PATROLOGÍA

1. Concepto e introducción. La Patrología (ciencia que trata de los Padres) es la disciplina teológica que estudia la vida, los escritos y la doctrina de aquellos autores de la Antigüedad conocidos bajo el nombre de Padres de la Iglesia (v.) y de aquellos otros que, aunque no se les aplica propiamente ese título de Padre, forman parte de la misma época y están relacionados con ellos: es decir, los llamados escritores eclesiásticos primitivos (v.) e incluso los herejes, puesto que entre todos ellos existen estrechísimas relaciones culturales, históricas y literarias, y además muchas veces los PP. fueron estimulados por los escritores heterodoxos en cuanto a la formulación científica y solución de los problemas doctrinales planteados. Otras obras literarias de la antigüedad cristiana, tales como los textos de la liturgia (v.), las actas de los Concilios (v.) y las actas de los mártires (v.), las vidas de santos (v. t1AGIOGRAFíA), los símbolos (v. FE ii), etc., pertenecen sólo indirectamente al campo de la Patrología, en cuanto están relacionadas también con la Tradición (v.) de la Iglesia, es decir, con la transmisión de la Revelación.
El luterano Juan Gerhard (m. 1637) fue el primero en usar el nombre de Patrología, en el título de una obra suya: Patrologia, sive de primitivoe Ecclesiae christianae Doctorum vita ac lucubrationibus opus postumum, Jena 1653. Pero aunque el nombre sea relativamente reciente, la idea de una historia de la literatura cristiana con una perspectiva teológica es antigua; se puede decir que comienza ya con Eusebio de Cesarea (v.) y S. jerónimo (v.).
Junto al nombre de Patrología se usa también el de Patrística. Entre ambos hay diferencias de matiz. La Patrística considera al Padre de la Iglesia fundamentalmente en un transfondo dogmático y busca en él el testimonio fehaciente de que la Tradición (v.) de la Iglesia ha sido ininterrumpida y mantenida por todos, de modo que se encuadra con la Dogmática o con la Historia de los Dogmas. La Patrología, en cambio, estudia el Padre de la Iglesia bajo el aspecto fundamentalmente literario y coincide más con la disciplina teológica denominada Historia de la Literatura Cristiana Antigua. En la práctica, sin embargo, muchas veces los términos tienden a identificarse. El estudio de los PP. interesa no tanto por sus aportaciones u opiniones personales en el campo de la Teología o Filosofía, o de cualquier otra ciencia, sino sobre todo en cuanto testigos de la Tradición de la Iglesia. Si los PP. llaman verdad revelada a una doctrina de fe o costumbres, ello es un seguro testimonio de la tradición apostólica y funda certeza de fe, porque en su unanimidad (que no es necesario que sea absoluta) se representa la fe de la Iglesia universal (v. PADRES I, 2).
Para el estudio de los PP. (su autoridad, época patrística y sus periodos, etc.), v. el art. PADRES DE LA IGLESIA; para su papel e importancia en la transmisión de la Revelación, v. t. TRADICIÓN. Aquí, en este art., haremos un estudio de conjunto de la Patrología (obras principales, ediciones de Padres, revistas, etc.); y en los arts. siguientes se estudiarán más detenidamente los patrólogos españoles (v. II), las colecciones de textos patrísticos (v. ni), y, finalmente, la actitud de los PP. ante la Filosofía: la llamada filosofía patrística (v. Iv).

2. Patrólogos y obras principales de Patrología. La Historia Ecclesiastica de Eusebio de Cesarea (v.) es la fuente principal en cuanto a la Antigüedad. Si bien no trata directamente de los autores cristianos que le precedieron, contiene un caudal inapreciable sobre éstos y sus escritos hasta el punto que algunos datos sólo gracias a él los conocemos. El primero en componer un catálogo detallado de los escritores cristianos antiguos fue S. Jerónimo (v.); es el De viris illustribus (a. 392). Consta de 135 artículos y da noticias incluso de los mismos evangelistas como de escritores judíos (Filón, Flavio Josefo, etc.). Se admite comúnmente que en cuanto a la forma depende de Suetonio, y en cuanto al contenido de Eusebio; adolece de ciertas lagunas y equivocaciones en cuanto datos o noticias originales.
