NICOLÁS DE BARI, SAN


Obispo de Mira (en Licia, Asia Menor; corresponde a la localidad turca llamada actualmente Dembre), en el s. IV. Sus reliquias se veneran en Bar¡ (Italia).
      Muy poco se conoce de la vida de este santo. No existen testimonios auténticos contemporáneos. Las Vidas más antiguas son posteriores en algunos siglos a la época en que se cree que vivió. Se considera en efecto que n. en Patara (Asia Menor) ca. 270, y que m. un día 6 de diciembre de un año entre 345 y 352. Tal como ocurre con algún otro santo de la antigüedad, lo poco y por lo demás incierto que se conoce de la figura de N. contrasta evidentemente con la universalidad de su fama y de su culto, con la popularidad de que goza en Oriente y en Occidente, aun en los tiempos modernos, y con la abundancia de leyendas creadas en torno a él.
      La mención más antigua a San N. está contenida en un documento del s. VI, la Praxis de Stratelate, en la que se narra cómo el santo impidió la ejecución injusta de tres soldados condenados por Constantino. Según un Passionarium de la época de S. Gregorio Magno (590-604), N. tuvo que sufrir vejaciones durante la persecución de Diocleciano, y participó en el Conc. de Nicea (325); en la lista, sin embargo, de los asistentes a dicha asamblea no figura el nombre del obispo de Mira.
      La vida de San N. más antigua que conocemos es la Vita per Michaelem, de un anónimo de principios del s. IX, que recoge los datos de las tradiciones orales concernientes al santo; constituyen la base de las otras vidas que sé redactaron posteriormente. Una de éstas, la compilación del patriarca Metodio de Constantinopla, que data de los años 842-846, constituyó la fuente principal de la versión latina de la Vida y Milagros de S. Nicolás, redactada por Juan, diácono de Nápoles, a finales del s. IX, sobre la cual a su vez se compondrá la Leyenda de San N. que forma parte de la Legenda Aurea o Leyenda de los Santos de Jaime de Varazze (m. 1298). Esta obra, por lo que se refiere a N., ofrece un resumen de todas las piadosas y maravillosas historias que se contaban del santo, añadiendo además hechos atribuidos en realidad a un homónimo obispo de Pinara, muerto en 564.
      Según la leyenda, ya desde el nacimiento de N. los prodigios se suceden uno tras otro. Lactante, los miércoles y viernes mama una sola vez al día. Ya adulto, salva de la prostitución, con sus bienes en oro, a tres doncellas. Protege, recurriendo cuando es preciso al milagro, a los ciudadanos en periodos de hambre, a los marineros en momentos de naufragio. Lucha contra la idolatría, convierte a judíos y a árabes. Por los méritos de N. resucitan algunos muertos. Dos niños -según algunas versiones,tres- mueren destrozados víctimas de un hostelero sanguinario y avaro que mete sus carnes en el saladero; el santo obispo, informado de ello sobrenaturalmente, devuelve la vida a los inocentes y reprende al asesino. Fue elegido obispo por indicación expresa de Dios. Una vez muerto, de su cuerpo emana un óleo milagroso. El poder taumatúrgico del santo sigue por consiguiente asistiendo, aun después de la muerte, a todos aquellos que le invocan.
      En 1087, las reliquias de San N. fueron trasladadas a Bar¡. Según la tradición, avalada por un documento del s. xii (cfr. Codice diplomatico barese, V, Bar¡ 1902, 279281), un grupo de 47 marineros de aquella ciudad, instigados por dos sacerdotes, y anticipándose a los venecianos que abrigaban el mismo proyecto, realizaron una incursión a Mira y se apoderaron fraudulentamente del cuerpo del santo taumaturgo. El hecho de la traslación de las reliquias del santo pertenece ya a los anales de la historia. Su importancia rebasa los límites de lo religioso adquiriendo una dimensión económico-política. Los barenses, en efecto, no persiguieron únicamente el sustraer las reliquias del poder de los turcos, sino que tuvieron en vista el prestigio que significaría por la ciudad la posesión y custodia de ellas. En 1089 el mismo papa Urbano II consagró la cripta en donde son venerados los restos del santo.
      El culto a San N. se difundió por toda Europa, excepción hecha de España. Innumerables iglesias le han sido dedicadas. Aún en la actualidad es considerado en muchas partes como patrono de los niños y de los marineros. Su fiesta se celebra el 6 de diciembre.
     
     

BIBL.: N. DEL RE y M. C. CELLETTI, Nicola di Mira, en Bibl. Sanct. 9, 923-948; G. ANRICH, Hagios Nikolaos, Leipzig-Berlín 1913-17; BENEDICTINOS DE PARfs, Vies des Saints, XII, París 1956, 200-213; A. RAHMER, Nikolauslegenden. Leben und Legenden des hl. Bischofs von Myra, Munich 1964.

 

R. CIVIL DESVEUS.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991