PRÓLOGO


Si «una Filosofía del judaísmo» puede ponerse bajo el título «Dios busca al hombre», como hace
Abraham Joshua Herschel, también puede la Teología cristiana apropiarse esta perspectiva fundamental consagrada a la reflexión sobre las raíces y la confesión de Jesús como Mesías, de la familia de David y redentor de todo el mundo. Este volumen de los «Manuales de Teología católica» (AMATECA) -compuesto bajo una perspectiva estrictamente de Teología Fundamental- presupone que el Cristianismo es una religión de revelación. Lo que implica limitaciones en su contenido: de pasada se mencionan sobre todo reflexiones de fenomenología de la religión y de las ciencias generales de la religión; y dejan de tratarse importantes campos de problemas teológicos; además de los temas: «revelación y cuestiones sobre la verdad» y «revelación y fe» -la mirada al Dios, amor trinitario, que sostiene toda la Teología- orienta positivamente este manual. Como tal se ha manifestado Él poderosamente. Y partiendo de esta revelación divina, que encontró su culminación cumplida en Jesucristo como auto-revelación, hay que hablar de la Sagrada Escritura como «Palabra de Dios» y de la Tradición. Ellas resumen en sí lo que la Iglesia de Jesucristo custodia como ver-dad, dirigida por El, su cabeza, en el Espíritu Santo.

Este libro quiere animar, por tanto, al lector, dentro de estos «grandes» temas, a que penetre él mismo comprometiéndose y a consultar las monografías respectivas que amplíen el tema y las aportaciones que lo profundicen (cfr. para esto también las citas bibliográficas al final de libro). Pretende animar también a los estudiosos, y, en general, a los que están interesados por proposiciones y convicciones fundamentales teológicas, a introducirse en las verdades de las que habla el Credo común de los cristianos. La verdad fundamental «Dios busca al hombre», posee también una dimensión personal más allá de la reflexión teológica. Este «mensaje gozoso» preserva concretamente de que se deje de lado, como algo no vinculante, poco conocido. Cuando más sigue a la confesión la reflexión teológica, tanto más claro se hace lo que Pablo subraya: «Nosotros no somos señores de vuestra fe, sino colaboradores de vuestra alegría» (1 Co 1, 24). El manual quiere hacer patente, en este sentido, los ricos impulsos intelectuales y espirituales que proceden de la apertura a la verdad «de que Dios busca al hombre».

Terminado este manual, hay que dar gracias a muchas personas.

Especialmente agradezco al señor profesor Dr. Libero Gerosa, Paderborn, por haberme invitado amistosamente a la composición del mismo.

Al Sr. Matías Laarmann y al Sr. Thorsten Schnell gracias por la puesta a punto y la revisión de la bibliografía especial y por el seguimiento en las lecturas del texto, igualmente a la Sra. Kerstin Jacobi y a la Sra. Ulrike Vordermark, que han compartido en el ordenador la construcción del manuscrito. La lista bibliográfica y el índice fueron compuestos por el Sr. Winfried Rottenecker.

Gracias especialmente a la Sra. Karin Kuhl, desde hace mucho tiempo mi secretaria; ella ha cargado con el peso principal del trabajo de escribir y de coordinar el conjunto.