El catálogo de S. Jerónimo fue continuado bajo el mismo título por Genadio (v.) de Marsella (ca. 480); consigna a autores que vivieron a fines del s. v y añade un total de 97 a 98 noticias, quizá algunas interpoladas. Finalmente, continúan la obra de Genadio, mostrando un interés particular por los escritores españoles, tanto S. Isidoro de Sevilla (m. 636; v.) como su discípulo S. Ildefonso de Toledo (m. 667; v.). En Bizancio, merece atención el patriarca Focio (m. ca. 891; v.) cuyo Myriobiblion o Biblioteca (PG 103 y 104) archiva 279 notas de obras o autores que él mismo había leído y que únicamente nos son conocidas por dicho documento.
Se puede afirmar que el Medievo no descuida la historia de la literatura cristiana. Merecen ser citados el Catálogo de Ebedjesu, metropolita de Nísibe (que lo escribe en 1298) y cuya publicación la encontramos en Assemani (Bibliotheca orientalis, III,1) y el De scriptoribus ecclesiasticis (a. 1494) del abad Juan Tritemio (en PL 213,959 ss.). En Occidente, tanto Sigberto de Gembloux (m. 1112) con su De viris illustribus (PL 160,547 ss.) como Honorio de Autun (ca. 1122) con el De luminaribus Ecclesiae (PL 172,197 ss.), en lo que respecta al periodo patrístico, tienen su fuente en S. Jerónimo y en Genadio. Por tanto, la utilidad e importancia de tales obras se refiere sobre todo a las partes en que tratan a autores de su época.
En el s. XVI tiene lugar un gran resurgimiento de los estudios patrísticos. A ello contribuyó el Conc. de Trento (v.), que dio origen a un movimiento teológico encaminado a poner de relieve el carácter tradicional de lo definido en los textos conciliares. Como consecuencia, entre el s. XVI y XVIII aparecen obras de información general sobre los Padres, se inician ediciones y colecciones y se escriben obras de teología positiva patrística (v. MODERNA, EDAD III, 5 ss.).
Entre las obras sobre literatura cristiana antigua citadas más a menudo conviene resaltar las siguientes: 1) la deL. 'S. Le Nain de Tillemont, titulada Mémoires pour servir á l'histoire ecclésiastique des six premiers siécles, París 1693-1712, 16 vol.; 2) la del benedictino O. R. Ceillier, Histoire générale des auteurs sacrés et ecclésiastiques, París 1729-63, obra que fue reeditada de 1858 a 1869; 3) la de L. E. Du Pin, Nouvelle bibliothéque des auteurs ecclésiastiques, París 1686-1714, la cual, quizá por su matiz galicanista y por su irrespetuoso lenguaje, fue incluida en el índice de libros prohibidos; 4) la de W. Cavé, Scriptorum ecclesiasticorum historia litteraria. Londres 1688, y que fue completada por H. Wharton en 1689, Oxford 1740-43; 5) y, finalmente, la de Fabricius, Bibliotheca graeca, seu notitia scriptorum veterum graecorum, reeditada por J. Chr. Harlez en Hamburgo 1790-1800. En toda esta época no faltaron las obras de autores protestantes que se vieron obligados a ocuparse de los PP. con la finalidad de poder defender su posición teológica.
