Presbiterianos
Se conoce con este nombre a aquellas confesiones cristianas que, apartándose de la Iglesia católica y rechazando el orden episcopal conservaron, en cambio, una cierta organización presbiterial como forma de gobierno eclesiástico. Tienen su origen en Calvino (v.), una de cuyas preocupaciones fue la de dotar al protestantismo de una organización capaz de reemplazar el sistema jerárquico católico. Esto lo hizo por medio de un solo orden de ministros, los presbíteros, quienes, junto con representantes laicos llamados elders (ancianos), unidos en el presbytery (sínodo presbiteral), ejercen conjuntamente una autoridad parecida a la de un obispo. El sistema y las ideas calvinistas, al llegar a Inglaterra y Escocia, dieron origen al presbiterianismo; puede decirse, pues, que p. es el nombre con que se designó en los países de tradición anglosajona a quienes en los ámbitos de influjo alemán o francés se designa como reformados. Con unos 40 millones de adeptos es probablemente la denominación protestante más numerosa del mundo.
1. Origen. La más importante, y en cierto sentido la
comunidad madre de los p., es la de Escocia, que es la religión oficial del
Estado en ese país. El monarca del Reino Unido es el jefe de su sistema legal.
Así tenemos la situación anómala de que el monarca inglés desempeña la misma
función de gobernador supremo en dos comunidades religiosas de doctrina y
organización completamente opuestas: la anglicana y la presbiteriana. La
explicación de esta situación se encuentra en las diversas condiciones que
dieron origen a la introducción del protestantismo en los dos países. En
Inglaterra, la separación de Roma fue algo más bien accidental, impuesto por los
reyes por motivos personales sobre una nación que no la quería. En Escocia, en
cambio, fue un movimiento popular. En aquella época Escocia, entonces reino
independiente, fue sometida a la dominación política de Francia. La reina María
Estuardo (v.), hija de madre francesa, heredó el trono a los seis días, y a los
16 años (en 1558) se casó con el heredero y más tarde rey de Francia (Francisco
II), que murió dos años más tarde. En este ambiente, con una reina menor y
después viuda joven en manos siempre de consejeros, guiados por intereses más
bien franceses que escoceses, las aspiraciones populares escocesas tropezaron
con muchas dificultades. Las vicisitudes del reinado de María Estuardo
condujeron a la abdicación de la joven reina impuesta por Isabel I de Inglaterra
(v.) en 1568.
A la abdicación de María fue proclamado rey su hijo. Bajo la protección de
Isabel, el protestantismo tuvo libre curso en Escocia. Su principal
propagandista fue John Knox (v.). Durante un periodo de exilio, encontró a
Calvino en Ginebra, de quien aprendió el sistema presbiteriano que llegó a ser
la forma característica del protestantismo en Escocia. Al unirse las coronas de
Escocia e Inglaterra en 1603 bajo el rey Jacobo I de Inglaterra (VI de Escocia),
el rey, de formación protestante, quiso introducir el episcopado de tipo
anglicano en Escocia, pero esta tentativa, como otras subsiguientes, fracasóante
la oposición popular. A la caída definitiva de la dinastía Estuardo en 1688, el
protestantismo calvinista presbiteriano quedó establecido como la religión del
Estado en el reino de Escocia.
2. Extensión. El presbiterianismo es la religión de
la mayoría de los escoceses. Goza del uso de las antiguas catedrales, las
iglesias parroquiales, y otras propiedades y rentas pertenecientes a la Iglesia
católica en Escocia antes de la separación de Roma. Aunque hay otros grupos
minoritarios, como los católicos-romanos y los episcopalianos (v.), la situación
mayoritaria de los p. de Escocia es muy superior a la de los anglicanos en
Inglaterra. Sus doctrinas y actitudes ejercen, hasta hoy en día, una influencia
muy marcada sobre la psicología del pueblo escocés.
