Si
de verdad fuésemos humildes,
nada
nos cambiaría:
ni
la alabanza y el desánimo.
Si
alguien nos criticase,
no
sentiríamos desánimo.
Si
alguien nos ensalzase,
no
nos sentiríamos orgullosos.
¿Quiénes
somos nosotros para condenar a nadie?
Es posible que veamos a alguien realizar algo que no nos parece correcto,
pero ignoramos por qué lo hace.
Jesús nos invita a no condenar a nadie.
Podría ser que nosotros fuésemos los responsables de que otros realicen
actos que no nos parecen correctos.
No olvidemos que se trata de hermanos y hermanas nuestros.
Ese enfermo de lepra, ese enfermo de la enfermedad que sea, ese borracho:
todos son hermanos y hermanas nuestros.
También ellos han sido creados por un amor más grande.
Es algo que nunca deberíamos olvidar.
Ese enfermo, ese alcohólico, ese raterillo son hermanos y hermanas míos.
Es posible que se encuentren abandonados por las calles porque nadie les
ha dado amor y comprensión.
Vosotros y yo podríamos estar en su lugar si no hubiésemos si :lo
amados y comprendidos por otros seres humanos.
Jamás me olvidaré de un alcoholizado que me refirió su historia.
Se había abandonado al alcohol para olvidar el drama de no sentirse
querido.
Antes de juzgar a los pobres, tenemos el deber de observar nuestro
interior.
*
Se dice que la humildad es la verdad.
La
senda que nos hará más semejantes a Jesús es la de la humildad.
*
Se dice que la humildad es la verdad y que Jesús es la verdad.
Por consiguiente, la única manera de parecerse a Cristo es practicar la
humildad.
Pero no creamos que la humildad se demuestra ocultando los dones de Dios:
tenemos que hacer uso de todos los dones que Dios nos ha dado.
*
El orgullo lo destruye todo.
Imitar a Jesús es la clave para ser mansos y humildes de corazón.
*
Si hubiera más amor, más unidad, más paz y mayor felicidad en la familia, no
habría tantos alcohólicos y drogadictos.
*
La alegría es oración.
La
alegría es fuerza.
La
alegría es amor.
La
alegría es una red de amor con la que
podremos
«cazar» almas.
*
Prefiero mil veces equivocarme pasándome de buena que hacer milagros sin ser
bondadosa.
*
Todos tenemos el deber de trabajar en favor de la paz.
Pero para lograr la paz deberemos aprender de Jesús a ser mansos y
humildes de corazón (cfr. Mt. 11, 299.
Sólo la humildad nos conducirá a la unidad, y la unidad a la paz.
Ayudémonos unos a otros a aproximarnos más a Jesús para aprender a ser
humildes y gozosos.
*
No me preocupa la política.
Mejor, no me queda tiempo para preocuparme de temas relacionados con
ella.
Todo el mundo lo sabe.
¿Que estoy equivocada?
En todo caso, prefiero equivocarme dentro de la caridad.
*
No debemos desperdiciar ninguna de las oportunidades que se nos brindan de hacer
el bien.
Pueden parecernos cosas insignificantes, pero nada lo es para Dios.
*
Toda la vida de nuestro Señor, desde el primer momento hasta el último, fue
mansedumbre y amabilidad hacia los demás.
Si nos hemos percatado de ello, lo sabemos todo del designio de Dios.
Si no lo hemos aprendido, lo hemos perdido todo.
*
Jesús no predicó una religión nueva, sino una vida nueva.
*
Jesús hubiera podido disponer de un palacio.
En cambio, quiso ser pobre.
¿Por qué?
Para hacernos fácil la pobreza a nosotros.
*
Cada uno de nosotros tiene que llevar su propia cruz: ésa es la señal de que
pertenecemos a Cristo.
*
No debemos emitir juicios de condena, de murmuración.
Ni siquiera permitirnos insinuación alguna capaz de herir a las
personas.
A lo mejor una persona nunca ha oído hablar del cristianismo, de manera
que no sabemos qué camino ha escogido Dios para mostrarse a esa alma y cómo Él
la está moldeando.
Por eso mismo, ¿quiénes somos nosotros para condenar a nadie?
*
Cuando alguien os haga daño, no penséis en vosotros ni en él: se está
haciendo mal a sí mismo, está haciendo mal a Jesús. que está dentro de él.
Debéis aprender a perdonar.
Debéis aprender que tenemos necesidad de perdón.
Lo comprenderá luego.
Será para él una humillación tremenda cuando se dé cuenta.
*
Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado.
Una alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica.
La crítica es el cáncer del corazón.
*
Si sois humildes, hijas mías, no tendré el menor temor por vosotras.
*
Cuando nos demos cuenta de que somos pecadores necesitados de perdón, nos
resultará más fácil perdonar a los demás.
Mientras no comprenda esto me será muy costoso decir te
perdono a cualquiera que se dirija a mí.
No hace falta ser cristianos para perdonar.
Todo ser humano procede de la mano de Dios y todos sabemos cuánto nos
ama Dios.
Cualquiera que sea nuestra creencia, tenemos que aprender a perdonar, si
queremos amar de verdad.
*
¿Por qué sus paisanos rechazaron a Jesús?
No permita Dios que nuestros semejantes nos rechacen por nuestras
riquezas.
*
Fidelidad, puntualidad, pequeñas palabras llenas de bondad, algún pequeño
pensamiento para los demás, ciertos pequeños gestos hechos de silencio, de
miradas, de pensamientos, de palabras, de obras.
Justo estas cosas son las «gotas de amor» que hacen que nuestra vida
transcurra con tanto resplandor.
*
Con frecuencia, los cristianos predicamos un Evangelio que no vivimos.
Ésa es la razón de que el mundo no crea.
