Jesucristo y los universitarios

Estoy empezando a descubrir a Dios en mi vida. Rosa. 20 años. Ciencias Empresariales.

Ésta y muchas otras respuestas, que escogemos a continuación, revelan la disposición de los universitarios que acuden a las catequesis en la Universidad de Madrid.

Me he encontrado compañeros que jamás hubiera imaginado que eran cristianos. Luis 21 años. Ingeniería.

Yo nunca había hablado de la fe, de mis creencias, con los amigos de la Facultad. La catequesis está reafirmándome, me ayuda a confesar lo que pienso. Inés 21 años. C. Económicas.

Lo que me ha enganchado es cuando dijeron que lo que se estaba anunciando, la Buena Noticia, era algo para mí. Siempre había creído que eso era para los demás. Germán. Aparejadores.

Lo que más me sorprende es que no hay discursos, ni se nos dice: «Tenéis que hacer esto, o no hacer lo otro», sino que se habla de la propia vida y de la experiencia del encuentro con Jesucristo resucitado. Antonio 22 años. Informático.

El capellán de la Facultad me ofreció la oportunidad. Yo vivía un cristianismo superficial. Aquí he encontrado la respuesta a lo que buscaba. Lo recomiendo a todos los universitarios. Carlos 26 años. Medicina (MIR).

Fui invitada por unas amigas, y quedé entusiasmada. Los testimonios que escuché me atraparon. El clima de comunión que observo me invita a seguir. Beatriz 18 años. Trabajo Social.

La catequesis es como si me subiera a un balcón y observara mi vida desde otra perspectiva, pues al estar en medio de la vorágine diaria del trabajo, el estudio, etc... te impides, a ti mismo, ver tu propia vida y conocer tus errores, para empezar de nuevo. Carlos 26 años. Carrera Diplomática.

Pensé que aquella «tía» le echaba mucho valor para hablar como lo hizo delante de tanta gente. Me pregunté qué era lo que le movía para hablar así en clase. Qué fuerza poseía para dar aquel testimonio. Por eso estoy aquí, y lo empiezo a comprender. Belén. 20 años. Derecho.

De «Jesús» sólo he oído hablar en la televisión. Espero que esto cambie mi vida. Belén. 18 años. Derecho.

 

«Ayudad a los necesitados»

Una de las iniciativas propuesta en esta Misión en la Universidad fue presentada en el Encuentro de Solidaridad presidido por monseñor César Franco, en la Complutense: Se trata de una amplia oferta de voluntariado con diversas ramas: ancianos, enfermos, poblados de chabolas, deficientes, minusválidos... para estudiantes y profesores. Los que quieran ejercitar la acción caritativa en este marco, pueden acudir a cualquiera de las capillas universitarias, o llamar al 91 394 18 25.

 

RECELOS


La presencia de la Iglesia en el mundo universitario es observada con recelo por parte de algunos, quienes se resisten a aceptar la entrada de lo espiritual en un ambiente que consideran únicamente profesional y técnico. He aquí algunas experiencias:

El anuncio de la Misión revolucionó algunas Facultades -comenta un grupo de universitarios-. En una, rompieron los carteles que habían puesto; en otra colocaron otros anuncios atacando a la Iglesia como: «La Iglesia opresora que no deja pensar». En una tercera, tacharon los horarios en los que se exponía la catequesis y pusieron otra hora, con la consiguiente confusión.

El clima de convocatoria -dice un universitario de la Autónoma-, y luego el inicio de la catequesis, avivaron mi fe. Fue así cuando, en una de las clases, el profesor aludió a la Iglesia con ácida ironía; me levanté y dije: -Por favor, no hable así de la Iglesia. Pero, al poco rato, el profesor volvió a hacer un comentario jocoso e insultante para los apóstoles y para el Papa. De nuevo interrumpí: -Le pido que no hable así de la Iglesia, porque yo soy la Iglesia. Al terminar la clase, el profesor se me acercó y me pidió disculpas.

Una alumna que tenía que invitar a la catequesis, al entrar en el aula, se quedó helada. Estaba dando clase un profesor al que ella conocía y sabía que era ateo. ¿Qué hacer?, se preguntó. Ana, con sólo 19 años, tímida y que jamás había hablado en público, se armó de valor y solicitó permiso. El profesor aceptó: Anuncie lo que quiera, pero de prisa. Al ver el profesor que la alumna hacía ademán de llamar a quienes la acompañaban, precisó: Usted sola, y rápido. Ana, ante un centenar de estudiantes, dio su testimonio de fe y anunció la Misión. Más tarde se encontró al profesor, quien acercándose le dijo: Quiero que sepa que me ha encantado lo que ha dicho. Si otro día tiene que volver a hablar conmigo, estoy a su disposición.

En nuestra Facultad -comentan unos estudiantes de Somosaguas- no ha habido grandes problemas. Los estudiantes de extrema izquierda se metieron con nosotros. Eso dio lugar a que un tercer grupo les dijera: «Os pasáis la vida hablando de solidaridad, tolerancia y democracia, pero no dejáis expresarse a los cristianos».

En estos muros que albergan ciencia y cultura, Jesús sale al encuentro de todos aquellos que quieran escuchar su mensaje. La fe quiere entablar un diálogo con los diferentes saberes, no hay que olvidar -dijo monseñor Franco, obispo auxiliar de Madrid y responsable en la Misión- que la Universidad nació dentro del ámbito de la Iglesia, de su vocación de universalidad, de la necesidad que tiene el hombre de conocer la verdad. La Universidad ha servido para que las personas que no conocen a Cristo tengan contacto con Él, a través de los cristianos que estudian o trabajan junto a ellos. El verdadero modelo es el joven cristiano que no tiene miedo a decir: aquí estoy, ésta es mi vida y la vivo así.

Gregorio Palacio