VIRTUDES

 

 

Si de verdad fuésemos humildes,

nada nos cambiaría:

ni la alabanza y el desánimo.

Si alguien nos criticase,

no sentiríamos desánimo.

Si alguien nos ensalzase,

no nos sentiríamos orgullosos.

 

 

 

¿Quiénes somos nosotros para condenar a nadie?

                Es posible que veamos a alguien realizar algo que no nos parece correcto, pero ignoramos por qué lo hace.

                Jesús nos invita a no condenar a nadie.

                Podría ser que nosotros fuésemos los responsables de que otros realicen actos que no nos parecen correctos.

                No olvidemos que se trata de hermanos y hermanas nuestros.

                Ese enfermo de lepra, ese enfermo de la enfermedad que sea, ese borracho: todos son hermanos y hermanas nuestros.

                También ellos han sido creados por un amor más grande.

                Es algo que nunca deberíamos olvidar.

                Ese enfermo, ese alcohólico, ese raterillo son hermanos y hermanas míos.

                Es posible que se encuentren abandonados por las calles porque nadie les ha dado amor y comprensión.

                Vosotros y yo podríamos estar en su lugar si no hubiésemos si :lo amados y comprendidos por otros seres humanos.

                Jamás me olvidaré de un alcoholizado que me refirió su historia.

                Se había abandonado al alcohol para olvidar el drama de no sentirse querido.

                Antes de juzgar a los pobres, tenemos el deber de observar nuestro interior.

 

* Se dice que la humildad es la verdad.

 

La senda que nos hará más semejantes a Jesús es la de la humildad.

 

* Se dice que la humildad es la verdad y que Jesús es la verdad.

                Por consiguiente, la única manera de parecerse a Cristo es practicar la humildad.

                Pero no creamos que la humildad se demuestra ocultando los dones de Dios: tenemos que hacer uso de todos los dones que Dios nos ha dado.

 

* El orgullo lo destruye todo.

                Imitar a Jesús es la clave para ser mansos y humildes de corazón.

 

* Si hubiera más amor, más unidad, más paz y mayor felicidad en la familia, no habría tantos alcohólicos y drogadictos.

* La alegría es oración.

La alegría es fuerza.

La alegría es amor.

La alegría es una red de amor con la que

podremos «cazar» almas.

 

* Prefiero mil veces equivocarme pasándome de buena que hacer milagros sin ser bondadosa.

 

* Todos tenemos el deber de trabajar en favor de la paz.

                Pero para lograr la paz deberemos aprender de Jesús a ser mansos y humildes de corazón (cfr. Mt. 11, 299.

                Sólo la humildad nos conducirá a la unidad, y la unidad a la paz.

                Ayudémonos unos a otros a aproximarnos más a Jesús para aprender a ser humildes y gozosos.

 

* No me preocupa la política.

                Mejor, no me queda tiempo para preocuparme de temas relacionados con ella.

                Todo el mundo lo sabe.

                ¿Que estoy equivocada?

                En todo caso, prefiero equivocarme dentro de la caridad.

 

* No debemos desperdiciar ninguna de las oportunidades que se nos brindan de hacer el bien.

                Pueden parecernos cosas insignificantes, pero nada lo es para Dios.

 

* Toda la vida de nuestro Señor, desde el primer momento hasta el último, fue mansedumbre y amabilidad hacia los demás.

                Si nos hemos percatado de ello, lo sabemos todo del designio de Dios.

                Si no lo hemos aprendido, lo hemos perdido todo.

 

* Jesús no predicó una religión nueva, sino una vida nueva.

 

* Jesús hubiera podido disponer de un palacio.

                En cambio, quiso ser pobre.

                ¿Por qué?

                Para hacernos fácil la pobreza a nosotros.

 

* Cada uno de nosotros tiene que llevar su propia cruz: ésa es la señal de que pertenecemos a Cristo.

 

* No debemos emitir juicios de condena, de murmuración.

