MELITÓN DE SARDES


Obispo de Sardes, en Lidia, es conocido durante el reinado de Antonino Pío (138-161) y Marco Aurelio (161-180), bajo el cual obtiene su máxima fama. Sabemos poco de su vida, que debió de ser muy densa a juzgar por los epítetos que le aplican los autores antiguos
      Polícrates de Bfeso, en una carta enviada al papa Víctor (190), lo considera como una de las «grandes estrellas» de la Iglesia en el Asia Menor, que espera en paz la resurrección (Eusebio de Cesarea, Hist. Eccl. V,24, 15). Viaja a Jerusalén para informarse de la tradición eclesiástica y escribe profusamente sobre gran variedad de temas, muriendo antes del 190, según se deduce del testimonio aducido de Polícrates
      S. Hipólito compara las obras de M. con las de S. Ireneo mientras Tertuliano alaba su elocuencia y talento oratorio. Su producción fue fecunda; Eusebio (Hist. Eccl. IV,26,2) enumera hasta 20 obras, a las que Atanasio el Sinaíta (Viae dux 12,13) añade aún dos más. La variedad de temas por él tratados revelan su espíritu amplio y su sentido práctico al enfrentarse con las cuestiones teológicas de su tiempo. Fue autor entre otros de los siguientes escritos: Sobre la vida cristiana y los profetas, Sobre la Iglesia, Sobre la hospitalidad, Sobre el domingo, Sobre la verdad, Sobre el Dios encarnado y Extractos de la Ley y de los profetas sobre nuestro Salvador y de nuestra fe, obra en seis libros, cuyo prefacio -conservado por Eusebio (Hist. Eccl. IV,26,13-14)contiene la relación más antigua de los libros canónicos del A. T. Escribió también Sobre el Bautismo, obra de la que no sólo se conserva el título, sino también algunos fragmentos griegos transcritos por Harnack (Marcion, 2 ed. Leipzig 1924, 421)
      La Apología. En la Historia Eclesiástica de Eusebio (IV,26,1 ss.) y en el Chronicon Paschale se conservan algunos fragmentos de una pequeña apología de M. en defensa de la vida cristiana, dirigida a Marco Aurelio hacia el a. 170. El interés de estos fragmentos radica en su condición de primeros testigos de la corriente de opinión favorable a una solidaridad y buen entendimiento de la Iglesia y el Estado, en este caso el Imperio Romano. La Religión cristiana y el Imperio de Roma nacieron a un tiempo, siendo aquélla como una bendición de éste: «La prueba más convincente de su bondad (de la Religión cristiana) es que el florecimiento de nuestra doctrina ha coincidido con el feliz principio del Imperio y que a partir del reinado de Augusto no ha ocurrido nada malo, antes bien todo ha sido brillante y glorioso de acuerdo con las oraciones de todos» (Eusebio, Hist. Eccl. IV,26,8)
      Homilía sobre la Pascua. Teniendo en cuenta el carácter fragmentario de toda la obra de M., adquiere máximo interés el hallazgo de esta homilía que hacia 1930 hiciera Campbell Bonner; confirma esta apreciación el hecho de que en un espacio de tiempo menor a los 30 años han aparecido cuatro ediciones a base del original griego y de algunas versiones antiguas fragmentarias. Se trata de una pieza literaria descubierta en la última parte de un códice manuscrito en papiro del s. IV, en el que se encuentran también los últimos capítulos de Henoc. La Homilía en cuestión abarca 14 hojas del códice, de las cuales 8 pertenecen a Ms. A Chester Beatty y al British Museum, y las 6 restantes a la Univ. de Michigan. Este códice Beatty-Michigan indica como autor a M., pero no ofrece el título del escrito. Al presentar su primera edición en 1940, C. Bonner, ateniéndose al contenido sustancial de la obra descubierta y apoyándose en una referencia de Anastasio el Sinaíta (La guía, c. X11,13: PG 99,197), optó por denominar. su hallazgo Homilía sobre la Pasión, título con el que se vino conociendo prácticamente hasta 1960. En líneas generales la Homilía se centra sobre el relato del Éxodo y la institución de la Pascua hebrea, considerándolos como tipos de lo sucedido en la muerte y resurrección de Cristo. Los cristianos, igual que los judíos, han sido marcados en señal de su liberación
