josefa, explica el cardenal Eduardo Martínez Somalo, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, al introducir el libro «Siervas de Jesús. Una historia de amor y esperanza» de Miguel Ángel Velasco, director del semanario «Alfa y Omega», «supo demostrar que entonces, como hoy y como siempre, es posible amar a los demás. Supo hacerlo con absoluta entrega, con misteriosa alegría, con realismo fecundo y eficaz, con sensibilidad de mujer fuerte y con intuición certera sobre la permanente miseria de la condición humana».