*
Para sobrevivir, el amor ha de alimentarse de sacrificios.
Las palabras de Jesús: “Amaos los unos a los otros como yo es he
amado”, no sólo deberían ser una luz para nosotros sino una llamada que
consumiese nuestro egoísmo.
Amar debe ser tan natural como el respirar.
Decía santa Teresita: «Cuando obro y pienso con caridad, siento que Jesús
es quien obra en mi. Cuanto más profunda es mi unión con Él, más fuerte es
mi amor por quienes habitan en el Carmelo.»
*.
Tratemos de despojar nuestros corazones de todo lo que no sea Jesús.
*
El verdadero humilde es el que evita enjuiciar a los demás, cultiva de continuo
pensamientos afables en su respecto, se congratula del bien que hacen, sabe
disculpar sus yerros, se encuentra a gusto y alegre entre los pobres, con los
enfermos y los moribundos.
El que no se enfrenta interiormente con los que mandan, se mantiene
sereno en la hora de la humillación y respeta a quienes están a su lado: ése
es de verdad humilde.
*
Eres humilde de veras si rehusas juzgar y criticar a los demás, si te alegras
del bien que hacen por Jesús, si eres capaz de excusar sus faltas, si eres
feliz y estás siempre sereno con los pobres, con los enfermos, con los
moribundos.
*
Cuando alguien nos falta al respeto, no olvidemos que ése es el momento que
debemos compartir con Jesús.
Bastaría con que recordásemos que es Jesús quien nos da, por medio de
esas personas y de esas circunstancias la oportunidad de hacer algo hermoso para
Él.
*
Jesús se nos propuso como modelo diciendo: «Aprended ele mí que soy manso y
humilde de corazón».
Más seguro es aprender de Dios que de los libros.
Los libros, a veces, más bien sirven para confundir las ideas.
*
Un corazón alegre se sabe proteger muy bien de la suciedad que el diablo trata
de sembrar en nuestros corazones.
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Dios tiene medios propios de trabajar los corazones de los hombres y nosotros no
podemos saber cuán cerca de Él se encuentra cada uno.
*
Jesús ama a todos y a cada uno.
Imitemos su ejemplo.
*
Un solo acto de desobediencia puede hacernos mucho daño.
Debemos comprender que quien nos manda en la obediencia es Dios lo mismo
que a Nuestra Señora.
A María. Dios no le habló directamente sino por medio de un ángel.
Haciendo lo que decía el ángel obedecía a Dios.
Tampoco a nosotros nos habla Dios directamente .
Él habla por medio de los otros que son instrumentos en sus manos.
*
Debemos ofrecer a Dios un corazón puro, tal como en el día de su boda dos
novios se ofrecen el uno al otro.
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No importa quiénes son ni cómo son quienes nos mandan.
Lo que importa es que estemos convencidos de que son instrumentos de la
voluntad de Dios a nuestro respecto y que no nos equivocamos obedeciéndoles.
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Si no vivimos en la presencia de Dios, no avanzaremos .
*
Dejémonos de decir palabras bonitas y sustituyámoslas con buenas obras.
Porque lo que cuentan son los hechos.
*
No nos hagamos ilusiones: lo que determina la calidad de nuestros actos es lo
que hay en nuestros corazones.
Lo dice el refrán: De la plenitud del corazón habla la boca.
*
Vocación significa preferir la vida interior a la exterior, elegir una perfección
austera y continua en lugar de una mediocre, cómoda e intermitente.
No
lo digo yo; lo dice el Santo Padre.
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La humildad es fruto de la gracia.
De
la soberbia, en cambio, brotan el odio y la amargura .
*
El silencio es algo maravilloso.
Es la defensa de nuestra vida interior.
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Tengámoslo bien claro: no es puro el que no tiene tentaciones sino el que las
vence.
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Muchas veces tendría la respuesta a flor de labios, pero renuncio a darla.
Aguardo, y doy gracias a Dios de que me brinde tal oportunidad.
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El respeto de la fe religiosa de los demás es una condición indispensable para
que pueda haber paz.
*
No podemos ser libres si no somos capaces de someter libremente nuestra voluntad
al querer de Dios.
*
Si no queremos morir de anemia espiritual, debemos alimentar nuestro espíritu.
Debemos tener permanentemente lleno nuestro espíritu, igual que, para
que pueda circular, no se deja que se le termine la gasolina a un coche.
*
Mientras no escuches a Jesús en tu corazón, no podrás oírle decir que tiene
sed en los corazones de los pobres.
*«Lo
que habéis recibido gratuitamente, dadlo gratuitamente »(Mt 10, 83) .
No debemos despojar de contenido esta expresión ni permitir que otros lo
hagan.
Todo lo debemos llevar a cabo con sencillez, y de la manera más
gratuita.
*
Si hay una virtud que le produzca pavor al diablo es la humildad.
Le asusta menos la fe que la humildad.
*
El primer pecado fue de desobediencia, porque Lucifer se negó a someterse, a
obedecer: « ¡No serviré! »
Ocurrió lo mismo con nuestros primeros padres, Adán y Eva.
Se negaron a obedecer y comieron el fruto prohibido.
Nuestra desobediencia es una prolongación del primer pecado de la
humanidad.
*
Debemos afianzar nuestra pertenencia a Jesús, porque sólo Él merece nuestro
amor y nuestra entrega total.
*
No se aprende a ser humildes leyendo una gran cantidad de libros ni oyendo
grandes sermones sobre la humildad.
Se aprende aceptando las humillaciones.
*
La obediencia inunda nuestras almas de una paz indestructible y de una inmensa
alegría interior.
*
Vivir en la obediencia es un privilegio, un honor, una gracia muy especial.
*
De una manera u otra, todos en este mundo tienen que obedecer.