Patrólogos Españoles
 

1. Flórez, Arévalo y Lorenzana. Dos nombres llenan el campo de la patrología española: Enrique Flórez y Faustino Arévalo. Flórez (1701-73; v.) fue el iniciador y artífice principal de la monumental obra España Sagrada de la que publicó él personalmente 29 vol., iniciándose el primero en 1747 y redactados todos ellos con un criterio genial y cuyos asertos difícilmente han sido rectificados por la crítica. Además de los excelentes trabajos sobre tantos escritores cristianos antiguos, publica muchas de sus obras, algunas por vez primera. A su muerte le sucede M. Risco (m. 1801), publicando 13 vol. (30-42). Después varios eruditos siguen preparando otros tomos hasta el 52; con esta cifra queda la España Sagrada en 1921. Ya en nuestros días A. C. Vega (m. 1973) ha preparado otros cuatro vol. (53-56) en los años 1957-61 dedicados a la Iglesia de Granada; publica las obras de Gregorio de Elvira.

Arévalo (1747-1824), buen teólogo y conocedor profundo de Humanidades y Letras clásicas, preparó excelentes ediciones de PP. y escritores cristianos, algunas todavía no superadas. Publicó primeramente Hymnodia Hispaniaa..., Roma 1786; las obras de Prudencio, 2 vol., Roma 1788-89; las de Juvenco, Roma 1792; y las de Sedulio, Roma 1794. Pero su gran empresa fue la ed. de las obras de S. Isidoro de Sevilla en 7 vol., Roma 1797-1803, que es la mejor edición que poseemos (Miscellanea Isidoriana, Roma 1936, 364-384).

Por esta época también el arzobispo de Toledo F. A. de Lorenzana' (1722-1804), gran promotor de los estudios eclesiásticos y erudito al mismo tiempo, realizó una buena edición de los PP. toledanos, en 3 vol., Madrid 1782-83 (Montano, Eugenio, Ildefonso, Julián, etc.). Estas ediciones las incluyó Migne en su Patrología lo mismo que las de Arévalo de Isidoro de Sevilla.

2. Otros cultivadores de la patrística (s. XVI-XIX). En siglos pasados son asimismo beneméritos de la patrística española el obispo de Segorbe Juan B. Pérez (1537-97) con su Series conciliorum Hispaniae y otros trabajos; Nicolás Antonio (1617-84; v.) con su Bibliotheca Hispana Vetus, Madrid 1788, con informes y noticias sobre escritores españoles; en la misma línea se encuentra J. Rodríguez de Castro (1730-99) con Biblioteca Española, 2 vol., Madrid 1786. La obra conciliar de los PP. españoles ha tenido sus editores en García de Loaisa (ca. 1480-1546), con Collectio conciliorum Hispaniae, Madrid 1593; y en J. Sáenz de Aguirre (1630-99), con su Collectio maxima conciliorum omnium Hispaniae, Roma 1693.
En el s. XIX dos nombres son dignos de mención: F. A. González, autor de la Collectio canonum Ecclesiae Hispaniae..., Madrid 1808 (la mejor edición que hoy tenemos); y Fidel Fita (1835-1927), buen conocedor de los escritores españoles en cuanto a epigrafía. También en este siglo se puede citar aquí a M. Menéndez Pelayo (v.) con su célebre Historia de los heterodoxos españoles.

3. Patrólogos en el siglo XX. En el s. XX, Z. García Villada, con su Historia Eclesiástica de España, 5 vol., Madrid 1929-36, es uno de los primeros que promuevenestos estudios, y tiene en la obra citada bastante material patrístico español, así como en otros estudios. De mayor contenido patrístico es la obra de J. Pérez de Urbel, autor de Los monjes españoles en la Edad Media, 2 vol., Madrid 1934, y de Las letras en la época visigoda, en Historia de España, dirigida por R. Menéndez Pidal, 3 vol., Madrid 1963, 435-493. Mucho mayor es la labor de A. C. Vega; además de los cuatro volúmenes de la España Sagrada, antes citados, tiene De institutione virginum de S. Leandro de Sevilla (con 10 capítulos inéditos), El Escorial 1948; dirige la colección Scriptores ecclesiastici Hispano-latini veteris et medii aevi (El Escorial) en la que ha publicado las obras de Potamio de Lisboa, Liciniano de Cartagena, Apringio de Beja, algunas de Gregorio de Elvira, De haeresibus de Isidoro de Sevilla y otras (cfr. U. Domínguez del Val, La España Sagrada continuada por Ángel C. Vega, «La Ciudad de Dios» 171, 1958, 279-283). Es figura insigne en esta materia José Madoz (m. 1953) por sus notables estudios de fina investigación sobre identificación de obras, averiguación de fuentes y publicación de textos, tales como: Liciniano de Cartagena y sus cartas, Edición crítica y estudios históricos, Madrid 1948; Epistolario de S. Braulio de Zaragoza, Madrid 1941; y otros sobre Alvaro de Córdoba, los Concilios toledanos, particularmente el XI y el XVI, etc. (otras obras y artículos en J. Madoz, S. Isidoro de Sevilla, Semblanza de su personalidad literaria, León 1960, V-XVI, obra póstuma; y en J. Sagüés, In memoriam, «Est. Ecles.» 28, 1954, 151-158). Múltiples han sido también los estudios del que fue abad de, Silos L. Serrano.