      M. deja buena constancia de su fe en la infalibilidad de la Iglesia a la que denomina «depósito de la verdad» (n° 40) y en la existencia del pecado original (n° 54-55). Ofrecen particular interés sus concepciones cristológicas, fundamentalmente ortodoxas al afirmar la divinidad y preexistencia de Cristo en expresiones tomadas a veces probablemente de himnos litúrgicos (n° 82, 101-102), pero susceptibles en algún caso de ser interpretadas en sentido monarquianista (v.)
      La autenticidad de esta Homilía ha sido impugnada por P. Nautin (L'homélie de «Méliton» sur la Passion, «Rev. Histoire Ecclésiastique» 44, 1949, 429-438), que le atribuye un origen más reciente. Hoy, aparte de Nautin, no se duda de su autenticidad. Varias razones apoyan esta convicción. De una parte el análisis interno de la obra arguye un desconocimiento de las cuestiones cristológicas posteriores a M. y sobre todo de la terminología técnica filosófica de las discusiones en torno a ese tema. Por otra parte, según ha demostrado con bastante verosimilitud Erik Peterson (Frühkiche, Judentum und Gnosis, Roma 1959, 137-145) la obra ha sido utilizada en un escrito del s. III titulado Adversus iudaeos
      Resumiendo el resultado de las últimas investigaciones en torno a esta interesante obra del s. II, anotamos los siguientes logros: atribución del escrito a M., obispo de Sardes; identificación del mismo bajo el título general de Homilía sobre la Pascua; un texto original griego bastante seguro de su transmisión, aunque susceptible de mejoras a base de posibles nuevos descubrimientos de manuscritos griegos o tal vez de versiones antiguas; carácter literario complejo, mezcla de Homilía, Pregón pascual y Laude; estilo de composición alambicado y con abundantes adornos; una fecha de composición aproximada entre 160-170; es obra de influjo cierto en su época, atestiguado por las versiones; el interés aumenta si se considera que la Homilía es la más antigua que se conserva de la literatura cristiana primitiva
      Apócrifos. Existe una serie de escritos atribuidos falsamente a M. entre los que sobresale por su interés la obra De transitu Beatae Virginis Mariae. Se trata de una versión latina del s. V que ofrece una narración apócrifa de la muerte y asunción de la Virgen, cuya redacción primera no puede remontarse más allá del s. IV. A raíz de la definición dogmática (1 nov. 1950) este texto ha sido estudiado con profusión, por su gran interés tradicional
     
     

BIBL.: Fuentes: Para los fragmentos: 1. C. TH. OTTO, Corpus apologeticum christianum, IX, lena 1872, 416-418; 427 ss. Para la Homilía: C. BONNER, The Homily on the Passion by Melito Bishop of Sardes, Londres 1940; B. LOHSE, Die Passa-Homélie des Bischols zon Sardes, Leyden 1958'; M. TESTUZ, Méliton de Sardes. Homélie sur la Páque. Texte grec et trad. lranl~., París 1960; O. PERLER, Méliton de Sardes. Sur la Páque et lragnients, en Sources Chrétiennes, 123, París 1966.-Estudios: 1. QUASTEN, Patrología, 1, Madrid 1961, 231-237; A. GRILLMEIER, Christ in Christian Tradition, Londres 1964, 111-114; R. CANTALAMESA, L'Omelia aln S. Paschau dello Pseudo-Ippolito di Roma, Milán 1967, 45-66 y 434-436

 

F. MENDOZA RUIZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991