TEMA 36
VIDA
DEL HOMBRE, REALIZACIÓN DE SU VOCACIÓN DIVINA
36.1) El actuar Libre del Hombre y su
Perfeccionamiento Personal
36.2) Actuar Moral y Fin Ultimo
36.3) Las obras del cristiano, expresión de la
justificación recibida
36.4) Imitación y seguimiento de Cristo: la moral de
los hijos de Dios
Este tema de teología moral, habla del hombre
partiendo de un dato necesario para hacer teología que es la Revelación, y en
concreto la Creación y la Redención; partimos de que somos criaturas de Dios,
hechas a imagen de Dios y elevadas por la gracia a la dignidad de hijos suyos.
36.1 El actuar Libre del Hombre y su
Perfeccionamiento Personal
1. El hombre es un ser libre y manifiesta su
libertad en la realización de actos que proceden de la voluntad ilustrada por
la inteligencia.
Segun Sto. Tomás ( Summa theol. I-II,q.1,a.1) :
" las acciones que realiza el hombre solo las
calificamos de humanas cuando proceden del hombre en cuanto hombre. Y como la
criatura humana se diferencia de los animales irracionales por ser dueña de
sus actos, solo se pueden calificar como especificamente humanas aquellas
acciones de las que es dueño. El hombre domina sus actos gracias a la inteligencia
y a la voluntad; por eso se dice que la libertad es un poder de la
inteligencia y la voluntad. En consecuencia solo se consideran específicamente
humanas las acciones que proceden de una decisión deliberada; las demás es
preferible llamarlas actos del hombre mas que actos humanos, pues no proceden
del hombre en cuanto hombre ".
Una vez aceptada esta idea fundamental hay que añadir
que :
2. El hombre dueño de sus actos los dirige al bien
que le es atractivo pero ha de discernir si ese bien esta en consonancia con el
BIEN PROPIO DEL HOMBRE, que es su propia naturaleza, la verdad sobre el hombre,
radicada en último término en que somos imagen y semejanza de Dios. Es propio
de la verdad del hombre el amor de Dios y del prójimo.
Por tanto, todo acto humano se autoclasifica como
bueno o malo, según la relación que guarde con esta verdad fundante del
hombre.
3. Como tercer elemento tenemos en palabras de Juan
Pablo II, Exhort, apost. Reconciliatio et paenitentia, n¼ 16.:"
El hombre puede ser condicionado, presionado, empujado, por no pocos ni leves factores
externos, como puede estar sujeto a tendencias , taras, hábitos
ligados a su condición personal. En no pocos casos estos factores externos o
internos pueden atenuar, en mayor o menor medida, su libertad y, por
tanto, su responsabilidad y su culpabilidad. Pero es una verdad de fe,
corroborada por la experiencia y la razón, que la persona humana es libre. No
se puede ignorar esta verdad, para descargar sobre realidades externas - las
estructuras, los sistemas, los demás - el pecado de los individuos singulares.
Entre otras cosas, esto sería cancelar la dignidad y la libertad de la
persona."
4. El carácter inmanente del acto libre - como los
actos libres perfeccionan al hombre - .
A. El obrar humano tiene un doble aspecto: el
factivo (facere) y el moral (agere). Obrando el hombre no solo
produce objetos o influye sobre el mundo exterior, sino que se transforma
asi mismo, como dueño de sus actos. Junto a sus resultados o consecuencias
externas, todo acto libre imprime una huella en el sujeto, según
su bondad o maldad moral ( es decir el contenido objetivo de nuestras obras y la
intención que las avalora.)
De aquí se deriva el que no solo realizamos
acciones buenas o malas sino que estas nos hacen ser buenos o malos.
B. El hombre es libre para obrar y para poseerse,
para "construirse".
