JOSÉ DE CALASANZ, SAN
Sacerdote español, fundador de la Orden de las Escuelas Pías y de la primera
escuela popular europea. Patrono Universal de todas las escuelas populares
cristianas del mundo. Destacado personaje de la Contrarreforma concebida como
educación cristiana de niños y jóvenes, base de la reforma de la sociedad.
Vida. N. en Peralta de la Sal (Huesca), hacia mitad de 1557. Cursó sus
estudios primarios en Peralta, los medios en Estadilla y el bienio de Artes o
Filosofía y cuadrienio de Leyes (1571-77) en la Univ. de Lérida. Para evitar una
grave tentación interrumpió la Teología en Valencia, continuándola en Alcalá.
Muerto Pedro, su hermano mayor, el padre lo reclama como heredero de la casa a
lo que se opone y sigue la carrera eclesiástica. Bachiller y profesor, se
doctoró en Teología, probablemente en Lérida en 1583, y el 17 dic. de ese año se
ordenó sacerdote en Santlhuja (Lérida). Su apostolado sacerdotal comienza en
Barbastro junto al obispo Felipe de Urries y lo continúa como secretario y
confesor del de Albarracín, Gaspar Juan de la Figuera, con quien acude a las
Cortes de Monzón que preside Felipe II. Allí actúa como secretario de la junta
de Reforma de los Agustinos de la Corona de Aragón y después va a Montserrat
como confesor y examinador de su obispo, Visitador del Monasterio. Muerto éste
allí envenenado, desempeña los cargos de secretario y maestro de ceremonias del
Cabildo de Urgel y después el de familiar del obispo Andrés Capilla. En marzo de
1589 es Rector de Ortoneda, Plebán (párroco) de Claverol y Oficial de Tremp.
A fines de 1592 está ya en Roma pretendiendo un canonicato; pleiteó, pero
fracasó en su intento. Allí vive en el palacio Colonna hasta 1602. El desengaño
de las canonjías fue quizá el punto de arranque para una vida más entregadamente
sacerdotal: se consagró por completo a las obras de caridad. Entre el Calasanz
español, sacerdote de curia, y el romano, sacerdote de acción apostólica y
caritativa, media un cambio, no brusco pero real, sin que olvidemos el
precedente de su actuación apostólica en tierras pirenaicas. No existe
conversión fulminante, ni hay lugar a tal, pero en su correspondencia a España
se aprecia un progresivo desinterés por la prebenda pretendida y en su vida
romana una entrega caritativa cada vez mayor. Su actividad está ligada a formas
organizadas de apostolado: a la Archicofradía de los Doce Apóstoles, como
visitador de enfermos necesitados de los barrios pobres, escribiendo más de 40
años después «haber visitado... por seis o siete años todos los barrios de Roma»
(Carta 185); a la de la Llagas de S. Francisco con objetivos de penitencia
corporal por las almas del purgatorio; a la de la Trinidad de los Peregrinos y
Convalecientes, cuyo Diario hace constar la ayuda de sus cofrades a la iglesia
de S. Dorotea del Trastevere enseñando el catecismo a los peregrinos y entre
cuyos catequistas figura J. de C. que en dic. 1599 presidía su escuela; la del
Sacramento; la del Oratorio de S. Teresa de los Carmelitas de la Scala, donde
residía su confesor el ven. Domingo Ruzola y a la de la Doctrina Cristiana.
Entre sus devociones particulares figuraban la de la Madonna dei Monti y la
visita a las siete Basílicas frecuentemente realizada; entre sus obras, la ayuda
a los apestados con S. Camilo de Lelis (v.) y entre sus amistades la de S. Juan
Leonardi (v.). Un hecho de relevante misticismo corona este sendero de caridad:
las dos visiones de S. Francisco de Asís: una desposándole con tres doncellas
que representaban los tres votos religiosos y otra mostrándole la grandísima
dificultad de ganar la indulgencia plenaria de la Porciúncula el 2 ag. 1599.
La miseria de los barrios romanos le lleva a fundar las Escuelas Pías (v.
ESCOLAPIOS), que gobernó primero como Prefecto y después como General hasta su
deposición en 1646. Murió aparentemente fracasado en Roma, donde se conserva su
sepulcro, el 25 ag. 1648; lo beatificó Benedicto XIV el 18 ag. 1748 y fue
canonizado por Clemente XIII el 16 jul. 1767. Se celebra su fiesta el 25 de
agosto (hasta 1969, el 27 de agosto).
