KRAUSISMO ESPAÑOL
Movimiento cultural que arraiga en el s. XIX español en base al pensamiento de 
K. Ch. F. Krause (1781-1832), autor de escaso predicamento en el área germana, 
que aportó una personal versión al idealismo (v.) dominante en ella, quedando 
oscurecido por el prestigio de sus figuras principales: Fichte (v.), Schelling 
(v.) y sobre todo Hegel (v.). Muy distinta fue su suerte en el ambiente 
filosófico español, en el que tales autores no habían logrado profunda 
influencia. El k. acaba por atraer a los pocos representantes del incipiente 
hegelianismo.
      Pero intentar valorar el fenómeno desde una perspectiva puramente 
filosófica es condenarse a su incomprensión. Las razones que llevaron a su 
importación desbordaban ya de manera más o menos consciente lo filosófico. Su 
difusión posterior remite rotundamente a un contexto más amplio.
      La puesta en escena del movimiento krausista puede ligarse al discurso 
pronunciado en la Univ. Central el curso 1857-58 por Julián Sanz del Río, que 
había tomado contacto con el pensamiento de Krause con motivo de su estancia en 
Alemania (1843). Cien años después su texto tiene más de acto fundacional que de 
manifiesto filosófico. El afán de sustituir a la filosofía tradicional es sólo 
un aspecto de un proyecto de renovación de toda la cultura y la vida nacional, 
restableciendo su contacto con la mentalidad europea. España y Europa distan en 
el pasado siglo de ser en nuestro país conceptos geográficos. Tras ellos acaban 
por encontrarse dos enfoques culturales, educacionales, políticos, religiosos... 
La mayor parte, y en no pocos casos la mejor, de los pensadores de la época se 
vieron inmersos en este enfrentamiento, del que el k. fue uno de los polos 
antitéticos.
      Esta voluntad de transformación lleva a los krausistas a experimentar una 
doble querencia hacia temas de filosofía práctica y pedagogía. A través de ellos 
pretenden realizar su antropología, uno de los puntos claves del sistema, que 
gira en torno a una concepción armonicista, que se opone al tradicional 
«dualismo» materia-espíritu. Surge así una segunda hornada, estudiosa del 
Derecho Natural, la filosofía jurídica, e incluso ciertos primeros brotes 
sociológicos. Sus conocimientos del sistema de Krause es no pocas veces escaso, 
ya que parten de sus continuadores en este campo: H. Ahrens, G. Tiberghien 
etcétera. De entre ellos destaca Francisco Giner de los Ríos (v.), que se erige 
en pieza clave de la realización práctica del espíritu krausista. Su presencia 
en la Univ. Central le convierte en figura aglutinante del grupo, que abarca a 
lo largo de un siglo desde F. de Castro hasta A. G. Posada, pasando por F. 
Canalejas, G. Azcárate y tantos otros. La separación de Giner de la docencia 
oficial a raíz de la «cuestión universitaria», no fue sino la primera piedra de 
uno de los empeños educacionales y culturales de mayor significación en nuestra 
historia: la Institución Libre de Enseñanza (v.), que supone el surgimiento de 
un establecimiento privado de enseñanza superior, en el siglo en que la 
decadencia de las antiguas Universidades fue apuntillada por la estatalización 
dominante. Los grupos católicos, pese a sus esfuerzos, no lograron dar paso a 
una entidad equivalente. La Institución permitió llevar a la práctica muchos de 
los ideales pedagógicos krausistas, libre de las cortapisas oficiales, y sirvió 
de elemento de concreción de las simpatías despertadas por el grupo. Su labor 
universitaria fue efímera, pero su influencia perduró a lo largo de los años, 
ramificándose a distintos centros oficiales de enseñanza media y superior, dada 
la incansable labor elitista de los krausistas.
      La obra de Giner cierra prácticamente la labor filosófica del grupo, que 
heredará fundamentalmente su fervor pedagógico. Ya en el s. XX, los hombres más 
rigurosamente ligados a su recuerdo acabarán abocados a un pesimismo que se 
enmarca en el originado por la crisis general del optimismo racionalista y, a un 
nivel más amplio, por el reconocimiento de la decadencia. Pero, muchos de los 
aspectos de su ideología, desprovistos hoy de adherencias propias de su contexto 
histórico, mantienen una vigencia en la vida nacional y despiertan el interés de 
los historiadores por este fenómeno cultural.
      
      V. t.: INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA.
      
      
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A. OLLERO TASSARA.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991