Cultivan en la actualidad los estudios patrísticos con aportaciones valiosas J. A. de Aldama, autor de El símbolo Toledano, 1, Su texto, su origen, su posición en la historia de los símbolos, Roma 1934, y de otros trabajos sobre Baquiario, etc. En el aspecto filológico M. C. Díaz y Díaz, autor de Index Scriptorum latinorum Medii Aevi hispanorum, Salamanca 1958, y de Anecdota wisigothica, Salamanca 1958. U. Domínguez del Val tiene una obra de carácter general: Patrología Española, Madrid 1956, y otros estudios sobre Osio de Córdoba, Eutropio de Valencia, Paciano de Barcelona, etc. J. Vives, especialista en epigrafía, tiene: Oracional visigótico, ed. crítica, Barcelona 1946, y otros sobre Dámaso, Prudencio, Isidoro, etc. Á. Fábrega Grau ofrece un valioso estudio sobre pasionarios en Pasionario Hispánico, 2 vol., Madrid 1953 (dedica el vol. 2 a publicación de textos). L. Rubio ha publicado San Paciano, Obras, Barcelona 1950, ed. crítica que mejora las anteriores, aunque no sea definitiva. Es aceptable la ed. crít. de V. Blanco García, profesor en la Univ. de Zaragoza, del De virginitate B. Mariae de S. Ildefonso de Toledo, Madrid 1937. J. Campos ha publicado Juan deBiclaro, obispo de Gerona, Su vida y su obra, Madrid 1960, que mejora la ed. crít. de la Crónica editada por T. Mommsen. R. Fernández Pousa, en S. Valerio, Obras, ed. crít. Madrid 1942, reúne la mayor parte de las obras del Bergidense, aunque la edición no sea muy aceptable. F. Rivera ha estudiado de modo especial a Eugenio de Toledo con estos trabajos: Estudio hagiográfico sobre S. Eugenio de Toledo, Toledo 1963, y S. Eugenio de Toledo y su culto, Toledo 1963; es, en cambio, de escaso valor la biografía sobre S. Julián de Toledo: S. Julián, arzobispo de Toledo, Barcelona 1944. A. Mundó es conocido por sus estudios sobre Baquiario («Studia Monastica» 7, 1965, 247-303), monaquismo y otros temas. M. Álamo en la Enciclopedia España-Calpe, años 1934-42, dio buenas notas bibliográficas valoradas sobre patrística española, a más de otros trabajos sobre Braulio de Zaragoza y Apringio de Beja. J. Pinell es la primera autoridad sobre liturgia mozárabe. Tiene buenos estudios L. Robles. Mucha riqueza patrística encierra la obra de J. Fernández, La cura pastoral en la España romano-visigótica, Roma 1946. En esta materia también destaca José Orlandis, autor de valiosos trabajos sobre autores, monaquismo, historia del derecho, etc., especialmente de la España visigótica. A. Olivar es conocido por su edición del Sacramentario de Vich. También es conocido D. Ruiz Bueno por sus ediciones y traduciones de los Padres Apostólicos, Padres Apologistas griegos, Actas de los mártires, etc.
Finalmente, destacan como patrólogos: A. Orbe, por sus estudios sobre los gnósticos y en general la patrística prenicena; I. Ortiz de Urbina, como especialista en símbolos y en patrología siriaca; y M. Gordillo.
 

U. DOMÍNGUEZ DEL VAL.
 

BIBL.: U. DOMÍNGUEZ DEL VAL, Estado actual de la Patrología española, «Rev. Española de Teología», 22 (1962) 409-425; y las obras citadas en el texto.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991