                Ni siquiera permitirnos insinuación alguna capaz de herir a las personas.

                A lo mejor una persona nunca ha oído hablar del cristianismo, de manera que no sabemos qué camino ha escogido Dios para mostrarse a esa alma y cómo Él la está moldeando.

                Por eso mismo, ¿quiénes somos nosotros para condenar a nadie?

 

* Cuando alguien os haga daño, no penséis en vosotros ni en él: se está haciendo mal a sí mismo, está haciendo mal a Jesús. que está dentro de él.

                Debéis aprender a perdonar.

                Debéis aprender que tenemos necesidad de perdón.

                Lo comprenderá luego.

                Será para él una humillación tremenda cuando se dé cuenta.

 

* Las críticas no son otra cosa que orgullo disimulado.

                Una alma sincera para consigo misma nunca se rebajará a la crítica.

                La crítica es el cáncer del corazón.

 

* Si sois humildes, hijas mías, no tendré el menor temor por vosotras.

 

* Cuando nos demos cuenta de que somos pecadores necesitados de perdón, nos resultará más fácil perdonar a los demás.

                Mientras no comprenda esto me será muy costoso decir te perdono a cualquiera que se dirija a mí.

                No hace falta ser cristianos para perdonar.

                Todo ser humano procede de la mano de Dios y todos sabemos cuánto nos ama Dios.

                Cualquiera que sea nuestra creencia, tenemos que aprender a perdonar, si queremos amar de verdad.

 

* ¿Por qué sus paisanos rechazaron a Jesús?

                No permita Dios que nuestros semejantes nos rechacen por nuestras riquezas.

* Fidelidad, puntualidad, pequeñas palabras llenas de bondad, algún pequeño pensamiento para los demás, ciertos pequeños gestos hechos de silencio, de miradas, de pensamientos, de palabras, de obras.

                Justo estas cosas son las «gotas de amor» que hacen que nuestra vida transcurra con tanto resplandor.

 

* Con frecuencia, los cristianos predicamos un Evangelio que no vivimos.

                Ésa es la razón de que el mundo no crea.

 

* Para sobrevivir, el amor ha de alimentarse de sacrificios.

                Las palabras de Jesús: “Amaos los unos a los otros como yo es he amado”, no sólo deberían ser una luz para nosotros sino una llamada que consumiese nuestro egoísmo.

                Amar debe ser tan natural como el respirar.

                Decía santa Teresita: «Cuando obro y pienso con caridad, siento que Jesús es quien obra en mi. Cuanto más profunda es mi unión con Él, más fuerte es mi amor por quienes habitan en el Carmelo.»

 

*. Tratemos de despojar nuestros corazones de todo lo que no sea Jesús.

 

* El verdadero humilde es el que evita enjuiciar a los demás, cultiva de continuo pensamientos afables en su respecto, se congratula del bien que hacen, sabe disculpar sus yerros, se encuentra a gusto y alegre entre los pobres, con los enfermos y los moribundos.

                El que no se enfrenta interiormente con los que mandan, se mantiene sereno en la hora de la humillación y respeta a quienes están a su lado: ése es de verdad humilde.

 

* Eres humilde de veras si rehusas juzgar y criticar a los demás, si te alegras del bien que hacen por Jesús, si eres capaz de excusar sus faltas, si eres feliz y estás siempre sereno con los pobres, con los enfermos, con los moribundos.

 

* Cuando alguien nos falta al respeto, no olvidemos que ése es el momento que debemos compartir con Jesús.

                Bastaría con que recordásemos que es Jesús quien nos da, por medio de esas personas y de esas circunstancias la oportunidad de hacer algo hermoso para Él.

 

* Jesús se nos propuso como modelo diciendo: «Aprended ele mí que soy manso y humilde de corazón».

                Más seguro es aprender de Dios que de los libros.

                Los libros, a veces, más bien sirven para confundir las ideas.

 

* Un corazón alegre se sabe proteger muy bien de la suciedad que el diablo trata de sembrar en nuestros corazones.