Pedagogía. Su aportación a la historia de la educación ha sido muy
notable: creó y organizó por primera vez la escuela primaria (cfr. Pastor, XXIV,68)
dividiéndola en tres clases: leer, escribir y ábaco o matemáticas elementales;
la de leer se subdividía en dos y hasta en tres y cuatro clases: Escuela de la
S. Cruz, de leer deletreando o de pequeñines; Escuela del Salterio, de leerlo
corriendo y oraciones necesarias; Escuela de leer de corrido libros en lengua
vulgar. Una organización tan actual no se encuentra en ningún pedagogo ni
escritor de la época. El objetivo principal de esta escuela de leer era el
aprendizaje de una buena lectura; los secundarios, estabilización de la piedad y
enseñanza de la lengua vulgar; el método, intuitivo y simultáneo. De la clase de
leer de corrido se pasaba a la Escuela de escribir, donde en 3-4 meses se
aprendía una suficiente forma de letra; entonces se dividía en dos: práctica,
para los que ejercían después algún arte, en que por la mañana se enseñaba el
ábaco y por la tarde la escritura, llamándose Escuela de ábaco; y literaria,
para los que seguirían después las letras, en que por la mañana se enseñaban los
nominativos y por la tarde la escritura, como en la práctica. El objetivo
principal de la Esc. de escribir era conseguir una escritura ligera,
disciplinada, casi caligráfica y una ortografía perfecta y los secundarios,
idénticos a los de la de leer; además de las muestras de los maestros cada
alumno tenía su libro de escribir con muestras de la forma de letra adoptada; la
altura, inclinación y espaciamiento de las mesas de esta clase eran
cuidadosamente estudiadas. La caligrafía rayaba a veces el dibujo artístico en
sus rasgueos, exhibiéndose después en exposiciones escolares. En este aspecto J.
de C. fue insuperado e insuperable, en frase del arzobispo de Upsala Gramay, su
coetáneo. La Esc. de ábaco era de las principales; su programa comprendía las
cuatro operaciones fundamentales, con enteros y fraccionarios y especialmente la
aritmética comercial y frecuentemente militar. La de escribir era la de
selección y orientación en que el profesor, de acuerdo con los padres del
alumno, la capacidad de éste y posibilidades económicas decidía su oficio o
profesión. En cada clase elemental había generalmente dos maestros, principal y
ayudante; sólo se admitían 50 alumnos, excepcionalmente 60 y se empleaba el
método simultáneo.
Hizo también la primera tentativa de una escuela media en el sentido
actual de la palabra (Esc. de gramática); tenía por objeto el aprendizaje de la
lengua y literatura latinas. Además de los elementos de gramática (clase 4a),
conjugaciones, concordancias y Diálogos de Vives y Epístolas familiares de
Cicerón (clase 3a), tiempos del verbo, sintaxis y comentarios de las Epístolas
familiares por la mañana y Églogas de Virgilio por la tarde (clase 2a), y toda
la sintaxis, reglas estilísticas y prosodia con la explicación por la mañana del
De of f icüs o Epístolas familiares de Cicerón y Eneida por la tarde (clase la),
se estudiaba el Catecismo en todas las clases. A quienes abandonaban los
estudios les bastaba un conocimiento técnico del latín del que pudieran servirse
para los diversos oficios (copistas, secretarios, drogueros...); para los demás,
con las Humanidades, Retórica y Poética añadidas a la Gramática, se igualaba el
programa de los jesuitas; la explicación e interpretación de los autores
precedía a su lectura, siguiendo después la exposición filológica, sintáctica,
histórica y estética; los sábados se tenían disputas semanales sobre las
materias dadas, con sus respectivos premios.
Toda la educación intelectual calasancia tiene una orientación positiva,
práctica, codiciosa de brevedad, sencillez y claridad; pero estuvo realizada en
la oscuridad de la escuela primaria, exceptuadas las Escuelas Superiores de
Matemáticas y de Nobles de Florencia, Colegios Nazareno de Roma, Nikolsburg,
Podolin y Cagliari; sin embargo, las corrientes positivas modernas de la Orden
(influencias directas de Galileo, Scioppius, Campanella) superaron cualquier
enseñanza de la época, incluida la de los jesuitas y tienen un valor frente a
los métodos teóricos del tiempo: estuvieron no sólo sobre el papel sino
ejecutadas en la práctica.