El hombre que se autoposee tiene dominio de sus
actos y ejercitando este dominio decide sobre si mismo. A estas afirmaciones que
constata la experiencia, hay que añadir que en el obrar del hombre hay un
aspecto - transeunte -, por el que produce o transforma, domina, el universo
material, y otro - inmanente - por el que se transforma a si mismo como persona,
acercándose o alejándose de su fin, Dios.
Es en el " agere " donde el hombre labra
su propia dignidad y felicidad temporal y eterna. Precisamente, uno de los
puntos en que el cristianismo revolucionó el mundo antiguo fue este: frente a
la división de los hombres en clases por el tipo de trabajo que realizaban, el
cristianismo dejó claro que el fundamento de la dignidad del hombre no es el
tipo de tarea que cumple, sino el modo en que lo desarrolla la persona.
Con palabras de Juán Pablo II en la encíclica
Laborem excercens, n¼ 6.
"
las fuentes de la dignidad del trabajo se deben buscar sobre todo no en su
dimensión objetiva (producto), sino en la subjetiva (dignidad de la persona del
trabajador)". La ética cristiana no es una ética de la tercera persona,
de la perspectiva del observador externo, sino de la primera persona, de la
interioridad dinámica, de la pureza del corazón.
36.2 Actuar Moral y Fin Ultimo
Una vez visto que el hombre es libre y que sus actos
libres lo construyen, es decir lo perfeccionan, vamos a ver algunos puntos mas
que nos amplíen lo que es el actuar del hombre, en orden a su fin último.
1. El ordenar o no a la consecución del fin y
perfección del hombre, que esta en Dios, los actos libres, se le llama
moralidad. Solo el hombre puede hacer esto con sus actos, a
diferencia de todas las demás criaturas, por la inteligencia y voluntad con la
que puede dirigir sus actos en orden a un fin.
Tenemos que hablar de fin, para hablar de moralidad,
y para hablar de moralidad tenemos que hablar de bien y de mal, lo cual dependerá
de la idea de hombre que tengamos, en nuestro caso la antropología es
cristiana, revelada. Es desde esta perspectiva desde donde hablamos de moralidad
y decimos lo siguiente:
2. El proyecto originario de Dios es la creación
del hombre a su imagen y todo el universo en función de él, y la
elevación de este a la vida de la gracia. En este origen recibe el hombre
de Dios el mandato de crecer y multiplicarse y el de dominar la tierra, añadiendo
a esto el que no podían decidir por su propia cuenta sobre el bien y sobre el
mal, por tanto habían de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.
Aquí el hombre libre desobedece a este mandato, ordenado al bien del hombre, y
es aquí donde pudiendo decidir rectamente en orden a su fin, decide erróneamente
y por tanto obra mal moralmente.
A esta idea clave de creación del hombre por Dios,
de elevación y caída, hay que añadir un punto mas que influye en la actuación
del hombre: la justificación recibida. Pues bien estas son las bases
reveladas de las que se parte para hablar de moralidad.
La visión cosmológica del hombre; creado y
participe de la imagen divina ha de complementarse con la visión personalista
del hombre, en la que es su experiencia subjetiva de Dios la que le puede decir
cual es su fin, pero ambas sitúan al hombre en relación a un fin que orienta
el actuar moral.
Hemos hablado de fin, pero,¿cual y como es el fin
del hombre en esta visión antropológica?
3 El Ultimo Fin, Sentido del Dinamismo y Perfección
del Hombre
a. La experiencia de que el hombre no se conforma
con lo que es en su actualidad sino que dirige sus fuerzas a algo que aun no
posee, que le atrae y que lo trasciende lleva a declarar que el hombre busca un
fin último. Las expresiones de esta búsqueda son variadas y el fin a veces
también, pero es contradictorio el que siendo igual de hombres tengamos
distinto fin. Hablar de distintos fines, sería decir que ser hombre no es algo
objetivo e inmutable en su aspecto fundamental, y esto se puede decir que no es
así, desde la Revelación.
b. El universo tiene un último fin que es,
manifestar la gloria de Dios por los bienes que reparte a las criaturas. Así
Dios manifiesta su gloria haciendo al hombre partícipe de su bondad. El hombre
por tanto tiene como fin participar de la bondad de Dios y manifestar esta
bondad de Dios en él.
c. Este fin se manifiesta en la búsqueda de - bien
- en todo lo que el hombre hace, por tanto equivale a decir fin, el decir bien.