 

* Dios tiene medios propios de trabajar los corazones de los hombres y nosotros no podemos saber cuán cerca de Él se encuentra cada uno.

 

* Jesús ama a todos y a cada uno.

                Imitemos su ejemplo.

 

* Un solo acto de desobediencia puede hacernos mucho daño.

                Debemos comprender que quien nos manda en la obediencia es Dios lo mismo que a Nuestra Señora.

                A María. Dios no le habló directamente sino por medio de un ángel.

                Haciendo lo que decía el ángel obedecía a Dios.

                Tampoco a nosotros nos habla Dios directamente .

                Él habla por medio de los otros que son instrumentos en sus manos.

 

* Debemos ofrecer a Dios un corazón puro, tal como en el día de su boda dos novios se ofrecen el uno al otro.

 

* No importa quiénes son ni cómo son quienes nos mandan.

                Lo que importa es que estemos convencidos de que son instrumentos de la voluntad de Dios a nuestro respecto y que no nos equivocamos obedeciéndoles.

 

* Si no vivimos en la presencia de Dios, no avanzaremos .

 

* Dejémonos de decir palabras bonitas y sustituyámoslas con buenas obras.

                Porque lo que cuentan son los hechos.

 

* No nos hagamos ilusiones: lo que determina la calidad de nuestros actos es lo que hay en nuestros corazones.

                Lo dice el refrán: De la plenitud del corazón habla la boca.

 

* Vocación significa preferir la vida interior a la exterior, elegir una perfección austera y continua en lugar de una mediocre, cómoda e intermitente.

 

No lo digo yo; lo dice el Santo Padre.

* La humildad es fruto de la gracia.

 

De la soberbia, en cambio, brotan el odio y la amargura .

* El silencio es algo maravilloso.

                Es la defensa de nuestra vida interior.

 

* Tengámoslo bien claro: no es puro el que no tiene tentaciones sino el que las vence.

 

* Muchas veces tendría la respuesta a flor de labios, pero renuncio a darla.

                Aguardo, y doy gracias a Dios de que me brinde tal oportunidad.

* El respeto de la fe religiosa de los demás es una condición indispensable para que pueda haber paz.

 

* No podemos ser libres si no somos capaces de someter libremente nuestra voluntad al querer de Dios.

 

* Si no queremos morir de anemia espiritual, debemos alimentar nuestro espíritu.

                Debemos tener permanentemente lleno nuestro espíritu, igual que, para que pueda circular, no se deja que se le termine la gasolina a un coche.

 

* Mientras no escuches a Jesús en tu corazón, no podrás oírle decir que tiene sed en los corazones de los pobres.

 

*«Lo que habéis recibido gratuitamente, dadlo gratuitamente »(Mt 10, 83) .

                No debemos despojar de contenido esta expresión ni permitir que otros lo hagan.

                Todo lo debemos llevar a cabo con sencillez, y de la manera más gratuita.

 

* Si hay una virtud que le produzca pavor al diablo es la humildad.

                Le asusta menos la fe que la humildad.

 

* El primer pecado fue de desobediencia, porque Lucifer se negó a someterse, a obedecer: « ¡No serviré! »

                Ocurrió lo mismo con nuestros primeros padres, Adán y Eva.

                Se negaron a obedecer y comieron el fruto prohibido.

                Nuestra desobediencia es una prolongación del primer pecado de la humanidad.

 

* Debemos afianzar nuestra pertenencia a Jesús, porque sólo Él merece nuestro amor y nuestra entrega total.

 

* No se aprende a ser humildes leyendo una gran cantidad de libros ni oyendo grandes sermones sobre la humildad.

                Se aprende aceptando las humillaciones.

 

* La obediencia inunda nuestras almas de una paz indestructible y de una inmensa alegría interior.

 

* Vivir en la obediencia es un privilegio, un honor, una gracia muy especial.

 

* De una manera u otra, todos en este mundo tienen que obedecer.