En Inglaterra, el presbiterianismo fue una de las formas del protestantismo que
lucharon con el anglicanismo para el control de la situación religiosa durante
el s. XVII. Pero incluso durante la breve dominación de los puritanos (v.;
1647-62) no consiguió imponerse sobre los «independientes» (V.
CONGREGACIONALISTAS), y ha quedado como una de las sectas no-conformistas (v.)
sin gran extensión en Inglaterra. En el Norte de Irlanda, en cambio, es una de
las confesiones protestantes más importantes. También en los Estados Unidos, con
unos catorce millones de miembros, es una de las denominaciones protestantes más
numerosas, y debe su origen principalmente a inmigrantes escoceses y holandeses.
3. Doctrina. Al tratar de dar un esbozo de la
doctrina de los p., es necesario recalcar que los principios originales firmes
de Calvino ya no se observan más que por una minoría de sus seguidores, y que la
doctrina presbiteriana de hoy es muy elástica, como sucede en todo el
protestantismo (v.). El documento doctrinal más importante es la Westminster
Confession, preparado en 1643-49 bajo la autoridad del Parlamento inglés durante
la breve dominación puritana en aquel país. Como todos los protestantes, los p.
rechazan la tradición eclesiástica y basan sus creencias únicamente sobre la
Biblia. No están de acuerdo con los luteranos ni en elegir los libros que forman
su canon (v.) de la S. E., ni en la actitud que debe adoptarse hacia ella.
Lutero reclamó para sí la libertad de juzgar el valor y la autoridad de cada
libro según la opinión que él tenía de la conformidad con su doctrina
fundamental de la justificación por la fe (V. LIBRE EXAMEN). Para Calvino, al
contrario, la S. E. (sin los libros deutero-canónicos), es una autoridad a la
cual se debe la obediencia por igual, es decir, sin establecer una gradación
entre libros o doctrinas. A ello se debe, quizá, la notable influencia del A. T.
en la doctrina y práctica de los p., con cierto legalismo que se manifiesta, p.
ej., en una severidad inusitada en la observancia de los domingos, con
abstención no sólo de todo trabajo, sino también de toda diversión, más parecido
al sábado judío que al festivo domingo de los cristianos. Les diferencia también
de los luteranos un mayor sentido eclesiológico (Calvino consideró la
constitución de la Iglesia como de origen divino) y un mayor sentido de
comunidad.
Los p. siguen a Calvino en su doctrina sobre la predestinación (v.). Puesto que
el hombre no puede hacer nada para salvarse y Dios tiene que hacerlo todo, se
sigue que la predestinación a la gloria es independiente de toda obra: Dios
elige a unos para la salvación y a otros para la perdición; y ese decreto divino
se cumple con independencia de lo que el hombre haga durante su vida terrena:
Esa doctrina puede conducir al laxismo: si las buenas obras no sirven para nada,
y lo único que importa es la fe en Cristo, entonces la conclusión lógica es que
mientras uno cree en Cristo puede uno hacer lo que quiera. Puede también llevar
a un rigorismo moral y a un activismo a fin de encontrar en el resultado del
obrar un signo de que se está predestinado. He aquí una de las razones de por
qué, en contraste con la tendencia luterana hacia un cierto quietismo (v.), las
comunidades de p. siempre han tratado de cristianizar la sociedad, imponiendo
una disciplina muy severa sobre las costumbres. Y la tradición de una
fiscalización severa de la conducta personal de los feligreses por las
autoridades de la iglesia local ha sobrevivido siempre entre las congregaciones
presbiterianas. Aunque estas actitudes prácticas perviven en los p., la idea de
Calvino sobre la predestinación, de la que derivan, no es mantenida en todo su
rigor y, para muchos p., es de hecho desconocida. En cuanto a los sacramentos,
los p. admiten el bautismo como el símbolo externo de la fe; lo consideran un
rito conveniente pero no necesario para la salvación. Únicamente aceptan otro
sacramento: la Cena del Señor, aunque no reconocen la presencial real de Cristo
sino solamente una presencia de tipo actualista (v. EUCARISTíA li). Dan, no
obstante, mucha importancia a la celebración de la Santa Cena. Va precedida por
una preparación muy severa con una limitación rigurosa en el número de los que
se admiten a la comunión.
