SERMONARIOS


Son colecciones de sermones u homilías, destinados a un uso litúrgico, pastoral o ascético. Existen s. que se caracterizan por su orientación netamente litúrgica y pastoral, y cuya temática sigue el desenvolvimiento del ciclo litúrgico (v. AÑO LITÚRGICO). Éstos comprenden dos grupos distintos: los utilizados para las homilías anejas a la celebración de la Santa Misa (v.) y los que servían para proporcionar las lecturas de sermones del Oficio divino (v.). Hay otros s. cuyo fin es esencialmente ascético, destinados a ser leídos privada o públicamente para la formación doctrinal y aprovechamiento espiritual.
     
      Aparte de su valor propio, la importancia de los s. estriba en el hecho de que ayudan a comprender mejor la constitución progresiva del ciclo litúrgico, del Oficio divino, etc., así como la exégesis pastoral que se hizo de la S. E. y de los Santos Padres; aportan luces sobre la tradición textual de ciertos escritos: gracias a ellos se llega a comprobar el texto auténtico y la atribución de sermones ya conocidos, o permiten descubrir piezas inéditas. Se refleja también en ellos el sentido pastoral y la espiritualidad de los tiempos en que han sido recopilados.
     
      Sermonarios para el Oficio divino. Hacen su aparición en el s. vi. Se habla de ellos, aunque con poco detalle, en la Regla de S. Benito (v.); en el cap. 9 menciona una colección de homilías escogidas de los Santos Padres, que son comentarios de la S. E. Las primeras recopilaciones patrísticas para el Oficio divino son las de S. Cesáreo de Arlés (v.; m. 542), las de S. Fulgencio (v.), y las del obispo arriano Máximo. Asimismo existen en esta misma época otras de carácter hagiográfico como el homiliario-legendario de Valére. Pero de hecho, las colecciones clásicas de s. para proporcionar lecturas de sermones para el Oficio divino datan del s. VIII. Pueden agruparse en tres grupos o categorías.
     
      Unos siguen la línea del s. de Alano de Farfa (m. 770), el cual no es más que la reedición de un s. contemporáneo de S. Gregorio Magno (v.), destinado a la basílica de San Pedro de Roma. Dividido en dos partes, recoge homilías para las principales fiestas. Otro grupo o categoría de s. sigue la pauta del s. de Pablo el Diácono (m. hacia el 797), que tiene homilías para todos los domingos y fiestas; los autores preferidos son S. Agustín, S. León Magno, S. Máximo de Turín, S. Fulgencio, S. Gregorio Magno y S. Beda; la distribución de lecturas en el Breviario está inspirada en este s. (v. LIBROS LITÚRGICOS). Finalmente, se pueden agrupar en una tercera categoría todos aquellos s., independientes unos de otros, que siguen la organización litúrgica variante de la alta Edad Media occidental.
     
      Existen también los homiliarios carolingios, destinados para la lectura privada y para la meditación, que fueron utilizados en algunos casos excepcionales para el Oficio divino; los más importantes son el homiliario de Lantpertus de Mondsee, las Collectiones epistolarum et evangeliorum de tempore et de sanctis (recopilados por Smaragdo entre los años 811 y 819) y las dos colecciones de Rábano Mauro (v.; m. 816).
     
      Sermonarios para la S. Misa. Nacen para facilitar la predicación en la S. Misa. La primera colección que se conoce proviene de las Galias, data del s. v y ha sido atribuida a Eusebio de Emesa; tal recopilación, según Morín, fue hecha con unos elementos básicos que proceden de Fausto de Riez. S. Cesáreo de Arlés (v.) también recopiló sus homilías para enviárselas a sus sacerdotes. Tuvieron una amplia difusión en todo el occidente, siendo constantemente reeditadas y enriquecidas; un ejemplar, más o menos retocado, de una de las colecciones de S. Cesáreo es el s. de Burchard de Wurtzbourg, escrito probablemente entre los años 741 y 754.
     
      Otro s. para la Misa es el de Alcuino (v.; m. 804); señala una homilía para cada domingo y fiesta; frecuentemente no son más que simples síntesis de pasajes tomados de S. Agustín, S. jerónimo, S. Gregorio y sobre todo de S. Beda. Merecen destacarse también los s. góticos, como el de Toledo, inspirado en el de S. Cesáreo. En el transcurso de los años se han ido editando y reeditando colecciones de homilías sobre el Evangelio y las Epístolas, que reflejan las tendencias de la época en que fueron compuestos.
     
      Sermonarios de tipo ascético. Alguno de los s. citados anteriormente como el de Smaragdo, los de Rábano Mauro, etc., tienen este carácter; generalmente son recopilaciones de homilías de los Padres o comentarios inspirados en las mismas. Estaban destinados a ser leídos privada o públicamente para facilitar la oración y la instrucción de los fieles. Su mayor difusión la alcanzan en los s. XII y XIII con motivo de la predicación monástica. Tanto en Cluny (v.) y en Farfa como en otras grandes abadías, el sermón tenía lugar dos veces al día; en la mañana, antes del trabajo manual, y en la tarde, en el mismo lugar donde se había trabajado.
     
      Unas veces los sermones eran pronunciados y después redactados por religiosos, como Julián de Vezelay o Guillermo de Merlehaut, que dedican su colección a un personaje que parece ser el abad de su monasterio. Otras veces las colecciones fueron redactadas por los oyentes después de la muerte de quien las pronunció, p. ej., los de Odón de Morimond. Hay colecciones que no tienen su origen en la predicación, como los sermones sobre el Cantar de los Cantares de S. Bernardo (v.), que constituye un preciso comentario bíblico. Otras contienen los sermones en forma de sententiae o de sententiolae, con textos cortos (que son un resumen breve del sermón, o simplemente un guión) que facilitan la predicación o la meditación personal.
     
      V. t.: PREDICACIÓN; HOMILÉTICA.
     
     

BIBL.: R. GREGOIRE, Les homéliaires du moyen-dge, Roma 1967; J. LECLERCQ, Recherches sur Xanciens sermons monastiques, «Revue Mabillon» (1966) 1-14; íD, Predicateurs bénédictins au XI et XII siécle, ib. (1943) 48-73; P. SALMON, L'Office Divin, París 1959, 140-154.

 

RAMÓN MOLINA.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991