Durante los s. XIX y XX se puede constatar un resurgir de los estudios acerca de esta materia. Conviene recordar las obras de: J. A. MShler, Patrologie, Ratisbona 1840; J. Virschl, Lehrbuch der Patrologie und Patrístick, Mainz 1881-85, 3 vol.; Fessler-Jungmann, Institutiones Patrologiae, Insbruck 1890-96, 2 vol., obra ésta valorada sobre todo en lo que respecta al estudio que hace de los PP. del periodo último de la Patrística (ss. v-VII); O. Bardenhewer, Patrologie, 3 ed. Friburgo Br. 1910, y Geschichte der altchristlichen Literatur, 5 vol., Friburgo Br. 1913-32; H. Kihn, Patrologie, 2 vol., Paderborn 1904-08; H. Jordan, Geschichte der altchristlichen Literatur, Leipzig 1911; A. Harnack, Geschichte der altchristlichen Literatur bis Eusebius, 3 vol., Leipzig 1893-1904; G. Krueger, Geschichte der altchristlichen Literatur in den ersten fahrhunderten, Friburgo Br. 1895, y el suplemento publicado en 1897; I. Tixeront, Mélanges de patrologie et d'histoire des dogmes, París 1921; H. Lietzmann, Christliche Literatur, Leipzig 1923; F. Cayré, Précis de Patrologie, 2 vol., París 1927-30 (ampliado con Historia de la teología en 1950-55); E. I. Goodspeed, A History of early christian literature, Chicago 1942; U. Mannucci, Istituzioni di patrologia, ed. de A. Casamassa en Roma 1948-50; B. Altaner, Patrologie, 2 ed. Friburgo 1950 (trad. esp., 5 ed. Madrid 1962); y, finalmente, J. Quasten, Patrology, 3 vol., Utrecht-Bruselas 1950, 1953 y 1960 (2 ed. esp. Madrid 1968 ss.).
En estos siglos, el campo se va deslindando un tanto y aparecen estudios que tratan sobre literatura griega, o latina u oriental.
Las obras principales con respecto a la Patrística griega son: K. Krumbacher y A. Ehrhard, Geschichte der byzantinischen Literatur, 2 ed. Munich 1897, 37-218; P. Batiffol, La Littérature grecque: Bibliothéque de 1'enseignement de Phistoire ecclésiastique. Anciennes littératures chrétiennes, 3 ed. París 1901; O. Stáhlin, Die altchristliche griechische Literatur, en W. v. Christ Geschichte der griechischen Literatur, 2 vol., 6 ed. Munich 1924, 1105-1500; J. M. Campbell, The Greek Fathers, Londres 1929; H. v. Campenhausen, Griechische Kirchenváter, Stuttgart 1955; y M. Pellegrino, Letteratura greca cristiana, Roma 1956.
De entre las obras especiales sobre Patrística latina conviene hacer notar las siguientes: P. Mouceaux, Histoíre littéraire de 1'Afrique chrétienne depuis les origines jusqu'á L'invasion arabe, 7 vol., París 1901-23; Id., Histoire de la littérature latine chrétienne, París 1924; R. Pichon, Études sur 1'histoire de la littérature latine dans les Gaules, París 1906; P. de Labriolle, Histoire de la littérature latine chrétienne, París 1924; U. Moricca, Storia delta letteratura latina cristiana, Turín 1925-34; L. Salvatorelli, Storia della letteratura latina cristiana, dalle origini alla metá del VI secolo, Milán 1936; J. de Ghellinck, Littérature latine dumoyen áge, 2 vol., París 1939; M. Pellegrino, Letteratura latina cristiana, Roma 1957; y H. v. Campenhausen, Late¡nische kirchenvüter, Stuttgart 1960.
Finalmente, algunos estudios especiales sobre Patrística oriental: A. Baumstark, Die christlichen Literaturen des Orients, 2 vol., Leipzig 1911-14; Id., Geschichte der syrischen Literatur, Bonn 1922; J. B. Chabot, Littérature syriaque, París 1935; I. Ortiz de Urbina, Patrologia Syriaca, Roma 1958; E. Cerulli, Storia della letteratura etiopica, Milán 1956; J. Karst, Littérature géorgienne chrétienne, París 1934; N. Akinian, Untersuchungen zur Geschichte der armenischen Literatur, Viena 1938; G. Bardy, Les premiers temps du christianisme de langue copie en Égypte, en Mémorial Lagrange, París 1940, 203-216; y, por último, G. Graf, Geschichte der christlichen arabischen Literatur, 5 vol., Roma 1944-53.