Y bien entendido como lo que el hombre apetece .
Ese bien que el hombre apetece y que puede
libremente querer le perfecciona o lo hace ser persona si es el bien que le
corresponde como imagen del Bien absoluto sino ni le perfecciona ni le hace ser
persona. En estas coordenadas se habla de fin unido a la idea de bien.
4 El último fin y el obrar humano
El último fin tiene carácter rector sobre la
actividad moral. En palabras de Sto. Tomás ; " La intención es lo que mueve
todo el querer y el principio de toda intención es el último
fin, sea el verdadero último fin, o aquello que - al rechazarlo - el hombre
sustituye en su lugar. "
También se expresa esta idea en la expresión
" el amado se encuentra en el amante", por lo que si amamos cosas
perniciosas para nosotros, nos hacemos perniciosos.
a. El influjo del último fin en todo acto humano:
todo acto humano se dirige a un bien limitado y finito, pero esto esta precedido
de la tendencia a un último fin que configura la escala de valores del actuar
libre. A la vez hay que decir que el último fin no tiene porque estar explícitamente
presente en todo acto libre. Por ejemplo: el viajero no considera continuamente
el término de su viaje.
b. Los dos últimos fines posibles para el hombre:
son básicamente dos, la propia excelencia o Dios. Cualquiera de estos dos se
puede presentar como absoluto. Y es una o en otra dirección como actuamos,
formando en nosotros un modo de ver y de querer las cosas en función del bien
deseado como absoluto: con cada obra el hombre tiende a ratificar su elección
del último fin. En este sentido se puede decir que el hombre va haciendo una opción
fundamental, creando una disposición habitual de su voluntad, que
tiende a configurar sus diversas elecciones.
36.3 Las obras del cristiano, expresión de la
justificación recibida:
1 Elevación al orden sobrenatural .
El hombre creado a imagen y semejanza de Dios,
participa de la bondad de Dios, de su perfección. El proyecto de Dios para el
hombre fue elevarlo al orden sobrenatural, o sea divinizarlo, permitir que
viviera la vida divina.
Le dio una naturaleza humana y lo elevó al orden
sobrenatural.
Esta vida divina en el hombre lo perfecciona y lo
eleva a un orden superior, sin deformar su naturaleza creada, sino apoyándose
en esta. La vida divina, de la que Dios hace partícipe al hombre, le llega por
la gracia, que es un don creado por Dios para el hombre.
La vida de la gracia en el hombre es como una
-recreación- , que supone una vida distinta, elevada, mas perfecta, propia de
Dios.
Mientras que en la creación Dios no contó con
nuestra opinión, en esta recreación si que cuenta con nuestra voluntad libre,
que se conforma a esta vida o no.
La gracia, un nuevo principio de vida, un modo mas
perfecto de obrar.
Con la gracia el hombre recibe las virtudes infusas
y los dones del Espíritu Santo, una vida nueva. Las potencias operativas -
entendimiento y voluntad - pueden obrar según esta vida nueva, de aquí se
deriva que el obrar humano elevado al orden sobrenatural es expresión de esta
vida de la gracia.
La primera consecuencia de esto es que el hombre es
hijo de Dios y posee la promesa de gozar la vida divina en plenitud, la visión
beatífica.
Esta nueva condición humana requiere una conducta
moral apropiada.
Es una vida que tiene como fin inspirador de todos
los actos, a Dios, y que por actuar en un " nivel divino ", los actos
merecen retribución o condena divina, eterna.
