PABLO DE LA CRUZ, SAN


Fundador de los Pasionistas (v.), misionero, director de almas y apóstol del Crucificado que, por su espiritualidad de la Pasión, es considerado como el místico italiano más esclarecido del siglo XVIII.
     
      Primeros años. Las vicisitudes de su época -n. en Ovada (Italia), 3 en. 1694, m. en Roma, 18 oct. 1775de la que, como escribe él mismo, «la pobre Italia estaba en gran desolación y ruina» (Lettere, 1,438; así citaremos sus cartas, indicando Vol. y p.), y aún más las precedentes, produjeron la ruina económica de su familia, antes noble, distinguida y acomodada. En su infancia y juventud P. sigue a su familia en su continuo cambiar de lugar y aunque frecuenta las escuelas locales y se dedica al estudio en Génova, aprovecha su estancia en este centro comercial para colaborar en los negocios de su padre «sabiendo industriarse para afrontar riesgos, soportar desastres, habituándose a tratar, discutir, convencer y ganarse las simpatías de todos» (E. Zoffoli C. P., S. P. della C. Storia critica, L120).
     
      Recientemente (6-13 jul. 1967) se han obtenido nuevos datos sobre su constitución física y moral, al ser sometidos a examen médico-legal sus restos, conservados en la basílica de los SS. Juan y Pablo de Roma. El Dr. Zacchi, de la Comisión Médica de la S. C. de Ritos, examinando el esqueleto, que «presenta buenas condiciones de conservación..., lo que permite un buen estudio antropométrico», deduce los datos relativos al índice cránico, ángulo facial -no inferior a 76,5°-, estatura -1,71 m.-, edad, etc. De todo esto resulta que «el santo debía ser de constitución robusta y sana. Lo demuestran los huesos bien desarrollados. El cráneo es perfecto; la frente amplia indica un tipo inteligente; la mandíbula, en ángulo recto, testimonia un carácter volitivo. Los huesos tarso y metatársicos, muy bien desarrollados, revelan un gran caminador, que desde su juventud debió estar en continuo movimiento. No hay duda que debía ser un temperamento fuerte física y moralmente» (Acta Congregationis a SS. Cruce et Passione D.N.J.C., vol. 24, 1967, 2a parte, 28-34).
     
      Entre los años 1713-14 oyó un «discurso familiar del párroco» que le hizo cambiar de orientación. Evocando aquellos días hablará siempre de su conversión, que no debe entenderse en sentido verdadero y propio, ya que hasta entonces había «vivido siempre ejemplarmente». Quiso retirarse a la soledad de una ermita (hacia 1715); quiso ser militar «sin paga alguna», para combatir a los turcos y se alistó como voluntario, pero por inspiración divina desistió de ello. Volvió a los negocios y obligado a ayudar a su familia no pudo realizar su deseo de «llevar una pobre túnica negra», «andar descalzo, vivir en absoluta pobreza», «hacer vida penitente», «reunir compañeros para después, junto con ellos, promover entre los fieles el santo temor de Dios» (Lettere IV,217). Su destino se va poco a poco delineando, y en el verano de 1720, «me vi en espíritu vestido de negro hasta los pies, con una cruz blanca en el pecho y bajo la cruz estaba escrito el nombre santísimo de Jesús en letras blancas» (IV,218). A ésta siguieron otras visiones intelectuales hasta aquella de la Virgen que disipó toda duda acerca de su vocación de fundador (v. PASIONISTAS).
     
      Una de las etapas más transcendentales de su vida son los 40 días de retiro en la iglesia de S. Carlos de Castellazzo. En ellos escribe su Diario Espiritual (23 nov. 1720-1 en. 1721) y las Reglas (2-7 dic. 1720).
     
      Misionero. Contemporáneo de Alfonso de Ligorio y de Leonardo de Puerto Mauricio, en la época de mayor esplendor misional de Italia, imprimió un sello especial a su labor apostólica. Lo espectacular de estas misiones es suficientemente conocido y también él lo practicó en un principio, si bien fue desterrando todo este montaje exterior que «más que a otra cosa contribuye a disipar a las gentes y las distrae de la meditación de las máximas eternas que han oÍDo predicar» (Summ., 1,520,183).
     
