Reyes, Libros de los
 

En la Biblia hay un libro dividido en dos partes que continúa la narración de los libros de Samuel (V.), y trata de los reyes de Israel posteriores a David. La versión griega de los Setenta clasificó los cuatro genéricamente con el nombre «Libros de los Reinos», y la traducción al latín de S. jerónimo llamada Vulgata, seis siglos después, dio el nombre de Libar Regum (Libro de los Reyes) a los últimos dos libros de la versión griega (abreviadamente 1 Reg y 2 Reg). En el canon judío ocupan el último lugar entre los llamados «profetas anteriores»; la Iglesia los incluye normalmente en el grupo de los libros históricos. Su inspiración y canonicidad nunca fueron puestas en duda, ni por los judíos ni por los primeros cristianos (V. BIBLIA I, 3 y II).

1. Contenido histórico. Trata de la monarquía judía e israelita desde la muerte de David (v.) hasta el rey Joaquín, que murió en exilio (562 a. C.). Comienza su narración con la vejez de David, en el momento en que elige a Salomón (v.) como sucesor (1 Reg 1-2,12). Describe de forma gloriosa la sabiduría y reino del hijo de David, sus construcciones (el Templo y palacio real), y finalmente su pecado y desviación que tendrían consecuencias desastrosas: el cisma político y religioso (1 Reg 12, 20-33).
Con la aparición de los reinos de Judá (v.) e Israel (V.), como dos entidades separadas políticamente, pero siempre unidas por su vínculo religiosos con Dios, 1-2 Reg va narrando paralelamente el desenvolvimiento de ambos reinos y haciendo alusiones constantes a uno y otro. Con fórmulas concretas describe y enjuicia los acontecimientos de ambos reinos, con una visión histórica y providencial. Para los reyes de Judá las fórmulas incluyen: fecha de ascensión al trono en relación con el año del reinado del rey de Israel contemporáneo; edad del rey al comenzar su reinado; su duración; el nombre de su madre; juicio acerca de su conducta y fidelidad a Yahwéh. Para los reyes de Israel las fórmulas son muy parecidas, pero el juicio sobre ellos resulta siempre negativo, aunque con diversos grados de severidad. Según el autor sagrado, el pecado de Jeroboam (la escultura de los becerros de oro, 1 Reg 12,28) es el origen de los males y faltas siguientes; todos los reyes participan en su culpa. Como consecuencia del continuo desprecio a Dios por parte de su pueblo (V. PUEBLO DE DIOS) ocurren 108 dos principales desastres narrados en Reg: la destrucción de Samaria por los asirios (721 a. C.) y la conquista de Jesusalén por los babilonios (587 a. C.). Ambas derrotas llevan a una deportación en masa. El libro termina hablando del rey Joaquín, quien, después de muchas penalidades, alcanza gracia de sus carceleros (2 Reg 25,27-30).
Como parte de la historia de la monarquía hebrea, se incorporan las vidas de los profetas, Elías (1 Reg 17,1 hasta 2 Reg 2), de su discípulo Elíseo (2 Reg 2-13,24) y más brevemente, de Isaías (2 Reg 18-20). De la vida de Elías (v.) se incluyen los episodios de la resurrección del hijo de la viuda (1 Reg 17,1-24), el vencimiento de los profetas de Baal (17,20-24), la condenación del rey Ajab y su mujer Jezabel por el asesinato de Nabot (21,17-26), y finalmente su arrebatamiento al cielo (2 Reg 2,1-13). El ciclo de Eliseo (v.) incluye el milagro del aceite de la viuda (4,1-7), la resurrección del hijo de la sunamita (4,8-37), la curación de Naamán (5,1-27), aludida después por el mismo Jesús (Le 4,27). Se hace referencia al profeta Isaías (v.) y su ministerio en tiempos de Ezequías (2 Reg, 18-20); el acontecimiento más notable es la misteriosa derrota del ejército invasor de Senaquerib por el ángel de Yahwéh (2 Reg 19,35-37).