3. Principales ediciones de textos patrísticos. En la edición de los textos patrísticos a lo largo de la historia, se suele distinguir tres momentos: el s. XVI, los s. xv11 y XVIII y el s. XIX.
El primero es el de las ediciones llamadas princeps hechas por hombres del humanismo (v.) renacentista tales como Erasmo, Froben, etc. Algunas de ellas han adquirido el valor de manuscritos por haberse extraviado los originales en éstas reproducidos. El segundo lo forman las ediciones de dichos siglos realizadas principalmente por los benedictinos de S. Mauro, por los jesuitas y los oratorianos. Y, finalmente, el que ve aparecer las nuevas ediciones debidas en gran parte a los últimos descubrimientos y a la mayor posibilidad de publicación.
La primera de las grandes colecciones de textos patrísticos tiene por autor al canónigo Marguerin de la Bigne (m. 1589), Bibliotheca Sanctorum Patrum, 9 vol., París 1575-79 (v. 111, 2). Merecen también especial mención las ediciones de A. Mai, Scriptorum veterum nova Collectio e Vaticanis codicibus edita, 10 vol., Roma 1825-38; Id., Spicilegium Romanum, 10 vol., -Roma 1839-44; Id., Nova Patrum Bibliotheca, 7 vol., Roma 1844-54; las dos ediciones de J. B. Pitra, Spicilegium Solesmense complectens Sanctorum Patrum scriptorumque' ecclesiasticorum anecdota hactenus opera, selecta e grecis orientalibusque e latinis codicibus, 4 vol., París 1852-58, y la Analecta sacra spicilegio Solesmensi parata, 4 vol., París 1876-84. Pero la edición que en la práctica ha suplementado a todas es la de J. P. Migne (v.), con su monumental Patrologiae cursus completus (v. 111, 3).
A pesar de todas las críticas de que ha sido objeto la Patrología de Migne, lo cierto es que su edición es una obra fundamental que seguirá siendo insustituible durante mucho tiempo. Se han hecho laudables esfuerzos por editar obras semejantes a la de Migne, abarcando todos los textos y escritos de los Padres y antiguos escritores cristianos, y mejorando críticamente los mismos. En primer lugar, por parte de los editores del Corpus scriptorum ecclesiasticorum Latinorum, Academia de Viena 1866 ss., del que han aparecido más de 76 vol. En segundo lugar, por los de Monumenta Germaniae historica, Auctores antiquissimi, 13 vol., Berlín 1877-98. También el de los del Die griechischen christlichen Schriftsteller der ersten drei fahrhunderte, Academia de Berlín desde 1897; han aparecido unos 52 vol. Y, finalmente, el realizado por los monjes que publican el Corpus christianorum seu nova patrum collectio, cura monachorum abbatiae S. Petri Steenbrugis, París 1953 (v. 111, 4).
Hay además grandes ediciones de las obras de autores orientales. Enumeramos: 1) Patrologia syriaca de R. Graffin, publicada en París, durante los años 1894-1926, 3 vol. 2) Patrologia orientales de R. Graffin y de F. Nau, también publicada en París 1907 ss.; han aparecido 36 vol.; los distintos textos orientales van acompañados de la correspondiente traducción latina, francesa o inglesa. 3) Corpus scriptorum christianorum orientalium publicado en París 1903 ss. y continuado en Lovaina-Washington, por J. B. Chabot, J. Guidi, H. Hyvernat, B. Carra de Vaux, J. Fourguet y, en la actualidad, por R. Draguet; la colección comprende siete series, que se distinguen por el color de las cubiertas: scriptores aetíopici, arabici, armeniaci, coptici, iberici, syri y subsidia; ya han aparecido 329 vol. (v. ii1, 4).
Existen grandes colecciones que contienen a la vez textos patrísticos y estudios críticos, de entre las que citamos: 1) Texte und Untersuchungen zur Geschichte der alchristlichen Literatur, publicado en Leipzig 1882 ss. por O. Gebhardt, A. Harnack, C. Schmidt y E. Klostermann. 2) Texts and Studies. Contribution to Biblical and Patristic Literature de J. A. Robinson, Cambridge 1891-1952. 3) Y Studi e Test¡, Publicazioni della Biblioteca Vaticana, Roma 1900 ss.

