N. en Florencia el 12 oct. 1889, hijo del escultor Adolfo von Hildebrand.
Pasó su juventud entre Italia y Alemania, donde obtuvo su título de
bachiller en 1906. Se traslada a la Univ. de Munich, estudiando con
Teodoro Lipps. Al saber que las Logische Untersuchungen (investigaciones
lógicas) se habían apartado del relativismo y del subjetivismo, marchó a
Gotinga estudiando con E. Husserl y A. Reinach; también contó con la
influencia y la amistad de M. Scheler (v.). Obtuvo el título de Doctor en
Filosofía en 1912, enseñando en la Univ. de Munich desde 1918 a 1933; en
1914 se convierte al catolicismo. Abandona Alemania en marzo 1933, al día
siguiente del incendio del Reichstag, y marcha a Viena, donde fundó una
revista antinazi Der Christliche Staendestaat (dic. 1933) y explica
filosofía en la Universidad.
Cuando los nazis entran en la ciudad (marzo 1938), para no ser
arrestado escapa a Suiza y luego a Francia, enseñando en la Univ. católica
de Toulouse desde 1939 a 1940; a finales de 1940 tiene que huir de nuevo
llegando hasta EE. UU. a través de España, Portugal y Brasil. Enseña en la
Univ. de Fordham en Nueva York desde 1941 hasta 1960. M. el 26 en. 1977.
Es difícil clasificar a H. en una escuela filosófica específica,
porque su punto de partida no son las obras de otros filósofos; su gran
maestro es primariamente el propio ser. Su labor creativa se ha de
explicar principalmente a través de su actitud básica de receptibilidad a
lo que él mismo llama «la voz del ser». Por eso poner su nombre en la
lista de los fenomenologistas induce a error porque el significado de la
fenomenología (v.) en su pensamiento difiere radicalmente del significado
dado al término por Husserl (v.) y Heidegger (v.). El interés filosófico
de H. está exclusivamente encauzado en dirección a la verdad: por muy
revolucionarias que puedan haber sido algunas de sus contribuciones al
pensamiento filosófico, nunca ha perseguido la «novedad» filosófica. Él
mismo ha dicho: «nunca he intentado decir algo nuevo, exclusivamente
intento decir algo verdadero». Su pensamiento da testimonio al hecho de
que si las cuestiones planteadas por un filósofo son a menudo el eco de
problemas de su tiempo, las respuestas dadas a estas cuestiones pueden
trascender en el tiempo. Su infatigable lucha contra cualquier forma de
idealismo (v.), relativismo (v.) y subjetivismo (v.) no debe llevar a
creer que su pensamiento está teñido de racionalismo (v.), pues, como él
dice, el amor a la razón humana no significa colocarla por encima de la fe
y hacerla juez supremo. En su artículo Catholicism and Unprejudiced
Knowledge («Catolicismo y conocimiento sin prejuicios»), muestra cómo el
orgullo y la pereza intelectual constituyen serios obstáculos en el camino
del hombre hacia la verdad, y paralizan su capacidad para alcanzar el
conocimiento objetivo.
En ¿Qué es Filosofía?, muestra que los juicios «a priori» son
posibles solamente cuando los puntos a los que se refiere poseen «una
esencia inteligible y necesaria». Estos puntos proporcionan a la mente una
posibilidad de alcanzar las veritates aeternae (en el sentido agustiniano).
La diferencia entre esencias «inteligibles» y «no-inteligibles» marca la
línea que separa la filosofía de las ciencias naturales, el conocimiento
«a priori» del conocimiento empírico, la certeza absoluta de la
probabilidad en alto grado.