2. Historia y composición literaria. A pesar de los esfuerzos de los críticos, la datación de las diversas partes de 1-2 Reg es tarea difícil. Se proponen varias cronologías y unos retoques posteriores. Sin embargo, unos descubrimientos de ambientación extra-bíblica ofrecen relación histórica con ciertos acontecimientos, p. ej., la conocida Estela de Mesa (v.), rey de los moabitas, que causó una derrota a los israelitas (2 Reg 3,26-27). También se ha descifrado últimamente una confirmación de la caída de Jerusalén en la Crónica de Babilonia (cfr. Wisemann, o. c. en bibl.). Estos y otros datos reflejados en documentos asirios y egipcios confirman y apoyan lo expresado en los libros de los Reyes.
En cuanto a la composición literaria, hay mención constante a lo largo de la narración de tres fuentes independientes: la historia de Salomón, los Anales de los Reyes de Judá (citada 15 veces), y los Anales de los Reyes de Israel (citada 18 veces). Todas ellas se han perdido. Además es posible proponer la existencia de otras fuentes por sus peculiares características de estilo y doctrina, p. ej., la minuciosidad con que se describe el Templo y su mobiliario hace pensar en una tradición de origen sacerdotal. Los ciclos de Elías y Eliseo sugieren una tradición iniciada por sus discípulos. La estrecha relación que se nota entre el final de 2 Reg y los cap. 39 y 52 de jeremías, apunta a una fuente común. Sin embargo, dada la fecha tardía del último relato del libro (562 a. C.) se piensa más bien en dos fechas de redacción: una después de la muerte de Josías en Megiddo (609), y otra durante o después del exilio (587-535).
En general, con relación a todos los demás libros de la Biblia, 1-2 Reg tiene más paralelos lingüísticos con el Deuteronomio (v.). Hay pasajes de Reg que se distinguen por su fuerte tono deuteronómico: p. ej., la oración de Salomón en la dedicación del Templo (1 Reg 8,23-61), y el juicio religioso sobre tosías (2 Reg 23,25). También de fuerte influencia deuteronómica son las últimas palabras de David a Salomón, sobre todo la llamada a la obediencia con todo el corazón (1 Reg 2,4; Dt 6,5).
El texto original fue escrito en hebreo, conservado bastante bien con la posible excepción de 1 Reg 7. En Qumrán (v.) han sido hallados nuevos textos hebreos que se acercan bastante a la traducción griega de los Setenta, con unas omisiones y lecciones propias. Son de gran ayuda para reconstruir el texto original, porque representan una fuente primitiva, más cercana al original hebreo.

3. Mensaje religioso. Antes hemos aludido a la influencia literaria del Deuteronomio. La religiosa va más allá incluso, permeando las estructuras conceptuales en que se basa. Es probable que el Deuteronomio (literalmente, «segunda ley») sea el código descubierto (2 Reg 22,8-13) durante el reinado de Josías, que incluyó una nueva recopilación y ampliación de libros anteriores. Esto llevó
a una mayor profundización en la historia del pueblo, precisamente a la luz de las grandes verdades que Deuteronomio pone de relieve e inculca en la conciencia de los judíos: a) Yahwéh es el único Dios que ha amado a Israel y merece ser amado; en consecuencia todos los dioses falsos deben ser abandonados, total e inmediatamente (y sobre tal criterio se alaba o condena a los respectivos reyes de Israel y Júdá). b) Israel está llamado a ser una nación santa, y sus miembros deben recordar en todo momento que son siervos de un Dios Santo y Amoroso; por tanto, el amor y la fidelidad tienen que ser la regla determinante de su conducta hacia Dios y el prójimo. c) Sólo existe un lugar legítimo del culto público: el Templo de Jerusalén; los sitios «altos», lugares de montes o colinas donde se adoraba a Baal y otros dioses cananeos, tienen que ser abandonados y destruidos.
En resumen, 1-2 Reg es una reflexión inspirada teológico-histórica sobre estos ideales y una advertencia, conectada con la predicación profética, contra el abandono de tales responsabilidades por parte de los reyes y del pueblo (cfr. 1 Reg 17,7-23, donde se mencionan con detalle los diversos pecados de Israel que merecieron el castigo de Dios). Es la historia del penoso declive de la monarquía israelita, con guerras civiles y asesinatos, junto con las continuas infidelidades religiosas, aliviadas sólo a veces por reyes justos (Ezequías, Josías, Josafat, etc.). Al final llegan el juicio y castigo de Dios, como culminación de todo un ciclo de relaciones entre Yahwéh y su pueblo. Así se comprende el sentido histórico trascendente que tiene 1-2 Reg, y el juicio moral hecho a cada uno de los monarcas, tanto del norte como del sur. Es un juicio... el «haber hecho el bien o el mal a los ojos de Yahwéh» ... que de muchas maneras constituye un «examen de conciencia» para el pueblo de Israel, continuamente recordado por los profetas Elías y Eliseo. De ese pueblo purificado podrá salir un resto (v. ISRAEL, RESTO DE), nota de esperanza y vida que Isaías da al justo rey Ezequías (2 Reg 19,30; V. MESÍAS).

V. t.: ISRAEL, REINO DE; JUDÁ, REINO DE; ISRAEL, TRIBUS DE; DAVID; SALOMóN; PROFECÍA Y PROFETAS; PUEBLO DE DIOS; IDOLATRÍA II.


MICHAEL GIESLER.
 

BIBL.: J. DELORME, Los libros proféticos anteriores, en introducción a la Biblia, I, A. ROBERT y A. FEUILLET, 3 ed. Barcelona 1970, 405-429; K. SMYTH, Reyes, en Verbum Dei, I, Barcelona 1956, 802-864; L. ARNALDICH, Reyes, en Biblia Comentada por PROFESORES DE SALAMANCA, II, Madrid 1968, 387-574; A. MÉDEBIELLE, Les livres des Rois, en La Sainte Bible, III, PIROT-CLAMER, París 1964; S. GAROFALO, Il libro dei Re¡, en La Sacra Bibbia, Turín 1956; J. BECERRA, Hacia una concepción de Dios en el Libro de los Reyes, Pamplona 1971; G. Auzou, La Tradición Bíblica, Madrid 1959, 190 ss.; D. J. WISEMANN, Chronicles of Chaldean Kings in the British Museum, Londres 1956.
 

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991