Educación moral y religiosa. Comienza con la confesión general que los
alumnos hacen antes de ingresar definitivamente en las escuelas que les
distancia de su mundo de ocio; pecado y malos compañeros; después se insiste en
las reglas de la buena crianza y en el santo temor de Dios, traducción de la
«piedad» característica de la Orden, esto es, de la consideración de Dios como
Padre; los ideales propuestos son: Cristo, especialmente en la Eucaristía, la
Virgen María a la que se dirigen las prácticas piadosas (letanías, Rosario,
Corona de las Doce Estrellas, Angelus, ofrecimiento en la oración continua,
Oficio Parvo de los alumnos mayores y Congregaciones marianas en todos los
colegios); un tercer ideal es la imitación y devoción de los S. niños Justo y
Pastor, y Alfio, Filadelfio y Cirino, otros protectores, y especialmente S.
Tomás de Aquino. Los medios empleados para alcanzarlos son: examen de
conciencia, educación de la fe, oración vocal y mental, pero «el todo» (Carta
471) y el «medio principal del Instituto» (Carta 871) son los sacramentos, sobre
todo la confesión y comunión y la misa diaria y obligatoria; todo ello
constituye el quicio de la educación calasancia y fin de la Orden; es el
objetivo principal de la enseñanza de la Doctrina cristiana que debe ser regular
y paralela a las demás asignaturas, pero con metodología diversa por
diferenciarse también la finalidad: convicción y obrar conforme a las verdades
enseñadas (v. CATEQUEsIs Iv, 4).
Las conquistas de J. de C. en favor de los pobres pueden resumirse en: la
afirmación, de hecho y de derecho, de su libre acceso a la cultura (gratuidad y
obligatoriedad); la educación social de todos sin distinción, de ricos y pobres;
y la mejor capacitación laboral insistiendo en el aprendizaie del latín. Entre
sus realizaciones figuran: la creación y organización de la escuela elemental;
la confección de un programa completo de formación de maestros escolapios, el
Doposcuola o permanencias de los alumnos; el acompañamiento en filas escolares a
casa; el estudio de la Aritmética, siguiendo las nuevas corrientes galileanas e
innovadoras.
Iconografía. Es múltiple y valiosa: al no dejarse retratar en vida, aún
caliente su cuerpo se le hizo una mascarilla de sus facciones que se conserva en
Roma; son famosos los lienzos de Luca Giordano y A. Sacchi (Roma); La última
comunión de S. José de C. (Madrid) y su boceto (Bayona), S. José de C. y orantes
ante el Crucifijo (Barcelona), Visión (Madrid) y Oración extática (Onteniente)
de Francisco de Goya (v.); El juicio Final de J. Benlliure y S. José de C. de
Stolz (Valencia); Aparición de la Virgen a S. José de C. y niños de José
Segrelles (Valencia); la colección de acuarelas (Barcelona) y diversos apuntes
(Valencia) de la vida del santo del mismo Segrelles; los frescos de Bayéu
(Zaragoza), de A. Vila Arrufat (Sabadell); las estatuas de Rubio y Vergara
(Valencia), Juventeny (Montserrat, Sabadell); las tallas de autor desconocido
(S. Roque, Zaragoza) y Ballester (Madrid). Su figura ha sido llevada al teatro
(R. Castelltort, premio Piquer de la R. A. Española de la Lenguá; L. Portolés).
V. t.: ESCOLAPIOS.
BIBL.: J. de C. no sistematizó su doctrina ni publicó apenas nada fruto de reflexión sobre el hecho educativo; pero su praxis fue densa y se refleja en: Algunos misterios de la Vida y Pasión de Cristo S. N., Roma 1599; Epistolario, 9 vol., Roma 1950-56; Constituciones, Roma 1940; Memorial al card. Tonti, en C. BAU, Biografía crítica..., 411-417 y en J. SANTHA, S. José de C., 703709; Breve relación del modo empleado en las Escuelas Pías para enseñar a los alumnos pobres no sólo las letras sino también el santo temor de Dios, en ib. 746-751.
VICENTE FAUBELL.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991