No hay una liturgia fija, aunque existen libros, como el Book of Common Order,
que dan sugerencias que el ministro puede seguir según le parezca bien. También
se abandonó la celebración del año cristiano; e incluso hoy la Navidad no es día
festivo en Escocia. La presión de la costumbre social, no obstante, ha
restaurado algo de la celebración de las fiestas principales de la cristiandad
entre los presbiterianos. También hay un cierto movimiento de restauración
litúrgica.
4. Organización. Éste es, tal vez, el punto que más
caracteriza a los p., pues ésta se extiende con leves variaciones por todo el
mundo. Hay una serie de tribunales en orden jerárquico, cada uno con sus
atribuciones cuidadosamente definidas. El primero representa a la congregación
local, y consta del ministro de la parroquia (que, curiosamente, no es llamado
presbítero) y los elders (ancianos) elegidos por los miembros de la congregación
y ordenados por el ministro, quien constituye y preside el tribunal. Corresponde
a este cuerpo la vigilancia sobre la congregación local con respecto a la
disciplina y el culto. Hay también un orden de diáconos cuya función es el
cuidado de los bienes temporales de la congregación.
Los tribunales parroquiales de una región están representados por sus ministros
y algunos elders elegidos en una agrupación llamada el presbytery. Ésta
corresponde, más o menos, a una diócesis, y ejerce algunas de las funciones
propias de los obispos. Está presidido por uno de los ministros, el Moderator,
elegido anualmente, el cual, además de fomentar las empresas en común de las
iglesias de la región, tiene la función de examinar y ordenar a los candidatos
al ministerio. Cada congregación local puede elegir libremente su ministro, pero
la elección tiene que ser aprobada por el presbytery, a quien compete conferir
la ordenación si fuese necesaria. Por encima de los presbyteries hay synods que
reúnen varios presbyteries para preparar los asuntos para la consideración de la
autoridad suprema, la General Assembly (Asamblea General). Ésta consta de
ministros y elders, en proporciones iguales, elegidos por las
congregacioneslocales, y tiene la responsabilidad última en todas las cuestiones
de doctrina y de política. Su presidente es un Moderator, elegido de entre los
ministros, aunque en Escocia, donde el presbiterianismo es la religión del
Estado, hay también un Lord High Commissioner que representa al monarca como
Presidente de Honor. Es de notar que en Escocia los p. gozan de más libertad
para formular su doctrina y liturgia que la que el Parlamento concede a los
anglicanos en Inglaterra. El World Presbyterian Alliance es una organización
mundial que reúne, cada cuatro años, delegados de todos los p. del mundo.
5. Relaciones ecuménicas. El hecho de que la doctrina de Calvino considere la organización de la iglesia como un orden prescrito por la Palabra de Dios y no, como la mayoría de los protestantes, por la creación libre de sus miembros, impone cierta rigidez en las relaciones ecuménicas de los presbiterianos. Sin embargo, elementos p. han entrado en la formación de la United Church of Canada (1925), y la Church of South India (1947). En Gran Bretaña, en cambio, las conversaciones que van celebrándose durante los últimos años entre p. y anglicanos acusan poco progreso, puesto que los acuerdos teóricos de los teólogos han tropezado siempre con la oposición cerrada del pueblo escocés ante todo lo que pueda significar episcopalismo.
RONALD BARON.
BIBL.: K. ALGERMISSEN, Iglesia católica y
confesiones cristianas, Madrid 1963, 938 ss.; F. L. CROSS, The Oxford Dictionary
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Londres 1959; J. MOFFATT, The Preshyterian Church, Londres 1928; E. W. SMITH,
The Creed of the Presbyterians, Toronto 1901.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991