4. Traducciones principales de textos patrísticos. La llevada a cabo por la Biblioteca de Autores cristianos, Madrid 1949 ss., bajo los auspicios de la Univ. Pontificia de Salamanca; Sources Chrétiennes, der. H. de Lubac y J. Daniélou, París 1942 ss.; The Fathers of the Church, ed. R. 1. Deferrari en Nueva York 1947 ss.; la Bibliothek der Kirchenvüter. Eine Auswahl patristicher Werke in deutscher Uebersetzung, de O. Bardenhewer, Th. Schermann, C. Weyman, Kempten 1911-30; y la publicada por P. Ricaldone, Corona Patrum Salesiana. Sanctorum Patrum Graecorum et Latinorum opera selecta, addita interpretatione vulgar¡, Turín 1934 ss. (v. t. 111, 5-6).
5. Centros, Congresos y revistas de Patrología. Centros. Por el momento existen solamente dos: 1) Pontificio Instituto de Estudios Orientales, de Roma fundado por Benedicto XV con el motu proprio Orientis Catholici del 15 oct. 1917; 2) Instituto Patrístico «Augustinianum» fundado por Paulo VI el 4 mar. 1970. El primero a cargo de los padres jesuitas y el segundo bajo la tutela de los padres agustinos.
Congresos. Desde 1951 viene celebrándose, cada cuatro años, en Oxford, el Congreso Internacional de Estudios Patrísticos; a él acuden especialistas de todo el mundo para discutir sobre cuestiones relativas a los temas patrísticos. Los trabajos leídos en el congreso son publicados en la colección Texte und Untersuchungen zur Geschichte der altchristlichen Literatur, de la Akademie-Verlag, de Berlín.
Hay que hacer notar que desde el 22 sept. 1969 se han celebrado dos Coloquios Internacionales sobre Gregorio de Nisa. El primero de los cuales en Chevetogne, organizado por Le Centre de Recherche sur PHellénisme tardif de la Sorbona; y el segundo organizado por el prof. H. Dórries en Freckenhorst (be¡ Miinster) durante los días 18-23 sept. 1972.
Revistas. Entre ellas pueden reseñarse: a) Orientalia Christiana periodica, del Instituto Oriental de Roma, fundada en 1935, de aparición semestral. b) Augustinianum, del ya mencionado Instituto Patrístico, fundada en 1961 y que aparece cada cuatro meses. c) Vigiliae Christianae, fundada en Amsterdam en 1947, con una periodicidad trimestral. Y d) Vetera Christianorum del Instituto de Literatura Cristiana Antigua de la Univ. de Bar¡ (Italia); aparece desde el 1964 con uno o dos números por año.

V. t.: III; PADRES DE LA IGLESIA.


I. IBÁÑEZ IBÁÑEZ.
BIBL.: Además de la citada en el texto: 1. MADOZ, Un decenio de estudios patrísticos en España (1931-40), «Rev. Española de Teología», 1 (1941) 9'19'-962; 1. ORTIZ DE URBINA, Un decenio di studi patristici, «Civiltá Cattolica», 1 (1941) 296-305; B. ALTANER,PATRISTICA Y PATROLOGIA IIDer Stand der patrologischen Wissenschaft und das Problem einer neuen altchristlichen Literaturgeschichte, en Miscellanea Mercati, 1, Roma 1946, 483-520; J. MADOZ, Segundo decenio de estudios sobre patrística española (1941-50), en Estudios Onienses ser. 1, 5, Madrid 1951; M. PELLEGRINO, Un cinquantennio di studi patristici in Italia, «Scuola Cattolica», 80 (1952) 424-452; U. DOMÍNGUEZ DEL VAL, Cuatro años de bibliografía sobre patrística española (195154), «Rev. Española de Teología», 15 (1955) 399-444; W. SCHNEEMELCHER, Bibliographia Patristica, Berlín 1959 ss. Esta colección dedica un volumen por año a partir de 1956.