      La característica dominante de su vida fue el Misterium Crucis. Lo vivió y lo predicó. Con todo derecho se le puede llamar el Apóstol de Jesús Crucificado, «dotado de singular caridad para predicarlo». En sus misiones la meditación de la Pasión es «el fruto principal» y «cosa que jamás debemos dejar» (Lettere, 11,847) porque «en la Pasión está todo» (1,558), siendo «medio eficacísimo para la conversión de los pecadores y la perseverancia de los justos» (IV,203), «el medio más eficaz para extirpar los vicios y plantar la verdadera piedad» (11,213), «para destruir la iniquidad y encaminar las almas a gran santidad» (11,270), ya que «en el gran mar de la Pasión se recogen las perlas de todas las virtudes» (11,725), conduciendo, por tanto, al alma «a la íntima unión con Dios, al recogimiento interior y a la más sublime contemplación» (1,582). P. no trata sólo de convertir, sino de llevar a la perfección más alta y por eso interesa de sus discípulos, adoctrinados y religiosos la promesa de que meditarán diariamente en la Pasión. Si desde su juventud se sintió abrasado por el amor a las almas y «el continuo deseo de la conversión de todos los pecadores no se aleja de mí», como anotó en su Diario (15-18 dic. 1720), a lo largo de los años la experiencia le hace ver que no existe medio mejor que predicar y meditar sobre Cristo Crucificado.
     
      Antes del 7 jun. 1727, fecha de su ordenación sacerdotal en San Pedro de Roma, recibida de manos de Benedicto XIII, se ocupó asiduamente en el apostolado. El 1 abr. 1731 obtiene del obispo de Soana y Pitigliano autorización para dar misiones cuantas veces fuese llamado y el 18 jul. del mismo año, por un Breve de Clemente XII, la facultad de impartir la bendición apostólica y la indulgencia plenaria al final de las mismas. Dicha facultad se limitaba a estas dos diócesis y por sólo siete años. Por un Breve del 22 en. 1738 obtiene del mismo Pontífice estas facultades para toda Italia y se le confiere el título de Misionero Apostólico.
     
      Su carrera apostólica propiamente dicha comienza en 1731 y termina en sept. 1769, cuando predicó su última misión en S. María in Trastevere de Roma. Misionó más de 30 diócesis y casi siempre daba, al mismo tiempo o inmediatamente después, cursos de Ejercicios al clero y a los monasterios de los lugares misionados.
     
      Se conservan 87 sermones suyos en dos votúmenes de518 páginas que él, en su humildad, confiesa que «esto poco que he escrito lo he sacado de otros libros aquí y allá, principalmente del Svegliarino» (Lettere, 11,754-55; se refiere al libro Svegliarino cristiano, Milán 1719, traducción italiana de El Despertador cristiano de Mons. José de Barcia y Zambrana, Obispo de Cádiz.
     
      Director de almas. Durante su vida escribió muchísimas cartas y los destinatarios de las conservadas pertenecen a las más diversas clases sociales. Como director de almas van dirigidas en su mayoría a laicos, siguiéndole los religiosos. Sus dirigidos llegan rápidamente a la vida mística y la razón hay que ponerla en el camino seguido: el Misterium Crucis. Este ministerio era contrario a sus inclinaciones y a sus múltiples actividades de misionero y fundador, aparte de considerarse desprovisto de las cualidades que deben adornar a los directores. «Tiemblo con sólo pensar en dirigir almas puesto que carezco de habilidad para ello» (Lettere 1,382). «He rehusado siempre hacerlo, a no ser cuando he visto que así lo quería Dios (1,380). «Lo he hecho al cabo de larga oración» (1,381). «Además de ser muy docto, el director deberá ser hombre de altísima contemplación, ya que sin experiencia, no se entienden las altísimas y estupendas maravillas que Dios realiza en el alma» (11,496). Sin embargo, «tenía una experiencia tan profunda y vasta..., es tan clarividente, amable y acogedor que resulta el más alentador de los directores y el más abierto de los maestros..., dirige con mano segura a cuantos se encomiendan a él» (M. Viller, S. J., La volonté de Dieu... 134; v. bibl. en PASIONISTAS).
     