La gracia hace posible al hombre actuar a este
nivel, y así sin dejar de ser libre el hombre sus actos son mas perfectos y mas
gratos a Dios.
2 La moralidad en el hombre caído y redimido
El hombre no respondió al don de la elevación de
Dios a la vida de la gracia, y se rebeló contra El, abusando de su libertad.
Desde este momento el hombre quedó privado de la
gracia y dañado en su naturaleza humana.
Pero Dios prometió la salvación del hombre y en
Cristo se cumplió.
Asi todo el que quiere salvarse y volver a vivir la
vida de hijos de Dios ha de vivir como Cristo, siguiendo su ejemplo y viviendo
de su misma vida en el Espíritu, por los sacramentos.
El hombre redimido por Cristo puede ahora y no
antes, vivir como hijo de Dios y cumplir íntegramente el orden natural, que en
su estado de enemistad con Dios no podía al estar herido por el pecado.
La gracia que Cristo nos consigue sana nuestra
naturaleza aunque no cura totalmente sus heridas. Esto hará que la vida del
hombre este en estado de perfeccionamiento, de lucha por mantenerse en gracia y
por alcanzar la Vida.
36.4 Imitación y seguimiento de Cristo: moral de
los hijos de Dios.
1 La conducta moral del hombre nuevo en Cristo.
En Cristo, según hemos visto, hemos sido
restaurados y se nos revela quienes somos en realidad. Nos muestra como éramos
en el principio y nos da la oportunidad de volverlo a ser.
Por tanto Cristo para el hombre es el camino a
recorrer para llegar al fin que Dios le ha puesto. La vida moral cristiana no es
mas que una vida distinta, un modo de vivir nuevo, que esta explicado en Cristo.
Pero no solo es seguir un modelo, como antes apuntaba, sino que es participar de
una fuerza vital, de una vida nueva que es la gracia, vida en el Espíritu y que
como es lógico lleva a un nuevo modo de actuar libremente.
a La bondad moral, identificación con Cristo.
En la Sagrada Escritura vemos como en muchos lugares
aparecen expresiones que manifiestan la realidad de esta vida nueva, una vida en
el Espíritu. Cristo habla de la presencia del Padre en El, y de su presencia en
nosotros, así expresa nuestra vida en Dios.
Y se puede decir que la vida de la gracia es, en el
hombre histórico, una participación en la gracia creada del alma de Cristo,
que nos viene a través de su Humanidad. Es decir, así como por la generación
carnal participamos de la naturaleza de Adán, por la regeneración espiritual
participamos de la vida misma de Cristo.
Queda muy bien expresado en (Ioh, 14,23): "
Cualquiera que me ama, observará mis mandamientos, y mi padre le amará, y
vendremos a él y haremos, mansión dentro de él." A esto podemos añadir,
que ese don de la vida en Cristo lo recibimos por la misión del Espíritu Santo
que actúa en nuestros corazones. Crecer en gracia es en definitiva crecer en
identificación con Cristo.
b En la Iglesia se alcanza la vida en Cristo.
Cristo nos dice en (Ioah, 16,7): "En verdad, os
conviene que yo me vaya, porque si yo no me voy, el Consolador no vendrá a
vosotros, pero si me voy os lo enviaré."
Cristo muriendo en la cruz, nos daba el Espíritu de
Verdad y de Vida. Cristo permanece en su Iglesia: en sus sacramentos, en su
liturgia, en su predicación, en toda su actividad. De modo especial sigue
presente en la Sagrada Eucaristía. Permanece de modo visible en la Iglesia la
acción invisible del Espíritu Santo, que actúa en los corazones de los que se
acercan libremente a Dios.
En la Iglesia se engendra, se nutre y se desarrolla la vida cristiana, y es en la enseñanza de la Iglesia donde el hombre debe ver la enseñanza misma de Cristo. Por último decir que el cristiano para vivir plenamente una vida humana y de hijo de Dios, necesita del recurso de los Sacramentos.
Es
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