En la Ética Cristiana, arroja nueva luz sobre el tema del bien: Este
término puede significar tanto lo que él llama valor (i. e., bueno en sí
mismo), como un bien beneficioso para alguien, o algo «satisfactorio
puramente subjetivo», radicando la importancia de esto exclusivamente en
el efecto que tiene sobre una persona: H. lo llama «categorías de
motivación». El alma del acto moralmente bueno es lo que denomina
«respuesta al valor» es decir, una respuesta motivada por bienes que
poseen un auténtico valor. La posición de H. ofrece la solución a la
secular polémica entre deontologistas y utilitaristas (v.). No toma
partido ni por unos ni por otros, aunque está convencido de que los
utilitaristas son mucho más incomprendidos que sus oponentes. Para H. el
acto moral implica una respuesta-valor a un bien moralmente relevante y
posee un valor propio: nunca un mero medio para la realización o
protección de este bien. En la respuesta-valor del hombre a ciertos bienes
nace un valor completamente nuevo: el valor moral. En cambio, loprohibido
de ciertos bienes implica siempre un «disvalor» que es una ofensa directa
a Dios.
En Ética Cristiana, Moral Auténtica y Deformaciones y Perversiones
de la Moral, distingue claramente entre moralidad natural y sobrenatural,
y demuestra que no obstante el carácter completamente nuevo de esta
última, completa y perfecciona a la primera (v. MORAL III, 1). También
pone de relieve la cualidad única de la caridad que solamente puede
constituirse en la respuesta-valor del hombre a Dios mismo. En Afectividad
cristiana refuta el aserto erróneo de que nada de la afectividad puede
pertenecer a la espiritualidad. En Metaphysik der Gemeinschaf t
(Metafísica de la Comunidad), analiza la naturaleza y esencia de la
comunidad. Demuestra que es tan erróneo poner el acento sobre el individuo
a costa de la comunidad como hacer lo contrario. Este libro es rico en
nuevos y fundamentales pensamientos tales como la diferencia entre la
comunidad «nosotros» y «yo-tú» y el papel jugado por los valores en la
vida comunitaria.
Es particularmente conocido por su obra Nuestra transformación en
Cristo. Aun cuando el tenor del libro es religioso, al mismo tiempo es
rico en análisis filosóficos y contiene los pensamientos más valiosos del
autor sobre la naturaleza del hombre.
El pensamiento de H. es tan opuesto al espíritu de la época (Zeitgeist)
que sus logros filosóficos no es probable que se aprecien hasta pasado
algún tiempo.
BIBL.: Obras: Der sinn
philosophischen Frangens U. Erkennens, Bonn 1930 (trad. ingl. con
retoques: What is Philosophy? Milwaukee 1960; ¿Qué es Filosofía?, Madrid
1965); Metaphysik der Gemeinschaft, Ratisbona 1930; Liturgie und
Persónlichkeit, Graz 1933 (Liturgia y personalidad, Madrid 1966);
Sittliche Grundhaltungen, Maguncia 1933; Le Mariage, París 1938 (El
Matrimonio, Madrid 1964); Umgestaltung in Christus, Einsiedeln 1940
(Nuestra transformación en Cristo, 2 ed. Madrid 1956); Pureza y
virginidad, 3 ed. Bilbao 1958; Afectividad cristiana, Madrid 1968; The New
tower oí Babel, Nueva York 1952; Christian Ethics, Nueva York 1953 (Ética
cristiana, Barcelona 1962); Graven Images. Subtitutes for true morality,
Nueva York 1957 (Deformaciones y perversiones de la moral, Madrid 1967);
The Human Person and the World oí Values, Nueva York 1960; The Art oí
Living, Nueva York 1965; True Morality and its Counterfeit. A Critical
Analysis oí Existentialist Ethics, Nueva York 1955 (Moral auténtica y sus
falsificaciones, Madrid 1960); Man and Woman, Nueva York 1966; Morality
and Situation Ethics, Chicago 1966 (en colab.); El caballo de Troya en la
ciudad de Dios, Madrid 1969; Die Enzyklika Humanae vitae ein Zeichen des
Widerspruchs (La Enc. Humanae vitae, signo de contradicción, Madrid 1969);
Das Wesen der Liebe, Ratisbona 1971; Santidad y virtud en el mundo, Madrid
1972.
ALICE VON HILDEBRAND.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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