      Vida interior. Hacia la época de su conversión -19 años- había ya pasado por las purgaciones activas y pasivas; se había corregido de sus defectos -si es que alguna vez los tuvo-, y se había consagrado a una vida de perfección. Desde los 19 a los 30 (1713-25) tuvo consuelos mezclados con grandes pruebas. Para todos los grados de oración ordinaria y contemplativa. Hacia los 28 ó 29 años (1722-23) recibe el desposorio místico. De 1725 a 1770 -de los 31 a los 76 años-, transcurren 45 años de arideces y desolaciones, endulzadas por algunos consuelos y algunos favores místicos. De los 76 a los 81 (1770-75) transcurre un último periodo en el que no se sabe si la mayor parte la ocupan los consuelos o las desolaciones, si bien los primeros aumentan al aproximarse la muerte.
     
      Por eso no sorprende que su dirección fuese y sea considerada carismática, basada en los grandes autores -Taulero, S. Juan de la Cruz, S. Teresa de Jesús, S. Francisco de Sales, a quienes leía asiduamente-, y en la práctica de tantos años de ministerio.
     
      Rodeado de sus hijos espirituales -entre ellos S. Vicente Ma Strambi y Mons. Struzzieri, primer obispo de la Congregación-, expiró en el retiro de los SS. Juan y Pablo de Roma, donde había sido visitado por sus admiradores y amigos Clemente XIV y Pío VI. Pío IX lo beatificó el 1 mayo 1853 y lo canonizó el 29 jun. 1867. Su fiesta se celebra el 28 de abril.
     
      V. t.: PASIONISTAS.
     
     

BIBL.: Las principales ediciones de los escritos de SAN PABLO DE LA CRUZ son: Diario Spirituale, texto crítico, intr. y notas de E. ZOFFOLI C. P., Roma 1964; Lettere di S. P. della Croce, recogidas y anotadas por A. DELLA MADRE DEL Buont PASTORE, 4 vol. Roma 1924; Regulae et Constitutiones Congr. SS. mae Crucis et Passionis D.N.J.C., ed. crítica F. GiORGINI, C. P., Roma 1958; Cartas y diario espiritual de S. Pablo de la Cruz, ed. B. MONSEGú E. P. e intr. B. DE SAN PABLO, Madrid 1968 (con amplia bibliografía). Biografías y estudios: E. ZOFFOLI C. P., S. P. della Croce. Storia critica, Roma 1963-68 (con _tnplia bibliografía); ÍD, Paolo della Croce, en Bibl. Sanct. 10,232-257; VINCENZO M° DI S. PAOLO C. P. (S. Vicent: M° Strambi), Vita del Ven. SercoPABLO, LUIS DE - PABLO DE SAMOSATAdi Dio P. P. della Croce.... Roma 1786; Luis T. DE JESús AGONIZANTE C. P., Vida de S. P. de la Cruz, Santiago de Chile 1914; C. ALMERAS, S. P. de la Cruz, Fundador de los Pasionistas, Bilbao 1960; JUAN DE LA CRUZ C. P., S. P. de la Cruz. Su vida. Sus virtudes, Zaragoza 1956; PAULINO A. DE LA DOLOROSA C. P., Año Cristiano, BAC, II, Madrid 1959, 211-216; GAETAN C. P., S. P. de la Croix, Apótre et Missionnaire, Tirlemont 1933; ÍD, S. P. de la Croix, Maitre de la vie spirituelle, en «Revue d,Ascétique et Mystique», VIII (1927) 325-392; BASILIO DE S. PABLo C. P., La suave y dulce dirección de S. P. de la Cruz, en «Vida Sobrenatural», 58 (1957) 347-357.

 

M. BARRA RODRIGUEZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991